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Electrocución
R. Sánchez Ortega, E. Martín Rioboó,
E. I. García Criado, F. J. Fonseca del Pozo
INTRODUCCIÓN
La electricidad puede provocar lesiones resultantes de los efectos direc-
tos de la corriente en el organismo y de la transformación de la energía
eléctrica en energía térmica al atravesar los tejidos, con una gravedad muy
variable, que puede oscilar desde una sensación desagradable hasta la
muerte súbita por electrocución.
Las dos principales fuentes de electricidad que habitualmente causan
lesiones son la electricidad doméstica, con corrientes de bajo voltaje 110-
220 voltios (V), o industrial, con corrientes de alto voltaje superiores a
1.000 V, y la atmosférica, por medio del rayo.
La mayoría de los accidentes que implican electricidad son laborales,
en afectados con edades comprendidas entre los 15 y los 40 años, y más
frecuentes en varones. En los domicilios son habituales los accidentes
infantiles (las lesiones más frecuentes en los niños son las quemaduras
periorales) y los de adultos cuando manipulan electrodomésticos, calen-
tadores eléctricos y secadores en el baño.
Los rayos son fenómenos atmosféricos naturales que pueden originar
descargas de hasta 100.000.000 de V, con una energía de hasta 200.000
amperios (A). Es una corriente directa y puede producir asistolia incluso
con mínimas quemaduras superficiales, siendo raras la mioglobinuria y
la hemoglobinuria. Los accidentes por rayos (fulguración) implican gene-
ralmente a más de una víctima, ya que la corriente puede saltar de un
individuo a otro o, incluso a través de la tierra, alcanzar a un grupo de
personas que se hayan refugiado de una tormenta.
Las lesiones dependerán de los siguientes factores:
CLÍNICA
El paso de la corriente a través de los órganos y sistemas produce una serie
de complejas lesiones, que se localizarán preferentemente en el trayecto de
ésta, y pueden ir desde hormigueo, dolor, quemaduras cutáneas, contracción
muscular tetánica, hasta FV y asistolia. Las principales diferencias entre
lesiones producidas por electricidad y por rayo se enumeran a continuación.
LESIONES EN LA CABEZA
La cabeza es un punto frecuente de contacto por corriente eléctrica de
alto voltaje. La víctima presentará quemaduras, daño neurológico, cata-
ratas (lesión que puede aparecer inicialmente o, lo que es más habitual,
tardíamente, meses después). Otras lesiones oculares son uveítis, iridoci-
clitis, hemorragia vítrea, atrofia óptica y coriorretinitis. Las fracturas cra-
neales y la rotura de la membrana timpánica se encuentran con frecuen-
cia en las víctimas de fulguración.
LESIONES CARDIACAS
La corriente continua y bajos voltajes están asociados a FV, mientras que
las corrientes de alto voltaje (rayo) provocan asistolia y arritmias, incluyendo
bradiarritmias. El infarto de miocardio se ha descrito pero es muy raro.
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LESIONES PULMONARES
Generalmente, el parénquima pulmonar no resulta afectado. La parada
respiratoria puede producirse inmediatamente después de la descarga
eléctrica, porque la corriente eléctrica pasa por el cerebro e inhibe la fun-
ción del centro respiratorio, por la contracción tetánica del diafragma y
de la musculatura de la pared torácica. Además, se provoca una parálisis
prolongada de la musculatura respiratoria que persiste tras la exposición,
o por paro respiratorio que acompaña al paro cardiaco en pacientes con
FV o asistolia. En muy raras ocasiones se podrán encontrar hemotórax,
contusión pulmonar y lesión pulmonar aguda.
LESIONES VISCERALES
La lesión de vísceras sólidas es rara, aunque a veces se daña el páncreas
o el hígado. Las lesiones de vísceras huecas incluyen vesícula, intestino
delgado, intestino grueso y vejiga; las más frecuentes son la necrosis
hemorrágica del páncreas o vesícula biliar. Ante cualquier dolor abdomi-
nal o situación inexplicable de shock, se deberá tener presente la posibili-
dad de una lesión intraabdominal. Un 25 % de las víctimas presentan náu-
seas, vómitos y, con menor frecuencia, dilatación gástrica, hemorragia
digestiva y úlceras de estrés.
SISTEMA NERVIOSO
La pérdida transitoria de la conciencia es el síntoma más frecuente y se
asocia generalmente con un buen pronóstico. Si el coma se prolonga más
de 10 minutos o aparece un deterioro posterior del nivel de conciencia, se
deberá sospechar un daño intracraneal grave, como edema cerebral o
hemorragia intracraneal. Al despertar, las víctimas pueden presentar con-
fusión, pérdida de memoria reciente, falta de concentración y cefalea.
No son raras la ceguera, sordera, afasia o parálisis, que cuando apare-
cen son transitorias y pocas veces persisten como secuela.
La convulsión puede aparecer tras la electrocución. La lesión espinal
puede ser consecuencia de las fracturas de la columna cervical, toráci-
ca y lumbar.
La gran mayoría de las víctimas por rayo están confusas y con amnesia
anterógrada de varios días tras el accidente.
LESIONES CUTÁNEAS
Las quemaduras son, junto a la parada cardiaca, las lesiones más devas-
tadoras asociadas a las provocadas por electricidad. La «mancha eléctri-
ca» es la lesión negruzca, indolora, con zona isquémica alrededor. Las
zonas más frecuentes de contacto con la corriente eléctrica son las manos
y el cráneo. Las áreas más comunes de contacto con tierra son los talo-
nes. A veces, cuando la corriente crea un arco eléctrico la elevada tempe-
ratura alcanzada (hasta 2.000 °C) hace que las ropas de la víctima ardan,
lo que aumenta la superficie quemada.
LESIONES VASCULARES
Pueden ser trombosis y rotura arterial y venosa. Es importante com-
probar el pulso y el relleno capilar en todas las extremidades.
LESIONES METABÓLICAS
Incluyen acidosis metabólica, hiperpotasemia e hipotermia.
TRATAMIENTO
RESUCITACIÓN Y TRIAGE EN EL LUGAR DEL ACCIDENTE
La prioridad en el tratamiento de víctimas por energía eléctrica es la pro-
pia seguridad del equipo de urgencias. Si la víctima sigue en contacto con
la corriente, ésta debe ser interrumpida por personal autorizado. Cuando
se trata de corriente de alto voltaje, no se debe acercar nadie por la posibi-
lidad de arco eléctrico, puesto que la electricidad de los cables de alta ten-
sión puede saltar o describir un «arco» de hasta 18 metros y matar a una
persona (este tema ya fue tratado en el capítulo 1). Los bomberos llevan
guantes de seguridad y pértigas (figs. 1 y 2). En caso de que existan poros
en sus guantes o botas, la corriente puede atravesarlos. Por ello recomien-
dan ponerse primero en contacto con la empresa suministradora de la
energía y no entrar hasta que ésta avise de que la corriente ha sido quita-
da. En la figura 3 se puede observar el procedimiento para retirar el cable
Figura 1
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mias graves deben ser tratadas con las técnicas estándar de soporte vital
avanzado.
• La vía aérea debe asegurarse y administrar oxígeno cuanto antes. La
intubación orotraqueal debe realizarse de forma precoz, si estuviera
indicada, para prevenir la aspiración pulmonar; puede ser dificultosa
cuando hay quemaduras en la cara, la boca y el cuello.
• Canalización de dos vías intravenosas gruesas y reposición de fluidos
dependiente del grado de lesión. La hipovolemia es muy frecuente, con
hipotensión y shock que se debe prevenir. Administración de manitol
20 %, 1-2 g/kg, para prevenir la insuficiencia renal por mioglobinuria
y hemoglobinuria, excepto en descargas de rayo. Si no se tiene mani-
tol, perfundir Ringer lactato a razón de 4.000 ml/24 h y 56 gotas/min,
intentando conseguir una diuresis superior a 100 ml/h (diuresis de 1-
1,5 ml/kg/h si la orina es colúrica y de 0,5 a 1 ml/kg/h cuando el aspec-
to de la orina sea normal); si la parada cardiorrespiratoria o las lesio-
nes cerebrales se presentan en pacientes alcanzados por un rayo, deben
restringirse los líquidos para evitar el edema pulmonar y el incremen-
to de la presión intracraneal.
• Hay que tomar las constantes vitales (temperatura, presión arterial, fre-
cuencia cardiaca y respiratoria) y la saturación de oxígeno. Sondeo uri-
nario y medición de diuresis horaria.
• Si hay hipotermia, hay que proceder al recalentamiento lento abrigan-
do con mantas.
• El médico debe tratar de identificar los órganos dañados, estudiando el
trayecto seguido por la corriente (buscar los puntos de entrada y salida).
• Si presenta convulsiones, tratar con diazepam i.v. o midazolam.
• El uso de camillas rígidas, como en otros traumatizados, es útil para la
movilización y el transporte. Las fracturas deben ser estabilizadas y las
quemaduras cubiertas con vendas estériles secas.