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Identidad Sexual
No es fácil para el adolescente obtener esta identidad, pues está en busca de ella,
por lo que en el camino se encuentra muchas cosas con las cuales identificarse,
adquiriendo diferentes posturas, roles e identidades falsas, y es este un gran
obstáculo para definir su identidad sexual. Dicha identidad entra en el campo de la
unión genital pero para que el adolescente logre esto, necesita pasar por una serie
de procesos.
Se puede iniciar con la pérdida del cuerpo infantil, que implica dos cuestiones:
primero, que se han producido cambios tanto internos como externos del cuerpo,
que marca el final de la infancia y el inicio de la pubertad; y segundo, que los
cambios representan la entrada al mundo adulto, a nivel de la genitalidad
reproductiva.
Dirigir esta energía hacia otro objeto, implica dejar atrás la idea de tener doble
sexo, creada por la bisexualidad que se tiene de niño, pero esta idea es difícil de
aceptar, en consecuencia aparece la “actividad masturbatoria intensa, que surge
(…) para negar omnipotentemente que se dispone de un solo sexo y que para la
unión se necesita la otra parte” (Aberastury, 2001, p.112).
Aunque la masturbación sea una negación a la pérdida del otro sexo, también
establece la necesidad de recuperarlo. Esto se da a través de la evolución del
onanismo hacia la heterosexualidad, en la que se inicia una aceptación de la
propia genitalidad y es entonces cuando el adolescente comienza a buscar una
pareja.
Esta búsqueda da como resultado el gran amor adolescente, el primero, este amor
tiene como característica ser un sustituto del progenitor, en el cual el individuo
vincula fantasías edípicas. El amor que el adolescente siente hacia este sustituto,
y a los posteriores amores, siempre van acompañados de una profunda
“ambivalencia, entre el deseo y el temor, la apetencia y el miedo del otro, querer
apresarlo y temor de perderlo” (Varela, 2004, p. 5).
Esto los conduce a encontrar su identidad sexual, donde logran sentirse hombre o
mujer, y saben que su sexualidad, no solo involucra una unión de placer sino
también de procreación.
Saber donde se ubican ellos con ese cuerpo, ese nuevo rol e identidad y la nueva
postura de sus padres, los ayuda a sentirse mejor con ellos mismos y estar en
armonía con las personas que lo rodean, las cuales necesita, pues como bien se
sabe, no somos seres aislados, necesitamos de los demás para poder salir de
conflictos, realizar metas y compartir nuestras vivencias.
Referencias
http://www.apuruguay.org/revista_pdf/rup99/rup99-varela.pdf
Freud, S. (1985). Tres ensayos de teoría sexual y otras obras, versión. Paraguay:
Amorruto
http://www.apuruguay.org/revista_pdf/rup99/rup99-varela.pdf