Tepatitlán
Y qué tal un hoyo para González Luna
+ Las tragicómicas
sesiones de Cabildo
Todo iba bien en la pasada sesión de Cabildo de
Tepatitlán el pasado 25 de los corrientes. Los puntos
concernientes a las reformas a la Constitución
Política del Estado hechas por los diputados y
puestas a consulta de los regidores, recibieron un
¡No! de la mayoría de los ediles tepatitlenses.
Hasta ahí todo bien...
No asistieron Héctor Lozano Martín ni Joaquín
González de Loza, ya que se encontraban en
Ridgecrest la ciudad de California hermana de
Tepatitlán. Y tanto fuera de la sala de cabildo como
en el pasillo que conduce a éste se encontraba un
grupo de unos 30 maestros federales que estaban
ahí con la intención de escuchar a los ediles que
aprobaran la donación de
un terreno para la
construcción de la clínica
del ISSSTE.
Desahogando los
puntos del orden del día,
siguieron con lo
referente a lo del relleno
sanitario de la Región
Altos Sur. Con algunos
sobresaltos pero fue
aprobado por la mayoría.
Seguía bien la
cosa...
Un punto más fue el
de suscribir un nuevo
contrato con el Hospital
Regional para que éste
siga atendiendo a los
t r a b a j a d o r e s
municipales. Algunas
preguntas y listo,
¡aprobado!.
Tranquilo todo...
Enseguida el
regidor Juan Ramón Martín solicitó que en atención
a los maestros presentes (muchos de ellos estaban
parados y soportando el sol vespertino que se
negaba a desaparecer) se adelantara el punto XIX
–apenas iban por el X-, referente a la donación del
terreno al ISSSTE.
Tampoco hubo mayor problema a pesar de que
por momentos los profes se contagiaban de la
alegata entre los regidores y también querían que
les cedieran la palabra, lo cual por supuesto no
ocurrió; hasta se dio un conato de aplausos que quiso
iniciar uno de los educadores pero nadie le hizo
segunda.
Finalmente se acordó donar nuevamente el
terreno y al final todos amigos. Parecía que los
maestros iban dispuestos a hacer su desmadre
(como hacen los de Oaxaca o cualquier zángano
que se precie de ser estudiante normalista), por eso
iban en montón, para meter presión y cualquier otra
cosa que fuera necesaria poner, pero al final
consiguieron sin mayor tumulto el terreno.
Todavía seguía bien la cosa...
Pasaron al punto donde Héctor Manuel Gómez
pidió que fuera aprobado el reglamento de la Central
Camionera, leyendo los artículos que se habían
modificado, aunque la poca claridad al leer en voz
7 días Sábado 28 de junio de 2008
+ Los profesores le
echaron el montón
Por Alejandro González Ontiveros
alta y una orquesta que desde la calle dejaba oír
poca cosa, hicieron que los demás ediles entendieran
poco de lo que se dijo, pero igual aprobaron sin
chistar, no sin antes una “felicitación” del presidente
Miguel Franco a Héctor Manuel por su «buena
dicción» (ni a los de su partido perdona el alcalde).
Seguía todo a pedir de boca...
Pero… ¡uhhhhhh! nada de tocar temas
partidistas (así sean viejísimos) disfrazados de cosas
inocuas. Por lo menos así lo vieron los regidores
tanto del PRI como del PAN que no lo dijeron
abiertamente pero no por eso quisieron dejarse unos
de otros.
Resulta que el regidor Alberto González Arana
solicitó primero unas permutas entre unos
empresarios inmobiliarios y el ayuntamiento, y más
se tardó él en leer la petición -que estaba larguísima-
que en ser aprobada ésta.
Ese punto estaba bien, pero el siguiente, que
fue leído también por Alberto, se trataba de la
autorización para la nomenclatura a las calles del
Fraccionamiento Prados del Valle, que son
simplemente tres vialidades relativamente pequeñas,
La cosa es que una de esas arterias va a llevar
por nombre Efraín González Luna, uno de los
fundadores del panismo y candidato del mismo a la
Presidencia de la República en aquel entonces.
Enseguida Genoveva Venegas hizo una mini apología
pero muy profunda del fallecido político panista,
rematando con que se merecía con razones de sobra
una calle en Tepatitlán, lo que movió a los regidores
priístas como Jorge Villaseñor y Luis Ramírez a
poner un poco de freno a lo que estaba a punto de
quedar cocinado.
El Zurdo dijo que si había sido tan importante
González Luna, entonces no merecía una callecita
de tres cuadras sino toda una avenida de gran
extensión, a lo que los panistas dijeron que la calle
en cuestión sí es importante aunque no fuera grande,
y que en el futuro crecería...
+ Carrila presidencial
a Héctor Gómez
Por ahí alguien dijo que el tal don Efraín ni
siquiera había nacido en Tepa, a lo que los mismos
blanquiazules contestaron que bastaba con que haya
sido jalisciense, además de que su papá sí era de
este municipio alteño.
Luis Ramírez no se anduvo con rodeos y dijo
que este asunto era más bien de connotación
partidista, lo que negaron tajantemente los azules y
se deshicieron en explicaciones para que quedara
claro que de partidos nada había que ver.
Villaseñor contra atacó diciendo que estaba
bien, que si semejante personaje merecía apenas
una callecilla de tres cuadras, que él estaba de
acuerdo, pero esta vez se fue por el lado de la
s e m á n t i c a ,
argumentando que no
era una calle, sino una
vía con características
de avenida y que
rodeaba al
fraccionamiento en
cuestión, por lo que era
incorrecto llamarle
“calle Efraín González
Luna”.
Nuevamente se
trenzaron unos contra
otros en explicaciones,
justificaciones y
defensas. El Zurdo
decía que si a él le
dicen calle, pues se
imagina una vialidad sin
chiste, pero si le
m e n c i o n a n
circunvalación o
circuito, entonces
sabría que transitaría
por una vialidad grande
y que rodea a una comunidad.
Esto último parece que dejó conforme a todo
mundo. Se reducían las opciones dejándolas
solamente en “circuito” “circunvalación” o “anillo”;
por ahí uno de los reporteros presentes sugirió entre
sus colegas que se llamara “Hoyito Efraín González
Luna” (por aquello del anillo).
Finalmente acordaron que Tepatitlán tendrá
su Circuito Efraín González Luna. Hasta el
alcalde Miguel Franco, fiel a su costumbre de
sentir que debe decir algo chistoso, dijo que no
le hace que fuera una callecita, que si por eso
había tanto argüende no quería imaginar si fuera
una arteria de kilómetros y kilómetros de
longitud.
Todavía quedaban puntos del orden del día
que fueron discutidos y aprobados con mayor
celeridad y sin grandes confrontaciones.
Las sesiones de cabildo, ninguna es igual a
otra. Nadie sabe qué puede pasar, pero si bien
son largas, pocas veces son aburridas. Un
alcalde dicharachero, regidores educados pero
aguerridos cuando es necesario y personajes
extras e impredecibles que nunca faltan y que
no dejan que decaiga la función, como los profes
montoneros de esta vez.
3