Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
REALIDAD……
REALIDAD……
Es fundamental que nuestros hijos desde los primeros años y aún así a
lo largo de su vida, sepan exactamente lo que se espera de ellos, en su
forma de ser y de comportarse (esto es establecer límites).
REALIDAD……
REALIDAD…
La palabra disciplina significa
aprendizaje y constituye el medio más
adecuado para que los padres consigan
que sus hijos aprendan a comportarse
de manera adecuada.
No tiene como objeto prolongar la ansiedad del niño tras
cometer una falta; la disciplina debe ser inmediata. El error
cometido y la disciplina deben estar unidos para que el niño
no pase demasiado tiempo abrumado por las consecuencias
de su comportamiento.
Además de inmediata, la buena disciplina ha de ser lógica.
La coherencia educativa es fundamental para propiciar al
niño y no desconcertarle constantemente; como es el caso
de esos padres que en ciertas ocasiones aprueban un
determinado comportamiento del niño o les es indiferente,
y en otros casos, reprenden severamente el mismo
comportamiento.
La buena disciplina debe ser aplicada de forma firme y con
seguridad, es decir, que inexorablemente tras una determinada
falta o error, con toda seguridad se producirá el correspondiente
castigo o acto de reflexión e invitación a corregir la mala acción.
Los niños que por experiencia saben que las amenazas constantes
de sus padres terminan por no cumplirse, no aprenden a ser
disciplinados.
Se debe poner en práctica en cualquier momento, situación o
lugar. Hay padres que se sienten como avergonzados si tienen
que corregir una mala acción de sus hijos y se limitan a decir
«en casa hablaremos». Es adecuado que se llame al hijo a un
rincón de la estancia o se le saque al pasillo mientras pedimos
disculpas a nuestros amigos o invitados y le hagamos las
correcciones necesarias en ese momento (in situ), sin dejarlo
para después.
Tiene que ser justa: Si de manera accidental mancha la
camisa no tiene que recibir la misma reprimenda que si
pega a un compañero en el colegio.
Ha de ser positiva, es decir, que ofrezca alternativas, soluciones, apoyos, de
manera que fortalezca el entendimiento, el diálogo y los vínculos afectivos
entre los padres y los hijos. En ningún caso es positivo humillar al hijo, hacerle
sentirse como un ser despreciable o que es incapaz de hacer nada bien,
porque las insultantes y despreciativas palabras del adulto se convertirán en
profecía que llegará a cumplirse, al reducir al mínimo su autoestima y el
sentimiento de valía y de competencia.
La forma y modo de aplicar la disciplina debe estar
regulada y adaptada al desarrollo evolutivo del niño, a su
personalidad y a su grado de sensibilidad.
No es posible la maduración psicológica sin la seguridad que
proporciona el amor sentido y vivido desde la misma concepción
en el seno materno y a lo largo de los primeros años de la
infancia e incluso de la adolescencia y juventud. El ser humano
madura si encuentra en el hogar y en su entorno más próximo un
clima adecuado de afecto, ternura, calor humano, aceptación y
equilibrio psicofísico.
Ser amados y queridos por sus padres y hermanos, y vivir en un ambiente
de aceptación y amor entre las personas que le rodean.
Ser aceptados como son, con sus posibles limitaciones y defectos y tener
la sensación de que importa a los demás, de que es alguien entre los suyos.