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Valores de nuestra

comunidad
Moisés Sukerman
Voldman
El repara corazones,
el relojero preciso.
Proveniente de Besarabia, de Verteujeni, en el año de 1.932, Manuel

Sukerman Guiterman, (quien fue el padre de nuestro personaje), viene

a la ciudad de Valencia, para trabajar con uno de sus tíos. Pasados los

dos primeros años, le hacen saber, que ya estaba preparado para

casarse, le proponen lo haga con una de las dos primas que aún

estaban solteras en Rumania, le recomiendan lo haga con la mayor,

pero él, que había conocido a la menor, cuando en su venida a la

América, había pasado por la casa de ambas, a despedirse y a ofrecerse

como portador de algún mensaje u objeto, se había quedado prendado

de ella y sin dudarlo ni un instante, fue su escogida. Su noviazgo siguió

a la pedida por carta, ésto duró unos meses hasta que Raquel Voldman

Bronstein, nacida en Cortijenimare, se hizo a la mar en un barco que la

trajo hasta lo que hoy es conocido como el puerto de la Guaira, pero en

esa época, los barcos, no llegaban al muelle, éstos se quedaban mar

adentro y con unos lanchones, traían primero a los pasajeros y luego a

la carga. Como todo comienzo, las cosas no son nada fáciles, ahí estaba

la novia, esperando al novio que no llegaba, en un país desconocido,


sin saber qué hacer, ni cómo decirlo. Su miedo la hace pensar en un

regreso. Mientras tanto, el novio y la familia, que se habían desplazado

desde Valencia, se encontraban en algún punto intermedio con una

rueda pinchada y sin el repuesto necesario. Fueron una horas

dramáticas para ambas partes y que luego de solucionado, profundizó

en ellos la pasión.

El dos de octubre de 1.936, nace en la ciudad de Valencia Moisés,

primer hijo, primera esperanza, dos extranjeros, casi desconocidos,


ambos lejos de sus padres, de su familia, traen en este otro lado del

mundo, a este germen de esperanza, de sueños, de deseos.

Recordando su niñez, nos cuenta que la pasó en la casa de los

Grimbald, que vivían compartiendo la casa, que ésta, era una familia

generosa y bondadosa. Que su padre desde muy temprana edad, lo

llevaba a la sinagoga. Nos sorprende cuando nos cuenta que por una

pequeña discusión entre familias, los miembros de la comunidad, se

separaron en dos grupos y que cada uno de ellos formó su propia

sinagoga. Era una ciudad con una comunidad muy pequeña, pero para

aquel entonces ilógicamente, era poseedora de dos sinagogas. Aunque

a veces se debían de prestar a sus feligreses, para poder cumplir con el

miniám.

En esa época de niño, Moisés, jugaba con Jacobo Merenfeld, Jaime

Landau, Molvina Garner, Betty Blejman y con Julieta Cudisewich. Moisés

nos impresiona con la velocidad que recuerda, da la impresión que su

vivencia del pasado, acaba de ocurrir, nos da un pequeño muestreo de

su materia gris. Hasta el cuarto grado, estudia en el Colegio La Salle, el

aprendizaje obligatorio de las materias religiosas, no le permite

demostrar su verdadera capacidad, la puntuación dependía


principalmente de los promedios obtenidos en la asistencia a misa,

rezos, etc., ésto obliga al padre a cambiarlo de colegio e

inmediatamente se logra reconocer a un buen estudiante. Pero, hasta

en la leche, encontramos una mancha, Moisés se enferma a los cuatro

años de Mastoiditis, hoy esta enfermedad, se cura fácilmente con

antibióticos, pero entonces, éstos no se habían descubierto, lo que

hacía a la enfermedad como sumamente delicada además de peligrosa.

Es ahí, cuando comienzan los cambios dentro de Moisés, por esa


enfermedad, conoce desde muy niño y muy de cerca, el dolor, el miedo

tanto el propio, como el de sus padres. Para ese entonces, Moisés era

hijo único, cosa que le permitía sentir el amor de sus padres de una

manera muy especial. Luego de haber recibido muchas

recomendaciones, el papá de Moisés, hace que el Dr. Celis Pérez, se

encargue de la operación. Ya en plena recuperación, Moisés ve la

admiración que por este médico sienten sus padres y es este motivo el

que lo induce a trazar su meta de convertirse en médico. Nos cuenta

Moisés, que entre él y el médico, nació una verdadera amistad, que ya

de joven, pasaba a saludarlo a su clínica, cada vez que podía A manera

anecdótica, nos enteramos que a su esposa le ocurrió algo similar,

cuando tenía siete años, había caído en coma y luego de curada, tomó

la misma decisión de convertirse en médico, Raya, de quien más

adelante hablaremos, estudió hasta el quinto año de medicina, en ese

momento dio a luz mellizos; una niña llamada Vivían y un varón al que

lo nombraron Harry. La alegría que sintieron, los hizo meditar,

decidieron no estar dispuestos en compartir la educación ni el cuido de

sus hijos, por lo que Raya, decidió, abandonar su carrera de medicina.

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