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LA DOCTRINA PONTIFICIA
ESCUELA SOCIAL SACERDOTAL
MÁLAGA MCMXLIX
NIHIL OBSTAT:
Dr. Justo Novo De Vega,
Censor.
IMPRIMATUR:
+ ÁNGEL,
Obispo de Málaga.
Málaga, 20 junio 1949.
Aldus, S. A. - Castelló, 120. - Madrid.
ÍNDICE
Págs.
La Acción Católica es verdadera acción social 23
Razón de su intervención 25
Urgencia y obligatoriedad de esta acción 26
Fines de esta acción social 31
Actividades sociales de la Acción Católica como tal 36
Actividades sociales de los miembros de Acción Católica 48
Las armas para el apostolado social 57
La gran norma directiva 78
PROLOGO
Hace justamente un año salía a luz la primera publicación editada por la Escuela Social
Sacerdotal de Málaga. Tratábase de un pequeño folleto de veinte páginas, en el que,
bajo el título Un programa de acción social, se reunían cincuenta textos pontificios.
Sólo se pretendía con él ofrecer a los patronos, propietarios rurales y obreros
malagueños un sencillo vademécum de acción social, exclusivamente formado por
textos literales de las encíclicas, mensajes, cartas y discursos pontificios.
El folleto tuvo excelente acogida. La fuerza expresiva de las palabras pontificias, la
cuidada selección de las citas, e incluso su impresión clara y agradable, lo hicieron
acreedor a unánimes elogios. Mas la utilidad evidente que ha prestado, sirviendo como
pauta a numerosas conferencias de carácter social y despertando inquietudes en aquellos
a cuyas manos llegó, ha puesto de relieve la conveniencia de proseguir este género de
publicaciones.
Cuadernos sociales.
Con el opúsculo que ahora publicamos comienza una serie de trabajos, más amplios y
completos que el primero, en los que se irán dando a conocer los frutos de una de las
labores fundamentales de la Escuela: el estudio profundo y extenso de las enseñanzas
pontificias en materia social, fundamento básico de la formación social del sacerdote.
Cada uno de los que se vayan publicando contendrá, armónicamente recopilado, el
pensamiento de los Papas sobre un determinado aspecto del complejo problema social.
Con ellos, poco a poco, podrá formarse una copiosa antología, que puede muy bien
servir de base a un ensayo posterior de Sociología Pontificia donde se aborden, con
método y en conjunto, los múltiples temas de los que los Pontífices se han ocupado en
tantas y tan diversas ocasiones.
Cuadernos homiléticos.
Junto a estos opúsculos de doctrina social se irán publicando, Dios mediante, otros con
los materiales para homilías, tal como se vienen preparando en los coloquios
homiléticos de la Escuela, siguiendo el método iniciado en la Casa Sacerdotal de
Maliaño, del barrio pesquero de Santander.
Unos y otros podrán servir a cuantos tienen la misión de formar apóstoles. Serán de
gran utilidad a las distintas asociaciones de la Acción Católica; a los colegios y centros
de enseñanza en general; a todos los católicos que quieran adaptar su apostolado a las
directrices que emanan de la Cátedra de la Verdad.
A los sacerdotes consiliarios y directores de estas asociaciones se los ofrecemos con
particular afecto. Y al hacerlo, queremos rendir con ello homenaje de admiración y
devoción filial al Sumo Pontífice felizmente reinante, nuestro Padre Santo el Papa Pío
XII, en la feliz oportunidad de sus bodas de oro con el Sacerdocio.
Algunas advertencias.
Las palabras de los Papas, henchidas de contenido, se transcriben literalmente, sin glosa
ni comentario alguno. Cada texto va precedido de un número, que, ordenándolos todos
correlativamente, facilitará mucho su uso. Con los títulos y subtítulos que encabezan las
divisiones lógicas en que se han agrupado y con los epígrafes de que cada párrafo va
precedido, en los que se resume sintéticamente su idea dominante, se ha compuesto un
guión que puede ser muy útil en la preparación de círculos de estudios, conferencias o
trabajos escritos.
Importa, no obstante, advertir a quienes utilicen estos textos que es necesario estudiarlos
atentamente para llegar a alcanzar todo su profundo significado. Precisa volver a insistir
sobre ellos una y otra vez; en ocasiones, considerarlos insertos en su contexto propio y
explicar los pasajes que puedan ofrecer oscuridad con otros más luminosos, hasta llegar
a descubrir toda la hondura del pensamiento pontificio.
Un caso concreto.
Como ejemplo que ilustre cuanto venimos diciendo, permítaseme ponderar el contenido
de algunos textos que juzgo de especial interés, ya por el terreno en que se mueven,
difícil y espinoso en su aplicación práctica; ya por el singular vigor y relieve con que
destaca en ellos la luz providencial del magisterio pontificio.
Me refiero a aquellos textos que fijan la posición de las organizaciones de apostolado
profesional y su especial relación con las organizaciones profesionales de orden
temporal. Trátase tan sólo de una decena de textos -del 50 al 59- cuidadosamente
escogidos, en su mayor parte del Papa actual, donde, sin descender al detalle, pero con
meridiana claridad, se trazan de mano maestra las grandes líneas que han de regular la
coexistencia de las organizaciones profesionales temporales con los órganos de la
Acción Católica especializada.
Para quien estudie a fondo el pensamiento pontificio acerca de las asociaciones
profesionales-sindicatos y corporaciones-y de las organizaciones de apostolado entre las
clases profesionales, salta a la vista que ambos órdenes de asociaciones deben
beneficiarse mutuamente.
El método a seguir.
Buscar a esos hombres, formarlos íntegramente, llenarlos de espíritu y de luz y lanzarlos
luego a la vida pública para que también en ella sean sal de la tierra y luz del mundo, es
tarea propia de las organizaciones de Acción Católica, bajó la dirección de sacerdotes
sólidamente preparados. Ésta es la mente de los Papas, clarísimamente expresada por
Pío XI en la “Quadragesimo Anno” y hoy repetida con insistencia por su sucesor Pío
XII.
Cuando las organizaciones de Acción Católica hayan conseguido este fin y hayan
transformado a sus hombres en espíritus profundamente cristianos, cuando hayan hecho
de ellos hombres movidos por el ideal apostólico, llenos de caridad ardiente y fe
iluminada, incansables paladines de la justicia social, por fuerza habrán de sobresalir
entre sus compañeros, y éstos se sentirán movidos a colocarlos en los puestos directivos
y en los cargos de representación. Todas esas cualidades personales de que hablan los
textos comprendidos entre los números 89 al 127, características del apóstol formado en
la Acción Católica, les conquistarán el afecto de todos y un ascendiente indiscutible
entre sus compañeros de profesión, constituyéndolos en verdaderos adelantados en el
campo de la vida profesional. Su sacrificio por el bien de todos, su generosidad sin
exigencias, su entrega sin reservas, su nobleza de ideales sin mezquindades egoístas,
serán la mejor garantía de que su actividad social, profesional, técnica, económica y
hasta política no podía estar en mejores manos, y harán rápidamente de ellos piezas
indispensables de la organización temporal, que recibirá con su presencia vitalidad y
consistencia insospechadas.
Nada mejor pueden desear, por lo tanto, las organizaciones profesionales, dentro de un
Estado cristiano, que el robustecimiento de las organizaciones de Acción Católica; nada
mejor pueden hacer que favorecer por todos los medios unas actividades “de las que tan
grandes beneficios deben recibir.
***
Quede aquí nuestro comentario. Muchos otros y más autorizados podrán hacerse, y se
harán sin duda, utilizando los materiales que en este opúsculo se han recogido. Mas en
todos ellos campeará siempre una constante aspiración que va encerrada en cada
enseñanza pontificia: la de contar con sacerdotes perfectamente preparados en las
materias sociales, formados intensamente en la doctrina social de la Iglesia,
impregnados de espíritu evangélico y dispuestos a llevar con su acción apostólica ese
espíritu a los hombres que después deberán informar todos los estamentos de la vida
social.
Quiera Dios que la Escuela Social Sacerdotal, con la gracia de Dios y la bendición del
Romano Pontífice -que tan de corazón quiso darle-, cumpla esta difícil misión que la
Providencia le ha señalado.
Málaga, a 10 de mayo de 1949, festividad del Beato Juan de Ávila.
RAFAEL GONZÁLEZ MORALEJO,
Subdirector y profesor de Sociología Pontificia.
GUIÓN
LA ACCIÓN CATÓLICA ES VERDADERA ACCIÓN SOCIAL
1. Porque difunde el Reino de Cristo en las familias y en la sociedad.
2. Soluciona los problemas sociales a la luz de los principios cristianos.
3. Y, como consecuencia, procura a la sociedad todos los bienes.
4. Estos fines le señaló León XIII al constituirla.
5. Así la definió Pío XI
RAZÓN DE SU INTERVENCIÓN
6. Es misión propia de la Iglesia y de sus fieles.
7. Por razón de su institución divina.
8. Ya que la cuestión social es principalmente religiosa.
RAZÓN DE SU INTERVENCIÓN
Es misión propia de la Iglesia y de sus fieles.
6 La misión de la Iglesia y de cada uno de sus fieles ha sido siempre la misma: llevar de
nuevo Cristo a la vida; a la vida propia, la privada y la pública; no darse tregua mientras
que su doctrina y su ley no la hayan renovado y plasmado enteramente.
(Pío XII, a la Federación Romana de la Juventud Católica, 8-12-1947.)
Por razón de su institución divina.
7 Son nuestros amados hijos inscritos en la Acción Católica, que comparten con Nos de
manera especial el cuidado de la cuestión social, en cuanto compete y toca “a la Iglesia
por su misma institución divina. A todos ellos exhortamos una y otra vez en el Señor a
que no perdonen trabajos ni se dejen vencer por dificultades algunas, sino que cada día
se hagan más esforzados y robustos.
(Pío XI, “Quadragesimo Anno”, núm. 57.)
b) FINES INMEDIATOS
Una más justa distribución de las riquezas.
26. Lo que debéis y por lo que tenéis que luchar es por una distribución más justa de las
riquezas. Esto es y continúa siendo el punto central de la doctrina social de la Iglesia. El
desarrollo natural de las cosas lleva consigo, indudablemente, ciertos límites con una
desigual distribución de productos en el mundo. La Iglesia se opone a la acumulación de
riquezas en manos de unos reducidos grupos, mientras grandes masas están condenadas
al hambre y a unas condiciones económicas que no se merecen los seres humanos. Una
distribución más justa de las riquezas es, por lo tanto, una alta aspiración social digna de
vuestros esfuerzos. Su realización supone que, así sus individuos como grupos de ellos,
mostrarán la comprensión de los derechos y las necesidades de los otros como tienen
por los suyos propios.
(Pío XII, discurso a los Hombres de Acción Católica, 7-9-1947)
La extensión de la propiedad privada.
27. La dignidad de la persona humana exige, pues, normalmente, como fundamento
natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la
obligación fundamental de otorgar una propiedad privada, a ser. posible a todos. Las
normas jurídicas positivas que regulan la propiedad privada pueden cambiar y conceder
un uso más o menos limitado; pero si quieren contribuir a la pacificación de la
comunidad, deberán impedir que el obrero, que es o será padre de familia, se vea
condenado a una dependencia o esclavitud económica inconciliable con sus derechos de
persona.
(Pío XII, a los Hombres de Acción Católica, 20-9-1942.)
Elevar el proletariado.
28. En este campo, el pensamiento cristiano reconoce como elemento sustancial la
elevación del proletariado, idea cuya resuelta y generosa actuación se muestra a todo
verdadero seguidor de Jesucristo, no sólo como un progreso terreno, sino también como
el sentimiento de una obligación moral.
(Pío XII, en el V Aniversario de la guerra, 1-10-1944.)
Solucionar las cuestiones candentes.
29” ...para que la familia siga siendo cristiana, para que no se trabaje en oposición con
la Iglesia y con la familia, sino en armonía con ellas; para que el fundamento del nuevo
orden social sea la justicia y no se deje de hacer ningún esfuerzo, a fin de que todos los
ciudadanos, hasta el último, puedan vivir en condiciones por lo menos tolerables; para
que toda la vida pública mire a promover el bien general y no los intereses particulares
de un partido o de una clase. Estas son las cuestiones candentes de la hora presente, a
cuya solución vosotros, juventud católica viva, queréis cooperar aquí, en vuestra Italia,
que, como más próxima al Centro de la fe, debe sentir más su calor y su vida.
(Pío XII, discurso al Movimiento de la Vanguardia Católica Italiana, 4-1-1948.)
Cumplir el programa que trazó Pío X.
30. … juntar en uno todas sus fuerzas vivas, con el determinado intento de hacer guerra
por cualquier medio justo y legal a la civilización anticristiana; reparar de todas maneras
los gravísimos desórdenes que de ella provienen; introducir de nuevo a Jesucristo en la
familia, en la escuela, en la sociedad; restablecer el principio de la autoridad humana
como representante de la de Dios; tomar muy a pecho los intereses del pueblo, y
particularmente los de la clase obrera y agrícola, no sólo infundiendo en el corazón de
todos la verdad religiosa, único verdadero manantial de consuelo en los trances de la
vida, sino esforzándose en enjugar sus lágrimas, suavizar sus penas, mejorar su
condición económica con bien concertadas medidas; ingeniarse en conseguir que las
leyes públicas se acomoden a la justicia y se corrijan o se destierren las que le son
contrarias; defender, finalmente, y mantener con ánimo católico los fueros de Dios y los
no menos sacrosantos derechos de la Iglesia.
(Pío X, “Il Fermo Proposito”, núm. j.)
c) LA ORACIÓN.
La oración, arma infalible de apostolado.
100. En esta palestra del espíritu Nos recomendamos, más que toda otra cosa, la
oración, como ya dijimos a los alumnos del Santuario la primera vez que se
reunieron en torno a Nos. Orad, orad, orad: la oración es la llave de los tesoros de
Dios; es el arma del combate, y de la victoria en toda lucha en favor del bien y en
contra del mal. ¿Qué es lo que' no puede la oración adorando, propiciando,
suplicando, agradeciendo? La vida de oración que ardientemente enseñamos a las
filas de la Acción Católica, es la consciente participación en el santo sacrificio de la
Misa, la frecuencia de los Sacramentos, los Ejercicios Espirituales, y con las varias
formas de piedad, el ánimo y el ardor del sacrificio, gran ley y condición de la
fecundidad del apostolado. El pertenecer a la Acción Católica no coloca en posición
de privilegio o de superioridad, pero infunde a sus miembros un impulso del deber
para que se hagan, con espíritu de humildad, de abnegación y de caridad, todo a
todos para ganarlos a todos a Cristo, y se sientan, como el Apóstol, "deudores" para
con todos de los inefables tesoros que han recibido de la divina bondad.
(Pío XII, a los dirigentes de la Acción Católica Italiana, en audiencia del 4-9-1940.)
LA EDITORIAL CATOLICA, S. A.
Alfonso XI, 4. Madrid