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OSH EN EL TABERNACULO pounce aC a Rs eee Pa Spear ene ea eT eneie Rccc IC Piece rearewet ieee Pic RO Rn pera eee Wee ama Parr eee a Ce rs ee ON a ce Pa ee RC i acne Pam ene cee Ut om Cn ae cd Eee earn ee i re a Panen enter eCC tC RRC a eae rere ei ea S errant ceca ca enn ec Me Coe Oa RC RCC cond einer ene en mR ee ce mec oc nea aR eeeen er Ca CRE, Pee mate ee MCL mos que nos describe las glorias del cielo en un leng emt Ree eC Pernt ae Oey acer ceca Preece Cn Cee Cos Coe eae rondeza de su pion reder Cen Reet ona co Del Coy [NOUN tee ch MEIN ERO) bt- 2) al ore Bi hey TU EN EL PU COLL A. B. SIMPSON CRISTO EM EL TARERNACULO & Libros CLIE Galvani, 113 08224 TERRASSA (Barcelona) CRISTO EN EL TABERNACULO. Versién espafiols: Samuel Vila ito Legal: B. 17.832 - 1988 ISBN 84.7258-706-8 en los Talleres Grificos de la MCE. Horeb, _ n? 265 SG. - Pol{gono Industrial Can Trias, calles 5 y 8 - VILADECAVALLS (Barcelona) Printed in Spain Indice EL_TABERNACULO COMO TIPO DE CRISTO. < EL ALTAR Y LA SANGRE . EL AGUA LA LUZ EL PAN DE LA PROPOSICION EL INCIENSO EL ARCA Y EL LUGAR SANTO p ted Des coder [00 sa" Ke Dox ymedic codes 4/- Capitulo I EL TABERNACULO COMO TIPO DE CRISTO «Jehovd hablé a Moisés, diciendo: “Di a los hijos de Israel que tomen mi ofrenda; de todo varén que la dé de su voluntad, de co- razén, tomaréis mi ofrenda. Esta es la ofren- da que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre, azul, piirpura, carmest, lino fino, pelo de ca. bras, pieles de carneros tenidas de rojo, pie- les de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la un- cién y para el incienso aromdtico, piedras de onicé, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. Y hardn un santuario para mi, y habitaré en medio de ellos. Conforme @ todo lo que yo les muestre, conforme al di- seno del taberndculo, y el disefio de todos sus utensilios, ast lo haréis. »Hardn también un arca de madera de aca- cia cuya longitud serd de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio."» (Exodo 25:1-10.) El taberndculo es el mayor de todos los tipos de Cristo que se hallan en el Antiguo Testamento. Era todo él una gran leccién objetiva de verda- des espirituales. En sus maravillosos muebles, 7 Jaridad que jo y culto vemos, con una C} F, So"falfamos en ninguna ova parte, Ja elon» i a rivile: s c Ta gracia de Jestis, y los pr ga pueblo jimi lemos entender redimido. Y asi como pot a i jitect vi construir en pl ficio que el arquitecto va a fen sus pla i i al edificio sin ellos, nos, mejor aén que mirando cio sin ellos, iso, en este modelo, podemos to mismo, parte alguma, este gloriaso templo del ‘cual Cristo es la piedra ang ry nose rot « ome. piedras vivas, estamos en 2, espiritual, un sacerdocio s: “ 7 crificios, ‘aceptable a Dios por medio de Jesu- cristo». I LA FORMA Y LA ESTRUCTURA DEL TABERNACULO A tructura oblonga El taberndculo era una es! é que media unos 45 Pies ‘de largo. auince ae an uince de alto (0 sea, 13, ie 43 hy. algo mayor en tomato ¥ proporcionss ina eran sala de estar de una ¢: 2 dee ne Eataba construido de madera de 20a Cia, material muy resistente, con cul jerias 2 2 0s inidas por espigas de plata, laton, etc. Bstaba Bierto con tres capas de pieles y guarnecido inte” Fiormente con cortinas que tenian figuras. sire licas bordadas, todo ello i arate abe ae ificado espiritual. En el © mificade se echo. de pieles de tejones, para Pro; tejerlo de las inclemencias del emp a forma Gel techo no ha sido dilucidada; Ereen que estaba enbreado y era inclinado, otros que formaba un arco y otros que era plano. El Tabernéculo estaba dividido en dos cAma- ras desiguales por una cortina magnifica lama- da el velo. La c4mara interior era un_cubo per- fecto, cuyo lado media quince pies (4,5 m), Con- tenia'el arca de Ja alianza (0 del pacto) sobre la cual habia el propiciatorio. Este era su cubierta, y consistfa en una l4mina sdlida de oro. Luego, sobre el propiciatorio habia dos querubines de oro, figuras simbélicas, que representaban los ros- tros de cuatro formas tipicas de criaturas: el buey, el Aguila y el len; mientras que entre las alas de estos querubines, que extendidas, se to- caban, brillaba el Shekin, o sea, la gloria visi- ble divina, una nube lumindsa de resplandor tras- cendente, la cual quiz4 se levantaba y expandia en Ja columna de nube y fuego que se cernia sobre el Taberndculo y dirigia la marcha de Israel, Esta camara se llamaba el Lugar Santisimo, la camara de la presencia especial de Dios y el trono de gra- cia y gloria. Nadie podia entrar en ella, excepto el sumo sacerdote, y aun slo una vez al afio. La otra camara era dos veces mayor, media quince pies por treinta (45 m X 9 m) y era Ila- mada al Lugar Santo. Estaba abierta sélo al sa- cerdote que ministraba, no al publico; estaba se- parada del patio externo por una puerta, una cor- tina, también de azul, ptirpura y escarlata, que sélo los sacerdotes lavados y consagrados podian cruzar. Sus utensilios y muebles eran: el cande- lero de oro, que era st tnica luz, pues no habia ventanas; la mesa para el pan de la proposicién, cubierta ‘con doce panes con incienso encima y que habian de ser comidos por los sacerdotes ¥ renovados cada s4bado; y el altar de oro para el incienso, con su incensario, en el que se ofrecia incienso continuamente. Una vez al afio, en el gran dfa de la Expiacién, el sumo sacerdote, con el in- 9 censario de oro Ileno de brasas de fuego e incien- pasaba detras del velo, entrando s6lo en el Lugar Santisimo, y allf fabia expiacion para el pueblo en la presencia inmediata de Dios. Rodeando al Taberndculo habfa un patio, un recinto de ochenta y siete pies por ciento setenta Y siete @,6m X 5,3 m), con una abertura en el lado de oriente, llamada la puerta. El pueblo po- dia entrar en este atrio. En este atrio habia dos objetos de culto. Cer- ca de la puerta estaba el altar de bronce para los Sacrificios. En este altar se quemaban los sacri- ficios, se rociaba la sangre y el fuego segufa que- mando constantemente, del que se tomaba para al altar del incienso. Todas las partes del Taber- ‘jndculo tenian que ser rociadas con sangre de este Bitar. Era el tinico camino de acceso a la presen- Gia de Dios. Mas alla estaba la pila de bronce, fina eran fuente de bronce, quiz4 pulimentada ex teriormente, que formaba al mismo tiempo un espejo y una fuente, hecho de los espejos de me- tal de las mujeres de Israel, que permitfa a los Sacerdotes ver, al momento, si habia alguna su- Sisdad en el metal y as{ podfan lavarla con ¢l Sgua que. contenia, Era para la purificacién de 16 sacerdotes cuando entraban en el santuario, y nadie podia pasar por la puerta hasta que se javaba en esta fuente. Esta puerta del recinto es- taba siempre abierta. No tenia cortinas como las dos puertas interiores. Todos podian entrar libre; fnente en los atrios y traer sus ofrendas por el pecado y la inmundicia. Fuera de la puerta estaba el campamento de Ierael, formando un cuadro alrededor del Taber- naculo, con tres tribus a cada lado, la tribu de Jada al oriente, delante de la entrada o puerta 10 al Holecniienil, Y més alla ardia continuamen- te el fuego en que se quemaban los cuerpos de las ofren pecado, y los deseches del campa- Esta era la estructura simpl i = - . €l primer santuario de Dios, yl Epo de todo 1s pe hay Ge gazrado y precioso en la persona y obra de Cristo, y los privilegios de nuestra voca- 1 LA ERECCION DEL TABERN) Y SU HISTORIA SUBSIGUIENTE, Hallamos dos relato: i Tabemaculo co el bro del Exodo: Prisiero te nemos el Taberndculo tal como fue planeado a el clea denggtade = Meee en el monte, en un 0 fo, caps. 25 al 31). ti ak Lee aie Cnt uate dt de jos del divino amor, nuestro Redentor, preparade Para nosotros. desde Ja fundacién del mundo, y Fevelado en tipos y profecias, sucesivas, mucho antes de su encarnaciin y, vida reales en la tie- a Or s construy6 el Taberndculo segin el mo- ae al gue Dios le mostré durante los cuarenta’ dias en el monte: De modo que Cristo nacié, vi- 2, murié en completo acuerdo con la imagen profes de revelaciones de épocas anteriores. imtervlo de dolot y wclion’ durant, oy ots én, dura: pueblo trasgredié al pacto en el cael acababan de entrar y demostré hasta la evidencia la necesi- lad de la’ salvacién que Dios habia estado pr parando, Esto es el tipo de la caida del hombre, y su fallo bajo la antigua dispensacion. Cristo ya habla sido provisto; pero el hombre tenia que habia’ ja necesidad de la salvacién divina, por la experiencia real del pecado. Es, conmovedor sa- fee que, durante todo este periodo en que el hom: Peo te'estaba rebelando contra su Dios, el re- tredio estaba esperando en este modelo de graci ‘Luego, en el capitulo 34, [egamos a un segun do estadio en Ia historia del Taberndculo, 0 sea So Exsccion real, segdn el plan divino ya mostra, fo, y por medio de las ofertas voluntarias del pueblo'y la habilidad y maestria de hombres que Bios habla dotado para este propésito. Habia Boe hombres Ilamados a esta tarea de un modo Sarticular, calificados por su talento dado por el Espiritu Santo en el arte sagrado, para ¢jecutar esPit estos adornos simbélicos, y las mujeres de Teracl estaban asimismo preparadas para propor- eeraer los costosos materiales. De modo que la Sonstruceién fue posible por medio de los dones . EI suave incienso del Lugar Santo penetra a través del velo y Ilena el Lugar Santisimo. Y asi el espfritu de oracién hace uno de la tierra y del cielo. El altar se hallaba a la misma entrada de la camara interior, de modo que cuando nos halla- mos arrebatados én comunién con Dios, estamos a la misma puerta del cielo y casi dentro del velo. Podemos oir las voces y captar el aliento de estas 2 c4maras interiores, Felices aquellos que habitan as{ junto a El, en ia atmésfera de una comunion y paz incesantes. El lugar més dificil ser fragan- te, como olor del cielo y el punto més solitario, un pequefio santuario en que el cielo parecer ro- dearnos con toda su proteccién todopoderosa, su bendita compafifa y su gozo inexplicable Gloria La camara més interna del Taberndculo hebreo era el Lugar Santisimo. Nos habla del cielo, de la presencia inmediata de Dios y de la gloria que hos espera cuando hayamos sido transportados al mas alla. Nos habla de un cielo no lejano, invisi- ble, sino cerca y abierto. El velo ha sido rasgado en dos de arriba a abajo, y el Santisimo esparce su luzy su gloria por todas partes alrededor nuestro, incluso aqui; de modo que el cambio no es un cambio muy notable en la compafiia, aunque pue- da serlo en Ia localizacién. Esta camara interior nos habla de un lugar en que nuestras oraciones pueden entrar ahora en suave incienso y ser acep- fadas en su nombre. Nuestros ojos pueden mirar a través del velo, y ver el cielo abierto, y a Jestis de Pie a la diestra de Dios. Allf la sangre rociada sobre el propiciatorio est4 rogando por nosotros, y pidiendo nuestra aceptacién perfecta y perpe- tua. Ali hay el arca, dentro del velo, con la ley no quebrantada en su seno, el simbolo de la per- fecta justicia que compartimos con El, y en la cual somos aceptados en El, incluso en la presen- cia inmediata de Dios. Alli hay los querubines de gloria modelos de la dignidad y realeza que nues- tra humanidad redimida ya ha alcanzado en Cris- to, su ilustre Cabeza, y que compartiremos en toda su plenitud cuando El aparezca. A\ mirar en 22 este lugar, sabemos que nuestros espiritus tam- bién seguiran y que estaremos donde El esta. «Los pies que vacilan y tiemblan entrarén por las puer- tas de dia» y el mismo cuerpo de nuestra humi- lacién seré como El, cuando aparezca, y seremos cambiados a la imagen del «cuerpo de su gloria». Y¥ todo esto lo tenemos incluso aqui, no sélo en visién y esperanza, sino en anticipo. De lo santo a lo santisimo, A esto llega nuestro espiritu, Y el que sigue sus pisadas Le recibird en los cielos. Iv LA UNCION DEL TABERNACULO Después de haber sido totalmente terminado, segiin el modelo que fue mostrado a Moisés en el monte, fue dedicado a Dios de modo solemne, y toda la tienda y sus muebles y utensilios fueron ungidos con aceite, preparado de modo especial segun las instrucciones divinas, y consagrado para este propésito exclusivo, y luego la manifestacin de la divina presencia aprecié sobre el mismo. La columna de nube extendié sus cortinas encima, y Ja gloria del Sequina ocupé su lugar entre los que- Tubines y Ilené el taberndculo por completo, de modo que ni aun Moisés pudo entrar en el Santi- simo. Moisés habia obedecido de modo simple y perfecto las instrucciones divinas, y ahora Dios aceptaba su obra y ponia su sello encima. Esto era simbélico de la uncidn de Jesucristo con el Espi- ritu Santo, y la misma uncién que viene a todo corazén consagrado cuando ha obedecido las ins- 23 trucciones divinas, y se ha presentado en sacrifi- cio vivo a Dios. Dios llenard esta alma, hasta que no habra lugar en ella para el yo y el pecado. Este es, sin duda, el verdadero secreto de la san- tificacién y la autocrucifixién; el poder expulsi- vo del Espiritu Santo y la divina Presencia son los tinicos verdaderos antidotos del poder de Satan y del yo. A partir de entonces el Tabernaculo pasa a ser el asiento y centro de la manifestacién divina. Ob- servamos, pues, tres estadios en la presencia ma- nifestada'de Dios en el Exodo; a saber, la colum- na de nube y de fuego que iba delante; la presen- cia en el monte; y ahora, la presencia de Jehova en el Taberndculo. Seguimos estos tres estadios en el Antiguo Testamento: primero, el espiritu de Dios como se manifiesta en la dispensacién patriar- cal; segundo, la revelacion de Dios bajo la ley; y tercero, la revelacién de Dios en Cristo, el Verda- dero Tabernaculo. «Dios, habiendo hablado mu- chas veces y de muchas maneras, en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos uiltimos dfas nos ha hablado en el Hijo, a quien designé heredero de todo, por medio del cual hizo tam- bién el universo»; de aqui que hallamos a Dios en el primer versiculo de Levitico, hablando a Moisés ya no desde el monte o la nube, sino des- de el Tabernéculo. Ast también hallamos en Cris- to la presencia y guia continua de nuestro Dios del Pacto, «Si alguno me amap, dice Cristo, «guar- dara mis palabras, y mi Padre le amaré, y ven- dremos a él y haremos en él morada.» Hagamos lo que hizo Moisés, entreguémonos total e implici- tamente a la voluntad divina, ofrezcémonos como propiedad a Cristo, y seremos posefdos y lenos de una gloria tan divina como el Sequina, y tan duradera como la vida y amor de Dios. A partir de ahora, este suceso, el levantar el Tabernaculo y ungirlo, es una piedra miliaria en el tiempo. Fue el comienzo del segundo ajio de su historia nacional, y fue el primer dia del pri- mer mes. El primer afio habfa empezado con la Pascua, pero este suceso empieza la nueva gran era de su existencia. Y lo mismo, a partir del momento en que el alma es dedicada y ungida por el Espiritu Santo empieza una era eterna en su historia, tan impor- tante como la hora de su nuevo nacimiento, el co- mienzo de meses y afios, a partir de los cuales deben ser medidas todas 'las experiencias y espe- ranzas. ¢Hemos entrado en este segundo afio? ¢Hemos empezado, como ellos, con el sacrificio de nuestro ser en obediencia implicita sobre el altar de Dios? ¢Hemos recibido el fuego del cielo, el Conso- lador permanente, que a partir de entonces nos habla, no desde el cielo, ni aun desde tablas de piedra, sino desde las cémaras internas de su san- tuario en nuestro corazén? Capitulo I EL ALTAR Y LA SANGRE «Hards también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; serd cuadrado el altar, su altura de tres codos.» «Porque la vida de fa carne en la sangre est4, y yo os la he dado Para hacer expiacién sobre el altar por vues- tras almas; y la misma sangre hard expiacion de la persona.» «Sabiendo que fuisteis resca- tados de vuestra vana manera de vivir, la cual os fue transmitida por vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contamina. cin.» (Exodo 27:1; Levitico 17:11; 1 Pedro 1:18, 19.) Esta es una breve descripcién del altar de los holocaustos en el antiguo Taberndculo. Era el pri- mer objeto que se notaba al entrar en el atrio de este antiguo santuario, puesto alli dentro, y acce- sible a todo el pueblo. Era un marco grande de madera, cubierto de bronce, bastante grande para sostener toda ofrenda que pudiera ser colocada encima. Habfa fuego ardiendo en él constantemen. te y el sacrificio era renovado cada dia, siempre ardiendo, siempre humeante, siempre con sangre, siempre abierto a todo hebreo culpable que qui. siera acercarse a él. a7 Estaba relacionado con el interior del Taber- naculo de modo que todo aquel que entraba en el Lugar Santo tenia que pasar por su lado y tomar sangre de sus sacrificios, a fin de poder ser acep- tado dentro. Todo lo que habia en el Lugar Santo tenfa que ser rociado con la sangre, y el mismo sumo sacerdote, cuando entraba en el Lugar San: tisimo, tenfa que llevar esta sangre, pues de lo contrario habria perecido al instante. De modo que tenia una parte muy importante en el culto del santuario. 1. Su lugar a la entrada del Tabernaculo nos ensefia que el sacrificio de Cristo, del cual el altar es tipo, se halla a la misma entrada de todo acceso a la comunién con Dios. 2. Ademés, la relacién que tenfa con las cé- maras internas del santuario, y por el hecho de que su sangre era necesaria para poder entrar en el santuario interior, muestra que la sangre de Cristo es el tinico pase que permite la entrada a la presencia de Dios, sea en la tierra o en el ciel que con él, hemos sido aceptados, sea en la tierra © en el cielo, a la misma presencia de Dios. 3. Era accesible al mas alto y al mas bajo, a toda clase de gente. Esto indica la plenitud y gra- cia de la gran expiacién que Cristo hizo por los pecados de todo el mundo, suficiente para todos, aungve efectiva s6lo para aquellos que creen. Estas son las lecciones principales del altar. Podemos afiadir que no habia nada ornamental en 4; era sencillo, sin pretensiones, y de aspecto raro; hecho de bronce, para sostener las cargas més pesadas, y la cantidad de sangre que lo Ile- naba, y los fuegos incesantes que ardian en él. Era un lugar de sufrimiento, de sangre, y Ile- vaba la marca constante del pecado. Lo mismo la Cruz del Calvario, la muerte de Cristo y toda la 28 doctrina de la expiacién no tiene nada de i. mental. La cultura del hombre no la apreciey Ia filosoffa del mundo de buena gana se libraria de ella. Pero, Dios ha hecho que sui pueblo aprecie la iosa sangre de Jesucri: it rere sucristo por encima de todo ero dejando este interesante objeto Ja mirada en aquello de que este altar era‘la cx, PresiGn enfatica: la SANGRE, este emblema que ge ve en todo el Taberniculo y en el altar, que llamos en todos los tipos. Hablemos de siete lt gares en que hallamos se hace énfasis particu. larmeaie sobre la sangre. STAs casas de los hijos de Issel Ly haloes srodiada sobré los postes' el dintel: quella noche err que escaparon Geismar ebvangeldestructor; la sangre que los dejé a sal- vo. Esto significa, pues, la sangre redentora. Tu vida fue librada de la muerte, pero El te redimié y te puso su marca de compra sobre la cabeza. ry el interior de los continentes que Capitulo HI EL AGUA «Hablé mds Jehovd a Moisés diciendc 6 o lo: Ha- rds también una. pila de Bronce, con su ‘ase fe bronce, para lavar; y la coloéards entre el taberndculo de reunién y el altar, y pondrds gn ella agua. ¥ de ella sé lavardn Aaron y sus ‘jos las manos y los pies. Cuando entren en el taberndculo de reunion, se lavardn con igua, para que no mueran; y cuando se acer- quen al altar para ministrar, para quemar la Ofrenda encendida para Jehovd, se lavardn las manos » los pies para que mo mueran ¥ to tendrdn por estatuto perpetuo él y su lescendencia por sus generaciones.» (Exodo 30:1721,) «estis le respondié: Si no te lavo, no tendriis parte conmigo. Le dijo Simon Pe. dro: Sefior, no sélo mis pies, sino también Jas manos y la cabeza. Jesus ie dijo: El que estd lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues esté todo limpio; y vosotros estdis lim. Pios, aunque no todos.» (Suan 13:8-10.) La figura del agua es uni iversalmente famili y Fepresenta uno de los elementos mas neseuatiog eso fisico. La hallamos en el no, comprentiendo con mucho, la mayor parte de fa superficie de la tierra, y en los Jagos y rfos, en forman redes 38 hermosas y pricticas a la vez. La hallamos en el vapor de agua y en el rocio que se deposita sobre las plantas, preservandolas de la sequia en el ve~ rané, Los hallamos formando una gran parte de nuestro cuerpo, y todo lo que Ilamamos sélido ¥ Sustancial en el mundo. Es una figura de pureza y de frescor, de avivamiento y poder, de vastedad ¥ abundancia. Sin ella no se podria mantener la vida ni un momento. ‘¥y la hallamos también en la Biblia como uno de los simbolos mds importantes de las cosas es- pirituales, Ya en el Edén habfa cuatro rios que re- gaban el jardin y eran sin duda tipos de la gracia que la humanidad habia de recibir. La hallamos de nuevo en la preservacion de la vida de Agar y su hijo, suplida por un 4ngel. La hallamos cuan- do Moisés golpea la roca para los hijos de Israel, Y vemos a los israelitas reunirse alrededor de la jmisma con cantos de alabanza y gozo. Aparece en el ministerio de Elias y de Eliseo. Devuelve la sa- jud a Naaman, y salva a los ejércitos de Josafat de la destruccion. En la visién de Ezequiel tene- tnos la fuente de agua en que los inmundos se la- van y quedan limpios de sus idolatrias y vicio: Jacavias nos habla de una fuente abierta para el pecado y la inmundicia. Cuando Ilegamos al Nue- Yo Testamento, el bautismo de Juan era el simbolo por medio del cual fue introducido el ministerio Bel Sefior y Cristo leva esta figura mas adelante fal implicar en ella no sdlo el arrepentimiento sino también la regeneracién y la santificacién. «A me- nos que un hombre sea nacido del agua y de! Es- piritu, no puede entrar en el reino de Dios.» En Py conversacion con la mujer samaritana le dio una exquisita expresién. En el servicio de la fiesta de los Tabernaculos Jestis usd las vasijas en que habian vertido agua como simbolos del agua que 36 E] daria, incluso rios de aguas, que diji i fal inteior de aquslios que creyeran. be sa pie pio costado fluyé agua y sangre, para sanidad de las naciones. Las epistolas del Nuevo Testamento estén Ilenas de referencias a la figura del agua. Leemos una y otra vez de la pureza y limpieza que E] trae al mundo. Y en el Apocalipsis aparece en la vision de la obra de la redencién terminada, y el rio de agua de vida. El libro termina con un magnifico pasaje que hace referencia a las figuras precedentes: «EI que tenga sed venga; y el qne quiera, tome del agua fele vida gratuitamente.» ¥ asi, el lavatorio, del cual hemos leido una descripcién, se halla en el centro de una de las figuras mas importantes de las Sagradas Escritu- ras. En el Taberndculo, en todo el ceremonial del Levitico hay varios usos del agua. El sacerdote era separado por el lavamiento. E! leproso tenia que ser lavado con agua, afeitado y rociado con sangre y ungido con aceite. Habfa también el agua de la Separacién con Ja cual los que habian tocado a un Rinerto Stan limpiados antes de entrar en el Ta- Este lavatorio o pila era el segundo utensil en el Tabernaculo, Bstabe formade con, los cope: jos de bronce de las mujeres de Israel, las cuales los habfan trafdo de la tierra de Egipto, quiz con vanidad que podia excusarse y sin darse cuenta que pertenecfan a su vida anterior. Cuando el Se- fior los Hevé al desierto, poco a poco, utilizé estos recuerdos de su antigua vida y los consagré para un propésito més elevado, como hizo con los ma- teriales de que formé este lavatorio. Primero fue- ron fundidos y echados en un molde para formar la pila. Tenfa dos codos de alto, y un cierto ni- mero de grifos o espitas que se abrian de la pila y el agua cafa en un receptaculo. Lemos de la 37 pila con su pie; sin duda habia receptéculos deba- +e artes realmente, Primero ha: bia el espejo mismo, jimentado tan fnamente Ore. fos sncerdotes podian verse Ia cara en su str Rerficie externa, como un espejo, para mirar si lle- vaban alguna mancha, no para contemplarse. ve go habia la fuente de agua para lavarse, y final: mente los receptéculos al ple, donde podian la si habjfan visto a mancha. varse si hablo se hallaba detr4s del altar de las ofrendas, habfa de ser usado sélo por los sacer- dotes, y esto tenia lugar al entrar en el Lugar Santo sin excepcién. No se podia entrar ante 1a presencia de Dios con ninguna mancha. Tenjan Gue lavarse antes de entrar y ofrecer su servicio: Tampoco podian ir al altar de bronce que habia sap etrio, con sus ofrendas, sin haberse lavado ila. . sn Tek ya hemos visto el lavatorio; aprendamos jecciones. Sus eoriones ateriales de los cuales estaba forma: do, y su uso como espejo para reflejar toda sw ciedad en los vestidos de los sacerdotes, nos su- giere la primera leccién: esto es, que Dios ha Be Visto para nosotros en su palabra y ens espiti Ta mnedlios por los cuales podemos descubrir nues- i i ici Ividar tra suciedad e inmundicia, y no hemos de olv que ésta es una parte importante de las funciones del Espiritu. Toda la Escritura nos ¢s dada como Goctrina (esto es para ensefiarnos) pero también a ensefiarnos) pero tarabigh costa correpir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Diog sea apto ¥ bien pertrecha- do para toda buena obra». Bios espera que vayamos a Bl y que El pueda mostrarnos nuestros defectos y manchas y hemos Je estar contentos de que podamos verlas, aunque 38 sea por medios penosos. El Espfritu Santo es el reprensor, que nos da un vivo sentido de lo malo; es como si el alma tuviera un sentido del olfato, una sensibilidad instintiva para el pecado, y lo echara répidamente, aplicando la sangre de Jesu- cristo para limpiar de él hasta su sombra. Ahora, queridos amigos, tomemos el espejo de Dios para que nos muestre dénde fallamos, No nos metamos en la cabeza la idea de que somos infalibles e irre- prochables, pues nos perderiamos estas lecciones. Estemos contentos, no de que hayamos hecho una equivocacién, pero si de que la equivocacién nos haya mostrado algo en que podemos ser hechos més fuertes, cuando el pecado sea vencido. De- mos gracias a Dios por este espejo pulimentado, como dice el Salmista: Esta el espiritu de paz, el espiritu de filiacién, el espiritu de gozo, el espiritu de amor, el espfritu de confianza, el espiritu de oracién, el espiritu de santidad, el es- piritu de poder; éstos son todos diferentes for- mas de luz, pero son todos ellos la misma luz di vina. Asi que Dios tiene muchas clases de luz. Tiene la luz del dia, y la luz de la noche. El es la luz que guia y la luz que glorifica. El es la luz que resplandece con tan gran poder sobre tus pecados que te hace Ilorar. Y El es la luz que brilla en su propio rostro, su preciosa cruz y san- gre, y te rescata del pecado y hace que tu corazén se sienta feliz en su gozo. A veces la luz brilla procedente de su verdad, y a veces de la presen- cia del Espiritu en la vida interior. La luz sorprende a veces Al cristiano, pues El canta, Es el Sefier: se levanta, Con sanidad en sus alas. Ya veces no podemos guardarla, sino que res- plandece y derrama su gloria sobre otros la luz séptuple de Dios en el corazén, 4. Ademis, esta luz revela los ofros objetos del Tabernaculo. Muestra 2 los sacerdotes las otras cosas hermosas y preciosas que hay alrede- dor. Les revela la mesa, cubierta con el pan y el incienso. Lo mejor de la luz es que no se mues- tra a si misma, sino al pan. Y asf, cuando Hlega esta luz, no nos deslumbra de tal modo que no podemos mirar, sino que fa luz viene a mostrarnos ef pan de vida: a mostrar que las promesas son 55 para ti; cémo has de entenderlas; cémo has de recibirlas; cémo has de mantenerte firme y ser fuerte. Y todo el plan de la divina redencion se hace personal para ti, La gracia de Jesucristo ena todo tu ser y te preguntas cémo es posible que no le hubieras tenido més plenamente antes, pareciéndote ahora tan f4cil alimentarte en Cris. to y apropiarte sus promesas. Es natural ahora, porque tienes la luz, que resplandece sobre la mesa y todo parece facil’ y sencillo. Y entonces puedes percibir y recibir el incien- so, asi como el pan, y absorber su dulzura con tu sensibilidad més firia. Ya sabéis lo que esto sig- nifica, querides amigos. Aqu{ no hay sdlo pan, sino todo lo dems que necesitdis. Yo solia de- sear la luz, tener una experiencia gloriosa. Pero estoy tan contento ahora de obtener la luz que me muestre cémo vivir en Cristo, que no la miro por su propia gloria, sino que la miro por su valor. Si mirdis a la luz siempre deslumbra y re- sulta penoso; pero El nos da en la naturaleza luz sana con sombras, asi como resplandor de sol, que nos muestra las pisadas cotidianas, y es para nosotros la luz de la vida, Creo que es algo peli- groso estar deseando exhibiciones pirotécnicas. Es mucho mejor tener la luz sobria del dia que nos muestra la manera de vivir. 5._ También el candelero se ilumina a si mis mo. «El candelero se iluminaré él mismo.» Habia de mostrar sus brazos, asi como los otros objetos. Habia de mostrar que todo estaba bien, que era de oro puro, que quemaba de un modo estable. Habja de mostrar las hermosas flores, las man- zanas, los receptaculos en almendra encima, Ile- nos de aceite para iluminar el Taberndculo. ¥ as, querido hijo de Dios, quieres tener luz para mo: trar que vives bien, que floreces en fe y esperan- 56 za, y mostrar las manzanas que hacen de tu vida cristiana una bendicién para otros, y mostrar los receptéculos en almendra que contienen el aceite, no sélo para alumbrar tz propio camino, sino también el camino de los que te rodean. ¢Muestra esta [uz que eres como El mismo, trabajado a martillazos, de una sola pieza de oro y adornado con toda la hermosura y gracia del Espiritu Santo? 6. Ademés, esta luz tiene que ser avivada dia- riamente, tanto por el hecho de ser rellenadas las lémparas con aceite, como por el uso de las despa- biladoras, para cortar el pabilo. El sacerdote te- nia que afiadir aceite, cambiar o cortar la mecha quemada y conservario todo limpio y puro. ¥ asi Dios tiene que usar sus despabiladoras y enar- nos con su Espiritu Santo, Ta y yo sélo podemos brillar con amor cuando estamios Ilenos de amor. Hemos de recibir diariamente provisiones de su luz, y hemos de procurar eliminar toda clase de obstaculos. ¢Tienes un par de despabiladoras? éHas eliminado el residuo quemado de tu lampa- ra? ¢Tienes aceite celestial? Si no resplandeces, hay algo que lo impide. 7. Asimismo, el candelero no tenia luz inhe- rente en si; era sélo portador de luz, pero era el aceite el que daba fa luz. Y asf, ti y yo no so- mos la luz; Jesucristo es nuestra luz, y nosotros plemente la recibimos y la reflejamos. Este es el secreto de toda la santidad. Yo no soy la luz yo mismo, no es de esperar que tenga luz en mi persona; pero yo le tengo a El, y El se muestra. El es la luz que brilla de mis ojos, mis gestos, mi tono, y yo soy meramente el candelero que deja que los otros le vean, Yo no estoy delan- te del mundo y les digo que soy fuerte, sino que les digo que Cristo es fuerte, y que yo uso su 51 fuerza. Yo no les digo que soy sabio sino que Cris- to es sabio, y yo uso simplemente su sabiduria. Yo no tengo fe, sino que es Cristo que Ia tiene, yo saco de ella, momento tras momento, para ydrificarle a El, no a mi. Yo no soy amor, y no espero que nunca pueda amar de propio impul fepno Dios espera. Pero Jestis es mi corazén de Smor; Jestis es el mismo amor, y Jesis es mio; ar ernor es m{o; yo saco de El y lo doy, y pre- Sento su amor ante el mundo y digo: «El me posible amar como El ama, y con todo, sin El, yo seria un monton inerte de arcilla.» Creo que 3Sto es lo que el Maestro queria decir con palabras: «Que vuestra luz asi alumbre delante Be los hombres, que puedan ver vuestras buenas Obras, y glorificar a vuestro Padre que esté en los Gielos.» Has de glorificar a Dios, no a ti. Los otros So han de decir: «! 'V. El Incienso. Este era el simbolo de la aceptacién. Era quemado en el altar mientras el Sacerdote participaba del pan y esparcfa su dulce perfume por todo el Lugar Santo. La primera verdad que esto sugerfa era la dul- ce aceptacion por parte de Dios de la obra de Cristo. No sdlo es ofrecida, sino también acep- tada. La segunda verdad era la aceptacién de la co- mida sagrada de los sacerdotes como un acto de aulte. Dios los aceptaba al comerla. No hay servi cio mas aceptable que podamos rendir a Dios que el alimentarnos en Cristo y el regocijarnos én El. Marta llené su mesa de comida para su Dios, pero Maria le agradé mas al sentarse a sus pies y escuchar sus palabras que alimentaban su Vida y su amor, y al adorarle, recibiendo lo que El le daba. VI, La Mesa. Su propésito era exhibir el pan, Esto es lo que la iglesia y el ministro debe hacer Esto es lo que estamos intentando hacer hoy. iQué lecciones podemos aprender de esta mesa! Era sencilla. Sélo tenia una utilidad, no mos- trarse a si misma, sino el pan. Asi, el ministro esta desplazado cuando con su brillantez oscurece ‘4 Salvador. Cuando un gran pintor italiano hubo terminado su cuadro de la Ultima Cena, Jo mos- tréa un amigo: «{Qué hermosas copas!», excla- mé éste. El pintor embadurné las copas con pis tura, con dolor en su semblante. Habia fracasado. Habia pintado copas, pero no al Salvador. Mu- chos sermones no son més que una exhil habilidad pictérica y presentan copas, mientras que el Salvador queda en el trasfondo. ;Que Dios 70 Dios nos hi Dios nos haga como esta mesa, que presentaba Servia para sostener el Servia p pan como una o a Dios, asf como para el uso del saondees ae modo que el principal objetivo de nuestro minis- terio deberia ser presentar a Cristo para la glo- tia de Dios, asi como para el bien del hombre. Si hablas de Cristo, si vives en Cristo, de modo que Dios vea a Cristo en ti, es el cielo, aunque los hombres no se goven. Si he mantenido en alto a Cristo de modo que Dios esté satisfecho, aunque yas comido el i mini: ri ia i ido el pan, mi ministerio no se luestro mayor objetivo deberia ser para Di Pero la mesa era también para sosterer a pak del ‘aque, habian de participar_ los sacerdotes también nosotros hemos de ofrecer a Cristo al mundo, Pero aprendamos la leccion de los panes y el incienso. Panes, no trigo, pasta, 0 lo que sea api breparado para tas necesidades presentes la, CO] i il z amere® caliente, sencillo y en peque- el incienso, oloroso, dul i mode “yd oroso, dulce, atractivo, de modo que coman y vivan. Con el'pan debe ir el pi Tesumen: ¢queé significa todo esto para ti? gbstis viviendo del pan de Dios o estas murién- dote de hambre, cuando en la casa del Padre hay gbundancia de pan? La desgracia de la Iglesia de spiritual y el morirs: . bre. Los hombres, por todas partes ‘se van cal mentando» de racionalismo alemén, socialismo Faneés, sensacionalismo norteamericano, proto- Plasmas sin vida, acciones ¥ billetes de banco y Placeres nocives, «:Por qué gasts el dinero en 9 , ¥ vuestro jornal en I sacia? Ofdme antentamente, y comed lo bueno ¥ n tara vuestra alma con lo més sustancioso.» « ootay alguna alma hambrienta leyendo estas palabras? Cristo est4 a la puerta y lama. Quiere entrar para poner la mesa y cenar contigo, Por. que tu salvacién seré comida y bebida para El, ¥ luego quiere que ttt cenes, con El, de sus ricas bendiciones de gracia, ahora, y en el banquete de gloria para siempre. Capitulo VI EL INCIENSO «Hards asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo hards. Su longitud serd de un codo, y su anchura de un codo; seré cuadrado, y su altura de dos codos, y sus cuernos serdn parté del mismo. ¥ lo cubrirés de oro puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos, y le ha- rds en derredor una cornisa de oro. Le hards también dos anillos de oro debajo de su cor- nisa, a sus dos esquinas a ambos lados suvos, para meter las varas con que serd llevado. Hards las varas de madera de acacia, y las cubrirds de oro. Y lo pondrds delante del velo que estd junto al arca del testimonio, delan- te del propiciatorio que estd sobre el testimo- nio, donde me encontraré contigo. Y Aarén quemard incienso aromdtico sobre él; cada mariana cuando aliste las lémparas lo que- mard. Y cuando Aarén encienda las lémpa- ras al anochecer, quemard el incienso; rito perpetuo delante de Jehovd por vuestras ge- neraciones. No ofreceréis sobre él incienso extrafio, ni holocausto, ni ofrenda; ni tam- poco derramaréis sobre él libacin. Y sobre sus cuernos hard Aarén expiacion una vez en B el afto con la sangre del sacrificio por el pe cado para expiacién; una vez en el afio hard expiacion sobre él por vuestras generaciones; serd muy santo a Jehovd.» . ‘«Dijo ademds Jehovd a Moisés: “Toma es- pecias aromdticas, estacte y ufia aromdtica, y gdlbano aromitico e incienso puro; de todo en igual peso, y hards de ello el incienso, un perfume segrin el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo. ¥ molerds parte de él en polvo fino, y lo pondrds delante del tes- timonio en el tabernaculo de reunion, donde yo me mostraré a ti. Os serd cosa santisima. Como este incienso hards, no os haréis otro segiin su composicion; te serd cosa sagrada para Jehovd. Cualquiera que haga otro como éste para olerlo, ser cortado de entre su pueblo.”» (Exodo 30:1-11; 3438.) Esta es la descripcién del altar del incienso, el altar de oro. Era el tercer mueble en el santua- rio, y se hallaba al extremo del Lugar Santo, cuando se iba a entrar en el santuario interior, el Lugar Santisimo. Alli, con un fondo de costo- sas cortinas, se hallaba este altar, y cuando el in- cienso ardia sobre él, Ilenaba las dos cémaras y las perfurmaba con su fragancia. Era muy simple en su construccién, un codo de altura y de anchu- ra, y dos codos de altura, hecho de madera de acacia y cubierto de una cornisa de oro alrede- dor para que no cayera el incienso. El incienso mismo era muy costoso y precioso, y posefa una calidad sagrada especial y habia érdenes divinas de que no fuese imitado o falsificado ni usado para cosas corrientes. . 2Cual era el simbolismo especial de este quefio altar en el culto antiguo? 14 Primero, representaba la intercesién de Cris- to en favor nuestro, y también nuestra interce- sién en el nombre de Cristo. Es expresivo de la oracién y de la comunién con Dios. Hay algo en el sentido del olfato que quizds es mas delicado que cualquier otro sentido. El perfume que este sentido capta es casi como el aliento de la Na- turaleza, expresando, podriamos decir, lo més sen- sible del alma del mund natural. Y asi la fragan- cia ha pasado a ser la expresién de la oracion y el amor. Este dulce vaho de especias ardiendo habla del dulce aliento de la oracin y es el em- blema escogido del homenaje del corazon al Pa- dre celestial. Pero como el mas alto ejemplo de oracién es el Hijo del hombre, asf primero significa las ora- ciones de Jesucristo. Durante toda su vida le ve- mos orando, y al final de la misma, la oracién pasa a ser la culminacién de su ministerio. Al cruzar el arroyo de Cedrén est4 orando. En el jardin esta orando; en la Cruz ora, y al dejar esta tierra sabemos que est4 exaltando a la diestra de Dios, para dedicarse a la obra incesante de inter- cesidn, porque El «vive para hacer intercesion Por nosotros». Y asf, en el antiguo altar, el incienso que as- cendia continuamente, Ilenando la santa camara, era el tipo de Cristo. Todo su ser respitaba amor, dulzura y consagracién a Dios y recuerdo de no- sotros, sus queridos hijos. Y, expresando esto su intercesi6n, es adecuado que pase a ser un ejem- plo a imitar y una pauta para nuestra oracién, nuestra comunién con Dios, el lugar sagrado en que los espfritus se juntan y el amigo tienen co- munién con el amigo, y donde cada bendicién ce- Jestial puede ser traida por la oracién de fe. Pen- semos en relacién con este altar en dos cosas: en 5 Cristo a la diestra del Padre recordandote a ti y a mi, y en sus manos levantadas presentando nuestros nombres para que seamos aceptados por Dios, y también en nuestra comunién espiritual con Dios. Mas suave que el aire de este antiguo: Taberndculo, todo tu espiritu puede ser bautiza- do, todo tu ser interior perfumado con devocién, hasta que Dios descienda a morar en este lugar deleitoso. Como leemos en el libro del Apocalip- sis, las oraciones de los santos serén reunidas en copas, como dulce olor para refrigerio del cora- z6n de Dios, entre las glorias de la corte celestial. ‘Ahora, pues, todas las lecciones relacionadas con este pequefio altar pueden ser aplicadas a estas dos ideas: la intercesién de Cristo por no- sotros y nuestras oraciones € intercesiones en su nombre. ; 1. El altar stré de madera incorruptible, y de oro, incorruptible también. Nuestro bendito Sefior tenia una naturaleza doble. Era divino y con todo tenia una humanidad perfecta, La madera representa su humanidad, el oro su divinidad. De modo que el creyente tiene una naturaleza humana y una divina; humano, y con todo participante dé la naturaleza divina. Si has recibido la naturaleza que limpia y santifica del Sefior Jesucristo, puedes pedir participacion en esta doble vida, Es en realidad un gran misterio. Seria una horrible blasfemia, si no la hallaramos en su Palabra. Pero todo cristiano nace en Dio ‘Su nueva naturaleza, como la madera de acacia, es incorruptible, y como este oro precioso, po- see la misma vida y espiritu de la Divinidad. 2. El altar era el objeto més alto del Taber- naculo, unos centimetros mas alto que el pan de la proposicién, el lavatorio o el altar de bronce de los sactificios, mostrandonos que la oracién es el mi- 76 nisterio ms exaltado del universo y que nos ele- vamos cuando nos ponemos de rodillas, mas que en ningun otro momento de nuestra existencia. 3. Otro punto es que el altar tenia una coro- na (cornisa en algunas traducciones). Hemos vis- to que la mesa tenfa una corona (cornisa). Lo mis- mo el altar. Esto significa que Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote, es un sacerdote ‘coronado. No esté rogando de’ modo incierto, sino victoriosa- mente. No esta diciendo: «Desearia que fuera asi»; sino: «Padre, quiero que todos los que me has ‘dado estén conmigo. Padre, quiero que la fe de Pedro no falte. Padre, quiero que este hijo mio salga triunfante hoy.» Y serd asf; es un sacerdo- cio real. De modo, hermanos, que vosotros, tam- bién, tenéis un sacerdocio real. Podéis venir a la presencia de Dios, coronados. Podéis sentir que estais tan cerca del Rey que podéis pedirle favo- res especiales, y asi, vuestra oracién sera un mi nisterio constante para otros. {Oh, que pudiéra- mos comprender esto y, como Ester delante de Asuero, saber que tenemos el poder de reclamar bendiciones para acuellos que no tienen el poder! Sefior, aytidanos a ser fieles en este ministerio, este pedir con autoridad, este sacerdocio coronado del cual el Maestro dice: «Cuando oréis, creed que re- las cosas que pedis, y las recibiréis.» ; 0 nos mostrar4 una parte gloriosa de su obra y nos dir: «Esta es la obra en que me diste una mano.» 9. Pero hay algo mas hermoso atin que no quisiera olvidar. Dios dice: «Toma estas especias, las mueles en polvo fino, y las pones delante del testimonjo en el Taberndculo de reunion, donde yo me mostraré a ti.» Estos granos de incienso y galbano habfan de ser pulverizados, luego quema- dos en la reja o parrilla para que ei humo se ele- vara suavemente: no tenia que perderse un grano. jOh, amados, no hay peticién pequefia, no hay do- lor ‘pequefio, no hay deseo demasiado pequefio que ‘no merezca que Jestis ore por el o ti ores por él! Este polvo de incienso fino significa las necesidades de tu vida, quebrantada pero vuelta a reunir por Jesucristo y presentada al Padre con el mismo cuidado que si se tratara de la suerte de un reinado, No se trata de bagatelas; no hay nada que pase por tu mente que sea demasiado pequefio para que Cristo no tenga que ora sobre ello, o ti no lo hagas. Esta es una manera de fa- miliarizarnos con Dios y dar a las cosas comunes dignidad y realeza, quemandolas en el altar de Dios. Dios nos ayude a Ilevarle cosas pequefias de la vida a su propiciatorio. 8 10, Y finalmente, la posicién de este altar era significativa. Se hallaba entre las dos cdmaras. Se hallaba en la primera, o terrena, pero colindante con el velo, y el olor de su incienso entraba en la celestial. Estas dos camaras representaban la tie- tra y el cielo. La cémara exterior era la vida del creyente en su experiencia terrena, y la interior era el Lugar Santisimo. La oracién nos Ileva a las mismas puertas del cielo. Cuando estamos en él Propiciatorio nos hallamos parte en la tierra y parte en el cielo. Nuestras oraciones ya han en- trado en él y estamos respirando el mismo aire del cielo. Est todo abierto; es una cdmara ben- dita en que tenemos comunién no sélo con nues- tros hermanos aqui abajo, sino con los corazones que nos esperan arriba. As{ fue que cuando Jestis estaba orando se transfiguré en su presencia. Asi fue que cuando Esteban estaba orando su rostro se volvié como el de un angel. Y asi es que, espe- rando en el Sefior, nuestro vigor cambiaré: «Subi- remos con alas de dguilas; correremos y no nos cansaremos; andaremos y no desmayaremos.» Los efectos de este incienso y de este altar eran muy hermosos. Tenemos una descripcion de ellos en el capitulo ocho de Apocalipsis, donde lee- mos que el angel bajé y recogié las oraciones de Jos santos del altar de oro que estaba delante del trono. ¥ luego leemos de un angel poderoso (es- toy citando de dos pasajes) al cual «se le dio mu- cho incienso para afiadirlo a las oraciones de to- dos los santos.» Hay una interpretacién, que no quiero desmentir, que este Angel era el Seftor Je- sis, y que el incienso eran las oraciones de ios santos y sus propias intercesiones mezcladas con las oraciones de los santos. ¥ el significado es que cuando envias tus oraciones delante de Dios, aun- que puedas sentir que gran parte de ellas ¢s in- 84 digno, con todo, las manos del bendito Angel las toman, antes de llegar a Dios. Y yo creo que eli- mina de ellas todo grano de impureza y s6lo guar- da lo que es aceptable al Padre; y luego, lo mezcla con sus propias intercesiones, les da su aliento pu- rificdnndolas y con sus propias manos, las ofrece a los pies del Padre, hasta que nos llega la dulce respuesta de su amor, y somos aceptos en el Ama- do. Hermano, gqué significa todo esto para ti? Hay un gran contraste aqui entre el verdadero fuego y el fuego falso que algunos sacerdotes di- cen que presentan a Dios, y sabemos las conse- cuencias terribles de ello. Todo aquel que falsifica- ra este perfume tenia que ser cortado. La falsifica- cién es la muerte; y lo es todavia hoy. Puedo pre- guntar, gte acercas tt a su santa presencia por medio de la sangre de Jestis? O gte presentas con tus pensamientos naturales, egocéntricos y de vo- luntad propia? Si estas haciendo esto ultimo te estas acarreando un fuego terrible y te causaré la muerte. ¢Estés falsificando el santo incienso de Dios? ¢Estas ofreciendo sentimientos, musica de- liciosa, elocuencia sagrada, éxtasis ‘poéticos, u otras cosas, pero no estas permitiendo que el Es- piritu de Dios tome el lugar de la devocion verda- dera? jOh, si no es en el nombre de Jest is fuego extraiio, falso! Es la muerte. ¢O esta alguno usando el ministerio de Dios para halagar los of dos de una audiencia, jugando con sus sentimien- tos, usando la musica y la santa adoracion en la misma Iglesia de Dios para dar placer al gusto es- tético de la gente, y por tanto usando el incienso de Dios para los propdsitos mercenarios del hom- bre? Es falsificacion y de ello Dios dijo que me- recia la muerte. ° 2Estis tratando de ir a Dios por otros medios distintos de Cristo? Estas buscando la salvacién 85 en otras formas distintas de su muerte? «No hay otro nombre dado debajo del cielo en que poda- mos ser salvos.» ¢Estés viviendo esta vida de co- munién con Dios? ¢Conoces este camino al cielo? ¢Has experimentado esta divina comuni6n? ¢Sig- nifica algo la figura del incienso para ti? ¢Es tu corazén semejante a este dulce lugar? O gest to- davia Ileno de pecado e inmundicia? Si es asi, Cristo lo limpiar4, jy lo que era un desierto flore- ceré como la rosa! Tu pobre corazén pasaré a ser como la puerta del cielo en que se congregarén los angeles, y don- de la Paloma de paz doblando sus alas descansa- r4 y, en tus horas més dificiles, todavia diras: «Esto no es sino la casa de Dios; esta es la puerta del cielo.» Amado, ¢posees este pequefio santuario perfumado? «Yo seré para ellos un pequefio san- tuario», ha dicho Dios. Algunos, al andar por el desierto, sabemos bien que Ilevamos con nosotros nuestra tienda, y cuan- do el calor arrecia, 0 el relente de la noche nos deja ateridos, nos protegemos en ella; y dentro, el aire es suave y dulce, el mismo aliento del cielo. «Bendito el hombre en que te complaces y le ha- ces morar en tu presencia.» Amado, ven y anda a Ja luz del Sefior, hasta que El pueda decir: «Ve- nid, benditos de mi Padre, entrad ahora, no en tiendas mudables en el desierto, sino en el palacio del Rey.» Capitulo VIL EL ARCA Y EL LUGAR SANTISIMO «Hards también un arca de madera de acacia, cuya longitud seré de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y si al- tura de codo y medio. ¥ la cubrirds de oro puro por dentro y por fuera, y hards sobre bila una cornisa de oro alrededor. Fundirds para ella cuatro anillos de oro que pondrds én sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. Hards unas suras de madera de acacia, las cuales cubri- rds de oro. ¥ meterds las varas por los ani- los a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas quedardn en los aniltos del arca; no se quitardn de ella. Y pondrds en el arca el testimonio que yo te daré. Y ha- rds un propiciatorio de oro fino, cuya longi- tud seré de dos codos y medio y su anchura de codo y medio. Hards también dos qerubi- nes de oro; labrados a martillo los hards en Jos dos extremos del propiciatorio. Hards, pues, un querubin en un extremo, y un que- rubin en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio hards los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderan por encima las alas, cubriendo con sus alas 87 el propiciatorio; sus rostros, el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. Y pondrds el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrds el tes- timonio que yo te daré. ¥ de alli me decla- raré a ti, y hablaré contigo de sobre el pro- piciatorio, de entre los dos querubines que estdn sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mande para los hijos de Israel.» (Exodo 25: 10-22.) «Porque fue preparada la parte anterior del taberndculo, en la que estaban el cande- labro, la mesa y los panes de la proposicién; ésta se lama él Lugar Santo. Tras el segun- do velo, estaba la parte del taberniculo Ila- mada el Lugar Santisimo, el cual tenia un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenia el mand, la va- ra de Aarén que retono, y las tablas del pac- 10; y sobre ella los querubines de gloria que cubrian el propiciatorio; de las cuales cosas no es ahora el momento de hablar en detalle.» No tenemos por qué entrar a hablar de la for- ma y dimensiones de esta porcién restante del Tabernculo. Se puede entender facilmente que esta cAmara interior era un cubo perfecto, separa- do del santuario externo por una hermosa cortina Hamada el velo, el cual contenia el trabajo mas exquisito de toda la estructura, pues estaba fo- rrada de oro y adornada con bordados primoro- sos. Contenia un solo mueble, llamado arca, de dos codos y medio de longitud y de un codo y medio de anchura y otro tanto de altura. Se guar- daban en su interior las dos tablas de la ley; y durante un tiempo, una urna con mana, guardado 88 del desierto, y la vara de Aarén, que hab{a flore- cido, simbolo de la autoridad divina del sacer- docio. El arca tenfa también varas para ser trans- portada, con anillos para las varas. Encima de ella habia el propiciatorio, de oro macizo, con las salpicaduras de la sangre que el Sumo Sacerdote, una vez al afio, trafa adentro del Lugar Santisi- mo. Y encima de este propiciatorio habia las fi- guras aladas de dos querubines, mirandose uno a otro, con las alas extendidas, donde brillaba constantemente la presencia de Dios, llamada Se- quina, y que parece haberse extendido en forma de nube que guiaba y protegia al pueblo en sus viajes por el desierto. Esta cAmara era el punto principal de interés del Taberndculo, Era la c4mara de la presencia de Dios. Era visitada una vez al afio por el Sumo Sacerdote, en el Dia de la Expiacién, el cual Ie- vaba los nombres del pueblo en su pectoral y sus hombros y hacia reconciliacién por sus pecados. Esto representaba la més alta y profunda comu- nién del alma con Dios. Esta camara interior es el lugar secreto del Altisimo, donde podemos en- trar ahora por medio de la sangre de Jestis, abier- ta para todos desde la muerte del Salvador, y que derrama su luz y su gloria sobre nuestras vidas. Es también un tipo glorioso y valido de todo lo que no nos ha sido revelado todavia, la gloria del mundo eternal mundo eternal. Es un tipo de la luz que es inacce- sible, la misma luz de su presencia, ya que El mis- mo es la gloria de la ciudad que no tiene necesi- dad de sol, sino que el Cordero es la luz de la misma. 1. La primera leccién esta relacionada con el velo que en otro tiempo separaba esta camara sa- grada, pero que ahora ha sido quitado, y ya no la 89 separa, Este velo representaba las obstrucciones que se interponian entre el alma y Dios en la dis- Rensacién hebrea y oscurecia la plena revelacion He su presencia y su gracia. Y representa, por otra parte, la eliminacién de estas obstrucciones, y la Fovelacin que nos ha Ilegado desde entonces por Ia obra consumada de Cristo. De modo que, por una parte, representa la separacién, y por otra la Yevelacion, lo que antes nos separaba de Dios y ahora el camino por el cual Hegamos a la més in- tima communion con Dios. Se nos dice que este velo era la carne de Jesucristo y que cuando su carne fue rasgada en la Cruz, este velo qued6 par- tido en dos, y el Lugar Santisimo quedé abierto y 2 la vista, para que pudieran entrar en él todos Jos que creen y confian en El. Ahora bien, no pue- do por menos de creer que esto es tipico también Ge [a vida completa en carne del pueblo de Dios y que la muerte del Sefior Jesucristo es tipica de la tiuerte en la que entramos todos cuando nos con- sagramos a Dios. Y la eliminacién del velo, que fue retirado por su muerte, representa la muerte que sufrimos nosotros cuando morimos con Cris- t, y somos levantados en novedad de vida. En tanio, queridos amigos, que vuestra carne per- Siste, no es posible que entréis en el Lugar Santi simo, No podéis verlo. La vieja naturaleza impide ver la gloria de Dios. Pero cuando el yo muere, el Velo es rasgado en dos, la gloria de Dios se mues- tra y la voz del Espiritu dice: «Teniendo entera li- beriad para entrar en el Lugar Santisimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él abrié por nosotros, a través del velo, esto & de su carne, y teniendo un gran sacerdote so- bre la casa de’ Dios, acerquémonos con corazén sincero, en plena certidumbre de fe.» Asi, pues, todo lo que te ayuda a morir al yo, te ayuda a 90 vivir en El, y es la apertura de la gloria de Dios en U. ¥ si puedes decir: «Estoy muerto con Cristo», y «He resucitado con Cristo», estoy seguro que puedes entender algo del lenguaje “del apéstol en fu epistola: «Que Cristo habite en vuestro cora- z6n por la fe; para que podais conocer la altura, la profundidad y la longitud y la anchura del amor Be Cristo, que sobrepasa todo conocimiento y po- dais ser lienos de toda la plenitud de Dios.» ‘Amado, gha sido el velo rasgado en dos para ti porque ya has muerto al yo? Si es asi, tu corazon és un Taberndculo santo, y no hay barrera entre tii y el trono de Dios. >. Entremos reverentemente y demos una mi- rada al propiciatorio. Esta es la cubierta de oro Gel arca del pacto. La cubierta es el propiciatorio. $s del mismo oro que fue trabajado para hacer To cubren, Son todos ellos de una pieza. Ahora bien, esto significa literalmente en hebreo cubierta de’ sangre y la interpretacién es que guarda algo; cubre algo que de nosotros no quisiéramos ver. zQué es lo que cubre este propi- Giatorio? Imaginémonos por un momento, el arca, con su cubierta, que es el propiciatorio. Imagine- mos también que el registro de tus pecados esta en esta urna, que la ley quebrantada esta alll, la ley, cada una de cuyas lineas clama al cielo contra ti como testigo de tus pecados. La has quebranta- do; apela a Dios para que se te juzgue. Imaginate ahora que no hay cubierta en el arca, que esta abierta. y que tus pecados estan grabados en las tablas de piedra, dando testimonio para siempre contra ti. ¥ ahora, encima el ojo terrible del Se- quina, que esta considerando lo escrito en las ta- Blas. La vista de Dios esta fija, mirando hacia las tablas; cno desearias que hubiera algo que se in- terpusiera entre las tablas y su vista? Si aparecie- 91 ra un angel y con una mano colocara una cubierta de oro, imperecedera y fija, que para siempre cu- briera el registro de tu pecado, y con la otra ro- ciara sangre, que respondiera por tu pecado y proclamara: «Castigado, perdonado, rescatado. A cuenta mia, Padre, perdénalo», ¢no considerarias que esta cubierta es gloriosa? Esto es exactamen- te lo que es. Oigamos a David: «Bendito ef hom- bre cuyos pecados son perdonados y cubierta su maldad.» Es la misma palabra usada para el pro- piciatorio. Y otra vez: «No ha visto iniquidad en Jacob, ni maldad en Israel.» ¢Por qué? Porque es- taba cubierta. ;Oh, amado, este es el significado de la salvacién: quedar cubierto para siempre por la sangre de Jesus, por la justicia de Jesus! Y por ello el propiciatorio ha venido a repre- sentar la misericordia de Dios. Pero, mas adelan- te, ha venido a significar ef privilegio de.la comu- nién, a base de la expiacién e intercesién de Cristo. El Sefior dice: «De all{ me declararé a ti, y ha- blaré contigo de sobre el propiciatorio, de’ entre los dos querubines.» No hay nada ahora, ni culpa ni pecado ni temor. Puedes traer tus deseos y tus necesidades, y puedes volver una y otra vez, Pues ya no hay velo, El velo ha sido retirado, y ia voz de amor dice: , y «Acerquémonos pues, confiadamente, al Trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el opor- tuno socorro.» (Hebreos 4:16.) (Oh, amados!, ¢co- nocéis el bendito significado del propiciatorio? Nuestro corazén palpita de amor y alabanza, al pensar en 16 que esto significa. «Amo a Jehova, pues ha escuchado la voz de mis stiplicas, por- que ha inclinado a mi su ofdo cuantas veces le he invocado en mi vida.» (Salmo 16:1-2.) 92 3. Miremos ahora ei arca. Es un tipo especial de Cristo; El es el sacrificio, y la gloria y el mis- mo centro de Ja salvacién y Ia reconciliacién con Dios. El significado més alto de este antiguo Ta- berndculo es, pues, el evangelio eterno. Y este arca, y todo Io que se refiere al arca, son tipos de Cristo y de la salvacién. El propiciatorio era la cubierta del arca, y los querubines eran una ex- tensién del propiciatorio. Esto significa que Jesu- cristo es el primero y el tiltimo, fa sustancia, el Alfa y Omega de esté glorioso mundo del cuai el arca es la figura. No hay nada alli sino el arca y lo que la acompafia. Y si Ilegamos al cielo vere- mos sdlo a Jess. Si miramos al Padre, veremos a Jesits como la plenitud de su gloria. Los angeles le sirven. No tengo nada en el cielo sino Jesus, y no deberia tener nada en {a tierra. Deberiamos poder decir: «Jestis, hermoso entre diez mil: No tengo ningtin deseo sino de Ti.» ¥ Jestis Ilenard todo tu coraz6n si Je dejas. Basta para el altar de sacri- ficios, para el Lugar Santfsimo, para tu corazén. Este arca gloriosa dirigia al pueblo; era una constante garantia de direccién y de victoria; don- dequiera que iban, el arca iba delante, segtin ve- mos en Numeros ‘10:33: «Buscandoles lugar de descanso.» Y cuando Ilegaron a [a orilla del Jor- én, y no habfa manera de pasar el rio, que iba de crecida y les separaba de la tierra de promisién, cuando el arca entré en el agua, las olas se apart: ron e Israel pudo cruzarlo en triunfo. Nos sefiala a Jestis, nuestro gran Capitan y Gufa. Cuando lle- guemos a las procelosas aguas de la tribulacién, E] nos las hard atravesar; y cuando el rio salga de madre inundando sus riberas en el Jordan de la muerte, también se apartaran sus aguas, y segui- remos adelante ent seco, vencedores de la muerte. «El que guarda mis mandamientos no vera la 95 muerte.» El cristiano dir: «gDénde est4 Ia muer- te? No puedo verla, no puedo ver ni rastro del tio; no veo sino a Jestis; no hay nada mas que las puertas del cielo; la muerte no existe.» ‘El arca contiene la perfecta justicia de Jestis. Leemos que habia tres cosas en el arca: primero, Jas tablag del pacto; segundo, la vara de Aaron que florecié; tercero, la urna de mand recogido en el desierto como recuerdo. El primero de estos ob- jetos nos ensefia que Jesucristo, nuestra arca, te- Ma en su mismo corazén y en su misma naturale- za, la perfecta justicia de Dios. La divina ley esta- ba guardada en su pecho, y tan perfectamente guardada que nos trajo la perfecta justicia. Jess fie el tinico que la guard6 o que podia hacerlo. Las primeras tablas fueron rotas, simbolo, yo creo, del hecho que cuando Dios dio la ley a Adan, éste {fa infringié; pero la segunda vez dio la ley a Moi- sés guardada en el arca, De modo que, bajo la nueva dispensacion, Jestis vino para guardar la ey, Aunque la ley ha sido el testigo de nuestro pe- cado, El la cumpli6. ‘Esta es una historia antigua, pero serd conta- da en tanto que cl hombre viva, y siempre seré nueva para alguien, De modo que Ja cuento hoy otra vez, la tinica manera en que el hombre pue- Ge ser salvo es aplicdndose la justicia de Cristo. Esta es tu justificacién. Pero, hay otra idea mas grande que ésta, y que espero no sera dificil de entender. No basta que Jesucristo haya guardado la ley por ti, sino que Jesucristo quiere entrar en tu corazdn y guardar ja ley en ti De modo que no sdlo habia la ley en el area, sino que el arca estaba en el santuario. Si ta eres la morada del Espiritu Santo, en el mis- mo centro de tu alma allf esta Cristo, como estaba en el Tabernaculo. Pero la ley estaba guardada en 4 el mismo corazén del arca; y también la misma santidad de Jestis se hallaré dentro de ti, si El esté en ti. Abre tu coraz6n, amado, y déjale entrar y El te traerd justicia y santidad. Si Cristo esta en ti, su santidad esta en ti, y El lo guarda todo. Este es el secreto de la santidad divina: Cristo en el coraz6n, nuestra vida y nuestra justicia. ‘Habja otro objeto en el arca: 1a vara que flo- recié, Esta es una imagen del sacerdocio de Aarén y los retofios representan su lozania. Siempre es- taba lozana. Representa a Jesis a la diestra de Dios rogando por nosotros. Y Jos brotes de la vara sugieren el vigor de las intercesiones de Cristo. Hay algo nuevo cada mafiana. Oh, amigo en tu co- razon esta mafiana, hay rosas que no estaban abiertas antes; hay’ lirios cuya suave fragancia aparecio esta mafiana; hay gotas de rocio que vie- nen a refrescar tu alma. Aqui hay flores recientes de paz, gozo y sanidad. ¢Has olido estas flores? Luego no hay nada inmundo en tu coraz6n. ¢Te has refrescado en estas gotas de rocfo? Luego hay refrigerio en ti esta mafiana. _ La urna de mana significa su constante provi- sién, el pan celestial guardado para ti. Puede que Bo tengas pan a Ia mesa, pero hay pan dentro del Fue notable que cuando esta arca fue Ik al templo de Salomén, sacaron de ella dos cae y slo quedé una. En el desierto contenfa las tres, pero cuando la bajaron de la cima del Monte Moria, Ia urna de mana y la vara fueron quitadas y sélo quedé Ia ley- Creo que esto ica que cuando leguemos al hogar no necesitaremos més mand; ni la vara florecida, pues tendremos los fru- tos gloriosos del paraiso. En vez de las gotas de rocio y las flores y 1a promesa de los frutos ten- iremos el Arbol que da sus frutos cada mes. 95 4, Los querubines que cubrian el propiciato- rio con sus cuatro caras —de ledn, de buey, de hombre y de 4guila—, representaban la humani- dad del hombre, la fuerza del buey, la majestad Gel leon y el vuelo del Aguila, atributos de Jesu- cristo, y que también pertenecen a sus hermanos. ‘Ahora imarchamos levando delante no ya el arca sino la imagen de la gloria de los redimidos. Poco a poco tendremos la realeza de Jestis, seremos fuertes como Jestis, tendremos eminencia como: Jesus dentro de una esfera mucho mas modesta puesto que somos humanos, mientras que El es vino, y seremos inmaculados como es hoy el o del Hombre. Dios ha puesto esta imagen de- Iante de nosotros, para que la podamos ver todos. Este es nuestro futuro destino. (Véase |” Juan 3. Finalmente, entre las alas de estos glorio- sos querubines brillaba la luz del Sequina, la mis ma presencia de Dios. Esto vs lo mejor de todo. Esta es la luz que no mengua. Este es el sol que no decrecera en su resplandor, sino que Dios sera Reestra luz eterna. Su brillo es mayor que diez mil soles: y aun en gloria refleja, los justos res- plandecerdn como el sol en el reino de su Padre. ‘En resumen: primero, vive en la cémara inter- na; la puerta esta abierta siempre; deja que ty Vida terrena transcurra en el cielo y en la plenitud de la gracia y la gloria del cielo; segundo, man- tén viva tu esperanza. Hay algo mejor todavia: mantén fijos tus ojos en el ciclo, pues donde esté nuestro tesoro, alli esta nuestro corazon.

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