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Cautivante

Un diario guiado para ayudar a develar


el misterio del alma de una mujer

-Stasi Eldredge

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Contenido
Introducción
CAPÍTULO UNO..........................El corazón de una mujer
CAPÍTULO DOS..................Lo que sólo Eva puede contar
CAPÍTULO TRES..................Perseguida por una pregunta
CAPÍTULO CUATRO...............................................Herida
CAPÍTULO CINCO...................................Un odio especial
CAPÍTULO SEIS....................................Sanando la herida
CAPÍTULO SIETE............................................Galanteada
CAPÍTULO OCHO..............................Belleza para develar
CAPÍTULO NUEVE............................Despertando a Adán
CAPÍTULO DIEZ..........................Madres, hijas, hermanas
CAPÍTULO ONCE...............................Princesas guerreras
CAPÍTULO DOCE.............................Un rol irreemplazable
Pensamientos finales

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Introducción
¡Bienvenida y bien hecho! Escoger continuar esta “Guía Personal” significa
que estás hambrienta por más. Más de Dios, más sanidad y más restauración
a la mujer que fuiste creada para ser. Significa estar dispuesta a realizar un
viaje de descubrimiento con él. Has dicho que “sí” a Dios. Continúas diciendo
“sí’. Deseo que él se encuentre contigo en los lugares profundos de tu corazón
y te traiga esperanza, valor, sanidad y las delicias de la intimidad que sólo
Dios puede traer.

Primero, este no es un “libro de trabajo” normal. No hay respuestas incor-


rectas. No hay que llenar en los espacios en blanco. No tienes que luchar
o preocuparte por “hacerlo bien”. Después de todo, ¿Quién quiere otro libro
de trabajo? Ya tenemos suficientes. Aparte, llamar esto un libro de trabajo
implicaría que los mensajes en el libro Cautivante tienen que ser dominados.
Y dominados de una forma mesurable. Para nada. Los mensajes en el libro
tienen que ser reflexionados, considerados. Algunos deben ser abrazados. Al-
gunos practicados. Algunos deben ser puestos a un lado para otro momento.

Este diario es para tu corazón.


Y las palabras son la voz del corazón.

Los extractos del libro y las preguntas que hacemos son simplemente para
provocar una exploración más profunda de tu propio corazón y del corazón de
Dios. Las páginas provistas dejan espacio para que tu alma exprese lo que
hay en lo profundo. No te guardes nada. Estas páginas son sólo para ti y para
Dios. Si escoges hacer este viaje con otras mujeres en un grupo pequeño,
sólo comparte lo que desees. No tienes que tener miedo de equivocarte o
decir algo tonto.
En realidad estamos juntas en esto. Es maravilloso ver cuánto tenemos en
común en nuestras experiencias, nuestros sentimientos, nuestras dudas,
nuestros miedos.

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Dentro de cada capítulo hemos incluido características especiales llamadas
“Ventanas al Corazón” y “Levantando el Velo”. Estas incluyen extractos de
otros libros y películas, así como notas que queríamos incluir pero no pudimos
poner en el libro Cautivante. Esperamos que las disfrutes y que sean útiles en
tu viaje con Dios.

Si estás usando este pequeño libro para facilitar conversaciones más profun-
das, no trates de responder todas las preguntas juntas en una reunión. Tres
o cuatro serán suficientes. Reaccionen. Respondan. Compartan con hones-
tidad. Tomen el riesgo de ser vulnerables unas con otras. Un pacto de priva-
cidad podría ayudar. Decidan juntas que lo que se comparta dentro de los
confines de su reunión es sagrado y no debe ser compartido con los demás.

Es un gran regalo proveer un refugio donde se dé la bienvenida a que un


corazón se exponga. Tu corazón es buscado. Ya sea que estés usando este
diario sola, con Dios o con un grupo de mujeres, Dios deja espacio para que tu
corazón se muestre. Silénciate. Relájate. Invita al Espíritu Santo a que te guíe,
te hable, revele lo que él desea revelar.

La invitación es verdadera. Es de Dios. Y está delante de ti para acercarte aún


más a Su presencia y a conocerlo. Conócete a ti misma. Y vuélvete cada vez
más tú, aún más de él.

Todas nosotras estamos en un viaje, lo sepamos o no. Un viaje de conver-


tirnos en [algo]. Henri Nouwen escribe en ‘The Life of the Beloved’ [La Vida
del Amado] que, “la vida espiritual no es simplemente una forma de ser, sino
también una forma de convertirse en [algo].” Que Dios utilice este libro en tu
vida mientras te acercas más a él. Pídele que venga. Y descansa con la se-
guridad de que él lo hará porque, verdaderamente, él ha prometido hacerlo; él
se deleita en venir.

-Stasi Eldredge

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Por amor a Sión no guardaré silencio,
por amor a Jerusalén no desmayaré,
hasta que su justicia resplandezca como la aurora,
y como antorcha encendida su salvación.
Las naciones verán tu justicia,
y todos los reyes tu gloria;
recibirás un nombre nuevo,
que el Señor mismo te dará.
Serás en la mano del SEÑOR como una corona esplendorosa,
¡como una diadema real en la palma de tu Dios!
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra la llamarán «Desolada»,
sino que serás llamada «Mi deleite»;
tu tierra se llamará «Mi esposa»;
porque el SEÑOR se deleitará en ti,
y tu tierra tendrá esposo.
Como un joven que se casa con una doncella,
así el que te edifica se casará contigo;
como un novio que se regocija por su novia,
así tu Dios se regocijará por ti.

-Isaías 62:5, NVI

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eCAPÍTULO UNOf

El Corazón de una
Mujer
A veces es difícil ser mujer.
–Tammy Wynette

Tú perteneces a las flores silvestres


Tú perteneces a un barco en el mar
Tú perteneces a tu amor en tus brazos
Tú perteneces a algún lugar donde te sientas libre.
–Tom Petty, “Flores Silvestres” [Wildflowers]

Me encanta la oración “A veces es difícil ser mujer” de la vieja canción de


Tammy Wynette. Eso es quedarse corto. Sí, también hay muchas, muchas
ocasiones cuando es difícil ser hombre. Pero, las mujeres vivimos en un tiem-
po donde la presión de afuera y la presión desde adentro de vivir bien como
mujer a menudo es masiva e implacable. A veces es aún más difícil ser mujer.

Bienvenida, amada de Dios. Respira profundamente. Relájate. Estás entre


amigos aquí. Antes de que tomes un lapicero, toma un momento para invitar
a Jesús a tu tiempo ahora; pídele que guíe, dirija y haga su voluntad con tus
pensamientos y tu corazón. Él es, después de todo, el creador de nuestros
corazones, como mujeres. Él sabe quiénes somos. Él sabe y entiende la his-
toria de nuestra vida mucho mejor de lo que nosotros la entendemos. Y él
conoce los deseos de nuestro corazón aún con sus más íntimos detalles. Él
los colocó allí. Pidámosle que venga y nos ayude.
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Querido Jesús, te amo. Te necesito. Vengo delante de ti ahora, una
vez más, como alguien que te pertenece, a pedirte ayuda, tu gracia.
Mi vida es tuya. Mi corazón es tuyo. Por favor, ven y haz brillar tu luz
en las profundidades de mi corazón, para que yo me entienda mejor y
venga a conocer tu sanidad y tu presencia más profundamente. Ayú-
dame a recordar lo que necesito recordar. Ayúdame a ver, a entender,
a arrepentirme, y a perdonar. Jesús, quiero darte acceso a todo mi
corazón. Te invito a cada parte. Ven, Espíritu Santo, haz tu volun-
tad –que te ame, Dios, más profunda y verdaderamente con todo mi
corazón, mente, alma y fuerza. En el nombre de Jesús oro. Amén.

Ventanas a Tu Corazón
A John y a mí nos encantan las películas, porque hablan tan
profundamente al corazón. (Recordarás que Jesús amaba con-
tar historias también. Él lo hizo para alcanzar el corazón.) En el
capítulo uno del libro Cautivante dijimos, “Mira los juegos que
las niñitas juegan y si puedes, recuerda lo que jugabas cuando
tú eras niña. Mira las películas que aman las mujeres. Escucha
a tu propio corazón y al corazón de las mujeres que conoces.
¿Qué es lo que quiere una mujer? ¿Qué es lo que sueña?”
Podría ser muy útil, como una forma de entrar en este viaje,
regresar y ver una o dos de tus películas favoritas. Y mientras lo
haces, pregúntate, ¿Por qué me encanta esto? ¿Qué despierta
en mí?

Es más, escribe justo aquí los nombres de varias películas que


te gustan:
Ahora, mientras empiezas, regresa al capítulo uno de Cauti-
vante y revisa las páginas ¿Subrayaste algo? ¿Qué dió en el
punto? ¿Qué evocó en tu corazón?

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¿Qué te gustó sobre este capítulo?

¿Qué no te gusta sobre el capítulo? ¿Con qué estás luchando?

¿Qué cosa, si hubiera algo en este capítulo, te está costando


trabajo creer?

Volviendo a la Vida
Empecé el capítulo uno en el libro Cautivante contando la historia de nuestra
experiencia en canoa en Oxbow Bend; la belleza del lugar y el giro peligroso
que dió.

Nos elevamos al reto de trabajar juntos, y el hecho de que requirió todo de mí,
que yo estaba en ello con mi familia y por mi familia, que estaba rodeada de
belleza salvaje y resplandeciente y que era, pues, algo peligroso hizo que el
momento fuera… trascendental.

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El Viaje de una Mujer
¿Alguna vez has experimentado algo similar? ¿Puedes recordar una ocasión
en tu vida cuando te sentiste viva como mujer? ¿Con quién estabas? ¿Qué
sucedió? ¿Cómo te sentiste?

Vino el tiempo cuando tomó el


¿Cuándo fue la primera vez que
riesgo
descubriste que ya no eras una niña,
sino que te habías convertido en una Permanecer apretada en un ca-
mujer, en un “adulto”? ¿Fue una oca- pullo era más doloroso
sión memorable? ¿Algún evento? Que el riesgo que tomó florecer
¿Sientes que eres una mujer? ¿Hay
-Anais Nin
lugares en tu corazón donde todavía
te sientes joven?

Parece haber un número creciente de libros sobre el viaje masculino –ritos


de transición, iniciaciones y similares –muchos de ellos son útiles. Pero ha
habido muy poca sabiduría ofrecida para el camino de convertirse en mujer.
Oh, sabemos las expectativas que se nos han sido impuestas por nuestra fa-
milia, nuestra iglesia y nuestra cultura. Hay resmas de materiales sobre lo que
debes hacer para ser una buena mujer. Pero eso no es lo mismo que saber
qué significa el viaje hacia convertirse en mujer, o incluso cuál debería ser la
meta real.

¿Qué expectativas te han sido impuestas como mujer? ¿Qué te sientes pre-
sionada a ser?

La iglesia no ha sido de mucha ayuda aquí. No, eso no es suficientemente


honesto. La iglesia ha sido parte del problema. Su mensaje a las mujeres ha
sido principalmente “tú estás aquí para servir. Es para eso que Dios te creó:
para servir. En sala cuna, en la cocina, en varios comités, en tu casa, en tu
comunidad”.

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En serio –imagina a las mujeres que tenemos como modelos de feminidad en
la iglesia. Son dulces, son útiles, su cabello está arreglado; están ocupadas,
son disciplinadas, son serenas y están cansadas.

Piensa en las mujeres que te encuentras en la iglesia. Están tratando de vivir


un modelo de feminidad. ¿Qué es lo que te “enseñan” sobre ser mujer? ¿Qué
nos están diciendo a través de su vida?

¿Cómo te han enseñado que debe verse una mujer madura y devota?

Invisible, No Buscada e Incierta


Yo sé que no estoy sola en este sentimiento quejumbroso de estar fallando
para dar la talla, un sentimiento de no ser lo suficiente como mujer. Cada mujer
que he conocido lo siente –algo más profundo que tan sólo el sentimiento de
fallar en lo que hace. Un sentimiento subyacente e instintivo de fallar en lo que
ella es. No soy suficiente y soy demasiado al mismo tiempo.

¿Alguna vez te has sentido de esa forma? ¿Lo estás sintiendo estos días?
¿De qué formas?

El resultado es Vergüenza, el compañero universal de las mujeres. Nos per-


sigue, nos roza los talones, alimentándose de nuestro miedo más profundo a
que terminaremos abandonadas y solas.

Después de todo, si fuéramos mejores mujeres –lo que sea que eso signifique
–la vida no sería tan difícil, ¿verdad?

¿Tú crees eso? ¿Que si fueras “mejor” la vida no sería tan difícil? ¿“Mejor” de
qué formas?

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¿Por qué es tan difícil crear amistades significativas y mantenerlas? ¿Por qué
nuestros días se ven tan poco importantes, no llenos de aventura y romance
sino de tareas y exigencias?

Nos sentimos invisibles, incluso por aquellos que están más cerca de nosotros.
Nos sentimos no buscadas –que nadie tiene la pasión o el valor de perseguir-
nos, de atravesar nuestros desastres para encontrar a la mujer que está ahí
en lo profundo. Y nos sentimos inciertas –inciertas de qué es lo que significa
ser mujer; inciertas de lo que realmente significa ser femenina; inciertas de si
lo somos o algún día lo seremos.

¿Sientes que conoces lo que significa ser una verdadera mujer? ¿Sientes que
lo eres?

Conscientes de nuestros errores más profundos, derramamos desprecio en


nuestro propio corazón por desear más. Oh, anhelamos intimidad y aventura;
anhelamos ser la Bella de alguna gran historia. Pero los deseos puestos en
lo profundo de nuestro corazón parecen un lujo, concedido sólo para aquellas
mujeres que tienen todo bajo control. El mensaje para el resto de nosotras –ya
sea clavado por una cultura o por la iglesia –es trata más fuerte.

¿Te suena eso? ¿Alguna vez te has sentido de esa forma? ¿Cómo has es-
tado –y cómo estás –“tratando más fuerte”?

El Corazón de una Mujer


Y en todas las exhortaciones nos hemos perdido lo más importante. Hemos
perdido el corazón de una mujer. Y eso no es algo sabio, porque como nos
dicen las Escrituras, el corazón es central. “Por sobre todas las cosas cuida tu
corazón, porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23, NVI). Por sobre todas
las cosas.

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Piensa en ello: Dios te creó como mujer. “Y Dios creó al ser humano a su
imagen… hombre y mujer los creó” (Génesis 1:27, NVI). Lo que sea que sig-
nifique llevar la imagen de Dios, tú lo haces como mujer. Hembra. Y así es el
cómo y dónde llevas su imagen. Tu corazón femenino ha sido creado con la
dignidad más grande de todas –como un reflejo del mismo corazón de Dios.
Tú eres una mujer en tu alma, en el mismo núcleo de tu ser. Y así que el viaje
para descubrir qué quiso Dios cuando creó a la mujer a su imagen –cuando te
creó a ti como mujer –ese viaje empieza con tu corazón.
¿Es para ti un nuevo pensamiento el que tu corazón como mujer es la cosa
más importante en ti? ¿Qué significa eso para ti?

Ser Galanteada
Escucha a tu propio corazón y el corazón de las mujeres que conoces.
Nosotros pensamos que encontrarás que cada mujer en su corazón anhela
tres cosas: ser galanteada, jugar un papel irreemplazable en una gran aven-
tura y develar belleza. Eso es lo que da vida a una mujer.

¿Amen? ¿Ves esos deseos en tu propio corazón? ¿En las películas que te
encantan? ¿En tus sueños? ¿En tus decepciones?
¿Cómo crees que Cora se sintió cuando
Nathaniel le hizo este juramento? Te encontraré.
No importa cuánto tiempo me lleve,
no importa cuán lejos –yo te encon-
El deseo de ser galanteada está puesto
traré.
profundamente en el corazón de cada
niña y cada mujer. Al ver las historias que -Nathaniel a Cora en El Último de
nos encantan, podemos tener una pista, los Mohicanos
una insinuación de cuáles son esos de-
seos. ¿Cuáles eran algunos de tus juegos favoritos cuando eras niña? ¿Te
acuerdas los juegos de representar papeles, que jugabas cuando eras niña?
Si te acuerdas, ¿qué te gustaba ser? ¿Un caballo? ¿Una estrella de cine?
¿Una madre? ¿Un agente encubierto?

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El deseo de ser galanteada está puesto profundamente en el corazón de cada
niña y cada mujer. Al ver las historias que nos encantan, podemos tener una
pista, una insinuación de cuáles son esos deseos. ¿Cuáles eran algunos de
tus juegos favoritos cuando eras niña? ¿Te acuerdas los juegos de represen-
tar papeles, que jugabas cuando eras niña? Si te acuerdas, ¿qué te gustaba
ser? ¿Un caballo? ¿Una estrella de cine? ¿Una madre? ¿Un agente encubi-
erto?

¿Cuáles eran algunas de tus historias o películas favoritas mientras crecías?

¿Cuáles son algunas de tus historias y películas favoritas ahora?

Levantando el Velo
Dios es el Cuenta-historias Maestro. A él le encanta usar historias para captu-
rar nuestra imaginación y hablar a nuestro corazón. Hay una razón, una razón
espiritual, de por qué te encantan ciertas historias. Sería una buena idea to-
mar tiempo en el próximo mes para revivirlas; renta la película, revisa el libro.
Haz una “noche de chicas” y comparte algunas de tus películas favoritas con
una amiga.

Adivinamos que aunque a las mujeres también les encantan las historias de
aventuras, los cuentos heroicos y las batallas épicas, las historias que más
hacen que tu corazón suspire con anhelo son las que retratan relaciones pro-
fundas y significativas: específicamente, buenas mujeres siendo buscadas,
deseadas, queridas y peleadas por hombres valiosos y nobles. Ese deseo es
universal y está escrito en el corazón de cada mujer.

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Cuando somos jóvenes, queremos ser preciosas para alguien –espe-
cialmente para papá. Mientras crecemos, el deseo madura a un anhe-
lo de ser perseguidas, deseadas, queridas como mujeres. Ahora, ser
galanteada no es todo lo que una mujer quiere, y John y yo no esta-
mos diciendo que la mujer debe derivar el significado de su existencia
de si está o no siendo galanteada por un hombre, pero, ¿No ves que
quieres esto? ¿Ser deseada, ser buscada por alguien que te ame, ser
la prioridad de alguien? La mayoría de nuestras adicciones como mu-
jeres se muestran cuando sentimos que no estamos siendo buscadas
o amadas. En algún lugar de nuestro núcleo, tal vez en lo profundo, tal
vez escondido o enterrado en su corazón, cada mujer desea ser vista,
querida y buscada. Queremos ser galanteadas.

¿Tú quieres ser galanteada? ¿De qué formas? (Y si ese deseo parece muy
lejos, o parece algo indeseable, pregúntate, “¿Por qué es eso? ¿Cuándo perdí
ese deseo?”)

Un Rol Irreemplazable en una Gran Aventura


Algún tiempo antes de que las penas de la vida hicieran lo mejor que podían
para matarlo en nosotras, la mayoría de las mujeres jóvenes querían ser parte
de algo grandioso, algo importante. Antes de que la duda y la acusación se
aferraran, la mayoría de las niñas sentían que tenían un papel vital que jugar,
querían creer que hay algo en ellas que se necesita, y se necesita desespera-
damente.

¿Tú querías jugar un papel vital en una gran historia?

Me encanta recordar la historia del viaje en canoa a Oxbow Bend por muchas
razones, pero la mayor de ellas es el hecho de que me necesitaban, y que no
fallé. ¿Hay lugares en tu vida donde sentiste que eras necesaria, vital y esen-
cial? ¿Te gustó eso?

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¿Qué tipo de aventuras disfrutas? Y ¿las disfrutas más sola o compartiéndolas
con un amigo cercano o alguien amado?

Adivino que aunque hay ocasiones en que necesitamos estar SOLAS, la may-
or parte queremos compartir nuestra vida, nuestras experiencias, nuestras
aventuras, aún nuestras penas con otros. Como escribimos en Cautivante,
eso es porque,

Como ecos de la Trinidad, recordamos algo. Hechos a la imagen de una rel-


ación perfecta, somos relacionales hasta el núcleo de nuestro ser y llenas con
el deseo de un propósito trascendental. Anhelamos ser una parte irreemplaz-
able de una aventura compartida.

¿Te suena eso como verdad? ¿Quieres eso?

Belleza para Develar


¿Cómo se sentiría saber que Jesús, tu Rey, está cautivado por tu belleza?
El rey está cautivado por tu her-
Las niñas que están siendo cria- mosura. Salmos 45:11, NVI
das en hogares saludables tienen
una chispa en sus ojos. Son como nuestra amiguita Lacey cuya historia con-
tamos, en la que corre de oficina en oficina cantando su nueva canción inven-
tada. La mayoría de las niñas disfruta jugar a arreglarse, usar ‘faldas con vue-
los.’ ¿A ti te gustaba? Toma un momento y trata de recordar cómo te sentías.
¿Qué disfrutabas de ello? Si tienes una hija pequeña, ¿te has dado cuenta
cómo disfruta jugar a arreglarse?

¿Te acuerdas de una ocasión cuando eras joven y querías ser hermosa?
¿Cuando querías que otros te encontraran hermosa?

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Todas las niñas pequeñas quieren ser el deleite de alguien. Sus corazones
jóvenes intuitivamente quieren saber que son adorables. Algunas lo pregun-
tarán con esas palabras ‘¿soy adorable?’ Otras simplemente lo preguntarán
con sus ojos. Verbal o no, ya sea usando un vestido brillante o cubiertas con
lodo, todas las niñas quieren saber. Cuando tú eras joven y tu corazón joven
hizo la pregunta ‘¿soy adorable?’, ¿cómo te respondieron?

¿Cómo crees que serías respondida hoy por las personas cuya opinión te
importa?

El deseo de ser hermosas no disminuye con la edad. Permanece. Es un an-


helo que no tiene edad. ¿Crees eso?

Ahora, sabemos que el deseo de ser hermosas ha causado daño indecible


a muchas mujeres. (¿Cuántas dietas has hecho?) Se han derramado incon-
tables lágrimas y se han roto corazones persiguiendo ese deseo. Como cantó
Janis Ian, “He aprendido la verdad a los diecisiete, que el amor fue hecho para
reinas de belleza y chicas de la secundaria con sonrisas de piel clara.” La
belleza ha sido exaltada y adorada y mantenida fuera del alcance de la mayor-
ía de nosotras. Para otras, la belleza ha sido avergonzada, usada y abusada.
Algunas de ustedes han aprendido que poseer belleza puede ser peligroso. Y
aún así –y esto es increíble –a pesar de todo el dolor y aflicción que la belleza
nos ha causado a las mujeres, el deseo permanece.

¿Cómo describirías tus sentimientos hacia tu propia belleza? ¿Sentimientos


encontrados? ¿Sin esperanza? ¿Satisfecha? ¿Anhelante?

¿Te gusta que te tomen fotos? ¿Te gusta ver esas fotos después?

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Levantando el Velo
Ahora, esto es clave: el deseo de ser hermosas, de tener una belleza propia
para develar no es principalmente acerca de nuestra apariencia. Es un deseo
de ser cautivante en las profundidades de quienes somos.

¿Quién, en tu vida, es hermosa a tu parecer? ¿Por qué?

¿Es principalmente por su apariencia externa o es más un asunto de su


corazón?

Esto no es sobre vestidos y maquillaje. La belleza es tan importante que re-


gresaremos a ella una y otra vez en este libro. Por ahora, ¿no reconoces
que una mujer anhela ser vista y que se piense de ella como cautivante?
Deseamos poseer una belleza que sea digna de perseguirse, de pelear por
ella, una belleza que es central de quienes somos en realidad. Queremos una
belleza que pueda ser vista; belleza que pueda ser sentida; belleza que afecte
a otros; una belleza propia qué develar.

¿Quieres esta belleza? ¿Recuerdas que la querías?

El Corazón de un Hombre
Como yo (John) lo describí en Salvaje de Corazón, también hay tres deseos
centrales en el corazón de cada hombre. (Si no has leído ese libro, deberías
leerlo. Abrirá tus ojos al mundo de los hombres.) Pero son únicamente mascu-
linos. Para empezar, cada hombre quiere una batalla que pelear. Es todo eso
de los niños con las armas… Los hombres también anhelan aventura. A los
niños les encanta escalar y saltar y ver cuán rápido pueden ir en sus bicicletas
(sin manos). Sólo mira en tu garage –todo el equipo y carritos y motocicletas
y cuerdas y botes y cosas… Finalmente, cada hombre anhela una bella qué
rescatar. De verdad lo anhelan.

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¿Has visto esto en los hombres que conoces? ¿En tu esposo, hermanos, ami-
gos e hijos?

Y, ¿Cómo te has sentido sobre esos deseos en los hombres? ¿Te agradan?
¿Los animas?

Ahora, ¿puedes ver cómo los deseos del corazón de un hombre y los deseos
del corazón de una mujer fueron al menos intencionalmente hechos para en-
cajar de una forma hermosa? Una mujer en la presencia de un buen hombre,
un hombre real, ama ser mujer. Su fuerza permite que su corazón femenino
florezca. Su búsqueda saca la belleza de ella. Y un hombre en la presencia
de una mujer de verdad ama ser hombre. Su belleza lo despierta para jugar el
papel de hombre, sacar su fuerza. Ella lo inspira a ser un héroe. Todos sería-
mos tan afortunados.

Como mujer, ¿Anhelas hacer que un hombre exponga su fuerza?

Por el Camino del Corazón


Los anhelos que Dios ha escrito en lo profundo de tu corazón te dicen algo
esencial sobre lo que significa ser mujer, y la vida que se supone debes vivir.
Ahora sabemos –muchos de esos deseos han sido insatisfechos, o agredi-
dos, o simplemente olvidados por tanto tiempo que la mayoría de las mujeres
terminan viviendo dos vidas. En la superficie están ocupadas y son eficientes,
incluso profesionales. Nos las estamos arreglando. En el interior, las mujeres
ser pierden a sí mismas en un mundo de fantasía o en novelas baratas, o
nos entregamos a la comida o alguna otra adicción para entumecer el dolor
de nuestro corazón. Pero tu corazón aún está ahí, gritando por libertad, por
encontrar la vida de la que te hablan tus deseos.
Tú puedes encontrar esa vida. Si estás dispuesta a embarcarte en una gran
aventura. ¿Estás consciente de que tu corazón quiere más?

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Acallemos nuestra alma otra vez y hablemos con Dios.

Querido Dios. Tú diseñaste mi corazón. Tú me tejiste en el vientre de


mi madre. Tú pusiste tus ojos sobre mí antes de la fundación del mun-
do. ¿Podrías, por favor, venir una vez más y sostener mi corazón firme
y tiernamente? Despierta mis deseos. Restáuralos. Dirígeme a con-
vertirme en la mujer que tú has querido que sea; la mujer que anhelo
ser. Tomaré el riesgo de hacer este viaje contigo… este viaje hacia mi
corazón, y hacia el tuyo. Confío en ti. Te amo. Te necesito. Oro todo
esto y todos los anhelos silenciosos de mi corazón en el nombre de
Jesús. Amén.

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