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ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA Alberto Melucci EL COLEGIO DE MEXICO CENTRO DE ESTUDIOS SOCIOLOGICOS 301.153, M5290 Melucci, Alberto, 1943- ‘Accién colectiva, vida cotidiana y democracia / Alberto Melucci, ~- México : El Colegio de México, Centro de Estudios Sociolégicos, 2010, 1959. 260 p. ;22 em. ISBN 968-12-0869-2 1, Movimientos sociales ~- Historia ~- Siglo XX. 2. Accién social. 3. Conducta colectiva. 4. Democracia. 5. Vida cotidiana. Portada: Grabado de Demin Flores Cortés Disefio de Maria Luisa Martinez Passarge Alejandro Alcalde se encargé con gran dedicacién y en estrecho contacto con Allberto Melucci del cuidado de la edicién de este libro. Adriana Luna compartié esa dedicacién con atencion y constancia. El Centro de Estudios Sociolégicos agradece a ambos su compromiso, Segunda reimpresién, 2010 Primera reimpresién, 2002 Primera edicién, 1999 DR. © El Colegio de México Camino al Ajusco 20 Pedregal de Santa Teresa 10740 México, D.F. wwnw.colmex.mmx ISBN 968-12-0869-2 Impreso en México INDICE Introduccién 1 1. IV, MI Teoria de ta accidn colectiva Las teorfas de los movimientos sociales GEI fin de los movimientos sociales? La accién colectiva como construccisn social Movimientos y cambio |. Identidad y movilizacién en los movimientos sociales La acci6n colectiva como sistema multipolar Una equivocacisn epistemoldgica: el caso de los nuevos movi- icntos sociales Asumir un compromiso: expectativ. identidad y accisn, Los movimientos sociales en ta sociedad contempordnea Una accisn diferente ‘Cambios sin precedentes ‘Movimientos sociales y sociedad compleja Eldesafio simbélico de los movimientos contempordneos {Movilizaciones politicas o simbslicas? {Qué hay de nuevo en los “nuevos movimientos sociales"? Vida cotidiana y aceién colectiva El tiempo de ta diferencia: condicién femenina y movimiento de las mujeres Para una ecologia de lo cotidiano: reproducci6n, eros, comuni- cacién Recursos y limit del planeta interior Democracia de la complejidad Los movimientos sociales y la democratizacién de la vida coti- diana 25 35 2 es) 5s 35 58 61 6° 9 16 80 95 95 106 131 131 136 ur 161 16 Pry ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA Leonardo Avritzer (coord.) Sociedade Civil e Democratizacdo, Livraria del Rey, Belo Horizonte, 1994, “Sociedad compleja, identidad y accién colectiva", entrevista de Adrian Seribano y Dalila Pedrini, Milén, mayo de 1997, I. TEORIA DE LA ACCION COLECTIVA. LAS THORIAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES La reflexién te6rica sobre Ios movimientos sociales es mucho més pobre {que la de los actores politicos. En las sociedades contempordneas 1a multipli- de nuevas formas de accisn colectiva ha propuesto dramsticamente es~ as carencias de la teorfa, haciendo necesario un balance critico y la busqueda ide nuevos instrumentos de andlisis. EL impasse de la tcoria puede ser ejempliticado refiriéndose a dos tradi- clones tedricas que se han ocupado de manera diversa de Ia acci6n colectiva: fel marxismo y la sociologfa estadunidense de inspiracién funcionalista. El andlisis marxista, mediante la individualizacién de las contradicciones del sistema capitalista, ha buscado definir las condiciones para una transforma- cin revolucionaria. Sin embargo, lo ha hecho ignorando los procesos de formacién de las acciones colectivas, la completa articulacién intema de los movimientos y la multiplicidad de posibles transformaciones de una protesta inmediata a un movimiento de clase, Esta tendencia ha sido acentuada por la clevacién del leninismo a un canon general para cada accidn de clase. El partido, como organizaci6n rigida de revolucionarios de profesién, ha sido cl instrumento privilegiado, y la conquista del aparato estatal su objetivo prioritario, De ello ha resultado una aproximacién que devalia y excluye del andlisis todas las formas de accién que no se dejan reducir al modelo del partido. Cuando mas tarde el partido se convierte en Estado, es facil con- siderar, por definicién, el nuevo poder como intérprete directo y transpa- rente de todas las demandas colectivas. Las condiciones para un orden total estén ya listas. El éxito estalinista no es necesariamente la consecuencia del leninismo aunque desarrolla algu- has premisas. La ambigiedad epistemoldgica del marxismo clisico pone hoy en primer plano la necesidad de una reflexisn propiamente sociol6gica sobre la acciGn colectiva. Esta ambigiiedad se puede sintetizar de la si- ‘guiente manera: Cuando el marxismo se presenta como anslisis cientifico del modo de produccisn capitalista y adelanta previsiones sobre su desarro- lo, exhibe, cuando mucho, una teorfa de ta crisis y del tendencial agota- iento de la economia capitalista, pero no propone una teorfa politica de la reyolucién. Cuando, por el contrario, el marxisino quiere ser una teorfa de Ja revoluci6n proletaria, se encuentra sin instruments analiticos para sefialar al sujeto y los instrumentos politicos de la accion revolucionaria, El marxis- ‘mo elisico no va mucho mas alld de una connotacién econdmica (no politica 2s 6 [ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA ni socioldgica) de una clase explotada, productora de “plusvalfa” como potencial agente colectivo de Ia revoluci6n, Ni va mucho més alld de Ia in- dicacién de la “dictadura del proletariado” como forma politica de poder revolucionario, un poder destinado, por otra parte, a agotarse répidamente, ‘gracias a la prevista “extinci6n” del Estado ( Zolo, 1974 y Collett, 1974), Por otto lado, en la sociologia estadunidense que, al menos hasta el ini- io de Ios afios sesenta, habfa sido hegeménica en las ciencias sociales, el anilisis de los movimientos paso por medio de los estudios del compor- tamiento colectivo, esto es, de fenémenos que van del piinico a las modas; del comportamiento de las multimides hasta los movimientos revoluciona ios. En el contenido de esta tradicién cl anslisis se enriqueci6 con nu- ‘merosas investigaciones sobre movimientos sociales concretos de diferentes episodios de comportamiento colectivo, y sobre generalidades empiticas de varias formas de acci6n. Este abundante material, junto con el trabajo de tos historiadores, constituye la tinica base empiica consistente a Ta cual nos podemos referir hasta los afios sesenta para un anilisis de los movimientos. Los estudios sobre el comportamiento colective son pues, por una parte, un unto de referencia obligado y, por otra, una desilusién, Esta aproximacién fen efecto, asuume Ias ereencias de los actores como clave de explicacién de las conductas colectivas y acomoda, en el interior de la minima categoria de comportamiento colectivo, los comportamientos ocasionales de una mul- titud y de una revolucién politica. La diferencia est solamente en el nivel y Ja amplitud de tas creencias colectivas que se encuentran en la base de las acciones. La acciGn colectiva es siempre cl fruto de una tensidn que disturba l equilibrio del sistema social, La tensin produce creencias generalizadas que movilizan a la accidn y buscan restablecer el equilibrio del sistema. En la accién eolectiva no hay ningsin significado que haga referencia al modo en el cual Ios recursos son producidos y apropiados. Esta accién es s6lo una reac ion de asentamiento de los mecanismos funcionales de un sistema, y las cconductas colectivas se vuelven fendmenos emocionales debidos al mal fun- cionamiento de la integracién social. Hoy en da el problema fundamental de una sociologia de la acciGn colectiva es el de ligar las conductas con- flictivas a la estructura de la sociedad sin renunciar, al mismo tiempo, a ex- plicar e6mo se forman y emo se manifiestan en concreto nuevas creencias y nuevas identidades colectivas, Los aportes socioldgicos eldsicos La referencia de Weber y de Durkheim a los movimientos sociales es s6l0 indirecta, a pesar de que estos autores plantean problemas te6ricos de gran importancia. Es prioritario sealar en Weber la distinciGn entre carisma y es- ‘ructura burocritica en 1a contraposicién entre relaciones sociales con una ‘THORIADELA ACCION COLECTIVA a ‘estructura regulada por un sistema racional de normas, y relaciones donde pprevalece el impulso emocional, la ruptura de las reglas cotidianas y la iden- lificacidn afeetiva con la accin. Durkheim nos habla de “estados de gran dlonsidad moral”, de momentos de entusiasmo colectivo en Ios cuales el in- dlividuo se identifica con la sociedad y se eleva a'un nivel superior de vida lhiriéndose a ideales generales. Es en estos momentos cuando se dan las yrandes transformaciones sociales (Weber, 1968 y Durkheim, 1963).! Los autores que se ocupan mAs directamente del comportamiento colec~ tiyo, en el sentido retomado mis tarde por la sociologfa estadunidense, per- lenecen a aquel filén del pensamiento conservador europeo que, hacia finales ddl siglo XIX, se ocup6 de la multitud. En el momento en el cual el empu- je del movimiento obrero y de sus primeras organizaciones de masa se vuel- ‘ve mis amenazante para el orden burgués, los anilisis de Le Bon y de Tarde pproponen una imagen irracional y cadtica de la multitud, En ellos la capaci- ‘dad individual y Ia racionalidad de Ios individuos son sojuzgadas por la su- ‘zestiGn colectiva; las earacteristicas de la “psicologia de la multitud” son la ‘credulidad, 1a exasperacién de las emociones y la tendencia a Ia imitaciGn. [Las multitudes son, pues, manipuladas por minorias de agitadores y se ma: hifiestan en forma irracional y violenta bajo la influencia de la sugestisn (Le Bon 1895 y 1912 y Tarde 1890 y 1901)? Esta veta negativa del pensamien- to burgués encuentra, en los afios inmediatamente sucesivos, una confirma- cin en 1a obra de Freud, que le da una interpretacién en clave de psicologia del profundo, La accisn colectiva responde a las necesidades primarias in- cconscientes y la identificaci6n con el Ifder es lo que le permite existir a un grupo: la relacién madura y real de los objetos se sustituye en las masas con cl proceso regresivo de identificaci6n, en el cual el Ider se convierte en sti- per-yo y atomiza la dinammica colectiva (Freud, 1921). En Ia misma linea reductiva se puede situar igualmente la obra de Orte- y Gasset quien, en el momento en el que se afirmaban los grandes apa- ratos totalitarios, habla de Ja irrupcién hist6rica de tas masas privadas de identidad, ineapaces de responsabilidad colectiva y disponibles a la manipu- lacién por parte de los jeles (Ortega y Gasset, 1979), Respecto a esta tradiciGn, la sociologia estadunidense del comportamiento colectivo contiene elementos de conformidad, pero también de ruptura. La es- ceuela de Chicago, en los afios veinte, puso las bases de una serie de estudios & Investigaciones que delineaban, progresivamente, un campo especifico del aanélisis sociol6gico, La obra de Robert Park puso la base de apoyo a una re flexién sobre el comportamiento colectivo, la cual tiene una continuidad en la sociologia estadunidense que llega hasta los autores contemporancos.* Para + Para um anisis eco de estos autores vase Pizzorn (1963) y Alberon (196). 2 Le Bon (1895) (raduccién al espaol en 1956). > Park no deja ningin trabajo stemitico sobre ol comportamiento coletivo, su coneb~ cin so encusnta en el conjunto de su obra. Ct, R, E, Pak (1955); R.E, Park. W. Burgess 28 ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA Park el comportamiento colectivo no es una realidad patol6gica, sino un com- pponente fundamental del normal funcionamiento de la sociedad, ademas de un {factor decisivo para el cambio, De aquf que exista tuna continuidad entre com: Porlamiento colectivo y las formas “normales”, institucionalizadas, de Ia ac- i6n social, Et comportamiento colectivo representa una situacisn “no estruc- turada’’, esto es, no plenamente controlada, de las normas que tigen el orden social. Pero precisamente por esto es importante, porque es un factor de trans formacién y esti en grado de crear nuevas normas, La tradici6n sociolégica individualiza asf, un frea de conductas caracte- rizadas por connotaciones especificas no redueibles al funcionamiento insti- tucionalizado de la sociedad. La identificacién de estas concuctas con Ia irra~ cionalidad de la sugestin, cede progresivamente el puesto a un reconocimiento de Ja continuidad entre integracién y conilicto, entre orden © innovacién, Las condluctas colectivas son analizadas también por una teorfa de la estruc~ tura social que da raz6n, con los mismos instrumentos, a los comportamien- tos cotidianos e institucionalizados. ‘La aproximacién funcionalista La teorfa funcionalista, en sus autores clasicos, no se ocupa explicitamente del tema de tos movimientos sociales; es s6lo eon Smelser en los aiios se ssenta, que se propone una teorfa general del comportariento colectivo. En 1a obra de Parsons no existe un tratamiento especifico y sistemitico de la ac iGn colectiva, aunque se pueden obtener algunas implicaciones importantes de su teoria. Parsons no distingue entre comportamientos desviados, como la cTiminalidad, las acciones conflictivas, y la protesta politica de un movi miento revolucionario, Las conductas desviadas son todas aquellas que in- fringen las normas institucionalizadas y testimonian un desequilibrio en los procesos de integraci6n. La desviacién es el sintoma de una patologia en Ja institucionalizacién de tas normas, la sefial de que tas normas no han sido interiorizadas adecuadamente. Es verdad que los modelos normativos de una sociedad no estén jamés plenamente integrados, que un sistema social con- tiene también valores incoherentes y contradictorios: esta situacién puede incluso estar en la base de una desviaciGn legitimada e institucionalizada. Pero aquello que importa es que las conduetas colectivas derivan siempre de tuna situacion de desequilibrio y de escasa funcionalidad en los procesos de integracidn del sistema social (Parsons, 1951, cap. 7). (1924), Vas tambign R.E, Fars (1967) La aproximacin de Patkcha sido retomada y detarroe Hada por sus slamnos: Ht Blumer (1951, 1987), RH. TumerL, M. Killian (1987); Ky ©. Lang (1961), JR: Gufild (1968) ‘TEORIADELA ACCIONCOLECTIVA 29 Merton, el otro gran tedrico funcionalista, a pesar de moverse en el ém- bito de una definiciGn funcional del sistema social, ests mas atento a todos Jos procesos mediante los cuales una sociedad no Jogra realizar una plena in- (cgracién. Su andlisis de 1a anomia es un ejemplo clisico de los procesos en que ha faltado la interiorizacién de las normas. Merton distingue entre el ‘comportamiento desviado y el inconforme. El primero opera contra las nor- mas en vista de desventajas personales, pero no pone en discusién su legiti- tmidad, acepta los fines, pero no rechaza los medios institucionales para al- canzarlos. El inconforme quiere, en vez de ello, cambiar las normas del ‘:nupo, sustituir valores y normas que considera ilegitimas por unas nuevas fundadas sobre una legitimacién alternativa. Asi pues, el comportamiento inconforme ataca la estructura misma de los fines, pero no rechaza los me- dios institucionales para alcanzarlos (Merton, 1966). La distincién de Merton supera, aun quedando en una perspectiva fun- ionalista, las implicaciones ideol6gicas de la obra de Parsons. Sin retomar necesariamente a terminologia mertoniana se debe subrayar la importancia \lcl problema sefialado. La accién colectiva no puede ser reducida a pura dis uncién del sistema social (como hace siempre ta ideologfa de Ia clase dor hhante), Es necesario distinguir entre los procesos colectivos que son el re- sullado de la disgregacién del sistema, y los procesos que tienden a una lransformaciGn de las bases estructurales del sistema mismo. Con Smelser (1963) los fundamentos de la tcoria funcionalista en- ‘cuentran una aplicaci6n sistemstica al tema del comportamiento colectivo. Fiste es “una movilizacién sobre Ia base de una ereencia que no define la faccién social”? (Smelser, 1963:72). Para Smelser ésa es la respuesta a al- {junos factores de disturbio (strain: tensién) en uno de los componentes de Ja accién social que forman una jerarquia de rangos. Tales componentes on los valores, las normas, es decir, el sistema de reglas que traduce los valores en comportamientos; la movilizacién de las motivaciones, esto es, Ja capacidad de motivar a los individuos a asumir conductas reguladas hormativamente; los recursos, o sea, el sistema de medios que permiten u obstaculizan el logro de los objetivos de 1a accién. Cada componente a su ver se estructura al interior segtin siete sectores, que no viene al caso es- pecificar aquf, que indican ef modo mediante el cual los componentes de cci6n social pasan de los contenidos més. generales hasta 1a organi- ‘gacién conereta de la vida de los individuos. De esta forma, se pasa de los valores globales de una sociedad hasta los que legitiman los roles dentro de una organizaci6n; de los criterios generales de conformidad y de de formidad respecto a los valores, se Hega hasta las normas que regulan la eoordinacién en una organizacién y hasta los programas concretos de ac liyidad singular; de las motivaciones mas amplias de la aceién social se Heya hasta 1a capacidad de asumir papeles y areas espeefficas dentro de luna organizacion; en fin, de los presupuestos del conocimiento cientifico 30 ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA se lega hasta las (éenicas y los recursos utilizados por una organizacién. La tensiGn es una disfuncién, un desequilibrio que interviene en un componente de la acciGn (y en un rango especifico de este componente). Cada tensi6n desorganiza todos los componentes jerarquicamente inferiores. La tensién crea una situacién de confusion y de incertidumbre en el punto fen que se verifica y en todos aquellos que dependen de él. En el caso de los reeursos, la tensi6n se manifiesta como una incertidumbre sobre los medios por Utilizar respecto a ciertos objetivos. Ya no se sabe si los medios disponibles son eficaces respecto a los objetivos. En el caso de las motivaciones se vet fican tensiones que atacan la capacidad de asumir un papel; por ejemplo, los desequilibrios entre prestaciones y recompensas, 0 una injusta distribucion, de las tiltimas, ponen en ctisis los procesos acostumbrados de movilizacién, de las motivaciones. Cuando se refieren a las normas, las tensiones se mani- fiestan en los conflictos entre los papeles: discrepancia en las reglas ejecu- tivas, contradicciones en las normas generales de la organizacién entre los dliversos sectores de la sociedad. Por lo que respecta a los valores, se pueden verificar contlictos entre los personales, los del grupo o los de sectores en- {eros de la sociedad. El comportamiento colectivo tiende a restructurar el componente pertur- bado por Ja tensi6n, eliminando la incertidumbre que la earacteriza. Esto se produce mediante una creencia generalizada que moviliza la accién hacia Componentes més generates, que aquella sometida a la tensi6n, y en tal modo ticnde a restablecer el equilibrio. La creencia generalizada dirige ta atencién ccolectiva hacia lo alto y pone atencicn en la energia sobre los componentes de las acciones mas elevadas que aquella directamente afectada. La sohu- cién del problema no se deja a los procesos sociales normales del nivel en cuestionamiento, que estén ya institucionalizados; en vez de ello se verifica un corto eireuito, casi magico, que ve la solucién en un nexo instantaneo y resolutivo entre los componentes mis generales de la accidn y el rango es- peeifico en tensién. Las ereencias generalizadas son de cinco tipos y se refieren a los diver- ‘sos componentes de 1a accisn. Para el componente de recursos existe una creencia histérica, que permite salir de la incertidumbre mediante la atribu- i6n de un poder destructivo a un elemento de por sf ambiguo. La creencia histérica es 1a base del panico. Se trata, en efecto, de un comportamiento ccolectivo que responde a una tensién en el sector instrumental de la acci6n, ‘mediante la identificacion de fuerzas oscuras dotadas de poder destructive, Una falla en las técnicas y los procesos instrumentals, crea una incertidum bre sobre la eficacia de los medios. El pénico es una forma de salida de ta incertidumbre por medio del fantasma de un poder destructivo generalizado, Otra ereencia, ligada siempre al componente de los recursos, es la creenciat de satisfaceién que, al contratio de 1a precedente, identifica poderes gene- ‘THORIA DELLA ACCION COLECIIVA 31 * positives capaces de anular la amenaza y la incertidumbre. Los boom, nw modas, los erazes (manias colectivas), son formas de comportamiento wolectivo de este tipo. La creencia hostil es aquella que restructura el com jponente de “movilizacién de las motivaciones”. En este caso, se cree que se pueden eliminar la incertidumbre y Ia tensién mediante la agresién y la busqueda de un chivo expiatorio. Esta creencia se encuentra en la base de (umultos y movimientos violentos de carécter agresivo. El componente de Ji: normas est4 restructurado por una creencia ovientada a la norma: el de- soquilibrio experimentado da lugar a un comportamiento colectivo que liende a modificar las normas y que se encuentra en el fondo de todos los movimientos reformistas. Finalmente, la creeneia orientada a los valores tiende a restructurar este componente mediante un cambio de valores. Los ‘movimientos revolucionarios se fundamentan sobre una creencia de este tipo. ‘Smelser indica después una serie de determinantes del comportamiento jeolectivo que operan segtin el esquema del “valor agregado". Cada determi- hhante opera en un campo delimitado agregando su propio “valor” espectfico. (Cada determinante es por lo tanto una condicién necesaria, aunque no sufi lente para que se verifique un episodia de comportamiento colectivo. La primera condicién es la propensidn estructural, es decir, la existencia de los recursos y de las condiciones estructurales para que cierta aceién pueda ve- rifiearse, Se genera después la tensidn, os decir ta disfuncién 0 desequilibrio de un componente de Ia accién. La tercera condicién implica la afirma- ci6n de una creencia generalizada, que tiende a ver la amenaza como algo inminente debido a la obra de fuerzas extraordinarias. La creencia genera lizada implica también una representacién de las consecuencias excepcio- nales que resultan de la accién colectiva. La cuarta condicién es la moviliza- idn de los individuos para la accién en nombre de la creencia generalizada Una siltima determinante esté constituida por el control social que opera en. realidad como una contradeterminante: ésta puede actuar de manera preven- tiva o bien intervenir después de que el episodio de comportamiento colecti- vo se ha verificado. El comportamiento colectivo es pues, cl resultado de este conjunto de determinantes, cada una de Ias cuales “agtega” sus propias condiciones a aquellas fijadas por las precedentes, En sintesis, podemos decir que la propuesta de Smelser individualiza tas siguientes caracteristicas del comportamiento colectivo: a) capacidad de res- mucturaciGn de la acci6n social; 6) presencia de una creencia generalizada ‘con caracteristicas afines a las ereencias magicas, que se refiere a Ia existen- ‘cia de fuerzas extraordinarias que operan en la situaci6n y a la posibilidad de resultados extraordinarios de Ia accién colectiva; ¢) caricter no institu- ccionalizado de las conductas, y d) necesidad de una serie articulada de deter- minantes para su activacién, Con Smelser el comportamiento colectivo se convierte en una categorfa definida en el plano analitico y no simplemente 22 |ACCION COLECTIVA, VIDA COHDIANA Y DEMOCRACTA ‘en una nocién tomada del sentido comsn referida, en modo alusivo, a fend ‘menos contiguos sobre el plano empitico. Este autor define el compor tamiento colectivo como un rango analitico general de la accién social y ex- pica, mediante las mismas categorfas, fenémenos que van del panico a las revoluciones. Aquello que cambia es solamente el rango de generalidad de Jos componentes atacados por Ia tensi6n y por Ia restructuracién del com= portamiento colectivo, La investigacién de Smelser hace por primera ver explicita Ia intenci6n de establecer un rango analitico comin para las diver~ sas formas de comportamiento colectivo. La exigencia confusa e implicita cen Ja cual se movian los autores de la “psicologia de multitudes”, buscan- do en la itracionalidad y en las pulsiones profundas la categoria comin a muchas conductas, encuentra en Smelser una respuesta sistemitica. La creencia generalizada ¢s la categoria analitica, a la luz de la cual es nece- sario leer los diferentes comportamientos olectivos, Sin embargo, esta intencién general no parece estar ausente de con- \radicciones ni siquiera en el propio Smelser. El comportamiento colective queda, a pesar de su construccién sistemética, como una categoria tinica que mezela y confunde criterios analiticos y generalizaciones empiricas. Queda ‘como un instrumento descriptivo que sirve para clasificar diferentes conduc- las empiticas que s6lo tienen en conmin la genética de “colectivas”. A pesar do admitir que ef concepto de ereencia generalizada identifica un nivel ana- IMtico significative, me parece dificil, més alld de wna perspectiva fucrte~ ‘mente ideolégica, justificar tedricamente 1a eleccién de tratar con los mis- ‘mos instrumentos, fendmenos que van de las modas a las revoluciones. El hecho de que haya dimensiones “colectivas” en ciertas conductas slo pone de relieve una homogencidad empftica que cac ripidamente cuando apenas se comienza a indagar sobre el significado “colectivo” de diferentes fen ‘menos. Analiticamente un movimiento revolucionario tiene poco en comin con un tumulto. Todo ello sin contar que el modelo de Smelser atribuye to- dos los fenémenos de comportamiento colectivo, a una disfuncién en los procesos institucionalizados de la vida social (siguiendo en esto los sefia lamientos de Parsons), De esta forma, la respuesta adecuada a un desequili brio del sistema adquicre el mismo significado que un conflicto que ataca, or ejemplo, el modo de produccién y de apropiacisn de los recursos. No hay continuidad cualitativa entre estos fensmenos, pero sf diferente ampli- tud de Ja disfuncidn que tos provoca. La disfuncién o tensién, a su vez, no puede originarse dentro del sistema y por ello los envfa, en siltima instancia, @ una causa externa, Son los estimulos externos los que producen los desequilibrios en un sistema social, la necesidad de establecer el equilibrio Provoca, a su vez, ademas de las conductas instituctonalizadas, compor- lamientos an6malos que tienden a acelerat los procesos de restructuraci6n, En esta Idgica no hay espacio para una capacidad conflictual que surja del interior del sistema, para una accion social que no sea una simple res- THORIA DBLA ACCION COLECTIVA 3 respectiva a las disfunciones del sistema, El conflicto se eleva siem- jie al rango de efecto secundaio de los procesos de adaptacién. De estos pre- \uestos te6ricos deriva también la imposibilidad de introducir distinciones \pnificativas entre las varias formas de accién colectiva. us uproximaciones mas recientes [Desde Ios aflos sesenta, las reflexiones sobre la acciGn colectiva se han en: iuecido de numerosos apuntes que han contibuido a aclarar Ia naturaleza ¥ Ins determinantes de los movimicntos sociales. Un primer acereamiento de investigacién tiene un fundamento psicoso- sal, y las numerosas teorfas propuestas pueden reducirse a la hipstesis de la rustraciGn-agresicn (Davies, 1962, 1969 y 1971 y Gurr, 1973) Una frustra- ‘jn de las expectativas colectivas se encontraria en la base de las formas de fexpresion de los movimientos sociales. Los modelos que se refieren a esta huipotesis pueden ser sintetizados de la siguiente forma: a) hipstesis ascenso- ‘ula: un protongado periodo de desarrollo sigue na inversién de tenden. ‘a, Las expectativas de mejoramiento continian creciendo y se encuentran ‘on tna imprevista frustracisn que dé lugar a una respuesta colectiva de {ipo agresivo; b) hipstesis de tas expectativas crecientes: la capacidad de aisfaceién de las necesidades crece menos que sus expectativas. La dife- veneta ent las dos curvas aumenta hasta Hegar a ser intolerable, dando Iu- ‘para episodios de revuelta y de violencia colectiva; c) hipstesis de 1a pri- acidn relativa: la expectaliva de satisfaccién de las necesidades esti ‘Conmensurada por el nivel logrado por un grupo de referencia, Cuando la tealizacién de las expectativas es inferior a la satisfacci6n, es sobre la base de un grupo de refereneia que tiene una privacién y por ello una disponibili- dad a ta acci6n conflictual; d) Hipétsis de ta movilidad descendente: un {srupo experimenta una cafda de estatus cuando constata que otro grupo, que antes se encontraba en una posiei6n inferior, ha weducido la diferencia, Esta situaeiGn provoca frustracion y erea 1is condiciones para uaa movilizacion colectiva que a menudo puede asumix contenidos reaecionarios y ¢) hipste- is de la incongruencia de estanus: entre los componentes del estas (renta, o, poder) existe un divorcio, y en el proceso de movilidad una i respecto a las otras. Aun en este caso se v ituacién de frustraciGn que se encuentra en los orfgenes de formas de rebe- liga colectiva, a Todas estas teorias nos conducen nuevamente, como se ha dicho, ent lima instancia, al nexo frustracisn-agresiGn; pero ello resulta en un presti- * Una sitsis do os modal uilizados por estat aprosinaciones pacosocales ext dada ord. A. Geschwvender (1958) M4 [ACCION COLECTIVA VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACTA puesto no verificado, en el caso de los movimientos sociales, si no se preci- san las condiciones que hacen posible a accién colectiva, Discutiré en el se- gundo capitulo la relaciGn frustraciGn-agresion (Melucci, 1976:34-38) mos- tando c6mo, slo dentro de una teorfa de 1a acci6n, las aproximaciones psicosociales pueden recibir fundamento. Sin Ia existencia de una identidad, sin la identificacién de un adyersario o de un campo del conflicto, no se Puede sostener que la agresiGn sea la respuesta necesaria a la frustracién ex- perimentada. (Oura veta de inyestigacién se puede definir sintéticamente como la de la movilizaciGn de recursos (Coleman, 1966; Gamson, 1968; Stinchcombe, 1968 y Oberschall, 1973). Se trata, en términos generales, de un anslisis de Ja accisn social como creaciGn, consumo, inlercambio, transferencia o redis- tribucién de recursos entre grupos y sectores de una sociedad. La idea funda ‘mental de recurso es entendida como cualquier bien o valor (material o 10), reconocido como tal por uno © mis grupos de la sociedad, Los conflictos colectivos vienen analizados, en esta perspectiva, como formas de lucha por 1 control de los recursos: Ia movilizacién de un grupo es un modo de reooger y de inyertir recursos con vista a ciertos fines. Cada grupo calcula costos y beneficios ligados a diversas opciones de acciGn. La participacisn 0 cl liderazgo en un movimiento social pueden ser analizados como formas de istribucién de los recursos, mediante los cuales los diferentes actores calcu- lan costos y beneficios, buscando obtener 1a maxima ventaja en el cambio. Las mismas formas de control social pueden ser analizadas en términos de distribucisn de los recursos (por ejemplo, la eleceién entre reforma o repre- Iculo de pérdidas y ventajas). Esta perspectiva de anlisi permite una desagregaciGn puntual de Ja estructura intema de un movimien- {o social, mucho més alld de la imagen unificadora de la ideotopfa. Los pro- esos de cambio intemos y las relaciones con el ambiente hacen del mo- vimiento una realidad articulada y compuesta, tejida de multiples redes de pertenencia. Un movimiento no es una estructura homogénea guiada por Ja voluntad de un jefe o por el rigor de una disciplis de recursos, el célculo de grupan la realidad colectiva de acuerdo con lin sobre la movilizacién de los recursos en el siguiente capi Las aproximaciones que tienden a ligar la accién cok politico estin relacionadas con la teoria de la movilizacién, pero se diferen- ian parcialmente de ésta. En sus primeras obras Tilly (1969, 1970 y 1975) afirma que la violencia colectiva es un fenémeno que se verifica cuando los ‘grupos sociales entran o salen del sistema politico, evando estan adquitiendo © perdiendo posiciones en una lucha por el poder: Cada sistema politico tiende a mantener sus limites y a fijar criterios de pertenencia para sus miembros. De aqui la necesidad de someterse continuamente a verifica- cones de pertenencia y de resistencia, sea de aceptar la presencia de nuevos sin implica un, ‘TEORIADELA ACCIONCOLECIIVA 35 Ihlombros, sea de ceder las posiciones conquistadas. De este modo, la vio~ Joncia colectiva se manifiesta cada vez que existe un empuje de grupos ex- jos que intentan entrar en el sistema politico © bien cuando geupos ya fwpresentados no quieren perder los privilegios que gozan. En el andlisis Hilly hace referencia al sistema politico, pero no aclara que en los procesos omados en consideraciGn, las relaciones sociales dominantes marcan los limi- {onde la participaci6n politica que controlan el rango de las variaciones dentro {iol sistema politico. Discutiré este punto con mis detalle en la siguiente sec ste capitulo dedicado a la relaciGn entre movimiento y cambio, {@ELIAN DE 1.08 MovIMIENTOS SOCIALE Después de los aos setenta: una revaluacién tedrica Fin los Witimos treinta afios surgieron nuevas formas de accisa colectiva en “areas que anteriormente no habfan sido tocadas por los conflictos sociales. in la década de los setenta, Ja crisis de las estructuras politicas y concep- wales frente a estos nuevos fenémenos fue evidente, impulsando una am- pliacién del conocimiento empftico y una redefinicién de las categorias fanaliticas, La observacién de las sociedades complejas contemporineas sugicre que: 7) Las nuevas formas de agregacién social poseen una naturaleza per- jenle ¥ no coyuntural. Ellas coexisten con otras categorfas mis consol das (Como las clases, los grupos de interés y las asociaciones) y, aunque varfen en sus formas empiricas, son un componente estable e irreversible de Jos sistemas sociales contemporsneos, 2) Una funcién de socializaci6n y de participacién “inmersa” se “Ilena" lle estas nuevas formas de solidaridad conflictual, que abren novedasos ccanales para el agrupamiento y la seleccién de Los medios tradicio- les de socializacién politica, de innovacién cultural y de modernizacién nstitucional, en consecuenecia, se redefinieron, 3) El control de la complejidad, tiene que ver cada vez mis con la te- n entre sistemas institucionales de represent la nies y de nuevas formas de accién. Estas no son ficilmente adaptables a los ccanales existentes de participaciGn y a las formas tradicionales de organi- zaciGn politica. Ademas de eso, sus resultados son dificiles de prever y €s0 ‘aumenta el ya de por sf alto grado de incertidumbte en estos sistemas, Asi, una discusin de la estructura te6rica de anélisis no es s6lo un ejer- cicio preliminar, sino una condicién para un entendimiento satisfactorio de los movimientos contemporsincos. Hoy, el momento parece adecuado para una revaluacién de la contribu- ‘ein te6rica de los aftos setenta en el rea de los movimientos sociales, El 35 [ACCIGN COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACTA legado de la filosoffa de la historia fue reconocido, durante muchos afios, en. cierto dualismo. La accién colectiva se trataba como un efecto de crisis es ‘ructurales, como contradicciones, © como una expresién de creencias y orientaciones compartidas. Estos puntos de vista impidieron la conside- racién de 1a accién como un sistema de relaciones. Los afios setenta vol- con posible una resolucién de este dilema tesrico. ‘Una primera dualidad fue formulada en términos de aislamiento/solida- ridad (Tilly, 1975 y Useem, 1980). La primera aproximacién (representada por teorfas del comportamiento colectivo y de la sociedad de masas) (Smelser, 1963 y Kornhauser, 1959) considera la accién colectiva como un. resultado de ta crisis econdmica y de la desintegracisn social, particular- ‘mente entre los desamparados. La tiltima considera los movimientos so- ciales como una expresi6n de intereses compartidos dentro de una situacién estructural comin (especialmente una condicisn de clase, como en todas las aproximaciones derivadas del marxismo). Las teorfas del aislamiento de ‘auidaron la dimensi6n del conflicto dentro de la accidn colectiva y ta red jeron a la reaccién patolégica y a la marginalidad. Los modelos de solidati dad fueron incapaces de explicar la transicién de las condiciones sociales hacia la acci6n colectiva. La dificuldad te6rica del marxismo clasico (la transiciGn de la condici6n de clase a la conciencia de clase) todavia existe y no se puede resolver sin tomar en consideracién oémo se forma y mantiene ‘un actor colectivo. Otta realidad puede observarse en términos de estructura/motivacién Webb, 1983), esto es, Ia accién colectiva vista como producto de la Idgica del sistema, © como resultado de creencias personales. El énfasis estaba, por tn lado, en el contexto socioeconémico y, por el otro, en el papel de la ideo- logia y de los valores. Durante los affos setenta algunas toorias rebasaron tas alternativas ais miento/solidaridad 0 estructura/motivacién, En Europa autores como ‘Touraine (1973, 1978) 0 Habermas (1976) basaron sus andlisis en wn acer- ccamiento “estructural” sistémico que atribufa a las nuevas formas de conflic= to y ala formacién de nuevos actores (més allé de las luchas tradicionales en la fuerza de trabajo) los cambios en et capitalismo posindustrial, Algunos te6ricos estadunidenses intentaron explicar e6mo se constituye un movi miento, e6mo sobrevive en el tiempo y en relacién con sus contextos, esto es, en términos de movilizacién de recursos (MeCarthy y Zald, 1973, 1977; Gamson, 1975; Oberschall, 1973, y Tilly, 1978) En mi opiniGn, siguiendo de cerca las teorfas de los afios setenta, 10s ‘movimientos deben examinarse, no a la luz de las apariencias o de ta ret6ri- Pars una revisin y dscusin sobre la movilizacién de recursos, wSase Jenkins, 983 y Frccman, 1983 TTEORIA DELA ACCION COLECIIVA 2 i, sino como sistemas de aceidin® Una herencia de los afios setenta es 1o {que llamarfa un “paradigma eseéptico” de los movimientos sociales, es de- {que no se comprende la acciGn coletiva como una “oosa”y n0 se valo- tira enferamente To que los movimientos dicen de 6 mismos; strata de des- itv el sistema de relaciones temas y externas que consttuye Ia accién Asimismo, las teorfas de los afi setenta dejan dos problemas sin re- Volver. Por tn tado, las teorias estructurales basadas en el andlisis de sis- tomas explican por qué pero no cémo un movimiento se establece y iantiene su estnictura, es decir, apenas proponen hipStesis acerca del con- Micto potencial sin considera la accion colectiva concreta y los actores. Por tts lado, aellod invéstigadores que’ tabajin’coniun modelo de movie lizacién de recursos ven esta accién como mero dato Y no pueden examinar W significado y orientacin. En ese ciso explican el emo pero no el por {é. Los dos puntos de vista no son ireconciliabes. Cada tno de ellos es Iegitimo en sus Iimites, pero ambos, desgraciadamente, con frecuencia y tal vex implicitamente, se toman como una explicacién global. Por fo tanto, et unilsis se’ concentraria inis en Tas elaciones sistémicas que en la simple logic de Tos actores. Pero al mismo tiempo, la aecién no puede analizarse solamente dentro de las contradiccionesestructurales. La acc tine que con- fiderarse como wna’ interacciGn de objetivor, recursos’ obstictlos, como una orientacin intenctonal que se establece dentro de un sistema de oporta- hidades y coereiones. Los movimientos son sistemas de accidn que operan on un campo sistémico de posibilidades y limites. Este es el motivo por el ganizacién se convierte en un punto clave de observacién, un ni- ico a menudo subestimado o reducido a estructuras formales. El ado en que los movimientos definen s4 accion ex cl nexa comereto entre drientaciones y oportunidades/constricciones sstémicas. Los movimientos son constnicciones sociales, Mis que wna consecuen- cia de crisis 0 disfunciones, mis que tia expresién de crecneias, Ia acci6n colectiva es “construida’” gracias a una inversin organizativa. Aqut la “or fanizacin” no es tna caracteristica empiriea, sino un nivel analitco. Man- tener organizados a for individios y movilizar recursos para la acci6n sig- nifica distribuir valores, potenctalades y decisiones en wn campo que esta delimitado: las posibitidades y fronteras establecidas por las relaciones s0- ciales condicionan la acciGn, pero ni los recursos ni las constricciones pue- den ser ativados al margen dela accign en st. De tal manera, los movimientos sociales son sistemas de accién en el semtido de que eventan con estructura la unidad y continuidad dela acci6n no Serfan posible sin Ia integracion einterdependencia de individuos y gru- § ste concepo se dotva de diferentes estructurasterica (cf. Toursine, 1973; Crozier y iiedberg, 1977, y Coleman, 1975) 38 [ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y BEMOCRACTA os, a pesar de la desestructuracin aparente de estos fendmenos sociales, Pero los movimientos son sistemas de accién en el sentido de que sus cestructuras son construidas por objetivos, creencias, decisiones ¢ intercam- bios, todos ellos operando en un campo sistémico. Una identidad coleetiva no €s sino una definicién compartida del campo de oportunidades y cons- lticciones oftecidas a Ia acciGn colectiva. “Compartida” quiere decir construida y negociada mediante procesos continuos de “activacién” de relaciones sociales que conectan a los actores (Pizzomo, 1977, 1983 y 1991 y Reynaud, 1982)." Considerar los movimientos como sistemas de accién, significa dejar de tratarlos como si fuesen simples fenémenos empiticos. Las formas empiri- cas de acciGn colectiva son objetos de anslisis no significativos en s{ mis- ‘mos. En la actualidad se habla de un “movimiento” como una unidad a la que se le atribuyen objetivos, elecciones, intereses y decisiones, Pero esta pretendida unidad es un resultado mas que un punto de partida; de lo con ltario se debe asumir que existe algo asf como una “*voluntad” profunda del movimiento, en lugar de considerarlo como un sistema de relaciones so- ciales. Una acci6n colectiva no puede ser explicada sin tomar en cuenta e6mo son movilizados Ios recursos internos y extemos, cémo las estructuras organizativas son erigidas y mantenidas, cémo las funciones de liderazgo son garantizadas. Lo que empiricamente se denomina un “movimiento so- cial” es un sistema de accién que conecta orientaciones y propésitos plu- rales. Una sola accién colectiva, ademés, contiene diferentes tipos de com- Portamiento y, por tanto, el anilisis debe romper esta unidad aparente y descubrir los distintos elementos que convergen en ella y que posiblemente ticnen diferentes consecuencias, Slo separando los diferentes niveles ana- Iiticos se puede entender cOmo se mantienen unides por una estructura “or- ganizativa”; c6mo una identidad colectiva es establecida mediante un com- plejo sistema de negociaciones, intercambios y decisiones; eémo puede ‘ocurtir Ia acciGn como resultado de determinaciones sistémicas y de orien- taciones de individuos y grupos. La teorfa de los movimientos sociales necesita de un desplazamiento desde las genctalizaciones empiricas a las definiciones analticas. El modo fen que los actores constituyen su acci6n es la conexién conereta entre orien laciones y oportunidades y coerciones sistémicas. Mi opinién personal es {que en esa direcciGn el legado de dos decidas se puede consolidar cxeativa- merte mediante una concentracién en el anilisis del cémo, sin descuidar el porgué.® 7 La considcraciGn de los marcos organizativos como sistemas de aciGn la sefialan Cro- ‘ery Friedberg. 1977 * Bsa fue ln propussta de una investigacién empliica ms amplia sobre msvas formas de seein colectiva Guventud, mujeres, ambienalsis y nucvasteligiones) en ol dtca mettopal- ‘THORIADELA ACCION COLECTIVA 29 Sobrecarga politica Muchas conuibuciones hoy asumen una aproximacion sistémica, orientada la relaci6n, hacia la accién colectiva, enfatizando mas las oportunidades ¥ las coerciones que las orientaciones subjetivas o los factores meramente ‘objetivos. Este es el caso de los desarrollo en 1a aproximacién de la movi- lizaci6n de recursos (Garner y Zald, 1981) y de algunos andlisis sobre pro- (estas (Marsh, 1977; Tarrow, 1982 y 1983, y Webb, 1983a). La protesta for- ma parte de un sistema de relaciones que incluye respuestas del sistema politico y la interaccién entre grupos de protesta y élites. El concepto de es- Iructura de oportunidad politica (Tarrow) es relevante para el anslisis de la scciGn colectiva como un sistema y no s6lo como una creeneia 0 un conju to de intereses “objetivos”. Kriesherg (1981 y 1982) se refiere a un ‘‘para- \digma de interaccién mitiple” que surge de los estudios recientes sobre Tos movimientos sociales. Estas contribuciones, como parte de un érea intelec- ‘ual mas amplia son innovaciones importantes, particularmente cuando se ‘comparan con los estudios estadunidenses tradicionales, en donde los movi- ‘mientos sociales son, con bastante frecuencia, reducidos a las creencias 0 al ‘comportamiento de masas, Asimismo, abrieron el campo a las investigaciones posteriores. Por ‘ejemplo, cuando Tarrow propone la hipstesis de una conexién entre ciclos le protesta y ciclos de reforma, el autor sugiere que Ia protesta es una fun- cién “fisiol6gica” estable en sociedades complejas, mas que una manifes- luciGn de patologa social (como en los puntos Ue vista mis tradicionales). En segundo lugar, el andlisis de esta conexién puede proporcionar una bass ‘empftica para el punto de vista tradicional, que es marxista en el origen, aso- clando al conflicto social con el cambio, No obstante, las contribuciones antes mencionadas concentran el ansli- sis, mis en el Ambito politico que en Ia “sociedad civil". Los conflictos sociales se reducen a la protesta politica y a ser vistos como parte de un tema politico, La confrontacién con el sistema politico y con el Estado es ‘apenas un factor més © menos importante en la accién colectiva, El conflicto frecuentemente puede afectar el mismo modo de produccién o la vida cot ddiana de las personas. Los participantes en una acci6n colectiva no son mo- livados s6lo por lo que lamarfamos una orientacién “econsmica”, ealeulan- do costos y beneficios de accién. Ellos también estén buseando solidaridad © identidad (Pizzorno, 1983 y Melucei, 1982) que, a diferencia de otros bie tant de Min, resuhtados de la cua puedon encontarse en Meliei (1984), Wace también Do- Ii 1984 y Sassoon, 1984, ° Un andliss de los movimienox sociales que toman en cuenta a interaccén sstmica y las respuesta del sistema politico y tambign la propuesta por Ergas (1981 y 1983), Wi (197 Della Ponta (1983). 40 [ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACTA res, no son mensurables y no pueden calcularse. Esto es particularmente verdadero para los movimientos de los afios ochenta. Ellos se concentran en las necesidades de autorrealizaci6n, pero no en una orientacién politica porque responiden a la légica del sistema en el campo cultural y en ta vida cotidiana de las personas.!° En ambos lados del Auéntico, el interés en el acercamiento de la movi- lizacién de recursos y en las teorfas de ttueque politico (Pizzorno, 197 y 1978) parece indicar un alejamiento de los paradigmas anteriores basados en los intereses de clase o en los valores compartidos que han sido preponde- rantes hasta ahora, Se refleja también en el clima cultural cambiante el pro= blema de administrar Ia incertidumbre en sistemas complejos que otorgan un papel central a Jas dimensiones politicas de la accién. Pero este punto de vista exagera la funciGn de la politica, exactamente en un momento en que los movimientos se desvian hacia un terreno no politico. Aunque la relacién centre sistemas politicos y movimientos sociales sea una perspectiva an: dificil de evitar en sociedades complejas, es una perspectiva limitada. Los cconflictos sociales contemporineos no son sélo politicos, ya que ellos afec~ tan al sistema como un todo. La actin colectiva no se realiza s6lo con el fin de intercambiar bienes en un mercado politico, y tampoco todo objetivo puede calcularse. Los movimientos contemporineos también. pos én. amtagénica que surge y altera la I6gica de las sociedades com- Pero estos diferentes puntos de vista no pucien compararse sin tener en claro a qué concepto de movimiento social se esté refiriendo uno. 2Qué es un movimiento? ‘Como Tarrow apunts es uno de los mis indefi ow, 1983), el campo de los movimientos sociales bles que existen. Los movimientos son dificiles de definir conceptualmente y hay varias aproximaciones que son di les de comparar, Los diferentes autores tatan de aislar algunos aspectos npiticos de los fenémenos colectivos, pero como eada quien acentia dis- ntos elementos, la comparacién de definiciones se complica. Desgraciada- ‘mente éstas son mas definiciones empiricas que conceptos analiticos. ‘Tarrow, mientras tanto, ayuda a esclarecer una distincin entre movi mientos (como formas de opinién de masa), organizaciones de protesta (Como formas de organizaciones sociales) y actos de protesta (como formas de accién). Aunque no es meramente descriptiva, evita la confusién entre los diferentes factores, pero no es suficiente. Eu lo que respecta a los movi- "© ilies ts expres “movimicntos pospolticos” (Meluce, 1982). Offs (1983) habla de ‘aradigma metapoltico” de los movimients contemporincos THORIADELA ACCION COLECHIVA a nlentos, Tarrow sigue la definicién de Tilly (1978) que es un buen ejemplo de lin yeneralizacién empirica: un movimiento social es un fenémeno de opi fin de masa perjudicada, movilizada en contacto con las autoridades. Se- fiejante movimiento, admite Tarrow también, raramente acta de manera Woncertada y su existencia debe inferirse de las actividades de organiza ‘ones que Lo reivindican (Tarrow, 1983 y 1985). Pero ze6mo saber que existe un movimiento atras de la protesta activa? Aparcntemente es una presencia metafisica atras de la escena, que es oeupa- is por las organizaciones de protesta y por las protestas mismas. El acerca~ Inlonto de 1a movilizaci6n de recursos, asumiendo una definicién empirica, Jurece Hamar movimiento social a toda accién politica no institucional. La ppalabra “movimiento” trac consigo el peligro de volverse sinénimo de todo Jo que cambia en la sociedad. E] mismo concepto de protesta tiene débiles hhases analiticas, ;Podria la protesta definirse como cualquier forma de de- in de un grupo perjudicudo’, ,como una reaceién que transgrede las re ijls establecidas?, gcomo un enfrentamiento con las autoridades?, go como {odo lo anterior? {as proposiciones hacen evidente la misma falta de distincién entre 1 generalizacién empirica y una definicién analftica. ;COmo se distingue re un tumulto antigubemamental de borrachos, una huelga sindical yuna mplia movilizacién contra la politica nuclear? Todos pueden ser empirica- (c considerados como protestas, pero cada uno de ellos tiene un significa do y una orientacién significativamente diferente. La definiciGn de protesta ‘como tin comportamiento de oposicién muestra los problemas de las generaliza- ‘olones empirieas. Dicha definici Junto de limites o fronteras que se rompen. De hecho, aquellos que escriben sobre la protesta implicitamente hacen referencia al sistema politico. El dni- o sistema posible de referencia del enfrentamiento con las autoridades y la sacciGn colectiva simplemente se reduce a la accién politica. Esta sobrecarga politica, como ya se ha destacado, es analiticamente infundada, particular ente cuando se refiere a los movimientos contemporaneos: Es necesario cambiar las definiciones empfricas a las analiticas. Las f= as siguientes indicarsn, si no una solucién satisfactoria a este problema, luna direccién en que Ia investigacién podrfa avanzar (Melucci, 1980, 1982 y 1983). La aproximaci6n actual a los movimientos sociales se basa en ta suposi tein dle que los fenémenos empfricos de accién colectiva son un objeto de lanilisis que es unificado y significativo en sf mismo y que puede dar, cast explicaciones satisfactorias sobre los orfgenes y Ia orientacién de un movimiento, que es visto como un personaje que actia en Ia escena histrica, como una unidad de conciencia y accién que esta lejos de apar~ larse de la fragmentaci6n actual y de la pluralidad de un movimiento social ‘empirico, Los movimientos gastan gran parte de sus recursos tratando de implica un sistema de referencia, un com directamente, a ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA ¥ DEMOCRACIA mantener su unidad y conseguir cierta homogeneidad en un campo social compuesto de varios elementos. ‘Al considerar un movimiento como un personaje, el anilisis ignora que la unidad cx mas un resultado que un punto de pattida; por lo tanto, se debe asumir que hay una especie de “espiritu" oculte del movimiento, en lugar de cconsiderarfo como un sistema de relaciones sociales. Una accién eolectiva no puede explicarse sin tomar en cuenta emo se movilizan los recursos internos y ‘extemos, cOmo se constituyen y se mantionen las estructuras organizacionales y c6mo se garantizan las funciones de liderazgo. Lo que se llama empirica- ‘mente “movimiento social” es un sistema de accin que asocia orientaciones y significados plurales. Una accién colectiva singular o un evento de protesta, ademis de eso, contienen tipos diferentes de comportamiento y los anilisis se ven obligados a romper su aparente unidad y a descubrir los diferentes elemen- tos que en ella convergen, teniendo en cuenla las diferentes consecuencias. LA ACCIGN COLECTIVA COMO CONSTRUCCION SOCIAL ‘Mi posicién cuestiona el ingenuo supuesto de que la accién colectiva es un dato y una unidad. El entendimiento més difundido sobre los movimientos sociales los considera como actores empiricos unificados, dando por senta- dos sus valores, intenciones y fines; asf, la ideologia de los Ifderes 6 lo: atributos que les pone el observador se convierton en la verdadera “realidad! del movimiento. La tarea del anilisis sociol6gico deberia ser cuestionar este dato, con el fin de indagar la unidad empirica para descubrir la pluralidad de elementos analiticos —orientaciones, significados y relaciones— que con- vergen en el mismo fenémeno. Cualquier investigacién sobre 1a formacién del actor colective deberia tener en cuenta su naturaleza diversa y compleja como eriterio fundamental Lo que es empiricamente referido como “movimiento”, y tratado por conve niencia para la observacién y descripciGn como una unidad, en realidad con- tiene una amplia gama de procesos sociales, actores y formas de acciGn. El problema entonces, tanto para la politica como para la teorfa, es comprender ‘c6mo y por qué se logran conjuntar estos procesos. Para el resultado de la investigaciGn: saber qué yace detris del “movirniento” empirico significa identificar en su interior 1a gama de componentes y significados, Jos cambios, con sus diversas posiciones y orientaciones La accién colectiva como producto En el enfoque que estoy proponiendo, la accidn colectiva es considerada re- sultado de intenciones, recursos y limites, con tna orientacién construida ‘TEORIADELA ACCION COLECTIVA a por medio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y Jwslricciones. Por lo tanto, no puede ser entendida como el simple efecto de jrecondiciones estructurales, © de expresiones de valores y creencias. Los Innlividuos, actuando conjuntamente, construyen su accién mediante inver- siones “organizadas”’; esto es, definen en términos cognoscitivos, afectivos y nales el campo de posibilidades y limites que perciben, mientras que, fil mismo tiempo, activan sus relaciones para dasle sentido al “estar juntos” {ya los fines que persiguen. Cada vez que observamos a un niimero de indi- ‘viduos actuando colectivamente nos confrontamos con lo que llamo un sis- de accién multipolar, La accién colectiva no es un fenémeno empfrico lunitario, y 1a unidad, si existe, deberfa ser abordada como un resultado, no como punto de partida, no como evidencia sino como hecho que debe ser fexplicado. Los eventos en los que actian colectivamente los individuos combinan diferentes orientaciones, involucran miiltiples actores ¢ implican sistema de oportunidades y restricciones que moldean sus relaciones. Los actores colectivos “producen" entonces Ia accién colectiva porque son capaces de definirse a sf mismos y al campo de su accién (relaciones ‘eon ottos actores, disponibilidad de recursos, oportunidades y limitaciones) La definicién que construye el actor no es lineal sino que es producida por interaccién y negociaciones, y algunas veces por diferentes orientaciones jopuestas. Los individuos crean un "nosotros" colectivo (mas © menos es- lable e integrado de acuerdo con el tipo de acci6a), compartiendo y laborio~ snte ajustando por Io menos tres clases de orientaciones: aquellas rel mnadas con los fines de la accién (el sentido que tiene Ia acci6n para el ‘actor); aquelas vinculadas con los medios (las posibilidades y limites de la ‘uccién) y, finalmente aquellas referidas a las relaciones con el ambiente (cl campo en el que tiene lugar la acciGn). Af, el sistema de accién multipolar se organiza a lo largo de tres ejes (fines, medios y ambiente), a los cuales se puede ver como un conjunto de Yectores interdependientes en estado de mutua tensiGn. La forma organiza da de la accién es Ia manera mediante la eual el actor colectivo busea dale 1a aceptable y duradera unidad a ese sistema, que esta continuamente suje- lo a tensiones. De hecho, la accisn colectiva tiene que enfrentar miiltiples y lexigentes requisitos. Nunca es la simple expresiGn de una intencién de Dropésito que se persigue, sino que se construye por medio de los recursos disponibles a Jos actores y de acuerdo con las posibilidades y obsticulos que provienen de determinado ambiente, Fines, medios y ambiente continuamente generan posibilidades de ten- sion: los objetivos no se adecuan a los medios o viceversa; el ambiente es pobre o rico en recursos importantes; Ios medios son més o menos con- ignuentes con el campo de accién, ete. Continuamente existen tensiones aun lMentro de cada eje, por ejemplo, en la definicién de los fines; entre los obje- tivos de corto y largo plazos; en la seleccidn de los medios, entre el uso de 4 ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA'Y DEMOCRACIA Jos recursos para tener eficacia y su uso para consolidar; en las relaciones con el ambiente, entre equilibrio interno e intercambios extemnos, eteétera, Los actores colectivos negocian y renegocian a lo largo del tiempo estos diferentes aspectos de su accién. Las funciones de liderazgo y las formas or= ganizativas representan intentos de dar un orden mas duradero y predecible ‘@ esas definiciones. Cuando se observan fenémenos colectivos, general- mente la atencién se enfoca sobre los aspectos més visibles de la acciGn (acontecimientos, movilizaciones y actos de violencia); sin embargo, estos ‘spectos visibles son manifestaciones de un proceso que opera en el campo analitico que acabo de detinear, y que normalmente es ignorado, Los even- tos, las movilizaciones, las expresiones de descontento o entusiasmo pueden ‘ocurrir, ¥ seguir ocurriendo, porque el actor colectivo logra realizar cietta integraciGn entre esas orientaciones que he sefialado, Estos factores de tipo coyuntural (por ejemplo, oportunidades politicas, la presencia de agentes animadores, el grado de integracién, © la crisis del ambiente, ete.) cierta- ‘mente contribuyen a Ja emergencia de fenémenos colectivos, Pero estos fac~ ‘ores no podrian operar sin la capacidad del actor de percibirlos ¢ integrarlos cen un sistema de interaccién y negociacidn de las orientaciones, respecto a Jos fines, medios y ambiente de su accisn, Esta construccién social de lo “colectivo” esté continuamente trabajan- do cuando se da una forma de acci6n colectiva; un fracaso 0 tuptura de ese proceso hace imposible la accién. Me reficro al desenvolvimiento del proce- so de construccién y negociacién del significado de la accién colectiva, ‘como identidad colectiva. El término “identidad” no da cuenta del aspecto dindmico de este proceso, pero seflala 1a necesidad de un grado de identifi cacién, que es precondicién para cualquier cileulo de ganancia y pérdida. Sin la capacidad de identificacion, la injusticia no se podria percibir como. tal, o no se podrian calcular los intercambios en la arena politica La accién colectiva como pluralidad Si la accién es un producto, el mismo fenémeno empirico consiste en una pluralidad de dimensiones analiticas. Exclusivamente con fines metodol6gi 0s voy a indicar a continuacién las lineas esenciales de mi propio recorrido te6rico. En términos fenomenoldgicos, el caricter colectivo de un suceso se podria describir por la simple presencia de varios individuos, quienes, en luna continuidad de espacio y tiempo, muestran un comportamiento comin, Pero si se quiere ir més alla de esta indiferenciada connotacién empirica, se deben introducir por lo menos tes distinciones analiticas. Algunos fend- ‘menos colectivos implican solidaridad, esto es, 1a capacidad de los actores de reconocerse a si mismos y de ser reconocidos como parte de una Unidad social, Otros tienen el caricter de simple agregaciGn, esto es, se les puede "THORIADELA ACCION COLECIVA 4s Jeicie al nivel del individuo sin que pierdan sus caracteristicas morfol6; ‘as. y estdn ofientados exelusivamente hacia el exterior, més que hacia el in- Jorlor det grupo, En una huelga probablemente uno encuentre que prevalece Jn solidaridad, mientras que el pinico esti mis cerca del polo del compor- Hamicnto agregativo. Algunos fenémenos colectivos implican la presencia de un conflicto, es sdecir, la opasicisn entre dos (0 mis) actores que compiten por los mismos Jeeursos a los que se les atribuye un valor. Otros, en cambio, emergen me~ slante el consenso de los actores sobre las reglas y procedimientos para con- Jwulus y usar los recursos que se valoran, Probablemente una demostracién siinuelear implique una orientacién conflictual, y sera diferente, en este ido, de una entusiasta marcha de aficionados al futbol después de un Algunos fenémenos colectivos transgreden los limites de compatibili- ‘dad det sistema de relaciones sociales en el cual tiene lugar la accién. Llamo mites de compatibilidad al rango de variacién que puede tolerar un sistema fv que se modifique su propia estructura. Otros son formas de adaptaci6n del orden en el que se sitvan, dentro de los limites de variaci6n estructural del sytem de relaciones sociales, Ejemplos de esto ultimo son las disconformi- sdades dentro de las empresas por la distribucién de recompensas. Pero cuan- ido una lucha se disige a cambiar la estructura de la toma de decisiones, 1a iiccidn colectiva implica la redefinicién de las fronteras existentes en esa or- panizacion. Ese conjunto de dimensiones analiticas permite separar las diferentes forientaciones de la accién colectiva que se encuentran en una varicdad de sombinaciones en el fenémeno empirico. En un mismo caso empirico es hhallar competencia regulada de intereses respetando los limites de Woterminado orden social; orientaciones de la aceién que extienden el con- Hicto mas alld de los limites de compatibilidad del sistema; comportamien- {os colectivos que son Ia suma de fines individuales atomizados (como en lgunos comportamientos de masa); comportamientos desviados que trans- presen las reglas compartidas aunque sin implicar un conflicto, De los objetos empiricos a las construcciones analtticas Un movimiento empirico es siempre un sistema integrado de accién en el {que convergen, de manera més © menos estable, Fines, formas de solidaridad y org fnismo muestra un vacio de significado que remite a su temjana desapari- i0n. Su origen esté relacionado con a tradicia mecanicista del modemo pensamiento occidental, y fue exitosamente incorporado en el siglo XIX a las Hilosoffas historicistas del progreso y la revolucién. Hoy en dia ests en deca 46 ON COLECTIVA, VIDA COTIDIANA ¥ DEMOCRACIA ddencia junto con el paradigma al que pertenecfa. No obstante, todavia con tinvamos usando el término “movimiento” en un sentido descriptivo, para referimos a un fendmeno empfrico observado (como cuando hablamos del ‘movimiento obrero”, del “movimiento juvenil”, o del “movimiento ecoto- sista”, etc.). Parece que no hay solucién al problema, a no ser que atravese- ‘mos nuevas fronteras semanticas (lo que implica, como siempre, redefinir el ‘universo entero de los conceptos que usamos), Este proceso se esti dando en la sociologia de ta accién colectiva y, ‘como frecuentemente sucede en la evolucién de los conceptos cientificos, notamos los cambios cuando éstos ya han ocurrido. Hasta entonces, un alto cen el camino que se ha avanzado parece includible, es decir la necesidad de Pasar de las generalizaciones empiticas a conceptos analiticos en el estudio de la acci6n colectiva y los movimientos sociales. El significado de una accisn colectiva depende de su sistema de referen- cia y de sus dimensiones analiticas. En primer Iugar, el mismo compor- tamiento empirico puede verse de maneras diferentes, si se refiere © no a Ia ida cotidiana, a un sistema organizacional, a un sistema politico, a un modo de produccién (Mclucci, 1977 y 1980); y diferentes tipos de accién pueden evaluarse de acuerdo con el sistema de referencia de la accién misma (Melucei, 1980, 1982-y 1983). Ademis de eso, al usar Ia solidaridad, el con- flicto y el rompimiento de los tfmites del sistema como dimensiones analtti- ‘cas bisicas (Melucci, 1980, 1982 y 1983), hice diferencias entre los varios tipos de accién colectiva. La solidaridad es Ia capacidad de los actores para compartir una identidad colectiva (esto es, 1a capacidad de reconocer y ser reconocido como parte de la misma unidad social). Defino conflicto como luna relaciGn entre actores opuestos, luchando por los mismos recursos a los cuales ambos dan valor. Los ifmites de un sistema indican el espectro de variaciones tolerado dentro de su estructura existente. Un rompimiento de estos limites empuja a un sistema mis allé del espectto aceptable de La definiciGn analitica que propongo de movimiento social como forma de accisn colectiva abarca las siguientes dimensiones: a) basada en la soli- daridad, b) que desarrolta un conflieto y ¢) que rompe los Hmites del sistema fen que ocurre ta acciGn. Antes que todo, Ia acci6n colectiva debe contener Solidaridad, es decir, la capacidad de los actores de reconocerse a sf mismos y de ser reconocidos como miembros del mismo sistema de relaciones so- Giales. La segunda caracteristica es ta presencia del conflicto, es decir, una situaci6n en la cual dos adversarios se encuentran en oposicisn sobre un ob- jet comiin, en un campo disputado por ambos. Esta definicién elésica de conflicto es analiticamente distinta de Ia idea de 1a contradiccin utilizada, Por ejemplo, en la tradicién marxista. El conflicto, en realidad, presupone adversarios que luchan por algo que reconocen, que est de por medio entre ellos, y que es por lo que precisamente se convierten en adversarios, La ter- ‘TeoRla DELA ACCION COLECTIVA a ora dimensiGn es la ruptura de los limites de compatibilidad de un sistema fl que los actores involucrados se refieren. Romper los limites significa la ‘accion que sobrepasa el rango de variaciGn que un sistema puede tolerar, sin ir su estructura (entendida como la suma de elementos y relaciones que Ia conforman). Los sistemas de relaciones sociales pueden ser muchos y ‘wy variados, pero 10 importante aqui es la existencia de un comportamien- J que traspasa las fronteras de compatibilidad, forzando al sistema a ir més fll del rango de variaciones que su estructura puede tolerar. Estas son las dimensiones analiticas que definen un “movimiento so- ‘ol 1a presencia de las tes nos permite aislar una clase especitica de fend- colectivo. Por el contrario, si se presentan slo uno 0 dos de estos ras- 0S nos enfrentamos a un tipo diferente de actividad colectiva. Podemos loner conflictos sin ruptura; esto es, un conflicto que se sitiia dentro de los li- Iniles de determinado sistema (por ejemplo, un sistema compartido de reglas, ‘le papeleos organizativos, etc.): puede haber oposicién entre actores, pero nbos estan dispuestos a sentarse alrededor de la mesa y aceplar las reglas Hol juego. Varias disputas en el sistema politico son de este tipo: son for- ‘iy de competencia que incluyen intereses opuestos, pero en las que existe in teconocimiento matuo, aceptacién del campo y de las reglas del juego. También puede darse un comportamiento que exceda los limites de com- Ppalbilidad del sistema pero sin conflicto: se rompen las reglas, por ejemplo, fn la buisqueda de objetivos particularistas, 0 en un acto de frontal rechazo. lista clase de fenémeno se puede deseribir como desviacién en el clisico sentido funcionalista; en 1a préctica, el concepto de desviacién tiende a un \Wwo ideol6gico. Frecuentemente se emplea para referitse a comportamientos ‘gon connotaciones conflictuales y, con el tiempo, etiquetar un. compor- {amiento como “desviado” sirve para negar la presencia del conflicto 0 para ‘exaltar un rechazo “salvaje” al orden social. Sin embargo, esto no debilita la InlerpretaciGn analitica de la desyiacién como simple ruptura de los limites que cohesionan un sistema, y que puede ocurrir por las razones que destaca 4 (corfa funcionalista: porque los valores © normas no han sido suficiente- nlc interiorizados, © por el mal funcionamiento © incoherencia entre si normativos (Queda todavia un grea de la acci6n colectiva referida al comportamiento segaciGn, particularmente examinada por las teorias sobre este tipo de licciGn: cl comportamiento que se manifiesta en una mullitud, una moda o el piinico. Aqui estamos tratando comportamientos doncle lo colectivo es el re tuultado de la suma de acciones individuales atomizadas, que siguen el mismo PpatrSn s6lo por la relacién con un evento especitica. El fenémeno se puede \lescomponer en cada individuo sin que pictda sus caracteristicas inherentes: ‘ocurre una agregaci6n en el espacio y el tiempo, pero sin solidaridad. Asi, el campo empirico de la accién coleetiva se parece més a tna serie lle sistemas de accién que a la expresién de un “sujeto™. Los actores juegan lin 48 ACCION COLECTIVA. VIDA COTIDIANAY BEMOCRACTA muy diferentes juegos al mismo tiempo, y la tarea del andlisis es revelar st pluralidad. Et comportamicnto colectivo no se puede tomar como tn dato debe ser descompuesto mediante el andisis; de esta manera podré emerger su naturaleza cono “producto”, resultado de sistemas de relactones, orienta ciones y significados diversos. Por supuesto que en un campo empirico, @ Jos actores colectivos se les Ve indudablemente movigndose con cierta Uni- dad y continuidad a to largo del tiempo; pero lo que uno debe evita es Ia in= genta identificacion del “movimiento” como un dato empit ‘Cualquicr forma empiriea de aeciin eolectiva (1 “movimiento javen 1 “movimiento de mujeres”, el “movimiento econamista’, ete) involuera rnumerosas dimensiones: elementos de desviacin, competencin controlada, comportamicnios agrogativos, ete. Alguns veces esté presente un conflict aque desborda tos limites de compatiilidad de wn sistema; obviamente ef problema es descubrir dénde yacen esos limites, qué sistema de relaciones sociales incluye —l significado de 1a aceisn puede ser completamente dis- tinto dependiend det sistema de referencia, por ejemplo dependiendo de st el conficto tiene que ver con el funcionamiento de una organizacién, © con las relas del juego de un sistema politic La cuestin de “esimo se forma un actor colectivo" en este momento tic ne una importancia decisiva: lo que antes xe Consideraba un dato (la existen- ia del movimiento), es precisamente to que necesita ser explicado. Los niliss se tienen que dirigir a 1a pluralidad de aspectos presentes en la a¢- cin eolectiva, y explicar emo se combinan y sostienen a lo largo del tem = po. Nos deben decir a qué clase de “construceiin” nos enfrentamos dentro de la accién observada y eémo el propio actor es “onstruido” Las tres dimensiones utlizadas permiten que una forma especiiea de accién colectiva (definida analficamente como “movimiento social”) sea separada de otros fendmenos colectivos (delincuencia, reivindicaciones or- zanizadas, comportamicnto a cha freewencia Logue noeotoa acostumbramos lamar empiricamente movimiento social, muchas veces contiene una pluralidad do estos elementos v debemos ser capaces de distin- suirlos si queremos entender et resultado de una accién colectiva dada La delincuencia puede tatarse, las reivindicaciones pueden negociarse, Pero un comportaniento antagénico no puede ser enteramente integrado, Las luchas pueden produc algunos cambios en la politica, pero con mucha frecuencia el conflieto reaparece en otras areas de la estructura social. Dis- tinguiendo los diferentes significados de la accion colectiva se pueden evitar dos limitaciones ideolgicas comunes en la actualidad. Por un lado, que los ‘movimientos tienden hacer hineapig en el significado “mae alto” de sa ac- cin y declaran tener una nid y una radicalidad que a menudo no existen, Esta es la versivn de los Hides, y no reflej la real complejidad de Tos mo- vimientos. Por el otro, los que estén en el poder tienden a remarcat él ‘TEORIADELA ACCION COLECTIVA 9 siynificado “ms bajo” de 1a accién colectiva, y la reducen a Ja patologfa so- ial 0 al comportamiento agregativo. Reconocer cada vez mas la compleji- lind de ta accién colectiva ayuda a evitar estas limitaciones ideolSgicas y puede aumentar la capacidad de los movimientos sociales para desempetiar Jun papel creativo en la sociedad contemporiinea. Mas alld del contenido actual de Ias definiciénes (que son siempre un nstrumento operativo y no una verdad metafisica), lo que me interesa des- acar es el planteamiento metodol6gico. Dado que un movimiento no es un objeto sino un sistema de accion, debemos mejorar nuestra capacidad de cender la unidad empitica por medio de instrumentos analiticos tan ela- addos como nos sea posible. Cuanto he perfilado hasta ahora es un modo, ‘in rudimentario, de que nuestros instrumentos sean mis efectivos, Movimirros ¥ camio La dimension antagdnica Saliendo del campo indiferenciado del comportamiento colectivo, es posible listinguir conductas que implican estructuras analiticas muy diferentes. AAquellas que podemos amar conductas agregadas © también conductas de crisis!” son comportamientos colectivos en los cuales faltan vinculos de so- Jidaridad entre los actores implicados, en los que el fenémeno puede ser Vidido hasta el Iimite del individu mismo, sin que por ello resulten alte- yndas las propiedades generales del sistema, fenSmenos, en fin, en que la borientaci6n de las conductas puede ser exclusivamente extema sin que por ello el grupo tenga la capacidad de centrarse en si mismo, Este tipo de fend- menos colectivos es una respuesta a la disgregacién del sistema social en al- zgunos de sus puntos y se produce por una simple agregacién de individuos, sobre la base de una creencia yeneralizada (en el sentido en que Smelser la definido), sin que por ello se constituya un nuevo tipo de solidaridad. No debemos olvidar que esta definicién es enteramente analitica. Los compor- lamientos empiricos que més técilmente cacn en esta eategoria son aquellos que la sociologfa del comportamiento colectivoha analizado con més aten- ‘in; las conductas de mullitud, el panico, los boom, ete. Pero se trata siem= pre de objetos empiticos cuyo significado analitico no se reduce necesaria- in de respuesta a la crisis. Estos pueden tener contenidos de movimientos que son descilrados mis allé de los conatos empiricos de ‘mente a la dimens Albetoni (1977, habla en este cao de fenimenos do aprgacidn, Sé tata de procesos los cuales falta la formaci6n de una solidardal queen cambio ex earaterfien dl estado ficients, es decir de la consign de un nuevo movimiento, 50 |ACCION COLECTIVA VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA Jas concluctas. De la misma manera, en cada movimiento concreto estén pre- sentes dimensiones del comportamiento colectivo, que pueden conducirse a ladefinicién analiica que apenas he propuesto La aceién conflictual manifiesta ta presencia de un conilicto dentro de {os limites del sistema considerado, Si retomamos ta distineién de los nive- {es analfticos de la estructura social, se podsfa hablar por ejemplo de accidn conflictiva reivindicativa y de accién conflictiva politica. En el primer €as0 se trata de conflictos colectivos que atacan los mecanismos de funciona: ‘miento de una organizaci6n, la distribucién de los recursos a lo largo de wna escala de estratificacién, 1a divisién y coordinacién entre los papeles, sin. que todavia sean puestas en discusién tas normas de Ia organizacién misma, En el sogundo caso, la competencia entre grupos con intereses opuestos se refiere a la utilizacion de los procesos decisionales del sistema politico, dens two de las reglas del juego. La presencia de un conflicto no basta como tal para calificar un. mo~ vimiento social en el sentido analitico y menos atin un movimiento an- {agénico. Este es el equivoco de Ia propuesta tecrica de Dahrendorf (1963), quien reduce el conflicto de elase a la oposicin de grupos, dentro de asocia- ciones reguladas normativamente, por el control de las posiciones de autori- dad, EI contlicto en tas sociedades avanzadas no conteapone, segtin Dahren- doef, a clases fundamentadas en el terreno econsmico, sino a grupos sociales que ocupan posiciones de autoridad y grupos subordinados dentro de las di- versas organizaciones. La diferenciacién de las organizaciones multiplica Jos contlictos, pero disminuye su propia intensidad global y hace ms teil su regulaciGn. Esta proposicién es correcta a condicién de que no se haga, como pretende Dahrendort, una teoria de tas relaciones de clase, sino un analisis de la accidn confliciva dentro de las organizaciones. PPor otto lado, la simple ruptura de las reglas en ausencia de un conflicta define propiamente las conductas desviadas. Falta en ellas el encuentro en- tre dos actores por un lugar comin. El actor esté definido por su marginal dad respecto a un sistema de normas y reacciona al control que éstas ejer- cen, sin identificar a.un adversario social ni un lugar de su hucha, Hay que subrayar de nuevo que todas estas definiciones tienen un caréeter analitic. Ninguna conducta empirica puede ser reducida completamente a una sola de estas categorias. Por ejemplo, aquella que normalmente viene catalogada por la ideologta dominante como desviacisn es, en realidad, frecuentemente, lun fenémeno portador de contenides conflictivos que atacan el orden de las relaciones sociales dominantes ‘Los movimientos sociales implican, como hemos dicho, conilicto y rup- tura en los Kimites de un sistema dado. Segsin el sistema de referencia se pueden distinguir, por ejemplo en mavimientos reivindicativas, movimientos politicos, movimientos antagénicos. Un movimiento reivindicativo se sitéa en el Ambito de la organizacién social y lucha contra el poder que garantiza ‘TEORIADELA ACCIONCOLECLIVA st ns normas y los papeles; un movimiento de este tipo tiende a una redistribu- Jon de los recursos y a una restructuraciGn de dichos papeles. La lucha ata- ‘4, sin embargo, las reglas mismas de Ia organizacién saliendo de los proce~ nicntos institueionalizados. La accién colectiva tiende frecuentemente a remontarse hacia el sistema Politico del cual depende a fijacién de as reglas y de los procedimientos. Un wvimiento politico actia para transformar los canales de la participacién politica © para desplazar las relaciones de fuerza en los procesos decisions Jos. Su accién tiende a romper las reglas del juego y los limites institu- lonalizados del sistema, impulsando la participacién mis allé de los mites wevistos. También en este caso, la accisn tiende a desplazarse hacia el nivel superior y ataca las relaciones sociales dominantes. Un movimiento antagénico es una accién colectiva dirigida contra un ulversario social, para Ja apropiacién, el conuol y la orientacién de los jedios de la produccién social. Un movimiento antagénico no se presenta Jamis en estado puro, porque la accién colectiva se sittia siempre en el espa ‘lo y en el tiempo de una sociedad concreta, es decir, de un cierto sistema politico y de una forma determinada de organizacién social, Por consi- Jiuiente, los objetos histéricos con los cuales el anslisis tiene que enfrentarse son siempre movimientos reivindicativos o movimientos politicos con a posibilidad de un mayor 0 menor componente antagénico. El ataque a las olaciones sociales dominantes y a la estructura de la dominacién, pasa en el primer caso, mediante el ataque contra el poder que detenta una organi- #aciGn. El poder no es s6lo la expresiGn funcional de la I6gica organizativa ino que traduce igualmente los intereses de las clases o grupos dominantes. Un movimiento reivindicativo tiene contenido antagénico cuando pone en ‘uestionamiento el nexo existente entre la neutra funcionalidad de la organi- gaci6n y los intereses de los grupos sociales dominantes, De esta forma, un jovimiento politico de contenido antagsnico ataca el control hegeménico sereido sobre cl sistema politico por parte de las fuerzas que traducen los Jntereses dominantes. La ruptura de las reglas del juego politico no mira a la simple extensién de la participacién o a la admisiGn en el sistema de intere- ssentados, sino que representa un ataque directo a la estructura de telaciones sociales dominantes y al modo en que éstas se teanscriben en los limites institucionalizados del sistema politico, Los elementos que he indicado en sucesién pueden combinarse de di Yorsa forma en la realidad empirica de las conductas. El trabajo del anilisis ‘eonsiste, propiamente, en la descomposicion de la unidad empfrica de un movimiento y en el sefialamiento de sus componentes analiticos simples. Por lo que respecta en particular a 1a dimensiGn antagSnica, el problema Principal que se presenta en Ia investigacién empirica es identificar las indi= feadores que permiten hablar de esta dimensién en las conductas observadas, e tala de un problema metodolégico complejo que se va enfrentando a tra- 32 ACCION COLECTIVA, VIDA COTIDIANA Y DEMOCRACIA vés de una intensificaci6n em Ia investigaci6n sobre movimientos concretos y sobre las diversas manifestaciones empfricas de la accidn colectiva. Me limitaré, en una primera aproximaciGn, a indicar algunos eriterios que me parecen esenciales: 4) La colocacién de los actores respecto del modo de produccién. ;Tienen Jos actores una relacién directa con el modo de produccién y de apropiaci6n de los recursos?, o bien jéstas estan definidas exclusiva ‘mente por su pertenencia a-un sistema politico u organizativo? Los contenidos y las formas de accion. ;Bxiste una imposibilidad de ne- gociacién de los objetivos y una incompatibilidad de las formas de ac- ign respecto a los limites del sistema considerado? ©) La respuesta del adversario. Las clases y grupos dominantes estén muy. atentos a salvaguardar el orden existente. Siun movimiento ataca las ba= ses de la dominacién, la respuesta del adversario so traslada normal- ‘mente a un rango superior de aquel en el cual se sittia Ia accién. Se ten- ddr asf una respuesta politica para un movimiento con contenido antagénico que surge como reinvindicative (por ejemplo, mediante la represiGn estatal), y una respuesta directa de las clases dominantes para ‘un movimiento que ha surgido como politico (por ejemplo, mediante la ceisis econdmica, el bloqueo de las inversiones, 0 la via autoritaria), 4) La definicién que los actores hacen de st mismos, La referencia a las re~ resentaciones y a la ideologia no puede ser significativa en s{ misma ya {que va comparada con Ios otros indicadores. En particular es necesario analizat el modo en el cual el movimiento define su propia identidad, al adversario y el lugar del conflicto. Un movimiento antagénico tiende siempre, en el lenguaje del sistema sociocultural en cl cual se sitia, a definir su propia accién como lucha entre quien produce y quien se apropia de los recursos sociales centrales, por el control y el destino de 4 Se puede formular la hip6tesis de que en el pasaje de un movimiento reivindicativo a un movimiento politico, a uno antagénico, las dimensiones del conflicto cambian en la siguiente direccién: @) contenido simbélico ereciente; b) divisibilidad y negociabilidad decreciente del puesto en jucgo; ¢) reversibilidad decreciente; d) calculabilidad decreciente de 10s restiltados de Ja accién, y e) tendencia creciente hacia conflictos de suma cero (en la cual las ventajas para uno de los adversarios representa pérdidas netas para cl otro). Estas dimensiones pueden ser otros tantos indicadores empiricos de la presencia de conflictos de natura antagsnica en 1a accién de un movi- miento, THORIA DELLA ACCION COLECHIVA Fy Honflictos y cambio J)vogo de elaborar una definicién estructural, podemos interrogamos acerca ide las causas de Jos movimientos sociales. La Iégica explicativa de gran wile de las teorfas en boga supone el cambio como un dato, y atribuye la jiGn colectiva a diversos efectos de éste, Las distintas aproximaciones que we examinado se ubican directamente cn el cambio y hacen derivar los jwvimientos sociales de la verificaciGn de determinadas condiciones (te siones, desequilibrios, diferencia expectativas-realizaciones, ascenso 0 caida ‘upos sociales). Se tata, en realidad, de teorfas sobre la activacién de Jos factores de la accion colectiva, que no dicen nada acerca de sus causas ‘unucturales. Nos dicen edmo se manifiesta la acciGn colectiva, no el por- ue. Bl cambio es un presupuesto del cual se derivan ciertos efectos, pero no se explica en sf, En definitiva las eausas del cambio son externas respecto al siema de explicacién adoptado. De esta manera, se puedo suponer que el sostenible al menos para los sistemas complejos, 0 bien hay causas fd6genas y entonces 1a teorfa debe explicar, con las mismas categorias, lanto cl cambio como ta accisn colectiva, En realidad, el equivoco sobre el {que se fundan gran parte de las teorfas de los movimientos sociales es Ia fal- la de distincién entre el andlisis estructural del sistema y el anilisis del cam- bio, De la misma forma, muchos acercamientos marxistas al problema su- lien estas limitaciones. El vicio historicista de pensar las relaciones sociales ‘exclusivamente en términos de evoluci6n, manticne el cambio (y en particu- Jy el cambio de las fuerzas productivas) como un presupuesto. Es como si luna Kégica necesaria garantizara la evoluci6n de la sociedad: este proceso se ncuentra, en resumidas cuentas, en determinados puntos de as contradic (por ejemplo, entre fuerzas productivas y relaciones de produccisn) llgpende la explosiGn de los conflictos. El cambio aparece asf como un m0- Vimiento natural y no como el fruto de relaciones sociales, Para salir de esta dificultad es necesario distinguir claramente el anslisis lle la estructura det andlisis de los procesos y ILego establecer su relacién, La definicion de los movi , Propuesta antes, es de tipo es- Iructural. Las formas antagénicas de accién colectiva son la expresién de un ‘conflicto por la apropiaciGn y la destinacién de ta produccién social dentro de un sistema definido en términos sinernicos. El cambio nace de la necesi- ‘Jad de controlar este antagonismo. La causa interna, el motor del cambio, es J necesidad que tiene un sistema de mantenerse controlando la oposicién ructural que lo atraviesa. También las causas externas pueden influir s0- bre tos procesos de transformacién (como por ejemplo el aumento de los ‘cambios, Ios cambios en el ambiente natural, etc.). Sin embargo, la eficacia de estas causas, jamais es directa. Sus efectos son mediados por las necesi- ddades internas del sistema, El hecho de que un sistema deba mantenerse jentos soci sa ACCION COLECTIVA. VIDA COTIDIANAY DEMOCRACIA controlando sus propios antagonismos intemos hace que reaccione de cierta ‘manera a los estimuilos extemos, Para controlar las fracturas que Io atrax viesan, un sistema tiene que intervenie continuamente en los diversos niven les de su propia estructura provocando asf ciertas modificaciones. Estas pueden crear desequilibrios © incompatibilidad (contradicciones) entre los elementos y los sectores de un sistema. Sobre estas contradicciones se inser fan conductas colectivas que aceleran los procesos de transformation «rean posteiotes contradicciones. Si el sistema es eapaz de reabsorber estos desequilibrios se producen limitadas transformaciones y el proceso concluye con tna modernizacién del sistema politico o d> la organizacin, y el orden ‘queda firme. Si por ef contrario no existe esta capacidad de reabsorcién se ‘Puede verificar una transformacisn de las relaciones sociales dominantes, es decir, el cambio discontinuo a otra estructura anaiticamente diversa de 1a precedente Este modelo sintético supone ta existencin de relaciones de dominacién. Y hace del conficto la divisin estructural de un sistema. He infentado en otro trabajo (Melucei, 1976:28-29) mostrar que la existencia de este tipo de conflictos no es un presupuesto, pero es explicable a su vez en términos de relaciones sociales. Las oposiciones estrcturales se forman a partir de condiciones determinadas de 1a. produceisn social, cuando se rempe Ia relacin entre producciéa, apropiacién y reconocimicnto, cuando se hace Aifcil la posibiidad de control directo sobre el destino de los recursos pro- ducidos, De la necesidad de controlar el conflito, surgen cirtas contradic- ciones, es decir, cicrtos desequilibrios,ciertastensiones y certasincompatic ldades. La activacién de movimientos sociales concretos es siempre el encuentro entre ta existeneia estructural de un conflicto y las condiciones coyunturales en las que se encuentra un sistema. Los movimientos, a su vez, provocan nuevos cambios, que acentéan o reducen las contradicciones. Larelacicn entre movimientos y cambio pasa a través de tes momentos Igicamente distntos. Los movimientos, en su definicion estructural sin. «rénica, preceden al cambio: un sistema cambia porque debe contolar cl conflicto que lo atraviesay se relaciona con la produceisn y distribucion de Jos recursos sociales. Los movimientos son asf, efectos del cambio, en el sentido de que fos ajustes de sistema crean desequilibies y contradicciones «que se encuentran en el origen de conductas colectivas de transformaciGn, En fin, estas conductas provocan cambios posterior, pues respondiendo 5 propio empuje, el sistema se modemiza ose transforma IL IDENTIDAD Y MOVILIZACION EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES LA ACCION COLECTIVA COMO SISTEMA MULTIPOL AR [in los andlisis tradicionales de los fenémenos colectivos encontramos dos nlaciones principales y recurrentes, Unas veces se hace hineapié en la ismna accién colectiva que aparece, de esta forma, como aecién sin actor, luna suma accidental de acontecimientos individuales. La psicologia de , Siguiendo esta caracteristica, pone el acento en los factores de imita- i6n, jrracionalidad, contagio o sugestién, En Ia sociologia del compor: amiento colectivo, Ia accién colectiva se ve representada como Ia respuesta ‘activa a la crisis © desorden det sistema social, Otro punto de vista tradi- ional busca los fundamentos objetivos del fenmeno observado en la es- uctura social y deduce la acci6n del anilisis de las condiciones sociales {que los actores parecen tener en comiin. Aqui nos encontramos con un actor ‘in aceién, ya que se prueba que el espacio entre las condiciones objetivas y Jas conductas colectivas empiricamente observadas siempre es imposible de salvar. EI viejo problema de Marx (cémo pasar de Ia clase en sf a Ia clase para sf, de la condiciones de clase a la accidn de clase) permanece sin re- folver, como trasfondo, Estas orientaciones que forman parte de los (radicionales estudios so fe los fendmenos colectivos que contindan en la actualidad influyendo en ‘este Ambit de estudio, comparten dos enunciados epistemol6gicos. Primero se trata el fenémeno colectivo —ya sea una reacciGn de pinico, un movi- Iiento social 0 un proceso revolucionario— como un dato emptrico uni- tario como ya se ha visto en el capitulo anterior. Esto es, se asume, de entra- dda, la unidad empfrica del fendmeno, segdn es existente, La ocurrencia de clertos comportamientos individuales concomitantes forma una gestalt uni- laria que se transtiere desde lo fenomenolégico al nivel conceptual y adquie- re consistencia ontol6gica; la realidad colectiva existe como objeto. Al mis mo tiempo, se insintia el segundo enunciado en el proceso de cosificacion el objeto: Ia idea de que la dimensién colectiva de la accién social es un hecho incontrovertible, 1o dado, que no merece mayor investigaci6n. ‘Ya hemos visto que, en los aflos recientes, Ia reflexién erftica ha em- pezado a reconocer el cardcter cuestionable de estos enunciados, Tanto los ‘cambios en las condiciones hist6ricas como la evoluci6n en el debate te6rico han contribuido a este reconocimiento. Los conflictos que dieron lugar a la tworfa y andlisis de la accién colectiva, estén vinculados hist6ricamente con 55

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