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PREFACIO En esta obra se busca establecer la vinculacién de la interpretaci6n con la argumentacién en materias juridicas. Para hacer visible esta conexién es preciso considerar la interpretacié6n misma como el fenédmeno cognoscitivo de la comprensién que busca aprehender un sentido. Esta posicién deriva de los planteamientos de la her- menéutica de Dilthey, con las revisiones que han realizado en el curso del siglo XX autores hermenéuticos posteriores, como Betti, Ricoeur, Eco, Gadamer, Vattimo. Se diferencia de la posicién que asumen autores vinculados al pensamiento analitico, como Wr6- blewski y Guastini, que conciben la interpretaci6n como atribucién de significados en los casos en que se presentan dudas de aplica- cin de la regla de significado. La interpretacién como proceso exige de parte del intérprete una actividad que se manifiesta en la forma de conjeturas. Inter- pretar es, entonces, conjeturar un posible significado a partir de un cierto enunciado. Esto conduce a la “deriva de interpretacio- nes”, como lo indica Derrida. Para no quedar s6lo en esta activi- dad infinita de interpretaciones posibles, hay que recurrir a la clasica dualidad litera y spiritus, que muestra que el movimiento de la interpretacién va desde la primera hacia el segundo. De ahi la 2 importancia de la ratio, como concepto que de alguna forma reco- ge aquello otro que la sola letra. Pero si es posible formular milti- ples interpretaciones, no todas valen lo mismo, y es preciso justificarlas, y aqui surge el tema de la argumentacion. La activi- dad de justificacién hace visible la funcién de los principios como razones justificatorias. Con esto se hace necesario abordar el tema que es inevitable, cual es el de la mejor interpretaci6n o interpre- tacion verdadera. La solucién que ofrece esta obra es la aproxima- 7 rosrortat FURIDICA pe crite aB INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA cién asintética a la verdad. Muestra aqui toda su importancia la pru- dencia, que permite la actuacién de los principios. El examen que se hace de autores nacionales y de decisiones judiciales permite exhibir cémo estan presentes los problemas de la interpretaci6n y como de manera mas bien intuitiva se insintian Jas soluciones principialistas que es posible describir. El estudio de los conflictos de la cultura juridica chilena esta por hacerse. Aqui se sugieren algunos caminos para abordarlos. Este trabajo conté con el apoyo del Fondo Nacional de Desa- rrollo Cientifico y Tecnolégico (FONDECYT), Proyecto N? 1020108. a eprronsat JURIDICA be citite 8 Capitulo Primero LA TEORIA GENERAL DE LA, INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA 1. LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION La hermenéutica cldsica. Aunque en el uso corriente los términos her menéutica, exégesis e interpretacién se emplean indistintamente para nombrar las operaciones intelectuales tendientes a aprehen- der un sentido en cosas que lo posean, cada uno de ellos significa algo diferente, que es preciso mantener separado. La palabra hermenéutica deriva del griego hermeneiay significa en general interpretaci6n. Esta tiltima, a su vez, deriva de la pala- bra latina interpretatio, que es la traduccién al latin de aquélla. Por su parte, exégesis también deriva del griego exegesis, con el signifi- cado general de interpretacion. Pero hermenéutica y exégesis en- cuentran tempranamente una diferenciacion, que se va a agudizar en los tiempos actuales, especialmente con el surgimiento de la fi- losofia hermenéutica. Para hacer mas visible esta diferenciacién hay que acudir a la elaboracién sobre el lenguaje que ofrece el didlo- go Cratilo de Platén. No es la Gnica obra donde Platén se ocupa del lenguaje. Primeramente aparece el tema en el didlogo Menén, en donde antes de iniciar el debate dialéctico sobre la virtud se fi- jan las condiciones generales del didlogo mismo. Una de esas con- diciones es un lenguaje comtin a los interlocutores, en donde todos concedan las mismas significaciones a las palabras que emplean. Solamente asi el didlogo podra ser una marcha fructifera en la bus- queda de conocimiento. En Cratilo se da comienzo a una brisque- da de la naturaleza, origen y propiedades del lenguaje. Aqui, los dialogantes Hermégenes y Cratilo debaten primeramente sobre el origen del lenguaje y la correspondencia entre palabra y cosas del mundo exterior. Hermégenes representa la doctrina de que la re- lacin entre lenguaje y cosas es puramente consensual, esto es, de- 9 eprrortat JURIDICA pt crite INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, pende de la costumbre y el arbitrio, Cratilo, en cambio, sostiene que esa relacion obedece a una legalidad natural. Pero esta con- traposicién es s6lo un comienzo, pues, como se muestra en el cur- so del didlogo, responder adecuadamente a los problemas que plantean ambas posiciones exige esclarecer en su integridad el tema del lenguaje en sus relaciones con las cosas y con los sujetos que hacen uso de él, como asimismo exige de una ontologia general para posicionar el lenguaje con respecto al ser. La contraposicién resulta ser una parte de un fenémeno mucho mas amplio, como es el lenguaje. De este didlogo se obtiene el planteamiento general sobre el lenguaje, que Plat6n mantendra en otros didlogos, como Fedroy So- fista, y que se mantiene hasta la Carta VIL El lenguaje es un instru- mento, un organon, mediante el cual quien lo usa lo hace para expresar sus pensamientos sobre las cosas, sus sentimientos, sus vo- liciones. Queda en el lenguaje fijado un pensamiento (dianoia), un deseo, un estado de dnimo. El lenguaje no se confunde con las co- sas, se distancia de ellas, pero por esto mismo no posee un poder manifestador infalible de la verdad de las cosas y no es garantia de un conocimiento cierto. En Carta VII afirma Platén una vez mas y en forma postrera el cardcter impotente del lenguaje frente a la intelecci6n pura del nous, El tema del lenguaje queda cruzado por la pregunta que formula Sécrates en Cratilo, 439a: “Si, entonces, por una parte, es posible adquirir un aprendizaje sobre las cosas por medio de los nombres, y por otra parte es también posible ad- quirirlo de las cosas mismas por ellas mismas, ¢cudl aprendizaje (md- thesis) seria mas perfecto y seguro?”. La respuesta va por esta segunda via abierta por Plat6n, la apre- hensi6n de la cosa misma en su ser, lo que llama la ousia. Pero esto queda como problema, pues quiere decir que dejando de lado la palabra habria una capacidad infalible de acceder a la cosa misma, sin intermediarios lingitisticos. Queda esbozada una teoria de la significaciGn. El légos es lo que hoy llamamos enunciado 0 proposicién, compuesto de nombre y verbo. Es una unidad compuesta de esos dos elementos, cuya union ofrece un significado al referirse a algo exterior. El significado de cada nombre o verbo, por separado, es distinto del significado de : su unién o combinacién. Perro, como nombre, significa algo dis- 5 tinto a “el perro ladra al extrafio”. El nombre y el verbo son las uni- dades menores, la proposicién o enunciado es la unidad mayor, y la combinaci6n de varios enunciados 0 proposiciones constituye ya a eprroriat JURIDICA pr cuits 10 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION ¥ LA INTERPRETACION JURIDICA una unidad mas grande y compleja. El significado de estas unida- des complejas mayores es diferente del significado de cada una de sus partes. A Plat6n le interesa llevar esta teoria de la significacion y de los enunciados al terreno de la verdad. Solamente el /égos pue- de ser verdadero 0 falso, no las palabras por si solas. La palabra pe- rro no es ni verdadera ni falsa, pero si puede serlo el enunciado “el perro ladra al extrafio”, y como tal puede ser verificado. La palabra como tal tiene una realidad fisica, fonética (soni- do) o grafica, y esta caracteristica la transfiere a las unidades ma- yores de que forma parte. La palabra, desde otro angulo, es lo que Platén llama un déloma, esto es, un manifestador, o como dirfamos en lenguaje de hoy dia, un significante, algo que significa. Signifi- car quiere decir aqui abrir un curso en direccién al pensamiento de quien hace uso de la palabra, pensamiento a su vez que el suje- to que hace uso de Ja palabra tiene sobre las cosas. De esta mane- ra, quien escucha una palabra hablada o lee una palabra escrita se convierte necesariamente en un hermeneuta, en el sentido de que entiende o comprende a partir de la palabra y por medio de ella el pensamiento expresado. La palabra se convierte asf en algo que esta en lugar de las cosas respecto de las cuales piensa el que hace uso de las palabras. Por su parte, quien escucha o lee una palabra tiene que captar el pensamiento que se refiere a las cosas. S6lo asf se entiende el didlogo, como un entenderse mutuamente, o al me- nos intentar entenderse. Volviendo a la palabra hermenéutica, digamos que en Cratilo, 408a trata Platon de caracterizar al dios Hermes, cuyo nombre esta vinculado a esa palabra. En este texto le asocia primeramente el ser un hermeneuta, o intérprete, y un mensajero (lo que caracte- rizara a Ja version latina de Hermes, que es Mercurio). En segui- da, le asocia la nota de ser embaucador y astuto en los discursos y en las cosas relativas al agora, el comercio y la politica. Pasa a ser Hermes un dios importante en los asuntos sociales y culturales. En el Himno a Hermes, de Homero, versos 460 y siguientes, asistimos a la escena donde Hermes es instituido en mensajero de los dioses y es dotado de dones especiales. La fama popular le convertira en dispensador de riquezas y en el fundador del “intercambio comer- cial” entre los hombres.' En otras fuentes, Hermes se vincula al her- ' HomERO, Hymnes, Hymnes a Hermés, pp. 103-141, de Ja edicién de J. Hum- bert, de Belles Lettres, Paris, 1959. H. J. Rose, en Handbook of greek Mythology, Uni- versity Paperbacks, London, 1964, expone un interesante paralelo entre Apolo y 11 eprromiat FURIDICA be CHILE ao INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA ma, una senal de piedras que se construia en los costados de los caminos para que los viajeros no extraviasen la ruta; también se le relaciona con un dispositivo que servia para mantener los barcos en su verticalidad y seguir la marcha en mares tempestuosos. To- das estas versiones de Hermes nos ofrecen, sin embargo, una zona comun de encuentro. Hermes se asocia a los signos 0 sehales que sirven de guia o indicadores. Tratese de senales materiales a la vera del camino o de indicadores de posiciones verticales o de signos o senas del intercambio comercial 0 signos de otras actividades, lo cierto es que Hermes se nos aparece vinculado al signo, en conse- cuencia, a todo lo que mediante signos es posible instituir y for malizar en la vida social y cultural. De los sistemas signicos de que dispone el ser humano, el mas importante es el lenguaje, pues me- diante él se comunica con sus semejantes, haciendo posible la ins- titucién de la vida social y las diversas formas de la cultura. Se llega asi al punto central de este planteamiento. El signo es una entidad material, perceptible, que posee la aptitud de signifi- car, esto es, de transitar a algo otro que él mismo. Por eso se le Ila- ma significante, que significa. Ahora, qué es lo que significa cso otro que él mismo y hacia el cual indica? Para Platén, lo hemos visto, significa la dimensién no visible, no perceptible, que concier- ne al pensamiento (dianoia) de quien usa el signo, pero todo esto a su vez dirigido en otro nivel hacia la idea platénica. Aristételes prosigue en esta linea de reflexiones y sobre el tema de la herme- néutica dedica un breve tratado, que después fue titulado Pert Her- menetas. Este tratado sobre hermenéutica se inserta en el conjunto que lleva por titulo Organon, que contiene varios tratados que exami- nan el logos desde varios angulos diferentes. Ya hemos visto que lo- gos es enunciado compuesto de varias unidades significantes, que posee un significado propio diferente del de las partes que lo inte- gran, pero también es proposicién 0 juicio que posee el atributo de la verdad 0 falsedad. Asi, Aristételes va examinando sucesivamen- te diferentes aspectos relacionados con los enunciados 0 proposi- ciones. En el tratado Categorias examina qué significa el acto de la predicacién en la proposicién y qué lo hace posible (las categorias y los predicables); en Analiticos Iy II examina los razonamientos Ro: Hermes, ambos dioses jévenes cuyas vidas se entrecruzan para terminar converti- dos en dioses tutelares de las ciencias y las artes. pay rprroniat JURIDICA pr cone 12 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETAGION Y LA INTERPRETAGION JURIDICA que se hacen con proposiciones, la teorfa demostrativa, la doctri- na de las definiciones, los primeros principios de las ciencias, los principios comunes, en suma, las distintas funciones que asume la proposicién en el saber cientifico; en Tépicos examina la proposi- cidn en los argumentos dialécticos, esto es, no demostrativos, pero de una enorme importancia en la constituci6n del saber humano, y examina también los Ilamados topoi o lugares comunes; en el tra~ tado Peri Hermeneias, que fuc después traducido como Sobre la Inter- pretaci6n, trata de la proposicién en cuanto significante, lo que permite distinguir entre proposiciones significantes 0 semanticas y proposiciones apofinticas 0 susceptibles de ser verificadas en su ver- dad; finalmente, en Refutaciones Sofisticas trata de distintas formas de argumentos y de las falacias. En Peri Hermeneias, 16a 5, se califica a la palabra (lenguaje en general) como simbolo (symbolon) de las afecciones o impresiones de los sentidos (pathémata én té psyché), en cambio, en Refutaciones Sofisticas, 165a 7, las palabras son como los simbolos de las cosas. Aqui estan presentes las dos relaciones que surgen en la significa- cién. De una parte Ia relacién de la palabra con el sujeto que la emplea, y de otra la relacion de la palabra con la cosa por la cual la palabra esta y a qué se refiere. En la primera relacién se trata de esa dimension invisible que se intenta expresar y fijar en la pala- bra. Aristételes sefiala que mientras las afecciones o impresiones de los sentidos no cambian y son las mismas para todos, en cam- bio las palabras pueden cambiar. Califica el lenguaje como “signo primordial”, esto es, como un significante inmediato de las impre- siones que expresa. El lenguaje como tal no es semejante ni con las cosas a que se aplica o refiere ni con las impresiones del alma que se expresan a través de él. En cuanto significante, el lenguaje tiene como funci6n la de expresar lo que el sujeto que lo usa quie- re decir como sujeto conocedor del mundo. No tiene poder reve- lador por si solo del ser de las cosas mismas. Todas las paradojas y consecuencias aberrantes que extrafan los sofistas se derivan de una concepcidn defectuosa de la relacion del lenguaje con las cosas del mundo exterior. Esta es la limitaci6n que habia planteado antes Pla- t6n como necesaria en su oposicidn a la sofistica y que ahora Aris- tdteles consolida. El lenguaje es un signo (sémeion) o simbolo: esto quiere decir que las palabras nos sefialan en direccién a las cosas pero como signos de las impresiones 0 pensamientos de quien las emplea. La relacién de la palabra con las cosas es, entonces, me- diada por esa dimensién puramente inteligible, que es el pensa- Apt 13 eprroriat JURIDICA pe cHite Bh INTERPRETACION ¥ ARGUMENTACION JURIDICA miento. Con esto se instaura un modo de ver que influira decisiva- mente en la reflexién sobre el lenguaje y hara posible después el pensamiento medieval que afirma que la palabra se relaciona con las cosas mediante el concepto. Se prepara asi la teorfa moderna de la significaci6n. El légos, como se indic6é anteriormente, es el enunciado o pro- posicion y su caracteristica que interesa a la hermenéutica es la de ser significante. “Todo légos es semantico (semantikés)”, nos dice el texto de Peri Hermeneias, 17a 1, enfatizando esta propiedad de ser significativo, y las partes que lo componen, nombre y verbo, que cumplen las funciones de sujeto y predicado, tienen significado se- parado. El dégos es aquella proposicion que retine en un solo acto elementos diversos, confiriéndoles por ese solo acto una significa- cién perfectamente determinable por encima de la significacién de los elementos que la componen. Decir “hombre” y “mortal” es de- cir las palabras que nos conducen a las impresiones y noémas co- rrespondientes, pero decir “hombre es mortal” es decir de “hombre”, tomado como sujeto, una caracteristica 0 propiedad que le atribuye algo en forma tal que el acto por el cual se dice impo- ne una significacién determinada. Ahora bien, de todos los enun- ciados semanticos 0 significantes hay un grupo especial, pues son los tinicos en los cuales se puede establecer su verdad 0 falsedad. Esta clase de proposiciones recibe el nombre de /égos apophantikés. Las otras proposiciones o enunciados que no son susceptibles de verdad o falsedad quedan para su estudio en la Poética o en la Ret6- rica. En el propio tratado sobre hermenéutica dedica Aristételes dos capitulos al estudio de la modalidad en la proposici6n. La proposicién consiste en un acto especial de composicién 0 . divisién, que Aristoteles denomina, respectivamente, synthesis y diai- = resis. En el acto sintético, a una palabra, como sujeto, se le ahade algo, lo que se dice de ese sujeto, o bien se le quita o separa algo en el acto dierético. Para que en esta estructura anide la verdad es esencial que el acto enunciativo sea sintético o dierético, pues sdlo & asi lo que se dice como signo de lo que se piensa puede ser exami- nado en su verdad. De este modo, significaci6n y verdad concurren en la proposicién. Consideremos el mismo ejemplo que ofrece Aris- t6teles. Se trata de esa criatura fabulosa mencionada por Arist6fa- c nes, el tragélaphos, que como sola palabra puede significar algo, pero no puede ser validada en su verdad o falsedad, a menos que la ha- gamos ingresar en el acto sintético © dierético que es la proposi- cidn 0 juicio, y digamos que es criatura es 0 no es tal o cual cosa. pay eprrorrat JURIDICA pe cute 14 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA Pues slo entonces podra ser examinada la verdad 0 falsedad de la afirmacién contenida en la proposicién (Peri Hermeneias, 16a 15-20). Para completar estas ideas generales sobre la doctrina del len- guaje en Aristoteles, quiero citar el interesante texto de Refutacio- nes Sofisticas, que dice: “,..puesto que no es posible llevar al debate, cuando se dialoga, las cosas mismas, sino en su lugar tenemos que hacer uso de sus nombres como sus simbolos (symbola), llegamos a creer que lo que sucede con los nombres sucede también en las cosas mismas... Pero no hay semejanza (hémoion), pues los nombres (6noma) son determinados en cantidad y también la enorme canti- dad de enunciados (légoi), en cambio las cosas son en numero in- determinado. Entonces, necesariamente muchas cosas son significadas (pleio semainein) por un mismo enunciado y por un solo nombre” (165a 5-15). Este texto nos dice que como en los debates y conversaciones © didlogos entre los seres humanos no es posible llevar las cosas mismas sobre las que se debate, conversa o dialoga, hay que con- tentarse con las palabras que nombran las cosas y examinar en ellas lo que sucede, suponiendo que lo que pueda ocurrir con estas pa- labras sucede con las cosas a las que las palabras se aplican 0 se refieren. Como no hay semejanza entre cosas y palabras, se sigue una inevitable equivocidad, esto es que las palabras apunten en la direccién de mas de una cosa. E] drama humano, advierte Auben- que, es que al hablar el hombre, por la limitacién natural del len- guaje, sdlo se queda en lo puramente general, mientras las cosas son singulares. Esto no sélo en el mundo fisico o natural, sino tam- bién en la esfera ética, como lo recuerda el texto de Etica Nicoma- quea, 1137b 10-15, en que a proposito de la equidad, senala que todo némos es universal, mientras los casos que se quiere regular son siempre singulares, produciéndose un desajuste entre lo uni- versal y lo singular.” Aqui se toca el problema esencial de lo que hoy dia conocemos mejor como la relacién de referencia. La pala- bra esté en una relacién complicada con las cosas, y esto doblemen- te. De una parte, la palabra significa la cosa y como ésta es multiple, se produce una equivocidad de referencia, no se sabe a cual cosa se refiere, y de otra parte, la palabra puede tener varios significa- dos; por ejemplo, la palabra “perro” significa el animal, pero tam- QUE, Pierre, Le Probleme de Etre chez Aristote, P.U.F., 2* ed., Paris, 1966, ns EU 15 eprroriat JUREDICA pe crite aay INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, bién la constelacién de ese nombre. Hay en este ultimo caso una multiplicidad de significados 0 polisemia. Reviste especial interés la distinci6n que introduce Arist6teles en Refutaciones Sofisticas, 170b 12-30, en relaci6n con dos tipos de argumentaciones. Un tipo de argumentacion lo representan los 16- got pros tovinoma, que son los argumentos relativos al nombre, y que significa argumentar en razén de la literalidad, tomando la pala- bra desligada de la intencidn de su autor; el otro tipo es el argu- mento, que lo constituyen los légoi pros tén didnoian, esto es, argumentos en relacién con el pensamiento significado. Esta dis- tincién reposa sobre la caracteristica ya apuntada por Platon, que veia en la palabra no tanto un ente, aunque pueda serlo desde otro angulo, sino un rasgo de la actividad humana, la de nombrar y ex- presar en esto lo que el sujeto que hace uso de la palabra piensa de la cosa que nombra. Palabra y pensamiento no se confunden, pero entre ellos se da una relacién especial, pues el lenguaje como estructura objetiva es significante, y lo significado nos pone enfren- te, no la cosa misma, sino lo que se piensa de ella, un ndema. El problema que quiere abordar Aristételes, que es fuente de un pa- ralogismo, es el de que, por un lado, palabra y pensamiento no se confunden, mantiene cada cual su propia identidad y autonomia, pero por otro lado, palabra y pensamiento se hacen solidarios y se produce entre ellos una relaci6n tal que el uno lleva al otro. Este juego de fuerzas encontradas determina la situaci6n a que alude Ja distincién aristotélica. Con esta distincién Aristételes busca llamar nuestra atencién sobre la dificultad y paralogismo que se produce al extremar la dis- tincién entre pensamiento y palabra. Frente a la multiplicidad de significaciones inherentes al lenguaje, en los debates pareceria un = recurso comodo ver en ese hecho un pretexto para extremar la dis- tinci6n entre palabra y pensamiento y proseguir el debate en la d. reccién que mas acomode 0 convenga a quien pretenda producir una refutaci6n de lo que se ha dicho. El argumento en razén del nombre, o también argumento de literalidad, apunta al hecho de que la palabra se autonomiza de quien la emplea, y adquiere la sig- nificaci6n no de quien la empleo y la puso en uso, sino la que pue- de asumir con independencia del uso de su autor, haciéndose asi més propicia a la significacion que conviene a quien enfrenta esa literalidad. La significacion asi entendida escaparia al control y nos llevaria a una situaci6n de ruptura de la comunicacién. Se abriria un abismo entre lo que se quiere decir y lo dicho. ibe Forroriat JURIDICA pe crite 16 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA La posicién de Plat6n y Arist6teles es poner énfasis en el pen- samiento y subordinar a él la palabra. Es una postura intelectualis- ta que busca resolver el problema de la comunicacién acudiendo a elementos fuera del lenguaje. Platén con su teoria de las ideas, como entidades autosubsistentes, busca explicar que todo conoci- miento y comunicacién del mismo por el lenguaje no puede con- ducir sino a la idea misma, que es una e idéntica para todos. De ahi la doctrina de la reminiscencia o anamnesis. La objetividad de la idea garantiza que todo conocimiento y comunicaci6n se remi- ten a una zona comiin de la que todos participamos como sujetos cognoscentes. Aun cuando Aristételes no mantiene esta posicién respecto de las ideas, haciéndolas que configuren con la materia los entes singulares, hay un mundo de objetividad, comin a todos, que es el ser; la unidad del ser garantiza la comunicaci6n y el co- nocimiento. La distincion que hace Arist6teles entre los dos tipos de argu- mentos, los relativos a la palabra y los relativos al pensamiento, abor- da por primera vez una dualidad que se constituye en fundamental hasta nuestros dias. Me refiero a la dualidad que hoy llamamos dua- lidad letra y espiritu. La hermenéutica clasica nos entrega una elaboracién comple- ja de las diferentes dimensiones que contiene una teoria de la in- terpretaci6n. Estas partes son: a) una teoria de la significaci6n; b) la dualidad letra y espiritu, y c) una doctrina del sentido. Las tres partes se retinen para formar propiamente el tema de la interpre- tacion. Una modificaci6n en una de ellas, por ejemplo, en el modo de concebir la dualidad letra y espiritu, compromete a las dos res- tantes. Es lo que sucede en las diferentes posiciones que respecto a la interpretaci6n observamos en la historia de la cultura occiden- tal. El mundo clasico griego privilegié el espiritu 0 pensamiento por sobre la letra, el mundo medieval enfrenté la dualidad desde el Angulo de la fe, no asi el mundo moderno, que a ratos centra la FS interpretaci6n en la letra o literalidad. En cada momento de la his- toria, la diferente manera de enfrentar y resolver la dualidad letra y espiritu determina un cambio en la significacién y en la doctrina del sentido. En la forma vista, la hermenéutica se nos aparece como una teoria de la interpretacién. Estudia los supuestos y principios de toda interpretacién, la doctrina del signo, la significacién, el tema del sentido y la verdad, el conocimiento que ofrece el lenguaje. La exégesis, en cambio, dice relacién con la actividad misma de inter- 17 epitoniat JURIDICA or came ab INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA pretar. Esta actividad puede someterse a reglas, y de ahi el proyec- to de decidir el resultado de la interpretacién por la reglamenta- cion de ella. El valor de esas reglas, su contenido y ntimero depende en parte de una teoria hermenéutica y en parte de otros factores asociados al lenguaje o a la retérica. Esta forma de interpretacién reglada se hard visible posteriormente, y alcanzara amplio desarro- lo especialmente en las escuelas de interpretaci6n biblica de Ale- jandria y de Antioquia, al desarrollarse los distintos sentidos de un texto. Lo dicho hasta aqui sirve para caracterizar mejor estos tér- minos. Hermenéutica y exégesis representan dos formas de tratar la interpretaci6n. La primera aborda la teoria, los principios, la se- gunda se vuelca hacia la actividad misma de la interpretaci6n. Esta diferenciacion es de enorme importancia, porque muchas veces suele considerarse la interpretaci6n como actividad reglada, esto es, sometida a reglas, dejando de lado todo lo relativo a la signifi- caci6n, la forma en que se concibe la dualidad letra y espiritu y el tema del sentido; en suma, lo que caracteriza la hermenéutica. La hermenéutica griega examinada aqui nos muestra la capa- cidad limitada del lenguaje. La palabra esta por las cosas a que se refiere, expresa lo que el sujeto piensa de las cosas, no es garantia segura de aprehensi6n del ser verdadero, mantiene una cierta dis- tancia con las cosas mismas, por lo cual engendra equivocos y ma- los entendidos. En las reuniones, en las conversaciones y didlogos de unos con otros, se hace presente la discrepancia, la diversidad de pareceres u opiniones. La manera de superar esta condici6n humana no es dentro del lenguaje mismo, sino trascendiéndolo a un dominio puramente intelectual. Plat6n postulé la idea, Aristé- teles la unidad del ser. Esto quiere decir que mas alla de las pala- bras y controlandolas hay principios inteligibles. En términos generales, hay una ontologia que confiere sentido al discurso hu- mano. Esta posicién se mantiene hasta los tiempos modernos, en donde en cierto modo cobra importancia la literalidad, segtin ve- remos mas adelante. La dualidad letra y espiritu se entiende de di- ferente manera en la antigiiedad griega y el mundo moderno. La palabra “espiritu” se emplea aqui todavia en un sentido muy amplio, para contraponerlo a “letra”. Con anterioridad ya se mos- tr6 que la palabra, oral o escrita, consta de un elemento material perceptible, sonido o rasgo grafico, y como signo posee un signifi- cado, esto es, nos remite a algo otro que él mismo, y esto otro es imperceptible por los sentidos. El vocabulario griego es amplio y recoge todas las formas en que se manifiesta la inteligibilidad, des- pas rorrontat FURIDICA pe cutee 18 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA de el pensamiento hasta la idea plat6nica. El mundo latino acudi- r4 también a una diversidad de términos para sehalar aquello otro que la sola letra, como mens, sententia, intentio, ratio. BREVE ESBOZO DE LA DUALIDAD LETRA Y ESPIRITU DESDE SAN AGUSTIN HASTA SANTO TOMAS DE AQUINO La exégesis biblica tiene como tarea la indagacién del sentido ver- dadero del texto biblico. Se asume la autenticidad del texto (fija- do en el Concilio de Trento) y su caracter de verdadero. Los primeros pasos de la exegética muestran un amplia variedad de mo- vimientos y tendencias. Pero desde un comienzo se marcé una di- ferencia entre una exégesis judia y la exégesis propiamente cristiana, aun cuando se interpenetraron. Estaban repartidas en dis- tintas zonas geograficas y tuvieron por lo mismo distintas influen- cias. Pero unas y otras estan comprometidas en la tarea de asignar limites precisos a la literalidad, es decir hasta donde se extiende la significaci6n que contiene un texto. Dentro de la exégesis judia se muestran, por ejemplo, en talmudistas y cabalistas, los intentos de ampliar la literalidad para incluir en ella el alegorismo y el discur- so figurado. La exégesis cristiana presenta claramente los dos grandes pe- riodos que la caracterizan en la antigiiedad: el de los Padres Grie- gos, que retine los grupos mas importantes de intérpretes, la Escuela de Alejandria y la Escuela de Antioquia, y el de los Padres Latinos, entre los cuales se cuenta San Agustin como uno de los exponentes mas importantes que culmina la patristica. Con poste- rioridad, y siguiendo en gran parte muchas de las lineas trazadas por la patristica, vienen los autores preescolasticos, como San Isi- doro de Sevilla, y los escolasticos, como Santo Tomas y San Buena- ventura, que marcan el gran desarrollo de la teologia. Poco antes del Concilio de Trento (1545-1563) los protestantes comenzaron a producir enormes efectos en la exégesis biblica, por lo cual la mo- dernidad esta llena de polémicas exegéticas y hermenéuticas, que tendran influencia decisiva en la construcci6n de la nueva concep- cidn de ciencia. Pero en toda esta larga y rica historia, el centro de 2 gravedad esta en el problema de las relaciones entre razén y fe. Desde aqui es donde tienen que brotar las respuestas a las multi- ples cuestiones que presenta el arduo trabajo de interpretacién de los textos biblicos. 19 eprroriat JURIDICA pe cute 26 INTERPRETAGION Y ARGUMENTACION JURIDICA La antigtiedad griega formul6 el tema de la dualidad letra y es- piritu y lo resolvio en una doctrina intelectualista que privilegia el pensamiento por sobre la letra. El lenguaje carece de la potencia eficaz para capturar lo verdadero. Ahora, en la patristica, se hace patente una dimensi6n que al intelecto humano se le ofrece como particularmente dificil. Es el mundo de la fe. Hay que definir los limites del lenguaje frente a esta dimensién que se hace cada vez mas nitida, La dualidad letra y espiritu hay que relacionarla ahora con esta otra dualidad, la de razén y fe. En la concepcidn platénico-aristotélica, el lenguaje con su inca- pacidad de entregar un conocimiento pleno, seguro y verdadero de la cosa nombrada, deja entregado el control de la verdad a opera- ciones y mecanismos de verificacién ajenos al lenguaje, como la de- mostracién apodictica o Ia verificacién experimental. Todo lo que escapa a ese control queda en ese mundo que bajo diferentes deno- minaciones ocupé6 a retéricos, sofistas y literatos. Pero el mundo de la fe es distinto: escapa a las exigencias puramente racionales y la verdad no puede decidirse mediante demostraciones 0 verificacio- nes experimentales. Sin embargo el mundo de la fe no se confunde con el mundo poético o retérico. Esto determina retomar el tema del lenguaje y examinarlo en relaci6n con esta nueva dimensién. Los debates sobre el ambito de literalidad se encuentran ya cla- ramente establecidos en las dos grandes escuelas de la antigiiedad, la Escuela de Alejandria y la Escuela de Antioquia. La Escuela de Alejandria se remonta por lo menos hasta el evangelista San Mar- cos, que vive en el perfodo de la apologética, y por eso no tan de- dicado a la elaboracién te6rica de la religion. Pero ya a fines del siglo I logra establecerse con San Petenus como cuerpo organico. Le sucede el gran Clemente de Alejandra, que en una de sus obras, Stromata, escribe lo siguiente: “Es necesario que recibamos la inten- cién de la ley de tres maneras... sea como manifestando un signo (semeion), sea como dando un precepto (entolén) para una conduc- ta recta, sea como anunciando una profecia (prophetefan)”.* El que recibe las palabras de Ia ley debe detectar su intenci6n~ desde las palabras mismas, y debe guardar una actitud adecuada al * La cita la hemos recogido de la obra de LuBAG, Henri de, Exé (Le Quatre Sens de UEscriture), en cuatro vohimenes, vol. I, pp. 171-172, Aubier, Pa- ris, 1961. El autor sustenta la tesis que la doctrina de los cuatro sentidos que de- sarrolla el pensamiento medieval se encuentra en germen en el periodo de la apologética. a eprronial JUREDICA pe cHiLe 20 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETAGION Y LA INTERPRETAGION JURIDICA cardcter sagrado del texto. La disposicién del lector tiene que ser la del que busca un sentido ético y religioso. Todo esto significa traspasar el Ambito de literalidad. En el fondo reconocer otro sen- tido ademas del sentido literal. El fenémeno habia sido ya detecta- do por los pensadores griegos, que habjan cavilado sobre el sentido de los mitos y las alegorias y metaforas. Las palabras, en efecto, tienen un significado propio e inme- diato, pero también pueden tener un significado derivado y figu- rado, al que se llega mediante operaciones intelectuales especiales. Esto lo reconocié Plat6n cuando en Republica II, 378d, emplea la palabra hypénoia, para describir la situacién del lector de narracio- nes miticas. En la polis puramente ideal que Sdcrates invita a dise- fiar en bosquejo a sus j6venes interlocutores, Glaucén y Adimanto, para definir alli la justicia, se aborda el tema de la paideia o forma- ci6n educativa de sus habitantes, y en esa conexién surge la pala- bra ya anotada Aypénoia, que en rigor significa lo que se capta por debajo de una significacion de superficie. Hay dos significados, 0 mas bien, dos sentidos, uno inmediato y otro oculto, “por debajo” del anterior. El joven, se nos dice en ese pasaje de Republica, no tiene poder de discernir entre los dos tipos de sentidos. Si al joven se le presentan esos relatos de las gigantomaquias o de violentas vengan- zas entre los dioses, tiende a tomar el relato en su sentido inme- diato 0 aparente, lo que puede no ser aconsejable desde un punto de vista moral. Y si esos relatos tienen un significado hyponoico, por detras del sentido aparente, aquél no es captado por el oyente. Por lo cual los mitos no resultan recomendables en la educacion de los jovenes de la polis ideal. Posiblemente por la época de Platén la interpretacién hyponoica era realizada por Antistenes y los cinicos, para mostrar en los rela- tos miticos de Homero, Hesiodo, Orfeo y otros, algunas ensefian- zas moralizadoras, por debajo del significado inmediato, a veces carente de ese caracter.* Este “por debajo de” que sugiere la pala- bra hypénoia indica en realidad el significado oculto que se escon- de detras del significado inmediato aparente. Esta separaci6n entre * En la edicién critica de Repriblica, con el titulo The Republic of Plato, Cam- bridge University Press, 1965, el editor J. Adam, pp. 114 y ss., comenta que con anterioridad a Plat6n ya se practicaba un método de interpretacién que consistia en mostrar que muchos de esos relatos miticos escondian verdades y ensenanzas morales. Se sefiala a Antistenes y la escuela cinica como los iniciadores del méto- do alegorico, que se ejercitaba especialmente en las obras de Homero. 21 eprortaL JURIDICA pe cHiLe a INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA los dos sentidos de un relato, en que uno encubre el otro, sin fal- searlo, es otro de los descubrimientos del pensamiento griego. Lo que Plat6n trata de evitar es quedarse en el plano aparente. Pues, a pesar de que el discurso con el significado aparente no cancela el paso al otro significado oculto, no hay garantia que el lector u oyente pueda transitar del primero al segundo. Y si lo que se quiere decir es lo que se presenta en forma encubierta, recurriendo a formas 0 imagenes que presentan otra cosa, se exige, en verdad, mucho del oyente. Este es el origen de la Hamada alegoria (allegoria), palabra que aparece sin embargo tardfamente incorporada al vocabulario técnico, por ejemplo, en la Epistola a los Galatas, de San Pablo, 4, 24, con el significado preciso de querer decir una cosa que se da a entender mediante otra. No obstante que el propio Platén hizo uso de Ia alegoria y la metéfora en sus Didlogos, en Repriblica, quiso es- tablecer una prevenci6n en contra del alegorismo por no encon- trar resuelta la regla decisoria del significado, esto es, c6mo asegurar el paso del significado aparente al significado oculto. La alegoria permite, desde otro punto de vista, hacer mas niti- da la separacién entre hermenéutica y exégesis. El establecimien- to del doble sentido que tiene lugar tanto en la alegoria como en la metafora es un problema propiamente hermenéutico, pero la estrategia para resolver el paso de un sentido a otro y la formula- cion de una regla técnica para poner de manifiesto el sentido oculto es asunto de la exégesis. En la hermenéutica se elabora la teoria sobre el lenguaje y la significacién, que conduce a admitir el senti- do directo y el sentido figurado u oculto. En la exégesis se define el procedimiento a seguir, asumiendo el doble significado. Como muy bien lo vio Dilthey, el alegorismo fue importante porque permitié mantener la vigencia de las obras de los autores E griegos que relataban mitos, como Homero, Hesiodo, Orfeo, Mu- seo. La significacién inmediata 0 directa podia parecer censurable bajo muchos respectos, mas atin en los circulos en que se hacia sen- tir la influencia de la ética de inspiracién cristiana. La manera de mantener la vigencia de esas obras fue considerarlas en su signifi- cado no aparente sino oculto, para no entrar en conflicto con la nueva cultura que se expandia.° 5 El abajo donde W, Dilthey se ocupé primeramente de estos temas herme- néuticos es Die Enstehung der Hermeneutik, de 1900, incluido en el vol. V de Gesam- melte Schriften, pp. 317-318, Teubner Verlagsgesellschaft, Stuttgart, 1961. La version castellana con el titulo Origenes de la Hermenéutica, se encuentra en Obras de Wil- py eprroniat JURIDICA pe cunt 22 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA Los neoplaténicos con reservas en un comienzo, y ya en plena Escuela de Alejandria, no vieron obstdculo al mecanismo del do- ble sentido, el inmediato y el derivado u oculto. El propio Plutar- co, ya antes del auge de esa escuela, dio muestras claras de estas tendencias en la interpretacién de los mitos y alegorias de la poe- sia homérica y de otros poetas arcaicos. El alegorismo terminé por arrastrar a los neoplaténicos y se impuso finalmente. En la practi- ca diversa y multiple del alegorismo, que caracteriz6 a la Escuela de Alejandria, se lleg6 al punto en que alegorfa y mito paganos se confundieron con la alegoria de los textos biblicos. El trabajo que se realiza en la interpretacién de textos, como los textos biblicos o de otra naturaleza como la antigua épica, per mite poner en ejercicio canones y reglas que se apoyan en una con- cepcién hermenéutica de la obra. Por eso, en la confrontacion entre la Escuela de Alejandria y la Escuela de Antioquia lo que esta en juego no es tan sdlo dos procedimientos interpretativos de tex- tos biblicos, sino el examen y reformulacién de los dos planos de significacién que habia seialado Platén en Repriblica. Dilthey se hace eco del debate abierto por el protestantismo en defensa de la li- teralidad y ve en el alegorismo el punto de separacién de ambas escuelas interpretativas. Ambas se enfrentan al hecho de la vincu- lacién necesaria entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamen- to. Mientras la Escuela de Alejandria recurria a la interpretaci6n aleg6rica para ver la unidad de ambos, la Escuela de Antioquia, apo- yandose en principios histérico-gramaticales, como en el caso de Teodoro, buscaba una unidad superior que negaba el doble senti- do, inmediato y derivado, por lo cual aquellas partes del Antiguo Testamento que ofrecian dificultades para su enlace con el Nuevo Testamento habia que dejarlas como formas poéticas o simples ase- veraciones histéricas. Clemente y Origenes —este ultimo sucedié al primero- partieron, en cambio, admitiendo el doble sentido. Esto significa que el alegorismo sirvi6 para legitimar una metodologia interpretativa que pudo tratar ambos libros testamentarios como constituyendo una unidad. Fuera del circulo de los intérpretes griegos, la interpretacién propiamente latina, que se inicié con Tertuliano en el siglo II, en- cuentra su exponente mas destacado en San Agustin. Su obra se helm Dilthey, vol. VIL, El Mundo Histérico, F. Cultura Econémica, México, 1978, pp. 321-334, 23 rpitonat FURIDICA pe cute BH INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA propone como tema el estudio metédico de las relaciones entre le- tra y espiritu. En materia de interpretaci6n, su pensamiento se en- marca dentro de los limites de la frase biblica, de la Segunda Epistola a los Corintios, de San Pablo: littera occidit, spiritus autem vivificat (“la letra mata, pero el espiritu vivifica”, Corintios II, 3,6). En sus pri- meras obras se advierte ya su preocupacién por la literalidad y la significacion. En De Genesi contra Manicheos (aproximadamente 388- 389) critica la interpretacién literal dada por los maniqueos al An- tiguo Testamento; en De Genesi ad litteram, obra de 393, que qued6 incompleta, vuelve al tema de la interpretacién literal y a sus limi- taciones para dar cuenta de los textos biblicos, por lo cual afiade a esa interpretacién la interpretacion secundum historiam, la interpre- tacién secundum allegoriam y la interpretacion secundum actiologiam. Posteriormente, en las Confesiones, en 400, agrega tres libros sobre el Génesis en sentido alegérico, y hacia 401 emprende por cuarta vez la explicacion del Génesis, obra que termina en 415.° En estas obras esta ya latente el pensamiento que busca resol- ver la dualidad letra y espiritu en una nueva dualidad, la de raz6n y fe, que es lo que comienza a marcar ahora el desarrollo de Ia fi- losoffa. En dos obras de este periodo, aparte de las sefialadas, se contienen afirmaciones que interesan a este trabajo. En una, De Spi- ritu et Littera, mas temprana, se dirigen argumentos y condenacion de las herejias de Pelagio, en otra, De Doctrina Christiana, ofrece los rudimentos de una teorfa de la significacién siguiendo las lineas del pensamiento platénico.’ En De Spiritu et Littera parte anotando que el precepto por el cual se ordena vivir honesta y justamente es letra (litera) que mata si no lo acompaiia el espiritu que vivifica. A su vez, el enunciado mismo “la letra mata, pero el espiritu vivifica”, para evitar quedar preso en su propia aplicacién, no debe entenderse literalmente, es 2 decir, en su significado inmediato, que es absurdo, sino hay que = penetrar en la significacién oculta que contiene, “alimentando el hombre interior con la inteligencia espiritual” (cap. IV, 6). La pa- labra spiritus aqui significa algo por completo distinto al antiguo © Estas obras aparecen en versién bilingiie en el volumen XV de Ia edicién de B.A.C., Madrid, 1957: De Genesi contra Manicheos, pp. 360-491; De Genesi ad litte- ram (imperfectus liber), pp. 500-565, y De Genesi ad litleram, pp. 576-1271. 7 De Spirit et Littera aparece en el volumen VI, pp. 679-795, de la version cita~ da de las Obras de San Agustin, y De Doctrina Christiana en el volumen XV de la misma edicién, pp. 53-359. 7 ab eprrortat JURLDICA be cite 24 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA significado. Antes el significado se aproximaba al arcaico psyché, que significaba aliento vital. En la época de San Agustin empieza a con- solidarse este significado de dimensién espiritual, que nos es co- nocido hasta nuestros dias. Volviendo al andlisis del enunciado que hace San Agustin, es notable cémo la autoaplicacién del enuncia- do permite establecer el doble significado. En De Doctrina Christiana se hace una elaboraci6n mas comple- ta del tema. Las bases elementales que sienta San Agustin son las siguientes. Toda doctrina, esto es, toda elaboraci6n tedrica y ense- fhanza recae ya sobre las cosas (res), ya sobre signos (signa). Las co- sas se conocen por medio de los signos. Entonces, se Ilaman cosas las que no se emplean para significar otras cosas, como una vara, una piedra, lo cual no impide que bajo otra relacién una cosa sea al mismo tiempo signo de otra cosa, como la vara que introdujo Moisés en las aguas amargas para hacer desaparecer la amargura. Las palabras, verba, son las cosas que s6lo se usan como signos. Sig- no es, entonces, una cosa (res) que se emplea para significar otra cosa, pues si fuese alguna cosa, no seria nada. Esta es la ontologia fundamental de la palabra y el lenguaje. Pertenece al mundo de los entes, tiene un ser propio, una fisonomia propia 0 specie, que es la que se nos presenta a los sentidos, y cuya potencia o virtud es la de hacernos suscitar el pensamiento de otra cosa o res distinta por la cual esta el signo. La cosa es conocida por medio del signo. De lo dicho se sigue que en materia de signos hay que atender no a qué cosa es, sino a lo que significan (quod significant) (De Doc- trina Christiana, Libro II, cap. 1, 1). Los signos son unos naturales, otros instituidos 0 convencionales. Los signos convencionales son los que mutuamente se dan los seres vivientes para expresar, en cuanto les es posible, las afecciones del alma, esto es, sensaciones y pensamientos. De los signos convencionales, los principales son las palabras, el lenguaje. Volviendo sobre la frase biblica littera occidit, autem spiritus vivi- ficat, puede explicar ahora que atenerse a la sola letra es quedarse en su sentido inmediato, y no considerar su sentido figurado. Esto sucede porque se confunden los signos con las cosas de que son signos: “En fin, es una miserable servidumbre del alma tomar los signos por las cosas mismas, y no poder elevar por encima de los entes corpéreos el ojo de la mente para percibir la ley eterna”.* Es Hs 8 De Doctrina Christiana, Libro Il, cap. V, 9. 25 eprroniat JURIDICA pr cuit mB INTERPRETACION ¥ ARGUMENTACION JURIDICA esclavo de los signos, como en la Caverna platénica, el que venera algo significante, ignorante de qué significa. En cambio, quien ve- nera el signo entendiendo lo que significa, es libre y espiritual. Esto ocurrié con los patriarcas y los profetas. Aqui esté delineada la hermenéutica de San Agustin, que se- guin se advierte se mueve dentro de los mismos parametros que la hermenéutica griega, s6lo que incorpora la dimension de la fe. Para incorporar la fe es preciso acudir al doble sentido, el inmediato o propio y el sentido figurado u oculto. La forma como opera el paso del sentido propio al figurado esta condensada en la siguiente re- gla: todo lo que no puede referirse en sentido propio a la bondad de las costumbres 0 a las verdades de la fe, tiene sentido figurado. En consecuencia, todo texto en cuanto estructura signica nos tie- ne que remitir en Ultimo término a ese sentido figurado u oculto, que es el mundo de la fe. Tomar el signo como la cosa misma, es cancelar todo paso hacia ese mundo, negando toda significacién Ultima, como los esclavos de la Caverna platénica, atados a lo que el signo manifiesta como ente sensible y de modo inmediato. Es el mundo de la inmediatez, y por eso, el mas pobre. En esta doctrina de la significaci6n, las reglas de la interpreta- cién son como verdaderas Haves (clavis) que abren los secretos del texto sagrado y, en general, de cualquier texto. Es lo que afirmaba el donatista Ticonio, cuya obra fue bastante conocida bajo el titu- lo Las Siete Reglas, en que se pretendia ofrecer un repertorio de re- glas interpretativas de la Biblia, y que San Agustin advertia tomar con reservas. Resulta interesante seguir en esta exposici6n c6mo paulatina- mente la teoria de la significacién hace que se identifique la duali- dad letra y espiritu con la distincién platénica sensible e inteligible. Asi, las palabras, en cuanto signos sensibles, son la ocasién para el conocimiento de lo verdadero, de la misma manera que en Platén las sensaciones son la ocasi6n para el conocimiento de lo inteligi- ble o idea, de la cual aquello sensible es una imitaci6n. Para pro- ducir este acercamiento entre ambas distinciones San Agustin debid proceder a una elaboracién ontoldgica del lenguaje, de la cual se sigue esa concepcion del signo que empalma con los planteamien- tos de la Escuela de Alejandria. Desde el punto de vista del conocimiento, el lenguaje aparece como un signo, es decir, un ente con la propiedad de suscitarnos aquello que significa, sin que entre uno y otro se cumpla una es- tricta relaci6n de semejanza. El lenguaje es, entonces, convencio- x epiTowaL JURIDICA pr cuits 26 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA nal e instituido por la costumbre. Pero el signo esta al servicio del conocimiento, pues sélo es significante y no constitutivo de los ob- jetos del conocimiento. En una ontologia estricta, el lenguaje, como ya lo apunts Platén y recoge Aristételes, no refleja el ser mismo de las cosas, es un indicador o senal de ellas, un nombre que se les aplica, y no ofrece garantias ciertas de expresarlo. Por eso puede decir San Agustin, como Platén y Ariststeles, el lenguaje expresa los estado del alma, los pensamientos del que piensa alguna cosa. Entonces, la relacién de la palabra con las cosas esta sometida a las mismas condiciones y limitaciones que se planteaban en la filo- sofia griega clasica. Pero, aunque se reconozca el origen conven- cional del lenguaje y su capacidad limitada, se le asigna una funcién que es la de servir de camino al mundo de la fe. De ahi la justifica- cién del llamado significado oculto o derivado de las palabras. Como ese mundo de la fe tiene mucho de inefable, queda marca- do el limite natural del lenguaje: éste nos conduce al mundo de la fe, pero no ingresa en él. La importancia de San Agustin la apreciamos en que la duali- dad letra y espiritu se resuelve, aproximandose a la distincién pla- ténica sensible e inteligible, en las relaciones de raz6n y fe. Quedan establecidas las bases sobre las cuales se va a apoyar la doctrina de los cuatro sentidos, pues ésta requiere asumir que todo texto, ade- mas de su sentido propio e inmediato, tiene un sentido figurado u oculto que concierne a los designos divinos y el mundo de la fe, hasta donde esto es expresable. Si en San Agustin hay influencia platénica, en San Isidoro de Sevilla y en Santo Toms asistimos a una recepcidén amplia del pen- samiento aristotélico sobre la hermenéutica. En la gran obra que conocemos de San Isidoro, Etimologias, in- tenta reflejar los temas y los problemas de la cultura de su tiempo. Hay aqui un esfuerzo por sistematizar las disciplinas en que se vuel- can toda la tradicién filosdfica y teolégica y las inquietudes de su tiempo.° De esta extensa obra interesan algunas precisiones que anota San Isidoro sobre el significado de litterae, las letras, tal vez el pri- * La versin bilingiie latin-castellano de Etimologias la ha editado en dos voli- menes B.A.C., Madrid, 2000. Sus tres primeros libros tratan del trivium (gramati- ca, retérica y dialéctica) y del quadrivium (aritmética, geometria, misica y astronomia). Formula el plan sistematico de las disciplinas. Hablamos de discipli- nas y no de ciencias, porque el énfasis se leva por el lado de la formacién. 27 epiToriAL JURIDICA vr cue pay INTERPRETACIONY ARGUMENTACION JURIDICA mer intento de reflexionar sobre la literalidad y la cultura. Al res- pecto, nos dice, cuando pensamos en Uitterae, forma plural de litte- ra, lo que nos sugiere no es tanto el documento o escrito en su materialidad, sino que la composicion de lego e iter, plasmada en la expresiOn legiterae. Lego, que viene del verbo griego légein, apunta en este uso a recoger, al acto de reunir en la lectura a partir de lo escrito, € iter que significa ir, viajar. Por eso, en un primer nivel, Litterae, esto es las letras, es lo que abre el camino al que lee, guia y permite transitar al que lee (legendi iter). Las obras escritas que en- trega la tradicién, como en general todo texto escrito, marca un camino al lector, que puede recorrer a partir de lo escrito, Ese ca- mino es uno que se reitera en la lectura, in legendo iterantur, como lo advierte Isidoro, porque lo escrito repite lo dicho, conserva y fija lo que se dice. Por eso, la fijacin de las palabras se introdujo para el recuerdo de lo que se ha dicho." Todo texto en su literalidad entrega al lector un camino, que se le abre para que lo transite, y en él se espera que el lector reco- ja lo que ha sido dicho. Esta idea de literalidad muestra en reali- dad la funci6n de la obra escrita, como expresién de caminos de pensamiento abiertos y por abrir. Mas adelante veremos que estas ideas son el punto de partida de la teoria de la interpretacién 0 hermenéutica de Paul Ricoeur. En suma, toda obra escrita es fija- cién y apertura. Esto caracteriza la cultura. Por eso, literalidad o mejor litterae y cultura son coincidentes. Las obras del pasado, en cuanto fijadas en un texto y conservadas en él, son caminos de pen- samiento posible de recorrer, que quedan abiertos al lector. Lo anterior nos conduce nuevamente al tema de la significa- cién, o también a la capacidad de la palabra para comunicar co- nocimiento. En el Libro II de Etimologias aborda San Isidoro la Retéorica y la Dialéctica, que en el pensamiento de Aristételes es- tan alejadas de la verdad. Es aqui donde Isidoro da la definicién de filosoffa como el “conocimiento de las cosas humanas y divinas” unido al ejercicio de una vida recta (24), dando curso a un estado é de cosas donde lo humano y lo divino se unen. La Retérica es una técnica de Ja elocuencia o bien decir, y la Dialéctica es una parte de la Légica que permite establecer razonamientos fundados. S6lo a la filosofia le esta reservado el saber acerca de todo lo que con- '° Etimologias, Libro 1, 3. Puede compararse con el mito de Teuth, del Fedro, 274b, de Platén. x corroniat JURIDICA pe cue 28 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA, cierne al hombre y aun se extiende a lo divino. Sobre esta base ge- neral, establece las siguientes afirmaciones: “Toda cosa que es una y se significa con una palabra, se signifi- ca 0 por un nombre (nomen) o por un verbo (verbum). Estas dos par- tes de la oraci6n sirven para interpretar todo cuanto la mente concibe para enunciarlo en palabras, pues todo enunciado es la in- terpretacién de lo concebido en la mente” (Libro II, 27, 2). “Aristoteles [...] le dio el nombre de Perihermencia a lo que no- sotros Ilamamos Interpretaci6n, es decir, lo que por medio de un enunciado interpreta lo que la mente ha concebido sirviéndose de la cataphasis y de la apophasis, es decir, de la afirmacién y de la ne- gaci6n. De la afirmaci6n, como, por ejemplo, ‘el hombre corre’; de la negacién, como en ‘el hombre no corre’” (Libro II, 27, 3). Lo que se dice de las cosas es lo que se pone en enunciados 0 proposiciones, afirmativas 0 negativas, y que el texto llama oracio- nes, Su estructura, nombre y verbo, es apta para expresar lo que la mens concibe 0 piensa de las cosas. De acuerdo con los textos cita- dos, hermeneia es lo que en latin se lama interpretatio, y ésta a su vez es la expresin de lo que piensa la mens sobre alguna cosa. Lo sig- nificado es lo que se piensa de la cosa, y su expresiOn es la inter pretacidn. De esta manera, interpretar es dar curso a un significado posible, que a su vez es lo que alguien piensa de una cosa. Leer un texto es recoger lo dicho, en cuanto se toma lo que significa y se expresa en enunciados. Se le llama interpretar. Las obras escritas se convierten asi en tarea hermenéutica en cuanto en ellas hay que recoger lo dicho, es decir, hay que interpretarlas. En el tiempo que va de San Isidoro (siglo VIT) a Santo Tomas de Aquino (siglo XII), se consolida la doctrina de los cuatro sen- tidos. Y asi, en la cuestién primera de la primera parte de Ia Suma Teologica, que trata del Ambito propio de la doctrina sacra (quid sit), dedica Santo Tomas el art. 10 al examen de los cuatro sentidos de la Biblia (Sacra Scriptura), que lo enumera del siguiente modo: el hist6rico o literal (historicus vel litteralis), el alegérico (allegoricus), el g tropolégico (tropologicus sive moralis) y el anagégico (anagogicus). Estos cuatro sentidos nos remiten en Ultimo término a la dualidad letra y espiritu y a cémo puede entenderse ahora en este dominio de las cosas de la fe. El grado de difusién del cuddruple sentido puede medirse por el distico que recoge Nicolds de Lyra, hacia 1330, en sus Postillas sobre la Epistola a los Galatas y que repite en el prdlogo a la Glosa Ordinaria: “Littera gesta docet, quid credas allegoria. Moralis quid agas, 29 eprroriat JURIDICA pe crnite B INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, quo tendas anagogia”. En esta formulacién popular y mnemotécnica, la letra muestra los hechos, la alegoria senala en qué hay que creer (el edificio de la fe), el sentido tropolégico indica qué hay que ha- cer y el anagégico, a qué hay que tender. Pero esta forma de pre- sentar el cuddruple sentido deja de lado su relacion con la dualidad letra y espiritu, que encontramos en cambio anotada en el mismo texto del art. 10 de la Suma. Dice alli, en el cuerpo del articulo: “[...] y asf como en todas las ciencias la palabra (vox) significa, lo propio que tiene esta ciencia es que las cosas significadas por las palabras signifiquen algo a su vez. Por lo cual, la primera signi- ficaci6n (prima significatio), que es significar una cosa (res), perte- nece al primer sentido (primum sensum), que es el sentido histérico © literal (historicus vel litteralis). Y¥ el significado verdadero que sig- nifica la cosa significada por la palabra, que es a su vez otra cosa significada, se dice sentido espiritual (sensus spiritualis), que se fun- da en el literal y le supone” “A su vez el sentido espiritual se divide en tres. Seguin dice el Apéstol, la Ley Antigua es figura (figura) de la Ley Nueva, y ésta, como dice Dionisio, es figura de la gloria futura, y en la Ley Nueva los sucesos que se cumplieron en la Cabeza son los signos de lo que nosotros debemos hacer. De manera entonces que como lo que esta contenido en la Ley Antigua significa lo que esta contenido en la Ley Nueva, tenemos el sentido alegérico: en cuanto que lo cumplido en Cristo 0 en lo que a Cristo significa es signo de lo que debemos hacer, tenemos el sentido moral, y en cuanto significa lo que hay en la gloria eterna, el sentido anagégico”."! En general, el cientifico al momento de formalizar y organizar su saber en una ciencia se vale del lenguaje. Este lenguaje expresa el conocimiento humano y no s6lo se limita a nombrar las cosas. El conocimiento humano se expresa en forma de enunciados, en los cuales como se vio en Arist6teles se dice algo de un sujeto. El lenguaje como signo tiene la propiedad de significar, y en tal ca- racter sirve al cientifico. La palabra significa, pero su relaci6n con la cosa misma a que se refiere es problematica, y debe resolverse en una teoria de la verdad y en una ontologia, La situaci6n especial la plantea la posibilidad de establecer una ciencia sobre estos objetos que conciernen a la Doctrina Sacra. Una de las fuentes es la Sagrada Escritura. El lenguaje biblico pasa a ser AQUINO, Tomas de, Suma Teolégica, 1, q. 1, a 10. a eprroniat JURIDICA be cre 30 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA. materia de estudio, y al admitir la revelacion, la cuesti6n de la ver- dad queda resuelta de modo diferente que en las ciencias que el hombre construye para el conocimiento del mundo que lo rodea. De la misma manera, la posibilidad de esclarecer la relacién de re- ferencia en los dominios de la teologia encuentra formas distintas que las de las restantes ciencias sobre el mundo. Por esto el texto distingue entre una prima significatio y una secunda significatio, dis- tincidn que a su vez se pone en relacidn con la distincién entre letra y espiritu, y que se desdobla en los cuatro sentidos. En la ciencia teolégica el material con que trabaja el estudioso son las palabras del texto biblico, y su significacion es la que se abre a los cuatro sentidos. El primero es el literal o hist6rico, en que suceso narrado y narracién misma, en cuanto aquélla es referente de ésta, se hacen solidarios. Su efectividad es condicién de la com- prensién del texto. No se puede poner en duda que lo que dice sea efectivamente como dice que es. Afirmado esto, el paso que si- gue es el mundo de la espiritualidad, que comparado con el ante- rior es oculto, no es manifiesto. Los sucesos narrados y la narraci6n no son como la apariencia de una realidad, a la manera de la dis- tincién apariencia-realidad platénica, que a diferencia de Tomas de Aquino utiliza Buenaventura. La realidad oculta, que es el sig- nificado verdadero, esta significada en lo ya significado por la lite- ralidad, no como el sustituto o metafora o representacién indirecta. El paso al mundo de la espiritualidad es el ingreso al mundo de la fe, de la esperanza y de la caridad. Que la Ley Antigua o Antiguo Testamento sea figura del Nuevo Testamento significa que lo con- tenido en aquella prefigura el contenido de este ultimo. Pero esta relaci6n, en términos de alegoria, no es el mecanismo de decir algo por medio de las narraciones en sentido figurado de la retérica co- rriente; tampoco las narraciones son una apariencia, como las som- bras de la Caverna platonica: Ja relacién hay que entenderla como acceso e iniciacién al misterio. La palabra misterio (mysterium) también se emplea para sefalar el sentido oculto, y esta asociada a la nocién de sentido mistico. Como advierte De Lubac, misterio apunta a una realidad oculta en Dios y después revelada a los hombres y a la vez realizada en Cristo (el acto de Cristo). En el latin mysterium se asocia a sacramentum. Para muchos, en efecto, pasan a ser dos términos de una misma rela- cién, en que sacramentum designa el elemento exterior, el signo 0 Ja letra en tanto portadora de signo (San Agustin), mientras que mysterium es el arcanum, el elemento interior, la realidad oculta bajo 31 yay INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA la letra y significada por el signo. A partir de aqui, en el lenguaje de la exégesis y en Ja liturgia el sacramento contiene el misterio y se refiere a él. Por eso, en Ia relacién de los dos Testamentos, el sacramento se refiere al Antiguo y el misterio al Nuevo, que es, en- tonces, el gran misterio oculto en aquél (San Agustin). Cristo en su encarnacién y aparicién temporal es el sacramento del misterio de Dios.” En suma, espiritu, misterio y alegoria pasan a ser términos coin- cidentes, pues se refieren a lo mismo, aunque de distinta manera. Esto estaba ya en la practica de los autores antiguos, que distinguian claramente el sentido literal, relativo a la letra, y el otro sentido que a veces lo denominan espiritual, otras, alegérico, otras, en fin, mis- tico. De esta suerte, cualquiera sean las palabras que empleen los autores, el doble sentido es portador del cuddruple sentido. La gran tradicién escolastica, San Buenaventura, Hugo de Saint Victor, Al- berto el Grande, Tomas de Aquino, al hablar de los cuatro senti- dos de la Biblia lo hacen remitiéndose a una fuente comin, que es el doble sentido clasico de Ia letra y el espiritu. Estos cuatro sentidos no obstan a que pueda hablarse de senti- dos metaf6ricos (sensus parabolicus), recogiendo Ia idea usual de ale- goria. En el art. 9° y al final del art. 10 de la misma quaestio 1, reconoce Tomas de Aquino la necesidad y utilidad del empleo de la metafora, en cuanto mediante este decir figurado quiere darse a entender otra cosa. En la resolucién de la metafora corre por cuenta de la antitesis apariencia-realidad al modo clasico. Por eso, dentro de la literalidad se reconoce un significado propio e inme- diato y otro figurado o derivado, como cuando se habla del brazo de Dios, para sefialar en realidad la potencia operativa y no que tenga un miembro corporeo, pues la funcién del brazo es la ope- raci6n que realiza. El dualismo letra y espfritu se resuelve, tratandose de los ob- jetos de la teologia, en el ambito de la fe. La espiritualidad se escinde en fe, esperanza y caridad como instancia tiltima de la comprensién humana. Pero si nos salimos del dominio de la fe, y nos limitamos a los objetos que el entendimiento humano pue- de conocer a partir de sf mismo, ingresamos en un dominio hermenéutico que fue preparado por la doctrina del légos grie- go, que retuvo Isidoro de Sevilla, segtin vimos anteriormente y ® LuBAG, Henri de, op. cit., p. 400. AS epiroriat JURIDICA pe crite 32 LATEORIA GENERAL DELA INTERPRETAGION Y LA INTERPRETACION JURIDICA que Tomas de Aquino recoge en su Gomentarios al Peré Herme- neias de Aristétel En el Proemio de estos comentarios recuerda que Arist6teles en su tratado sobre el alma (De Anima, III) dividid en dos las ope- raciones del intelecto (intellectus): la aprehensién simple (simplex aprehensio), por la que el intelecto aprehende la esencia (essentiam) de la cosa misma, y el juicio (iudicium), que es la operacién del in- telecto que compone y divide. A estas dos operaciones agrega una tercera operacién, que es la del silogismo (ratiocinium), por la cual el intelecto procede a conocer lo desconocido a partir de lo cono- cido. Estas tres operaciones son las que realiza el intelecto huma- no en el conocimiento de las cosas. Segtin Tomas de Aquino, los distintos libros de la Logica aristotélica tratan de estas operaciones por separado, Asi, el tratado Categorias estudia la aprehension sim- ple, el tratado Peri Hermeneias examina el juicio, esto es, el enun- ciado afirmativo y negativo, y por tiltimo el silogismo se estudia en Primeros Analiticos. Asi como las distintas operaciones del intelecto se ordenan y disponen de cierta manera, siendo la aprehensién sim- ple la primera, seguida del juicio, a su vez base del raciocinio silo- gistico, también los tratados siguen ese orden: Categorias, Peri Hermeneias y Primeros Analiticos, apoyandose uno en otro, en orden inverso al anotado."* El plan que tiene Tomas de Aquino fluye de esta ordenacién que practica en el Organon aristotélico. En el conocimiento huma- no hay grados y formas, y lo mismo ocurre con las férmulas para expresarlo. Sin embargo, es el juicio la forma privilegiada, pues en cuanto enunciado, que compone y divide, afirma y niega, si dice algo de una cosa tomada como sujeto y con ello se predica necesa- riamente algo verdadero o falso. Esto es lo que interesa y se mues- ta como fundamental. La hermenéutica asi planteada es una teoria que tiene "que ver con esta estructura unitaria, que es el juicio o proposicion, en cuanto susceptible de verdad o falsedad. Esta es- tructura expresa un conocimiento. La doctrina tomista de la verdad como una adaequatio rei et in- tellectus, 0 también como comformitatem rei et intellectus, esta Ultima expresion es de la Swma Teolégica, la trata Tomas de Aquino en esta obra, primera parte, quaestio 16, en ocho articulos, y en general, se ® Los comentarios en In Aristotelis Libros Peri Hermeneias et Posteriorum Analyti- corum expositio, edici6n del P. Fr. Raymundi M. Spiazzi O.P., de Marietti, 1964. = 33 rprroriaL JURIDICA pt crite mB INTERPRETACION ¥ ARGUMENTACION JURIDICA mantiene en otras obras: Comentarios a las Sentencias, De Veritate, Suma contra Gentiles y Pert Hermeneias. Esta es la verdad del intelecto. Esta aqui presente la doble verdad que se va a escindir con fuerza en la época moderna: una la verdad del intelecto, otra la verdad de la fe. La relacién entre ambas se resuelven en la unidad superior de Dios. Mas que de una constitucion de la verdad, para el intelecto hu- mano es en el acto de juicio donde tiene ocasi6n de manifestarse la verdad como adaequatio: lo que se predica que es la cosa tomada como sujeto en la proposicion es lo que es (quod quid est). La activi- dad del sujeto cognoscente consiste en juzgar que una cosa es 0 no es alguna otra cosa. Por eso, la descripcin de la verdad en el juicio slo puede hacerse en términos de adaequatio 0 conformidad de cosa ¢ intelecto. Visto asi, la verdad esta mas en el intelecto del que juzga que en la cosa juzgada." EI privilegio del juicio radica en que en él se hace posible que se manifieste la verdad en cuanto expresién de conocimiento. El siguiente pasaje de la Suma formula esta afirmacién: “El intelecto, en cambio, puede conocer en conformidad (con- formitatem) con la cosa inteligible, pero no la aprehende cuando conoce de la cosa lo que ella es (quod quid est), sino cuando forma el juicio (iudicat) sobre la cosa que tiene la forma que aprehende de la cosa, y entonces primeramente conoce y dice lo verdadero”.'* E] juicio que el sujeto forma sobre la cosa y que expresa lo que como cognoscente aprehende de ella, es verdadero si guarda con- formidad 0 adecuacién con ella. Como en la teoria hermenéutica de Arist6teles, el juicio 0 proposici6n ocupa un lugar central. El juicio expresa y manifiesta lo que el sujeto cognoscente tiene en su entendimiento como conocimiento de la cosa. Es juicio con el intelecto es la que sostiene la significacién. La rela- cién de la palabra 0 vox significativa con la cosa significada se da a través de lo que el entendimiento piensa de la cosa. El juicio se constituye en la estructura unitaria en donde es posible la verdad. Al recordar Tomas de Aquino que Peri Hermeneias se tradujo al la- tin como De Interpretatione, como lo sefialé Isidoro de Sevilla, el tema de la interpretacién es propiamente la oracién enunciativa, porque solo en ella se hace presente la verdad y la falsedad. Boecio al defi- 4 Suma Teoldgica, 1, q. 16,2 2. © Tbidem. torroraL JURIDICA pe cHite 34 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETAGION YLA INTERPRETAGION JURIDICA nir interpretatio como vox significativa, que es la que significa algo por si misma, a diferencia de las conjunciones y preposiciones, nos dejé sefialado un camino, advierte Tomas de Aquino, que nos Ile- va a los tinicos elementos hermenéuticos nomina, verba, orationes, pues son los tinicos que pueden lamarse interpretaciones en ge- neral. En rigor, nos dice Tomas de Aquino, “[...] tinicamente la ora- cién enunciativa, en la que se encuentra lo verdadero y lo falso, puede denominarse interpretacién. Las otras oraciones, como la optativa y la imperativa, estan mas ordenadas para la expresién de afecciones del alma que para la interpretacion de lo que tiene el intelecto”.'* El titulo de la obra De Interpretatione habria que leerlo como si dijera De enunciativa oratione, pues en la oraci6n enunciati- va es la tinica donde se encuentra lo verdadero y lo falso. El nom- bre y el verbo son elementos integrantes de la proposicién, que tienen significado propio, pero sdlo en la union en el acto de jui- cio tienen la capacidad de expresar lo que el sujeto cognoscente piensa y sabe de la cosa a que se refiere. En suma, de San Isidoro a Santo Tomas se va formando una teoria en que se llama interpretacién al enunciado en el que el suje- to cognoscente expresa lo que conoce y piensa de la cosa a que se refiere. Para estos autores, la hermeneia aristotélica esta centrada en el acto de juicio y a partir de aqui hay que construir el concepto de interpretacion. Si recordamos ahora lo que se ha dicho de la hermenéutica, se tiene que hay tres dimensiones o sectores a don- de se extiende como teoria. De una parte, la hermenéutica exami- na la teoria de la significaci6n. En ella las palabras son consideradas como los signos significantes que nos relacionan con los significa- dos, Lo interesante aqui es advertir que los significados son los pen- samientos 0 conceptos que se asocian a una palabra. Mas adelante volveremos sobre el llamado tridngulo de la significacion, que han desarrollado los autores Ogden y Richards, para mostrar que la re- lacidn entre la palabra y la cosa a que se refiere esta intermediada por los conceptos o ideas. La significacién es, en realidad, un con- junto de relaciones distintas. De ahi las dificultades que plantea su elaboracion. Pero no es la teoria de la significaci6n lo unico de que se ocupa la hermenéutica, esta por otro lado la dualidad letra y es- piritu, que ha sido tan importante en el desarrollo de la teoria de © En Peré Hermenetas, Prooemium, 3, p. 5, op. cit 35 sprtowal JURIDICA pe cate Lingos # INTERPRETAGION Y ARGUMENTACION JURIDICA la interpretacion, y por tiltimo hay una doctrina del sentido. Son tres dimensiones diferentes, pero interconectadas. Podemos examinar desde estos tres angulos el breve recorrido que hemos hecho del pensamiento medieval. Desde el punto de vista de la teoria de la significacién, se advierte que lo que San Isi- doro y Santo Tomas Haman interpretaci6n, en la versién que dan del tratado aristotélico, es la relaci6n que se da entre el sujeto emi- sor y la palabra que emplea. No se considera la otra relacién, en- tre el lector u oyente de una oracién que tiene que acceder al pensamiento 0 idea expresado en ella. Hoy dia solemos pensar que la interpretacién recae en este Ultimo aspecto. En cambio, la dua- lidad letra y espiritu la considera Santo Tomas de una manera es- pecial, en el texto citado anteriormente, distinguiendo entre una prima significatio y una secunda significatio. Desde esta dualidad, el lector del texto biblico ve en él un enunciado significante y el pro- blema que se plantea es el acceso al significado, La exégesis se pro- puso enfrentar esta tarea mediante la reglamentacién de la actividad que busca apoderarse del sentido. Si es ello posible y en qué medida, se vera después. A su vez el sentido como objeto ulti- mo de toda interpretacién hay que definirlo en el interior de la concepcion cristiana de la vida y del mundo. A pesar de las diferencias entre el modelo hermenéutico clasi- co y el modelo medieval, hay un trasfondo comin del que ambos participan. Las palabras y las cosas a que ellas se refieren se encuen- tran en una cierta distancia, no se confunden ni se hacen solida- rias, como queria la sofistica griega. Ello trae como consecuencia que todo discurso hablado o escrito necesariamente tiene que ser interpretado, esto es, tiene que ser considerado como un signo que significa un pensamiento o concepto y aprehendido éste se enten- derd a qué se refiere. Pero esto mismo pone de manifiesto las limi- taciones de todo lenguaje. Como se sostiene en el Didlogo Cratilo de Plat6n, el lenguaje no es garantia suficiente de expresién del ser verdadero de las cosas, lo cual nos obliga como intérpretes a tratar de aprehender el pensamiento 0 conceptos de quien hace uso de las palabras, generandose la actividad interpretativa. Esta li- mitacién del lenguaje no se resuelve dentro del lenguaje mismo, sino fuera de él. Por eso la dualidad letra y espiritu nos ilustra so- bre la dimensién que esta mas alla de las palabras y que s6lo desde ella es posible resolver el problema de la limitacién del lenguaje. En la modernidad, con la decadencia de la escolastica, la expan- sién del humanismo, las corrientes nominalistas, el modelo herme- % eprrosiat JURIDICA pe cuit 36 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA néutico clasico sera sometido a un amplio debate. En este nuevo e: cenario, a impulsos del protestantismo se busca revalorizar la litera- lidad. De otro lado, asistimos al intento de llevar el modelo de la ciencia natural, que se habia mostrado exitoso, a todos los ambitos de la cultura. Esto trae consigo la ruptura definitiva con el modelo hermenéutico anterior, especialmente en la consideracién de los principios, y se busca hacer prevalecer todo lo que favorezca un co- nocimiento cierto y evidente. En la seccién siguiente abordaremos brevemente este tema para situarnos en seguida en el mundo actual. LA HERMENEUTICA EN EL MUNDO MODERNO Nadie mejor que Francis Bacon para ilustrar el comienzo de los nuevos tiempos. En Novum Organum desarrolla el nuevo método para la btisqueda del conocimiento verdadero. Como subtitulo de esa obra pone Indicia Vera de Interpretatione Naturae. La palabra in- terpretatio que emplea aqui tiene el significado de conocimiento de principios. En el aforismo XIX del Libro I sefiala que hay dos tni- cas vias de acceso al conocimiento. Una la denomina Anticipaciones de la Naturaleza (Anticipationes Naturae), la otva la lama Interpretacion de la Naturaleza (Interpretatio Naturae). De ambas, la tinica que ofre- ce un conocimiento cierto de los principios es esta tiltima.’” La idea asociada a la expresion “interpretaci6n de la naturale- za”, como si ésta fuese un texto escrito, al que habria que interro- gar, se encuentra ya en San Buenaventura. Si se relaciona con el modelo hermenéutico medieval, se advierte la huella agustiniana, en donde las cosas creadas son el signo que nos lleva a su creador. Pero en Bacon quiere decir algo por completo distinto, y marca la ruptura con el mundo anterior. Interpretar es conocer los princi- pios de la naturaleza. Posteriormente Dilthey tratara de eliminar la expresi6n “interpretaci6n de la naturaleza” para reducirla a su z teorfa de la comprensién, como se vera mas adelante. En Bacon los principios de la naturaleza son las leyes 0 axiomas de la natura- leza, que gobiernan los fenémenos y todo el acontecer natural. El z punto de partida del conocimiento es el suceso en su particulari- 2 dad sensible, y desde él en grados crecientes de generalidad se avan- za hasta esos axiomas. Es la induccién. Los fenémenos son los Bacon, Francis, “Novum Organum”, en The Works of Francis Bacon, vol. 1, edicién F. Fromman Verlag Ginther Holboog, Stuttgart, 1963. 37 rorrortar JUREDICA pe crt: a Z pay eniortaL JURIDICA pec INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA indicios, puntos de partida confiables. La interrogaci6n de la na- turaleza como la gran alegoria del mundo y la creaci6n queda sus- tituida por la construccién metédica del conocimiento. Ahora se trata de que lo que el sujeto percibe sensorialmente tiene que po- nerlo bajo la inteligibilidad de los axiomas o principios generales. De este modo, la frase que recorre desde Galileo a Kepler, “la na- turaleza esta escrita en lenguaje matematico”, no tiene el significa- do del modelo hermenéutico medieval, sino este otro: los fenémenos del mundo natural, percibidos por los sentidos, se fun- dan en principios 0 axiomas generales, cuya formulacién se hace en el lenguaje de Jas relaciones matematicas. El] Novum Organum es, entonces, la metédica de los indicios verdaderos de la interpre- tacién de la naturaleza, o dicho en otros términos, la doctrina in- ductiva del conocimiento cierto. Verdad y certidumbre se unen, como ocurrira poco después en Descartes. Este modelo cientifico es el que Bacon Ieva al mundo juridico. La primacia de la certi- dumbre, que es una caracteristica del conocimiento, en la esfera juridica, importa relegar el tema de la justicia a un segundo pla- no. Lo que importa ahora es c6mo garantizar un conocimiento cier- to y verdadero de las leyes humanas."* Un autor importante para el estudio de la critica protestante es Mathias Flacius Illyricus, autor de Clavis Scripturae Sacrae, obra de 1567, en la cual, al decir de Dilthey, se sientan las bases de la hermenéutica moderna. Para Dilthey el Renacimiento habia crea- do una situaci6n nueva para la interpretaci6n. El lenguaje, las con- diciones de vida y la nacionalidad posibilitaron un distanciamiento y finalmente una separacién con el pasado grecolatino, que ahora habia que estudiarlo desde una nueva perspectiva, incorporando estudios gramaticales e histéricos. Hay una enorme literatura dis- ponible que se puede estudiar en forma distinta. Se forman dos grandes grupos, las obras clasicas de los pensadores, poetas € his- toriadores de la antigiiedad, y las obras que contienen los escritos biblicos y teolégicos. Fue en relacién con estos tiltimos como nace la moderna teoria hermenéutica, y en este surgimiento la obra ca- pital es la mencionada Clavis de Flacius. La contribuci6n de los debates tedricos sobre interpretacién bi- blica ha sido determinante para el desarrollo de la teoria hermenéuti- * En wabajos anteriores he desarrollado el tema. Véase, por ejemplo, Pru- dencia y justicia en la aplicacién del Derecho, pp. 16 y ss., Editorial Juridica de Chile, 2001. 38 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA, ca, Dilthey primero y Gadamer después asignan al protestantismo el origen de la hermenéutica moderna. El postulado fundamental que anima la obra Clavis es que procediendo técnicamente segtin reglas, se puede alcanzar una comprensién de validez universal. A esto ha- bria Hegado Flacius en virtud de las luchas religiosas del siglo XVI. El concilio tridentino, que se reunié entre los afios 1545-1563, deba- tié ampliamente el rol de la tradici6n en la interpretacién, el caréc ter del texto y la Vulgata, y se opuso fuertemente a las posiciones protestantes. Fue Belarmino, el representante del catolicismo triden- tino, quien después de aparecida la obra de Flacius, en una obra de 1581 planteé la insuficiencia del texto sagrado y la necesidad de re- currir a la tradicién para completar las Sagradas Escrituras. Contra- rio a ambas ideas, Flacius sostiene la suficiencia y comprensibilidad de la Biblia, y formul6 las reglas para asegurar la interpretacion ver- dadera. La obra de Flacius fue considerada por los medios luteranos como “la lave de oro” de la interpretacién biblica.'° Aqui podemos apreciar cémo hermenéutica y exégesis se cons- tituyen en dominios separados. Flacius formula una serie de reglas para alcanzar el sentido verdadero de la Biblia, comenzando con el llamado sentido gramatical, pero a lo cual agrega el fin y prop6- sito de la obra en su conjunto, tomada como un todo. Cada parte hay que entenderla en su relaci6n con la totalidad de la obra. Hay que considerar también la manera como la obra ha sido compues- ta, acudiendo a las ensefianzas de la retdrica sobre estructura y com- posicién. Pero todas estas reglas, que son del dominio de la exégesis, no podrian garantizar el resultado de la obtencién del sentido verdadero del texto sagrado si no hubiese una serie de suposiciones previas, que constituyen el dominio de la teoria her menéutica de Flacius y del protestantismo, Si el modelo hermenéu- tico medieval admite el sentido alegérico, aca Flacius previene contra la interpretaci6n alegérica, a menos que se trate de una ale- goria manifiesta o que el sentido literal sea insuficiente 0 conduz- ca a absurdos. Se va preparando asi la primacia de la literalidad, é entendida como el ambito de significaciones propias e inmediatas 5 de las palabras, las cuales tienen por lo general capacidad para transmitir adecuadamente los pensamientos de su autor. Por eso © GADAMER, Hans-Georg, en Seminar: Philosophische Hermeneutik, Suhrkamp, Frankfurt, 1976, ofrece una recopilacién de textos de distintos autores pertene- cientes a momentos hist6ricos diferentes de la hermenéutica. Uno de esos textos es una parte de Clavis de Flacius, con el titulo Praecepta de ratione legendi. 39 rortoria, JURIDICA pr cine pA INTERPRETACION Y ARGU MENTACION JURIDICA el principio hermenéutico de la suficiencia de la sola letra: es posi- ble que el lector de la Biblia, si tiene el estado espiritual adecua- do, pueda por la sola lectura acceder a su verdadero sentido, es decir, entrar en contacto inmediato con el pensamiento de su au- tor, que es Dios mismo. Cuando hay dificultades habra que acudir a las reglas para conducir la inteleccién verdadera, considerando su fin y propésito, el todo y las partes, los recursos auxiliares de composici6n, argumentos, elementos retéricos. Queda planteada la divisidn entre dos situaciones fundamentales. Una, en la cual el solo texto es suficiente, lo que quiere decir que es inteligible a partir de él mismo y constituye el sentido literal, y otra situacién, en la cual hay dificultades de comprensi6n, por lo que hay que acudir a elementos tales como el todo y la parte, el fin y propésito, los ar- gumentos, los paralelos y comparaciones (analogia de la fe) y otros recursos, algunos en relaci6n con el texto, otros fuera del texto. Después veremos el impacto que esto va a tener en la teoria de la interpretacién de los juristas. Entretanto, se va haciendo cada vez mas nitida la separacién del protestantismo de la Iglesia y la auto- ridad de la tradicién como elementos de la interpretacion. Un autor que produce la conexién de estas ideas sobre la lite- ralidad con el nominalismo es Hobbes, que en su Leviathan, obra que vio la luz en inglés en 1651 en Londres, se propone una tarea ambiciosa: fundar la filosofia en una doctrina del conocimiento. Para ello recurre a la concepcién nominalista del lenguaje. Si por nominalismo entendemos aquella forma de pensar los universales, como quiere Ockham, de manera que la palabra signifique no el concepto, como en la doctrina clasica, sino la cosa misma a la que se refiere el nombre, entonces el concepto universal resulta susti- tuido por el nombre. Desde este punto de vista Hobbes es parcial- mente nominalista, pues la fusién de significado y referencia (dos relaciones distintas) adopta en é1 una forma muy peculiar. Sin em- bargo, le sirve para plantear la unidad entre la letra y el propdsito de un texto legal. El Leviathan™ se inicia con el estudio de lo que es inherente al hombre: sensacién, imaginacion, el juicio, el lenguaje, la razon y la ciencia, la voluntad, la pasién, la virtud, las leyes naturales 0 prin- cipios de la moralidad. En el cap. IV del Libro I se dedica Hobbes * Hosses, Thomas, Leviathan, or the Matter, Forme and Power of a Commonwealth Ecclesiasticall and Civil, edic. Oxford, 1967, tomada de la edicién de Londres de 1651. x rorroniat JURIDICA be cHite 40 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA al estudio del lenguaje aproximandose a las posiciones nominalis- tas. Interesa tener presente aqui la afirmacion relativa al uso gene- ral del lenguaje, que es la de transformar el discurso mental (mental discourse) al discurso verbal. Lo concibe asi: la sucesion de pensamien- tos se convierte en sucesidn de palabras. Esta es la base para elabo- rar la doctrina del juicio, que consiste basicamente en unién de nombres: en la estructura clasica de sujeto-predicado, si en Ia unién todo lo que significa el nombre que ocupa la posicién del predica- do coincide con todo lo que significa el nombre que ocupa la po- sicidn del sujeto, tenemos un juicio verdadero. Es la vieja teoria de la adecuaci6n, en versién nominalista. La doctrina del juicio con- duce al tema de la comprensién 0 understanding. A este respecto escribe Hobbes: “Cuando una persona, una vez que ha escuchado un discurso, tiene aquellos pensamientos que las palabras de este discurso, en sus conexiones reciprocas, estaban ordenadas y constituidas para significar, entonces se dice que lo comprende: pues la comprensién no es otra cosa que la concepcidn causada por el discurso. En con- secuencia, si el lenguaje es peculiar a una persona (en la medida que deba saberlo), entonces también la comprensi6n es peculiar a su respecto. Asimismo, también, tratandose de afirmaciones absur- das y falsas, en caso de ser universales, no pucde haber aqui com- prensién, aunque muchos piensen que las comprenden, pues lo que en realidad hacen es repetirlas en voz baja o calladamente en su espiritu”.”! La Parte IV y tiltima de la obra termina con el Reino de la Oscu- ridad, al que se llega por una mala interpretacién de las Escrituras. Pero no es sdlo esto, hay ignorancia de ellas, lo que ocurre porque se introducen tradiciones y fabulas. Se mezcla con ellas ademas la Filosofia Vana, especialmente la metafisica de Arist6teles. Finalmen- te, se introduce en las Escrituras el dato histérico incierto. Después de Bacon, Hobbes es el otro pensador que por esta €po- tf ca se muestra un decidido defensor de Ia doctrina que ve en Ia filo- sofia un conocimiento racional, que procede como el geémetra en el establecimiento de las propiedades de las figuras que estudia. Es la culminaci6n del ideal de ciencia demostrativa Ievado ahora a la filosoffa misma. Los puntos de contacto con Descartes son asi indu- dables y caracterizan el panorama en que se desarrolla la filosofia. Ne 17.336 DF AROS FUN 2 Leviathan, Part. 1, cap. TV. 5 41 eorrortat JURIDICA be cite mB INTERPRETACION Y ARGUMENTAGION JURIDICA En el cap. 46 de esta Parte IV del Leviathan sostiene Hobbes que la facultad de razonar depende en su ejercicio del lenguaje, y a par tir de aqui plantea el curso completo de la historia de la filosofia, desde la antigiiedad hasta su tiempo. Como ha existido lenguaje desde un comienzo, fue posible el descubrimiento de distintas ver dades mediante el ejercicio de las facultades racionales. Una de esas grandes adquisiciones la constituye la geometria. E] extravio de la filosoffa comienza con la formacién de las Escuelas. En la antigiie- dad, mientras la raz6n humana con el lenguaje que podia usar disponia de ocio, scholé en griego, adquiria verdades. Este ocio filo- s6fico contiene, en realidad, una diversidad de condiciones, como satisfacci6n de necesidades basicas de alimentacion y vivienda, esta- do de paz, etc. Las grandes adquisiciones de la ciencia antigua fue- ron el producto de este ocio que posibilitaba el ejercicio de las facultades racionales. Sin embargo, piensa Hobbes, por razones his- toricas diversas, fueron formandose agrupaciones que tomaron nombres, asi los seguidores de Platon fueron los Académicos, los de Arist6teles los Peripatéticos, los de Zenén los Estoicos, y asi su- cesivamente. Inicialmente se reunian en ciertos lugares para deba- tir sus asuntos. Entonces, el lugar, el debate 0 disputa, el grupo con la denominacion, forman una Escuela, derivacién (en inglés School) del latin schola, proveniente del griego scholé. Fue asi como el mundo antiguo conocié muchas escuelas, apar- te de las griegas, como las judias y las cristianas. La cuestién es, para Hobbes, que tales Escuelas no prestaron una utilidad clara, pues todas las adquisiciones en materia de ciencia tuvieron un origen cierto fuera de las Escuelas, como ocurrié con la geometria clasi- ca. Las Escuelas, sin embargo, adquirieron mas por costumbre que por otra cosa un enorme desarrollo y fueron la base para consti- tuir Universidades. En estas Universidades se siguié practicando el tipo de debate y disputa que caracteriz6 a la Escuela. Asi ocurrié con la Philosophia Prima, que fue tema de las Universidades medie- vales y renacentistas y penetré profundamente en la elaboracién de la teologia. Por eso, es importante, piensa este autor, esclarecer el sentido de esa forma de filosofia. Su tarea la describe asi: la deli- mitaci6n correcta de los nombres que son los mas universales y que se ofrecen como fundamentadores de toda forma de saber. Estas delimitaciones deben servir para evitar la ambigitedad y el equivo- co en los raciocinios, y comtinmente se las llama definiciones. Pues bien, en las Escuelas, esto es, en las Universidades donde tiene lu- gar el estudio de la filosofia como metafisica, tomando el nombre rrortan JUREDICA pe crite 42 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA de la denominacién aristotélica, la tarea que se le asigna es la de establecer esas definiciones de los términos fundamentales, tales como cuerpo, tiempo, lugar, materia, forma, esencia, sujeto, subs- tancia, accidente, potencia, acto, finito, infinito, cantidad, cualidad, movimiento, accién, pasién y muchos otros términos necesarios para la explicacién de Ja Naturaleza. El gran extravio de la filoso- fia es la disputa metafisica de las Escuelas, y ocurre cuando se en- trega a la exploracion y examen de las definiciones de esas palabras, tarea que no parece asegurar la adquisicién de un conocimiento cierto. Es asi como la teologia se ha dejado llevar también por es- tas cuestiones de palabras y ha tratado de construir una doctrina con términos tales como Esencia Abstracta y Formas Substanciales, todo lo cual no constituye mas que una disquisicién vana. De ahi el nombre de Filosofia Vana, que descalifica la metafisica de las Es- cuelas, en cuanto en ellas la tradici6n escolastica ha conservado la Filosofia Primera de Aristoteles. Como hay un modo de considerar Ia palabra que conduce a la disquisicién vana, el problema para Hobbes es resolver como el exa- men de las palabras y su definici6n puede y debe Hevarnos a un conocimiento cierto, esto es, la filosofia como conocimiento racio- nal. Rescatar el examen y anilisis del lenguaje como elemento e€ ingrediente del conocimiento se le aparece ahora a Hobbes como la tarea del fildsofo, evitando el extravio de la Filosofia Vana. Pue- de parecer, con estas afirmaciones, que se estan sentando las bases para el posterior andlisis del llamado Positivismo Légico, pues en muchos autores afines a esa linea de pensamiento contemporaneo, como Schlick 0 Carnap, encontramos ese rechazo al pensamiento especulativo, negativa que adquiere la forma de anilisis de lengua- je. Toda Ja explotacién que se hace hoy dia de la incertidumbre de los discursos, de la falta de significado y de control, hay que ras- trearla hasta Hobbes. Prosiguiendo su examen, recuerda Hobbes la afirmacién hecha al comienzo de su obra Leviathan: el uso, mas bien la funcién pri- mordial de las palabras, es la de servir de registro para nosotros mis- mos como sujetos parlantes, y hacer manifiesto a los demas como oyentes los pensamientos y concepciones (thoughts and. conceptions) de nuestro espiritu (Mind). Y propone las siguientes distinciones: 1) Un grupo de palabras lo integran los nombres de las cosas con- cebidas, como los nombres de los cuerpos que acttian sobre los sen- tidos y dejan una impresién (Impression) en la imaginacion; 2) Otro grupo de palabras lo forman los nombres de la imaginacién mis- y 43 eprrortaL JURIDICA be crite B INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA ma, es decir, de aquellas ideas (ideas) 0 imagenes mentales que te- nemos de las cosas que vemos o recordamos; 3) Otro grupo de pa- labras lo constituyen los nombres de nombres, como Universal, Plural, Singular; 4) Otro grupo de palabras son los nombres de for- mas de discurso (speech), como Definicién, Afirmacién, Negacion, Verdadero, Falso, Silogismo, Interrogacién, Promesa, Convenio; 5) En otro grupo estan las palabras que muestran la consecuencia 0 repugnancia de un nombre a otro. Esto se entiende a partir de la doctrina del juicio, en el cual se trata de una unién de nombres en forma caracteristica: si se enuncia el juicio el hombre es un cuerpo, lo que se quiere dar a entender es que el nombre cuerpo (body) se establece necesariamente como consecuencia del nombre hombre (man); son, entonces, nombres distintos para la misma cosa. Lo mis- mo quiere decir la expresién “consecuencia” de que se vale Hob- bes. Puede decir asi que la consecuencia se significa, en el sentido de expresar, mediante la palabra es (is). Anondando en el examen del juicio, afiade que toda la funcién de la palabra es consiste nada més que en sefialar la unidn misma en que consiste el juicio. Aho- ra bien, volviendo al lenguaje de la filosofia escolastica y que se prac- tica en las escuelas, se pregunta ¢qué pueden significar términos tales como entidad (entity), esencia (essence), esencial (essential), esen- cialidad (essenciality) y otros que derivan de es o ser? Desde luego, atendida esa funcién acopladora (coupling) de la palabra y verbo ser, ninguno de esos términos es nombre de alguna cosa, sino me- ros signos, senales, mediante los cuales damos a conocer que con- cebimos la “consecuencia” de un nombre a otro (0 atributo), como. cuando decimos un hombre es un cuerpo viviente, no significamos que hombre es una cosa, es otra y cuerpo viviente una tercera, sino que hom- bre y cuerpo viviente son una sola cosa, y que esta unidad la enun- ciamos en forma de consecuencia, esto es, si algo es un hombre, entonces es un cuerpo viviente. La unidad de lo significado se sefala 7 mediante la palabra es, el cual es el signo del acto de juicio que da cuenta de la unidad de la cosa hombre-cuerpo viviente. Con esto da Hobbes una explicacién por completo diferente a la teoria 16- gica que habia formulado Aristételes con respecto a la funcién de la cpula es. La légica aristotélica aunque formal supone una on- tologia. Desde el punto de vista de la teoria de la significacién, el pro- blema de todos esos términos sefialados por Hobbes, que parten de la palabra ser, es que no se refieren, en estricto rigor, a nada, por ‘ lo cual toda la metafisica de la tradicién aristotélica falla en su base. 7 rin DE LB mB eprromiat JURIDICA pe ce 44 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRET! ONY [ERPRETACION JURIDICA Constituye un debate estéril que no puede conducir a ninguna par te; en otras palabras, es en cierto modo un esfuerzo retérico inttil. En la edici6n latina del Leviathan, de 1670, posterior a la inglesa, se incluye un apéndice dividido en tres partes o capitulos. En la primera parte se dedica al examen del simbolo de Nicea, esto es, cémo la fe se ajusta a las palabras de las Escrituras. En seguida, en forma dialogal retoma el tema del examen de la terminologia de la metafisica clasica, que ha perdurado en la escoldstica, para des- calificarla como apta para la adquisicién de conocimiento. La doctrina del juicio es un elemento importante tanto de la significacién como del conocimiento. Por eso, la comprension es la reproduccién que hace el sujeto cognoscente a partir del discurso escrito u oral de esas unidades elementales que son los juicios (jui- cios de consecuencia, para decirlo en la terminologia de Hobbes). Pero ésta no es una reproducci6n que el intérprete hace conside- rando factores extrinsecos al discurso mismo. Tiene que mantener se dentro de lo que Hobbes lama el sentido literal. Tratese de un texto legal, de uno de caracter religioso o de otra indole, el intér- prete tiene que constrefiirse a ese sentido literal. Este sentido lite- ral es lo que el autor ha querido que sea significado por la letra. A diferencia de otros autores, como Grotius y Pufendorf, en los cuales la dualidad letra y espiritu se mantiene todavia en los térmi- nos de la hermenéutica clasica y medieval, en Hobbes esa duali- dad queda dominada por lo que é1 denomina sentido literal (literal sense). El siguiente texto puede ilustrar lo sefialado: “Tratdndose de leyes escritas, acostumbran los entendidos a ha- cer una diferencia entre la letra (letter) y el propésito (sentence) de la ley. Si por letra se entiende todo lo que puede derivarse de la sola palabra, la distincién esta bien establecida, pues la significacion de casi todas las palabras, ya en si mismas, ya en el uso metaférico, es ambigua, y puede hacerse que en las argumentaciones tomen di- versos sentidos (sense), en tanto que la ley no tiene mas que un solo sentido. En cambio, si por la letra se quiere significar el sentido literal (literal sense), entonces la letra y el propdsito o intencién (sen- tence or intention) se hacen uno solo. Pues el sentido literal es lo que cl legislador ha querido que sea significado por la letra de la ley. Ahora bien, la intencion del legislador se supone que es siempre la equidad (equity), pues seria una grave ofensa para un juez que pensara de otro modo del Soberano; en consecuencia, si la pala- bra de la Icy no Je autoriza plenamente a una sentencia razonable, debe suplirla con la ley de la Naturaleza, o bien, si el caso es difi- 45 epitoriaL JUREDICA pe crite raya INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA cil, debe retener la sentencia (judgement) hasta que haya recibido amplia”.* La teoria aqui desarrollada es de un alcance mayor que la sola interpretaci6n juridica. La primacia de la literalidad se advierte en que lo querido por el autor y lo dicho se identifican, y como no hay mas que un sentido, éste hay que decidirlo en general a partir de la sola literalidad. Tratandose de las leyes humanas, el sentido de ellas en casos dificiles hay que decidirlo por el principio de jus- ticia, pero ésta, segtin lo desarrolla a proposito del contrato social, no existe antes del contrato, y s6lo puede hablarse de justo o in- justo después que se ha constituido la sociedad civil y se ha esta- blecido la institucionalidad y promulgado las leyes. Comienza en realidad con Hobbes el formalismo. La vieja teoria escolastica que en toda ley hay que suponer el fin de la justicia, se convierte aca en un principio formal. Este modo de pensar tiende a favorecer el poder constituido. Lo que esta en juego aqui se conecta con lo sefialado por Fla- cius. El sentido de un texto se determina a partir de él mismo sin que se tenga que recurrir a elementos 0 factores externos al mis- mo. Es cierto que en los recuerdos que Hobbes hace de la historia de la exégesis biblica reconoce el valor de la interpretacién histé- rica, las polémicas clasicas de las Escuelas de Alejandria, Antioquia y Pérgamo. Todo esto prepara més bien el cuestionamiento de la autoridad eclesidstica y la tradicién en Ja determinacién del senti- do del texto biblico. Para este autor una de las causas de dificultad en la comprensién de las Escrituras radica en el sometimiento a la autoridad de la Iglesia romana. Por eso, la exaltacién de la literali- dad y su funcién en la constitucién del sentido verdadero, que hace posible que todo lector que adopte una actitud religiosa determina- da pueda aprehender directamente, sin las directivas de la Iglesia z romana. Esta es la consecuencia que se busca en la elaboracién her- menéutica, en lo que coincide con los reformistas y protestantes. Spinoza aborda también la literalidad, pero no en una perspec- fe tiva nominalista como Hobbes. Su pensamiento sobre interpreta- cidn estd contenido en el cap. VII de su Tractatus Theologico-politicus,* ® Leviathan, Part IL, cap. 26. La palabra sentence del latin sententia se hace equi- valente a mens, y la he traducido como propésito, que el texto hace coincidir con intencidn, y se reserva sentido para sense. ® Consideramos la versién francesa, Spinoza, Oewores Completes, con el titulo Au- lorités Théologique et politique, edicion de la Bibliotheque de la Pléiade, Gallimard, 19 FAR eprrowat JURIDICA pe cuits 46 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETAGION JURIDICA de 1670. La importancia de este autor radica en que anticipa la teo- ria de la comprensién como proceso cognoscitivo que desarrolla Schleiermacher, esto es, el objeto de la comprensién y la conside- racion del horizonte histérico en que se mueven la obra y el intér- prete. Expone Spinoza en esta obra que la Biblia como texto es la pa- labra de Dios y ensefia la verdadera beatitud o la salvaci6n. Este caracter, dice, ha terminado por desaparecer y ha sido sustituido por las interpretaciones privadas 0 de autoridad, extrinsecas al texto mismo y a su finalidad esencial, que han practicado los tedlogos. Para evitar estas interpretaciones, que son verdaderas invenciones de sus autores, la tarea del intérprete debe quedar sometida a esta regla general: el método de interpretacién de las Escrituras no di- fiere en nada del método que se emplea en la interpretacién de la Naturaleza. La interpretacion es nica, cualquiera que sea el 4m- bito o aspecto del mundo que se quiera conocer. De esta manera, asi como en la interpretatio naturae-recuérdese el significado de esta expresién en Bacon- el método consiste basicamente en la obser- vacién y registro de datos ciertos -lo que todavia Spinoza llama his- toria naturae-, a partir de los cuales se concluyen definiciones de las cosas naturales, de la misma manera en la interpretacion de las Escrituras es necesario obtener un conocimiento preciso de la “his- toria”, esto es, de los datos y principios ciertos, y a partir de ellos (ex certis datis et principiis) concluir como consecuencia legitima la intencidn © propésito (mens) de los autores de las Escrituras. Este método no sélo asegura un conocimiento cierto, sino que es el tinico, y para convencernos de esto tiltimo basta considerar, nos dice Spinoza, que las Escrituras tratan a menudo de cosas que no pueden ser conocidas por la sola luz natural de la raz6n huma- na, tales como las revelaciones 0 los relatos de milagros, hechos to- dos que no se ajustan a la naturaleza, pero que se adaptan a la opinién de quien los ha escrito. Las revelaciones se ajustan a las opiniones de los profetas, de suerte que superan la capacidad hu- mana. Por todo lo cual, el conocimiento de todo lo que contienen las Escrituras debe ser obtenido de ellas mismas (ex sola ipsa Scrip- tura), asi como ocurre con el conocimiento de la Naturaleza, que se hace a partir de ella misma. Pero la dificultad que como texto ofrece la Biblia al lector de ella, en cuanto a su contenido moral, consiste en que sus ensefanzas y doctrinas morales pueden probar- se, en el sentido de la demostraci6n, a partir de las Ilamadas “no- \ 47 eorroriat JURIDICA pe cuit pay z INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA ciones comunes” (de la filosofia escoldstica), es decir, principios de cardcter axiomatico, evidentes por si mismos e indemostrables, pero no puede probarse desde esas mismas nociones que la Biblia con- tiene esas ensenanzas y doctrinas, luego permanece como texto abierto a la interpretacién. Entonces, lo tinico que cabe es admitir que la Biblia como texto se entiende desde si misma, en consecuen- cia, su contenido moral y religioso consta en ella misma. FE] cardc- ter divino debe concluirse de la circunstancia que ensefia la virtud verdadera, lo cual sdlo se establece con las Escrituras mismas, y si asi no fuera, nuestra adhesion y defensa de ellas seria prejuiciosa. Todo el conocimiento de las Escrituras debe obtenerse desde ellas mismas y no a partir de elementos exteriores, aun cuando sean aceptables para la raz6n. La regla universal para la interpretacion de los textos biblicos (regula universalis interpretandi Scripturam) es la siguiente: no reco- nocer caracter de ensefianza a lo que no se muestre como tal con la mayor claridad en la indagacién histérica misma. Esta indagacién hist6rica la examina Spinoza en las siguientes direcciones: Primero: examen de la naturaleza y propiedades de la lengua en que fueron escritos los textos biblicos, esto es, el significado que tienen las palabras segtin el uso del tiempo en que escribieron los autores del texto. Corresponde al significado historico-gramatical, en cuanto sancionado por la convencién social. Segundo: ordenacion de diversos enunciados en unos pocos que se relacionan con un mismo asunto. Este trabajo clasificatorio y de ordenacién permite poner de manifiesto aquellos enunciados ambiguos u oscuros. La claridad u oscuridad de un enunciado se determina por su sentido contextual (sensus ex contextus), y consiste en la mayor o menor dificultad para captar su sentido en sus rela- ciones contextuales, y no en la mayor 0 menor dificultad para cap- tar su verdad por la raz6n. Spinoza propone el siguiente ejemplo: dos enunciados aparentemente distintos, uno que dice “Dios es fue- go” y otro que dice “Dios es celoso”, palabras de Moisés. Hace la siguiente observacion: por su significado inmediato y propio de las palabras, ambos enunciados son claros. Este seria su sentido literal restringido, esto es, el que se reduce a Ia sola significacién inme- diata de las palabras, sin considerar nada mas, ni ponerlas en rela- cién con otros enunciados. La cuesti6n de su verdad no tiene que aparecer aqui, por lo cual, en la perspectiva de la razén humana, ambos enunciados pueden permanecer como enigmaticos. Pero la aay eptrortat JURIDICA pe crite 48 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA indagaci6n del sentido no puede, sin embargo, quedar en este pun- to. Es preciso relacionar esos enunciados, tomados en su significa- ci6n literal restringida, con los principios y los fundamentos que la indagaci6n histérica revela de las Escrituras mismas. Entonces, si en esa interpretacién literal restringida los enunciados no con- cuerdan con los principios contenidos en las Escrituras, sera nece- sario abandonar esa interpretaci6n literal restringida y abrir paso a otras formas de interpretacién, como la interpretacién metafori- ca, que es una significacion derivada o indirecta. Aqui cobra toda su importancia la regla dada en el punto anterior, pues para deci- dir si efectivamente el significado inmediato y directo de los enun- ciados es el que sefala, fuego y celo, es preciso remontarse a los usos y mundo en que tales frases fueron pronunciadas (interpreta- cion hist6rico-gramatical). En suma, conjugando la dimensién his- térico-gramatical con la contextual, y a su vez con los principios que se derivan de las Escrituras mismas, se sigue como consecuen- cia que ambos enunciados significan en definitiva lo mismo, que es la célera de Dios. Tercero: la indagacion hist6rica debe consignar con respecto a cada libro que compone la Biblia todo el conjunto de circunstan- cias que estuvieron presentes en su formaci6n: vida y costumbres del autor de cada libro, el fin propuesto, a quiénes se dirigia, en qué ocasiones se escribid, la lengua en que fue redactado. También debe recoger las circunstancias que caracterizan la existencia de cada libro, una vez escrito, c6mo se conserv6, entre quiénes se di- fundié primeramente, cémo fue admitido como canon, en fin, cémo todos los libros se reunieron en un solo todo como candéni- cos. Como se advierte de lo dicho, esta otra dimensién busca in- corporar en la interpretaci6n una nueva conexi6n: la obra en a relaci6n con el autor y su tiempo. De esta manera, lo que debe en- tender el intérprete es la obra como producto de su tiempo, pero = a la vez con un contenido religioso y moral de validez universal, e més alld de su época de gestacién. Concluye Spinoza insistiendo en la idea de la interpretaci6n como el modo de conocimiento del mundo natural y de las obras del espiritu humano, en suma, como el modo general de conoci- miento. Y asi, entonces, como en la interpretacién de la Naturale- za se va desde la observacién de lo particular a lo general, con validez universal, como queria Bacon, de la misma manera, tratan- dose de la interpretacién de obras escritas, de la observacién de las BROS ES TIN DELL 49 ForToriat FURIDICA be crite pay INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA diversas circunstancias que rodean su gestacién y que son materia de la indagacién histérica, hay que elevarse al dominio de los prin- cipios y fundamentos, que en las Escrituras es la doctrina sagrada y eterna, que ensefia que hay un solo Dios, con todos sus atribu- tos, que ama a todos, etc. El método verdadero para la interpretacién de las Escrituras exige de la luz natural de la raz6n (lumen naturale), que describe asi: “La naturaleza y virtud de esta luz consiste en que ella deduce y concluye por via de legitima consecuencia las cosas oscuras a partir de aquellas que son conocidas o que son dadas como conocidas: pues esto es lo que exige nuestro método”. Esta forma de constituir y desarrollar el conocimiento, que me- diante operaciones intelectuales establece enlaces necesarios entre lo conocido y lo que se busca, adopta en la historia de la logica y del conocimiento distintas modalidades. Pero, en general, la vigen- cia del ideal demostrativo, la idea aristotélica de conectar la eviden- cia a la demostraci6n, sigue todavia aqui, aunque reformulada en una filosofia especulativa. Lo importante es constatar que la inter- pretacion, sea que se la considere como el proceso intelectual de busqueda de un sentido cierto, sea que se la conciba como el re- sultado cierto y verdadero de la indagacién, corresponde al proce- so de conocimiento. Por lo cual, tratandose de textos u obras producidas por el ingenio humano, su interpretacion es la forma como se los conoce. La doctrina de la interpretacién que defiende Spinoza es com- pleja, pues busca conjugar la literalidad con el trasfondo hist6rico del texto y los principios y fundamentos que constan del texto mis- mo. Se anticipa asi la hermenéutica romantica. A diferencia de Hobbes, para quien el sentido literal es la uni- dad de letra y espiritu bajo el acto de juicio, en Spinoza la litera- lidad se inserta en la historia miltiplemente. Primero, como len- guaje, toda palabra es histérica y su significado aparece regido por los usos y practicas de su época. En seguida, la obra escrita refleja y manifiesta de distintas maneras no sdlo la persona de su autor, en su interioridad, sino también su época, los factores que influ- yen en él, en suma, plasma su época en la obra. Finalmente, la obra misma, como cualquier ser en el mundo, tiene su propia historia, que no depende de ella ni de quien la produjo. Lo que confiere 2 SpINOza, Tractatus, cap. VIL eptroriat JURIDICA pe cui 50 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACI JURIDICA, unidad a letra y espiritu es la obra misma, como ser hist6rico. Esta es la contribucién de Spinoza al tema. La hermenéutica que se con- figura aqui es una que pone el tema del sentido en la perspectiva histérica. Con los autores considerados hasta aqui, desde Flacius y Bacon hasta Spinoza, la teoria de la interpretacién que se va decantando asume la literalidad como uno de sus momentos importantes, que en el fondo se traduce en que asumiendo la suficiencia de la sola letra es posible que el intérprete acceda al sentido desde la letra misma, y sélo en caso de dificultad, incoherencia o inconsecuen- cia, se puede acudir a principios fuera de la literalidad. Este es el modelo hermenéutico que aportan esos autores y su influencia en el mundo juridico sera enorme. Para cerrar este periodo es indispensable hacerse cargo de los planteamientos del notable telogo espafiol Francisco Suarez, que marca una linea de continuidad con el modelo hermenéutico me- dieval y clasico; por lo mismo, su contraste con la Ifnea de reflexio- nes instaurada por aquellos autores resulta ilustrativa de los debates y las tremendas tensiones intelectuales a que esta sometido el hom- bre moderno, La doctrina de la interpretacién la formula Suarez en el Tratado de las Leyes de Dios legislador,* y ahi hace afirmacio- nes que van mas alla de la doctrina de la interpretacién de la ley civil, constituyendo una doctrina general de la interpretacién. Esta obra se conecta con la otra gran obra Disputaciones Metafisicas, la que desarrolla toda la ontologia y la metafisica de que se vale Suarez. Fuera del mundo teolégico, la modernidad en su conjunto se endereza en la direccién de la constitucién de un saber cientifico. La fundamentaci6n teolégica queda relegada a un segundo plano. Lo que ahora importan son los principios racionales, aprehensibles por la sola raz6n, sin recurrir a las verdades reveladas. Se produce asi la escisién entre el mundo de la fe y el mundo de la razén, con- duciendo a una doble verdad, la perteneciente a la raz6n y la per- teneciente a la fe. Este trasfondo teérico es el que va a determinar la enorme tensién a que va a quedar sujeto el jurista moderno, cuando se vea enfrentado a la necesidad de fundar su propia disci- plina como ciencia, pues por un lado tendra las complejas cuestio- ® El Instituto de Estudios Politicos de Madrid ha realizado la edicién bilin- giic latin-espaiiol. La versién castellana es de José Ramon Eguillor Muniozguren, de la edicién latina de Goimbra de 1612, cuya reproduccién ofrece. El titulo de la obra en latin es Tractatus de Legibus ac Deo legislators. Madrid, 1967-1969. a 51 epironiat JURIDICA pe cine SER INTERPRETACION ¥ ARGUMENTACION JURIDICA nes que suscitan la relacién del Derecho con la moral y la religion, y por otro, las cuestiones concernientes al método y la exigencia de certidumbre cognoscitiva. No es ajeno a estas tensiones Suarez, pero como quiso mantener la vigencia del pensamiento clasico so- bre la ética y el Derecho, el nticleo central de sus preocupaciones tiende a separarse de la linea gruesa que pone el acento en la cons- titucién del conocimiento cierto y que abre por lo mismo amplias consideraciones metodolégicas. El Libro III de su Tratado de las Leyes lo dedica al examen de la ley humana o civil, que ¢s aquella que emana del poder o potestad humana y, por lo mismo, una vez instituida se considera como sos- tenida por el poder, esto es, por un principio extrinseco a ella mis- ma. Desde un punto de vista ontolégico la ley humana, como toda creacién del hombre, es un ser histérico, que tiene un comienzo, una permanencia y un término, y como toda obra humana se in- serta en un plan de vida o acci6n. Sobre esta base general, proce- de a examinar primeramente la materia de la ley y en seguida la forma. Materia y forma son los componentes del ente substancial que es Ia ley civil o humana en su ser histérico. Interesa el estudio de la forma, pues ella se conecta con la teoria de la significacion. Dice: “Hemos hablado de la materia de la ley civil: resta hablar de su forma. Dos formas pueden concebirse: una externa y sensible, que es como el cuerpo de la ley, y otra interna y como espiritual, que es como el alma (anima) o razon de la ley (ratio legis). Damos por supuesto por lo dicho en el cap. I que la ley civil que se da a los stibditos es, genéricamente, un signo (signum) que indica la vo- luntad del soberano, por lo cual es preciso que tal signo sea sensi- ble, acomodado al conocimiento humano. Asi pues, de este signo en general consta que debe ser tal que dé a conocer a los stibditos la voluntad del soberano de una manera sensible: de no ser asi, no serfa un signo humano y consiguientemente no seria una ley hu- mana; luego esta manera de significar es de la substancia de la ley”. La ley civil o humana se instituye mediante un acto que se ex- presa en una forma, esto es un signo (signum) que significa la vo- luntad legislativa. En esta semidtica elemental el signo es algo sensible, perceptible por los sentidos, para que sea accesible al co- nocimiento humano. EI signo tiene que ser tal que manifieste la voluntad legislativa y la dé a conocer a los stibditos, y si asf no ocu- z 2 SUAREZ, Francisco, Tratado de las Leyes, Libro III, cap. XV, 1. GB sprontat JURIDICA pe cisitt 52 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETAGION Y LA INTERPRETACION JURIDICA rriera, no podria ser ley. No cualquier signo es apto para esta fun- cién. Por eso, mas adelante se ocupa de los lenguajes normativos, que son los mas adecuados para expresar mandatos, obligaciones y permisos. Mas adelante agrega: “De aqui deduzco que en la forma sensi- ble de la ley se pueden distinguir dos cosas: una, el signo material, como la voz 0 la escritura, y otra, la significacion (significationem); de las cuales, si se comparan entre si, la escritura 0 el sonido es algo material, y el significado algo formal, y de la reunién de am- bos resulta la forma sensible (forma sensibilis) que constituye la ley 0 que es la ley misma, pues siendo la ley un acto humano, es tam- bién una forma”.”” Sudrez explica esto con el ejemplo de la forma sacramental, que esta en las palabras, pero en ella se distinguen como su parte ma- terial los sonidos, y el sentido (sensum) o significacién (significatio- nem) como su parte formal, y de ambos resulta Ia forma sacramental. Lo mismo ocurre con Ia ley civil: consiste en un signo exterior, sen- sible o material, que requiere de alguna materia, pero su esencia (essentia) esta en el significado y sentido. Todavia aqui significado y sentido estén confundidos y se emplean como equivalentes, pero mas adelante tenderan a separarse. Las palabras, en su materiali- dad, no pueden producir los efectos de una ley sino sélo en cuan- to manifiesten la voluntad y el imperio del legislador. Por eso, desde este punto de vista, el signo sensible, en cuanto significativo, es esen- cial también en la ley. Los juristas suelen distinguir entre la ley es- crita y la ley no escrita para incluir el caso de la costumbre con fuerza de ley, lo que seria un problema si no se admitiera al mis- mo tiempo que la costumbre debe constar en signos exteriores per- manentes, significativos de una voluntad efectiva. Siendo las palabras un signo de la voluntad legislativa, tienen que ser tales que expresen suficientemente que la voluntad legisla- tiva es la de establecer un precepto o norma estable, general y que cumpla con todas las otras propiedades exigidas para una ley. Por eso, tienen que emplearse expresiones preceptivas, es decir, un len- guaje adecuado a la manifestaci6n de preceptos o normas que se imponen. Hay un lenguaje normativo, que usualmente toma la for ma imperativa, como “hay que hacer”, 0 “haz esto”, o también el empleo de la forma verbal “debe”. 7 Op. t., Libro IIL, cap. XV, 2. 53 eprroriat JUREDICA pe cue GB INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, Las distinciones que hace Suarez van més alla de lo que los ju- ristas emplean. Los nombres de los juristas que sefala son Baldo, Roger, Esteban de Frederi, Jorge Natham y especialmente Tira- queau. La distincidn letra y espiritu es una que los juristas admi- ten, aunque Suarez considera que lo hacen en un plano superficial, y por eso hay que profundizar. Dice: “[...] esa distincién la toma- bamos de la manera de expresarse de los juristas, los cuales al tra- tar de la ley distinguen entre las palabras (verba) y el espiritu (mens legislatoris): las primeras dicen que son como la materia y cuerpo, el segundo, el espiritu y el alma de la ley’.* La expresién mens le- gislatoris se ha traducido aqui simplemente como espiritu, para man- tener la idea general de la distincién letra y espiritu. Pero como lo va a senalar Suarez inmediatamente, la expresi6n mens compren- de varias nociones. En el decir corriente de los juristas se le hace equivalente a ratio y aun sensum (sentido). Para marcar los diferen- tes planos que hay que considerar en la distincién letra y espiritu, agrega: “Nosotros, por nuestra parte, en las mismas palabras di: tinguimos antes otros dos elementos, a saber, las palabras materia- les y la significacién con que indican el sentido (sensum) y declaran el espiritu de la ley (mens legislatoris); comparando entre si estas dos partes, dijimos que la significacién (significationem) es lo formal res- pecto de las palabras materiales; ahora las palabras mismas en cuan- to significativas las comparamos con el espiritu interior de la ley (interiorem mentem legislatoris), y decimos entonces que son como el cuerpo y materia respecto de la forma 0 espiritu”.” La elaboracién de los juristas es superficial. Sudrez aplica, en realidad, la pareja materia y forma al ente substancial en que con- siste la ley, y la aplica en dos momentos diferentes. Primeramente en la letra, que como signo material permite extraer la distincion entre palabra y significacién; ahora, en el cap. XX, nuevamente aplica la pareja materia y forma, pero tomando la palabra como cl compuesto, que en la tradicidn escolastica es la vox significativa, y lo contrapone a la interioridad propiamente que es la mens legisla- toris. Pero agrega a continuacién que en la mens, que hasta aqui he traducido como espiritu, hay que distinguir “[...] otros dos elemen- tos, a saber la voluntad (voluntas) y raz6n (ratio), las cuales Baldo y los autores antes citados parecen confundir y juzgar de ellas por 2% Op. cit., Libro IIL, cap. XX, 1. ® Tbidem, srontar JUREDICA be cits 54 LA‘TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION ¥ LA INTERPRETAGION JURIDICA igual”, y desarrolla esta afirmaci6n: “Sin duda en el alma del legis- lador son distintos estos dos elementos, a saber, su voluntad o in- tencion con la que quiere mandar, y la raz6n por la que se mueve, pues estos dos elementos en toda persona que obra por voluntad y por raz6n son distintos, como consta por su naturaleza y por la fi- losofia. Por eso acerca de ambos vamos a decir cémo en ellos con- siste el alma de la ley o como pertenecen a la forma intrinseca de la ley. De esto, como después veremos, depende mucho el sentido y la interpretacién de la ley”. La tesis general que quiere Ievar adelante Suarez es la de que la ley civil depende basicamente de la voluntad, que es la inten- ci6n (intentio) dirigida no sélo al establecimiento de la ley, sino a la imposicion de las obligaciones que constituyen el efecto de la mis- ma ley. En este sentido, la intencién constituye la forma intrinseca y el alma de la ley civil. Esta intencién se presume siempre en el legislador, cuando las palabras la muestran suficientemente. En esta voluntad, la intencién de imponer tales 0 cuales efectos determi- nados a los stibditos es donde radica propiamente la mens legislato- ris. Este propésito tiene que manifestarse en las formas sensibles de la ley. Pero aqui surge una dificultad, que es la de pensar que esa intenci6n es s6lo causa eficiente de la ley, es decir, puede ex- plicar el proceso y produccién de la ley, y lo que Sudrez quiere es incluir la ratio en conexidn con la causa formal. La dificultad la resuelve Suarez observando que puede admitix se en efecto que la ley procede exteriormente de una causa eficien- te que es la voluntad y propésito o intencién de instituirla de parte de un legislador histérico, pero, por otro lado, puede concebirse que moralmente esta constituida en su ser propio de ley por esa volun- tad del legislador, porque esa voluntad y propdésito son los que la constituyen en su cardcter de ley obligatoria. La defensa de esta afir maci6n la hace Sudrez recurriendo al principio 0 axioma “donde hay x una cosa por raz6n de otra, hay una sola cosa”, y asi sucede en este caso. Dice: “Por tanto, de la misma manera que dijo Aristoteles don- de hay una cosa por raz6n de otra, alli hay una sola cosa, asi en el caso presente puede decirse que la significacién de las palabras y la vo- luntad del legislador cuentan por una sola cosa, ya que por una par- te la voluntad del legislador esta en la ley como en su signo y por otra la ley es verdadera ley en tanto contiene el espiritu (mens) y la ” Op. cit., Libro IH, cap. XX, 2. sprroriat JURIDICA pe cine mB a INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA voluntad del legislador; por eso, en la citada ley Non Dubiuma la vo- luntad del legislador se Ia llama voluntad de la ley, e inmediatamen- te a la misma voluntad se la llama sentido (sententia) de la ley, el cual es una misma cosa con el espiritu (mens legislatoris).! De lo cual se sigue que como donde hay una cosa por razon de otra, esta otra por la que se da la otra es la primera y principal, recordando el otro principio de la ontologia clasica “aquello por lo cual cada cosa es lo que es, eso es mas”, resulta que en toda ley lo principal y més importante es la voluntad 0 intencién. La pala- bra mens cubre tanto la voluntad como la raz6n. Pero lo importan- te aqui es que la voluntad pasa a ser principio o causa formal de la ley, y no solo causa eficiente. Esto quiere decir que la voluntad sig- nificada por las palabras es la voluntad del legislador. Queda asi sefalada una direccion en la cual el pensamiento de Suarez se cruza con el de otros autores modernos: al intérprete le basta con una voluntad de la ley, la que asume como la voluntad del legislador histérico o real. El desplazamiento de la causa eficiente a la causa formal trae como consecuencia que se llega a esta figura de la vo- luntad de la ley, y no Ja voluntad efectiva del legislador histérico. La noci6n de ratio legis surge en conexidn con el objeto de la voluntad. La discusién de Suarez se dirige a controvertir la afirma- cién que la ratio es también principio formal intrinseco, como la voluntad. La ratio integra con Ja voluntad la nocién de mens, slo que incide en el objeto. Distingue dos clases de ratio: una, la ratio que denomina motivo de la ley; la otra, la ratio constitutiva de la ley. El] motivo es un principio extrinseco a la ley misma y consiste en las motivaciones 0 consideraciones personales del legislador para instituir la ley, por lo mismo no puede considerarse principio for- mal de la ley. En una asamblea legislativa un legislador puede te- ner un motivo, otro legislador otro y asi sucesivamente, y sin embargo la ley acordada es por su causa formalmente bien esta- plecida. La otra clase de ratio, en cambio, es un principio constitu- tivo de la ley, y Suarez lo denomina ratio iuridica, la raz6n juridica de la ley. El problema que quiere dilucidar es la relacién precisa que tiene la ratio en la constituci6n esencial e intrinseca de la ley, y que los juristas han debatido largamente. Ese nombre de ratio iu- ridica envuelve en realidad una suposicién, la de que en toda ley hay incorporadas consideraciones que conciernen a los fines, aspi- 8! Op. cit., Libro I, cap. XX, 9. ah eprrortat JURIDICA pe cute 56 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA raciones y justificaciones éticas. En toda ley, segtin esta suposicién, habria una razon de conveniencia y justicia en lo ordenado por ella, de modo tal que seria constitutivo de ella. No serfa concebible una ley sin ratio entendida de esta manera. Sin embargo, Suarez formula la siguiente observaci6n: que en esta ratio iuridica hay, en realidad, dos nociones distintas. La una, que son las consideraciones de con- veniencia y justicia de la materia o acto dispuesto por la ley; la otra, es la luz de la raz6n (lumen) y el raciocinio (discursus intellectus) que muestran la conveniencia y justicia de tal o cual acto, y también la inconveniencia e injusticia de tales otros. Ambas nociones son ne- cesarias en la ley, porque toda ley es razonable (rationabilis) y justa (iusta), de manera general. Ambas son necesarias para la ley, sin embargo no concurren en ella como elementos formales constitu- tivos. La primera es como el objeto y la raz6n a que se atiende en la materia de la ley: la ley manda actos convenientes y prohibe los inconyenientes, y en esta materia se supone una razén de conve- niencia o inconveniencia objetiva, luego es una clase de raz6n ob- jetiva de la ley (ratio objectiva legis). La segunda recoge esa nocién de ratio que por sus operaciones va sefalando las pautas directivas de la voluntad, y es de este modo como se constituye en regla y me- dida. El parecer de Suarez es que esta regla y medida es todavia extrinseca a la ley misma.” Por otro lado, queda planteado el pro- blema del Derecho justo y la posible respuesta de Suarez. Pero es un tema que no podemos abordar aqui. En ambos casos la ratio legis queda como un principio extrinse- co a la forma y constituci6n interna de la ley, a diferencia de la in- tencidn o voluntad, que constituye intrinsecamente la ley y es su forma. La ley civil, concebida asi, es constitutivamente una manifes- tacion de voluntad dotada de poder para imperar. La ratio legis como principio extrinseco, necesario en toda ley, incide en el objeto de esa voluntad y en la materia sobre que ella se ejerce. Las dudas so- bre su determinacié6n no comprometen la validez del acto de mani- festaci6n de voluntad, como sf en cambio lo haria la duda acerca de si ha habido o no voluntad eficaz para producir la ley. En esto, al menos, las doctrinas sobre el Derecho que no recurren a fundamen- tos teoldgicos, posteriores a Suarez, como el caso de Pufendorf, se- ran coincidentes en el tratamiento de la nocién de ratio legis. su determinaci6n pasa a ser un problema de interpretaci6n. "Op. it., Libro III, cap. XX, 12. ry 57 rorroriat JURIDICA oF cHiLe a "ONY ARGUMENTACION JURIDICA INTERPRET. La dualidad letra y espiritu queda asi perfectamente descrita con las precisiones que se obtienen al aplicar la doctrina de la cau- sa formal y eficiente y la distinci6n materia y forma, primeramente a la palabra y su significacion, y en seguida a la mens. Queda asi delimitado el campo sobre el cual operan la interpretacién y sus reglas. A diferencia de otros tedlogos de su tiempo, el tema de la interpretaci6n de la ley ocupa en el Tratado de las Leyes un lugar destacado. La doctrina de los cuatro sentidos, que se ha examina- do brevemente con anterioridad, gird siempre en torno a la inter- pretacién de textos biblicos. El trabajo de los juristas parece paralelo, aunque recogiendo planteamientos y estrategias discuti- dos en diferentes circulos. La ley civil o humana se encuentra en una condicién ontologi ca especial. A diferencia de la ley eterna y natural, que es inmodi- ficable, la ley civil es un ente substancial que queda sometido a las modificaciones o cambios que determinan su ingreso en el curso histérico de la vida humana. Cuando estas modificaciones tienen su antecedente en un principio intrinseco a la ley misma y es tan s6lo parcial, nos encontramos con la interpretacion. Hay otras mo- dificaciones, como la derogacién 0 cambio de una ley, que puede afectar total o parcialmente a la ley. Suarez tiene presente que si la interpretacién consiste solamente en la comprensién del sentido, no seria adecuado expresarse en términos de modificacién, pero si en la interpretaci6n se suscita cuestién de restricci6n 0 amplia- cin del significado, entonces la interpretacién se aproxima a una yerdadera modificacién. El caso de la interpretaci6n adaptadora 0 evolutiva surge en esta dimension. Siguiendo las tradiciones romanista y canénicas, comienza dis- tinguiendo tres formas de interpretaci6n: la auténtica, la usual y la doctrinal. La primera es la que hace la autoridad que dicté la ley, y mas que problema de interpretaci6n es de la ley misma. La inter- pretacion usual es la que resulta de los usos y practicas consuctu- dinarias. La interpretaci6n que interesa a Suarez es la doctrinal, que empalma con la idea de jurisprudencia. Aunque los autores discu- ten el valor y autoridad de esta clase de interpretacion, ella nace de la propia condicién humana. Dice a este respecto: “[...] es tal la condici6n humana, que apenas puede el hombre explicar el senti- do (sensum) de lo que dice con palabras tan precisas que no naz- can ambigtiedades y dudas, sobre todo porque la ley humana se expresa brevemente y en general, y en su aplicacion (applicatione) a los varios casos particulares, frecuentemente nacen dudas, por lo rorrontal JURIDICA ne crite 58 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA cual son necesarios los juicios de los sabios y la declaracién doctri- nal. En fin, de esta necesidad nacié la jurisprudencia, cuyo fin prin- cipal es dar el verdadero sentido (verum sensum) y la verdadera interpretacién de las leyes humanas”.** EI tema del sentido verdadero (verum sensum) domina por com- pleto la tarea de la interpretacién. No es sdlo acceder al sentido, sino al sentido verdadero. Toda ley tiene un sentido verdadero y éste es el que hay que establecer. La posibilidad de un tal conoci- miento es resuelta afirmativamente por Suarez. El punto es crucial, porque si no es posible alcanzar un sentido verdadero, la interpre- tacién quedara necesariamente como una conjetura, cuya valida- ci6n sera siempre un problema. El mundo actual ha sacrificado precisamente el sentido verdadero, optando por la conjetura. Pero eso lo examinaremos después. En el orden de la construcci6n metédica del conocimiento del sentido verdadero, lo primero que aparece al intérprete es la pala- bra, la cual es por su propia naturaleza, como signo, significativa. La primera tarea del intérprete es la indagacidén de significados, pues las palabras expresan con las limitaciones propias del lengua je la voluntad o intencion del legislador. El examen de la significa- cin que emprende aqui Suarez tiene dos centros de interés: de una parte, la diversidad de opiniones de los juristas y canonistas, que desde la época del Derecho romano clisico y después con los glosadores han formulado una variedad de reglas y maximas im- posibles de sistematizar o reducir a unas pocas pautas mas simples; y, por otra parte, la aporia subyacente en la relaci6n entre la pala- bra e intenci6n. Si la palabra es Ja expresién de la mens legislatoris, habria que estarse a ella solamente, pero si la mens es constitutiva de la ley, como el alma de ella, cémo averiguar cual es la verdade- ra mens sin depender de las palabras que la expresan, a pesar de que ellas son precisamente la manera como se manifiesta. Pero, ya hemos visto antes, en el modelo hermenéutico clasico el lenguaje en general no es un medio seguro, por lo cual el intérprete tendra que apoyarse en Ultimo término en elementos extralinguisticos para determinar el sentido. Sobre la dificultad de la relaci6n entre mens y palabra nos dice Sudrez que podria preguntarse, en realidad, qué sirve mas para la indagaci6n del sentido verdadero, si las palabras 0 la mens, a lo que * Op. cit, Libro VI, cap. I, 1. 59 eprmoriat JURIDICA pe cee GH INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, habria que responder que en el orden de la intencién, la mens es anterior a las palabras, y en este sentido es correcto sostener que lo primordial es la intencién, pero en el orden de la ejecucién o realizacion, las palabras son anteriores a la mens, pues por ellas Ile- gamos a conocer aquélla. Esta doble perspectiva es perfectamente separable y definible en sus consecuencias. Si se tiene esto presen- te, no puede haber dificultad 0 confusién. Los glosadores y juris tas han confundido ambos 6rdenes y por eso, dice Suarez, han formulado reglas interpretativas contradictorias.** El examen de las palabras da ocasién a Suarez para establecer que en ellas se distingue un significado propio y otro impropio, di- recto e inmediato, y otro indirecto 0 metaf6rico (como en las ana- logias que estudié la escolastica), un significado técnico y otro usual o corriente, un significado propiamente juridico y otro general, to- dos distintas clases de significados que han recogido y reconocen Jos autores del tema, pero que no garantizan por si solos cual es el significado empleado en una situacién cualquiera. A lo anterior se agrega la multivocidad. Todo esto esta de acuerdo con el modelo hermenéutico clasico, ya examinado anteriormente. Resolver Ja plu- ralidad de significados posibles exige dejar el plano de las solas pa- labras y sus significaciones y examinar la mens. Aqui recuérdese la observacion ya sefalada en cuanto a los dos 6rdenes de considera- ciones que pueden hacerse. Para el intérprete vale el orden de la ejecucién, pues de otro modo quedaria atrapado en el problema de cémo el sentido de un texto puede derivarse de la sola mens si €ésta s6lo puede conocerse a través de las mismas palabras. Esta apo- ria fue ya conocida por Cicerén. Por eso, para el intérprete el pri- mer paso es el examen de los significados de las palabras. De aqui se sigue que “Si el legislador no manifestase su intencion (mens) con las palabras de la ley, no habria ley ni surgiria obligacién alguna, aunque por otras conjeturas pudiéramos conocer de alguna ma- nera la voluntad del legislador”. Lo anterior hay que entenderlo en la linea de ejecucién, es de- cir, el intérprete tiene que acudir primeramente a las palabras para establecer la mens. Pero esto no es por si solo suficiente, y habra que acudir a otros elementos. De aqui que “para que las palabras de la ley indiquen suficientemente la intencién y voluntad del le- 5 “ Op. cit., Libro VI, cap. I, 15. s ® Op. cit., Libro VI, cap. I, 13. ah epriortat PURIDICA pe crite 60 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETAGION JURIDICA gislador, no es necesario que la indiquen tomadas en abstracto y ellas solas, sino que pueden y deben quedar determinadas por to- das las circunstancias”.*° Gon esto, Suarez deja de lado la preten- si6n protestante de la suficiencia de la sola letra, es decir, que la indagacién de significados a partir de las solas palabras sea la tini- ca tarea del intérprete. La indagacién en que piensa este autor es una que no se queda en el solo ambito de literalidad, sino tiene que averiguar cual es la mens y la ratio, que de alguna manera inte- gran el sentido de la ley, tinica meta hacia la que se dirige la inter- pretacion. Como la mens es un elemento interno no puede conocerse por si sola, es necesario inferirla, ya de las palabras, ya de otros antece- dentes, las otras conjeturas 0 conjeturas de otros antecedentes © cir- cunstancias de que habla el texto. Aun cuando los textos no hablan del contexto, hay que entenderlo incluido en esta denominacién genérica. La manera en que Suarez plantea el establecimiento de la mens conduce en realidad a una mens objetiva, de la propia ley, y no la mens efectiva o real del legislador historico. Este es un aspec- to importante de la teoria, que se plantea a esta altura de la €poca moderna, pero que se revierte en la direccién de la voluntad efec- tiva con el romanticismo en el siglo XIX, y que retomara Dilthey. Después examinaremos el tema y su importancia para la interpre- taci6n juridica. La mens objetiva, de la ley, hay que inferirla, es decir, estable- cerla mediante operaciones intelectuales a partir de las palabras mismas 0 de otros antecedentes, otros pasajes, el contexto, otras leyes, etc. En este punto abundan las reglas y las maximas de los juristas, pero en rigor se trata de establecer la mens legislatoris to- mando las palabras no en su sentido propio o bien prescindiendo de ellas. Se acude primeramente a la materia de la ley, cuidando de hacer valer aquella interpretaci6n en que la ley puede tener un & efecto conforme la materia en vez de ninguno. Se acude, en segui- da, al fin, de manera que resulte un efecto beneficioso y no perju- & dicial. Ora forma de inferir la mens objetiva es comparar el texto 6 de la ley con otros de otras leyes, de lo cual se siguen dos situacio- nes. La primera, por la incompatibilidad u oposicién con otras le- yes que surgirfa tomando las palabras en un sentido y que se evita tomandolo en otro, entonces se interpreta que la mens no fue de- % Op. cit, Libro VI, cap. I, 14. 61 eptroniat JURIDICA pe cunts a INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA rogar esas leyes 0 corregirlas y que, por tanto, emple6 las palabras en un sentido compatible con ellas. La segunda situacién tiene lu- gar en la concordancia, pues si se tiene un significado inconvenien- te y otro conveniente, se compara este ultimo con otras leyes, y si hay concordancia, se admite, pues se supone que hay esa unifor- midad. La ratio legis es también otro de los elementos de la forma de la ley y que importa en la determinaci6n de la mens objetiva. Por lo general, la ratio no consta de la ley misma, hay que suponerla, En el orden de la ejecucién la ratio conjeturada hace posible estable- cer una mens como mas aceptable que otra. Toda ley tiene una ra- tio, tanto en el sentido de ser obra conforme a la operacién de la razon, cuanto esa ratio que incide en el objeto del propésito mis- mo. La ratio es un gran indicio de la mens. Cuando la ratio no se expresa en la ley misma, hay que suponerla y constituye una con- jetura probable, que el intérprete debe estimar cuidadosamente, y cuando se expresa, pasa a ser un gran indicio y ocupa después de las palabras el segundo lugar. La ratio supuesta o por hipotesis, como la Ilama Suarez, pertenece a la ley, pero su determinacion da origen a conjeturas. De lo cual se sigue que en la concepcién de este autor hay una certidumbre gradual. La certidumbre de pri- mer grado la proporcionan las palabras, la certidumbre de segun- do grado la ofrece la ratio expresa o formulada, la certidumbre de tercer grado, las otras conjeturas, que derivan de otros antecedentes © circunstancias. Fstablecido lo anterior, entra Suarez a examinar la interpreta- ci6n en relaci6n con dos situaciones que algunos autores conside- ran afines a una genuina modificacion o cambio de la ley: una es la interpretaci6n extensiva o restrictiva, otra es la interpretaci6n por equidad. Estas dos situaciones comparten un rasgo en comuin, y es que ambas tienen lugar en lo que podemos denominar ambito de aplicaci6n. Si por aplicaci6n entendemos la correspondencia de una palabra con un grupo de casos o una caracteristica de éstos, la ampliacion o restricci6n y la equidad tienen que ver con Ia aplica- ci6n. Es otro aspecto que presenta la aplicacién, pues en ella se de- cide la manera de aplicar una disposicién legal a un caso determinado., La interpretaci6n delimita un ambito posible de apli- caci6n, esto es, de casos posibles que quedan comprendidos en su ambito. De lo que se trata aqui es tomar un ambito de aplicacion y ampliarlo o restringirlo, o bien simplemente dejar de aplicar una ley a un caso en razon de la equidad. a6 epiroriat JURIDICA pe crniue 62 LA TEORIA GENERAL. DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA El estudio detallado de las diversas situaciones que presenta la ampliaci6n o la restriccién del ambito de aplicacion de una Iey es demasiado extenso —en la obra de Suarez abarca los caps. Il a VI-, por lo cual me limitaré a sefialar que la nocién fundamental que inspira esas modificaciones es la de ratio. Como exigencia formal, esto es, perteneciente a la forma de la ley, la ratio legis consiste en aquellas consideraciones y valoraciones que inciden en el propési- to del legislador. Por exigencia de la teoria -por hipétesis, dice Sud- rez— toda ley tiene una ratio, es decir, se inspira en consideraciones generales de bondad y justicia, pero los modos de decidir de qué manera se logra ese 0 aquel propésito son multiples y pertenecen al contenido de cada ley, y en cada una hay por eso mismo consi- deraciones especiales relativas a la ratio de cada cual. No basta la ratio general que se supone en cada ley, es preciso que para cada disposici6n legal quede clara su ratio propia, la que puede guardar una relacién mas o menos determinable con las consideraciones generales de bondad y justicia. Hacer una ampliacion o restricci6n implica modificar el ambito propio de aplicacién por una ratio re- lativa a un caso que queda fuera de ese ambito. La situaci6n que después se conocer como “laguna” de la Jey (0 Derecho) queda comprendida dentro de la extensién. La analogia iuris se resuelve también por la ratio. De todo este estudio es necesario retener que por medio de la ratio se mantiene la vinculaci6n de la ley humana positiva con la ley natural y la justicia. Por eso la determinacién de la ratio en la interpretacion de la ley se apoya en consideraciones relativas a la ley natural y la justicia. Como en toda ley humana la ratio se supone, es decir, es hipotética, y se informa de considera- ciones de justicia y de ley natural, no podria plantearse de manera general e] conflicto entre la ley humana positiva y la ley natural, sino que habria que pensarlo en relacién con casos © situaciones determinados. La ley injusta se determina en su aplicacién y no de & manera general, pues la ley en cuanto obra humana puede conte- ner una elecci6n equivocada para el fin general que se supone en toda legislacion. Esto basta para introducir el tema de la equidad, cuya funcién general es correctiva. El estudio que ofrece Suarez sobre la equidad, ajustado a los cdnones de la disputa escoldstica, parte de Ja siguiente pregunta: hay casos 0 situaciones donde la obligacién legal, el efecto pro- pio y principal de toda Jey humana positiva, cesa en contra de las palabras de la ley? El tema de la obligacion legal lo habia exami- £ nado Tomas de Aquino en relaci6n con las afirmaciones de San 63 eorroniat JURIDICA or crm G INTERPRETACION Y ARGUMENTACION JURIDICA, Isidoro acerca del caracter moral de la obligaci6n legal. En la Suma, 1-2, q. 95, especialmente q. 96, arts. 5 y 6, admite que la ley huma- na tiene como su eficacia propia la de imponer una regla y ade- mas con fuerza coactiva (vis coactiva). Dada la relacién de la ley positiva con la ley natural, se le presentaba como un problema es- pecialmente delicado el caso de la ley injusta. Dos situaciones con- sidera, aunque desea mantenerlas separadas: la una, vinculada a la polémica sobre el derecho de resistencia y desobediencia de la ley tiranica, que admite recurriendo a la fuente y origen del poder de legislar, y la otra, que concierne a la situacién de quien actéa sin ajustarse a las palabras de la ley, caso en el cual surge la equidad (que también en castellano se la llama “epiqueya”). El tiranicidio, la justificacién de la resistencia frente a la ley tiranica, comprome- te el poder en sentido politico, pone en tela de juicio la legitimi- dad de la autoridad que formalmente hace uso del poder de establecer leyes e imponer reglas de caracter obligatorio. Suarez, el gran sistematizador de la doctrina de la ley, que siempre ha te- nido en Tomas de Aquino la fuente de inspiracién de sus propias elaboraciones, prosigue en el tema ahora enormemente enrique- cido por los debates conciliares y los promovidos por el protestan- tismo, la discusién de la monarquia absoluta y los poderes reales que habia hecho el padre Mariana (De Rege et regis institutione, de 1599), el sentido mismo de la obligatoriedad y coactividad de la ley positiva humana que fluye de Vindiciae contra tyrannos, de 1579, y en suma, todos los aportes proporcionados por los juristas que cita a cada momento en su Tratado de las leyes. Esto explica que el tema de la obligatoriedad de la ley humana aparezca en diversos capitulos del Libro III en conexién con diferentes situaciones. Pa- rece buscar, sin embargo, dentro de esta gigantesca sistematizaci6n, una noci6n categorial, una noci6n tinica que sin ser un género en sentido légico retina en ella sola las distintas situaciones. Por eso la noci6n de cese de la obligacidn legal parece ser aquella nocién suficientemente amplia que comprende situaciones tan diferentes y heterogéneas, que van desde el cese por decisién del stibdito, pa- sando por el cese colectivo, hasta el cese dispuesto por la propia autoridad. Dentro de esta noci6n amplia ubica Suarez el caso del cese de la obligacién en un caso particular, y por eso en su Trata- do, Libro VI, cap. VI, recuerda que el problema que él se ha pro- puesto coincide con el que trata Tomas de Aquino en la Suma, 1- q. 96, a. 6, en el sentido de establecer cuando es licito a un subdi to obrar en contra de las palabras de la ley, licitud que se resuelve eprromat FURIDICA pe cute 64 LA TEORIA GENERAL DE LA INTERPRETACION Y LA INTERPRETACION JURIDICA en Ultimo término en una forma especial de justicia que se llama aequitas, que corresponde a la epieikeia griega. Se aproxima a To- mas de Aquino del siguiente modo: toda ley se ordena al bien co- muin de los hombres, de donde recibe su fuerza obligatoria; si se aparta de esta finalidad esencial, pierde fuerza obligatoria. Como el legislador humano no puede prever todos los casos particulares que pueden presentarse, la ley sdlo atiende de modo general a su propésito de bien general, por lo cual si se presenta un caso en que el cumplimiento de la ley es perjudicial a ese propésito de bien comtin, no tiene que cumplirse esa ley, cesa su obligatoriedad. Tomando esta reflexién tomista como una indicaci6n general, inicia Suarez la suya propia, advirtiendo la necesidad de precisar c6mo se inserta aqui la dualidad letra y espiritu, pues una parte del problema nace del llamado significado literal. Se impone una clarificacién: una cosa es investigar el sentido de las palabras (sen- sus verborum) y otra cosa es, supuesto ese significado ya establec do, que en un caso particular, por raz6n de las circunstancias, cesa Ja obligacién legal. En el primer caso se trata de la sola indagaci6n de significados de las palabras con vistas a determinar el rango de universalidad de la regla que se enuncia en las palabras de la ley y si dentro de esa universalidad es posible considerar el caso de que se trata. Hay una confrontacién de los enunciados legales con el caso 0 situaci6n, que se da primero en el sentido de universal-par- ticular -recordando la cuestién de los universales-, que aqui se toma en este aspecto de que lo significado se resuelve en tiltimo término en nociones que pueden ser descritas en sus propiedades légicas, y son ellas las que se ponen en relacién con el caso o situa- ci6n. Pero también la investigacién de palabras pucde dirigirse a establecer los significados posibles que los enunciados legales ex- presan, si es éste o aquél. Todas estas investigaciones cubren lo que 2 mas atrds denominamos ambito de literalidad. Este significado de 2 las palabras no persigue todavia el sentido verdadero, distinto de aquél, y para cuya determinacién hay que hacer intervenir la mens y la ratio. Dado este significado literal en cuanto a la universalidad que por eso mismo puede comprender el caso de que se trata, es decir, hecha la primera confrontaci6n, s6lo entonces, por las cir- cunstancias mismas del caso, se hace cesar la obligaci6n legal. Aqui entra a considerarse la mens legislatoris y la ratio legis, en cuanto en la intencién de la ley no ha podido quedar comprendido el caso de que se trata, por lo que se excepttia de ella, y es esta excepcién la que se justifica en la equidad. 65 eprtoriaL PURIDICA pe cute oh

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