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OTRAS OBRAS DEL AUTOR publicadas por ‘TAURUS + Imaginacién y sociedad (Iuminacioes 1) + Tentatvas sobre Brecht (Hluminaciones 3) + Haschisch W/E Hic | M/s of WALTER BEAN er ~ J + Comespondenci (1955-1940) (con Gershom Scholem) DISCURSOS INTERRUMPIDOS I Filosofia del arte y de la historia Prologo, traduccién y notas de Tests Acuinee fe vf taurus i TESIS DE FILOSOFIA DE LA HISTORIA Es notorio que ha existido, seguin se dice, un autémata construido de tal manera que resultaba capaz de repli- car a cada jugada de un ajedrecista con otra jugada con- traria que le aseguraba ganar la partida. Un mufleco tra- jeado a la turca, en la boca una pipa de narguile, se sen- taba a tablero apoyado sobre una mesa espaciosa. Un sistema de espejos despertaba Ia ilusién de que esta ‘mesa era transparente por todos sus lados. En realidad se sentaba dentro un enano jorobado que era un maestro cen el juego del ajedrez y que guiaba mediante hilos la ‘mano del mufieco. Podemos imaginarnos un equivalente de este aparato en la flosofia. Siempre tendré que ganar cl murieco que Ilamamos «materialismo histérico», Podra hhaberselas sin mds ni més con cualquiera, si toma a su servicio a la teologia que, como es sabido, es hoy pequefia y fea y no debe dejarse ver en modo alguno, 7 “Entre las peculiaridades mas dignas de mencidn det temple humano», dice Lotz, «cuenta, a mas de tanto egots mo particular, la general falta de envidia del presente respecto a su futuro». Esta reflexion nos lleva a pensar aque la imagen de felicidad que albergamos se halla en- teramente tedida por el tiempo en el que de una vez por todas nos ha relegado el decurso de nuestra existencia. La felicidad que podria despertar nuestra envidia existe sélo en el aire que hemos respirado, entre los hombres con los que hubiésemos podido hablar, entre las mujeres {que hubiesen podido entregarsenos. Con otras palabras, en Ia representacion de felicidad vibra inalienablemente Ta de redencisn, Y lo mismo ocurre con la representacion de pasado, del cual hace la historia asunto suyo. El pass do lleva consigo un indice temporal mediante e] cual que- da remitido a la redencin, Existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. ¥ como 2 cada ‘genetacion que vivi6 antes que nosotros, nos ha sido dada tuna flaca fuerza mesisnica sobre la que el pasado exige derechos. No se debe despachar esta exigencia ala ligera, Algo sabe de ello el materialismo hist6rico. El cronista que narra los acontecimientos sin distin- guir entre los grandes y los pequefios, da cuenta de 1a verdad: que nada de lo que una vez haya acontecido 178 fa de darse por perdido para la historia, Por cierto, que s6lo la humandad redimida Te eabe por completa Suerte su pasado. Lo cual quiere decir slo para la hu ‘anidad redimia se ha hecho su pasado citable en cada Uno de sus momentos. Cada uno de los instants vividos Se converte en una citron a ordre di jou pero pre cisamente del dia final. ea 4 Buscad primero comida » vestments, que el reino de Dios se 08 dard iuego port msm, ‘Hace, 1807, La lucha de clases, que no puede escaarsele de vista aun historiadoreducado en Mars, es una lucha por las oss aspera y materiales inl qe oo existe I nas ¥ espirituales A pesar de ello estas titimasestn pres tes en la cha de clases de otra manera a como nos ‘epresentarimos un boin que le cae en sere al vence dor. Esin vivas en ella como confianea como corae, como humor, como astucia, como denuedo,y actian Te teonetivamenteen fa leena de los tempes. Acaban por poner en cuesién toda nueva victoria que logea les gue ominan. gual que flores que tornan al sol su corel, fat as empena lo que ha sido, por vrtud de un secrete fetiotropismo, en vlvere hacia ef sol que se levanta en al ciclo de ia historia. Et materialist histrco ene totender de esta moiifcacisn, la mis imperceptible de todas, meen 179 __ La verdadera imagen del pasado transcurre répida- ‘mente. Al pasado sélo puede retenérsele en cuanto ima: gen que relampaguea, para nunca mas ser vista, en el instante de su copnostibilidad. «La verdad no se nos es: caparis; esta frase, que procede de Gottfried Keller, de signa el lugar preciso en gue el materialismo histérico atraviesa la imagen del pasado que amenaza desaparecer con cada presente que no se reconozca mentado en lla (La buena nueva, que el historiador, anhelante, aporta all pasado viene de una boca que quizés en el mismo instan- te de abrirse hable al vacio.) Amticular histéricamente lo pasado no significa cono- cerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adue- ‘arse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante dde un peligro. Al materialismo histérico le incumbe fijar ‘una imagen del pasado tal y como se le presenta de im- proviso al sujeto histdrico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradicién como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradicion al res- pectivo conformismo que esti a punto de subyugarla, El Mesias no viene tinicamente como redentor; viene como ‘vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado 180 la chispa de la esperanza sélo es inherente al historiador que esta penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarin seguros ante el enemigo cuando éste venza. ¥ teste enemigo no ha cesado de vencer. 7 Pensad qué oscuro ¥ gud helador es este valle que resuena 8 pen. rece: La opera de cuatro cuarios. Fustel de Coulanges recomienda al historiador, que quiera revivir una época, que se quite de la cabeza todo Jo que sepa del decurso posterior de Ia historia. Mejor no puede calarse el procedimiento con el que ha roto el rmaterialismo histbrico. Es un procedimiento de empatia. ‘Su origen esta en la desidia del corazén, en la acedia que ddesespera de aduefarse de Ta auténtica imagen histérica {que relumbra fugazmente. Entre los teblogos de la Edad ‘Media pasaba por ser la razén fundamental de la tristeza, Flaubert, que hizo migas con ella, escribe: «Peu de gens devineront combien il a fallu étre triste pour ressusciter Carthage. La naturaleza de esa tristeza se hace patente al plantear la cuestién de con quin entra en empatia el historiador historicista. La respuesta es innegable que tera asi: con el vencedor. Los respectivos dominadores son los herederos de todos los que han vencido una vez La empatia con el vencedor resulta siempre ventsjosa para los dominadores de cada momento. Con lo cual deci nos lo sukeiente al materialista historico. Quien hasta el dia actual se hava Tlevado la victoria, marcha en el cortejo triunfal en el que los dominadores de hoy pasan sobre Jos que tambiéa hoy yacen en tierra. Como st tumbre, en el cortejo triunfal llevan consigo Je designa como bienes de cultura. En el materialista his- 181 térico tienen que contar con un espectador distanciado, Ya que los bienes culturales que abarca con la mirada, tienen todos y eada uno un origen que no podria consi- derar sin horror. Deben su existencia no solo al esfuer: 20 de los grandes genios que los han creado, sino tam- bien a la servidumbre andnima de sus contempordneos. Jamas se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie. E igual que él mismo no esta libre de barbarie, tampoco lo esta el proceso de transmisién en el que pasa de uno a otro, Por eso el materalista hist rico se distancia de 6 en la medida de lo posible. Consi dera cometide suyo pasarle a la historia el cepillo a contrapelo. ~ La tradicién de los oprimidos nos ensenta que la regia cs el westado de excepeidns en el que vivimos. Hemos de llegar a un concepto de la historia que le corresponda. TTendremos entonces en mientes como cometido nuestro provocar el verdadero estado de excepcién; con lo cual mejorar nuestra posicién en Ia lucha contra el fascis: ‘mo. No en ultimo término consiste la fortuna de éste en aque sus enemigos salen a su encuentro, en nombre del progreso, como al de una norma historica. No es en ab- Soluto filosafica el asombro acerca de que las cosas que estamos viviendo sean etodavias posibles en el siglo vein: te, No esta al comienza de ningiin conocimiento, a no ser de éste: que la representacién de historia de la que procede no se mantiene. 12 Tengo les ear prontar para alarm, (Con gusto lve aids, Porgue de sequr siendo tempo vivo Tendia poca suerte (Gemuno Senate: Gruss vom Angelus Hay un cuadro de Klee que se lama Angelus Novus. En él se representa a un angel que parece como si estu- viese 2 punto de alejarse de algo que le tiene pasmado, Sus ojos estin desmesuradamente abiertos, la boca abier- ta y extendidas las alas. ¥ este debera ser el aspecto del ‘angel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia e! pasado Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, <1 xe una catastrofe Unica que emontona incansablemente ‘ulna sobre ruina, arrojéndolas a sus pies. Bien quisiera el detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo espedazado, Pero desde el paraiso sopla un huracan que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el Sngel ya no puede cerrarlas. Este huracan le empuja irre teniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mien- tras que los montones de ruinas crecen ante el hasta el cielo, Ese huracéa es fo que nosotros lamamos progreso 10 Los temas de meditacién que la regla monéstica se alaba a los hermanos tenfan por objeto prevenirlos con- tra el mundo y contra sus pompas. La concatenacién de 183 jdeas que ahora segulmos procede de una determinacién parecida, En un momento en que los politicos, en los cua- kes los enemigos del fascismo habian puesto sus esperan- 22s, estén por el suelo y corroboran su derrota traicio nando su propia causa, dichas ideas pretenden liberar a la criatura politica de las redes con que Jo han embau- cado. La reflexién parte de que la testaruda fe de estos politicos en el progreso, la confianza que tienen en su «base en las masas» y finalmente su servil insercién en tun aparato incontrolable son tres lados de la misma cosa, ‘demas procura darnos una idea de lo cara que le resul tard a nuestro habitual pensamiento una representacién de Ia historia que evite toda complicidad con aquella a la 4que los susodichos politicos siguen aferrindose. u El conformismo, que desde el principio ha estado ‘como en su casa en la socialdemocracia, no se apega s6lo 1 su téctica politica, sino ademas a sus concepciones eco- nomicas, El es una de las causas del derrumbamiento ulterior. Nada ha corrompido tanto 2 los obreros alema- res como la opinién de que estén nadando con la corrien- te. El desarrollo téenico era para ellos la pendiente de Ja corriente a favor de la cual pensaron que nadaban. Punto éste desde el que no habia més que un paso hasta Ia ilusién de que ef trabajo en la fabrica, situado en el impulso del progreso técnico, representa una ejecutoria politica. La antigua moral protestante del trabajo cele- bra su resurreccién secularizada entre los obreros alema- nes, Ya el «Programa de Gotha» lleva consigo huellas de este embrolle. Define el trabajo como «la fuente de toda riqueza y toda cultura», Barruntando algo malo, objetaba Marx que el hombre que no posee otra propiedad que sit 184 fuerza de trabajo «tiene que ser esclavo de otros hombres que se han convertido en propietarios>. No obstante si- fue extendiéndose la confusién y enseguida proclamara Jose! Dietzgen: El Salvador del tiempo nuevo se llama trabajo. En... la mejora del trabajo... consiste la rique 22, que podré ahora consumar lo que hasta ahora ningin redentor ba levado a cabos. Este concepto marxista vul garizado de lo que es el trabajo no se pregunta con Ia ‘alma necesaria por el efecto que su propio producto hace alos trabajadores en tanto no puedan disponer de él. Re- conace unieamente los progresos del dominio de la na- turaleza, pero no quiere reconocer los retrocesos de la sociedad. Ostenta ya los rasgos tecnocriticos que encon- traremos mas tarde en el fascismo. A éstos pertenece un concepto de la naturaleza que se distingue catastrofica- mente del de las utopias socialistas anteriores a 1848. El trabajo, tal y como ahora se le entiende, desemboca en la explotacisn de la naturaleza que, con satisfaccién inge- rua, se opone a la explotacién del proletariado. Compa- radas con esta concepeién positivista demuestran un sen- tido sorprendentemente sano las fantasias que tanta ma teria han dado para ridiculizar a un Fourier. Segtn éste, un trabajo social bien dispuesto debiera tener como con secuencias que cuatro lunas iluminasen la noche de la tierra, que los hielos se retirasen de los polos, que el agua del mar ya no sepa a sal y que los animales feroces pasen al servicio de los hombres. Todo fo cual ilustra un tra bajo que, lejos de explotar a la naturaleza, esté en situa cidn de hacer que alumbre las criaturas que como posi. bles dormitan en su seno. Del concepto corrompido de trabajo forma parte como su complemento la naturaleza, ue, segtin se expresa Dietzgen, «esta abi gratis» 185 2 Necestamos de te historia, ero ta neces ames de otra mera a como te necesita el olgazdn mimado en lo jardines del saber. [NUETScM: Sobre las vertajas income iets deta Ristori La clase que lucha, que esté sometida, es el sujeto rismo del conocimiento historieo. En Marx aparece como la iltima que ha sido esclavizada, como la clase venga. dora que lleva hasta el final la obra de liberacién en nombre de generaciones vencidas. Esta consciencia, que por breve tiempo cobra otra ver vigencia en el esparta- quismo, Je ha resultado desde siempre chabacana a la socialdemocracia, En el curso de tres decenios ha conse guido apagar casi el nombre de un Blangui cuyo tim. bre de bronce habla conmovida al siglo precedente. Se hha complacido en cambio en asignar a la clase obrera cl papel de redentora de generaciones futuras. Con ello hha cortado los nervios de su fuerza mejor, La clase des aprendid en esta escuela tanto el odio como Ta voluntad de sacrificio. Puesto que ambos se alimentan de la ima- agen de los antecesores esclavizados y no del ideal de los descendientes lberados. 186 B Nuestra causa se hace mds clara cade dia y cada dias ef pueblo més sabio. Wauseae Drees La reign ef soclaldemcraca, La teora scildemcrata,y todavia, ms su praxis ha sido dcterminada or un’ concep. de progeso que fo te atieve ala realidad, sno que ‘ene preteniones Ugnatige roots cane 2 pero caberas dela socndemecraca, fu un progres eB tae lpar da humandad misma (no slo desis dex tress conocinientos). En segundo Tage et un progre so incoeluble (en orrespondencia con Ta Innit per Feiidad humana), Pastba. por ser. en tercer agar ‘Seovaimenis incesante (recor por su propa vrtud tna orbia recta o en forma espa). Todo estos pred ads son conovertsiesy en cada uno de lls podria inane la cttn, Pero sexta glee ser iuros,debers bisa ar deat de tds npn» deine 3 Sup qu les es comin. ba epecsentacion don progeso au! ednero humano en la historia es msepaable de Ta fepresentacin dela prosecucion de sta ao largo de un {eampo homogeneo waco. La eritica a le reprsenscion te cha prosecciondeberd consti Ia Bae de ler tha a tal representaion del proses. u La meta es el orgen. Kant Kees: Palabras on vero, La historia es abjeto de una construccién euyo lugar no esté constituido por el tiempo homogéneo y vacio, sino por un tiempo pleno, stiempo-ahora». Asi la antigua Roma fue para Robespierre un pasado cargado de «tiem: 1po-ahora» que él hacia saltar del continuum de la histo- ria. La Revolucion francesa se entendié a si misma como tuna Roma que retorna. Citaba a la Roma antigua igual ue la moda cita un ropaje del pasado, La moda husmea Yo actual dondequiera que lo actual se mueva en la jungla de otrora. Es un salto de tigre al pasado. Sélo tiene lugar en una arena en [a que manda la clase dominante. El mismo salto bajo el cielo despejado de la historia es el sao dialctic, que asi es como Marx entendié la revo 6 La conseiencia de estar haciendo saltar el continuum de la historia es peculiar de las clases revolucionarias en el momento de su accién, La gran Revolucién introdujo tun calendario nuevo. El dia con el que comienza un ca- lendario cumple oficio de acelerador histérico del tiem po. ¥ en el fondo es el mismo dia que, en figura de dias, festives, dias conmemorativos, vuelve siempre, Los ca lendarios no cuentan, pues, el tiempo como los relojes. 188, Son monumentos de una consciencia de la historia de la que no parece haber en Europa desde hace cien aftos la mas leve huella. Todavia en la Revolucion de julio se registro un incidente en el que dicha consciencia consi- guié su derecho, Cuando llegé el anochecer del primer tia de lucha, ocurrio que en varios sitios de Paris, inde- pendiente y simultaneamente, se disparé sobre los relojes de las torres, Un testigo ocular, que quizis deba su adi- vinacién a la rima, escribié entonces: Qui le eroirait! on dit, gu'trités contre Uheure De nouveaux Josués au pied de chaque tour, Tiraient sur les cadrans pour arréter le jour.» 6 El materialista histérico no puede renunciar al con- cepto de un presente que no es wansicidn, sino que ha Tlegado a detenerse en el tiempo. Puesto que dicho con- cepto define el presente en el que escribe historia por tulenta propia. El historicsmo plantea la imagen seternas del pasado, el materalista histrico en cambio plantea tuna experiencia con el que es nica. Deja a los’ demis Imalbaratarse cabe la prostituta «Erase una vez» en el burdel del historicismo. El sigue siendo duefo de sus fuerzas: es lo sufcientemente hombre para hacer saltar el continuum de la historia uv El historicismo culmina con pleno derecho en la his- toria universal. ¥ quizis con més claridad que de ninguna fotra se separa de ésta metédicamente la historiografia 189 rmaterilista, La primera no tiene ninguna armadura teé- Hea. Su procedimiento es aditivo; proporciona una masa Se hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacio. Ea fa base de la historiografia materialista hay por el con trario un principio constructive, No solo el movimiento Ge las ideas, sino que también su detencién forma parte del pensamiento, Cuando éste se para de pronto en tna Constelacion saturada de tensiones, le propina a ésta un golpe por el cual cristaliza en ménada, El materialista fiistorico se acefea a un asunto de historia tinicamente, solamente cuando dicho asunto se le presenta como mé hada, En esta estructura reconoce el signo de wna deten- tion mesianica del acaecer, o dicho de otra manera: de {ina coyuntura revolucionaria en la lucha en favor del pasado oprimido. La percibe para hacer que una determi- Fada epoca salte del curso homogéneo de la historia; y el mismo modo hace saltar a una determinada vida de tuna epoca y a una obra determinada de la obra de una Vida. Bl aleance de su procedimiento consiste en que la bra de una vida esté conservada y suspendida en la Gbra, en la obra de una vida la época y en la época el ecurso completo de la historia. El fruto alimenticio de fo comprendido hist6ricamente tiene en su interior al tempo como la semilla mas preciosa, aungue carente de gusto, u «Los cinco raquiticos decenios del homo sapiens», dice tun bidlogo moderno, «representan con relacin a la his toria dela vida organica sobre la tierra algo asi como dos Segundos al final de un dia de veinticuatro horas. Regis: trada segtin esta escala, Ia historia entera de Ja humani ad civifzada llenaria un quinto del ultimo segundo de 190 tealnin rerun en Sm thors ae cone mde del de toda a humana, colacide caplarment con la Beara ‘oa amen golem conden A EL historcismo se contenta con estab causal de diversos mor histe os Pero agin he ho ya stro gor ser causa. lego a ero pstma rent a anes dees que muy bien pueden cv rapt deol por milenion Er hsoinder au pata de Glo dejar de dexgramar la suction de dios como un tsar nr sus de Cpu aconstelco gue Gan ot anterior muy dsierminaca entra ria «pea, Paani ul conc de reset cma sen hora onc gue se ha mete eparinone Seguro que lt advnes, que le pol que olin enw rao, nocperinenaton ues homogingo vaio Quien tenga eto pes a is Ilegue a comprender cémo se experimentaba el i po pasado en la conmemoracién: a saber, gure ria SiS ae ges juos ls taba phd tele Eo calle thoy Spree tren cols tsar e fe 1a sal mle sq taro en adc: ee or nS ent ae pe en i empo homoeaceyrcis Ya ayn ido era en él la pequetia, undo era en lla pequeta puerta por It que podia entrar 191

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