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Esto indica que la concepción de infidelidad puede variar de una cultura a otra y de
una época determinada, a otra. Sea cual sea la forma en como se conceptualiza este
hecho, para los expertos de hoy día, tiene diferentes explicaciones y para los
investigadores, es un tema que ha sido explorado desde diferentes ópticas, pero no a
profundidad.
DEFINICIÓN DE INFIDELIDAD
Según Eisenberg, se puede encontrar en la literatura de este tema, varias
definiciones; pero en un primer momento, es necesario distinguir entre adulterio e
infidelidad. “Adulterio” es un termino legal que se aplica solo a las personas que están
casadas y que tienen relaciones sexuales con un tercero. Por otro lado, la infidelidad,
según esta misma autora, representa una “violación o traición a una promesa o a un voto
que la pareja acordó en un convenio exclusivo entre dos, independientemente de si hubo
o no, algún convenio formal ante la ley... no se refiere necesariamente al coito sexual con
el tercero involucrado y además es un fenómeno multicausal que no solo involucra
factores sexuales, sino que también factores biológicos y psicológicos” (Eisenberg, 1999).
La segunda definición, desde un particular punto de vista, parece ser la que define
la infidelidad desde una visión más amplia, dado que contempla la amplia gama de
conductas y emociones que podrían considerarse como un acto de infidelidad, pero
también contempla que es un evento que ocurre en todo tipo de parejas, es decir, no es
una problemática exclusiva de las parejas heterosexuales.
Este incremento en los índices de infidelidad, puede deberse a los fuertes cambios
sociales que se han venido dando en los últimos años: la entrada de la mujer en el campo
laboral, la posibilidad de controlar la natalidad mediante el uso de métodos
anticonceptivos, la falta de tiempo e interacción entre las parejas, la falta de comunicación
y la “incapacidad para relacionarnos en forma adecuada y realista” (Zumaya, 1994).
Eisenberg Glantz, señala que la infidelidad ocurre por diferentes factores. Entre los
aspectos de tipo sexual se encuentran “la privación sexual, la búsqueda de aventura,
curiosidad sexual, insatisfacción sexual, aburrimiento, falta de novedad, pasión e
intimidad.” Con relación a los aspectos biológicos relacionados con la infidelidad se
encuentran “la herencia mamífera, a consecuencia de la cual, los hombres no han logrado
asimilar la norma monogámica.” Los factores psicosociales tiene que ver con “la venganza
a la actividad extramarital del cónyuge, falta de lealtad, insatisfacción emocional,
búsqueda de independencia, tipo de personalidad, educación, religión, lugar de
residencia, valores, actitudes” (Eisenberg, 1999).
Por su parte, Abreu (sin año) menciona que la infidelidad del hombre tiene que ver
con la atracción sexual. En el caso de la mujer, lo principal es la búsqueda de nuevas
experiencias y la insatisfacción emocional con su pareja estable. Al respecto, añade que
no siempre la relación con un tercero implica una actividad sexual de por medio. Muchas
de las veces, se dan relaciones de compañía únicamente.
Zumaya (1994) explica varios factores que se relacionan con la infidelidad y señala
que, cuando las personas adquieren un compromiso de pareja, establecen un contrato “no
escrito que incluye deseos y expectativas, concientes e inconscientes, ligados tanto a
patrones y experiencias vividos en las familias de origen como a sus circunstancias
actuales. Los integrantes de la pareja estarán de acuerdo (...) con respecto a muchas
materias: el trabajo y el dinero, la religión y las diversiones, la fidelidad y la infidelidad (...)
Cuando expectativas de este tipo no se satisfacen y la desilusión se comparte, los
términos del contrato se ponen a presión y eventualmente se modifican para incluir la
posibilidad de infidelidad.”
La aventura puede ser vista como un intento de solución o relleno a un hueco que
se ha propiciado dentro de la relación. En este sentido, “la aventura puede posibilitar la
continuación de la relación o provocar tal conmoción que se estimule el cambio” (Zumaya,
1994).
Por otro lado, algunos autores sostienen que las personas que vivieron en una
familia de origen en la que el padre o la madre fueron infieles, las posibilidades de que se
repita el patrón, son elevadas (Carnes, 1983; Gerson 1989; cit. En Zumaya, 1994). “No
solo la aventura de los padres es un modelo, sino que lo es, sobre todo, el patrón de
evitación.”
Algunos autores señalan que existen diferentes tipos de infidelidad y que cada una
de ellas se lleva a cabo por factores relacionados a la tipología. Por ejemplo:
Como es evidente, son varias las explicaciones que giran en torno a este tema.
Cada una de ellas aborda la problemática desde su propia visión y engloba aspectos que
pueden ir desde lo social y lo cultural, hasta lo biológico, lo sexual, el género, el ciclo de
vida de las parejas, lo psicoemocional. En conjunto, estas explicaciones contribuyen para
lograr una comprensión amplia de los múltiples factores que pueden estar inmersos en la
infidelidad.
Algo que a todos y todas l@s autores (as) les queda claro, es que las
consecuencias de una aventura pueden ser sumamente dolorosas. En palabras de Mario
Zumaya, “descriptivamente, tener una aventura implica el rompimiento de los limites de la
pareja; es decir que, por nombrar sólo algunos, los sentimientos, el cuerpo, la sexualidad
que pertenece a la pareja en forma exclusivamente pactada es compartido por alguien
más” (Zumaya, 1994): “¡No es el sexo, al diablo el sexo! Es el hecho de que él (ella) ha
tenido una relación con alguien más” (Nichols, 1988, citado en Zumaya, 1994).
En un primer momento, la pareja idealiza a la otra parte, por lo que solo se toman
en cuenta los aspectos positivos de esa persona. Cuando pasa el periodo de
enamoramiento e idealización, la relación entre personas concretas deja de ser ideal. Se
comienza una lucha para tratar de mantener la imagen y la relación ideal. Dado que la
emoción predominante es la desilusión, puede abrirse un espacio para el surgimiento de
una aventura.
Luego llega una fase de reacciones pre críticas en la que se intenta mantener el
enamoramiento inicial, y al no lograrse este objetivo, se abre un espacio que puede ser
llenado con la inclusión de un tercero.
Otro de los hallazgos indica que una de las características de las relaciones de
pareja es regirse por acuerdos explícitos e implícitos. Si no existen reglas claras, tampoco
hay infidelidad, porque no se traiciona nada. Esta investigación apunta a que todo infiel
sabe que en algún momento su pareja podría enterarse. De hecho, generalmente, es el (o
la) infiel, el (la) que cuenta lo sucedido a su pareja. La relación que se establece con un
tercero, no es una relación como tal, es un episodio que puede tener poca duración e
importancia en términos de estabilidad, pero sí es importante en términos de intensidad.
Este estudio pone de manifiesto que en la infidelidad no solo el que es infiel tiene
la responsabilidad de lo ocurrido, sino que ambas partes han contribuido de manera
directa o indirecta, para que ocurra la aventura. También hace ver que ambas partes
sufren emocionalmente, y no solo el que permaneció fiel a la relación. También contribuye
a señalar que en el caso de continuar con la relación de pareja, será necesario vivir una
especie de duelo, pero aún después de este periodo, es posible que la relación no vuelva
a ser la misma. Con esto no se supone que tenga que ser negativo el cambio, pudiera
darse el caso de que después de la infidelidad, la relación de pareja se mejore y el vínculo
entre las personas se fortalezca.
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
Al explorar las posibles causas de la infidelidad, surgen preguntas que tal vez sería
importante tomar en consideración. Por ejemplo, ¿es igual el grado de infidelidad entre
parejas heterosexuales y homosexuales?, ¿las mujeres viven la infidelidad de la misma
manera que los hombres?, ¿cuáles son los factores que contribuyen para que una
infidelidad sirva para consolidar o reafirmar una relación de pareja?, si se considera que el
hombre es infiel por naturaleza, ¿por qué hay infidelidad entre las parejas de mujeres
lesbianas?.
Ahora bien, dadas las consecuencias que trae consigo el descubrimiento de una
infidelidad, se considera importante que se realicen instigaciones encaminadas a definir
cuáles serían los procedimientos terapéuticos más útiles en la intervención psicológica de
este hecho. Sin embargo, también es importante que se logre visualizar una nueva forma
de vivir en pareja, dado que el sistema que ha prevalecido en los últimos siglos, ha
demostrado que no es funcional para todas las personas. Tal vez, es necesario que se
ponga en tela de juicio de manera enérgica, el patrón cultural que rige las relaciones entre
hombres y mujeres, así como entre las diferentes formas de establecer relaciones de
pareja.
CONCLUSIONES
La relación continua entre la pareja, puede llevar a que se revelen importantes
diferencias entre sus intereses y es aquí cuando la relación con un tercero puede ser
experimentada como una forma de alivio. Es claro que en la actualidad, en nuestra
cultura, se propone un único modelo de relación, con unas normas fijas e iguales para
todos. No hay cabida a relaciones diferentes, ni variantes. Aquellas parejas que se
atreven a variar, son marginas o condenadas al fracaso.
BIBLIOGRAFÍA
• Abreu, García M. (sin año) Infidelidad: causas y consecuencias. Tomado de la
página
http://www.sld.cu/instituciones/fajardo/jornada/conferencias/infidelidad_online.htm
el día 25 de junio del 2004.
• Aureste, A.; Bravo, C.;Manríquez, F.; Diez, F. (sin año). Factores actitudinales que
inciden en la infidelidad de pareja. Tomado de la página
http://www.psicochile.cl/trabajos/infidelidad.pdf el día 25 de junio del 2004.
• Eisenberg, Glantz. (1999). La infidelidad a lo largo del ciclo vital de la pareja.
Publicaciones. Publicación electrónica de la división de administración y ciencias
sociales de la rectoría Zona Sur (ITESM). Año 1, No. 2.