Al hablar de la Orientación educativa no debemos de confundirla con la orientación
vocacional ya que la primera se dedica a estudiar y promover las capacidades psicopedagógicas, psicológicas y socioeconómicas del ser humano; mientras la Orientación vocacional es la inclinación hacia una carrera o profesión la cual se relaciona con los anhelos y con aquello que resulta inspirador para el sujeto de acuerdo a sus gustos, intereses y aptitudes. Pero no están separadas, ya que las dos van de la mano puesto que tienen como fin el de guiar y despejar dudas al individuo.
Johnston (1977:18) expresa: “la orientación es la ayuda que se presta a las
personas para que resuelvan sus problemas y tomen decisiones prudentes”.
La Orientación educativa influye en el punto vocacional en la tomas de decisiones
puesto que antes de llegar a tomar una decisión, previamente se debió haber llegado a un acuerdo en donde el alumno con ayuda de su profesor orientador explico y demostró que habilidades posee y que cosas le son difíciles e imposibles de realizar. Pero para que esto pase, el profesor debió haber hecho pruebas psicométricas y una entrevista personalizada, las cuales garantizan que la orientación que se está bridando es de ayuda para el alumno para que de esa forma el pueda ver y comprender lo que es él y lo que podría ser.
Creo que después de este procedimiento entra lo que es la Orientación
vocacional, apoyada por ciertas herramientas de medición de habilidades, intereses, gustos e inteligencia, las cuales pueden emitir un resultado que oriente al alumno a la inclinación por una carrera profesional, la cual garantiza que no tendrá ningún problema para poder ejercerla e incluso concluirla. En conclusión, el papel que desarrolla la Orientación educativa en la toma de decisiones vocacionales es la orientación hacia la ayuda profesional, la cual dirige a todas las personas en período formativo, de desempeño profesional y de tiempo libre, con la finalidad de desarrollar en ellas aquellas conductas vocacionales que les preparen para la vida adulta, mediante una intervención continuada y técnica, basada en los principios de prevención, desarrollo e intervención social, con la implicación de los agentes educativos.