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Decisiones y elecciones

(Pedro Abraham Pacheco Sullon)

En la vida tomamos decisiones que pueden influir a corto, mediano y largo plazo en
nuestras vidas. Las tomamos en circunstancias en la que el nivel de razonamiento
para dicha decisión depende mucho de la situación en la que nos encontremos,
porque no es lo mismo decidir sobre que ropa me pondré mañana, a decidir si estudiar
o no una carrera cuando termine la secundaria. Es así como las decisiones tienen
grados de influencia y de afectación, pues existen decisiones que pueden afectar a la
propia persona como vincular en una sola decisión a muchas personas. Pero ¿Cuándo
una decisión se convierte en elección?, la respuesta es simple: cuando existen dos o
más alternativas, entonces podemos inferir que la elección es un tipo de decisión.

Las decisiones son pan de cada día de los gobernantes, pero para los gobernados
esta otorgado la facultad de elegir sobre que gobernante deseamos que tome las
decisiones o decida sobre aspectos que van a influir de manera directa o indirecta en
nuestras actividades. La facultad de tomar decisiones que influyan en la colectividad
de parte de algunas personas no son arbitrarias en sistemas democráticos y
competitivos, sino se basan en un mecanismo de representación, de delegación de la
facultad de decidir por “nosotros” a través de un medio consensuado en la cual la
colectividad la otorga mencionada facultad, este mecanismo que para algunos autores
puede ser considerado, mecanismo de control, son denominados elecciones.

Pero las elecciones tiene diversos parámetros según el sistema político que se
encuentre, pues no es lo mismo elegir en una situación donde no todos tenemos la
igual y efectiva oportunidad de votar, o al menos la mayoría de los ciudadanos de una
comunidad no tiene la opción de participar o en la que las alternativas no existen y ya
no se trata de elegir, sino de decidir si aceptar o no lo que ya esta preestablecido,
como en los sistemas autoritarios o sistemas totalitarios donde las elecciones son
semicompetitivas o no competitivas respectivamente. El principio de toda elección es
la libertad o como diría Nholen ”El elector debe tener la oportunidad de elegir y gozar
de la libertad de elección”. Aun así las elecciones pueden llegar a ser efectivas ya que
en sistemas autoritarios o totalitarios puede obligarse a la participación en el sufragio
de forma coercitiva, mas el grado de eficiencia de esas elecciones es mínimo.

Una elección efectiva y eficaz solo se puede dar donde los ciudadanos estén
amparados por la ley para poder participar de forma masiva en el sufragio, y en donde
exista la libre competencia entre candidatos o futuros representantes de la
colectividad. La eficacia de las elecciones gira entonces en torno al nivel de
concientización de la población sobre las alternativas a la solución de los problemas
que afectan a la sociedad, lo que da como resultado la expresión de confianza del
electorado a los candidatos elegidos para afrontar los diversos problemas que afecten
a la comunidad. Y como las elecciones no delegan facultades de manera vitalicia en
los sistemas electorales competitivos la eficacia se define también como un método de
control del gobierno para elegir “buenos tipos”, es decir, políticos que persigan los
intereses de sus electores. Francisco Herreros (2005) cita a Fearon (1999).

¿La elección como un tipo de control de los gobernantes?, ¿se puede elegir y controlar
a la vez? O es solo la elección o no elección, o reelección como la no reelección de un
político, una cuestión de aceptación más que de control. En los sistemas democráticos
no es posible hablar de elección como método de control a diferencia de un sistema
seudocompetitivo o no competitivo donde no existan alternativas y donde solo se
decide por la continuidad o la renovación, en este caso fuera de los mecanismos
electorales, seria pues solo en estos sistemas las “elecciones” un mecanismo de
control de la sociedad para parar con los abusos de sus gobernantes.

Si las elecciones no son mecanismo de control en los sistemas democráticos,


entonces ¿Qué son?, son “formas de seleccionar políticos que persiguen el bien
común, en lugar de sus intereses fraccionales”. Las elecciones y la tradición
republicana. (2005) Revista Española de Ciencia Politica, Nro. 12, Abril, pp. 53-73.
Para que la ciudadanía allá alcanzado la capacidad de elegir buenos tipos es
necesario que haya alcanzado una comprensión ilustrada de las alternativas políticas
presentada por los políticos para solucionar los problemas de la ciudad. Uno de los
aspectos importantes para una elección eficaz es que las instituciones democráticas
posibiliten el alcance de la estas alternativas a la población, a través de medios de
comunicación estatales y de organismos del Estado que difundan la cultura
participativa en la población y no solo de cómo votar sino cómo saber elegir a un buen
gobernante mas allá de sus características personales.

En America Latina este año se están experimentando diecisiete elecciones desde


municipales, legislativas, regionales hasta presidenciales en las que quince países van
a elegir a sus representantes mediante elecciones (Instituto Interamericano de
Derechos Humanos [Internet] Disponible en: http://www.iidh.ed.cr/capel/ [Acceso el 7
de mayo del 2010]), estas elecciones se van a realizar en países donde el proceso de
consolidación democrática esta avanzando gracias a la creación de instituciones
democráticas y al diseño institucional de los Estados latinoamericanos, pero donde
tambien no existe una conexión entre las instituciones y el diseño institucional con los
valores de la sociedades latinoamericanas específicamente relacionado a los valores
de las elites de los dos espectros de la política latinoamericana. Es innegable el
proceso de consolidación pero tampoco se puede descartar la posibilidad de un
estancamiento y el resurgimiento del autoritarismo mediante los propios medios
democráticos como son las elecciones libres y competitivas, ejemplo de ello son los
casos del Perú con el Fujimorismo y actualmente en Venezuela Chavismo.

Las democracias latinoamericanas son representativas: las decisiones son tomadas


por representantes electos y en donde en el mejor de los casos se espera que los
representantes siempre actúen en función a los intereses del elector. Planteado esto el
problema ya no radicaría en el elector sino en el candidato a ser representante y a los
valores de las elites partidarias que postulan a elecciones, las cuales mayormente no
implementan los mandatos dados por los electores que expresan su aceptación, en las
urnas, de ser o seguir en el gobierno a los candidatos.

Es necesaria pues una congruencia entre los valores democráticos de las elites que
aspiran al gobierno, las instituciones democráticas y el diseño institucional del Estado,
además, de una población que pueda acceder de manera plena a la información de
todos los candidatos que compiten en las elecciones para una verdadera
consolidación democrática que no solo conlleve a una participación efectiva o
mayoritaria en las elecciones sino también una participación eficaz que no se mida de
manera cuantitativa sino cualitativa y tenga como resultado no gobernantes perfectos
sino gobernantes que puedan cumplir el mayor numero de demandas de la sociedad y
que por ende reciba el apoyo que necesita a través del mecanismo electoral.

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