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Matrimonio Sagrado

Marcel Sigrist

En las sociedades del pasado, a menudo nos encontramos esta institución, bastante
particular, del matrimonio sagrado, a saber: la unión física entre un rey y una divinidad. Algunos
textos acádicos y suméricos dan la impresión de que esta ceremonia efectivamente ha
realmente tenido lugar. Las informaciones, sin embargo, no parecen ser completamente
probatorias.
De todos modos es interesante revisar este tema y tratar de explicar el objetivo que una
ceremonia tal debía cumplir en la sociedad. No es posible simplemente tomar los textos que
tratan sobre este tema, (el Cantar de los Cantares es un ejemplo paralelo), y sobre la base de
ciertas exégesis concluir si el matrimonio sagrado se llevó a cabo o no. En el caso del Cantar
de los Cantares se conoce una variedad de interpretaciones. Lo mismo sucede con el
matrimonio sagrado. Al contrario, es necesario partir de un análisis de las diferentes formas de
la sociedad humana para encontrar allí la justificación del matrimonio sagrado como institución.

La historia de la humanidad ha conocido tres tipos de sociedades (p. 159)

1 Una sociedad que proyecta y encuentra su sentido, su inteligibilidad, al exterior de sí mismo,


en algo que es otra. Esta sociedad se ubica frente a sí misma. Entonces, encuentra su sentido
fuera de sí misma, en los ancestros, y más tarde en la religión.

2 Hay sociedades en las que ya no son los ancestros los que se encuentran al exterior del
cuerpo social porque no hay más necesidad de ellos ya que alguien hablará en su nombre, un
individuo del grupo que participará en lo divino, en esa exterioridad de lo social.

3 Por último, están nuestras sociedades modernas donde la separación ya no se da entre el


interior y el exterior del grupo porque desaparece el exterior del grupo y la división está dentro
de sí misma. Habrá dominantes y dominados dentro del cuerpo social, sin recurso a un poder
supremo, superior a todos.

Nuestro interés se centra en las dos primeras formas de manifestación de poder en lo


social y más aun en el pasaje de la primera a la segunda, cuando alguno de entre los hombres
pretende apoderarse del mundo divino y por lo tanto estar revestido del poder de ese mundo
divino para controlar la sociedad de los hombres.

Proceso de institución de una sociedad.


Clastres un especialista en los guaraníes del norte del país, habla del "acto sociológico
por el cual una sociedad decide en cuanto a su modo de despliegue respecto al poder, la
historia, la relación con la naturaleza y el discurso de los hombres. "(p. 93-94).
Es a partir de esta constatación que es necesario analizar el poder de la realeza en las
primeras sociedades que conocemos y paralelamente el lugar de lo religioso en estas
sociedades.
La realeza u otras formas de gobierno de uno sobre todos, o de algunos sobre todos no
siempre fue así. Tuvo un comienzo en las sociedades y tal vez ese comienzo fue traumático y
dramático. Los grandes textos literarios de la lista de los reyes sumerios repite dos veces
"cuando la realeza descendió del cielo."
La realeza no es una institución humana, sino divina, que se fundamenta en lo religioso
de esta sociedad. Al analizar este primer estadio se verá mejor cómo se sitúa lo religioso y lo
político en el desarrollo de estas sociedades y, finalmente, se ubicará en su lugar el matrimonio
sagrado que ya ha hecho correr tanta tinta. El matrimonio sagrado no se ancla exclusivamente
en la realeza, sino que es una legitimación de esta misma en referencia al estadio anterior de
una sociedad que defiende de lo político confiándose por completo a las divinidades.

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Lo anterior a la realeza.

Esta presentación se basa en la investigación de Pierre Clastres sobre el liderazgo


indígena de América del Sur, concretamente los guaraníes y la elaboración teórica realizada
por Marcel Gauchet en su investigación sobre lo religioso, lo social y lo político.
"Las sociedades primitivas se defienden contra la aparición de un poder separado que
dividiría el grupo”. (P. 118). Todo el poder en la sociedad siempre se ubica en la exterioridad de
la sociedad, de un grupo humano concreto.
Para evitar que alguien del grupo tome esta posición (como más tarde lo hará el rey) "la
sociedad se instala en una división situando radicalmente fuera de ella misma el principio de
legitimación de lo que ella es."(p. 118) Esto es lo que Gauchet llama "la deuda del sentido" que
es la forma más elemental, al mismo tiempo que la razón más general de la creencia religiosa:
uno debe lo que es, a la divinidad. (P. 46) Comprender por qué en toda sociedad primitiva
siempre se ha querido reconocer una deuda en relación a los otros seres (ancestros) es
entender por qué los hombres universalmente se entienden como deudores, por qué las
sociedades también han pensado obstinadamente que su razón de ser depende de otra cosa.
Todas estas sociedades dicen que “es a los dioses - lo que significa simplemente seres de otra
naturaleza que la nuestra – a quienes debemos el ser lo que somos”, proposición
eminentemente política en la que se expone de alguna manera el fundamento mismo de toda
sociedad. (pp. 45-46).
Entonces para desarrollar mejor el primer punto: la división en las sociedades primitivas
pasa, no entre los hombres (los gobernantes y gobernados), sino entre ausentes y presentes
(dioses o ancestros y los hombres). La sociedad primitiva, así, se defiende del surgimiento de
un poder separado en el interior de sí misma. De esta manera, al colocar el principio del poder
hacia el exterior de la sociedad, todos los hombres, los miembros de este grupo, son por igual y
de manera uniforme sujetos de lo invisible. Así, una sociedad cuyo poder de organización es
externo a ella no está en absoluto libre de sí misma, de sus elecciones y de sus orientaciones
de su desarrollo, porque "su legitimidad proviene del exterior" (p. 47). Estas sociedades se
sienten privadas de cualquier decisión eficaz por sí mismas sobre su forma de ser. Dado que
su orden es dictado desde el exterior ellas se consideran, sin decisión sobre él. El hombre se
siente completamente determinado por estos poderes (ancestros o divinidades) que ubica por
encima de él. Acepta que las reglas del grupo, que él sería muy capaz de dirigir y controlar,
sean ellas también controladas por seres invisibles.
Por el contrario nos encontramos con la afirmación continua que el orden del mundo,
incluso humano, no le pertenece al hombre, está sustraído del control humano. "El
reconocimiento de la desposesión es completo, absoluto, metódico. "(p. 60) Esto no es por
casualidad sino una elección de un decisión de la sociedad. Es en este plano que interviene lo
religioso y lo político para explicar esta situación, esta toma de partido de la sociedad contra sí
misma.

LA RELIGIÓN

En este punto algunas reflexiones sobre la religión son necesarias. Nosotros no la


concebimos como una forma mistificada de explicar el mundo; la religión es una verdadera
estructura social. Es la articulación eficaz de la sociedad con su exterior. A través de la
religión una línea divisoria se instala entre los hombres y las modalidades de su organización
en sociedad. Las razones que presiden la organización de la sociedad tienen su hogar fuera de
la sociedad. (P. 63)

El lugar desde el que la sociedad es capaz de pensarse, de llenarse de sentido y actuar


sobre sí misma está fuera de la sociedad. (P. 64) Por lo tanto hay una segregación de un polo
de poder. El discurso religioso dice que hay un polo de poder -donde lo que hacen los hombres
toma su origen y razón de ser- un centro de poderes invisibles que mandan a los visibles. El
poder existe, pero no es para los hombres.

La colectividad se desapropia de sus razones de ser, sus principios de organización y


sus objetivos lo que le permite hacer evitar la secesión en el interior de sí misma de una
instancia de la autoridad legítima y la definición social. (P. 68)

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Ninguna sociedad es naturalmente una. Es imposible para una sociedad reunirse a sí
misma toda entera. Esto explica la presencia de la religión en estas sociedades. El origen de
las cosas está en otra parte. Hay separación de la comunidad viviente con el principio de su
origen y del hogar de su ley. Es necesario que la ley y el saber que comprenden este mundo
vengan de otra parte distinta del plano donde nos encontramos. Tal es la voluntad de la
desposesión, tal es la necesidad de considerarse deudor que permite la sumisión de las masas
de abajo a los que ordenan desde arriba. Exterioridad, desposesión, deuda, son las
dimensiones que operan en las sociedades primitivas para impedir una división política pero
que va concretizarse más tarde.

Describamos este exterior: es un punto absoluto de saber. Punto absoluto de igualdad,


prescripción para todos de la misma manera. La ley que viene de afuera es justa porque
también ella es sustraída en su formulación de los que tendrían interés de dictarla. El lugar del
exterior es sede de un poder absoluto. Acción en la sociedad libre de todo obstáculo.

Lo social, la deuda, es confiarse a otro distinto de sí.

El ESTADO
La estructura de la sociedad ante el Estado contiene oculto el principio del origen del
Estado. El nacimiento del Estado corresponde a invertir el uso de la dimensión de exterioridad
del fundamento social. Todo el sistema social se organiza para excluir el paso de uno de entre
los hombres del lado de la verdad del fundamento, por lo tanto del poder. Esto es para evitar el
surgimiento de un poder separado entre los hombres; que nadie se permita por su participación
en la verdad del afuera imponerla al resto de la sociedad. El fundamento es llevado lejos de la
comunidad de los vivos y las razones de ser del hecho colectivo son declaradas como
procediendo de otra cosa que de la obra de los hombres.

Es necesaria la exterioridad del fundamento como una línea divisoria absoluta entre el
espacio-tiempo del fundamento y del campo humano, para que el pasaje de un hombre del
lado de los poderes creativos de los orígenes se convierta a priori, inconcebible. (P. 77) Es
necesario que el origen haya tenido lugar en un momento diferente, desarticulado de aquél
donde se suceden las generaciones de creaturas. Nada ha pasado desde el origen; es
necesario que el origen sea como el tiempo de ayer. Aún si la sociedad progresa ella lo niega,
asegurando que cualquier descubrimiento o modificación se debe a los dioses. En estas
condiciones mejor es la dictadura de los orígenes que la sumisión del hombre al hombre. (80)
.

Religión – Estado
¿Cómo llega un hombre a hacerse reconocer como un dios que controla el destino de
todas las cosas? No hay realización del Estado sin liquidación de la religión (los ancestros). El
Estado está llamado a desplazar lentamente a los antepasados, los dioses.

De la dominación despótica a la ambición totalitaria el paso es inmenso, y permite


medir hasta qué punto ese cuerpo de creencias que legitima al déspota, al mismo tiempo le
asigna los límites. Por su modo sobrenatural de legitimación, en efecto, el déspota debe
permanecer al mismo tiempo, un heredero de dios y un representante de él. (P. 113). Heredero
de un mundo que él no ha creado, incluso si se supone que desempeña allí un rol eminente,
representando un universo sagrado del todo diferente, o incluso si se supone que participa
directamente; el déspota aun si es reconocido dios, no lo es sino como representante aquí de
lo que tiene lugar en otra parte (p. 114). En una palabra, no podría incorporar totalmente el
lugar de su legitimidad. Lo que él es no lo es sino por algo que no es él. Le falta algo para
establecerlo en lo absoluto de sus poderes. El déspota no puede igualar jamás el orden
trascendente cuyos resortes se le escapan. Si, por un lado, él es la piedra angular del orden
existente, por el otro no es el origen efectivo permanente y eficaz de la organización colectiva;
lo que no le impide su anclaje en lo religioso.

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Los cambios que tuvieron lugar en el surgimiento de la realeza.

La realeza es concretizar lo sobrenatural en la sociedad, hacerlo de una manera u otra


efectivamente presente. El otro cesa absolutamente de ser otro, para encarnarse entre los
hombres y suprimir aquellas en las que se delegada del resto de la humanidad. (P. 115) La
escisión instaurada entre lo social y su fuente supuesta no es más una división radical. Ocurre
dentro de la sociedad misma para fundar la división en gobernantes y gobernados, figuras de lo
sobrenatural en su correlación con los modos de dominación. Desde el éxito de las sociedades
primitivas en conjurar la dominación por lo sobrenatural hasta la afirmación total de la
dominación del Estado con el fin de toda legitimación religiosa de la organización social. 116

Realeza: pasaje de la etapa 1 a la etapa 2. Pasar de una situación en la que todo el


poder está al exterior de la sociedad a un estadio en la que un hombre toma el poder así y por
lo tanto establece una división en la sociedad humana.
Distingamos el rey de los chamanes.
De lo sobrenatural, el chamán no participa personalmente ni más ni menos que los
demás miembros de la sociedad. Este segundo orden de referencia es concebido y dispuesto
de tal manera que es impensable su materialización en un lugar privilegiado, en un espacio
humano. 115 Mientras la revolución en las formas de lo sagrado que acompañan
sistemáticamente el nacimiento del Estado es, precisamente, concretizar lo sobrenatural en la
sociedad, para hacerlo de una manera u otra efectivamente presente - en lugar de poder ..
El otro deja de ser absolutamente otro para encarnarse entre los hombres y restar
aquellos en los que delegó el resto de los hombres. La escisión se desarrolló entre la oficina y
su supuesta fuente ya no es radical por partes: se pasa dentro de la misma empresa para
fundar la división entre gobernantes y gobernados.

En resumen:
En el punto de partida de las sociedades humanas, lo religioso domina la sociedad por
completo, es decir, los miembros del grupo viven en completa dependencia de un exterior que
los gobierna y les prescribe las formas de su existencia. El exterior es el absoluto de todo.
Es la desposesión absoluta de la decisión frente al despotismo de un miembro sobre
todos los demás. Pero llega un momento en la historia donde los hombres pueden aspirar a
tener alguna participación en este exterior. Esta demanda es posible en un principio, para los
que están directamente en relación con esta “deuda de sentido", el mundo religioso. Luego
vendrán los que más allá de lo religioso lleguen a participar de alguna manera en el poder de
los ancestros sobre los hombres, a convertirse en pontífices, los hacedores de puentes entre la
exterioridad y el grupo. Es en este contexto que hay que leer ritual o el simbolismo del
matrimonio sagrado. En primer lugar la del sumo sacerdote con una divinidad y más tarde el
del rey con la divinidad.

Hay, de alguna manera, una suerte de impermeabilidad entre los dos, el interior y el
exterior de la sociedad, los miembros del clan y los antepasados y los dioses. No hay pasaje y
sin embargo, históricamente se encuentra que esta transición se hizo. Hay una práctica en las
tribus, el del don y el del regalo que podría haber sido el punto débil por el que el pasaje, al
principio discreto, entre hombres y dioses se instauró. Este pasaje nunca fue generalizado para
todo el mundo, pero sí para la clase de sacerdotes primero y luego, más claramente, para la
clase dominante, que tiene el poder y cuyo prototipo es el rey.

Las cosas de este mundo son como son y eso no se discute. Ni perspectiva de mejora
y menos aun oposición a lo que está. Un conflicto no puede poner en peligro la sociedad ya
existente. "Esto no es otra cosa, parece ser, que la recuperación de la división interna,
destinada a evitar el despliegue efectivo en el antagonismo radical de los agentes sociales que
se reconocen en el principio del régimen de obligaciones que imponen dar, recibir y devolver.
122-123.
El intercambio instala a la gente en un cara a cara radical nunca exento de
confrontación. Pero impide también cuestionar el modo de relación y mundo en el que se
desarrolla. 123
La instauración del intercambio es la disyunción de la relación social antagonista con su
virtualidad primitiva, es decir, la restitución total a los hombres de su sentido del empresa

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colectiva a través de su oposición y la reanudación exclusiva de la dimensión simbólica
engendrada por el cara a cara conflictual de sí mismo y del otro Lo que cualificará el más allá
será, en lo sucesivo, el rey que es el punto absoluto de conocimiento, poder y justicia, de
igualdad.

El pasaje en Mesopotamia se realizó alrededor de 2400 a.C. Un rey Naram-Sin ha


añadido a su nombre el título de dios. De hecho cuando se escribe el nombre de un dios se lo
hace preceder por una estrella, que se pronuncia dingir. Por eso en un texto se ve de inmediato
que se trata de una divinidad. Lo mismo sucede a la hora de escribir el nombre de una ciudad,
se añade el signo ki que es un determinativo, que es lo que ayuda a especificar los diferentes
elementos. Así, al principio de su reinado, este rey comenzó a proclamar su deificación, lo que
significa que declara tener un pie en otro mundo. A partir de ese momento no se pasa más por
los ancestros, porque es el rey el que conoce sus voluntades y se convierte en el vocero. Es el
pontífice, el que hace el puente entre los dos mundos, el de los dioses y el de los hombres.
Esto da poder sobre todo el universo, y en esto siguió a su abuelo Sargón, el señor de toda
Mesopotamia que la unificó y ubicó bajo su poder.

Este momento es fundamental para la historia, cuando la separación absoluta entre el


mundo de los humanos y el más allá no existe más. El poder retenido por los dioses pasa por
la mano de un hombre y más tarde, entre las manos de muchos que reclamarán siempre sus
vínculos particulares con los dioses. Son estos vínculos los que dan poder a estos reyes sobre
sus pueblos. Posteriormente los reyes de Mesopotamia no reclamarán más su descendencia
celeste porque la separación en la esfera humana entre gobernantes y gobernados está ya
plenamente aceptada, y ya no es necesario hacer un llamamiento a los dioses. El poder viene
de nacimiento o por la fuerza de un golpe de estado. Pero lo que quedará siempre es la
separación, no más división entre los hombres y dioses sino en el grupo humano en sí mismo
entre los gobernantes y los gobernados. Esta separación existe hoy. En otro tiempo los
gobernantes reclamaban su posición del cielo, el de la majestad, ahora reclaman su posición,
como resultado de la elección de la mayoría. Siempre es necesario encontrar una justificación
la división entre los hombres.

Manifestación de la deificación de los reyes.


Familia divina
Hay una serie de textos literarios datados en la tercera dinastía de Ur, entre 2100 y
2000 aC, textos que glorifican el Rey por su valentía, sus conocimientos. En algunos de estos
textos se describe el origen del rey. El rey nació de semen divino, amamantado con leche
divina de las diosas. Estas líneas destacan el origen divino del rey, que es el que
indefectiblemente hace las ofrendas a los dioses en la reconstrucción de sus templos y con ello
garantiza los servicios regulares. Todos los reyes glorifican su relación privilegiada con los
dioses y templos.
Los reyes son los que garantizan la justicia para su pueblo. Deber normal para el buen
funcionamiento del reino, pero herencia directa de lo que es en el más allá un polo absoluto de
la justicia. El rey, que tiene un pie en el más allá, que está vinculado a los dioses es aquel que
toma sobre sí esta posición de lo absoluto: saber, justicia, tiempo y eternidad.
Es en este contexto en el que debe ser analizado el matrimonio sagrado.

Matrimonio sagrado y transferencia de conocimientos de los dioses

El estudio del matrimonio sagrado sigue siendo un tema de elección para los
investigadores debido a su extrañeza y su carácter un poco subido de tono de una institución
que roza la prostitución divina. De hecho, la interpretación de textos que parecen hablar de
esto puede avanzar hacia una lectura fundamentalistas (realista), o, en cambio, en dirección a
una metáfora para caracterizar el papel de la monarquía y el del rey en la sociedad
mesopotámica. Me gustaría presentar el artículo de Beate Pongratz-Leisten sobre el
matrimonio sagrado, para quien esta institución es una metáfora que quiere traducir la
transferencia del saber celeste al rey. Los textos literarios y de adivinación son la base de
nuestra información.

Se trata de pensar esta nueva situación donde un hombre tiene una relación
privilegiada con los ancestros o los dioses, mucho más cuando se convierte en dios sin dejar

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de ser hombre. Esto está significado por el título DINGIR (dios en sumerio) que aparece en los
nombres de año de Naram-Sin. Esta nueva condición debe considerarse en varios niveles:

A - ¿Cuál es la naturaleza divina del rey que se dice divino? ¿cómo sabemos que pertenece a
la esfera de lo divino? No es suficiente decirlo, es necesario encontrar un discurso o un ritual
que pruebe o activarlo por una metáfora. Pero ¿se planteaba una cuestión tal, relativa a la
esencia divina del rey? Hubiera sido necesario ser más especulativo en la materia.

B - ¿Que comparte el rey con los ancestros o los dioses? Los dioses transmiten al rey su poder
y conocimiento. Será necesario decir cómo el poder y el conocimiento pasan al rey, haciéndolo
de alguna manera igual a los dioses.

C - Hay que añadir que el rey se glorifica de otras cualidades. Todo rey se proclama justo,
garantizando el orden del mundo. Esta fue la función primera de los dioses de los cielos. El rey
agregará siempre en su titulatura que él es el rey justo. El rey es también el cazador, el
guerrero y el luchador.

El rey, como antes los ancestros o el consejo de los dioses, mantiene el orden cósmico
en la sociedad, gracias a la Tablilla de los Destinos. El rey debe recibir el conocimiento del
mundo de los ancestros para ser capaz de decir y seguir ofreciéndolo a su pueblo. Basado en
este punto de vista, es evidente que lo social, lo religioso y lo político son realidades conjuntas.

Les presento todas las formas de relación de lo humano y lo divino a través de las
cuales la realidad divina o lo que la caracteriza ha podido pasar a un hombre que se convertirá
en el rey.

Cosmogamies:
Para hacer posible la reencuentro entre el cielo y la tierra, primero fue necesario
separarlos. Esta reunión sexual, matrimonial, se describe en la metáfora de los
acontecimientos meteorológicos (lluvia, rayos, trueno).

Hierogamias
Hieros gamos: el matrimonio sagrado es de origen griego y es común entre Deméter y
Jasón. En el siglo XIX este término designará la unión entre un dios y una diosa un rey y una
diosa.

Historia de la interpretación de la hierogamia.


Para algunos, el matrimonio sagrado es un
1 - ritual para asegurar la fertilidad del país.
2 - ritual que concierne a la muerte y resurrección del dios
3 - ritual para la deificación del rey y de los medios de producción herederos reales divinos
4 - ritual de coronación del rey que es el momento en que los dioses determinan su destino, y
le confían sus poderes.

Teogamia, unión entre los mismos dioses.

Me limito, en este contexto, a la hierogamia, la unión entre un hombre, el rey y una


diosa, a menudo representada por la sacerdotisa de esta divinidad.

¿Hubo un ritual de matrimonio sagrado, o es una metáfora para describir la relación


especial entre el rey y los dioses? ¿Se ha querido reconstruir este ritual o, se puede decir, que
se lo ha inventado? La elección de la metáfora del matrimonio se imponía debido a que la
relación especial del rey con los dioses se dice mejor en las metáforas de la familia. No se trata
sólo de mediación y legitimación del poder divino. El lugar social de las relaciones familiares
estableciendo los vínculos con el mundo divino afirma la autoridad del rey más que la jerarquía
política. En las metáforas las nociones de familia, de filiación y hermandad son importantes
para expresar la interacción entre la esfera humana y divina. Esto es especialmente verificado
para la selección divina el rey.

Hierogamia y poder narrativo.

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Por estos textos y relatos se muestran cómo el rey adquiere el conocimiento de los
planes divinos, ya que se presenta como el hijo adoptivo de los dioses.

Hierogamia presentado en himnos reales.


Estos himnos destacan la elección del rey, de tal rey para la realeza. Cabe señalar la
importancia del dios Enlil y la diosa Inanna que es la voz de Enlil, en el proceso de selección de
un rey que se ocupa de los templos de los dioses. Aquí aparece el papel de lo religioso para
construir lo social. La hierogamia está vinculada a la aprobación divina de las prestaciones
cultuales del rey para los dioses. Si la sexualidad aparece en estos textos la palabra, por otra
parte, también tiene un lugar de especial importancia porque se trata de convencer a la
audiencia acerca de la rectitud de los edictos del rey, así como su origen divino. A lo largo de la
historia de Mesopotamia Inanna es la voz de los mensajes divinos para los hombres a través
del rey. Inanna es la voz de los dioses, esta función es esencial para entender el matrimonio
sagrado.

Cuando la hierogamia desaparece, el papel de Inanna se transferirá a la profecía. La


profecía es una autoridad política que utiliza su saber en una situación crítica que requiere una
intervención de la administración del rey. La profecía es el conocimiento de las cosas del
mundo divino. La profecía da la aprobación de la acción del rey en situaciones críticas como las
de la sucesión real.

Teogamia (unión de un dios con una diosa) es también la aprobación divina de los
actos de culto del rey. No hay ningún texto antiguo de un ritual sobre la teogamia. Para Gudea,
el resultado de la teogamia entre Nansze y Baba es la aprobación divina del rey para sus
prestaciones cultuales que le valieron la abundancia en el país. Para el autor, el banquete, la
abundancia en la fiesta de los dioses y la teogamia son las expresiones de la aprobación del
rey por los dioses.

Conclusión
Si bien es poco probable que el matrimonio sagrado, como una unión carnal entre el
rey y una divinidad, se haya producido realmente, se debe reconocer en esta institución una
metáfora que justifica la nueva posición del rey como dios, heredero, al menos, de lo que
constituye el centro y el punto de decisión de la sociedad. De este más allá, de ancestros y
dioses, el rey se convirtió en heredero y participante desde su nacimiento.

Hierogamias y narrativas de poder

Muchas metáforas de poder, incluido el del rey. Algunas en culto, otras en los mitos, las
alabanzas de los reyes.

Hierogamias himnos reales numéricos

Los himnos ligan la metáfora del matrimonio sagrado con una bendición pronunciada
por Inanna. Inanna es la voz de Enlil para el rey y anuncia una decisión favorable de los dioses
para el rey. Inanna une a sus bendiciones al justo desenvolvimiento del rey en sus actividades
cultuales.

Guerrero que defiende el orden cósmico


Intercesión para el rey en la asamblea de los dioses
Mensajero divino

Al vincular la bendición del encuentro sexual entre la diosa y el rey la naturaleza


biológica de la interacción divino-humano se transforma y está incluido en la experiencia social
de universos simbólicos.

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Relaciones fuertes entre el rey e INANNA.
Con los reyes de origen Amorreo en 1820 a.C:, hieros gamos se detiene y será la
profecía la que tome la posta de, entre Inanna y el mundo divino. Inanna revela el secreto de
los dioses, el destino del rey vinculado al del país. Inanna transfiere el conocimiento de divino
al rey para que pueda participar en el plan de los dioses sobre el mundo y realizar
adecuadamente las funciones de su cargo real.

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