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FACULTAD DE INGENIERIA
LABORATORIO DE FISICA
TEORÍA DE ERRORES
I. INTRODUCCIÓN
El valor obtenido al medir una magnitud física no es el valor exacto sino un valor
aproximado, que se acerca más al valor exacto cuanto más preciso sea el instrumento utilizado
para medir. A la diferencia entre el valor aproximado y el valor exacto se le llama error.
Como en general, no conocemos el valor exacto sino solamente el aproximado, que es el
resultado de la medida, no podemos conocer el error. Por tanto lo que interesa es conocer el
valor máximo del error que se puede haber cometido en una medida o al menos una
estimación de dicho valor máximo; esta cantidad es la que tomaremos habitualmente como
error absoluto. Si hemos medido una magnitud, obteniendo un valor a, el error absoluto lo
designaremos ∆a y escribiremos a ±∆a para designar que el verdadero valor está comprendido
entre a - ∆a y a + ∆a. El error absoluto se debe expresar por tanto en las mismas unidades que
la magnitud medida. Si, por ejemplo medimos una longitud con una regla graduada hasta
milímetros obteniendo el valor graduado de 12.6cm. y las características de la regla nos
permiten suponer que el error es inferior a medio milímetro en cada sentido, escribiremos:
Muchas veces resulta útil expresar el error con que se conoce una determinada
magnitud física en relación con el valor de dicha magnitud. En esto consiste el error relativo
que es el cociente entre el error absoluto y el valor: ∆a/a. Se puede expresar también en tanto
por cierto multiplicando su valor por 100. En el ejemplo anterior, el error relativo de (1) es:
o bien: εr = 0.4%
A veces el resultado de la medida y su error se expresan con el error relativo,
escribiendo por ejemplo l = 12.6 cm. ± 0.4%.
El error cometido en este tipo de medidas puede depender de muchos factores: errores
debidos al calibrado del instrumento de medida, a su utilización por el que hace la medida o a
factores externos que influyen en las condiciones de la medida.
Medidas indirectas, en cambio, son las que se obtienen combinando los valores
obtenidos midiendo otras magnitudes. Por ejemplo para medir la velocidad podemos medir el
espacio recorrido y el tiempo transcurrido y dividiendo obtener la velocidad media.
Se distinguen tres grandes tipos de imprecisiones en el momento de llevar a cabo el
registro de datos experimentales.
Los errores del observador son cometidos por la persona que realiza la medida
generalmente son lecturas incorrectas de datos, dada la imprecisión natural de los sentidos de
éste. Cuando se hacen medidas con instrumentos que poseen escalas finas es muy probable la
aparición de este tipo de errores.
Cuando predomina el error casual, siempre que sea posible conviene repetir varias
veces la medida y tomar como valor aproximado el promedio y como error absoluto la
desviación típica.
El número de veces que conviene repetir la medida depende de cada caso. Una buena
norma práctica es tomar un número de medidas tal que una nueva medida no lleve consigo
una variación apreciable del promedio. Si se han hecho N medidas de valores X1, X2,…, XN el
promedio X es:
∑X
N
i
X 1 + X 2 + ... + X N
X= i =1
=
N N
La desviación (di) de cada medida es: di = xi - X , y la desviación típica (σ) de todas las
mediciones es la raíz cuadrada del promedio de los di2:
∑d
N
2
i
σ = i =1
N
Con frecuencia, la magnitud que deseamos conocer la deducimos de otras que se han
medido directamente, que se conocen por tanto con ciertos errores. Se trata ahora de ver como
afectan estos errores, en el error de la nueva magnitud.
π π
(d + ∆d) 2 (h + ∆h) y (d − ∆d)2 (h − ∆h)
4 4
Sin embargo, esto es innecesario y en general, demasiado costoso o tedioso? El error en estos
casos se obtiene aplicando las siguientes reglas:
∆(a ± b) = ∆a + ∆b
En realidad, con esta regla nos estamos situando en el escenario más desfavorable, lo cual, por
razones de probabilidad, no sería necesario. Un criterio más realista es:
∆(a ± b) = (∆a )2 + (∆b) 2 cuya justificación no es inmediata. En la práctica usaremos una u
otra fórmula según los casos, teniendo en cuenta otras circunstancias. Nótese que cuando uno
de los errores es muy superior al otro las dos fórmulas dan un resultado muy parecido.
La extensión de esta regla al caso de más de dos sumando es inmediata, es decir:
∆(a ± b ± c) = ∆a + ∆b + ∆c
Segunda Regla: El error relativo del producto o cociente de dos cantidades aproximadas es
igual a la suma de los errores relativos de dichas cantidades:
∆u ∆a ∆b
= +
u a b
Si v = a/b, entonces:
∆v ∆a ∆b
= +
v a b
Como un caso particular de esta regla podemos considerar el de una constante numérica (o
una cantidad sin error) que multiplique o divida a una cantidad aproximada, por ejemplo:
U = k*a
∆a ∆a
∆u = u = ka = k∆a
a a
La regla anterior se generaliza fácilmente al caso de varios factores y, también, al caso
de una expresión racional con cantidades aproximadas elevadas a potencias enteras y
fraccionarias.
q
an b p
z=
cm
Donde a, b y c tienen errores ∆a, ∆b y ∆c, entonces el error relativo de z se expresa:
∆z ∆a p ∆b ∆c
=n + +m
z a q b c
• Si el número es mayor que 1, todos los ceros a la derecha del punto decimal son
significativos.
457.12 tiene 5 cifras significativas.
400.00 tiene 5 cifras significativas.
• Si el número es menor que 1, entonces únicamente los ceros que están al final del
número y entre los dígitos distintos de cero son significativos.
0.01020 tiene 4 cifras significativas.
• Para los números expresados en notación científica se siguen las reglas anteriores en
su parte numérica. La potencia no se tiene en cuenta para el número de cifras
significativas.
3.092 x 104 tiene 4 cifras significativas.
• Los ceros finales de un dato entero (300) no son significativos; si se desea expresar
que son significativos debe escribirse en notación científica (3.00 x 102).
Cuando los números a redondear sean grandes, las cifras eliminadas se sustituyen por
ceros. Por ejemplo, el número 3875 redondeado a una cifra significativa resulta 4000. En este
caso suele preferirse la notación exponencial, puesto que si escribimos 4000 puede no estar
claro si los ceros son cifras significativas o no.
Los errores o imprecisiones de un dato se propagan a todos los datos que se generan a
partir de él. Es posible calcular con bastante rigor el error asociado a un resultado de una
operación aritmética que involucra una colección de datos de los que se conoce su error; para
hacerlo se utilizan expresiones que se derivan del cálculo diferencial, que si bien son de
sencilla aplicación, no se entrará en el detalle de su deducción. En los casos en los que el
objetivo del análisis de propagación de errores no sea determinar rigurosamente la
imprecisión final del resultado, sino, simplemente, estimar dicha precisión, es suficiente con
un análisis del número de cifras significativas del resultado utilizando las siguientes reglas
aproximadas.
5 x 4.2 x 13.56 = 5.0 x 4.2 x 13.56 = 284.76 se redondea a 2.8 x 102 (2 cifras
significativas).
Existen varias reglas usadas para expresar el error que vale la pena enfatizar. En
primer lugar, debido a que la cantidad ∆A es una estimación del error, obviamente no debe
establecerse con demasiada precisión. Si medimos la aceleración de la gravedad g, sería
inapropiado escribir el resultado como
En trabajos de gran precisión los errores se establecen a veces con dos cifras
significativas, pero para nuestros propósitos podemos establecer la siguiente regla: los errores
experimentales deben ser redondeados en la mayor parte de los casos a una sola cifra
significativa. Por lo tanto, si un cálculo resulta con un error ∆g = 0.02385 m/s2, la respuesta
debe redondearse a ∆g =0.02 m/s2, y el resultado anterior debe escribirse
La regla general es ésta: La última cifra significativa del resultado debe ser del mismo
orden de magnitud (estar en la misma posición decimal) que el error. Por ejemplo, la
respuesta 92.81 con una incertidumbre de 0.3 debiera redondearse a 92.8 ± 0.3 Téngase en
cuenta que esto se refiere a cómo expresar el resultado final. Las reglas de redondeo
obviamente no se aplican a cálculos intermedios.
Ahora se tendrá en cuenta la “clase” del instrumento, que es un dato dado por el
constructor basado en la sensibilidad del aparato, el error casual y el sistemático. También
será importante el “alcance” que se define como lo máximo que puede medir el instrumento.
En función de estos parámetros el error relativo de una medida viene dado por: