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Poemas
de Delia María Musso
Versos Antárticos
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Reseña:
Delia María Musso Rinaldi, es la hija mayor del profesor Julio César
Musso, fundador del Instituto Antártico Uruguayo (IAU).
La autora de este poemario, realizó una importante investigación
histórica en la década de 1990, entrevistando a las personas que fueron
protagonistas de los hechos que llevaron a concretar la entrada de
Uruguay al Tratado Antártico y que permitieron la fundación de la
Base Artigas, anhelo perseguido por su padre desde 1962.
El 7 de octubre de 1994, recibió de manos del entonces Presidente de
la República, Dr. Luis Alberto Lacalle, un diploma y distintivo
antártico, como homenaje a la labor pionera de su padre y en
reconocimiento a su interés personal en el tema.
En abril de 1995, fue invitada por el IAU a visitar la Base Científica
Antártica Artigas, a la que concurrió participando de las actividades de
la misma por varios días.
A fines de 1994, planeaba publicar un libro titulado “Nuestros
hombres en la Antártida”, una crónica-ensayo que relataba aspectos de
la vida diaria de las dotaciones que participaban cada año en la Base
Artigas.
Por razones económicas este libro permanece inédito, aunque su
manuscrito ha servido como fuente de consulta para varios trabajos
históricos que se encararon después.
Actualmente sigue vinculada al quehacer antártico. Es integrante de la
Asociación Civil Antarkos y en 2009 fue la madrina de la Dotación
Antarkos 25, a cargo de la Base Artigas.
Con la publicación de este poemario, el Instituto Antártico Uruguayo,
quiere homenajear, a través de la poesía, a los visionarios que hicieron
posible el ingreso de nuestro país al Tratado Antártico.
La Autora
Versos Antárticos
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Versos Antárticos
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Aquí, en el lugar
del más allá
de nosotros mismos,
no puedo escribirte
más que a Ti.
Por Ti,
regresada del desierto,
en donde mi pluma
yacía sin modo ni imagen,
abandono
sus asoladas y yermas arenas
para fundirme
en la grácil blancura
veteada de azul transparente
que extiende Tu mano.
Versos Antárticos
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Por Ti,
reemprendiendo su vuelo místico,
retornan
desde un sosegado silencio
aquellos ecos de poesía,
aquellos primeros,
que de joven sentía,
atisbos de eternidad
“cristalinos mensajes
de un tiempo leído
con sensitiva mirada.”
II
De blanco,
dije algún día,
nos habrán de haber pintado
largos los brazos, pálido el rostro
Y en un pequeño archipiélago
de efigie blanca
el bramido del viento
sugirió a la sangre
encerrada en mi piel
Versos Antárticos
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Y prosternándome
en la nívea urdimbre
supliqué Su Guía y Misericordia.
III
Cuantas vidas
lleva mi vida
que se asemeja
a este lugar
blanco
“blanco color de vida”
como diría Antoni. (*)
Cuantas voces
dice mi voz
que escogió
el sonido
de la tuya
y el de tus alas al volar
para enraizarte en mis brazos
y hacerme feliz.
Versos Antárticos
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En la aparente calma
de los hielos
que evocan el azul
se ofrendan arterias blancas
para que yo pueda vivir.
IV
Cuando interrumpiéndote
me señalaste
el arco iris evanescente
coloreado arco carpanel
que al cielo sostenía
Versos Antárticos
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Permití entonces
que en mágico timón convirtieras
aquel arco coloreado
que de pronto te distrajo.
Antártida...
y el sonido subyacente
de los ríos congelados.
El lánguido abandono
del sol yacente
sobre las formaciones de hielo sembradas
sobre el índigo mar,
te recordaron un sedoso tapiz.
Versos Antárticos
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Cautivó el momento
la profunda cámara de tu memoria
sin saber que al hacerlo
alados genios de alabastro
emergerían en tus noches de insomnio
VI
Me aproximé
a la cuenca bahía
azul receptáculo
irisado de latencias.
En su orilla reposaban
y sin perturbarse transcurrían,
trozos de hielo
como gajos albos
de incipientes capullos.
Invisibles remeros
al son de sus remos
golpeaban las aguas
Versos Antárticos
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emitiendo latidos
de gigantesco tambor.
A lo lejos,
bajo la celeste cúpula
soberbias y armónicas
esculturas blancas
finalizando el durmiente verano
iniciaban su finita peregrinación.
El sonido
de un recitado desconocido
se fue irguiendo
desde aquella bahía
en forma de árabe Nun
tintero sagrado
escondido poeta
VII
embellecidas lámparas
Versos Antárticos
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que vivificaron
en el patio seco de mi memoria
el recuerdo
VIII
aquí en la tierra
los hombres plantados
sobre esta alfombra blanca
respiraron “como niños enfermos en sus cunas
como fantasmas en sus tumbas”
Versos Antárticos
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un suspiro tibio
emergió de sus pechos
y de sus temblorosos labios
se escucharon piadosos:
IX
Para aquellos
encerrados en si mismos
como caracolas muertas
que no saben de la armonía
que emerge de las notas
con las que aquellos hombres de blanco jade
embriagan los pasos del agua
hacia el infinito.
Versos Antárticos
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El viento en lo alto
cobra vida, tiene prisa,
levanta tras de sí,
un nebuloso polvo glauco,
Versos Antárticos
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XI
Fuera el frío
habla palabras que no entiendo
una noche blanca y oro se levanta
vistiendo estos muros de espanto.
Pero si en su aullido
persiste,
un gesto de mi mano
exorcizando el miedo
de tatuadas memorias ocres
con un sol en “o” coronado por dos cuernos
riente metáfora
de una benéfica máscara baoulé.
XII
asombra y asusta.
Versos Antárticos
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al perplejo intelecto
al encogido corazón
XIII
Cae la nieve
y poco a poco se escucha
una niviforme pavana
cuyo número armónico
se pinta de blanco jade.
Pequeños copos
de ligereza y ductilidad
casi incorpórea
indican los primeros acordes
de sutil filigrana.
Versos Antárticos
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Notas blancas
luminosas y frágiles
emanan
desde las espumosas nubes
y dispersan sobre un furtivo pentagrama
mitopoéticos aires
ritmando la vastedad
del laberinto del mar.
XIV
Y ya el color me atrae
cuando la noche
apenas modulando un cobalto trazo
con discreta elocuencia
nos va diciendo su adiós.
Floralia solar
halo de oro y plata
acaricia al neonato viento
y sonroja estólidos farallones.
Versos Antárticos
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Y no encontrando
imperfección alguna
en el paisaje que fluye
mis ojos
se vuelven a mis ojos
cansados
XV
ANTARTIDA
Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría...”
Romance fronterizo. Anónimo S. XV.
litúrgico concertino.
En la tarde vacila,
en contrapunto el viento,
cuando de tus arracimados rizos
comienzan a evadirse
rojizas hebras
Versos Antárticos
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preludio
que en su ansiedad
desteje airado
la malla de estrellas
que en vano pretende eclipsar
tu sensualidad distraída.
Gentilmente atemperas
nuestra impulsiva admiración
entornando tus ajimeces párpados
y permites que en el silencio
escuchemos de tu corazón
la voz del agua, el canto,
que pulsa acompasadamente
el arabesco sonoro
de acequias vivas y vivificantes
como arterias de transparente blancor.
Versos Antárticos
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XVI
La luna de abril
desbrozando su piel
en jirones blancos
hace de las ventiscas
metáfora de cruel sudario.
Cuando envueltos
en el silencio
que aquí nos sugiere
visos de lo eterno
y ya no es confusión
la certeza
Debimos sospechar
que no eran estas tierras albas
sino nosotros mismos, su forma.
Y así, distraídos
y poco a poco,
bebimos de nuestras vidas
Versos Antárticos
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Día de la Antártida
7 de octubre de 2010
Extractados de la ponencia “El Prof. Musso y los Espacios de Naturaleza” presentada por el
Cnel. W. Fontes en 2008, basándose en el libro Antártida Uruguaya (Ediciones El País,
1970) escrito por el Profesor Julio C. Musso, fundador del Instituto Antártico Uruguayo,
ROBERTO APPRATTO