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‘squoy. Revista de Filosofia, #14, 1997, $9.68 La ambigiiedad del simbolo. Sobre la forma de arte simbélica en la estética de Hegel Resumen: Este anculointenta mestrar ol papel del concepta de esimibolo» en las lessiones sobre eta de Hegel, La esis que se pretende defender parte det caricter ambigoo del simbolo, ambigiedad que lo pr Senta como superacén desu propio sentido y lo cons ‘ine como concecuencia de un orien inaccesble. Se produce de esa forma une exendeneia ene juego de Sgnificados que hace del simbolo algo que supera la teoria del ane y se acerca a caracteres propos de la ‘losofiahepeliana en su cenjuto Palabras clave: Hez,simbolo estéic,ambiguedad. (Grevze, ate ezipio. DOMINGO HERNANDEZ SANCHEZ* Abstract: This ane artemis to demonstrate the role ofthe concept of «Syrnbole in Hepes lessons about ‘Aesthais, The thesis to be defended comes fom the mbigoousnetare of symbol: Ambiguity reveals symbol ‘an overcoming of sown sense and constnites i as consequence ofan inaccessible origin. (o this manner fn excess in the set of meanings is produced which ‘makes the symbol something which surpasses te theory fof Art ad approaches 10 typical chiraceritics of Hegelian Philosophy as who Key words: Hegel, symbol, aesthetics, ambiguity (Coeur. egyptian art “Segin su propio concepto, el simbolo resulta esencialmente ambiguon' Las Lecciones sobre la estética de Hegel se dividen en tres secciones: la primera esté dedicada ‘analizar de un modo general la belleza artstica, la segunda examina la descomposicién de lo bello cen sus determinaciones particulares y la tercera se refiere al estudio de las artes singulares, Siendo © Diceceida para correspondenela: Domingo Hemindez Departamento de Filosofia y Légicay Filosofia dela Ciencia, Universidad de Salamanca. Campus Unamuno — Eaificio FES, 3707, Salamanca (Espa). 1 HEGEL, GW F. Lecetones sobre la esdtica. Madd: Akal, 1989 (Trad. A. Brots) . 227. A pat de ahora, ctado como Exéica ms el nimeso de pigina. El texto alemin se encuentra en: HEGEL. G WF. Vorlesungen uber die ‘Arhert J rankfus/M-: Subkamp, 1992 —3. Au — (Werke in 20 Biden, Has E. Moldenhaver und K.M. Miche Band 13) p. 397. A panir de ahora, ciado como Artheti, més el nimero de plgina. Como sabernos las Leecones sabre laexéica nos han legen a través de la edicién de H.C. Hotho, que meaela manaseitos del propio Hegel con ‘manuserios de los estudiantes de diferentes semestresy fos. El texto se muestra, asi como wn conglomerado en que ‘muchas veces no se sabe muy bien silo que tenerns entre manos son ideas del propio Hegel © comentarios de los estudiantes. Solo kimamente, gracias sobre todo als trabajos de Annemarie Gethmann-Siefer y Helmat Scheider y ‘la investgacin basoda en la comparacin dela edicin de Hotho con Jos manuseritos de Ascheberg, Heimana, Lil Rolin, et, empiezan a claficare ls eoses, Nosouos, manteviendo la reverya respect al texto fuerte slizado, besmos ‘ecidiso manejar Ia edicionclsicay dejar apane los manusenis; la axin de ello consiste en que la wsis que se pretende defender no paree demasiado afecada por ls diferencias entre la edicion de Hothoy los diferentes manvscr- tos, Con todo, en relacién al problema de las fuentes y todo el galimatias de los manuscits, cfr. GETHMANN: SIBFERT, A. watheit oder Philosophie dor Kunst. Die Nachichifon und Zeugnisse zu Hegels Berliner Voriesur {getm, en! HegelStdien, 26, 191, pp. 92-110. Como ejemplo del problema, puede verse en caselano la reciente ‘tadcciGn de los texts sobre Ia misica paniendo del manuscrto de Libel: HEGEL. GWF. «La misica. Edract de loscureosdeexética impartidos en Bern en 182828, sexi el manuserze de Karol Libel, en: Anuar filosfico de ln Univeridod de Navarre, Volumen XXDWUL, 1996 (Traduecén de Yolanda Bepina,presentacién y nota de Alain Olivien, pp. 195.2%, 60 Domingo Hemdndee Sincher esto asi, el proceso que leva a cabo Hegel se asentaria en los siguientes términos: en primer lugar sitia el marco y las concepciones generales, por ditimo aplica y muestra el desarrollo de esas primeras tesis en determinidades singulares (arquitectura, escultura, pintura, misica y poesia), y en el centro del proceso introduce la conexiém y la razén de ser del engarce entre las otras dos secciones. Fs esta parte con funcién mediadora la que interesa en este momento, pues su objetivo, a través del estudio de lo que Hegel llama «formas artisticas», no es otro que el examen de la relaciGn entre contenido y figura, ya que «las formas artisticas no son més por tanto que las distintas relaciones entre contenido y figura». Esas distintas relaciones vienen representadas por tres formas artisticas: la simbélica, la clasica y la romdntica, La primera es la que va a examinarse a continua- cidn; en ella aparecerd Ia buisqueda, el afén de fa idea por encontrar su expresién artistica, pero permanecerd en tal busqueda, no encontraré lo buscado, por lo menos hasta que no abandone el ‘mecanismo del sfmbolo®. Dicho de forma concreta, pues, Io que vamos a estudiar es Ia relacién entre contenido y figura que tiene lugar en la representacién simbslica. Sin entrar de un modo conereto en las dos titimas, el proceso que rige la relacién entre las formas de arte simbélica, clésica y romantica vendria expresado de la siguiente forma. Hay que tener en cuenta que, para entender tal proceso, se debe partir de lo que Hegel considera la representaciGn auténtica, esto es, su centro del arte. Ese centro, el arte ideal como tal, solamente se darfa en la unién conclusa, en la adecuacién perfecta de significado y figura externa’. No debe olvidarse en ningdn momento que el arte para Hegel, primero, se asienta en una teoria de la representacién, y, segundo, esa representacién responde a unos esquemas hist6rico-filoséficos*, esto es, la adecuacién entre contenido y figura adquiere una mayor perfeccién al superarse y asumirse las formas particulares precedentes, mostrando el conjunto un progreso en las determini- dades que se asienta en el més claro estilo hegeliano. Asi, situadas en este marco, las formas de arte simbélica, clésica y roméntica representan, respectivamente, «la aspiracién, el logro y el rebasa- ‘miento del ideal en cuanto Ja verdadera idea de belleza»*. En el simbolo, el contenido permanece indeterminado, la idea no se concreta, y la figura esta encadenada totalmente, aunque surja un indicio de referencia, al objeto natural; la forma de arte clsica por su parte, alcanza la adecuacién contenido-figura, pero de tal forma que el primero se muestra como particular, esto es, la adecua- cidn es demasiado perfecta, no hay diferencia, no hay lucha por la adecuaci6n, no se alcanza la preeminencia de la idea; por dltimo, en la forma de arte roméntica, se asume, se supera, la unidad perfecta anterior y se regresa a la diferencia, a la oposicién entre figura y contenido, adquiriendo desde la adecuacién asumida el triunfo del contenido interior sobre su figura, sobre su exterioridad, Si se examina ahora atentamente el proceso de las formas de arte podré observarse que la primera y la tltima mantienen los mismos caracteres de inadecuaciGn, de indiferencia, entre figura 2 Enética, 7. Astheit, 107 3. Clk. GETHMANN-SIEFERT, A. Die Funksion der Kunst in der Geschichre. Untersuchungen 2x Hegels Astherit. Bonn: Bouvier, 1984 (Hegel-Studien. Beihef 25), p. 266: «Die symbolische Kunsform kann insgesamt das Verhalnis det Idee 2u ihrer Gestalt lediglich als Suchen, Sueben nach Verschnun beer artikulierem. 44 sBlane en general consist precisamenteen la referencia, afnidady coneretainterenetracién de significado y figura. Esudiica, 26, Aster, 395. Es mds, We forma de are simbélica desaparecect,sepin Hegel, cuando Ia relacicn enue ‘significado y representacion constiuya un todo individual que asuma ia distincion entre sus dos elementes, cf. Exec, 232, Asher, 406, 5. Cf JAMME, Ch. oE1 mythos ex Hegel y en la iti filosofa de Schelinge, en: ER, Revista de Filosofia, 1213. ‘Sevilla. 1991. p. 108: «Contra esta ess del arte como «Organon» dela flosofs (Fr. Schlegel y Schelling. ente rs}. ‘esartella Hegel —ya desce el fin de la época de Jena— una tori del at histérico-filosoficamente fundada>. 6 Euética, 61. Astherit. 114, Le anbigiedad del simboto 6 y contenido, Sin embargo, esa indiferencia no se presenta de la misma forma. El simbolo, como ‘veremos, conlleva tal ambigtiedad, tal excedencia de posibilidades, que imposibilita la adecuacién, y obliga a Hegel a catalogar la forma de arte simbslica como mero affn, mera basqueda de unidad La forma artistica romantica por su parte mantiene la inadecuacién, pero entendiéndola como sustraccién, esto es, como elevacién del espirity por encima de su figuracién externa. Asi, 1a separacién introducida entre contenido y figura se muestra de un modo diferente cx 1a forma simbélica y la romantica. La primera obedece a los rasgos de inmediatez que caracterizan todo comienzo en la dialéctica hegeliana, la segunda, por el contrario, representa la diferencia ya sin ‘inmediatez: si en el simbolo la diferencia entre contenido y figura se deduce de la inadecuacién centre ambos, en Ia forma de arte roméintica tal inadecuacién esté ya asumida, presentindose el contenido interior como superior, como yendo més allé de su siempre insuficiente figura externa ‘Ahora bien, el proceso que conduce de la inadecuacién por inmediatez (simbolo) a Ia inadecua- cin por insuficiencia del poder representativo en la figura (forma de arte roméntica) se desprende del ideal que rige la teoria hegeliana del arte: 1a busqueda de la adecuacién mas perfecta posible centre contenido y figura. Es esta bisqueda la que conduce a la sustraccién del espirtu, la que deja ‘ala vista los defectos del simbolo y remite a la perfeccidn de lo interior, ya que la idea s6lo «sobre cl fundamento de esta superior perfeccién se sustrae a la unificaciGn correspondiente con lo externo, pues sélo en sf misma puede buscar y consumar su verdacera realidad y apariencia»’, Sin embargo, si se abandona por un momento el fin al que tiende el proyecto, esto es, si se deja al margen el afin de unificacion perfecta y, con ello, esa verdadera realidad y apariencia de ta idea ‘en si misma, si, por tanto, no se pretende ir mas allé de una inadecuaciGn imperfecta y si permane- ‘cer en los caracteres de ausencia, de dispersién o ¢e discontinuidad que presenta la insondabilidad de todo origen, si se aspira, en conjunto, a partir del fondo inaccesible que supone toda conexién contenido-figura, siempre de por sf imperfecta, entonces las ideas que Hegel refiere a la forma de arte simbélica alcanzarian un significado que irfa mAs allé no slo de Ia teoria del arte, sino incluso también del propio Hegel (entendiendo ese mds alla en sentido de acompatiamiento: mas alla de Hegel junto a Hegel). Los caracteres que é encuentra en la inmediatez y, como tal, imperfeccién del sfibolo, mantienen, como veremos, al salir de su contexto, la significacion que pierden al configurarse tinicamente como un «primer momento». Estos caracteres, que nosotros englobaremos bajo las propiedades de ambigiiedad y excedencia de significado, es lo que se examinard a continuacién EI simbolo como tal viene entendido por Hegel de la siguiente forma: «Simbolo en general es tuna existencia exterior inmediatamente presente o dada para la intuicién, que sin embargo no debe tomarse tal como se presenta inmediatamente, por sf misma, sino entenderse en un sentido mas amplio y mas general. En el simbolo por tanto hay que distinguir al punto dos cosas: en primer lugar, el significado, y luego la expresién del mismo>'. Es ese sentido «mas amplio y general» el que conlleva toda Ia serie de matices. Friedrich Creuzer, autor que con su Symbolik und Mythologie der alten Volker, besonders der Griecken influiria en la estética de Hegel de una forma manifiesta?, 1 Execs, 61. Aster, 114 Exteica, 225. Kethete, 39, 9 Sobce Hegel y Creuzer, ver, por ejemplo: HOFFMEISTER, J, Hegel und Crewcer, en: Deutsche Zeitschrift fir Philosophie. 8. Bertin: 1930, pp. 260-282, Por lo que refer a tema conereto del simboo en las leciones de Hegel ‘sobre eRe a relacion con Creuner es determinsme. A To largo de su dedieacion a la esttica, Hege! modifica el. concept de simbolo: sen la época de Heidelberg el simboo refria al hombre, a forma humana, como expresin de Ja dea ene ane clisieo, en los primeros aos de Berlin, por contra, ee produce un cambio de interpretacin y aparece {a forma de are simbelica como Vorlars, siendo esta tima a que estamos anlizandoaqutsn tener en cuenta los 62 Domingo Hernindez Sanchez habfa definido ya claramente el estado de indecisiGn y ambigiedad que acompaiia a todo simbolo. El hablaba en su Sileno de una «peculiar posicién intermedia suspendida entre lo finito y lo infinito»™, y, de un modo mas explicito, en la Symbolik, caracterizaba al simbolo de la siguiente forma: «Para empezar, ese estado de suspension (Schweben) es su propio sino (Loos). Me refiero a esa indecisién entre forma y esencia. En el simbolo sale a Ia luz un concepto universal que, segun viene a darse ali, fluye; de modo que, cuando lo queremos captar, se hurta a nuestras miradas. (...] Pues el simbolo se hace significative y evocador justamente por esa incongruencia de la esencia con la forma, y por el exceso de contenido en comparacién con su expresién>. Estos rasgos se ‘mantendrén en la teoria hegeliana del simbolo, pero, sin embargo, si tales rasgos permanecen, no asf su valoracién: esta ambigtiedad y excedencia que para Creuzer supontan el verdadero interés del simbolo, serdn entendidas por Hegel con rasgos negativos («negativo» en sentido puramente hegeliano, esto es, «transitorion, ade paso», «amomento a asumir), asentando en tal cardcter dubitativo 1a necesidad de su superacién, Tanto Creuzer como Hegel insisten, pues, en ese caricter bifronte, ambiguo de por sf, que conlleva todo simbolo y que imposibilita la captacién directa de alguno de sus dos elementos por separado, La teorfa hegeliana en particular es sencilla; si lo referimos a las figuras simbélicas egipcias podré verse con claridad: los dioses representados por figuras en el antiguo Egipto remiten 2 una actividad espiritual, a algo superior, pero, «por otra parte, se hallan enlazados a las cosas naturales y tebajados @ la funcién de sfmbolos [an nattrliche Dinge gekniipft und zu Symbolen heruntergeseizt}>", Es ese «espiritu en rebajas» to que resulta incdmodo a Hegel, lo que le impulsa 2 superar la forma de arte simbélica y no ceder hasta alcanzar, con la romntica, la independencia del espfritu, la adecuacién, con diferencia explicita incluida, entre contenido y figura mediante la sustracci6n de lo interior. No es el simbolo como tal lo que a Hegel le resulta molesto, sino ese cardcter de ambigiedad que conlleva, ese irse de las manos, ese hurtarse a la mirada, como escribia Creuzer, que impide su fijacidn, su captacién concreta como una determinidad més. Asf, siguiendo en el contexto del antiguo Egipto de las Lecciones sobre la filosofia de la historia universal, utiliza ‘Hegel una expresién que nos serviré para conectar definitivamente con la Estética: se habla allt, comentando el complicado aparato simbélico egipcio’, del sfmbolo dirigido por el principio de «reunién e inversion (Vereinigung und Verkehrung)»"*, Esa inversion no remite tnicamente a la sitos de Hegel. Pues bien, puede decirse que enire las posibles causas que explican ese cambio de Hegel en fa {nterpretacin del simolo ocupa un lugar determinante Ia aparicin de Ia segunda ediciGn del trabajo de Czeuzer sobre mitologia. Clr. SCHNEIDER, H. eBine Nachschrift der Vorlesung Hegels uber Astherit im Wintersemester 1820/1821», en: Hegel-Studien, 26, 1991. p. 91. 10 CREUZER, F. Sileno. dea y valider del simbolismo antiguo. Barcelona: Serbal, 1991 (Introduccién de F. Dugue Traduccisn de A. Brocéns), p. 88. 11. Uslizo ta traduecién de algunos textos de la Symbottk que ha Hevado a cabo F. Duque, en sv introduccién a la edicién ‘espafola dl Sileno. La referencia exacta se encontrar entonces en; DUQUE, F. «lhiroduccidn: de simbolos. mitos y demas cosas antiguato, introdvceién a: CREUZER, F.Sileno, Op. cit, p. 26 12 HEGEL. G.WE. Lecciones sobre la filosofa de la historia universal. Madrid: Alianza, 1994 —$* reimp.— Trad. 3 Gaps) p.374. A partir de ahora, ctado como FHU mds el némero de pagina. El texto aleman se encvenra en: HEGEL, G.WF Vorlesungen iber die Philosophie der Weltgeschichre. Bd, 24, Hamburg: Meiner, 1976 —2. Aufl—, p. 484. partir de ahora, citado como Phe més el mimero de pagina. 13 Hegel uabajé de forma imtensiva en el estudio de los simbolos y divinidades egipcios. Un ejemplo del detallado conocimiento que lego a alcanzar lo podemos encontrar en su extccto de la obra de Aloys Hirt (profesor de arqueologia en Berlin y colega de Hegel) Uber die Bildung der Agyptischen Gouheiten: el extrocto ha sido eéitado por H, Schneider: «Hegel und die dgypuschen Geter. Ein Exzerpin, en: Hegel Studien. 16, 1981, pp. 56-68, 14 FHU, 376. PaWg, 486. La andbigiedad del simbolo 63 reciprocidad en la referencia contenido-figura, sino ademds al trastorno, al mareo que provoca el hecho de no poder sujetar la movilidad del simbolo. Es cierto que la simbelica egipcia es algo cexagerado (un ejemplo: Osiris simboliza el sol y el Nilo, éstos remiten ala vida y al espiritu, que a su vez se retinen en Osiris...) y la relacién entre significado e imagen se invierte dando lugar a ‘simbolos de simbolos, pero es precisamente el hecho de que el sfmbolo como tal permita tal juego 1 su alrededor, permita salir mas allé de una concrecién, lo que verdaderamente interesa. Tanto la reunién como la inversién del simbolo y lo simbolizado deben venir asentadas en ciertos caracteres "", la ambigdedad del simbolo como tal se situaria, segdin Hegel, en Jos siguientes contextos: 1. Simbolismo inconsciente: el simbolo toxavia no se sabe como simbolo;, 2. Simbolismo de la sublimidad: el significado configura su exterioridad como lo negative y pretende mostrar el poder inabarcable de lo absoluto; 3. Simbolismo consciente: el simbolo se sabe ‘como simbolo, se produce la separacién de los elementos y aparece el dominio de la subjetividad, fin de la unidad inmediata, fin de la equivocidad, comicnzo de fin del simbolo. Sélo en el primero de esos marcos se da el simbolisimo como tal, aquél en el que Ja adecuacién ¢ inadecuacion de figura y figurado se muestran en lucha, en equilibrio, sin abrir todavia el campo a la conciencia, subjetiva; curioso: el simbolo es simbolo propiamente dicho porque todavia no se sabe como simbolo. Fs la ingenuidad del enigma, el desbordamiento que produce la excedencia y ambigiedad cn las referencias, lo que realmente marca el juego de adecuaciones e inadecuaciones, lo que hace ‘simbolo al s{mbolo. Cuando, con la entrada de la conciencia, se pierda ese cardcter enigmético que pposee la primera unidad inmediata, comenzard a captarse lo absoluto en su autonoméa, 0, mejor, la autonomia de lo absolute. El proceso es, asi, tipicamente hegeliano: superacién de la inmediatez mediante la diferenciacin de los momentos con el fin de alcanzar la independencia del espiritu. tzo problema serfa, como hemos visto, saber si realmente se alcanza tal final del proceso. ‘Ahora bien, de la misma forma que el simbolismo desaparece cuando lo hace su ambigledad, también es cierto que nace al mismo tiempo que ésta. En las figuras simbélicas de la religién de ‘Zoroastto todavia no hay ambisiiedad, pero es que tampoco se da simbolo propiamente dicho, pues 19 Estica, 29, Ashe, 400. 20. Cr. GETHMANN-SIEFERT, A. «Die gechiciiche Furlan der «Mythologie der Venue und die Bestimmung des Kunstwerksin der Asthetko, en: JAMME, Ch . SCHNEIDER, H. (Hrsg) Mythologie dr Vermunf: Hegelswalteses Shsienprogramm des deutschen Iealismus». PraokfarVM.: Sohckamp, 1984, . 249: «Kunst wird dacchgirgig als ‘Weise der Manifestation des oGeistsy in det Geschichte betimim, ale «Daseln» oder «Bxisten2» der Ie, und sie xmbglicht dadurch cine gescichtiche Wabrhetserfahrung> 21 Esdice, 235. Aster 411 66 Domingo Hernéndes Sdncher lo divino no esté separado de su representacién exterior, de su figura externa, Lo absoluto existe como presencia objetual, no posee autonomifa, sino que convoca la mds pura inmediatez: «Se Tequiere por tanto pasar de la primera nidad que acabamos de considerar a la diferencia y a la lucha entre et significado y su figuray®. S6lo cuando se produzca una tal escisién entre significante y significado, de modo que surja la relacién a partir del excedente de propiedades de ambos, espuntard la forma simbélica, y con ella la obra de arte. Y cuando en tal escisién domine la concieneia, Ia subjetividad que conceda independencia a lo absoluto, se producira el declive de tal forma simbolica. Mientras tanto, el simbolismo inconsciente continta su conjuncién de adecuacién @ inadecuacién: ™, Se esté preparando la llegada de la conciencia: 1o negativo considerado como momento supone ya la necesaria captacién de la diferencia por parte de un sujeto. El simbolo deviene en este sentido como exigencia del sistema, que requiere para su funcionamiento la asuncién de la negatividad superada, esto es, la transformacion de lo negativo en momento inherente al todo. Se muestra claramente ese egofsmo espiritual que caracteriza la rela- ‘cin absoluto-naturaieza en la teorfa hegeliana, entender la muerte como vida, pero la muerte de lo natural como vida de lo absoluto™. Los niveles son diferentes; ificilmente sera posible su acerca- rmiento sise supera la ambigiedad del origen, la que ahora mantenemos con los juegos del simbolo, Ja cual, aunque ya remite a la cercana llegada de Ia conciencia y a Ja asuncién de lo negativo, todavia muestra el entedo entre figura y contenido. El simbolo acnia por alusién, por aproximacién, ‘mantiene su ambigiedad y posibilidad de equfvocos, pero con ello indica la serie de grietas que se producen en la pretension de adecuacién perfecta, de adecuacin por sustraccign del espiritu, Este sélo puede independizarse mediante tal huida; si se mantiene préximo Ia relacién es de por si ambigua, en tanto refiere al plural y desplazado origen que la funda, Todo remite en el fondo a los. problemas que tiene Hegel para dar explicacién, sin acudir a la sustracciGn, de Ja relacin entre espititu y natoraleza. El simbolo es en si mismo un enigma, un problema irresuelto, pero por el Evéica 247, Asha $30, Exética, 241. Asthenk 18 Euibtica, 258, Aetheak, 49, La mvorte de lo mural cr sabia como un eslab6nneceeaio en la vide de lo absolto>, Estéca, 258, Astheie, 480 a ambigtedad del simboto o7 hecho de que también lo es la relaciin que representa: «BI simbolo propiamente dicho es en si enigmético, por cuanto la exterioridad con que un significado universal debe acceder a la intuiciGn sigue siendo todavia distinta del significado que tiene que representar (darstellen) y esté por tanto siempre sometido 2 duda en qué sentido debe tomarse la figura, {..] Los simbolos propiamente dichos son, antes y después, problemas irresueltos»™ Si, para concluir, examinamos las dos principales muestras de ambigtedad en el arte egipcio, esto es, las pirdmides y la esfinge, veremos el juego de conexiones ¢ inversiones Hevado hasta el miximo extremo. Pirdmide y esfinge son caracterizadas por Hegel de la misma forma: son el simbolo, Ia imagen de lo simbélico mismo", representan el elemento intermedio, ambiguo, por excelencia. Las pirémides «son enormes cristales que esconden en sf algo interno, y de tal modo lo encierran como una figura externa producida por el arte, que resulta que son ahi para esto interno cscindido de la mera naturalidad y s6lo en relacién con lo mismo. Pero este reino de la muerte y de lo invisible que agui constituye el significado tiene s6lo un aspecto, y ciertamente formal, que pertenece al verdadero contenido artistico, a saber, el de estar apartado del ser-ahi inmediato, y asi sélo lo esté el Hades, todavia no una vitalidad que, aunque exonerada de lo sensible como tay al ‘mismo tiempo es sin embargo igualmente espiritu que es ahf en s{ y por tanto en sf libre y vivo. Por 0 la figura de tal interior resulta asimismo una forma y una envoltura todavia enteramente externas para el contenido determinado de la misma. Las pirémides son un tal entorno extemno en que algo interno yace oculto>™, Este texto, a primera vista complicedo, expone ese caracter ssuspendido éel sfmbolo que, con Creuzer, se ha venido manteniende. Las pirémides remiten al Hodes, al reino de los muertos; estén por tanto apartadas de lo sensible y dirigen su mirada hacia lo interno, Pero nada més intermedio que el Hades mismo: mantiene Su separacién respecto a Yo sensible y, simulténeamente, su forma como espiritu que esté presente, que existe. Por esto la figura de lo interior, el Hades como tal, es todavia externa para el espititu, entendido éste como 10 vverdaderamente interior. Ast, la pirdmide en su conjunto es algo externo que oculta lo interno®, el Hades se presenta como exteriorizacidn de lo interno y. a la vez, interiorizacidn de lo sensible. Es este carter intermedio, que no llega ala pura representaciGn del espiritu y, con todo, se aleja de lo sensible, lo que define al simbolo en sf mismo. La esfinge, por su parte, expresa no s6lo el cardcter escindido del hombre sino también el del simbolo como tal: «El espiritu humano quiere desprenderse de la torpe fortaleza y fuerza de lo animal sin llegar a la perfecta representacién Darstellung) de su propia libertad y de su figora ‘vil, pues todavia debe permanecer mezclado y asociado con lo otro a sf mismo. Este impulso a una espiritualidad autoconsciente que no se aprehende a partir de si en la realidad unicamente conforme a ella, sino que s6lo se intuye en lo a ella afin y accede a la consciencia en lo que a ella igualmente extrafio, es lo simbdlico en general, que en este punto culminante deviene enigma>®. Es 26 Entice, 292, Asthek 508. 127 cLas prtmides nos presentan la imagen simple del ane similis mismo. Eséica, 263. Ashe, 459, La esfinge es ‘las Symbol gleichsar des Symbolschen slber (Breas tadvce: «Esta es, por asi decir el simbolo mismo). Esiésics, 266 Ashes 65. 28 Etica 263 Astheit. 460, 29 Este rasg0 llevark a Hegel en a Enciclopedia» oirar I pride como metsfora precisamente para repesentar el sign a pide se erablee asi como simbolo del sigo: «Das Zechen st igendeine unmitelbare Anschauung, die ‘einen ganz anderen Ink vorselt als den sie sich ha; — ale Pyramid, in welche eine remde Seele versetzt und sufbewahrt ist, HEGEL. GW F. Eneklopddie der philasaphischen Wissenschaften im Grandrss. Drier Teil: Die Philosophie der Geiser, Fraskfun!M Sobakamp, 1986 (Werke 10), p. 270 [negrila mia). 30. Eudticn, 266. Asneik 465. 68 Domingo Hernindes Sanches enigma porque es simbolo, porque el acceder a a conciencia se stta en le ucha eon lo exterior, con lo extrafio. La ambigiiedad, pues, no s6lo se refiere a Ia posible multiplicidad en los significados, sino también, y sobre todo, a la procedencia biforme. jénica, enigmética de la esencia del simbolo. EI sfmbolo, al igual que la conciencia y que la esfinge misma, se muestra como 1a relacién con un extrafio. Por ello, ia superacidn del sfmbolo, esto es, la legada de la subjetividad y la sustracci6n del espiritu, es equivalente al proceso que conduce a lx autoconciencia, donde el extrafio es ta conciencia misma. Con todo esto, la ambigiiedad se muestra en el arte cgipcio de una forma clara. Puede decirse que, como hemos visto, su significado trasciende al sentido puramente anistico. El conjunto de representaciones, ese ciimulo de figuras que conforman in nudo que «no s¢ disuelve en lo univer sal»), epunta a una plurivocidad en la conexin naturaleza-espiritu (bajo la form figura-contenido) {que s6lo puede entenderse desde un origen ya de por si ambiguo. En resumen, «el simbolo en Egipto es al mismo tiempo un todo de sfimbolos, de modo que lo que uns vez aparece como significado es también a su vez empleado como simbolo de un émbito afin. Esta ambigua asocia- cid de lo simbelico que entrelaza significado y figura, anuncia y apunta en efecto a una multipl- cidad y por tanto se aproxima ya a la subjetividad interna, la dinica que puede tomar muchas irecciones, es la ventaja de estos productos, aunque, por supuesto, su explicacidn se ve dificultada por la ambigtiedad>*. ;La tinica que puede tomar muchas direcciGnes? {Cémo podria haverlo si esas direcciones no estavieran ya posibilitadas, permitidss, por una realidad que de continuo viene configurada por ia ambigiiedaé de las relaciones entre las determinaciones particulares? No es posterior la moltidireccionalidad en la interpretaciGn de! sujeto, sino que ésta s6lo puede entenderse si antes se ha asentado tal sujeto en un marco ya plural, con un origen (si es que puede ser lamado, asi) ambiguo y que responde a esas propiedades del simbolo que no permiten su disolucién en lo universal sino que se demoran en lo diverso”, Giciembre, 1996) 31 FHU, 377. Phi, 488 32 Entica, 26, Ashe. 464, 53, Ene cemorarse en lo divero es ya uns potenca de! esta mismo. Hegel, explicando ls carsteres de la metéfor, define esta potencs de a forma siguiente: «Como seta y fin de la deci meafricaen general ha de coniderarse ‘or tanto [.] ls ncesidad ye poder del esp y del nimo, que nose saistacen con lo simple, Jo habitual, lo tila, ‘Sino ue van ms alla para pasar clo ogo, cemorare en lo diverso [be Verechedenera zu verwellen] yensaublar en uno lo debler. Estetica, 298 Astheit $20.

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