concha por la tierra, suplicó al águila la levantase por los aires lo más alto que pudiera. Así lo hizo la reina de las aves, remontando a la tortuga por encima de las nubes. Al verse a tal altura, la tortuga exclamó: - ¡Qué envidia me tendrán ahora los animales que por el suelo se mueven, al verme encumbrada entre las nubes! Al oír esto el águila fue incapaz de soportar tanta vanidad y soltó a la ilusa que, al caer sobre peñascos, se deshizo en mil pedazos. Amiguito: Nunca mires demasiado alto, que no hay brillantes en el cielo. EL PAJARO HERIDO
Un pájaro inocente herido de una flecha
guarnecida de acero y de plumas ligeras, decía en su lenguaje con amargas querellas: - ¡Oh crueles humanos, más crueles que fieras! Con nuestras propias alas, que la Naturaleza nos dio, sin otras armas para propia defensa, forjáis el instrumento de la desdicha nuestra, haciendo que inocentes prestemos la materia. Pero no, no es extraño que así bárbaros sean aquellos que en su ruina trabajan y no cesan: Los unos y otros fraguan armas para la guerra, y es dar contra sus vidas Las Moscas • A un panal de rica miel dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron presas de patas en él. Otra dentro de un pastel enterró su golosina. • Así, si bien se examina, los humanos corazones perecen en las prisiones del vicio que los domina. EL LEON Y EL RATON Unos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un león que dormía plácidamente al pie de un árbol. La fiera, levantándose de pronto, atrapó entre sus garras al más atrevido de la pandilla. El ratoncillo, preso de terror, prometió al león que si le perdonaba la vida la emplearía en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo reír, el león terminó por soltarlo. Tiempo después, la fiera cayó en las redes que un cazador le había tendido y como, a pesar de su fuerza, no podía librarse, atronó la selva con sus furiosos rugidos. El ratoncillo, al oírlo, acudió presuroso y rompió las redes con sus afilados dientes. De esta manera el pequeño exprisionero cumplió su promesa, y salvó la vida del rey de los animales. El león meditó seriamente en el favor que acababa de recibir y prometió ser en adelante más generoso. El Leon vencido por el hombre Cierto artífice pintó una lucha en que, valiente, un Hombre tan solamente a un terrible León venció. Otro León que el cuadro vio, sin preguntar por su autor, en tono despreciador dijo: -¡Bien se deja ver que es pintar como querer, y no fue León el pintor! La Zorra y El Gallo Quería una zorra desayunarse con la pechuga de un gallo que lucía su corpulencia cantando en un árbol. - Querido gallo, tengo una gran noticia que darte - le dijo la zorra. - Amiga, ¿qué fresca noticia me traes? - Preguntó el gallo. - Pues que las zorras han firmado la paz con las aves de corral. Por lo tanto, ya no estamos en guerra. Baja presto, amigo, para darte un fuerte abrazo y celebrar así nuestra amistad. - Debe ser cierto lo que me cuentas - contestó el gallo -, pues por allá veo dos perros venir a toda carrera, tal vez a darte la misma noticia. Al oír esto la zorra, no digo corrió, sino voló, con el rabo entre las piernas a ocultarse, mientras el gallo le cantaba desde el árbol su burlón ¡Quiquiriquí!, ¡Cocorocó!, Que quiere decir: de aquí no me muevo yo.