Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
3
Meléndez, Germán y Linares, Joan. Utilidad e inconvenientes de la historia para la vida. Barcelona,
Península, 1988. p. 5
y venerar; y c) la crítica, en tanto el hombre sufre y necesita de consuelo4. Estas tres
formas de hacer historia traen sus ventajas y desventajas, como bien señala
Nietzsche, las calamidades son: “el crítico sin apremio, el anticuario sin piedad y el
conocedor de lo grande –monumental- sin capacidad para lo grande son plantas que
sean han convertido en mala hierba5”.
Los aspectos positivos se dan en la medida en que las tres formas se equilibran
entre sí para servir a la historia y a la vida. Así que, cuando hay excesos de una de
estas formas, por lo general, hay perjuicios contra la vida, tales perjuicios se dan en
la medida en que alguna de las tres formas cae en manos de hombres débiles e
ineptos, o debido a la excesiva veneración de los postulados o monumentos del
pasado, por acogerlos como dogmas o dioses inamovibles. Lo anterior puede llevar
al detrimento de las formas superiores de vida.
Cuando las formas de hacer historia no están al servicio de la vida, por lo
general, corroen la cultura y al hombre. Como, por ejemplo, Nietzsche observó en la
cultura alemana de su tiempo. La crítica de éste a la cultura y el hombre moderno se
basa en la medida en que el hombre es un vulgar seguidor de epígonos, y la ciencia
en lugar de alentar la vida lo que hace es subvertirla hasta sofocarla y extinguirla.
Pero, ¿cuáles eran los males de la cultura alemana y del hombre moderno, según
Nietzsche? Uno de los primeros problemas que encuentra es el exceso de historia y,
sobre todo, el marginamiento de la vida por el predomino del historicismo en la
cultura. El historicismo envenena la vida, por ello es necesario aplicarle algunos
antídotos - tales como lo ahistórico y lo suprahistórico6, que son contravenenos para
el veneno, puesto que lo que se necesita es revitalizar la vida, ante todo - para que la
cultura recupere así su salud y vitalidad. Estos contravenenos que menciona
Nietzsche llevan elementos que son indispensables para potenciar la vida, por un
lado, lo ahistórico impulsa la fuerza de poder olvidar y se afirma en el arte
transformador y creador, por otro lado, lo suprahistórico impulsa “las potencias que
desvían del devenir la mirada, dirigiéndola hacia lo que da la existencia un carácter
de eternidad y de identidad: hacia el ‘arte’ y la religión’”. Estos últimos elementos no
son desglosados o mejor no los hace explícitos, Nietzsche, en la intempestiva; pero
su sentido, por lo general, puede ser mal interpretado, ese arte y religión,
obviamente, no son los convencionales, son otro tipo de arte y religión aplicados a
4
Moreno, Guillermo. Nietzsche: La historia del eterno retorno. Tesis de grado- p. 12
5
Nietzsche. ob., cit. p. 13
6
Berkowitz, ob., cit. p. 65
interpretar y entender mejor la vida desde otras formas, tal vez no morales, tal vez no
justas, sino tal vez revierte y transforma los significados y los usos que le daban sus
contemporáneos. Es de recordar aquí su cruel ironía contra Hartmann – el
grandísimo picarón -, quien pregonaba “la ironía inconsciente” y “el proceso
universal”, nociones que Nietzsche toma como meras perogrulladas y perjuicios para
la vida en sí. Así mismo su crítica contra Hegel, aunque no es tan mordaz como
contra Hartmann, le crítica la concepción del proceso universalista de la historia, así
como el fin de ésta7.
Cabe preguntarnos aquí, ¿cómo la cultura podría aportar hacia una vida
superior, según Nietszche? Para éste la verdadera cultura, primero que todo debe
enseñar a vivir, antes que enseñar historia. La cultura tiene que llegar a ser como “la
physis [naturaleza] nueva y ¿perfeccionada sin interior ni exterior, sin fingimiento ni
convencionalismo, la cultura que armonice el vivir, el pensar, el querer 8”. De tal
manera que el hombre aprenda a vivir para el presente9 y no estar de vuelta al
pasado.
Sí, la cultura recibe mordaces críticas, igualmente el hombre moderno inserto
en tal cultura. El hombre moderno se encuentra inmerso y no puede escapar de su
interioridad, el problema presentado por Nietzsche llega al límite en que el mismo
hombre no encuentra su exterioridad; pero, esta no es la única contradicción. En la
misma dirección también se expone como se desarrolla su contenido, el cual no tiene
forma. ¿Qué será de ese tipo de hombre? ¿cómo podrá vivir, vivir la vida, esa vida
superior, si está indigestado y ahogado por su propio vomito y caos? El hombre
moderno a de tomar ejemplo de los antiguos griegos a aprender a organizar su caos,
para ello, podrá seguir la máxima del dios délfico “conócete a ti mismo”; pero cómo
lograr tal ‘acto’. En primer lugar, Nietzsche resalta el valor de la juventud a la cual el
defiende y, a su vez, ve en ellos los primeros luchadores y matadores de esas
serpientes, aquellos tendrán que soportar, incluso tanto o igual que los antídotos,
todos los sufrimientos para consumar el acto. La misión de la juventud es socavar y
transformar las estructuras y conceptos de su tiempo; esas bestias con múltiples
7
Como vemos, Nietzsche, no solo crítica los postulados del historicismo, sino también la “diosa
filosofía” y sus ‘sacerdotes’ más idóneos (Hegel, Kant, Hartmann, Sócrates, D. Strauss, etc.), No
obstante es de aclarar que en la segunda CI, los objetos de su crítica son Hegel y Hartmann, D.
Strauss, por ejemplo, recibirá un ensayo completo, Sócrates en el NT.
8
Nietzsche. ob., cit. p. 62
9
Moreno, G. ob., cit. p. 37
cabezas que impiden el desarrollo de la vida superior y digna. Nietzsche guarda sus
esperanzas en la juventud aquella que todavía no ha sido convertida por lo modelos
educativos y culturales. De esta manera, es la juventud la que puede seguir la
premisa del oráculo: conócete a ti mismo, y, tal vez, seguir sus indicaciones. Vida,
vida, ante todo. Por ello, hay que aprender a reflexionar sobre cuáles son las
‘verdaderas’ necesidades que son esenciales a la vida y al hombre, en donde las
heredades y epígonos empiecen a ser desplazados por una nueva interpretación de lo
que debe ser la vida para la excelencia.
Como en, su primera gran obra, El Nacimiento de la Tragedia, Nietszche
reafirma la vitalidad de los antiguos griegos, que vivieron para la vida ante todo,
hasta que su vitalidad cayó en detrimento por las “causas y efectos” de la ciencia y la
racionalidad que socavaron la vida, en razón de la ciencia.
Por ello, es que, constantemente, nos invita a organizar el caos como lo hicieron
los griegos: “cada cual ha de organizar el caos que lleva en sí, recapacitando sobre
sus legitimas necesidades. Su honestidad, su carácter competente y veraz tiene que
rebelarse tarde o temprano contra el imitar, el copiar y el reproducir como
comportamiento exclusivo; llegará entonces a comprender que la cultura puede ser
otra cosa que una decoración de la vida10”
Finalmente, a mi modo de ver, aunque el objetivo de Nietzsche no queda
completo en este ensayo, se puede encontrar una continuidad de su crítica a la cultura
y al hombre moderno en sus obras posteriores: la Genealogía de la Moral, Así Habla
Zaratustra, El antecristo, Aurora.
10
Nietzsche. ob., cit. p. 62