EL PEQUEÑO GUSANO

En su interior sentía miedo de no realizar correctamente

Érase un gusano débil y pequeño
que nació allá por un mes de verano.
Vivía feliz y alegre
en contacto con la naturaleza,
alimentándose a diario
de su armonía y su grandeza.
Con el paso del tiempo
el gusano fue creciendo
disfrutando en plenitud
de todo lo que estaba viviendo.
Pero al igual que el otoño
da paso al invierno,
su ser más interior pedía un cambio interno;
sabía que había venido a esta vida
para cumplir con la más bella prosa,
pasar de ser un gusano
a ser una hermosa mariposa.
Aquello era un gran reto,
pues le pedía en primer lugar
encerrarse en sí mismo envuelto en un capullo,
para conocerse verdaderamente
y no dejarse engañar por su orgullo.
Las dudas y los miedos florecieron,
pues el éxito no era seguro,
y su miedo al fracaso
hacía el capullo aun más duro.
aquello para lo que fue concebido,
transformarse en una mariposa
que diera toda su luz a sus seres más queridos.
El fracaso no tenía cabida,
y esto le alejaba cada vez más de la vida.
Pero la Madre Naturaleza, sabia como ella sola,
le mandó toda su energía en forma de una ola.
Sintió la fuerza de la Tierra, el Aire, el Agua y el Sol
abrazando su alma con ternura
y notó cómo la cáscara del capullo
se iba haciendo menos dura.
Sintiendo la conexión con el Universo
comprendió que no existe el fracaso,
y día a día, poco a poco,
dio un paso, otro paso…
Hasta que aquel pequeño gusano,
que temía fallar,
encontró lo más bonito
que uno puede hallar:
la tranquilidad de saber que
sea como sea, se haga lo que se haga,
nunca se fracasa,
pues el Universo nos muestra
día a día, minuto a minuto, segundo a segundo,
nuestro camino a seguir,
nuestro camino a casa.

SÉ TÚ MISM@, SIN BARRERAS, SIN CONDICIONES;

ESCUCHA LA LLAMADA DE TU ALMA,
Y GUÍATE POR TU INSTINTO,
PUES NADA NOS HACE CRECER MÁS
QUE SEGUIR EL SENDERO
QUE NOS MUESTRA EL UNIVERSO
EL PEQUEÑO GUSANO
Érase un gusano débil y pequeño
que nació allá por un mes de verano.
Vivía feliz y alegre
en contacto con la naturaleza,
alimentándose a diario
de su armonía y su grandeza.
Con el paso del tiempo
el gusano fue creciendo
disfrutando en plenitud
de todo lo que estaba viviendo.
Pero al igual que el otoño
da paso al invierno,
su ser más interior pedía un cambio interno;
sabía que había venido a esta vida
para cumplir con la más bella prosa,
pasar de ser un gusano
a ser una hermosa mariposa.
Aquello era un gran reto,
pues le pedía en primer lugar
encerrarse en sí mismo envuelto en un capullo,
para conocerse verdaderamente
y no dejarse engañar por su orgullo.
Las dudas y los miedos florecieron,
pues el éxito no era seguro,
y su miedo al fracaso
hacía el capullo aun más duro.
En su interior sentía miedo de no realizar correctamente
aquello para lo que fue concebido,
transformarse en una mariposa
que diera toda su luz a sus seres más queridos.
El fracaso no tenía cabida,
y esto le alejaba cada vez más de la vida.
Pero la Madre Naturaleza, sabia como ella sola,
le mandó toda su energía en forma de una ola.
Sintió la fuerza de la Tierra, el Aire, el Agua y el Sol
abrazando su alma con ternura
y notó cómo la cáscara del capullo
se iba haciendo menos dura.
Sintiendo la conexión con el Universo
comprendió que no existe el fracaso,
y día a día, poco a poco,
dio un paso, otro paso…
Hasta que aquel pequeño gusano,
que temía fallar,
encontró lo más bonito
que uno puede hallar:
la tranquilidad de saber que
sea como sea, se haga lo que se haga,
nunca se fracasa,
pues el Universo nos muestra
día a día, minuto a minuto, segundo a segundo,
nuestro camino a seguir,
nuestro camino a casa.

SÉ TÚ MISM@, SIN BARRERAS, SIN CONDICIONES;

ESCUCHA LA LLAMADA DE TU ALMA,
Y GUÍATE POR TU INSTINTO,
PUES NADA NOS HACE CRECER MÁS
QUE SEGUIR EL SENDERO
QUE NOS MUESTRA EL UNIVERSO