Sie sind auf Seite 1von 1

Haciendo deporte alguno nos habrá pegado, arañado o nos habrá arremetido con la

cabeza. Sin embargo, no nos ofendemos, sino que nos guardamos de él, pero no como
de un enemigo. Así suceda aproximadamente en las otras situaciones de la vida. No le
prestemos atención a las muchas cosas que hacen aquellos hombres que son, por decirlo
así, nuestros compañeros de gimnasio. Es posible, esquivarlos sin odiarlos ni tenerlos
por sospechosos.

Idea de Marco Aurelio (121-180), emperador romano y filósofo estoico.

Haciendo deporte alguno nos habrá pegado, arañado o nos habrá arremetido con la
cabeza. Sin embargo, no nos ofendemos, sino que nos guardamos de él, pero no como
de un enemigo. Así suceda aproximadamente en las otras situaciones de la vida. No le
prestemos atención a las muchas cosas que hacen aquellos hombres que son, por decirlo
así, nuestros compañeros de gimnasio. Es posible, esquivarlos sin odiarlos ni tenerlos
por sospechosos.

Idea de Marco Aurelio (121-180), emperador romano y filósofo estoico.

Haciendo deporte alguno nos habrá pegado, arañado o nos habrá arremetido con la
cabeza. Sin embargo, no nos ofendemos, sino que nos guardamos de él, pero no como
de un enemigo. Así suceda aproximadamente en las otras situaciones de la vida. No le
prestemos atención a las muchas cosas que hacen aquellos hombres que son, por decirlo
así, nuestros compañeros de gimnasio. Es posible, esquivarlos sin odiarlos ni tenerlos
por sospechosos.

Idea de Marco Aurelio (121-180), emperador romano y filósofo estoico.

Haciendo deporte alguno nos habrá pegado, arañado o nos habrá arremetido con la
cabeza. Sin embargo, no nos ofendemos, sino que nos guardamos de él, pero no como
de un enemigo. Así suceda aproximadamente en las otras situaciones de la vida. No le
prestemos atención a las muchas cosas que hacen aquellos hombres que son, por decirlo
así, nuestros compañeros de gimnasio. Es posible, esquivarlos sin odiarlos ni tenerlos
por sospechosos.

Idea de Marco Aurelio (121-180), emperador romano y filósofo estoico.

Haciendo deporte alguno nos habrá pegado, arañado o nos habrá arremetido con la
cabeza. Sin embargo, no nos ofendemos, sino que nos guardamos de él, pero no como
de un enemigo. Así suceda aproximadamente en las otras situaciones de la vida. No le
prestemos atención a las muchas cosas que hacen aquellos hombres que son, por decirlo
así, nuestros compañeros de gimnasio. Es posible, esquivarlos sin odiarlos ni tenerlos
por sospechosos.

Idea de Marco Aurelio (121-180), emperador romano y filósofo estoico.

Das könnte Ihnen auch gefallen