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Can i Robert Castel, Jacques Donzelot, Michel Foucault, Jean-Paul de Gaudemer, Claude Grignon, Francine Muel ESPACIOS DE PODER . Traduccién: is Julia Varela y Fernando Alvare2-Uria H i | i ie i i. ' fy j ba i i i i re LAS EDICIONES DE “Genealogia del poder”, coleccién dirigida por Julia Varela y Fernando Alvarez-Uria INDICE Pigs . , Nota a la edicin castellana, Julia Varela : 7 La gubernamentalidad, Michel Foucault. 9 Espacio cerrado, trabajo y moralizacion, Jacques Donzelot: 27 Las formas de represién en el Antiguo Régimen. 30 La secularizacion del espacio cerrado... .. 4 Regeneracién y adoptacién : 3a E/ trabajo terapéutico : 5 46 La moralizacién 48 La ensefianza agricola y la dominacién simbética del eam: pesinado Claude Grignon 53 Disefio cubierta: ; Roberto Turdgano Le enstane areca como med de azciénworeel Le enseflnze agricola y la escuela primaria: del “nis- © de la presente edicié {ico af campesiny instruido so Las Ediciones de La Piqueta {sotanes srcl, rome cuttin socal Sesefia, 59 - Madrid—24 a “juelta aia tierra y ia ceiebracién del campes- 1.S.B.N.:84-7443-0368 nado 8 Dep. legal: M-749-1981 ‘La “republica de los agrénomos* 73 Imprime: Técnicas GRaficas, S.L. Genesis y funciones de a ensefanza agricola. 76 Las Matas, 5, Madrid-29 Las funciones sociales de la enseffanza agricola 78 Prelirminares para una genealogia de lag formas de discipline ten el proceso capitalista del trabajo, Jean Paul de Gaude- ‘ ‘mar. 85 La escuela obligatoria y Ia invencion {a muel oligatori a iveneién de a infancia anormal, Orden moral y valores nuevos Asistencia de la infancia...... La neguridad 08 especialistas del encasillamiento |. La escuela para todas no es fa excuels de todos El inestable: categoria nosogréfica . Los nifis de les “clases especiales”... El retrasado: categoria nosogrifica .. Genesis y ambigliedades de la noci ic Gomis y ambigddades de a nocion del sector en priquia 1. Loe agentes dol cambio U. Un proyecto ambiguo M1 Implicaciones contempordneas 1V. Las encrucijadas actuales .... 123 125 127 129 131 133 136 138 141 143 145 149 151 158 Nota a la edicion castellana Los textos aqui recogidos s2 inseriben en la perspectiva que ca racteriza a la Coleccion Genealogfa del poder. Una vez més nos ha Tlamos ante textos politicos, es decir, trabajos que lejos de buscar fa neutralidad y la asepsia como condiciones de cientificidad, des- Cienden a la arena para intentar desvelar los mecanismos y disposi tivos de poder saber que se incardinan en diferentes espacios. Le presente obra se centra en, temas indignos a los que historiadores y sociologos no quelen con frecuencia conceder interés ientifico. Espacios malditos, sin estatuto epistemoldgico, frecuer femente sileneiados cuando no excluidos y condenados por los mandarines dela lta cultura porque en ellos se pone af descubierto, ‘Con demasiada virulencia, la politica de la verdad que s¢ fabrica en nuestras sociedade: Pese 2 sus diferencias todos estos textos contribuyen a atianzar ‘una nueva forma de trabajo que légicamente es estigmatizada por jos amantes de seguridades y por los que, enarbolando viejas etique- tas politicas, prefieren las liturgias y los rituales de prestigio —y los Tae sagrados— a la aventura de partir 2 rat de therra, focalizar V Fadiealizat los andlisis en un espacio conereto, indagar sin contentar te con respuestas prefabricadas, comprometerse, en fin, en una bus ‘Guede destinada a conectar con los que hacen de los espacios de oder lugares especificos de enfrentamiento. Se trata pues de tex: fos que pretenden contribuir a su manera a minar el orden burgués, Sus pompas y sus obras, y que, por su originalidad, pueden ser defi fides en el sentido mas clasico del término como nuevas contribu: Ciones a la critica de la economia politica Julia VARELA LA GUBERNAMENTALIDAD (+) Michel FOUCAULT En la leccién anterior sobre los dispositivos de seguridad, habi ‘mos intentado ver cémo aparecfan los problemas especiticos de la poblacién. Y nos habiamos visto reenviados a la problematica del gobierno, Se trataba de analizar Ia serie seguridad, poblacion, go- bierno. Y es asta cuestién del gobierno la que quisiera tratar hoy, No han faitado ciertamente en la Edad Media ni en la Antigie. dad grecorromana tratados que se presentaban como “Consejos al Principe", referentes al modo de comportarse, de ejercer el poder, de hacerse aceptar y respet.r por los sibditos; consejos para amar a Dios, obedecerle, hacer cumplir la ley de Dios en la ciudad de los etc, Pero el hecho més sorprendente es que durante todo do que va desde la mitad del siglo XVI a finales del si gio XVILL, se perfila y florece toda una notable serie de tratados ue no son ya exactamente “consejos de principes’” ni tampoce trata dos de ciencia politica, sino que se prasentan como “arte de gober rar’. En general, el problema del gobierno emerge en el siglo XVI de una forma simulténea y a propdsito de cuestiones muy distintos y bajo multiples espectos. Problema, por ejemplo, del gobierno ex si mismo, retorno al estoicismo, que en el siglo XVI se despliega en tomo a la ritualizacién de cémo gobernarse. Problema también del gobierno del alma y de la vida que es todo el tema de la pastorel atélica y protestante. Gobierno de los nifios, y estamos en la gran Problemética de la pedagogia tal como aparece y se perfila en el siglo XVI; y en fin, s6lo en fin de cuentas, el gobierno de los Estados por el Principe. Cémo gobernarse, como ser gobernados, (+) Exporicion realicada en ol Colegio de Francia en enero de 1978. -9- ; Michel Foucault bmo goberna a ok ottot, de quién s0 sceptark ser gobernados, cérmo hace! para sr ol maior gobernante posible, ee Ene meee, tas fon en su itersidad yen Su multiplied, creo careers Gr siglo XVI; exten W antrorucamiento, por Secnio we eorce tsquemitica, do dos process: el prove de erquabealanser ee tas estructura feudalesy de instourecion de los gronder Ereden teritoraes,administativr y colonialer:y por ote parte unacce Imiento completamente dttinto que con te'Hefowne vs coma ibn la Gontraraforma, se pone wn cuestion tl modo fae a debe ter arigdo epiritualmonte on ete terra hoch orca ‘Shecion Movimiento por una parte de concentracin eral, y por ot, de diperion y de daidonia religions: en el entacrusarhente og ‘stot dox movimiento o donde se plates, ceo, con unt iene dad particular ol problema de como ser gobernedon: wien hee {6 punto, con qué fin, con qué metodo, ate Ee ina probiomin dhl gobierno en gnarl En toda esta iteratra inmensa y monétona del gobierno que se extiende hasta finales del siglo XVIII ‘con la wensiernene ss intento delimitar a grandes trazos, queria simplemente aislar algu- 108 puntos dignos de resttar que se refieren aia dafinncon ite elo que s entiende por gobiene del Estado Io sce a ha tos al gobierno on su forma politica, Pars hocot oo to mee simple seria probablemente oponer toda esta Ieeaturey uo texto, que tanto en el glo XVI como.en a) XVIk maha seeee «sons, de modo expfetoeTralTsterwponterespeee seas, Bor rechazo 0 aceptacion, ae site la Herat el eee texto er por supvesto, E] Principe de Mequawei, Sete nai ee sera interesante revazar lor relsonesqUGTETMRio Con wee ‘otros textos que lohan sequido ertcada, vtutene oe Es preciso recordar que El Pringipe no ha sido inrmodatamente exectato, sino mas bien honredo purr contemportnees ane tes inmeditos, alabado de nuevos falas Gel Ngo XVII cone iusto‘ comienzos del tig XIK, en'el momense prado ofthe tmpiza a desaparecer toda eata literatura sobre ol ate celeb Mo: Et Eulneipe reaparece pues comiensos dl sale XE wae tmante_en_Alsmanis Cote oF WaauoUac piers ert, por gente como Reber, Lan. Banks, Kelermann et. yen I Teapaicion que convencrfaanaliar ds Taras Becks itcora ea, Contextoaue era por unaparte, rapolesia pero ademas eects or la revelucion y por el problema'de is fevolacen orks Unidos: como y en qué condiciones se puede mantener okey fa de un soberano sobre el Estado: contoxto ada dels eons Cién, con Clausewite de lox problema de las elacions cats oan Ga ¥ esvateio dela importancio politica “hacks widen es Congreso de Viena (1815) de lestelaconesde famres pagh ies Lagubemamentalided ee de las relaciones de fuerza como principio de inteligibilidad y de ‘acionalizacién de las relaciones interns en aitimo lugar, ‘contexto de la unidad Italia y de Alemania, dado que Macuiavelo era de los que habia intentado definir les condiciones ‘bajo las cuales podria ser realizade la unidad territorial italiana, Es pues en esta situacion cuando Maquiavelo resurge de nuevo. Fero es cierto que entre el honor hecho a Maquiavelo 2 comiensoc dl siglo XVI y su redescubrimiento en el XIX, se ha jugado en tomo a él toda una partida, partide compleja y multiforme: algu. os elogios explicitos (Naudé, Machon), numerosas criticas fron tales (de origen catélico: Ambrogio Politi, Disputationes de Libris s Ghvistiano detestandis; y de origen protestante: Innocent Gentil Discours sur les moyens de bien gouverner contre Nicoles Ma vel, 1576), y numerosas eriticas implicitas (G. de la Perriére, Miroir politique, 1867: Th. Elyott, The Governor, 1580, P. Paruta, Delle Perfezione della Vita politica, 1579), Este gran debate no s6lo es visto an relacion al texto de Maquia- velo, a fo que tenia de escandaloso y de radiceimente inasimitabie para su época, sino en relacién a algo que se intentaba defini’ en su especificidad: un arte de gobierno. Unos refutaban la idea de un ‘nuevo arte de gobierno centrado en el Estado y en la razon de Estado, estigmatizéndola con el nombre de maquiavelismo; otros Fefutaban @ Maquiavelo por defender que existia un arte de gober. ‘ar, al mismo tiempo racional y legitimo, del cual el Principe no era’ més que una aproximacion imperfecta, casi una caricature, otros, en fin, para mostrar la legitimidad de un arte de gobierno justificaban a1 menos algunos textos de Maquiavelo (lo que hacla Naudé en sus comentarios a Tito Livio; Machon habla incluso in tentado mostrar que nada era més maquiavélico que el modo me diante ol cual, segin la Biblia, Dios mismo y sus profetas habian uiado al pueblo hebreo). En todo caso, se trataba de distanciarse dde una cierta concepeion del arte de gobierno que, seguin sus funds Mentos teologicos 0 sus justificaciones religiosas, tuviese por pure obietivo y principio ae racionalidad el solo interés del Principe Mantenemos entre paréntesis el problema de si la interpretecion ue se ha hecho de Maquiavelo en este debate era ono correcta, Lo esencial es que se intentaba hacer apsrecer un tipo de racionslidad que Seria intrinseca al arte de gobierno sin estar subordinada a le Froblemética del Principe, y a su relacion con el principado del ‘que es sefior y patrén, El arte de gobierno se definird, pues, diferenciindose de una Gierta habilidad del Principe que algunos ergyeron encontral en tox textos de Maquiavelo, que otros no encontiaron, mientras due otros incluso llegaron a criticar este arte de gobierno come cng hueva figura del maquiavelismo, Michel Foucault 1 Esta politica més o menos ficticia del Principe respecto a la que intentamos distanciarnos esta caracterizada por un principio: que ara Maquiavelo, sea esto cierto © no paco importa, el Principe estarfa en una relacion de singularidad y de exterioridad, de tras. cendencia respecto a su principado, Recibe su principado por he. Fencia, por adquisicion o por conquista, en todo caso no forma arte de él, es exterior a él. Los lazos que lo ligan a su principado son de violencia o de tradi Y Su prineipado. Corolario de «te principio: en la medida en que la relacion es de exterioridad, es fégil y 10 cesaré de estar amenazads. Amenazeda desde el exterior por los enemigos del Principe que quieren apropiarse o reapropi de su principado, y desde el interior ya que no hay razon a priori ara que 10s sibditos acepten el prine:pado del Principe. En fin, de {ste principio y de este corolario se dec se un imperativo: el obje. tivo del ejercicio del poder seré mantener, reforzar y proteger este Principado entendido no como el conjunta constituido por los sb. Gites sino en tanto que relacién del Principe con aquello que pore, on el territorio que ha heredado 0 adquirido, con los sibditos. ES esta ligazén frag! a que debe tener como objetivo el arte de gober. far o de ser Principe segin Maquiavelo. Y esto implica para el libro de Maquiavelo la consecuencia segin a cual el modo de andlisis twndré dos aspectos: se trataré de individualizar los peligros (de donde vienen, en qué consisten, cudl es su intensided, cul es el ‘mayor y cuél es més débil), y en segundo lugar, de designar ol arte de ‘manipular las relaciones de fuerza que permitiran al Principe hacer de tal modo que su principado, en tanto que relacién con los subd ‘os y con el territorio, pueda ser protegido. Esquemiticamente se puede decir que El Principe de Maquiave- lo, ‘tal como aparece en filigrana en estos tratados, implicita o explicitamente antimaquiavélicos, es esenciaimente un tratado de habilided de! Principe para conservar su principado. Y es este sa. berchacer el que la literatura antimaquiavélica quiere sustituir por ‘igo nuevo, que es el arte de gobernar. Ser habil en conservar el rincipado no es del todo poseer el arte de gobernar. 2Qué es, pues, ‘al arte de gobernar? Utilizaré para intentar analizar el problerna ent lun estadio todavia incipiente, uno de los primeros textos de esta abundante literatura antimaquiavélica, et de Guillaume de la Po. triére, En este texto, sin entrar en Ia cuesti6n de si constituye un arangén del ‘de Maquiavelo, se abordan una serie de cuestiones importantes. Primeramente: éQué entiende La Perriére por gobernar ¥ Por gobernante? Como los define? En la pagina 24 dice: "Go. bernante puede llamarse al monarca, emperador, rey, principe, se. 2 gubernamentalided La guberna A for, magistrado, prelado, juez o semejante.” Al igual que’ La Perrié £8, otros, tratando del arte de gobierno, recordaran continuamente Que también se dice gobernar una cata, el alma, lot nifos, une rovincia, un convento, una orden religioss, una farnil Estas observaciones, que son observaciones de simple vocabula- rio, tienen en realidad implicaciones politicas importantes: el Principe, tal como aparece en Maquiavelo, y sobre todo en las repre ignes. que de él se hacen, es por definicion Unico eR SU princl, Mientras que veramos que Tas pricticas de ol parte, maitiples y atajien a mucha gente: a padre de familia, al superigg _pedagogo y al maestro en relacion a las nifios @ @ los disc/pulos; son por tanto muchos gobiernos respecto & {os cuales ¢l del Principe en relacién a su Estado no es mas que une modalidad, siendo ademés, por otra parte, todos estos gobierno: interiores a ta sociedad o al Estado. Es en el interior del Estado donde el padre gobierna ol superior al convento,.., ete Por consiguiente es esta gluralidad sincronizada de formas de go: bierno y la inmanencia de la prdctica de gobierno respecto al Ere. do, sla multiplicidad e inmanencia de esta actividad las que se opo. en radicalmente a la singularidad trascendente de! Principe de Maquiavelo. Ciertamente, todas estas reformas de gobierno pueden Captarse conexas y entrelazadas en el interior de la sociedad y del Estado, son una forma bien concreta de gobierno. Se tratard de definir qué forma particular ¢s la que se aplica al Estado en su conjunto. Y asi, intentando hacer la tipologla de les rmas de gobierno. ‘La Mothe Le Vayer, te (texto que comprende una serie de escritos pedagogi i Delfin} diré que hay en el fondo tres tipos de gobierno ‘que se refieren cada uno a una ciencia o reflexion particaler, tt gobierno de sf mismo, que se refiere a la moral, el art ‘una familia convenientemente, que se ref Respecto a la moral y a la economia, as evidente que la politicg bresenta su singularidad. La Mothe indica claramente que la polit 2 es diferente de ta economia y de . Pero lo importante es Que pese a esta tipologla, el arte de gobiemo postula siempre une Continuidad esencial de la primera a a segunda y de la segunds a la tercera, Esto quiere decir que mientras la doctrina del Principe, o la teoria juridica del Soberano, intenta sin tregua sefalar claremnonte la discontinuidad entre el poder del Principe y cualquier otra forma de poder, en el momento en que se trata de Bxplicar y de funder esta discontinuided se intenta individualizar la continuidad escen Gente y descendente. Ascendente en el sentido en que aquel cue Michel Foucault 4 ‘quiere poder gobernar el Estado debe p~'mero saber gobernarse asi ‘mismo, después en otro nivel, asu familia us bienes y su patrimo: rio y sblo al fin sera capaz de gobernar d Estado. Es pues esta especie dde linea ascendente la que caracterizaré la pedagogta del Principe tan importante en la épaca y de la que La Mothe proporciona un ‘ejemplo: escribe para el Delfin ni 70 un tratado de moral, después un libro de economia mente un tratado de politi- ca. Espor tanto la pedagog/a del Principe la que aseguraré esta con- tinuidad ascendente. Inversamente, tenfamos una continuidad des- endente en el sentido de que cuando un Estado esté bien gobern: do, el padre de familia sabe acudir a la familia, a los bienes, al ‘Patrimonio, a los individuos;en suma, se comporta como debe. Esta Tinea detcendente, que reconduce desde el comportamiento del indi Viduo 0 la gestion de la familia al buen gobierno del Estado, es lustamente lo que comienza entonces a llamarse La pedego- ‘g(a del Principe asegura la continuidad ascendente de les formas de gobierno, y la policfa la descendente. En esta continuidad el ele- ‘mento central es justamente el gobierno de la familia, la llamada “economia”. 2. El arte de gobernar tal como aparece on toda esta literatura ‘debe responder esencialmente a la demanda de cémo introducir la | modo de dirigir correctamente los individuos, fn el interior de la familia, cémo hacer un ‘buen padre capaz de dirigir a 8 los hijos, 8 la servidumbre, eteétera, que sepa hacer prosperat la fortuna de la familia. Cémo in- ‘trodueit pues esta atencion meticulosa, este tipo de relacion del ‘padre con su familia en el interior de la gestion del Estado. La introducci6n de la economia en el io politico se ‘r00, la baza esencial del gobierno. Y si lo ha sido en el siglo XVI, lo seré todavia en el XVIII. En ei articulo Eeonomta Politica de Rousseau, | problema se sigue planteando en estos términos. Gros: 0 modo dice: |a palabra economia no pudo mas que designar, y de hhecho designa en su origen, el sabio gobierno de la casa en funcion del bien comun de la familia; el problema, sigue diciendo, es cémo s@ podré introducir, mutatis mutandis y con la discontinuidad que ‘observaremos, en la'gestién general del Estado. Gobernar un Estado significara, por tanto, poner en préctica la economia, una economia al nivel de todo el Estado, es decir, ejercitar en los entrecruzamien: ‘tos de los habitantes, de la riqueza y del comportamiento de todos yy cada uno, una forma de vigilancia, de control tan atento como el ‘que ejerce el padre de familia sobre su c°=s y sus bienes. Una expresi6n importante del siglo 7 ‘Ill caracteriza todavia ‘con precision todo lo dicho: Quesnay habla de un buen gobierno como de un “gobierno econémico”. ¥ esta nocién de gobierno econémico s¢ ha convertido en tautolégica, puesto que de gobernar es el arte de ejercer el poder en le forma y segin el La gubernamentalidad 15 ‘modelo de la economia, Pero si Quesnay dice gobierno econémico porque la palabra economa, por las razones que intento expli car, esta ya tomando un sentido moderno, y aparece en el momen. toen que la esencia misma del gobierno, es decir, del arte de ejercer el poder bajo la forma de la economia, tendré por objetivo princi Pal lo que hoy llamamos econom(a, En el siglo XVI la palabra economia designabs una forma de gobierno, en el XVIII designaré un nivel de realidad, un campo de intervencion atravesado por una serie de procesos complejos que s0n absolutamente capitales para nuestra historia, Entonces, cqué signiffea gobernar y ser gobernados? ‘Segundo punto, siempre refiriéndonos a la obra de Guillaume de La Perriére: encontramos: “gobierno es la recta disposicion de las ‘cosas y de su cuidado para conducirlas a un fin conveniente,” ‘A esta frase querr(a afladir otra serie de observaciones. Gobierno, @5 Ia recta disposiciOn de les cosas. Quisiera centrarme en este ‘termino: “cosas”; porque si observamos qué ¢s lo que caracteriza el Conjunto de los objetos a los que se refiere el poder en E/ Principe de Maquiavelo, encontramos que para Maquiavelo el objeto y en Cierto sentido el blanco del poder son dos cotas: por una parte un ‘wrritorio, por otra sus habitantes. Ademés en esto Maquiavelo no. hacia més que retomar para los fines particulares de su a Principio juridico con el que se defin(a la soberania en el derecho blico desde la Edad Media hasta el siglo XVI: la soberania no se ‘jercia sobre las cosas, sino, y principalmente, sobre un territe io y fen consecuencia sobre los subditos que lo habitaban. En este = ‘nti- do puede decirse que el territorio es el elemento fundamenta: \anto del principado de Maquiavelo como de la soberania juridica tal como Ia detintan los fil6sofos y los tedricos del derecho. Obvie mente estos territorios pod{an ser fértiles o estériles, la poblacion densa o escasa, los habitantes ricos 0 pobres,altivos o sumisos, pero todos estos elementos no son més que variables respecto al territo: ‘io, que es el fundamento mismo del principado o de la soberat Por el contrario, en el texto de La Perriére vimos que la definicion dde gobierno no se refiere en absolute a un territorio. Se gobiernan las cosas. Sin embargo, Zqué significa esta expresién? No creo que de oponer cosas a personas, sino mis bien que aquello a ‘que $e refiere el gobierno no es al territorio sino a una especie de complejo constituido por los hombres y las cosas. Por tanto las ‘cosas de 1as que debe ocuparse el gobierno son los hombres, pero ‘on sus relaciones, ligazones, imbricaciones con esas otras cosas que son las riquezas, los recursos, los medios de subsistencia, el territo rio, elertamente con sus fronteras, sus ciudades, su clima, su seque dad, su fertilidad; son los hombres en sus relaciones con los usos, las costumbres, los modos de hacer o de pensar, etc., y finalmen. te los hombres en sus relaciones también con esat otras cosas a Michel Foucault tales como los incidentes 0 desgracias del tipo de la carestia, la epidemia, ta muerte, etc. Y puesto que e! gobierno se refiere 2 las cosas ati entendidas, @ estas unbricaciones entre los hom: bres y las cosas, pienso que se encontraria facilmente su confi macién en la metéfora inevitable a la que se refieren siempre estos tratados de gobierno, es decir, la metétora del navio. £Qué significa gobernar una nave? . Significa por supuesto ocuparse de los marine 0s, pero también de la nave, del cargamento; gobernar una nave significa ademds tener en cuenta los vientos, los escollos, las tem- pestades; 0s esto lo que caracteriza el gobierno del navio: poner en felacién los marineros con la nave que debe ser salvada, con el ‘cargamanto que es preciso conducir al puerto, y todo ello en rela: cin con sucesos tales como los vientos, los escollos, las tempesta- es, etc. Lo mismo ocurre respecto a una casa: gobernar una casa, luna familia, no es esencialmente tener por objetivo salvar la propie. dad de {a familia, es tener como objetivo a los individuos que la ‘componen, su riqueza, prosperidad, tener en cuenta los sucesos que ‘pueden acsecer en ella tales como la muerte o el nacimiento, tener ‘en cuenta las cosas que pueden hacer dichos miembros, tales como lag alianzas con otras familias...; todas estas cuestiones generales que ccaracterizan al gobierno, respecto al cual el problema de la propi dad de tierras familia © la adquisicion de la sobera- ‘nia sobre un territorio en el caso del Principe no son més que ‘elementos relativamente secundarios. Lo esencial es pues este com- Dlejo.de cosas y hombras, no siendo la propiedad y el territorio mas 10 de las cosas que «..erece con La Perriére ‘en al siglo XVII y XVIII. Federico II en su “Anti-Mechiavelli” tiene péginas significativas a este respecto cuan- do dice por ejemplo: comparando Holanda y Rusia, Rusia puede tener las fronteras més extensas de todos los estados europeds; con todo, esté lena de pantanos, de bosques, de desiertos, poblada ‘apenas por bandas de gente miserable, sin actividad, sin industri or el contrario Holanda, pequefiisima, llena también de lagunas, potas, sin embargo, une poblacién, una riqueza, una setividad co: ‘mercial y una'flota que la hacen un pais importante en Europa mien- ‘ras que Rusia esté apenas comenzando a serlo. Por consiguiente, gobernar significa gobernar las cosas. Vuelvo ‘otra vez al texto citado en el que La Perridre decia:"el gobierno es la recta disposicion de las cosas y de su cuidado para conducirlas 0 tun fin conveniente.” El gobierno tiene pues una fir pitenso se opone claramente ala soberan‘a. Ciertamente Ro ha sido presentada en los textos filoséfices y juridicos como lun derecho puro y simple. No ha sido dicho por los juristas, ni, 2 fortiori, por los tedlogos, que el soberano legitimo estarfa pura y simplemente autorizado a ejerger au ‘poder. El soberano debe siem- La gubernamentalidad 1 ye, para ser un buen sgberano, proponerse un fn; “el bien comén ¥ la salvacion de todos.” ‘Tomo como ejermpio un texto de finales del siglo XVII; Puten dort dice: “No a a conterido (los soberana) i autora sob tana més que con el fin de que se nirvan de ha pars prosuar conserva Ia utiidad publica Un aaberano no debe Conic tata ventajoso para st'mismo si al mismo tiempo Wo lots paral Estado. {En qué consiste este bien comin o arta saNecion ae {ue hablan los juritas y que normalmentesnvocs y se consioere ome el fin mismo de a soberania? Sis observa el contanige rea gue juristesyteologos Ie confieren, so ve que para ellos ben somun es ae los sUbcitos obedezcan todony sin encepeion ala lever de donde se deduce que contfon en elas, pracean for manestert a los que son destinade,respetan el orden establecido, a1 menos ea Is’ medida en que este orden se conforma a lat lever que Chor te impueso ala naturleza y 2 Tos hombres; esto quiere dette bien pblico es eseneialmante abedenei as eyen, sls del scbere, fo terranl ola del soberano absolute, Diox. En cuslauisr ove io que caractriza el finde la sobarana, este bien comin ygaverat no €s on summa més que le sumisién a ia soberanta, Exo cuioee dee cue el fin dela soberania ex creuar,reenvi al eerico mismo de la soberania, El biomes a obedencia a as eyes, en cornecusrcy bien que se propone la soberanta et que ta’ gene le obwdetca Circutaridedexencal quo sea cual sm extructure trie, a ste cacién moral y Tos efecto précticos, no esta muy lees defo nee ecia Maquisvelo cuando afrmabe cue el objeto prineipal Sel Principe dabia ser ol de conservar su princi, Se vase sot siempre a este circulo de la saberaniso dl prinipado en veacton a si msm, Ahora bien, con la nuove defiicion de La Perrée, con su bus queda de definicion del gobierno, creo que seve aparece ot tine e finaldad. £1 gobierno se define como une manera oe dapore, las cotas para conducils no a bien comin, como declan lor oor, 4° los juistas, sino a un fn converiente pare Gale une de as cote {ue hay sue grbernar. Esto implica ene todo ens visaiase ae fines espcitcos; por ejemplo, el gobierno debe obrat deta mous gue se produce la mayor centidad posible de riguerss, Gut ee Broporcione a a gente mediossufcintes de subratenca,inciuse 'a mayor cantidad posibe de dichos madios: deberd procarar ae le Boblacion pueda multiplicare, ete. En consecvensa tau une serie ae finaidades especitcas so converirn en el objetivo misma el gobierno, Y para sleancar estat distintasfnaidoges se Gusondcas las cous —y ex importante esta palabra daponer ya que en la so berania ol instrumento que le permita aeancat tit ex deco ebediencia 0 las Teves, ran lar leyes mismes; ayes y robersnla onstituian un slo euerpo~ Por el contri, a el Cota del ger Michel Foucault 18 no no $e trata de imponer a los hombres una ley sino de disponer [as cosas, es decir, utilizar més bien técticas que leyes, en ditimo término utilizar as mismas leyes como tacticas. Actuar de tal modo ¥ & través de un cierto ndmero de medios para que este o aquel fin pueda ser alcanzado. ‘Creo que tenemos aqu/ una ruptura importante: mientras que et fin de la soberania le era implicito, y se trataba de si misma y de sus instrumentos bajo la forma de in del gobierno esta en las cosas que dirige, en buscar la perfecci6n, en la intensificacion de los procesos que dirige, y en los instrumentos de gobierno que en vez de ser leyes serén tcticas multiformes. En la perspectiva del ‘gobierno, la ley no es ciertamente un poblacién, aparece ‘como uno de sus elementos. Por tanto ya no seré més un modelo, sino un segmento, segmento privilegiado ya que cuando se quiere ‘obtener algo de la poblacién, en lo que se r rmientos sensuales, a la demograt pasar a través de la familia; gobierno: creo absolutamente fundamental este cambio de nivel, de modelo en instrumento, y seré a partir de la segunda mitad de siglo XVIII cuando Ia familia aparecera en esta dimension instru: ‘mental respecto a la poblacién: campafia sobre la mortalidad, cam- aia relativa al matrimonio, a la vacunacion, ete. Lo que permit, On aparecers sobre todo como fin u fin no es gobernar sino mejorar la suerte de la poblacién, aumentar su riqueza, su duracién de vida, su talud, ete: y los instrumentos que el gobierno se procuraré para obtener estos logros son en cierto sentido inmanentes a la pobla- ‘edn, estos seran la poblacién misma sobre la que se actda directa: ‘menie mediante campafas, 0 indirectamente mediante técnicas que ppermitan estimular, sin que la gente se sienta demasiado presiona- da, la tasa de natalidad, dirigir los flujos de la poblacién hacia ertas zonas o hacia una determinada actividad, etc. La poblacién aparece, pues, mas que como potencia del soberano, como fin del La gubernamentalidad a ‘gobierno; la poblacién apareceré como sujeto de necesidades, de aspiraciones, pero también como objeto de la intervencién del go: bierno; consciente frente al gobierno de lo que quiere e inconscien: te de quien le hace quererlo. El intorés, en tanto que conciencia de todo individuo que constituye la poblacion, y el interés, en tanto ‘que interés de la poblacién cualesquiera sean los intereses y las ‘spiraciones individuales de los que la componen, he aqui lo que constituye el blanco y el instrumento fundamental del gobierno de la poblacién. Nacida de un arte, y en todo caso de tacticas y de ‘Wenicas absolutamente nuevas. En fin, la poblacién seré el ndcleo an torno al cual se organizaré lo que en los textos del siglo XVI se llamaba la paciencia del soberano en el sentido de que la poblacién serd el objeto que el gobierno deber tener en cuenta eo sur auuaraton sober, Sut obiervaciones_ en su saber, parr Tear of fnar_de_un modo racional e Intel gente, La constitucién de un saber de gobierno es absolutamente ‘ndisociable de un saber acerca de todos los procesos que se retie ren a la voblacién en sentido lato. saber aue llamamos precisamen: te “la economia”. Decfamos que la econgmia politica habia podi do_constituir ier rece un nuevo [entre 10s distintos_ elem riqueza: Ta poblacion. ‘ser’ captando Ta red de-Tas telaciones continuas y Multiples 2 lita, de un régimen dominado por ta extructura de la soberania 4 otro. dominado por las téenicas de gobierno se opera en el 4: glo XVIII en torno a la poblacién y en torno al nacimiento de la Sconomia politica, Col gs bo ouleen dect_que la sobaania dele de judas un ba Ta partir-del_ momento en que el arte de gobierno comienza a Sarrormareren conets poles dracai coat aerate Biers do To soburart we Santon con mas fuorze en ess memento, ya que precisamente no se trata, como en los sighos XVI y XVII, de Tnentar deducir de una teoria de la soberania un arte del gobierno, sino, puesto que en est timo existiay se desarrollaba, de ver qué forma juridica, institucional, e: decie, qué f ‘Sg pode dar 3a soberanTe que caractesiza 2 un Estado, Basta leer esios dos Textor de Housvau, la Economia Politica de la Enciclo pedia, en el que se ve cémo plantea el problema del arte de gobier 10 ~y el texto es muy caractestico desde este punto de vsta—: la palabra economia designa esencialmenge la gestion de los bienes de la familia por parte del padre; pero este modelo no debe ya ser aceptado aunque he sido el ‘utilzado en et pasado; hoy, dice | | | i | 2 Michel Foucault Rousseau, sabemos que la economia politica no es la economis familiar; y sin referirse explicitamente aii a los fisidcratas, ni a la ‘stadistica, ni tampoco al problema general de la poblacién, puede percibirse claramente esta ruptura, el hecho de que la econom'a, 1a “economia politica” tiene un sentido nuevo, irreductible al viejo ia, Mas tarde escribe el Ce ato Social, en el que saber cémo con nociones ta.:$ como naturaleza, contrato, voluntad general, puede proporcionarse un principio ge- ‘eral de gobierno que ocuparé el lugar del principio juridico de la soberania y de los elementos a través de los cuales pudo definirse y se un arte de gobierno. Asi, pues, la soberania no se elimina con ta emergencia de un nuevo arte de gobierno: con la Ciencia politica, por el contrario, el problema de la soberanta con- tinda planteado de una forma todavia més aguda, En cuanto a 1a disciplina, podemos decir que tampoco ha sido liminada; ciertamente su organizacién, todas las instituciones en cuyo int I siglo XVII y comienzos el XVIII: escuelas, talleres, ejércitos, etc, slo se comprenden en relacion con la gestacion de jas grandes monarquias administrativas, pero sin embargo la disciplina ha sido més importante, més valora: da a partir del momento en que se 7 en otra parte) Debemos intentar comprender las cosas no en términos de susti- tucién de una sociedad de soberan{a por una sociedad disciplinaria | cual a su ver seria reemplazada por una sociedad de gobierno, ‘que hace resucitar Ia canstante de Ia soheran(a dentro del problema ‘ahora central del arte de gobierno, que hace aparecer a la poblacién ‘como un dato, un campo de intervencién, como el fin objetivo de las técnicas de gobierno, y que aisla a la econom/a en tanto que sector especifico de la realidad, y a la econom(a politica como iencia y como técnica de intervencién del gobierno en este campo idad. Existen pues tres momentos, creo, gobiemo, pobla- ién, economia politica, respecto a las cuales conviene decir que han constituido a partir del siglo XVIII una serie sélida que todavia hoy no se ha disuelto. Para terminar, y si quisiera dar al curso de este aio un titulo més preciso, no seria "seguridad, territorio y . blacién”, serfa algo La gubernamentalidad Py aque se lamaria bisoxia de ia "por esto tntiendo fundarsentamente ter coms QE conta de insti. Giones, procedimiantos, andisisy raflesTOnes,edlculos y tdctica {ue han permitidoejercer esta forma expecticsy muy comple de Poder que tiene por bianco la poblacion, por forma principal de saber la economia politica, y gor instumentoetécnicosesenciles los dspostvos de seguridad) La tendencia que en Occidente no ti dajado de conduct, desde Race mucho tiempo, hei la preem! nancia de este tipo de poder que we puede llamar gobierno sobre todos fs otros: soberani, dlscplina, ete, y que ha implicado, por ua parte, el desarrollo de toda una serie de apaatos especttioe de obiern, y por otra, el desarrollo de tado yn conjunto de saberes BE oct aor, erento tt proces tne de ce stado de justica del medieva, convertido en estado admintat ¥o en los sigos XV y XVI, se encuentra poco poco “gubernatren talzado" Conocemos qué fescinacién ejerce hoy et amar o el horror al Estado, son muchos los que # osupan de sunacimentode suite fia, sus progresos, poder y abusos. Esta valoracidn exces. dl problema del Estado Ta encontramos paraddjcamente bajo dos for mas: una forma inmediata,afectiva y tagica: e lism cel tio Monstruo que se alza frente a nosotros: pero existe adernds otra Segundo forma de sabrevalora el probleme cel Estado: los anais due consisten en reducilo a un clerto numero de funciones, co tho por ejemplo el destrolo de las tuerzas productves, Ise Broduccion de las velaiones de producein; este pabel reductive del Estado To convierte en algo abiolutamente exencial como blan co que hay que atacar 0 como poricion privilesada a ocupar. Pero el Estado hoy, como probablemente en el curso de su histori, no Tene esa unidad, ota indlviduaidad, esa funcionalidad rigue importancia sobre todo, el Estado no e+ més que. une realidad compuestay une abstracién mitificada euya importancia es mr tho mas limitada de lo que se cree. Lo.que es Important paral moderidad, es decir para nuestro presente, noes tanto a enatliza én de la sociedad cuanto ts "gubernamentaizscon aa ead ‘Vivir en la ora de la “gubernamentalidad™ descubserta en siglo XVill. La gubenamentalizacion dl Estado es un fenomeno Singularmente paradojico, ya ques! bien los problemas de a ube. ramentaidad, fas teenies de gobierno han constiuigo ta unice apuesta de juego politica yet nico espacio real dela lucha polit Ca; la gubernamentalizacion del Estado ha sido sin dude elfen Oe es To que compete af stado_y que es To-que no Te compete, qué eso publica y qué er To Late R Yan Zag, P Michel Foucault ‘uaa. avé c+ o-estatal-V-aué fo pe-salalal.ie. 9 conséovencie Sl Estado, era supervivencia V EN Tus limites, no puede entenderse tmis que 2 partir de las tdticas generales de [a gubernamentalidad. Podemos, pues, de modo general y por tanto todavia aproximat vo, econstruir de este modo las grandes formas y las grandes eco- ‘nomfas del poder en Oceidante. En principio, el Estado de justia, nacido en una territorialidad de tipo feudal, corresponder'a a una sociedad de Ta ley —costumbres 0 leyes escritas— que implicaba todo un juego reciproco de litigios; en segundo lugar, el Estado administrativo nacido en una territoralidad de fronteras en los siglos XV-XVI corresponderfa 8 una sociedad de reglamentos y discipi ‘nas, y finalmente un Estado de gobierno que no se define esenci ‘mente por la teritoralidad, por la supecticie ocupada, sino por la mata de Te poblacion, su volumen, au densidad y ciertamente su tarritorio sobre el que la poblacion Se asienta pero que ya no es més ‘que un componente. Este Estado de gobierno que se centra espe- Cialmente sobre la poblacién y que se refiere y utiliza como instru- mento el saber econémico, corresponde 8 una sociedad controlada por los dispostivos de seguridad, 7 En las proximes lecciones intentaremos mostrar cémo la guber- rnamentalidad nace, por un lado, a partir de un modelo arcaico que ha sido el de la pastoral crstiana; de otvo, apoyandose sobre une técnica diplomético-militar que ha sido puesta a punto en Europa con la paz de Westfalia, y en fin, e6mo ha podide cobrar las dimen: siones que actualmente potee gracias a una serie de instrumentos particulares cuya formocion es eontemporénea al arte de gobierno ¥-aue llamamos, en el vie Xvil y XVIII~ poliela, La ESPACIO CERRADO, TRABAJO Y MORALIZACION (+) Génesis y transformaciones paralelas de la prisién y del manicomio Jacques DONZELOT El descrédito casi general que afecta en Ia actualidad a las inst- tuciones cerradas se formula esponténeamente segin un razone- miento que se podr‘a calificar de racurrente y que hace, por ejem plo, de! cuartel 1a verdad del igstituto iagy de | rision Ta verdad sta cffflea espontanea se encuentra juplicada ‘Porn critica culta que ha encontrado en Erwing Goffman’ su figura intelectual. Partiendo del estudio de la con icién social de los enfermos mentales en una clinica psiquidtri ca, llega a desgajar un cierto numero de rasgot constitutivos de la i vida social en instituciones netamante divergentes en cuanto a sus ines off blieado en In revi 1 Topique, nim. 3, mayo de 1970, pp. 125-151 Wewing GOFFMANN: Axiles trad, frac, on Ed, de Minuit, 1968, presen ign de Robert CASTEL. (Ed, cast a Jacques Donzelot 1ora bien, el radicalismo indudable del andlisis por To que se refiere al primer punto, es mucho menos evidente en lo ‘que concierne al segundo. Existe en efecto una especie de empirismo de coleccionista en ‘4 Investigacion acerca de las “‘instituciones totaltarias”. Ausencia de teoria: eitas instituciones pueden indistintamente navegar en los ‘mares (equipamiento de un navio), emerger en las estepas siberianas {campos de concentracién) 0 deberse a los fondos de la cristiandad (convento). Ausencia también de historia: tots estas variaciones sobre un mismo tema vagan en una eternidad flotante, Seria sin ‘dude una querella de mala fe reprocharle que no ha hecho lo que ‘no estaba en su proyecto realizar si éste no implicase una ambit dad diffcil de salvar. ‘Se puede uno preguntar en qué medida la empresa de Goftmann se.separa realmente da la sociolog(a americana de les organizaciones ‘que ha encontrado su felicidad en el desczicrimianto de la famosa ‘dimension humana de la empresa y segin la cual, como se sabe, los ‘comportamientos de rebeldia o de rechazo se ponen en relacién ‘con {os disfuncionamientos internos de la fabrica y no con la e- ‘Wlctura global de las relaciones de produccion. Posiblemente el estudio de Goffmann no es més que el ejemplo limite de esos nslisis con dificultades propias de una organizacion compleja, andé lisis que excluyen toda interrogaci6n acerca de su modo histbrico de constitucién: estudio de las organizaciones lfmites, en las que Ia logica organizacional de sana pasa a ser aberrante, y el hombre ‘adaptado se convierte en alienado; y la conclusién principsl que nsion humana es més radicalmente negada (instituci6n totalitaria), no deja sin embargo de afirmarse aprovechando la menor fisura dela institucién, inven- tando relaciones ocultas (adaptaciones secundarias). ‘Se ve cémo Goffman podia bajo este aspecto poner en cuestion todos los proyectos psicosociolégices en general y particularmente fl movimiento de modemizacion y “de humanizaci6n” que afecta ‘actualmente al manicomio y ala prision. La supresi6n o el remode- lamiento de tas rupturas (entre el interior y wl exterior, entre gober fnados y gobernantes), la modificacion de la utilizacién de la pale- ‘bra permitirfan el paso de una era teratolégica a una era positiva sin ‘que esto suponga sin embargo cuestionar el sentido de estas ref mas. La significacion de ta préctica psiquidtrica 0 penal no se en- ‘eontrarfa por tanto aclarada. ‘Ahora bien, existe en el rigor del andlisis de Goffmann una serie de datos para pasar a otro tipo de investigaci6n que partiendo de esta ruptura constatada entre las justficaciones de una institucion Y su funcionamiento, intentase describir a la vez la légica de su ‘Buesta en marcha y (a significacion sociologica de su funcionamien- ‘to; en resumen, analizar la relacid Espacio cerrado ea jal determinada y una institucién conereta co, am 2 Fmagiones. €s esto lo que intertaremos hacer respecto al manicomio y a la privon. ‘Subrayemos antes de nada la particularidad de estas dos organi Zaciones respecto a las otras instituciones disciplinarias. Si conside- ramos el cuartel, 1a custodia de los soldados en un espacio cerrado forma parte de las exigencias de la disciplina que es en si misma e! medio de su propio fin, es decir, que la clausura del espacio esté ‘aqui en relacién de instrumentalidad técnica con la finalidad de la institucion. Al revés, en el manicomio 0 en la prision, la delimite cién de un espacio cerrado no esté an relacién directa con el con- junto de los fines de la institucion; el espacio cerrado es en este 280 mediacién, sintesis concreta de fines distintos. En el primer ato, el espacio cerrado es un elemento més en una serie de medios disciplinarios homélogos. En el segundo, es una estructura comple: ja que debe articular fines divergentes (castigar y resocializar, con- vertir en inofensivo y curar). El espacio cerrado es también una estructura determinante, en la medida en que es el medio de la coposibilidad de estos fines y es tanto més valorado cuanto més ‘contradictorios son los fines que debe articular. Existe pues toda una serie de instituciones que se podrian tla ‘mar disciplinarias (el cuartel, el equipamiento de un navio, el Internado, el campo de concentracién) que, por su uso y su eficacia elemental, tienen un cardcter en cierta medida ahistarico y univer sal. Sin duda la modernidad les ha concedido por distintas razones Una suerte particular, pero sin que exista el sentimiento de innove: i6n respecto a elles. El nacimiento del manicomio y de la prisién a comienzos del siglo XIX presenta por el contrario una aureola de descubrimiento revolucionario. Ambos aparecen amparados por los Drestigios de Ia novedad, de la eficacia y de la filantropia. Si bien en su principio de funcionamiento no difieren tundamentalmente del monasterio que existia desde hace casi dos mil aflos o del cam: Pamento militar, que se puede hacer remontar al Imperio romeno, esto hace todavia mas necesaria su arqueologia, es decir, el andlisis de las condiciones de aparicidn de esta valoracién del espacio corra do que las distingue de las instituciones de represin A este fetichismo del espacio cerrado de comienzos del siglo XIX se opone el actual movimiento de reforma que tiende a desc lificarlo. El muro que rodea el manicomio se asocia actualmente 8 las cadenas de las que libera Pinel a los locos en el almacén de ‘accesories indtiles y bérbaros. Los tebricas de la ciencia penal tie nen el lenguaje de Papillon para deshonrar lo que sus predecesores hhabfan erigido con orgullo frente a los “horrores” del Antiguo Régimen. En un nuevo articulo, se analizard esta tercera edad de la represion que sucede al gran encierro y ‘al nacimiento del manico- ‘mio y de la prision modernos, Jacques Donzelot Las formas de represion e. ‘el Antiguo Régimen Bajo el Antiguo Régimen las instituciones de represion no estén ‘acomparadas de ninguna preacupacién por ta regeneracién del individuo, El internamiento en tanto que tal no es ni pena ni medio tarapbutico aunque la detencién sea realizada por dos tipos de iciones: las mazmorras y los hospitales generales y abadias. La mazmorra, como su nombre indica, no tiene por fin castigar privan- do de libertad, su papel consiste simplemente en proporcionar los, rmedios para aplicar la verdadera pena, es decir todas las variedades de tortura que constitufan lo esencial del arsenal penal. En las * abadias o en los hospitales generales se segrega en mezcolanza a locos, indigentes, criminales, libertinos, prostitutas, etc., con una 'y al mismo tiempo de represion: la tortura en_un espacio laico y pablico y el exilio en un espacio ale eligiSn_y. lo que viene's ser lo ‘tismo, Tos erTenes de lesa majertadseran oBjeto de tortura, y los, EFimenes contra Ta moral burguess? oslosidad_ dasenfreno, homose- URES, BrosRUEIGn Sin razén, serio objeto de intermamiento. La ‘Fistor dela represi6n en @f Antiguo Régimen es el reemplazamien 10 progresvo del primer sistema por el segundo. ‘Los erfmenes religiosos conciernen al equilibrio de lo sociedad entera, Tienen por efecto perturbar lo que la trasciende y la funda a la vez (religion, autoridad publica de derecho divino). En conse- cuencia la pena no es simplemente un castigo sino también la requilibracién del sistema social y debe ser proporcionada a la importancia del ofendido. Para aplacar las potencias trascendenta les es preciso poner en juego practices penales que estén la altura el deta: el arrancamiento de la lengua, la picote y las galeras cobran su inteligibilidad en un sistema como éste* ‘Asi pues, desde el momento en que el fundamento de la sociedad deja de buscarse en {a religién o en el poder absoluto, toda esta tategoria de crimenes y de pangs pierden su significacién y su razén de ser. El movimiento de las luces, cuyo representante princi pal a este respecto es Beccar/a? no hace mas que ratificar el paso de un orden social # otro. Condena lo que ya no tena razén de ser fn una sociedad que se da como nuevo fundamento la econom/a y ta moral del beneficio. Los crfmenes contra la moral burguesa tal como habfan sido elimitados por el gran enciero de 1656 van a convertirse en los Véew E, DURKHEIM: “Deux lois do fogique, 1899. 3S. BECCARIA: Traité det dite et det peines, 1773. “evolution pénale” on Annte socio Espacio cerrado ‘ Linicos objetos legitimos de la vindicta social. Paradéjicamente es en un recinto religioso donde esta nueva forma de “desviacién” se vera administrar su pena. Esto no se hizo sin razones ni sin conse ccuencias, pero para describir este proceso de delimitacidn progresiva de tas nuevas formas de culpabilidad y de represin, es necesario. recordar casi toda la historia del monacato* En sus comienzos el monasterio se defini6 esencialmente como tuna tierra de exilio. Es el lugar en el que se concretiza la voluntad logar a separarse de él a través dde una ascesis que sustrae al hombre del poderlo de sus instintos, ‘que le libera de su dependencia respecto a la naturaleza y de la sociedad real. Pero es al mismo tiempo en Occidente y desde co: rmienzos de la Edad Media una tierra de asistencia a la que pueden venir a refugiarse y encontrar una subsistencia los pobres de los alrededores en época de escasez. Los monjes desean desgajarse de ser \Vidumbres seculares y asi producen sus medios de existencia; y como la vida comunitaria les permite obtener buenos resultados, adquie: ren répidamente un cierto desahogo que les permite proporcionar trabajo 0 comida a los campesinos sin recursos. Esta funcion de refugio del monasterio se encuentra asociada en @l siglo XVII a una funcién de represion prefigurada en las leprose- fas de la Edad Media. San Vicente de Paul es uno de los protago: nistas de esta transformaci6n que permite a los priores, @ las “car: ddades”’ y a los hospitales retener no solo a enfermos sina también a personas encerradas “por orden de su majestad”. Organizacias pues sobre el modelo conventual, estas casas desempefian a la vez un papel de asistencia y de coaccién’. ‘Ast, durante todo el Antiguo Régimen, el espacio cerrado es fundamentalmente un espacio religioso. Lugar de reunién y de exis: tencia de aquellos que quieren desgajarse de la vidu secular, us ‘también una superticie de absorci6n de los que no r ueden vivir en el siglo porque se encuentran demasiado desprote dos © porque hhuyen de determinadas convenciones. Entre los que quieren huir {del mundo y los que no pueden vivir en él no existe una identidad sino une profunda complicidad en la eminente dignidad de la des posesion y de la pobreza, natural 0 voluntaria; o incluso en la imagen religioss de la locura o de la falta. Antes de ser expulsados de la comunidad, colocados en los prioratos, hospitales, casas de reclusion, el pobre, el loco y las nuevas variedades de criminales Los crimenes contra at personas y 108 erimenes conta a propiedad van a ‘deslizorse” del primer sistema hacia seg) nda a finales del gio XVIII 5M, FOUCAULT: Histoire dela folie, Plon, 1961 (Trad. catalan en Fon d0.de Cultura Economica) Jecques Donzelot tenfan ya una alianza sellada con e! mundo del internamiento ri gioso. Recordemos las significaciones del gran encierro de 1656. En su version laica (los hospitales generales con su administracién burgue- sal), al igual que en su versi6n religiosa (San Vicente de Paul... el internamiento refuerza la gran ruptura entre, de una parte, la vide mundana con sus bullicios y sus desérdenes, y de otra, ta vida descansada y ordenada de los que estén, fuera del mundo, proxi- ‘mos a Dios por a observancia comin, en un lugar cerrado y protegi do, de los principios de la religién, aunque sea segin un modelo ‘utoritarioy con una poblacién rechazada y condensda por la sociedad. “EI encierro, escribe M. Foucault, oculta a la vez ut metafisica de la ciudad y una politica de la religion, se ‘como un esfuerzo de sintesis tiranica entre esa distancia que sepa- ‘a el Jardin de Dios y las ciudades que los hombres, expulsados del paraiso, han levantado con sus manos"®, La abligacién del trabajo establecida on el internamiento desde ‘% aparicién hay que interpretarla en relaci6n con este fundamento ‘eligioso. En un decreto de 1612, Marla de Medicis insiste sobre su importancia: “Los pobres encerradas en los hospitales deben ser trafados y alimentados lo més austeramente posible, y con el fin de ‘no mantenerios en la ociosidad sarén empleados en moler el trigo fen molines de mano, cortar mieses, fabricar cervezs, preparar ce- mento y realizar otras obras penoses, después de lo cual dardn al final del dia cuenta del trabajo que hicieron bajo pena de ser casti- ‘gados por los maestros” Este trabajo debe por supuesto servir para c-brir los gastos de su subsistencia, sin embargo, no se trata de suprimir la asistencia carita tiva. Las parroquias pagan tasas destinadas a mantener las casas de trabajo en Inglaterra. En Francia, los hospitales generales y los Prioratos se establecen segin el principio de fundaciones caritat vas. La preocupacién principal no es, pues, suprimir la caridad, del ‘mismo modo que tampoco se espera que la aplicacién al trabajo solucione el problema de la miseria. No #@ da, pues, tanto una valoracién del trabajo como préctica salvitica para el hombre en la tierra cuanto una condena moral y religiosa del no-trabajo. El espectéculo de la ociosided, el vagabun- {deo y la mendicidad es rechazado: y en este rechazo et més fécil fentonces encontrar una dimensi6n celigiosa que un razonamiento. feconémico: existe una rebelién contra Dios, y en consecuencia contra el rey, cuando uno no se inclina ante la exigencia de un © Michal FOUCAULT, op. 7 Citndo por MOREAU-CHRISTOPHE: Christ et pavrres, Pars, 1851 Espacio cerrado st trabejo resultante de {este vano orgullo que se establecen talleres de trabajo en los hospi tales y en los monasterios. Bajo el Antiguo Régimen la reclusion y la obligacién de trabajar adquieren su significacion en el interior de luna condena religiosa, moral y politica de la ociosidad. A través de 1a ociosidad, implicitamente se conden la miseria y s@ la destierra de la ciudad. Pero para que esta prescripcion se explicite y se convierta en ley es preciso esperar a que la riqueza, en el principio de su origen y en las reglas de su uso, see redefinida totalmente, Todo el sistema feudal, drdenes monésticas y fundaciones cari- tativas incluidas, descansaba sobre una misma relacion a la riqueza {que tenia como principio el don. En primer lugarla riqueza misma (e dada: las tierras de los monasterios fueron originariamente atri bbuidas los monjes por decreto del rey, que tiene la propiedad ‘eminente sobre todas las tierras del reino, don que recibié de Dios. En la redistribucion que se hace de la riqueza, los religiosos y los obres tienen una misma parte denominada, sin duds para reenviar al altisimo, la parte de Dios. En la medida en que es dada, la riqueza es también lo que se da, operacién a través de la cual se ‘constituye una red de dependencias y de clientelas. Lo que se da aliena al receptor en el don que le es hecho, del mismo modo que el ccampesino esti amarrado a la tierra que s¢ le atribuye, y no puede abandonarla, convirtiéndose entonces él mismo en propiedad de ‘quel que le ha hecho el regalo; el asistido, pobre o loco, vive en tuna rolacién de dependencia respecto al que le cobija y ie cuida En consecuencia, la asistencia en su principio no es un fenémeno ‘marginal para ef mundo feudal, es inseparable de la logica de su funcionamiento. Y precisamente porque es el medio para conseguir tales redes de dependencia, 'a riqueza es aquello de lo que uno disfruta; por el oder que permite ejercer directamente pero también por los place: ‘es sensuales que proporciona. Para Boisguilbert, por ejemplo, el Principio de desarrollo de la riqueza esté pensado a partir de la ‘mutiplicacion creciente de los disfrutes que pueden obtenerse con ella, 10 que incita a producir mas y més® Ahora bien, la economfa politica a finaies del siglo XVIII no busca ya el origen de las riquezas en la intensificacién de las ne- esidades, sino en su restriccién. No es ya el medio inmediato de jercer un poder, de obtener placer, sino que se converte por el ‘ontrario en su propio fin. Y sobre todo ya no es algo dado: de * Sobre ettetemaver: P. LANTZ: tire economiqu tude sur Adam Smith” en Revwe di 1 Sociale, 1968, rim. 3." maldici6n divina. ¥ es precisamente contra” u Jacques Donzelot ‘ahora en adelante deriva de la légica del intercambio, no se la puede adquirir sino es a través del trabajo y del ahorro? La condena de la miseria esté ahora marcada por la articulacién racionte entre la vieja ética del trabajo y la nueva moral del ahorro, al estar regida la riqueza en su generalidad por los principios del intercambio. Las propiedades monésticas y las fundaciones caritati- vas ya no tienen razén de ser, ya que no slo escapan a la ley del intercambio sino que ademés mantionen la miseria. El internamiento estigmatizaba la ociosidad, paro por su excesi va presion y su no menos excesiva proteccién, minaba el movimien- to racional que debe conducir al hombre ¢._ trabajo al ahorro, y de aqui, sino ala riqueza, al menos a la propied:J privada, fundamen: ‘0 del intercambio. Desaparece asi toda la antitua significacién del espacio cerrado. Por su funci6n de exilio 0 de refugio, de recogimiento 0 de coac- Ci6n, el espacio cerrado manten{a con el espacio social une diferen- Cualitativa de cardcter religioso. La linea de demarcacién que lo ‘constituye, aunque progresivamente extendida, delimita siempre un ‘espacio en el que las verdades religiosas se encuentran més afirma- {das que en ninguna parte; las Vineas de fuerza que lo organizen apuntan hacia un mundo que debe trascender el de aqut abajo. ‘Al alba de la Revoluci6n las dos estructuras fundamentales de la represion bajo el Antiguo Régimen se encuentran condenadss, una porque hace referencia a una esencia religiosa y absolutista del Poder, la otra porque participa de un funcionamiento econémico desde’ entonces condenado y no reprime la locura, la ociosidad, el crimen, manteniendo con ellos una complicidad de fondo. Condena sin apelacién pero también se podria decir sin memoria: el paren- tesco que se establecio entre la locura, el crimen, la indigencia y el espacio religioso de tipo conventual no se rompe de forma decis , tampoca el trabajo obligatorio ni la idea de redencién a la que ‘esté ligado. Simplemente el trabsjo se verd afectado por una valora- Cién positiva y la redenci6n se llamaré moralizacion. A un primer nivel de observacién, las modificaciones que sufre {el espacio cerrado consisten en una destrucci6n de su antigua ho- mogeneidad para pasar a una diversificacion técnica de recintos Particulares que afectan a cada una de lat eategorias de reclusos Que el viejo espacio habia reunido. Surge el escandalo ante la an: tigua confusion entre el loco y el criminal y se intenta cuidadosa- ‘mente no tratar at indigente como a un simple criminal. Se trata del tw. Espacio ceorra spacio cerrado ea hacimionto de un espacio aslar medicalzado, cue se oxdene en funcion de la aplcaion de una trapéuten frat ave eee Cién de un espacio earceel humonizade se aetna iat justin, a acabaron lv marinas reahene ot ea fan los prstoneroracompanedce de i enfornedatit asses dad y el desentreno; pero apatecn los iin sentladce een io aseptizado, la alimentacién higiénica y las actividades tanas- ET indigente ya no esta anclado en esos grandes “encierroi” en los que sin duds viva bao i mirada do Dis pero conernenceee sos imenor esperanza de una vida ojo i toseia hoy te reer Para eximulri por diferentes medion sng sy cee Sin embargo a puede enconier, sai esa de sxoaci odo, un seteminado ado oe res cone Se estas ructesIattuiones tuneotble de peneeioee eae unitaro, Ua espectickad” de as scttaes respecto tener Taal a indigentey al erimina ne © caper Serna ee de fondo de estas tes categorias. ae Har on Sefaleros en primer igor tl favor particular del que ozo a exoacio cerrado a somionars del sigto KIK auande abate raat isl proba deo mra: de ure ot ornee Yes especialmente fagrans en el ero oe os uooeta Preandth ge on sus mltiplstentatvs de moterenecon nope eae Indes de! emorno:ypreckamante poy ent pions asc ciones al problema de la indigencia'®. Los filantropos franceses, ere oti ie aici fear oar scalar err tracts dl wri act Colorias en ls que ft menciges, los nuenaa ee Soo a tos criminals puestor en iberted pueda cneontoar ences volver ala moralidad. En Inglaterra se contraven eae dee (Work House) que son al vr una fuente dealer acta genes, une institucon de vglaned un mete oe ae fara los oiosos Al mismo tena ae cifican az omer rhc ¥ 10s pimoros menicomios on tn ena de powers ‘Aisince proyecto buen nlso combat fora oe lentes en un solo establecimiento. Por ejemplo Marchand!', soiprendente léntopo, suehe con una “ciel de near ‘ie sera alaver una prison une colonia arene Seen Gestnada a recogevapeburdos y muse ae eer rata arash i el aeon ent Orit, convenienemante“expurgadoae severance a °° Sobre este punto: PLANYI: The great transforms nation, capitulo “peupe. {ism and utopia, Boston, Beacon pret, 1963.” 41 MARCHAND: Du pauperisme, Paris 1845, Jacques Donzelot a les”. En esta fascinacion por el exapcio cerrado se puede, puss, encon- ‘war un primer elemento comin entre el manicomi, la prision y las instituciones de indigentes. Peradoj Tesponsables det internami si6n del mundo libre del intercambio, de esta mercancia que es ta fuerza de trabajo de los internados. Pero no se trata de una contri diccibn absoluta: excepeién inadmisible on el mundo libre del in- tarcambio, el internamiento es ademés este expacio particular consi-

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