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‘René Lourau es, junto con Georges Lapassade, el inieiador de 1, aorriente socioanalitica. Ambos son de los primeros en tras Conder una teoria grupista de la podagogia al mismo tiempo Gus introducen dimension institucional en la educacioa, EI movimiento institucionalista en Francia, en la déca a de los sesenta, deriva hacia diferentes territorios. Por ejedt plo, hacia la picoterapia institucional com psicSticos linea de Fury y F. Guattari-o hacia et sociopsicoandlisis de J. Men de, principalmente. TLowau y Lapassade inauguran un método do interven ion institucional que denominan "socioandlisis’, pero el Us Glado andlisis institucional no se reduce a esta actividad; una pricha de ello es el presente libro, en el cual se intenta plan- [ear los prolepémenos de una teoria de ia implicaciéa de los favestigadores en ciencias sociales y de hablar de la “bea nc fat que, por lo general en 1a mayorfa de Tos trabajos, queda Fhencada'y mutilada del texto académico como algo insubs fancial y prescindible que no afecta al resultado final de la in- estigacién. 1H hors-texte, 0 extra-texto, comprenderfa los diferentes niveles de implicacion, entre otros la rclacién con el objeto de Estudio, con fa institucién de investigacién y con Ta demanda Social, Esta ver se trata de tina "intervencion” que cada inves- figador debe hacer sobre la obra que construye para n0 termi- nar diciendo: "No existe sino lo que queds escrito". Fernando M. Gonzdlez @ ee EIN DE MILENIO. EDITORIAL UNIVERSIH DAD DE GUADALAJARA —"iDemasiado intimot”, exclamé la seftora Malinowska, guardando ‘bajo llave el diario que su finado esposo, célebre etndlogo, encerrara veinte afios atrés en una maleta —iDemasiado intimo, obsceno, sin interés, perjudicial a la ima- ‘gen del Fil6sofo!”, exclamaron a coro, ante los cuadernos “secretos” de Wittgenstein, sus ejecutores testamentarios (la palabra “testamen- tario sale sobrando en ocasiones). 1 intimidad nos inquieta cuando surge en una obra que no le ha ‘conferido nunca una existencia cientifica. Sin embargo, s¢ le clasifica aparte, se le relega a un extra-texto eventualmente publicable por separado, més tarde. Ta autocensura forma parte del trabajo del diarista, antes, durante o después de la redacci6n. La censura de los herederos y de los ejecutores, de la institucién cientifica y de la institucién editorial El intertexto intimista s6lo es soportable en minima dosis dentro del texto oficial destinado a acufiar un nombre de autor. Si ese nombre no aparece todavia en Ia lista de las grandes ventas, puede pasar. Michel Leiris, con el apoyo de un lector inteligente de las ediciones Gallimard llamado André Malraux, publica en 1934, [Pesar de la hostilidad comprensible de los demds miembros de 1a misién Dakar-Djibuti, su diario de mision, frecuentemente muy inti- ‘mo. Gide, quien en 1925 redacta en Aftica un diasio mas que nada “externo’, publica sin complejos sus cuademos de viaje en forma de panfleto anticolonialista. Larelaci6n entre el texto (I) y el extra-texto (ET) es muy variable. Esta relacion hace posible la increfble riqueza de la literavura diaristi- ‘2, ase tratc de un diario de campo, de investigacion, intimo, externo jen general, de un diario de escritor. Las posiciones respectivas del ET 0 delT producen, por la transformacién de dos elementos, por el fuego de la presencia/ausencia, de la contigiidad/no-contigtlidad, tc, una especie de hipertexto invisible, que debe construir el lector- B i (oka aii scbreposicin, de ition opus 4 ana mO® Boe eres Core gua 7 cl xen, de PioemS, de epee ata Cas todos on aristas de mi moet SE iio de caro” una reflexion crea drgda a suacuad arin Aida en goer, sobre el que teonzan sin cone 1006, UT informa on sus Cuadernos un dan ost w= ao Bznoe fee co, timo, Jeanne Favret leva la pack Past OBE, para su muy personal diario de campo, a Bena man ~ Einign que ayuda hacero blabla yecesresu4onvenieie delegar nuestras pulsiones superydicas. Poco tie? alice tuber publiado uno de esos libros rales que le sovaztteist Morin present el iaro de la redaccon de ur S08 nO periodo ranocurrido entre Ia aparcion de lao (196 padicion del iio de campo (957) es muy nou c Georess CEndominas:rarisimo ejemplo de un dao precuns A Peincplog Ae lean seem, as mujeres del CERET agreyans® Home de investgacién una serie de relatos acerca de ls relat once de trabajo, particularmente las relaciones entre. aes aad Bermowsy Mote, ens rio de campo, aunque ASrc08 0 cierran los ojos ante las implicaciones de la ce investigate socilogosemiclandestino en una bri, Jean-Paul mesa > embien en un pata Indust —~poro en el pot00— Permit edo dere fac un univer go nag eisro de mi mucsien, que Integra el dai en ef 2! peincipbo Get i. in cuanto» Maret ead, iment a tseclmeniado elec de compo crv 2 en 8 Gircerom courenpononcn Al al de caren, etoe9™ HGP POM the field, que el lector puede abordar entoncés of? vata indo. Se ata del aio imedatamene instru, ant oda de lor cuadernos mantenidos en seereto 0 40° autor. cone rat apraeanermccn por tna excrtara mia y mds oficial, endomingad, Teclentemeni Cxtr-textual:negacion de la negicin Sie Tan vcd em ay rose Ty BLES er sider el univer de as cena socales,e SeusbIement Stroman en coon los univeeoe de los demas oP. 6 arom a fugar a dos tipos de-cuestiones: pot Unk par 4 extra-texto diaristico en general; por otra, la de su empleo en ciencias Sociales. Ambos puntos serin sucesivamente examinados, 0 No es posible comprender el fenémeno del diarismo en ciencias sociales (ampliado, en mi muestra, para incluir a Gide y al “inclasif cable” fildsofo Witygenstcin) sin colocario.en el contexto del diarismo fn general. or qué? Porque el diarismo “literario” (de escrito: Profesional ono) es un soporte de experimentacion de la excita 7 Porque el discurso de las ciencias sociales consiste en primer lugar én tanto que “juego del lenguaje”, en establecer una clerta relacioe con la escritura “comiin’, con los “lenguajes naturales” de los indi, duos 0 de las poblaciones estudiadas, Heaquiuno de los niveles deanilisis delo que en otra pate llamo implicaciones secundarias': la relaciGn con el informe final, transmi, ‘cion y de recolecciGn de datos. Noes suficiente decir: *No veo sino lo ‘que quiero ver’, Hay que agregar: “No veo sino lo que quiero escribir" En su relacion con Ia institucion —de investigacion, universitaria, Patrocinadora, editorial, etc— los escritos en ciencias sociales se: 1 Larelacion con linforme de a investigacion laelacion con el paradigma de 1a misma constituyen scgin yo implicaciones secundarias’ al no sex ‘tusceptibles de andlisis por el investigador (individual o colectivo) en el ‘momento mismo en que éste produce un acto de in las implicaciones primarias comprenden: a) la relacion con el objeto de «studio; b) la relaciGn con ainstitucion y, primeramente,con lainstitucion {dc investigacion; c) la relacién con el patrocinio y con el mandato social, Este esquema cs desarrollado o puesto en perspectiva por diversos tenes ‘actualmente publicados y otros en prensa, 1s a la escritura tobrica sobre su trabajo prfctico. Pero Su texto, despro 1 i coir emura-texto, fecuentemente parece aquejado de torticots, iE Shucrzn por enviar al lector a ese extra-texio ausentc: Ing pesticaciones del te6rico en relacién al sexo, al dinero, al poder: 8 Hae en relacion a todo el material de su trabajo peictico, ests Hplicaciones rama vez salen a la luz pablic.” tos diversoe Sipos 0 arate se esfuerzan por desalojar tanto las paricularidades del vids cmrerior como la subjetividad del autor. Por lo santo, intimiste no Significa Gnicamente narcsista, autorreferencial, auroblogrsfice, #0 Wea que ia inimidad del nareador, la cecrtura dacstica novels 1 iBetniad de las cosas, de las relaciones sociales, su “inquiesan'e aaeiufeat”. ¥ no solamente en el diario de Kafla, on sus producsio, cratrcladas, Asimismo, 10 que eventualmente aparece frente a seror yo al eventual lector es a inguietsnte insimidad dele invest: facion, del trabajo de creaci6n. ‘Los manuscritos intimos de los escritores grandes o pequenos, hiperproductores de obras 0 al contrario, sin obra ofSCEN, algunos Glemplos de “diario total’ en el sentido en que se puede apis cot famula al dlary de Malinowski. Los diarios de Gide, Musil, Virgite ‘Wolf y Anais Nin, son monumentos narrativos—megalitos erigidos Freed Gemnpo, a lo laego de una época enters. En ellos encontramos co eso real del euiitor, univers mas.o menos amplio, més OmENOS dai verio; cacontramos 1a subjetvidad, la sexualidad, las miserias, lo aarti, cncontramos la reflexiGn sobre la escritura diarstic, et Suatio del diario y, como lo he sugerido, la tcoria del diario; encontss: shes por fin, y sobre todo, el diario de investigaciin del creado®, $8 faller si no en permanente actividad, al menos permanentsmcnte Splerto al pablico, con sus interrupciones “inexplicables” entre dos fechas ('La pausa también forma parte del ritmo” hace notar el agit Sees gare), lector toma la posicin del mirén fascinado por las Fliess, considerada eer como el verdadero andisis () del fundador det fsicoandis, funciona como extra-texto del discuso oficial icusiann, Pee Pore que sugiere Wladimir Granof, La pensbe et le feminin, Pari, Bitions Se Minuit, 1976. Particularmente, ver P. 50 7 palas mecinicas, los martillazos, los movimientos lentos y precisos de la gréa gigantesca, el estruendo de Ja revolvedora de cemento, los ‘obreros revoloteando entre los andamiajes, las misteriosas inscripcio- nes en el permiso de construccién, a veces colocado junto a un permiso de demolicién algo borroso. a relaci6n entre este tipo de diario, cuyo campo de investigaci6n se muestra a cielo abierto, y por otra parte los diarios del etndlogo y del soci6logo, exigiria un estudio profundo. Me he dejado, iay!, @ evar por el placer de descubrir sin tregua, durante cincoafos, diarios yy més diarios, desde los mAs intimos hasta los mAs “externos”. IY no Ios he leido todos! Nia Green, ni a Mann, ni a Jiinger. Gusdorf llama “externos" a los diarios que hacen la crénica de ‘una época o de un suceso. érolongacién del diario de a bordo ‘maritimo? Posiblemente, pero el diario de a bordo stricto sensu es, ‘nolo olvidemos, producto del patrocinio, de la consigna burocrética ‘emanada de las compafias armadoras o de la autoridad militar: instrumento de control, eventualmente prueba incriminatoria, como acaja negra de los aviones. Los diarios de viaje entran en la categoria de exterioridad, levada a veces hasta Ia entrega de Ia redaccion a segundas manos. Igual que como sucede en Tifén de Conrad, donde ‘el segundo y no el capitin es quien redacta el diario de a bordo, Montaigne y muchos otros viajeros de antafio hacen redactar todo su diasio, o por lo menos uina parte, a un sirviente-secretario (Montaigne, en sus Ensayos, lamenta no haber llevado, como lo hiciera su padre, ‘un verdadero diario de su vida). Estadio intermediio entre e! diario por delegacién y el cuaderno ultra-intimo encerrado en un caj6n: el dictado del diario a un amanuense (Ferenczi, ver més adelante), 0 a ‘una grabadora (ver més adelante, el joven psiquiatra en Drécula). Mucho antes de la era del diario intimo, algunos buenos burgue- ‘ses mantuvieron durante afios un diario no necesariamente domésti- co como el del padre de Montaigne, pero que constituye una crénica ‘extremadamente rica de su época, vista desde el lugar que ocupaban en la sociedad: Simon Forman y Pierre de I'Estoile en el siglo XVI, Dangeau en los siglos XVII y XVIII, el notario Barbier durante la Regencia y el reinado de Luis XV, dejaron a los futuros historiadores verdaderas minas de informacién sobre la vida cotidiana, politica, 7 ‘econbmica, intelectual. Barbier se convierte en etndgrafo de los parlamentos, del jansenismo parlamentario y popular, de las cortien- tes subterréneas que conducen a 1789. “Los grandes sucesos —revoluciones, guerras—estimulan la febre iaristica, Es muy instructivo confrontar, respecto a la revolucion de 1848, el diario de Tocquewille ylas Choses vues de Victor Hugo. Léon Bloy y Romain Rolland en 1914-1918, Sartre y Queneau en 39-40, ‘haven eco de los mismos succsos: los dos primeros como testigos de ‘bandos radicalmente opuestos, los otros dos como actores () de la ‘guerra boba”. Resulta interesante, para conocer a los intelecruales de ta €poca, compararlos con los personajes de los Journalters de ‘Jouhandeau, un poco menos histéricos que los diarios de Léon Bloy ‘aparecidos veinte afios antes. los cuadernos de Victor Serge narran los afios 1936 y 1944. Un. fio menos crucial, excepto para s{ mismo, es el que relata Le6n. Trosky en su diario; 1935. Otro recuento del exili, salpicado de pocmas-diatio, es el perteneciente a Miguel de Unamuno, De Fuente- tentura a Parks, escrito a principios de siglo. Denis de Rougemont, Gurante la crisis (la primera), escribe el journal d'un intellectuel on ‘chomage, un bellisimo diario toral. Los diarios de prision no son frecuentes: citemosel diario de presidio (1895-96) del capitin Dreyfus ‘rel del psicoanalista alemén John Rittmeister, escrito en una prision ani, hasta su ejecucién en 1943. ‘Podemos clasificar también como diario externo a los cuadernos de investigaciOn de Emile Zola, publicados en una prestigiosa colec- ‘i6n de antropologia: su redaccion blanca, impersonal ¢s la antipoda el intimismo. dLas futuras novelas naturalistas se nutrirén entonces {del diarismo? £0 bien del informe, de la escritura totalmente referida al contexto descrito, “informe” puro e hiperrcalista, ose constituirén fensusilusiones Gpticas? Estdel “verdadero” diario tan cerca del flso? i falso diario (intimo, en general) muy pronto se conviti6 en ceficaz procedimiento novelesco, hasta el punto de set utilizado atin hoy dia. Manuscrito ballado en una botella, la novela fantistica de Edgar Allan Poe, se define primero como una breve autobiografia, juego como el diario de un néufrago sdbitamente llevado por fuerzas misteriosas a bordo de un barco fantasma, mismo que a su vezsufriré ‘mis adelante un horrible naufraglo. En esas circunstancias apocalip- ticas, el tiempo necesario para redactar el diario llega a ser tan 18 improbable que adquiere un aspecto inmaterial, Jo que se relaciona también con ls conexién entre diario ytemporliad nimi escrbe a los diecises aos Un coeur sous une soutane intimités d'un sérsinariste con anctacioncs cotidianas verdaderas- falsas, mientras que el nfufrago de Poe no mencionaba sino vagamen- te los dias y las horas. Guy de Maupassant escribe Le Horla, en su segunda version, ; cn {forma de diario. Inluido por el doctor Charcot, el novelist escribe Pace Riss ames Kiecion WaT ae e seeraeila no muy conocia novels del joven itndés Bram toker, es una compesicién muy sofsticada para Ia época (fines del siglo XDQ, Diversos personajes, incluido el principal (ademis de cul), esrben dais, La intriga se desrollankamente através de le yumaposciony el intercambio de anotaciones. Hl paigultra snteriomente mercionado reg su diario enrolls de gramétono len nuestros dias el diario seria escrito directamente en una compu- tadora! El autor, que no aparece nunca como narrador, utiliza tam- bien el procedimiento de la correspondenciay del envio de . Estamos lejos de! manuscrito hallado Pe stare eke ee Victor Segalen nos ofrece en Le fils du ciel un diario escrito poder, sobre el joven y ultimo enperador de China, pucsto bao ‘stricta vigilancia por su madre, la emperatrizregenta. Este diario de fra intimidad fe sedactado por cl “analin seer" tenamiidow femperatriz por el jefe de los eunucos. Sefialemos de paso que Segal ili el verdadero diario para sbi 9 sa sur Fett me, eorzaionancpad das implicaconss del obserrador en el Mis cerca de nosotros, los ejercicios de estilo novelesco ponen en juego al falso diario, entre otras técnicas como la correspondencia 4s documentos en auto lasconfesiones, et Citemon Laconsclence Zeno, de tala Syevo (1938), cuyo ttm capitulo, iulado “Psion ‘adlis" observa un formato de das; Les sept couleurs, de Bresilach (2982) ls cues somples de Sal Mara, dR. Quenc (1962) Bérises, de Jacques Laurent (1971); Le dlable Bernard Hency-Lévy (1984), ds laenithee Siel “diario de Eduardo", en Les faux mor sendes, nnayeurs de Gide un lugar apurte, por su calidad de técnica consciene de indagacion 19 {ntima, novelas como The golden notebook (1962), de Doris Lessing, veqambio, reducen el procedimiento del falso diario a la pucsta en ‘Scent de los narradores cruzados, un poco como en las antiguas sRovelas de cajones” (Manon Lescaut es tno de los “cajones” de las Mémoires d'un bomme de qualité). Les carnets de Jeanne, novela MMouea de Pierre Lampety (1975), y Le coeur des choses (1964) de! ‘eandlogo Robert Jaulin retoman el pt to del diario escrito fara un amigo, Sera demasiado prolo explora todas las variedaces Wal falso diario las vertiginosas combinaciones que se permiten en {a perspectiva dela ilusién 6ptica.. del lector, El siglo XX conocié, = Francia, una presencia desmesurada del géncro: Journal d une femme die chambre (Misbeau), el Journal de Salavin, de G. Duhamel, Bar, oe booth, son journal tntime, deValery Larbaud, cournal d's curé Jecampagne, de Bernanos, etc. a Nausée de Sartre, concebida como at faloe diario de Antoine Roquentin, otrecia por ese procedimiento Su oblebre y novedosa percepciGn sobre la vida, que alimentaria Ia oda existencialista. En cuanto alJournal de Z, de Vassilis Vassilikos {(966), ies el verdadero, cl falso, el verdacero-falso o e!falso-verda- devo diario del escritor durante el periodo en que redact6 Ia novela, nis tarde convertida en pelicula famosa? Hay que hacer notar que ese alos efectos hiperrealistas de “informe” (como falsos errores de Frchas, frases truncas, etc), a ficcién del diario simulado, por efectos el encarecimiento 0 la desaparicion de los registros y de las fechas, Gejaa vecesal lector en unestado de débiladhesion al simulacro. Pars qVauor disimulado detrés de un narrador intimista fcticio, mAs {mportante que hacer cree su fiecion es producir un cierto efecto de-confidencias de almohada", por el tono amortiguado, manidtico, ‘obseso. Ti corrupei6n del diarismo intimista por la,literatura no tlene nada de extraho si pensamos que el género novelesco ya se habia glimentado con la corrupcién del género epistolar (las Lettres pers thos de Montesquieu La nouvelle Héloise, de Rousseau) ysobre todo, Ge manera mAs general, con la corrupcién del ritual cristiano de la confesion. xiste una continuidad entre las corrupciones de la confesién, de lacorrespondencia y del diario. Este tltimo, en dicho sentido, merece el eomentario desdefioso de Pierre Réverdy en Le lure de mon bord (que se pretende un anti-dtsio) ll diatio se ha converiso en “el Confesionario de los secs Povcmos sorprendernos también conla capacisad de coerupeon, con a reveraliad de una escrtur que parla aber fo que Paradéjicamente, al ie alsin ear oxen omni arc diario hace entrar all ector“al coraz6n de as cosas”, Ja expresi6n de Jaulin. sEtgiaicesn No hemossalido pues de a “inquietante intimidad”: el flso diario ‘mis bien aumentaria nuestra inquietud. Esta es inmediata, y aparcoe desprovista de pantallas protectoras en el caso de los diarios ntimos ‘ensentido estricto: a menudo es el caso de los cuadernos de personas muy jovenes, adolescentes que inician su carrera de diaristas. ‘Une infin parte de esta produccién (pss: inabia escrito “pro- texi6n’, sic!), aparentemente alejada del proyecto literario (hum) fos es conocida, Entre las mds cotizadas del “hit parade”, cltemos: | Bugénie de Guérin (1805-1848); Journal: 1834-1840; diario cra- zado con el de su querido hermano Maurice Marie Bashkiriseff (1860-1884); Journal: 1873-1884. ‘Ana Frank (1929-1945); Journal: 1942-1944. Katherine Mansfield (1888-1923); Journal: 1914-1922. Karen Horney (1895-1952); fournal d'adolesconce: 1899-1911 Marie y Ana empiezan su diacio a la edad de trece afios y 10 mantienen hasta su muerte, una a los quince y la otra a los veinticua- to, Un cuaderno, desaparecido, precedia al primer cuademo conoci- 3. Henry Miller, “Un ere Erollque® en Dimancbe aprés la guerre Bditions du Chéne, 1955. ri cls 21 do de Eugénie, iniciado a los veintinueve afios, mientras que el de Katherine fue iniciado a los veintiseis. El sufrimiento, el abandono, la enfermedad, la proximidad de la muerte marcan ta mayor parte de las ‘veces a estas redacciones intimistas. Existen también los “diarios e--~~“ales” de enfermedad, de sufri- miento, de agonia. Mon coeur mis a nu, de Baudelaire, éno €s acaso tuna confesi6n angustiada, cuyo signo pareciera ser el autoescarnio? Optum, journal d'une déstntoxtcation permite a Cocteau describit fas alternancias del suftimicnto y de Ia salud, El diario de Luis 1 de Baviera, recientemente traducido y comentado desde un punto de vista psicoanalitico, es a tal grado delirante que se podsia tomar por luna imitaciOn de ese falso diario quees el Diario de un loco, de Gogol, (0 de algunos pasajes del diario escrito por el analista secreto del ‘emperador de China visto por Segalen. Notese a ese respecto que el tema del Gran Monarca (el emperador de China, Luis XIV 0 Carlos V) juega un papel primordial en los diatios de los esquizofrénicos, ya sean verdaderos 0 falsos. “Arquetipos? Resulta claro, en todo caso, que ‘ldiario de los reyes es el inico lugar donde puede mostrarse la locurs (que se cree rey. Con La Doulou (juego de palabras referido a Lamalou-les-Bains, ciudad de aguas termales del sur de Francia), Alphonse Daudet ‘muestra c6mo puede hacer su “clinica subjetiva” (Segalen). Registro arog, Ilevado entre 1887 y 1895, 1a muerte ~ la liberacién— ocurre en 1897. Proust, en un articulo publicado antes de su muerte, con- signd su entusiasmo por Daudet: “Obra de arte, guerrero vencedor de la enfermedad”, lo que le permite hablar de su propia enfermedad ‘con fa cabeza volteada hacia el muro”. El diario del novelista Cesare Pavese es digno de su bello titulo, loficto de vivir. Ese diario, a la vez tan profesional y tan intimo, de! hombre herido (por la eyaculacion precoz), 1o acompafia hasta la det suicidio. ye eourhald un médecln malades dctadoen su lecho deagonia por René Allendy, médico psicoanalista, entre febrero y julio de 19.42. Allendy, de cierta fama, amigo de Artaud y de Anais Nin, con una rica ‘produccién de obras psicoanaliticas, muere casi solo, perturbado por 2 las maquinaciones del régimen de Vichy. Observa, intenta descubrir su destino, sabe y no sabe que lo espera la muerte. Paul Jury escandaliza con su “Diario de un cura”, publicado en Les temps modernes, niimero 110, marzo de 1955. xisten diversas ediciones de diarios de pacientes psicoanaliza- dos; especialmente numerosas son las de quienes tuvieron la suerte de ser analizados por Freud: el antropélogo Kardiner, 0 Smiley Blanton, cuya viuda se asusta ante la posibilidad de la aparicion de “un material de naturaleza tan intima” (de ah los cortes). Anais Nin relata su anilisis con Allendy. Maric, Bonaparte prohibi6 la publica- ‘ion de su diario de andlisis con Freud. Raymond Queneau narra su Andlisis en verso en Chéne et chien. Mis recientemente, otro psicoanalista nos entrega su extra-texto: Phillipe Leprince escribi6 y quiso publicar el Journal de sa mort, Ia ‘cr6nica de la insoportable agonia de su mujer, atacada por el céncer. BI moriria poco después. Mas que la detallada recuperaciOn de ese largo grito de dolor, seftalemos aqui la importancia del diario del otro, ‘menos en el sentido de los diarios de viaje escritos por el sirviente-se- ccretario, que en el sentido del verdadero diario por delegacién; un ‘ejemplo tipico seria el de Stanislaus Joyce, hermano menor del gran James. Respecto a ese Diary of Dublin, el autor del prefacio subraya os efectos combinados de la autocensura y de la censura paratextual, |i de los editores que organizaron el texto para su publicaciOn: “El diario que presentamos ha sido precedido por otro diario, destruido voluntariamente en 1903, y seguido de un tercero, escrito en Trieste, imposible de publicar” ElDiary que Stanislaus cscribié, cn parte para alimentacal genial James en cuanto a materiales novelescos, es de alguna manera dirigido 2 control remoto por quien no lo escribe. El célebre diario de los Goncourt fue coescrito por los dos hermanos. El diatio de Jeanne Favret recibié, como ya se ha dicho, la colaboracién de una amiga. En Ja Universidad de Paris VIM, departamento de ciencias de la educacién, Patrick Boumard prolonga Ia técnica de! “diario institucional”, inven- tada por Rémi Hess, con la del “diario institucional colectivo”, cruza- miento de los diatios centrados alrededor del “campo” de trabajo (donde encontramos los experimentos de Edgar Morin y de sus equipos de investigadores en Plozevet y Orléans). Este breve panorama de algunos tipos de diarismo offece, espero, 23 ee aa hte ie aetiar eee a ee ee ) goa a aera Oa ean m 1a tendencia al desbordamiento intimista del diaio con tendencia “Ricnufe’ fo hace uno de los soporte més Sexbles para la nueva (Stans, aque exige el anit det involucramiento delinvestiador, cl obserrador, del investigadorpractcante, del educador, del tera: oun y_~porgué no- de muchos otto pofeionales Te nctsion en ta escena univers ycentca de a escritra exratental presagia una isis. Desde hace ya tempo Ios textos Ctnogecosestin contaminados por los ET. Ast manera, éno sucede Tombsmo con el texto psicoanalico? El prologusta de Devereux, en De angola la méthode, e pregunta sobre a subversion de ls ciencias del comportamiento por lo autobiogréfico. Otros han tenido difcultades pars encontrar una frontera solide enre el texto antro- polépco yl fccon. Mills hizo norar un poco pérfdamente que It fran socologia frances se halaba mucho mejor representa por Micstros novelitas que por nuestos especalisas en clencias soca- Ten Alo que yo afd una pregunta lsamente ingen: épor que (Son capceaisas eoperan lear tuna etapa avanzada de su carers far tecaenos, bajola muy sospechosa forma de “memoria” (e908 Enttcarics, algunos elemento ms o menos dullieados del “como Inlnvestgacon’? + aecbordamiene darsicontimisa.iocs un fenbmend secur caro, Expres a dingmniea de toda descripeion entrada en Io que Socede dentro del acto deinvestigacion, entendio ste como prictica soul eminentemente cuestionadors, problema, Desbortamien- tor icago de contaminacon, {Con que? éCon la relaciones sociales coneretas que orgunizan ( son organizaas os) cl acto de investign- Son? fcon el funcionamiento real de Ia tnieligentsa? {Con las pues debiidadce de los "stbic”? €Con sus evexpos? (Con su 24 ppasiOn por escribir, ser publicados, ser admirados, existir en el mer- ‘cado cultural o ideolégico? éCon su tendencia frecuentemente incon- fesa por la escritura, la creacin, la literatura? 1a prictica y la relativa difusién del BT prueban que el desborda- miento intimista no deja de tener relaci6n con la pérdida de legitimi- dad del discurso intimista: su implosin epistemol6gica actual puede tener quizé un nexo con las primeras explosiones at6micas de losafios 40. 1a implosi6n actual se liga igualmente a la deriva de las biotécni- 2s, prolongacién “natural” de muchas otras aventuras en psicologia experimental o en otras disciplinas. El “todo lo que es posible es bueno”, inversion diabélica de la base ética de toda civiizacion —excepto la nuestra—, épuede resistir la regla de oro del “progreso cientifico”? “iNo tocar!”, es el santo y sefia de la ciencia “positiva”, es decir, sagrada. Tocar es arriesgarse a ser sumergido en las tinieblas exteriores, en la acusaci6n de oscurantismo. La teorfa de la implica- i6n, para intentar escapar a esa triste suerte, esti obligada a jugar en dos tableros: colocarse resueltamente del lado del ET, del reverso del decorado, yal mismo tiempo construir, para tramarel didlogo, objetos de apariencia cientifica: la teoria del extra-texto (en deuda con Gérard Genette y con la narratologia); la objetivaciOn del diarismo, fenémeno extremadamente vigoroso, desconcertante, yen particular el diarismo ‘como moda de acumulacién de datos y moda de escritura capaz de transformar el viejo sonsonete de las ciencias sociales y humanas, Estaba lejos de ser evidente para mi el valor de los diarios al principio de una investigaci6n que se queria a modo de verificacién, ‘Verificaci6n, dentro de diversas corrientes y diversas disciplinas, del trabajo subterrinco del paradigma “implicacional”, cuya controverti- da existencia me parecia decisiva para el acontecer cadtico del andlisis institucional, Como quiera que sea, las “técnicas” del andlisis de implicaci6n no ¢staban totalmente por inventar. Existian la dialéctica, la fenomeno- logia; existia el cucstionamiento psicoanalitico; existia Devereux; existian también, en el andlisis institucional, las implicaciones en la situacion de intervenci6n socioanalitica o de otro tipo. Al menos hacia falta formular, en un lenguaje que no fuera simple dialecto de subde- sarrollados, esas intuiciones sobre un andlisi institucional del saber. Que el diarismo no esté exento de contradicciones en cuanto 25 RO iid a ee i Ai is a aa Mee a surge la amenaza de su instrumentalizacion (de su institucionaliza- ‘cin al generalizarse en un’sector marginal dentro de la cludadela Cientifica), aparece con toda claridad junto con Ja tendencia que denominaré “nominalista absoluta”, para la cual constituye ante todo tuna manera mis eficaz de objetivar lo real, una ciencia mas exacta que las ciencias sociales instituidas. a referencialidad, considerada como relacién puramente “ac tual” con el contexto, desplaza a Ia historia que pretendia restituir por la historizacion de la escritura diaristica 0 cercana al informe (ac- ‘count). Existe confusién entre historia y diacronia como sucesiOn de hechos. EI postulado de lo local (7 por lo tanto de lo particular, del “campo” ante todo) sustituye al espacio, al contexto mundial, mun- dializado y mundializante y, por tanto, aqu{ también, a Ia temporali- dad, al acontecer contradictorio. 'El principio de la indiferencia etnometodol6gica desplaza a la libido, a lo imaginario, a la sensibilidad,todavia mas brutalmente de ‘como lo intentaron hacer el cartesianismo y el positivismo. iMuerte a Jo intimo! IProhibido asociar! Excepto “a titulo personal, cosa total: ‘mente licita si precisamos abi que se trata de una elecci6n personal y ‘no una necesidad cientifica”.* ‘a persona resulta expulsada dos veces en este pequeho pasaje de weorfa etnometodol6gica consagrada a los diarios. El nominalismo absoluto olvida las contradicciones verdaderamente fecundas que e! ‘acontecer de esta corricnte filoséfica produjo durante la Edad Media. Jucgos de palabras y de cosas, de ideas y de realidades, de la concep ‘tualizacion y de la observacion, del adentro y del afuera, de lo subjetivo y de lo objetivo, del representat y del estar ahi. Las paradojas no faltan, como la del nominalismo que termina por dar a luz al ‘empirismo, mientras el realismo filos6fico pretendia confiscar la ex- periencia de lo real. 0 la paradoja de la subjetividad como criterio de ientificidad... ‘Al establecer el balance de los grandes debates del siglo XIV, un hhistoriador de la filosoffia resume asi la situacién heredada por la Edad 4. Yes Lecerf, “Etnologfa en Paris VII: referencialidad, diarios, narraciones, asicdiarios",en Pratiques de formation, No. 9, 1985 (Universidad de Pacis vunn. 26 PU Qh Hi GAA Abis Vis ARNO Ae, MM ig AW UM I ad bie se baa pera ate. sao a macnn, omc mn ac shor on ima de que ete dime Ss conprenhaoeren ee re anu al sujeto, por oposicién al ‘mundo exterior’ que "Fa, Y que es igualmente reinterpretado en cuanto a 2 con la realidad, es decir relacionado ahora con las reas rer rere toatl Posiblemente representadss en este mundo exterior"? eed Wierereteele epg ering ome Eas at eee: eee aa igh peat reh gop ed pn articular de las ideas que servian de fundamento ala fe, ala institu Soc ae ete ee Sa itural. En efecto, la teologia como disci feina guardiana Si beet Societe cme ene a fee irgimiento del sujeto como foco de las representaciones y no ya Stee tiie cme ree e ‘read ‘aparicion de cosas singulares, reales, en lugar de las cat cae stractas, finalistas y teologicas. ne pee po ey ara: ee ee Sencieme al investigador, al observador. Del cartesianismo al post. 7a ratings Se eee tape Roc een Fer cn aa en ie ca ‘preferencia diaristica? tek eRe ee pk gies cieue tiencia de los diarios intimos ocupa un lugar central en el ae pm ite estudio del socidlogo-demégrafo Alain Girard en de; as ae Presenta una hij en cuanto al desarrollo del Inura occidental.” La hipdtesis es que el intimismo 3 Ruprecht Paqué, Le sta PUR, ere 2 ut parisien des nominalistes, Berlin, 1970, tr. fe. © Alain Girard, Le journal intime, Pati, PLU, 1963, 27 disyuntiva ia image ra debe ocuparse la sociologia, o més bien, de ope. Anta amplted de los cambios, et hundimiento Fase cceucturasimaginaras que la contrarreforma y la monasqula tvs hublan poco mis 0 menos reconstruido despues de a criss ‘de los “universales”, "ya mencionada aqui, asistimos 2 Ia invencion de! Stars remiado frente al Eta o, pars dei mejor, de nd vido obtiene ya su existencia abstracta hipet siete detentadora en lo sucesivo de seo lo SS aes que en otro lugar lamé “el ee BL ee ee tan imaginario como lo ert sierso el ey. Bata Be ad modo subeanada para la case cn ascenso Por It scumbiacién de quay de poder, produce unacspece ee ‘del yo: s0y ofiialmente libre, ; ae ren i msn, e poder econo plo as ‘opresiones. (Quien soy, ‘dénde soy, cuando soy? et a ees opens Oat Alienado de I mercanct, del diner, de It a eee et ocipulo de Lukas, Gabel, ama I flea conciencia a cae gee intimista y, en general del diarismo, cont neste nes en bance ome he nena hese conne ey eee cl co re ee sce cae sence ss a : sin rein secretos del fldsofo por relacionarse a “un tempo privado, Cincion...” con Wittgenstein el hombre pablico. ‘ircadianos (altemnancia de los dias y las noches) indica la buisqueda de un grado cero de la temporalidad, con el fin de llenar el vacio

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