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2010[ E s c r iDE

bir la dirección de la compañía]

MODALIDADES
FACULTAD DERECHO - UNPRG

DEL ACTO
JURIDICO
UNPRG
Lambayeque
INTRODUCCIÓN:

El acto jurídico se asienta sobre la base de tres pilares fundamentales que van
a influir directamente en su existencia jurídica, en un acto en particular, e
incluso, sobre los efectos del mismo. Éstos son los denominados elementos de!
acto jurídico, pudiendo ser en consideración a aquél: esenciales, naturales y
accidentales, respectivamente.

Los elementos esenciales, o essentiala negotii, son aquellos que no pueden


faltar en el acto jurídico, importan a su existencia jurídica y eficacia; no
pudiendo las partes, por su sola voluntad, prescindir de ellos.

Estos elementos, si bien interesan al acto jurídico en general, lo son también


para cada acto en particular; requiriendo de ellos para alcanzar independencia
respecto a los demás actos jurídicos, con la finalidad de adquirir, en suma,
individualidad y denominación concretas (compraventa, mutuo, permuta, etc.).
Éstos son los comprendidos en el artículo 140 del Código Civil, cuya
inobservancia producirá inevitablemente su nulidad.

Existen otros elementos que si bien no actúan dentro de la esfera del acto
jurídico en general, lo hacen en el de uno en particular; es decir, son inherentes
a ellos. Estos elementos denominados naturales o naturalia negotii; no
obstante ser considerados por la ley como propios del acto en concreto, a
diferencia de los esenciales, pueden ser obviados por voluntad de ías partes
celebrantes, sin que esto importe en lo absoluto afectar su validez, como
sucede con las obligaciones de saneamiento, en los supuestos de transferencia
de propiedad, posesión o uso de un bien (1489 y 1484, respectivamente).

Conjuntamente con aquellos que determinan la existencia y configuración


jurídica del acto, existen otros que le son ajenos, por cuanto ni son requisitos
exigidos para su validez ni mucho menos corresponden a su naturaleza, pero
que una vez incorporados a ellos por expresa decisión de sus partes, los
efectos derivados de los mismos estarán subordinados a su realización. Son
los denominados elementos accidentales o accidentalía negotii; que el Código
Civil regula expresamente en el Título V del Libro II como Modalidades del Acto
Jurídico, y dentro de los cuales se encuentran la condición, plazo y cargo.
MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO

Las modalidades del acto jurídico son ciertos elementos accidentales que
modifican los efectos normales del acto, ya tornando incierta la existencia de
dichos efectos (condición), ya limitando en el tiempo esos efectos (plazo), ya
limitando la ventaja económica del beneficiario de un acto de liberalidad
(cargo).

Se les denomina accidental porque pueden existir o no; su existencia depende


de que las partes, sin estar obligadas, las hayan añadido al acto jurídico, estos
elementos vienen a ser los que el código civil denomina modalidades,
considerando como tales a la condición plazo y cargo, también llamado modo.

Tan bien se les conoce como elementos accesorios. La condición y el plazo


son accidentales o accesorios, en cuanto son extraños a la estructura del acto,
pero una vez que las partes, los añaden al acto que celebran, dejan de ser
extraños, para devenir en elementos que tienen una importancia análoga a la
de los elementos esenciales, puesto que de ellos se hace depender la eficacia
del acto; por otro lado no sucede lo mismo con el modo o cargo, que una vez
incorporado en el acto no pierde su naturaleza de accesorio; no es requisito de
eficacia del acto.

Ejemplos: A trasfiere gratuitamente a B la propiedad de un bien; este es un


contrato de donación pura. A se obliga a donar a B si es que este opta su titulo
profesional el próximo mes de diciembre; este es un contrato de donación bajo
condición. A dona a B cincuenta cabezas de ganado, obligándose a entregar
diez cabezas de ganado por mes; este es un contrato de donación sujeto a
plazo. A dona B una casa, con la obligación del donatario B de pagar una
pensión mensual a C por un año; esta es una donación de cargo.

Las modalidades no se pueden añadir a todo tipo de acto jurídico, pues hay
actos que por razones de intereses superiores, de estabilidad, seguridad, o
morales, son esencialmente puros, y de eficacia inmediata y definitiva; ejemplo,
el matrimonio, la adopción, el reconocimiento de un hijo, etc.

I. LA CONDICIÓN:

La condición como vocablo jurídico deriva del latín condiction, que es indicativo
de cualidad, índole, situación y hasta de cláusula de un contrato.

Debido a la gran diversidad de acepciones que se tienen sobre la condición, es


necesario precisar el concepto de la condición como modalidad del acto
jurídico, o simplemente como condición-modalidad; esto es delimitar su
concepto para darle un sentido estricto, como modalidad del acto jurídico, a fin
de que se entienda como lo señala Fernando Vidal Ramírez citando a Coviell:

“Como la cláusula por la cual las partes del


negocio jurídico hacen depender su eficacia o
resolución de una acontecimiento futuro e incierto.
De este modo la condición viene a ser el mismo
hecho, acontecimiento o suceso futuro e incierto
del que se hace depender la eficacia del acto
jurídico para que empiece a desplegarse o para
que cese”1.

Por su parte Aníbal Torres Vásquez manifiesta de la condición que:

“Es el evento futuro e incierto (natural o humano),


establecido arbitrariamente por la voluntad del
agente (conditio facti), de cuya verificación se
hace depender el surgimiento (condición
suspensiva) o la cesación (condición resolutoria)
de la eficacia de un acto jurídico, o de una o
alguna de sus cláusulas o estipulaciones”2.

1. Requisitos o caracteres de la condición:

a) La incertidumbre: Es requisito de la condición que el hecho del cual se


hace depender la eficacia del acto sea incierto, de realización insegura;
el hecho ha de ser incierto, eventual, en el sentido de que puede o no
realizarse.

La incertidumbre puede ser objetiva o subjetiva. En su acepción objetiva,


no depende col conocimiento o desconocimiento del agente, sino de la
misma naturaleza del evento puesto como condición; el evento es de
realización insegura para todos. En su noción subjetiva el cumplimiento
de la condición es inseguro solamente para los otorgantes del acto; se
admite que los hechos pasados cuya existencia ignoren las partes
pueden ser condición.

1 VIDAL RAMÍREZ, Fernando; “Teoría del acto jurídico”; Pág. 363.

2 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Teoría del acto jurídico; Pág. 440.


b) La futuridad: Esta es una característica de la condición que esta en
estrecha vinculación con la incertidumbre. El hecho puesto como
condición para que sea incierto debe ser futuro.

El hecho presente o pasado pude ser desconocido, pero no es incierto.


Aunque las partes ignoren que el hecho ya ocurrió (incertidumbre
subjetiva), el acto produce sus efectos desde su celebración. Hay
incertidumbre objetiva de la condición solamente cuando se trate de un
evento futuro.

Hay que concluir que la condición consiste en un evento que al momento


que se celebra el acto todavía no ha sucedido o en la verificación futura
de un hecho de un hecho pasado que se ignora o no se tiene
certidumbre que haya sucedido.

c) Es establecida arbitrariamente: La condición como modalidad del acto


jurídico tiene su origen en la autonomía de la voluntad y, por eso, el
hecho de que la condición consiste debe ser necesariamente pactado
por las partes, sin mas limitaciones que aquellas a las que esta sometida
la autonomía de voluntad

1. Clases de condiciones

2.1. Condición Legal (“Condicio Iuris”) Y Condición Voluntaria (“Condicio


Facti”)

La condicio legal o condicio iuris, esta preestablecida por el ordenamiento


jurídico, independientemente de la voluntad de las partes, como dato necesario
para la eficacia del acto, ya sea por juzgarla necesaria por la naturaleza de las
cosas, o por presumirla en la intención de las partes.

Aquí se habla de condición en sentido impropio, pues no tiene la calidad de


modalidad del acto jurídico en sentido técnico jurídico, porque no es
establecida arbitraria mente por el sujeto sino que es impuesta por la ley.

La condicio voluntaria, denominada también condicio facti o condición propia,


es la expresión de la autonomía de las partes que la establecen
arbitrariamente. Esta es la condición propia en sentido técnico jurídico. Son los
sujetos (agentes o partes) y no es la ley, los que supeditan los efectos del acto
al cumplimiento de un evento incierto y futuro.

“Tanto la condición legal como la voluntaria son requisitos de eficacia del acto
ambas dan lugar a la pendencia de los efectos del acto. Pero la condicio iuris
proviene de la ley, es un elemento extrínseco (ab extra), lógico, objetivo del
acto; y la condicio facti es establecida por la voluntad del sujeto, esta contenida
en la declaración de voluntada, por eso es un elemento intrínseco (ab intus),
voluntario, accidental. La condición legal puede consistir en un evento cierto o
incierta, y la voluntaria consiste en un evento necesariamente incierto. La legal
es expresa y la voluntaria puede ser expresa o tacita”3.

Las condiciones desde una perspectiva lata pueden ser legales o voluntarias,
pero desde una perspectiva estricta, son solo las voluntarias, por eso en
adelante nos ocuparemos de esta última.

2.2. Condición Suspensiva Y Condición Resolutoria

La condición suspensiva o inicial es aquella de la cual depende la eficacia del


acto; en otras palabras, los efectos del acto quedan supeditados a la
realización del hecho previsto como condición. Ejemplo, te dono mi automóvil si
te recibes de abogado.

La condición resolutoria es cuando el acto produce los efectos que


normalmente le son propios, pero cesa de producirlos si se verifica la
condición. Ejemplo, te concedo el uso de mi departamento mientras no tenga
otro hijo.

Aníbal Torres Vásquez citando a Pastori señala que:

“El Derecho Romano Clásico reconoció sin


reservas la condición suspensiva que tiene el
efecto de diferir la entrada en vigor del reglamento
negocial hasta cuando la condición se verifique.
No se reconoció la condición resolutoria cuya
verificación determina el fin de la regulación de
intereses”4.

Entonces ¿Cómo surge la condición resolutoria?

Para alcanzar los fines prácticos de la condición resolutoria admitida por la


dogmática moderna, se recurrió al pacto de resolución, como en el caso de la
lex commisoria, por ejemplo, se pacta que la compraventa deviene ineficaz si el
comprador no paga el precio en el plazo establecido. Juliano considero que
este negocio es puro, pero junto a el se estipula un pacto de resolución con
condición suspensiva contraria, así, al verificarse el evento puesto como
condición devenía en operante el pacto de resolución y cesaban los efectos del
negocio (D.18, 2, 1). Pero en la hipótesis de la lex commisoria, el pacto de

3 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 449.

4 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 450.


resolución opera solamente si el vendedor declara valerse de el, en cambio, la
condición resolutoria opera ipso iure. Otra figura con la cual se lograba los
efectos de la condición resolutoria, mediante el recurso al pacto de resolución,
era la in diem addictio, es decir, el caso de la compraventa sujeta a la condición

de que el vendedor dentro de un cierto tiempo obtenga una oferta mas


ventajosa (D. 18, 2, 1), y el pactum displicentiae, que era la venta a prueba, en
cuanto sus efectos están condicionados a que el comprador dentro de un cierto
tiempo declare que son de su agrado (D. 19, 5, 20).

Tenemos que la doctrina moderna, respecto a ellas mantiene el mismo


contenido conceptual que adquirieron desde su origen; así lo manifiesta
Fernando Vidal Ramírez citando a Coviello, quien:

“Conceptúa la condición suspensiva como el


acontecimiento futuro e incierto del que se hace
depender el negocio jurídico, esto es el negocio
existente aun antes de que la condición se cumpla
, pero permanece en suspenso su eficacia; y , la
condición resolutoria como el acontecimiento
futuro e incierto del cual se hace depender la
eficacia ya nacida del negocio, esto es, el negocio
existe y produce todos los efectos de que es
capaz hasta que la condición se realice”5.

Por otro lado en el derecho moderno hay autores que consideran que
solamente existe la condición suspensiva; que la división de la condición en
suspensiva y resolutoria no tiene, en el fondo, nada de real. Afirman que la
condición resolutoria también es suspensiva, porque lo que esta en suspenso
en la condición resolutoria, es la resolución de la obligación; en otras palabras
está en suspenso la ineficacia del acto.

La distinción entre condición suspensiva y resolutoria es clara. La condición es


suspensiva cuando la eficacia del acto queda supeditada a la realización del
evento previsto, y es resolutoria si al verificarse el evento, el acto pierde
eficacia. En la suspensiva está pendiente la eficacia del acto y en la resolutoria
está pendiente la ineficacia del acto.

2.3. Condiciones Propias y Condiciones Impropias

Las condicione propias consisten en eventos inciertos, futuros, posibles y


lícitos. En cambio las condiciones impropias son eventos o secesos necesarios,

5 VIDAL RAMÍREZ, Fernando; Ob. Cit.; Pág. 375.


imposibles, ilícitos, presentes o pasados. También son impropias las
condiciones legales.

La denominada condición necesaria no es condición sino plazo, por cuanto se


establece una limitación en el tiempo en cuanto al momento en que comienza o
terminan los efectos del acto. Ejemplo, te doy cien si después del día viene la
noche, no hay condición porque falta la incertidumbre.

La condición es imposible cuando el evento puesto como condición no se


puede comprobar por motivos de índole natural. Ejemplo, si mi caballo canta.

La condición es lícita o ilícita según sea conforme o contraria a normas


imperativas, al orden público o las buenas costumbres; son ilícitas cuando la
condición consiste en ciertas conductas que no pueden llevarse a cabo por
estar prohibida por el ordenamiento jurídico. Ejemplo, si te dedicas al
contrabando, si robas a Ticio; también son ilícitas por atentar contra el orden
público, puesto que lesionan libertades irrenunciables d la persona. Ejemplo, si
te cambias a determinada fe religiosa.

Las condiciones consistentes en eventos presentes o pasados que el sujeto no


sabe aun que están acaeciendo o que han acaecido, no son verdaderas
condiciones, porque no hay pendencia sino ignorancia de la realidad, por lo que
el acto es eficaz si ellas. El suceso presente o pasado no es incierto, lo que es
incierto es si se llega o no ha ser conocido. Si se pone como condición este
segundo supuesto si estamos ante una condición propia, por ejemplo, se pone
como condición la verificación futura de la suerte que ha corrido un bien dado
por perdido. Aquí se trata de la verificación futura de un evento que ya puede
haber sucedido en el momento del acto, pero del cual todavía no se tiene
certidumbre si se ha verificado o no.

Las condiciones suspensivas imposibles o ilícitas invalidan el acto, y las


condiciones resolutorias imposibles o ilícitas se consideran no puestas.

2.4. Condiciones Potestativas, Causales y Mixtas

Esta clasificación se hace en base a tipo de evento que sirve como causa
eficiente de la condición.

Las condiciones pueden ser potestativas, causales o mixtas, según que su


realización se dependiente de la voluntad de una de las partes; que su
realización sea independiente de la voluntad de las partes y que dependa solo
de la casualidad, llamándoseles también, por eso fortuitas, o que su realización
dependa a la vez de la voluntad de una de las partes y de la casualidad.

La condición potestativa o facultativa depende de la voluntad de una de las


partes de la relación jurídica. Ejemplo, te presto mil si quiero; te doy cien si
haces testamento a favor de Ticio; te vendo mi casa si decido trasladarme a
otra ciudad.

El maestro Aníbal Torres Vásquez manifiesta que: “Hay que distinguir la


condición potestativa propia, o condición potestativa ordinaria o condición
potestativa simple, de la condición meramente potestativa (o arbitraria o
puramente potestativa). La primera hace referencia un hecho voluntario, cuyo
cumplimiento, sin poder considerarse como una condición casual, presente
algún interés apreciable para el agente que incline su voluntad en un sentido u
otro; hay una voluntad actual, aunque condicionada, de adquirir el derecho o de
asumir la obligación (ejemplo, te compro el vino si me gusta; te compro el bien
si asumes el préstamo como hipoteca sobre el mismo bien, te vendo mi casa
bajo condición suspensiva de que decida trasladarme a otra ciudad; tomo en
arrendamiento tu negocio bajo la condición de que decida dedicarme al
comercio).la condición meramente potestativa consiste en la pura voluntad del
sujeto, en su mero arbitrio, mas allá de cualquier juego de intereses y de
conveniencia; no hay una voluntad actual de adquirir el derecho o de asumir la
obligación(ejemplo, si me animo a vender mi casa; si considero que es justo y
razonable) o de un evento voluntario del todo irrelevante que pueda ejecutar u
omitir sin ninguna consecuencia para el , por ejemplo, si doy un paseo por el
parque; te vendo mi casa a condición que decida venderla. Aquí declaro que
“quiero si querré”, que equivale a decir que “por ahora no quiero”. El deudor no
está obligado sino cuando lo quiera, quedando el acreedor a merced del arbitrio
de aquel, razón por la que el acto jurídico sujeto a condición meramente
potestativa es nulo”6.

Al respecto el tratadista Leon Barandiaran, citado por Fernando Vidal Ramírez;


sostiene de las condiciones potestativas:

“Que pueden diferenciarse, según se trate de condiciones potestativas de


pendientes de la voluntad de la parte acreedora o de la voluntad de la parte
deudora. Enfatizo que esta diferenciación era imprescindible y en sus
comentarios al código civil de 1936 explico que si la condición potestativa
dependía de la voluntad del deudores acto era nulo en cuanto a su obligación
concierne, porque uno no puede obligarse y al mismo tiempo desobligarse al
quedar a su arbitrio comprometerse o no por esa obligación, mientras que, en
cambio, podía pactar validamente una obligación sujeta a condición potestativa
dependiente de la voluntad del acreedor, quien puede exigir el cumplimiento o
condonar la obligación, lo que ha servido para que el código civil vigente se
declare nula la condición potestativa parti debitoris (art.172)”7.

6 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob.cit.; Pág. 453.

7 VIDAL RAMÍREZ, Fernando; Ob.cit.; Pág. 370.


La condición causal es cuando la verificación del evento depende de la pura
casualidad o de l voluntad de un tercero (si no hay sequía; si tu abuelo vive
hasta cien años; si tu hijo llega a ser abogado).

La condición mixta es cuando su cumplimiento depende en parte de la voluntad


de uno de los interesados y en parte de factores extraños (te dono cien si viajas
a Roma, cosa que no depende solamente de tu deseo de viajar; si obtengo
ganancias de tal negocio, lo que no depende solamente de mi deseo de
realizar el negocio).

2.5. Condición Positiva y Condición Negativa

Esta clasificación como la anterior se hace en base al tipo de evento puesto


como condición.

La condición puede ser positiva o negativa según que el evento puesto como
condición comporte o no una modificación de la realidad existente.

La condición positiva consiste en que se verifique un hecho que modifique el


estado actual de la realidad (ejemplo, te doy cien si apruebas todos los cursos,
te doy cien si contraes matrimonio). La condición negativa consiste en que no
se verifique un hecho, de tal modo que no cambie el estado actual de la
realidad (ejemplo, te doy cien si te quedas soltero; te doy cien si te quedas con
el único hijo que tienes).

2.6. Condiciones Simples y Condiciones Complejas

La condición simple consiste en un suceso único (ejemplo, si te dan la beca).la


condición compleja esta integrada por varios sucesos (ejemplo, te doy el
préstamo si te quedas a vivir en lima, reconoces a tu hijo y aceptas el trabajo
que te ofrezco)

Cuando la condición es compleja, los efectos del acto jurídico se producirán


(condición suspensiva) o cesaran (condición resolutoria) cuando se han
realizado todos los sucesos puestos como condición.

Si varios sucesos se ponen alternativamente como condición, no hay condición


compuesta sino simple, basta que se verifique uno de ellos (te vendo el fundo
si optas el titulo de ingeniero agrónomo o veterinario).

2.7. Condición Perpleja


La condición perpleja es la que tiene una contradicción interna que no permite
establecer lo que quiere el declarante. Hace ininteligible y contradictoria
consigo misma la declaración de voluntad al extremo de privar al acto de un
apreciable contenido volitivo. Si no se puede establecer con una interpretación
razonable, cual fue la voluntad del sujeto se invalida. (Por ejemplo, te instituyo
mi heredero si mueres antes que yo).

2.8. Condiciones Expresas y Tacitas

La incorporación de la condición en el acto jurídico puede ser expresa o tacita.


No es necesario que la condición se declare expresamente, siempre que se
infiera indubitablemente de la actitud o circunstancias del comportamiento de
los agentes que se quiso al acto sub condicio (art. 141). De allí que la
existencia de la condición no se presume sino que debe ser aprobada por
quien la invoca

1. Eficacia de la condición:

Pactada la condición, si para tener eficacia debe ser propia el acto


jurídico queda válidamente celebrado, pero subordinado a la condición pactada
y a la eficacia que esta despliegue: si es suspensiva, la eficacia del acto esta
en suspenso hasta que la condición se realice y despliega la suya, si es
resolutoria, el acto despliega su eficacia hasta que la condición se realice y por
efecto de ella, la haga cesar.

La "condición legal", o está preestablecida por el ordenamiento jurídico,


independientemente de la voluntad de las partes, como dato necesario para la
eficacia del acto, "sea por juzgarla necesaria por la naturaleza de las cosas, o
por presumirla en la intención de partes. Integra el presupuesto normativo
complejo para que se produzca el efecto jurídico. Aquí se habla de condición
en sentido impropio, pues no tienen la calidad de modalidad del acto jurídico en
sentido técnico jurídico, porque no es establecida arbitrariamente por el sujeto
sino que es impuesta por la ley, no como un elemento accesorio sino como un
dato inseparable del acto para que produzca sus efectos. Constituye una
condición objetiva de eficacia del acto jurídico, y es casi siempre suspensiva.
Por ejemplo, la muerte del testador es el dato necesario para que el testamento
produzca sus efectos (art. 686); el tercero beneficiario de un contrato en el cual
no es parte, para poder exigir el derecho estipulado en su favor, debe hacer
conocer a las partes contratantes su voluntad de hacer uso de ese derecho; la
donación hecha por razón de matrimonio está sujeta a que el casamiento se
realice; la compraventa a prueba se considera hecha bajo la condición
suspensiva de que el bien tenga las cualidades pactadas o sea idóneo para la
finalidad a que está destinado ; la compraventa de bien futuro está sujeta a
condición suspensiva de que el bien llegue a existir.
Las "condición voluntaria" (denominada también condicio facti",
"condición de hecho" o "condición propia") es la expresión de la autonomía
privada de los particulares que lo establecen arbitrariamente. Esta es la
condición propia en sentido técnico jurídico. Son los sujetos (agentes o partes),
y no es la ley, los que supeditan los efectos del acto al cumplimiento de un
evento incierto y futuro.
Tanto la condición legal como la voluntaria son requisitos de eficacia del
acto, ambas dan lugar a la pendencia de los efectos del acto. Pero la condicio
iuris proviene de la ley, es un elemento extrínseco (ab extra), lógico, objetivo
del acto; y la condicio facti es establecida por la voluntad del sujeto, está
contenida en la declaración de voluntad, por eso, es un elemento intrínseco (ab
intus), voluntario, accidental. La condición legal puede consistir en un evento
cierto o incierto, y la voluntaria consiste en un evento necesariamente incierto.
La legal es expresa y la voluntaria puede ser expresa o tácita.
La condición suspensiva o inicial es aquella de la cual depende la
eficacia del acto; en otras palabras, los efectos del acto quedan supeditados a
la realización del hecho previsto como condición. Ejemplo, te dono mi automóvil
si te recibes de abogado.
Se habla de condición resolutoria cuando el acto produce normalmente
los efectos que le son propios, pero cesa de producirlos si se verifica la
condición. Ejemplo, te concedo el uso de mi departamento mientras no tenga
otro hijo.
La distinción entre condición suspensiva y resolutoria es clara. La
condición es suspensiva cuando la eficacia del acto queda supeditada a la
realización del evento previsto, y es resolutoria si al verificarse el evento, al
acto pierde eficacia. En la suspensiva está pendiente la eficacia y la resolutoria
está pendiente la ineficacia del acto. No se puede confundir la situación del
acreedor bajo condición suspensiva con la del deudor bajo condición
resolutoria.

2. La etapa de pendencia de la condición:

La condición pasa por dos períodos de tiempo: el primero es el que


sigue inmediatamente a la celebración del acto y se extiende por el tiempo que
sea incierta la verificación del evento (candido pendet: condición pendiente);
mientras perdure la incertidumbre sobre la verificación o no de la condición se
dice que estupendo, encontrándose las partes en una situación de expectativa.
El segundo es el momento en que se produce una situación de certeza, o
porque el evento se ha verificado (candido exist: condición cumplida) o porque
el evento no se ha verificado, falta la condición, (candido deest: condición
fallida).
En la fase de la pendencia de la condición, el derecho del acreedor
queda en Suspenso, su nacimiento está supeditado a que se verifique la
condición,
Si la condición es suspensiva, el adquirente bajo condición no es titular
de un derecho que no sabe si llegará o no a existir, sino que se encuentra en
un estado de expectativa; es titular de una expectativa o esperanza. La
expectativa es un derecho preliminar, o prodrómico, o instrumental, que está
tutelado por la ley. Esta expectativa se convertirá en-derecho si se verifica el
evento puesto como condición. La tutela de la expectativa consiste en que se
faculta al sujeto a realizar actos conservatorios en vista a que no se vea
disminuido el derecho que se le ha atribuido en caso de que se verifique la
condición.
Si la condición es resolutoria, pendiente la condición el acto es eficaz, el
titular del derecho puede ejercitarlo, el derecho le pertenece, pero el
transferente bajo condición se encuentra en una situación expectante de poder
readquirir ese derecho si es que se verifica el evento; tiene la expectativa o
esperanza de poder readquirir ese derecho (ejemplo, te cedo mi oficina, pero si
no obtienes tu título profesional el próximo diciembre me la devuelves), por lo
que también puede realizar actos conservatorios en vista a la realización del
evento puesto como condición.

3. El cumplimiento de la condición:

La etapa de cumplimiento de la condición, es la que sobreviene si la


condición se realiza del hecho en que la condición consistía, si era suspensiva,
el acto comienza a desplegar su eficacia, y si era resolutoria, cesa en sus
efectos, Los derechos tornan en firmes, constituidos o adquiridos y , las
obligaciones en exigibles.

4. El defecto de la condición:

Como hemos ya indicado la condición puede pasar por etapas de las


que no hemos ya ocupado; el de pendencia de la condición y la de
cumplimiento de la condición. Sin embargo, como también lo hemos indicado,
puede presentarse una tercera etapa que es la de la falta de cumplimiento de la
condición o déficit.
Esta última, es excluyente con la del cumplimiento, pues cesando la
etapa de la pendencia la condición o se cumple o defecciona, Esta situación
constituye el defecto de la condición.

5. El cumplimiento de la condición como sanción de mala fe:

El código Civil ha considerado un modo de realización de la condición,


dándola por cumplida, como sanción a la mala fe y que nosotros tratamos
separadamente en razón de que no corresponde propiamente a la manera
como debe operar la condición, aunque desde luego, si estamos de acuerda
con la solución planteada.
El artículo 176 establece que “Si se impidiese de mala fe el cumplimiento
de la condición por la parte en cuyo detrimento habría de realizarse, se
considerara cumplida. Al contrario, se considerara no cumplida, si se ha llevado
a efecto de mala fe por la parte a quien aprovecha tal cumplimiento”. La norma
fue tomada del Proyecto de la comisión Reformadora y registra como
antecedente el artículo 1111 del Código civil de 1936.
I. PLAZO:

El plazo esta indesligablemente vinculado al transcurso de tiempo, que


es el hecho jurídico de mayor relevancia y al que el ordenamiento legal le
atribuye las más importantes consecuencias jurídicas, pues está vinculada a la
existencia humana misma y de él depende, por ejemplo, alcanzar la mayoría de
edad y con ella la capacidad de ejercicio, así como la vigencia de los contratos.
Sustenta instituciones jurídicas tales como la prescripción adquisitiva y extintiva
y la caducidad. El plazo, entonces, como transcurso del tiempo, adquiere una
trascendencia fundamental en relación a los actos jurídicos.

El tiempo deviene, pues, en una relación jurídica en cuanto que el


derecho objetivo lo reconoce un factor de las relaciones jurídicas y lo
aprehende mediante las normas para el cómputo de su transcurso.

El plazo, que es transcurso del tiempo, considerado como modalidad,


viene a ser, al igual que la condición, una limitación puesta por las partes a la
eficacia del acto jurídico que han celebrado.

1. Concepto:

El plazo tiene como finalidad indicar el momento desde el cual se inicia o


finaliza la eficacia del acto jurídico.

Entre algunas definiciones que podemos citar tenemos:

El jurista Aníbal Torres Vásquez refiere:

“El plazo como modalidad es el evento futuro y


cierto de cuyo acaecimiento se hace depender el
nacimiento, la exigibilidad o la finalización de los
efectos del acto jurídico”8.

El maestro León Barandiarán consigna el siguiente concepto:

“El plazo es una modalidad de los actos jurídicos


por la cual se fija una fecha para que el acto
produzca sus efectos o para que ellos cesen”9.

Por otra parte Fernando Vidal Ramírez señala:


8 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. cit.; Pág. 481.

9 LEÓN BARANDIARÁN, José; “Acto Jurídico”; Pág. 261.


“El plazo, como elemento accidental o modalidad
del acto jurídico viene a ser, entonces, un hecho,
acontecimiento o evento futuro y cierto, que
necesariamente, fatalmente, tiene que
producirse” .
10

De estos conceptos inferimos que el plazo es una modalidad de los


actos jurídicos, que las partes estipulan un acontecimiento o un hecho futuro y
cierto que debe realizarse necesariamente y con posterioridad, del cual
depende el ejercicio o la extinción de un derecho. Por ejemplo: A vende a B un
inmueble pactándose que el contrato quedará perfeccionado el día 30 de
diciembre próximo, fecha en que el vendedor A entregará el bien al
comprobador B. Otro ejemplo sería si A arrienda a B un bien hasta el día 5 de
agosto próximo. Aquí vencido el plazo, el contrato de arrendamiento cesa de
producir sus efectos, debiendo el arrendatario devolver el bien.

2. Diferencias con otras expresiones:

Se suele utilizar plazo y término como sinónimos, aunque la diferencia


radica en que el término es el día inicial y final del plazo; y el plazo es el lapso
desde el cual comienza la existencia o el ejercicio de las consecuencias del
acto y hasta el cual duran esas consecuencias.

La condición y el plazo presentan analogías por cuanto ambos son


elementos accidentales, consisten en eventos futuros, y permiten que el
acreedor condicional o a plazo pueda realizar actos conservatorios. Pero entre
la condición y el plazo existen diferencias. Mientras la condición hay
incertidumbre en el inicio o el fin de la eficacia del acto. Por ejemplo te pagó el
día en que Juan contraiga matrimonio (Juan puede o no casarse y si se casa
no se sabe cuándo será el casamiento). En el plazo hay certidumbre en el
nacimiento o la extinción de la eficacia del acto. Por ejemplo te pagaré el 25 de
diciembre del año 2011.

Existen algunos actos que no admiten plazos, al igual de lo que sucede


con la condición, por razones de orden moral, público o de interés general,
algunos actos no toleran ser supeditados en cuanto a su plena eficacia a plazo
alguno. Por ejemplo, no pueden estar sujetos a plazo el matrimonio, la
adopción (art. 381), el reconocimiento de hijo (art, 395), la aceptación y
renuncia de la herencia (art. 677), el giro de cheques (art. 136, me. 2 de la Ley
16587), etc.

10 VIDAL RAMÍREZ, Fernando; Ob. cit.; Pág. 389.


3. Requisitos:

Son requisitos del plazo: la futuridad, la certidumbre y el establecimiento


arbitrario por las partes.

a) La futuridad: El plazo se refiere siempre a un hecho futuro que


necesaria y fatalmente debe ocurrir, por oposición a la condición en la
que el hecho futuro es esencialmente contingente.

b) La certidumbre: El plazo se caracteriza porque existe la total y absoluta


certeza de que el evento futuro acaecerá, aún cuando en algunos casos
se ignore el momento preciso en que tendrá lugar.

c) El establecimiento arbitrario por las partes: La partes libremente, en


ejercicio de la autonomía de su voluntad privada, pueden incorporar el
plazo en el acto jurídico que celebran con el fin de diferir o limitar en el
tiempo sus efectos o el ejercicio de los mismos.

1. Clasificación:

4.1. Plazo expreso y plazo tácito

El plazo puede ser expreso o tácito. La existencia de un plazo, como de


la condición, no se presupone; ha de surgir de la manifestación de voluntad,
sea que se haya producido de manera expresa o manera tácita, conforme a las
reglas del artículo 141.

4.2. El plazo puede ser de duración determinada o de duración


indeterminada

Según pueda determinarse o no su duración al momento de celebrarse


el acto jurídico. El primero es un dies certus an et quando y, el segundo, un
dies certus an incerius quando. Uno y otro pueden ser expresos o tácitos.

Para el plazo de duración determinada, el Código Civil contiene normas


para su cómputo, pues su determinación es sobre la base de una fecha. Por
eso, es posible que por anticipado se fije el día del vencimiento.

El plazo de duración indeterminada depende de un hecho de necesaria


realización, pero que no puede preverse la oportunidad o fecha de su
realización. El plazo existe, porque existe la certidumbre de que el
acontecimiento se producirá, pero no puede conocerse anticipadamente la
fecha de su ocurrencia, cuando, como en el ejemplo anterior, se constituye una
renta para un interdicto, pero a partir de la muerte de sus padres.
4.3. Plazo suspensivo y plazo resolutorio

Es la distinción más importante por cuanto, conceptuado el plazo como


un hecho, suceso, acontecimiento o evento del cual se hace depender la
eficacia del acto jurídico, la idea del plazo suspensivo o del plazo resolutorio
está Ínsito en el concepto. Así, el plazo es suspensivo, dies a quo, cuando se
suspende el nacimiento o la exigencia de todos o algunos de los efectos del
acto jurídico hasta la llegada de un determinado momento o fecha. Por
ejemplo: Se celebra un contrato de arrendamiento el 6 de junio, precisándose
que el contrato tendrá efecto a partir del 28 de julio. En este caso el contrato se
perfeccionó el 6 de junio, pero su eficacia se retardo hasta el 28 de julio.

El plazo es resolutorio, dies ad quem, consiste en una fecha a partir de


la cual los efectos del acto cesan de producirse. Limita en el tiempo la eficacia
del acto. Por ejemplo un contrato de arrendamiento celebrado por el plazo de 2
años, dejará de tener eficacia al vencimiento del segundo año desde su
perfeccionamiento.

Los derechos y las obligaciones nacidas de un acto jurídico sometido a


un plazo son derechos firmes, constituidos o adquiridos, porque dependen de
un hecho de necesaria realización. En el plazo suspensivo los derechos y las
obligaciones han nacido, existen, pero no son exigibles hasta el vencimiento
del plazo, como cuando se celebra un contrato de compraventa y se pacta que
la entrega del bien y el pago del precio se efectuarán el primero de enero del
año siguiente. Por el contrario, en el plazo resolutorio, los derechos y las
obligaciones han nacido, existen, son exigibles, pero hasta el vencimiento del
plazo, como cuando se constituye una renta en favor de un menor hasta que
cumpla la mayoría de edad.

El Código Civil distingue con toda claridad el plazo suspensivo del plazo
resolutorio en su artículo 178: "Cuando el plazo es suspensivo, el acto no surte
efecto mientras se encuentre pendiente. Cuando el plazo es resolutorio, los
efectos del acto cesan a su vencimiento (...)".

4.4. Plazo legal

Es el que está estipulado expresamente en la ley; tal como en el caso de


que no se haya fijado plazo para la devolución ni ésta resulta de las
circunstancia, se entiende que es de treinta días contados desde la entrega
(art. 1656), los plazos establecidos para la prescripción extintiva de las
acciones (art. 2001), el plazo del compromiso de contratar será no mayor de un
año y cualquier exceso se reducirá a este límite. A falta de convencional rige el
máximo fijado por este artículo (art. 1416), etc., (Revisar los arts. 921,
950,951.1 1596, entre otros del
4.5. Plazo judicial

Es aquél que señala el Juez observando lo dispuesto en el Código en art


182, cuyo tenor literal es el siguiente: Si el acto no señala plazo, pero de la
naturaleza y circunstancias se dedujere que ha querido concederse al deudor,
el Juez fija su duración.

También fija el Juez la duración del plazo cuya determinación haya


quedado a voluntad del deudor o un tercero y éstos no lo señalaren.

La demanda se tramita como proceso sumarísimo.

El primer párrafo se refiere al plazo tácito. Pues, no es el Juez el que


sustituye a las partes, señalando un plazo cierto, sino que tiene que tomar en
cuenta la naturaleza y circunstancias para determinar su extensión, cuando las
partes no han señalado un plazo.

El art. 1115 del C.C. derogado es antecedente de la norma en


comentario, este dispositivo establecía que el plazo judicial es el que señala el
juez en vista de las circunstancias y de la naturaleza, y a falta de estipulación
entre las partes convencionalmente.

La segunda parte del art. 182 tiene mayor alcance que el art, 1115 del
C.C. de 1936, porque faculta al juez a fijar la duración del plazo, cuando éste
ha quedado a voluntad solamente del deudor sino también del tercero y éstos
no lo señalasen. El legislador ha querido señalar que hay plazo judicial cuando
ha quedado a voluntad del deudor, el que puede hacerlo cumpliendo la
obligación por su propia voluntad o cuando disponga de los recursos
suficientes para cumplir con la obligación que contiene el acto jurídico.

Por su parte el jurista Lohmann, sostiene en relación a este último


aspecto:

"El segundo párrafo pretende regular los casos


en los que el acreedor ha permitido que el deudor
cumpla su obligación cuando quiera o cuando
pueda o se ha encomienda tercero la
determinación del elemento, y no ha cumplido con
hacerlo. Está claro que ante estas situaciones no
puede quedar indefinidamente propuesto el plazo
y resultar ilusorio el crédito. De aquí que el
legislador haya permitido que el acreedor se
interese en que el juez señale término, cuando
éste es potestativo para el deudor o no lo ha fijado
el tercero"11.

4.6. Plazo convencional:

Es el que estipulan las partes declarantes de común acuerdo. Según


Teófilo Idrogo Delgado citando al jurista Bejarano:

"Es convencional el plazo que ha sido fijado por la


voluntad de las partes en un contrato, o por el
autor de una declaración unilateral de la voluntad;
se origina en la decisión libremente asumida del
creador o los creadores de un acto jurídico"12.

1. Beneficio del plazo:

Según lo prescrito por el art. 179 del C.C.; "El plazo suspensivo se
presume establecido en beneficio del deudor, a no ser que del tenor del
instrumento o de otras circunstancias resultase haberse puesto en favor del
acreedor o de ambos".

Este dispositivo tiene una presunción juris tantum en favor del deudor, a
no ser que las partes hayan estipulado otra cosa y que conste en documento a
favor del acreedor, o que ello resulte de las circunstancias. Por ejemplo, Pedro
conviene con Pablo en el pago de una deuda de cincuenta mil nuevos soles el
diez de agosto de 2005. Esto no quiere decir que el deudor no tenga la facultad
de pagar antes del 10 de agosto; este puede hacerlo antes de que se cumpla el
plazo pactado en cualquier fecha. De lo que se concluye que el plazo se
presume en beneficio del deudor. Sin embargo, las partes pueden pactar que el
plazo opere en beneficio del acreedor. En el caso anterior si Pablo es deudor
de una suma de dinero a Pedro, y se estipula como plazo para cancelar la
deuda dos años y con la facultad de demandar la devolución del dinero
mutuado en cualquier fecha después de la suscripción del documento, que
contiene el acto jurídico del mutuo. El plazo puede estipularse también en favor
de ambos, es decir que ni el acreedor pueda exigir el cumplimiento de la
obligación ni el deudor pueda pagar antes de la fecha, estando pendiente el
plazo.

La presunción que contempla el art. 179 admite prueba en contrario;


puesto que siendo el deudor el beneficiado la carga de la prueba recae sobre el

11 LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo; “El Negocio Jurídico”; Pág. 264.

12 IDROGO DELGADO, Teófilo; “Teoría del Acto Jurídico”; Pág. 145.


acreedor. El está obligado a probar que el plazo está pactado a su favor, o en
favor de ambos. Esto significa que el acreedor en cualquier momento puede
exigir el cumplimiento de plazo y el deudor no puede rehusar; pero si el deudor
quien cumplir antes del plazo al acreedor se le puede obligar a recibir eI pago
antes del vencimiento del plazo.

Al respecto, el distinguido jurista Torres Vásquez acota: "En las


obligaciones con intereses, si las partes convienen el pago anticipado, el
deudor debe tener derecho a los descuentos de los intereses proporcionales en
relación con el tiempo anticipado, porque en caso contrario el acreedor recibe
un interés compensatorio (interés que se paga como retribución por el uso del
capital) al que no tiene derecho, lo que sucede con mucha frecuencia en la
práctica contraviniendo lo dispuesto en el art. 1954"

2. Repetición del pago:

El art. 180 del C.C., dispone lo siguiente: "El deudor que paga antes del
vencimiento del plazo suspensivo no puede repetir lo pagado. Pero si pagó por
ignorancia del plazo, tiene derecho a la repetición".

En el primer caso, cuando el deudor cumple con su obligación sujeta


aplazo, cumple con lo que debe, y aun cuando lo efectúe antes de tiempo, se
trata de una obligación existente. Se debe considerar que con ese pago
anticipado el deudor está renunciando al beneficio del plazo.

Cuando el plazo se estableció en beneficio del deudor y paga lo que


todavía no adeudaba, tiene derecho a la acción de repetición.

Cuando el deudor ha pagado indebidamente por ignorancia del plazo,


tiene derecho a hacer uso de la acción de repetición o restitución. Aquí el
deudor hizo un pago indebido, no en cuanto a la ausencia del mismo sino en
cuanto a la oportunidad del pago; y puede repetir porque el pago le ha
perjudicado, toda vez que ha dejado de gozar del capital y de sus intereses.
Pero si el deudor sabe que el plazo le favorece y no lo aprovecha, no hay lugar
a la acción de repetición. Por ejemplo Julio a la muerte de su padre se
encuentra con su testamento que le manda pagar a Pablo inmediatamente 20
mil soles y después de haberle pagado descubre un segundo testamento que
le concede dos años para pagar dichos 20 mil soles, el deudor tiene derecho a
repetición o restitución.

3. Cómputo del plazo


En el cómputo del plazo debe observarse las siguientes prescripciones
señaladas en el art. 183 del C.C.

El plazo civil se computa de acuerdo al calendario gregoriano, es decir


sin tomar en cuenta los días hábiles, inhábiles (feriados, festivos, etc.),
computándose indiscriminadamente. Así el plazo para la inscripción de partida
de nacimiento es de 30 días, el último día es el vencimiento.

El plazo señalado por días se computa por días naturales, de media


noche a media noche y no se cuenta el día de la realización del acto, pero si el
día de su vencimiento; de esta manera, si se celebra el acto jurídico el primero
de enero, con el plazo de cinco días, la obligación será exigible el día seis de
enero, de tal modo que hayan transcurrido cinco días enteros.

En el inciso 1° del art. 183, deja a salvo que la ley o el acto jurídico
establezcan que el plazo se compute por días hábiles, como sucede con los
plazos procesales, cuyo cómputo por mandato expreso del C. de P. C. es por
días hábiles. El mismo inciso deja también a salvo que las partes puedan
pactar el plazo en días hábiles. Pero en todos los actos jurídicos se observan
los plazos civiles y no los plazos procesales.

Cuando el plazo se señala por meses, se cumple en el mes de


vencimiento y en el día de éste correspondiente a la fecha del mes inicial a la
concertación del acto jurídico; así por ejemplo, si el acto jurídico se celebra el
dos de junio con el plazo de un mes, el vencimiento tendrá lugar el dos de julio.

Si en el mes de vencimiento falta tal día, el plazo se cumple el último día


de dicho mes, como sucede en los meses que tienen 31 días o en el mes de
febrero que solo tiene 28 días, salvo que sea un año bisiesto de 29 días.

Igual sucede con el plazo señalado por años: si la fecha de celebración


del acto jurídico es el dos de junio de 2004, por el plazo de tres años, la
exigibilidad de la obligación será a partir del dos de junio de 2007.

Puede darse el caso, en que se estipule un plazo por meses o años en


que no haya correlación con el día del respectivo mes o año del vencimiento
del plazo; en este caso algunos autores sostienen que la exigibilidad de la
obligación será el día siguiente al día de la celebración del acto jurídico. Así, si
celebramos un contrato de promesa de venta el 29 de febrero de un año
bisiesto, por el plazo de un año, en este caso el vencimiento del plazo será el
primero de marzo; o si se celebra un contrato el 31 de octubre por el plazo de
un mes, el vencimiento del plazo será el primero de diciembre.

Cuando el vencimiento del plazo es un día festivo, dicho vencimiento


tendrá lugar el primer día siguiente que no sea festivo; sí el vencimiento del
plazo es el 1° de enero, que es feriado, el ven cimiento correrá al día dos que
no es feriado, si el dos también es festivo (domingo), correrá al tres y así
sucesivamente. El art. 184 del C.C. establece: "Las reglas del art, 183 son
aplicadas a todos los plazos legales o convencionales, salvo disposición o
acuerdo diferente" que por ser muy claro nos releva de realizar comentario
alguno.

4. Efectos del plazo

El plazo suspensivo comienza a surtir sus efectos desde que se cumple


y deja de producirlos cuando el cumplimiento corresponde a un plazo
resolutorio (art. 178). Sin embargo, vamos a tratar lo relativo a la exigibilidad de
los derechos y obligaciones que emanan del acto jurídico practicado. Por lo
general, mientras el plazo esté pendiente el titular del derecho o acreedor no
puede exigir el cumplimiento de la obligación, salvo que la ley le autorice
expresamente.

Entre los efectos más importantes del plazo podemos señalar los
siguientes:

 El acreedor a plazo fijo no puede ejercer ninguna acción civil, porque


para que la acción proceda, es indispensable que la obligación sea
exigible en razón de tiempo, lugar y modo.

 El acreedor tiene derecho a ejercer todas las acciones conducentes a la


conservación de su derecho, como por ejemplo pedir en prueba
anticipada el reconocimiento de un documento privado donde consta la
obligación, solicitar la inscripción del crédito si importa un derecho real,
etc.

 El acreedor tiene derecho a hacer uso de la acción revocatoria contra los


actos fraudulentos que realiza el deudor en perjuicio de su crédito.

1. La Caducidad del plazo:

Consistiendo el plazo en un hecho de necesaria realización el simple


transcurso del tiempo da lugar a su cumplimiento. Pero, como acabamos de
ver, la regla general es que e! plazo se pacte en beneficio del deudor, puede
ocurrir que se produzca un hecho que determine la caducidad del plazo, esto
es, que antes de su vencimiento se le pueda dar por cumplido.

Partiendo, pues, de la premisa de que el plazo se establece en beneficio


del deudor, su caducidad lo es en su detrimento, por las causales previstas en
el Código Civil en su artículo 181: El deudor pierde el derecho a utilizar el
plazo:
 Cuando resulta insolvente después de contraída la obligación, salvo
que garantice la deuda. Se presume la insolvencia del deudor si
dentro de los quince días de su emplazamiento judicial, no garantiza
la deuda o rio señala bienes libres de gravamen por valor suficiente
para el cumplimiento de su prestación.

 Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que se hubiese


comprometido.

 Cuando las garantías disminuyeren por acto propio del deudor, o


desaparecieren por causa no imputable a este, a menos que sean
inmediatamente sustituidas por otras equivalentes, a satisfacción del
acreedor. La pérdida del derecho al plazo por las causales indicadas
en los incisos precedentes, se declara a petición del interesado y se
tramita como proceso sumarísimo. Son especialmente procedentes
las medidas cautelares destinadas a asegurar la satisfacción del
crédito.

Como puede apreciarse, las tres causales, si bien están


interrelacionadas, son diferenciables, pues la primera se basa en la insolvencia
sobreviniente del deudor, la segunda en el incumplimiento en cuanto a la
constitución de las garantías ofrecidas y, la tercera, en la disminución del valor
de las garantías que ha constituido.

a) La insolvencia sobreviniente del deudor:

El acreedor, quien le ha otorgado plazo a su deudor para que cumpla


con la prestación, tiene el derecho a ser pagado y por eso la insolvencia que le
sobreviene al deudor, luego de contraída la obligación, le hace perder el
beneficio del plazo. Es la causal prevista en el inciso 1 del artículo 181. Sin
embargo, puede recuperarlo si constituye garantías o señala bienes libres que
aseguren a su acreedor la efectivización de su derecho.

La insolvencia debe entenderse como la imposibilidad de poder


responder frente a las obligaciones contraídas, porque el deudor ya no cuenta
con patrimonio suficiente.

Con relación a esto León Barandiarán explica:

“Simplemente, como la imposibilidad económica


del deudor de responder por sus obligaciones, lo
que hace desaparecer la razón de la concesión
del plazo al deudor”13.
13 LEÓN BARANDIARÁN, José; Ob. Cit.; Pág. 273.
Con la modificación introducida por el Código Procesal Civil se establece
una presunción para determinar la insolvencia del deudor. Ella requiere de un
emplazamiento judicial para que dentro de los 15 días siguientes el deudor
constituya garantías o señale bienes libres que pueda embargarle el acreedor,
por valor suficiente. Si transcurren los 15 días, la presunción de su insolvencia
opera y el acreedor puede pedir que se den por vencidos los plazos tramitando
su demanda como proceso sumarísimo y hacer uso de las medidas cautelares
que le aseguren la satisfacción del crédito. Pero si el deudor garantiza la
deuda, entendiéndose la garantía como una en sentido estricto, o le señala al
acreedor bienes libres de gravamen por valor suficiente para asegurar el
cumplimiento de sus obligaciones, desaparece la inseguridad del acreedor en
cuanto a poder hacerse pago y, en este caso, el deudor recupera el derecho a
utilizar el plazo.

b) El incumplimiento en cuanto a la constitución de las garantías


ofrecidas:

El acreedor que ha concedido el plazo puede haber otorgado el crédito


confiando en el ofrecimiento de su deudor en cuanto a la constitución de
garantías. La falta de cumplimiento del deudor es, entonces, causa suficiente
para que pierda el derecho a utilizar el plazo. Es la causal prevista por el inciso
2 del artículo 181.

Debe tratarse de garantías convenidas en la celebración del acto jurídico


que origina el crédito y, por eso, la pérdida del derecho al beneficio del plazo se
justifica, por cuanto la concesión de! crédito por el acreedor se dio en mérito de
las garantías que para asegurar el cumplimiento ofreció el deudor. La causal no
distingue la naturaleza de las garantías, por lo que puede tratarse de garantías
reales, como la prenda, la anticresis y la hipoteca, o de garantías personales
como la fianza.

Al igual que en el caso del inciso 1, la caducidad del plazo debe ser
materia de pronunciamiento judicial debiendo el deudor, para tal fin, tramitar su
demanda como proceso sumarísimo y haciendo uso de las medidas cautelares
que estime convenientes a su derecho.

No obstante que el inciso 2 del artículo 181 no lo ha previsto,


consideramos que si el deudor constituye las garantías y estas las acepta el
acreedor, el plazo puede ser restablecido.

c) La disminución del valor de las garantías:


Las garantías a que se viene haciendo referencia, como lo hemos
indicado, pueden ser reales o personales, y ofrecer seguridades al acreedor en
cuanto a la efectivización de su crédito, pues su valor debe ser suficiente para
cubrir el monto del crédito que debe ser solventado en el plazo pactado, por lo
que la disminución de ese valor acarrea la pérdida del beneficio del plazo. Esta
es la causal prevista por el inciso 3 del artículo 181.

La causal se ha puesto en las hipótesis de que las garantías disminuyen


por acto propio del deudor o desaparecieren por causa no imputable al mismo
deudor.

La disminución del valor de las garantías debe entenderse, en el caso de


las garantías reales, la disminución del valor de los bienes afectados en
prenda, anticresis o hipoteca. SI se trata de garantías personales, la
disminución del valor debe entenderse referida a la situación patrimonial del
garante o fiador, quien puede devenir o estar deviniendo en la insolvencia.

El fundamento de la caducidad es el mismo que en los casos anteriores.


El acreedor en ejercicio de su derecho a ser pagado puede exigir el
cumplimiento inmediato de la obligación frente a la inseguridad devenida por la
disminución o desaparición de las garantías. El tenor de la norma sub examine
Induce a inferir que las garantías a que se refiere son solo las garantías reales,
pero, como ya hemos advertido, están también comprendidas las garantías
personales, como sería el caso de que al fiador le sobrevenga una situación de
insolvencia que incluso lo conduzca a ser sometido a un concurso de
acreedores y, eventualrnente, a una declaración de quiebra.

La disminución per acto propio del deudor puede producirse, por


ejemplo, tratándose de una prenda con entrega jurídica (art. 1059) y, por lo
tanto, los bienes prendados están en posesión del deudor, por lo que este tiene
la obligación de prestarles la debida atención y diligencia para su
mantenimiento y conservación. La disminución por acto propio puede ser el
caso del industrial que adquiere nuevos equipos constituyéndolos en prenda
ante la entidad financiera que lo dotó de los recursos, pero no los confía a
personal debidamente capacitado para su operación ni les presta los servicios
técnicos requeridos ni utiliza repuestos legítimos.

La disminución o desaparición de las garantías por acto no imputable al


deudor, como ya hemos advertido, puede deberse a caso fortuito o fuerza
mayor (art. 1315), no obstante lo cual e! deudor pierde el derecho al plazo
porque el acreedor no tiene ya la seguridad de hacer efectivo su crédito con los
bienes afectados en prenda, anticresis o hipoteca. La misma idea resulta de)
garante o fiador que va deviniendo en insolvencia.

Pero en cualquiera de las dos hipótesis, el deudor puede recuperar el


plazo si sustituye de inmediato las garantías por oirás equivalentes a
satisfacción del acreedor, conforme lo establece el mismo inciso 3 del artículo
181.

Al igual que en los dos casos anteriores, la caducidad del plazo deberá
ser materia de pronunciamiento judicial para cuyo efecto el acreedor deberá
tramitar su demanda como proceso sumarísimo y hacer uso de las medidas
cautelares que estime convenientes a su derecho.

I. EL CARGO

1. Concepto
El modo (del latín modus = medida), cargo, carga o encargo, consiste en
una obligación accesoria que, sólo en los actos gratuitos de liberalidad Ínter
vivos o mortis causa, puede ser impuesta por el disponente a cargo del
destinatario de la liberalidad, consistente en dar hacer o no hacer algo en favor
del disponente o de un tercero o del beneficiario mismo, o de emplear de una
determinada manera el bien objeto de la disposición.
La palabra "carga" es utilizada aquí en su sentido vulgar. En su sentido
técnico jurídico, la carga consiste en una obligación vinculada a la titularidad de
determinados bienes (ejemplo la servidumbre).14
El cargo tiene un carácter doble, por su naturaleza constituye una
obligación y, como tal, su cumplimiento puede ser exigido, incluso
coercitivamente, y al mismo tiempo es una obligación accesoria al derecho que
adquiere el destinatario de una liberalidad; éste no puede adquirir la liberalidad
sin asumir la obligación en que consiste el cargo.
Los actos gratuitos pueden o no ser de liberalidad. En los actos gratuitos
de liberalidad hay una atribución patrimonial (como la donación, la renta
vitalicia gratuita, el testamento, la renuncia, la cesión gratuita del rango
hipotecario, etc.), en cambio, en los actos gratuitos que no son de liberalidad
falta la atribución patrimonial (ejemplo el mandato, el depósito gratuito). Todo
acto de liberalidad es gratuito, pero no todo acto gratuito es una liberalidad; hay
aquí una relación de género a especie, el género lo constituyen los actos
gratuitos y la especie, los actos de liberalidad. El modo solamente puede ser
impuesto en los actos gratuitos de liberalidad, no así en los actos gratuitos que
no impliquen una atribución patrimonial.

Los sujetos vinculados al acto modal son:


a) El autor de la liberalidad (o disponente), o sea, el que realiza el acto de
disposición a título gratuito (donante, testador);

14 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit. Pág. 505.


b) El beneficiario de la liberalidad (donatario, heredero, legatario), obligado a
cumplir el cargo; y
c) El beneficiario del cargo.
A su vez, el beneficiario del cargo puede ser:
El propio disponente (ejemplo, A dona una casa a B con el cargo de que
éste construya un monumento que recuerde al donante).
Un tercero determinado o determinable (ejemplo, A instituye como su
heredero a B, con el cargo de B de pasar una pensión alimenticia a C por un
año; A dona un lote de terreno a la Municipalidad de Lima para que la
destine a un parque público).
El propio beneficiario de la liberalidad (ejemplo la donación hecha con el fin
de que el donatario se costee sus estudios profesionales; se dona un capital
a un instituto científico, con el cargo de destinarlo a una particular
investigación).
Es esencial que el modo sea impuesto por el disponente y que grave al
beneficiario de la liberalidad, sea en favor de aquél, del propio beneficiario o de
un tercero, o en general, que el beneficiario emplee de una determinada
manera el objeto de la disposición. Como dice Barbero, constituye "para el
beneficiario, ya un límite a su libertad de iniciativa en la disposición del objeto
de la liberalidad recibida, ya una obligación de hacer o de dar, y en general,
siempre, un gravamen que reduce el beneficio de la atribución patrimonial, por
lo cual se le denomina también "carga" (que no hay que confundir con la
"carga" como relación jurídica distinta del "deber")".15
La relación entre la liberalidad y el modo es de subordinación: el modo
es accesorio respecto de la liberalidad, por lo que el incumplimiento del modo
no impide la adquisición del derecho ni determina su extinción. Como sostiene
Albaladejo, el cargo es algo accidental en el negocio, en cuanto que el tipo
abstracto de éste no lo requiere para existir; pero también en el negocio
particular en el que se inserta, es una parte accesoria que depende de la parte
principal. La parte principal puede ser válida y eficaz, aun en defecto del modo,
mientras que éste no puede subsistir sin aquella. Así, cuando el modo es
inválido el negocio deviene puro, o el incumplimiento del modo no deja
necesariamente sin efecto el negocio modal.
El modo solamente deriva de la voluntad del disponente no puede
derivar de la voluntad de otras personas ni de la ley. Siempre es expreso, no
puede ser tácito.
La condición y el plazo pueden ser puestos a los actos jurídicos
onerosos o gratuitos; por el contrario, el modo solamente puede ser puesto en
los actos jurídicos gratuitos que impliquen una liberalidad. El modo tiene un
campo de aplicación mucho más restringido que la condición y el plazo.
El acto sub modus no es de prestaciones recíprocas, porque la obligación que
tiene que cumplir el beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la
prestación objeto de la obligación del disponente. En los actos con
prestaciones recíprocas (ejemplo, una compraventa), la una se hace en la vista

15 VIDAL RAMIRAZ, Fernando; Ob. Cit.; Pág. 409.


de la otra, la prestación se realiza pensando en el beneficiario que se va a
recibir con la contraprestación, la prestación es causa de la contraprestación y
el contrario, ninguna es accesoria de la otra sino que todas están en un mismo
plano, ambas son interdependientes mientras que la obligación asumida como
modo es una obligación accesoria respecto a la liberalidad de la cual constituye
un límite, no hay una relación de interdependencia entre la obligación del
disponente de entregar el bien objeto de la liberalidad y la obligación del
beneficiario de ejecutar el modo, sino una relación de accesoriedad de ésta
frente a aquélla. El derecho del beneficiario a la liberalidad que le ha sido
concedida no depende del cumplimiento del cargo o modo. La prestación del
disponente a título de liberalidad y la prestación del beneficiario título de modo
no son interdependientes; la prestación del disponente no se subordina a la
prestación del beneficiario, sino sólo ésta a aquella. El modo tiene su causa en
la liberalidad pero no al contrario.
En los actos onerosos no cabe el modo, porque las obligaciones
impuestas a una de las partes no son cargos sino contra prestaciones.
El modo no cambia la naturaleza del acto al cual se añade. Por ejemplo,
una donación modal sigue siendo donación, no se convierte en un acto jurídico
oneroso a causa del cargo impuesto al donatario, aunque el cargo sea igual o
superior al valor de bien donado, no estando el obligado con el cargo a
cumplirlo en la medida en que exceda a la liberalidad.16

2. Función
El modo o cargo se distingue de la condición por la función que cumple
en el acto jurídico,
La condición suspende la eficacia del acto y el modo obliga. La condición
pone en contingencia los efectos del acto jurídico, mientras que el modo limita
la ventaja económica del beneficio de una atribución patrimonial gratuita. La
condición no comporta obligación alguna ("condicio non est in obligatione"); el
modo es fuente de obligaciones que pueden tener por objeto prestaciones de
dar, hacer o no hacer algo (modus est in obligatione).
La condición, el plazo y el modo son elementos accidentales del acto
jurídico, pero mientras los dos primeros una vez añadidos al acto dejan de ser
accesorios para devenir en requisitos de eficacia del acto (así, convirtiendo a
esa eficacia en precaria al suspender su existencia o ejercicio, o limitándola en
el tiempo), el modo no afecta la eficacia del acto, no pierde su carácter de
accesorio para convertirse en requisito de eficacia, sino que se resuelve en una
obligación a cargo del beneficiario de la liberalidad, quien debe efectuar una
cierta prestación. Dentro de las estipulaciones que integran el contenido del
acto jurídico, el cargo es una estipulación (accesoria y como tal no impide la
adquisición del derecho ni su ejercicio por parte del beneficiario de la
liberalidad.

16 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 507.


Si se pacta que el cargo impuesto debe ser cumplido antes como un
requisito para que el destinatario de la disposición a título gratuito adquiera el
derecho, no estamos frente a un acto sub modo, sino sub condicione.
En caso de duda, se juzgará que existe cargo y no condición, en vista a
que cuando se celebra un acto jurídico es para que produzca efectos y no para
que no los produzca (cuando el acto es condicionado, no se sabe si el derecho
va a nacer o no).

3. Cumplimiento del cargo


Artículo 185.- El cumplimiento del cargo puede ser exigido por el
imponente o por el beneficiario. Cuando el cumplimiento del cargo sea de
interés social, su ejecución puede ser exigida por la entidad a la que concierna.
El modo, llamado también cargo, carga o encargo, consiste en una
obligación accesoria impuesta al beneficiario de una liberalidad por el
disponente de ésta (ejemplo se dona un predio, imponiendo al donatario la
carga de pagar una pequeña pensión a favor de una persona del afecto del
donante). La palabra "carga" es utilizada aquí en su sentido vulgar. En su
sentido técnico jurídico, la carga consiste en una obligación vinculada a la
titularidad de determinados bienes (ejemplo, la ) servidumbre).
La imposición del modo no afecta ni suspende la atribución patrimonial
realizada con carácter gratuito, ni la convierte en onerosa. La relación entre la
liberalidad y el modo es de subordinación: el modo es accesorio respecto de la
liberalidad, por lo que el incumplimiento del modo no impide la adquisición del
derecho ni determina su extinción. El modo no es una contraprestación a cargo
del beneficiario de la liberalidad, de la cual es accesorio; en el acto sub modus
no es de prestaciones reciprocas, porque la obligación que tiene que cumplir el
beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la prestación objeto de la
obligación del disponente, en los actos con prestaciones reciprocas la
prestación es causa de la contraprestación y al contrario; en el acto modal no
hay una relación de interdependencia entre la obligación del disponente y la del
beneficiario, sino una relación de accesoriedad de ésta frente a aquélla.17
Si el modo es obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien
habrá de cumplirlo, surge la pregunta acerca de ¿quién puede exigir el
cumplimiento de Ia obligación en que consiste el cargo?. Al respecto, el art. 185
es terminante, la legitimación activa para exigir el cumplimiento del modo
corresponde al imponente o al beneficiario. Si el modo es de interés social
puede exigirlo también la autoridad competente.
Tanto el beneficiario como el imponente del cargo tienen la calidad de
acreedores y, por tanto, pueden exigir su cumplimiento. El deudor del cargo es
el beneficiario de la liberalidad. La obligación en que consiste el cargo, si bien
accesoria, autoriza al acreedor para: a) emplear las medidas legales a fin de
que el deudor le procure aquello a que está obligado; b) procurarse la
prestación o hacérsela procurar por otro, a costa del deudor; c) obtener del
deudor la indemnización de los daños causados con el incumplimiento; d)

17 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; Ob. Cit.; Pág. 512.


hacer uso de la acción oblicua (art. 1219.4); e) hacer uso de la acción pauliana
(art. 195).
El modo es obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien habrá
de cumplirlo. La legitimación activa para exigir el cumplimiento del modo
corresponde al imponerse del cargo o al beneficiario. Si el modo es de interés
social puede exigirlo también la autoridad competente.

4. Plazo para el cumplimiento del cargo.


Art. 186.- si no hubiese plazo para la ejecución del cargo, éste debe
cumplirse en el que el juez señale.
La demanda se tramita como proceso sumarísimo.
El cargo será ejecutado en el plazo por el imponente; a falta de este
plazo, si acreedor y deudor no se ponen de acuerdo, el cargo se cumplirá en el
plazo que señale el juez en un proceso sumarísimo, atendiendo a las
circunstancias del caso (ejemplo, la facilidad o dificultad para realizarlo).

5. Intensidad de la limitación modal


Art. 187.- el gravado con el cargo no esta obligado a cumplirlo en la
medida en que exceda el valor de la liberalidad
Puede suceder que la limitación modal impuesta sea excesiva al
extremo que reabsorba enteramente el beneficio patrimonial atribuido, o incluso
superarlo, de manera que el destinatario de la liberalidad para poder ejecutar el
modo tuviera que utilizar no solamente lo recibido sino también lo suyo propio
pero esto no implica que el beneficiario de la liberalidad esté obligado a
ejecutar el cargo en lo que excede al valor de la liberalidad; en la parte que el
cargo excede a la liberalidad deja de ser una obligación jurídica, para devenir
en una obligación puramente moral (obligación natural) que si el deudor quiere
la cumple sino no.
Como la finalidad del acto de liberalidad es enriquecer al beneficiario, el
cargo debe ser de una entidad inferior o, a lo más, igual a la liberalidad. Por
esta razón, el art. 187 dispone que el beneficiario de la liberalidad no está
obligado a cumplir el cargo que exceda a la liberalidad.
El destinatario de la liberalidad no está obligado a ejecutar el cargo más
que dentro de los limites del valor de los bienes recibidos, aunque haya
aceptado la liberalidad con cargo sin reservas.

6. Transmisibilidad del cargo


Artículo 188.- La obligación de cumplir los cargos impuestos para la
adquisición de un derecho pasa a los herederos del que fue gravado con ellos,
a no ser que sólo pudiesen ser cumplidos por él, como inherentes a su
persona.
En este caso, si el gravado muere sin cumplir los cargos, la adquisición
del derecho queda sin efecto, volviendo los bienes al imponente de los cargos
o a sus herederos.
La obligación de cumplir el cargo, como toda obligación, se trasmite a los
herederos, excepto cuando se trata de una obligación inherente a la persona
del deudor (intuito personae), lo prohibe la ley, o se ha pactado lo contrario (art.
188,660 y 218).
Conforme al art. 188, si el beneficiario de la liberalidad fallece antes de
haber cumplido el cargo, sus herederos deben satisfacer la obligación si ella no
es inherente a la persona. Si el cargo consiste en una obligación intuito
personae y el beneficiario muere sin cumplirla, los bienes objeto de la
liberalidad revierten al imponente del cargo o sus herederos. Por ejemplo, se
dona un bien a un abogado con el cargo de que él personalmente defienda al
donante en un proceso judicial; el abogado muere sin haber cumplido el
encargo; sus herederos deben devolver al donante o a sus herederos el bien
materia de la donación.

7. Cargo ilícito o imposible


Artículo 189.- Si el hecho que constituye el cargo es ilícito o imposible, o
llega a serlo, el acto jurídico subsiste sin cargo alguno.
Como sabemos, la relación entre la liberalidad y el modo es de
subordinación: el modo es accesorio respecto de la liberalidad. Aquí es de
aplicación el principio que dice que lo accesorio sigue la suerte de lo principal,
pero no al contrario, por lo que si la estipulación que contiene el cargo o modo
se invalida, esto no afecta para nada al acto jurídico que permanece como un
acto puro. La imposibilidad o ilicitud del cargo puede ser inicial o sobrevenida,
pero en ambos supuestos la nulidad del cargo no afecta la validez del acto. Por
ello, el art. 189 establece que en caso de que el modo impuesto sea ilícito o
imposible, o llegara a serlo, el acto jurídico subsite sin cargo alguno.
No se pueden poner cargos ilícitos o imposibles, pero su presencia no
invalida el acto, sino que se los tiene por no puestos (yitiatur sed non vitiat),
subsistiendo el acto jurídico sin cargo alguno.

BIBLIOGRAFIA:

TORRES VÁSQUEZ, Aníbal; “Acto Jurídico”. Segunda Edición. Editorial


IDEMSA. Lima Perú 2001 Págs. 731.
LEÓN BARANDIARÁN, José; “Acto Jurídico”. Tercera Edición. Editorial Gaceta
Jurídica. Lima Perú. Págs.366.

VIDAL RAMÍREZ, Fernando. “El Acto Jurídico”. Sexta Edición. Editorial Gaceta
Jurídica. Mayo 2005 Lima Perú. Págs. 574.

LOHMANN LUCA DE TENA, Juan Guillermo. “El Negocio Jurídico”. Editorial


Grijley E.I.R.L. Lima Perú 1994.

IDROGO DELGADO, Teófilo. “Teoría del Acto Jurídico”. Segunda Edición.


Editorial IDEMSA. Setiembre 2004 Lima Perú. Págs. 292.

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