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El Sexo Ciego

Nos valemos del erotismo visual para estimularnos antes del acto. Que es una relación sin poder
contemplar el cuerpo desnudo de nuestro acompañante, de nuestro otorgador de placer de turno? Cómo
sería la vida para los enamorados de la pornografía si sus ojos ya no pudieran captar semejante
aberración? Se darían estímulos a si mismo simplemente recordando, imaginando aquellos tiempos,
mientras deslizan sus manos sobre su cuerpo, y exploran. Exploran sin poder ver. Se imaginan
observando. Curioseando. Lujuria: lo resume todo.

El amor para los nacidos ciegos debe ser algo mucho más puro. No conocen el morbo. No se hacen
pensamientos de lo que nunca han visto o han estado a punto de ver. Los escotes no existen para ellos, ni
las mini-faldas, ni el erotismo banal de una foto o un video. Quizá el audio? Ni siquiera eso. No me es
posible imaginárlo.

Pero creemos nuestro propio escenario. Un ciego y una ciega se reúnen en una oscura habitación para
acompañarse. Desde cuando una habitación no es oscura para un ciego? Dia, noche. No hay diferencia
para ellos. El placer puede extenderse a cualquier hora. No hay romanticismo en una cena nocturna. No
hay luna para ellos. Sólo existe su pareja. Y el natural deseo de tenerla, luego de amarla sin morbo. De
haber aprendido a quererla sin un cuerpo en el cual fijarse. Eso es amor. Por eso el acto de unión entre dos
ciegos es más puro. Y las emociones más intensas.

Empiezan los besos, aquí y allá. Los bastones a un lado, los cuerpos sobre la cama. Las manos de uno
tenderían a rodear el cabello del otro, sus fascies, sus labios. El tocar los labios ajenos, que placer debe
ser para alguien que nunca los ha visto, y que apenas puede suponer cuál es su uso más común entre las
parejas!. Pero las manos no se quedan ahí. Van bajando por el ahora sudoroso cuello ajeno. Los pálpitos
se sienten, la emoción crece. Aquella pequeña depresión encima del esternón que todos tenemos, el tacto.
De nuevo el cuello, como en un pequeño instante de indecisión. Hasta que los diez dedos y dos palmas
determinan bajar más allá de lo que han tocado hasta el momento. Van bajando. Exploran pechos. El
contacto pecho a pecho. Que son los senos femeninos para aquel que no los ha visto? Quizá los haya
sentido, haya notado aquella sutil diferencia al abrazar a una mujer. Que son? Cómo se sienten? Hasta
ahora están aprendiendo. Los labios no se quedan atrás. Y van bajando.

Las esculturales curvas de una mujer adquieren mejor forma en la mente de un ciego que en el telón del
artista sano. Tan sólo explorar las montañas, valles y montes, la textura, la piel húmeda, quizá fría, quizá
sudorosa, seguramente, erizada de emoción, curiosidad y picardía. Los dedos se humedecen. Es el temor
de la primera vez. De alguien que ha posado sus manos sobre la pared con la única intención de conocer
donde se encuentra, ahora las extiende sobre un terreno totalmente ajeno. Pero cada minuto es más suyo.
Dos piernas, el contacto. Las ropas hace tiempo dejaron de estorbar. No hay fricción, sólo el placer.
Ninguna superficie es tan excitante como la piel ajena. Ninguna. Ahora no sólo las manos exploran, sino
toda la piel se une al baile unísono del estímulo mutuo. Las emociones se levantan y buscan camino entre
rosas abiertas, detalle que nunca han visto, no pueden haber imaginado. Sigue el placer. Sigue la lujuria.
Sigue el amor natural. El vino otorgado para que los amantes se embriagaran. Los besos. Los minutos
continúan.

El orgasmo. Exquisito para aquellos que estimulan su tacto y su sentir en ausencia de vista. Sienten
mucho más que nosotros. Se hacen envidiar. Disfrutan y hacen disfrutar, sin envidia, sin egoísmo.

Pasan los momentos y las emociones se calman. Los cuerpos se distancian levemente. No hay nada que
mirar. Nunca ha sido posible mirar. Sólo sentir. Abrazar. Decir “te amo”. Y continuar con los ojos
cerrados, teniendo ahora la facultad única de poder imaginar vívidamente aquello que sintieron. No lo que
vieron, nunca lo han visto. Pero han estado ahí. Amando. Tocando. Besando… sintiendo. Esto es lo
hermoso del sexo a ciegas.

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