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XXIX
Caminante, son tus huellas
el camino y nada ms;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrs
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
XLIV
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
LIII
Ya hay un espaol que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una Espaa que muere
y otra Espaa que bosteza.
Espaolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Espaas
ha de helarte el corazn.
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Las ascuas de un crepsculo morado
detrs del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra est la fuente
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que suea mudo. En la marmrea taza
reposa el agua muerta.
Una noche de verano
Una noche de verano
estaba abierto el balcn
y la puerta de mi casa
la muerte en mi casa entr.
Se fue acercando a su lecho
ni siquiera me mir,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompi.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pas
delante de m. Qu has hecho?
La muerte no respondi.
Mi nia qued tranquila,
dolido mi corazn,
Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
So que tu me llevabas
So que t me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una maana serena.
Sent tu mano en la ma,
tu mano de compaera,
tu voz de nia en mi odo
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
Eran tu voz y tu mano,
en sueos, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, quin sabe
lo que se traga la tierra!
PARBOLAS
I
Era un nio que soaba
un caballo de cartn.
Abri los ojos el nio
y el caballito no vio.
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IRIS EN LA NOCHE
Hacia Madrid, una noche,
va el tren por el Guadarrama.
En el cielo, el arco iris
que hacen la luna y el agua.
Oh luna de abril, serena,
que empuja las nubes blancas!
La madre lleva a su nio,
dormido, sobre la falda.
Duerme el nio y, todava,
ve el campo verde que pasa,
y arbolillos soleados,
y mariposas doradas.
La madre, ceo sombro
entre un ayer y un maana,
ve unas ascuas mortecinas
y una hornilla con araas.
Hay un trgico viajero,
que debe ver cosas raras,
y habla solo y, cuando mira,
nos borra con la mirada.