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VICTIMOLOGÍA

1.-CONCEPTO DE VICTIMOLOGÍA:

En cuanto al concepto de Victimología podemos anotar que puede ser abordado desde
varias perspectivas. Según el punto de vista etimológico procede de los vocablos
«víctima» de origen latino y «logos» de raigambre griega. Lo que significaría ciencia o
estudio de la víctima.

Jorge Sosa Chacin (1968), profesor venezolano, decía que la : victimología es una
rama de la criminología la cual tiene por objeto el estudio de la víctima resultante de la
infracción penal».

Entre otros especialistas, el profesor Ezzat Fattah (1971) afirma que «el objetivo de la
victimología es el desarrollo, a través del estucho profundizado de la víctima, de un
conjunto de reglas generales y de principios comunes y de otro tipo de conocimientos
que puedan contribuir al desarrollo, a la evolución y al progreso de las ciencias
criminológicas y jurídicas».

En el Primer Simposio Internacional de Victimología, celebrado en Israel (1973), se


consideró que «es el estudio científico de las victimas», adoptando prácticamente el lato
criterio etimológico, rebasando el campo de las personas agraviadas por un hecho
delictivo, tendencia que es adoptada por varios estudiosos, entre ellos Mendelsohn. Sin
embargo hay que anotar que en el referido Simposio de 1973, se agregó que se debe
dedicar «especial atención a los problemas de las víctimas del delito».

Rodrigo Ramírez (1983), considera que la victimología es «el estudio sicológico y físico
de la víctima, que con el auxilio de las disciplinas que le son afines, procura la
formación de un sistema efectivo para la prevención y control del delito».

Según Gunther Káiser (1985), la victimología se propone investigar las relaciones entre
el delincuente y la víctima del delito. En este caso se trata de un concepto más
restringido casi al ámbito criminológico, abarcando sólo el universo de las víctimas de
delitos.

Elías Neuman (1984) básicamente sigue el concepto adoptado por el Simposio de 1973,
pero enfatizando el estudio de la víctima del delito y concibiéndola además ligado a la
Criminología.

En las últimas conceptuaciones se aprecia que los estudios victimológicos se


correlacionan principalmente con la criminología, el derecho penal y la política
criminal, o en otros términos que se preocupan sólo de las víctimas ocasionadas por los
eventos delictivos, diferenciándose de otros criterios más latos. Además debemos
precisar, como afirma Isidora Silyer, que «una rama de la victimología destaca la
responsabilidad del Estado para compensar a la víctima, puesto que no pudo protegerla.
Otra rama destaca la complicidad activa o pasiva de algunas víctimas con sus
victimarios y afirma que el verdadero entendimiento del delito no puede lograrse a
menos que se estudie este factor».
En suma podemos percibir dos perspectivas con relación a la víctima como objeto de
estudio victimológico; una de carácter lato o general y otra restringida solo a las
víctimas del delito sobre saliendo a este segundo grupo las que optan por incluirla
como capítulo de la criminología

2.- ANTECEDENTES:

En términos latos podemos considerar que el problema de la víctima, sobre todo la que
es resultante del delito, ha originado especial preocupación con tendencias diversas a lo
largo de la evolución histórica.

Antecedentes y configuración de la Victimología: Los antecedentes de este


conocimiento y su configuración actual ha tenido un desarrollo desde mucho tiempo
atrás.

Antecedentes de la Victimología: Se afirma por José Sangrador , que en la época


grecoromana la víctima tuvo mayor consideración social, y que incluso alcanzó un rol
protagónico en la investigación criminal, pero posteriormente con el correr de la historia
y el desarrollo del Estado y el Derecho penal, fue teniendo una participación de segundo
orden, centrándose el proceso penal más en el autor del crimen o el delincuente,
llegando en los periodos de la era moderna y contemporánea a estar casi olvidado en sus
problemas, dificultades y otras secuelas que le afectan y que se derivan del evento
delictivo. Habiendo sido suplantado por el Estado, quedando como parte civil con un
papel secundario.

Asimismo se aprecia que el avance de la doctrina penal, criminológica, penitenciaria y


político criminal del siglo XX, estuvo centrado en la persona del delincuente, con una
tendencia protectora, preocupándose en su readaptación, derechos humanos,
humanización de la ejecución penal, y en sus condiciones bio-psico-sociales que lo
empujan hacia el crimen, frente a un notorio descuido de la víctima que sufre los
efectos, muchas veces graves, que le ocasiona un acto delictivo. De otro lado, tampoco
se estudio e/ papel que igualmente juega en la génesis o eclosión del crimen.

Dentro de dicha tendencia de relegación de la víctima a un segundo plano, salvo las


estipulaciones contenidas en la ley procesal penal referentes a la reparación civil, las
más de las veces figurativas en su efectividad, o su participación como parte civil, se
entrevió sin embargo por algunos estudiosos de la víctima, la importancia de abordar
esta temática desde perspectivas o propósitos más amplios.

A fines del siglo XIX surgió dentro del positivismo cierta preocupación por la
reparación del daño sufrido por las víctimas; al respecto Rafael Garófalo publicó en
1887 un pequeño trabajo: Indemnización a las víctimas del Delito, planteando que las
«víctimas de los delitos debían, seguramente, tener derecho a mayores simpatías que la
clase de los delincuentes, que parece ser la única de que los actuales legisladores se
preocupan» , planteando que los delincuentes que no eran de la categoría de temibles o
inidóneos para la vida social, deberían ser obligados a reparar el daño material o moral
que hubieran causado.

En el siglo XX existen algunas aproximaciones respecto a la víctima del delito, en las


décadas de los 30 y 40 podemos ver a Franz Exner con su obra Biología Criminal del
año 1939, quien consideró a este participante en el hecho delictivo como un elemento
fundamental de la criminogénesis, al decir que «en muchos delitos la víctima es una
pieza especialmente importante de la situación del acto (...) Hay algo así como una
aptitud personal de llegar a ser víctima de una acción delictiva de tipo determinado» .
Sin embargo, recién a mediados del siglo XX hallamos algunos trabajos más explícitos
sobre este tópico, pudiendo ser considerado un hito notable Hans von Hentig (1887-
1974), que en 1948, con su libro El Criminal y su Víctima, tomó en consideración el
interjuego que se da entre el delincuente y el sujeto afectado por el delito, afirmando
que la víctima moldea en cierto modo al actor del crimen.

En los años 40 F. Wertham, es uno de los primeros estudiosos en plantear esta temática
con un nombre propio, en su obra The Show of Violence (l949), en la que consideró
necesaria una ciencia de la Victimología, al señalar que la persona que sufría el acto
criminal era un ser olvidado y que incluso para comprender la psicología del asesino era
importante entender la sociología de la víctima.

Configuración de la Victimología: En la década de los 50 destacan algunos estudiosos


como Henri Ellenberger, quien en 1954, al publicar un artículo titulado «Relations
psychologiques entre le criminel et la victime», tocó uno de los aspectos relativos a la
dinámica del delito, hablando de «Victimogénesis» para referirse a ciertas condiciones
que predisponen a determinadas personas para configurarse como víctimas. Dos años
más tarde (1956), Hans Schultz, escribió en la Revue Pénale Suisse, un trabajo
intitulado «Observaciones criminológicas y penales acerca de las relaciones entre agente
y víctima», siendo otro de los aportes que influyó en la configuración de esta disciplina.

En este periodo, sobresalió un renombrado estudioso, Beniamin Mendelsohn, quien en


el año de 1956, al publicar un artículo denominado «Une nouvelle branche de la science
bio-psycho-sociale: la Victimologie» (Revue Internationale de Criminologie et de
Pólice Technique, 1956, No.2), planteó la necesidad de una nueva ciencia llamada
Victimología que él afirmaba ser el primero en llamarla así, posiblemente por
desconocimiento que tenía de la propuesta anterior hecha por F. Wertham en 1949. Sin
embargo debemos mencionar que tanto Jorge Sosa y Elias Neuman , anotan que
Mendelsohn habló públicamente de victimología, por primera vez. en una conferencia
dada el 29 de marzo de 1947 en Bucarest; asimismo hay que destacar que Mendelsohn
es uno de los impulsores de esta disciplina por una serie de trabajos dedicados a este
tópico, como sus artículos: «La victimologie science actuelle» (Revue de DroitPenal et
de Criminologie, 1959, No.7), «The Origin ofthe doctrine of victimology»(£xcer/7/í7
Criminológica, 1963), y «Victimology and Contemperan.- Society's Trends»
(Victimologi 1, 1976), entre otros.

Asimismo es importante recordar al norteamericano Marvin Wolfgang, con su libro


Patlerns in Criminal Homicide( 95%), en la que tomó en consideración el rol de la
víctima del homicidio cuando da lugar a la agresión o la inicia, siendo una contribución
relevante en el desarrollo de estos estudios, en los años cincuenta.

En la década de los años sesenta, el criminólogo egipcio Ezzat Abdel Fattah, entre otros
estudiosos de este tema, publicó una serie de trabajos: En 1966 «Quelques problemes
poses a la justice pénale par la victimologie» (Afínales Internacionales de Criminologie,
1966 Paris); en 1967 «La Victimologie: Que est-elle, et quel est son avenir» (Revue
International de Criminologie, 1967, No.2). Años después el libro La Victime Est-Elle
Conpable (1971).

Otros hechos importantes, respecto al desarrollo de la victimología, han sido los eventos
dedicados a esta nueva disciplina en las tres últimas décadas del siglo pasado,
destacando los siguientes: ler. Simposio I internacional de Victimología. Celebrado en
la ciudad de Jerusalén (Israel) en el año de 1973: 2do. Simposio Internacional de
Victimología que tuvo lugar en el año de 1976, en la ciudad de Boston (U.S.A.); 3er.
Simposio Internacional de Victimología, que se efectuó en Munster (Alemania Federal)
del 2 al 8 de setiembre de 1979; 4to. Simposio Internacional de Victimología
desarrollado en Tokio y Kioto (Japón) en 1982; 5to. Simposio en Zagreb (antigua
Yugoslavia), en 1985; el 6to. Simposio en Jerusalén en 1988; el 7mo. en Rio de Janeiro
en 1991; el 8vo. Simposio programado para 1994 en Adelaide (Australia). Son
igualmente destacables las conclusiones y recomendaciones del Convenio Internacional
de Estudios sobre Victimología. Celebrado en Bellagio (Italia), del 1 al 12 de julio de
1975. Asimismo el hecho de haberse incluido como parte del temario del Octavo
Congreso Internacional de Criminología (1978), el tema « Victimología.»

En las dos últimas décadas del siglo XX podemos apreciar una variedad de reuniones y
eventos relativos a esta temática, así como estudios sobre esta materia. Al respecto
constituye un acontecimiento relevante, la creación de la Sociedad Mundial de
Victimología en el año de 1980. Año en que se celebró en Washington el ler. Congreso
Mundial de Victimología: el 2do Congreso Mundial tuvo efecto en Roma en 1985.
Asimismo hay que señalar como un hecho destacable, que el Séptimo Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente(1985),
dedicara el Tema 5 al rubro: Víctimas de Delitos.

En este periodo, destaca el trabajo de J. Shapland, J. Wilmore y P.Duff: Victims in the


Criminal Justice System (1985), en el que se enfoca este tema desde una perspectiva
vinculada al sistema de justicia criminal. Del mismo modo son relevantes las obras
respecto a dicha materia publicadas en Latinoamérica por R. Ramírez (1983), E.
Neuman 1984. Luis Rodríguez M. (1990), entre otros.

3.-AUTONOMÍA DE LA VICTIMOLOGÍA:

Algunos investigadores sostienen que la victimología es un capítulo de lo que


significaría que este tipo de estudio se halla restringido a la óptica criminológica, y
obviamente sólo englobaría en su campo de estudio a las víctimas de los delitos y en
cierta medida de los delitos y en cierta medida de los actos antisociales, en cuanto
juegan determinado papel en la dinámica criminal. Sin embargo, si recordamos la
noción de victimología adoptada pe Internacional, apreciaremos que su estudio abarca
de diversos eventos ajenos al delito y a las víctimas que son consecuencia de un hecho
delictivo. El profesor italiano Paolo Pintaro (I978). Siguiendo también esta tónica
considera que el estudio de la victimología es de carácter multidimensional, teniendo un
contenido amplio tanto del contexto de la antropología cultural, de la sociología, de lo
religioso-espiritual, psicológico y jurídico.

También para Rodrigo Ramírez «la victimología es considerada desde cierto punto de
vista, como disciplina autónoma...», incluyendo en su estudio a las víctimas como
personas naturales y también jurídicas. En el embargo, la víctima que interesaría a esta
disciplina autónoma seria básicamente la que es consecuencia de un hecho delictivo. En
suma se puede diferenciar una perspectiva amplia de victimología y otra a la víctima
penal. Al respecto, como anota Marco Gonzales (44). Aparece certera la propuesta de
Brunon Holyst. Hecha en el tercer Symposium Internacional, para distinguir entre y la ,
abarcando esta segunda el estudio de las víctimas del delito.

Victimología General: Desde un punto de vista más amplio se afirma que la


Victimología es una disciplina autónoma, que no puede estar restringida a ser un
capítulo de la Criminología, porque abarca aspectos jurídicos y sociales que rebasan el
ámbito del delito y el criminológico. Tal es el parecer de B. Mendelsohn (1963), quien
señala que el estudio de la víctima y el delincuente debe orientarse a formar parte de una
nueva ciencia denominada victimología, separada y paralela al estudio criminológico.
Además anota (1976), que la victimología no se limita al estudio de la víctima del
delito, sino a toda categoría de víctimas, sea cual fuere la causa de su victimización, tal
como se acordó en el Primer Simposio Internacional de Victimología de 1973.

En consecuencia podríamos deducir de esta sumaria revisión, que la perspectiva del


estudio victimológico rebasa el aborde criminológico, interesando también al derecho
penal y a otras disciplinas que se preocupan por la asistencia de la víctima que requiere
ayuda, por lo que se justificaría su autonomía. Además no podemos desconocer que el
hecho de ser víctima, sea como consecuencia de un evento criminal o de una acción no
delictiva, genera problemas psicológicos, sociales, económicos, de salud, entre otros,
que debe afrontar la persona agraviada, y que trasciende el ámbito criminológico, penal
y penitenciario.

Victimologia penal: Tal como lo recomendó el primer simposio internacional de


victimología, es importante poner mayor interés en las victimas de la actividad
delictiva, y que según algunos correspondería a la victimología penal, que es
prácticamente la temática que abordan criminólogos y penalistas preocupados en el
problema victimológico. En esta perspectiva el objetivo de la victimología es
«desarrollar a través del estudio en profundidad de la víctima, un conjunto de reglas
gen y de principios comunes que contribuyan al progreso y evolución de las ciencias
criminológicas y jurídicas, facilitando la comprensión d criminal, de la dinámica
criminógena y de la personalidad del delincuente.

El campo de la victimología penal, tanto desde un interés criminológico o penal ha


tenido un crecimiento importante, aunque algu-nos hacen un desagregado excesivo. AI
respecto G. Landrove (1990) a Oí. Robert (1979), considera que el objetivo de la
victimología. Este caso llamamos penal, abarca diversas cuestiones que se esquematizan
en los siguientes rubros.

a) El estudio del papel desempeñado por las víctimas en el desencadenamiento del


hecho criminal.
b) La problemática de la asistencia jurídica, moral y terapéutica a las víctimas.
c) la indagación de los temores profundamente sentidos en determinados grupos
sociales a la victimización.
d) El examen de la criminalidad real, a través de los informes facilitados por las
víctimas de delitos no perseguidos
e) La importancia de la víctima dentro de los mecanismos de reacción de la justicia
punitiva y de determinación de las penas
f) Ocuparse del examen y propiciar la elaboración de disposiciones legales que
permitan a las víctimas obtener una indemnización por los daños derivados del hecho
delictivo.

Desde nuestro punto de vista observamos que dentro del ámbito de la victimología
penal, podemos delimitar los siguientes capítulos genéricos, que abarcan diversos temas
específicos:

1) Victimología y criminología (incluye puntos a,c y d de la propuesta anterior)


2) Victimología y proceso penal(incluye puntos e y
3) Victimología y asistencia de la victima (incluye b y f)
4) Victimología y victimización del delincuente.

4.- VICTIMOLOGIA Y CRIMINOLOGÍA:

En la representación gráfica anterior tratamos de visualizar las relaciones de la con la


criminología y el derecho penal. En dicho contexto la víctima-autor, en la eclosión del
evento delictivo, es importante la criminología. Asimismo las vinculaciones de la
víctima con el sistema penal, sea como denunciante o parte civil, entre otros, interesa al
campo victimológico.

Desde la perspectiva criminológica en particular son importantes algunas formas de


relación entre víctima y victimario o agente-víctima, especial incidencia en el fenómeno
delictivo. En estos casos desde el punto de vista victimológico, nos interesa el grado en
que la víctima favorece o incentiva el desencadenamiento del acto criminal. Como
afirma Elías Neuman, un «estudio de la criminogénesis no puede ser relevante y serio si
no se tiene en cuenta el papel jugado por la victima y en qué medida ella ha contribuido,
consciente o inconsciente al acto».

E.A. Fattah decía algunos años atrás que las «predisposiciones no solamente
contribuyen a la escogencia de esta o aquella persona como objeto del crimen, sino que
desempeñan también el rol de agente provocador que incita a la acción o inspira al
criminal la idea del crimen ». Sin embargo debemos precisar que, cuando hacemos
alusión al papel propiciatorio de la víctima, nos referimos a su actuación favorecedora
para ser victimizada, debido a variadas manifestaciones de su conducía, desde el
descuido imprudente que facilita el delito hasta actos que pueden provocar o
desencadenar el hecho criminal, como lo veremos luego.

Victimogénesis y Vulnerabilidad: Desde la óptica de la es importante un aspecto de la


victimología, relativo al riesgo de victimización de algunas personas o grupos, y que en
una u otra tienen que ver con la facilitación del hecho criminal. En este contexto se han
considerado ciertas condiciones vinculadas a la edad, el sexo problemas o deficiencias
psicológicas de las potenciales víctimas, más vulnerables, así como algunas condiciones
sociales o también situacionales. Por ello, para comprender la Victimogénesis se de
Vulnerabilidad, tal como fueron denominados en el convenio de Bellagio (1975).
Dichas condiciones que también se conocen como predisposiciones se han clasificado
hasta en tres grupos (118):

1. predisposiciones Biofisiológicas: que incluyen edad, sexo, raza, estado físico.


2. predisposiciones Sociales: que abarcan profesión, status social, condiciones
económicas, condiciones de vida.
3. predisposiciones Psicológicas: que consideran a las desviaciones sexuales, estados
psicopatológicos y rasgos de personalidad.

Otros casos como el de Separovic (Cit.por García-Pablos) de pronóstico de


victimización o vulnerabilidad se debe a tres factores:

1. personales:(edad, sexo, salud y factores psicológicos)


2. sociales
3. situacionales (inf. urbana, ecológica, otros).

Desde una visión crítica, tales factores de vulnerabilidad son bastante genéricos, y
abarcan una variedad de situaciones, pero no delimitan las condiciones particulares que
propiciarían la Victimogénesis que es lo que interesa a la criminología.

4.1. Tipos de Víctima: Algunos estudiosos han pretendido encontrar también, siguiendo
diversos criterios no siempre precisos, una tipología de la victima que ayude a
comprender su rol en la Victimogénesis. En este sentido podemos recordar el trabajo de
Hans von Hentig (1948), quien describió trece tipos o categorías, en su obra The
Criminal and his victim, constituyendo una tipología muy amplia , en la que se aprecian
factores psicológicos ,sociales y biológicos .en términos generales enfatizo
determinadas condiciones o rasgos de la víctima ,que facilitarían la acción criminal
del agente o victimario . Más tarde T.Sellin y Marvin Wolfang (1964), elaboraron
también una tipología presentada en la obra the measurement of delincuency,
considerando cinco categorías.

de tal variedad de victimas ,si bien todas son de interés para la victimología como
disciplina autónoma ,en el caso de nuestra apreciación centrada en el proceso
criminogenetico ,nos parece más importante algunos tipos que juegan un rol facilitador
o instigador del evento delictivo .al respecto benigno Dj Tulio (1963) decía “que el
comportamiento de la victima puede tener particular importancia en las reacciones de la
criminogénesis ,por cuanto de ello pueden partir estímulos capaces de reforzar y
desencadenar el impulso y las fuerzas crimino impelentes “.(30).en tal sentido ,las
clasificaciones de Mendelsohn , Fattah, gulotta ,schafer y M . Joutsen, entre otros, son
los de mayor interés criminológico, y cuyos criterios clasificatorios, en forma
esquemática son los siguientes:

A. Clasificación de B. Mendelsohn: Teniendo en cuenta la motivación y la relación que


se da entre víctima y victimario ofrece el siguiente cuadro:

1. Víctima completamente inocente o víctima ideal: Aquella que nada ha hecho o nada
ha aportado para desencadenar el crimen.
2. Víctima de culpabilidad menor o por ignorancia: En este caso el delito ocurre por
un acto poco reflexivo de la víctima que no prevé el riesgo.
3. Víctima voluntaria, tan culpable como el infractor: En este caso el autor distingue
las siguientes modalidades:

a) Los que cometen suicidio echándolo a la suerte,


b) El suicidio por adhesión
c) Caso de eutanasia, en que la victima enferma incurable o resultado de un accidente,
que padece sufrimiento insoportable implora que se le ayude a morir.
d) La pareja criminal. Se trata del íncubo y el súcubo que intentan el suicidio.

4. La víctima más culpable que el infractor: Distingue dos variantes:

a) Víctima provocadora: Aquella que por su conducta incita al autor a cometer el


hecho criminal.
b) Víctima por imprudencia: Cuando se determina el hecho por falta de cuidado de la
víctima. Por ejemplo dejar un automóvil mal cerrado.

5. La víctima más culpable o únicamente culpable: Considera tres variedades:

a) Víctima-infractor, como en el caso de la legítima defensa. Este subtipo creemos que


se encuentra incluido en la llamada víctima provocadora
b) Víctima simulante: Quien denuncia y logra imputar un hecho criminal con el objeto
de que la justicia cometa un error.
c) Víctima imaginaria: casos en que no existe infracción, pero se denuncia por hecho
imaginario, sobre todo por personas con trastornos mentales.

Mendelsohn elaboró también otro tipo de clasificación, desde lo que llama Punto de
vista represivo, considerando tres grandes grupos prácticamente incluye a los diversos
subtipos de su clasificación anterior.

B. Clasificación de Fattah: Ezzat Abdel Fattah realizó diversas clasificaciones, en una


de ellas divide a las víctimas considerando dos grandes grupos.
1. Víctima Provocadora: Con dos subgrupos

a. Tipo Pasivo (provocación indirecta).Víctima por negligencia o imprudencia


favorecedora del crimen, incitando indirectamente al delincuente.
b. Tipo Activo (provocación directa). En este caso la víctima desempeña un rol más
relevante. Tiene dos variantes:
▪ Víctima Consciente: En este caso incita a la acción como agente provocador. Por
ejemplo en el aborto consentido a pedido de la víctima, es casi identificable con el
malhechor

▪ Víctima no consciente: Es aquella que no incita al acto pero la provoca con sus
acciones conscientes o inconscientes. Se pueden apreciar diversas modalidades:

– La víctima del acto cometido por el otro en estado de legítima defensa.


– La víctima «precipitante», provoca el acto recurriendo a la fuerza física o
mostrando por ejemplo un arma.
– La victima que por actos injustos o bien por insultos, ha hecho perder al victimario
su sangre fría y lo incita sin querer al atentado en su contra.

2. Victima Participante: Se presenta sobre todo en la fase de la ejecución del hecho.


Se dan igualmente dos casos:

a. El tipo Pasivo: Presenta actitud favorable a la realización del crimen. Contiene


cinco variedades.
b. El tipo Activo: Hay participación directa de la víctima en la infracción. Presenta
cuatro modalidades.

C. Clasificación de Schafer: Stephen Schafer propone por su parte una clasificación de


las víctimas según otros criterios, estableciendo siete tipos:

1) Víctimas sin relación con el criminal: Las que no tienen ningún nexo con el
victimario.
2) Víctimas provocativas o provocadoras: Casos en que el acto delictivo se realiza
como efecto de la incitación que origina la potencial víctima sobre el futuro ofensor
haciendo algo en su contra.
3) Victimas precipitadas o precipitadoras: Son víctimas potenciales que sin efectuar
nada en contra del futuro criminal, lo incitan o inducen con su particular forma de
conducta.
4) Víctimas biológicamente débiles: Aquellas cuya constitución, o situación física o
estado mental induce en el potencial victimario la idea del acto criminal. Tales como
niños, ancianos, mujeres, enfermos mentales, entre otros.
5) Víctimas socialmente débiles: Aquellas no bien vistas por la sociedad
6) Victimas «auto-víctimas»: Aquellas que se victimizan así mismas. Caso del
drogadicto, el alcohólico.
7) Víctimas políticas: Víctimas resultantes a causa de sus ideas políticas.

4.2.- Víctimas de Interés Criminológico: De los diversos criterios tipológicos reseñados,


nos parecen de mayor interés en el proceso criminogenético los siguientes tipos de
víctimas:

A. La Víctima Provocadora: Schafer la llama víctima «provocativa o provocadora». M.


Joutsen la denomina «provoking victim». Fattah la considera como víctima provocadora
Tipo Activa, en la que se da una provocación directa.
Se incluye dentro de esta variedad a la futura víctima, que incita al potencial autor del
crimen, debido a que realiza algo en su contra. En otros términos este hacer algo puede
manifestarse cuando la víctima actúa de tal manera que afecta al potencial infractor,
quien lo victimiza en represalia, venganza o defensa. Asimismo esta víctima puede tener
diversas modalidades según nuestro punto de vista:

1) Víctima provocadora por acto delictivo contra el potencial agresor: En este caso se
produce una reacción de venganza en el futuro agresor al ser agraviado por un hecho
criminal de la víctima potencial. Por ejemplo, puede haber ocurrido una violación
sexual previa contra el futuro criminal u otro tipo de conducta delictiva.
2) Víctima provocadora por acto amenazante contra el futuro agresor: El caso más
notorio se da en la agresión ilegítima que origina una legítima defensa. Asimismo se
pueden considerar las amenazas extorsivas o chantajes que provocan una respuesta
delictiva contra el amenazador.
3) Víctima provocadora por situación pasional: Los casos más típicos serían la
infidelidad en las relaciones afectivas. La ruptura de un compromiso matrimonial, etc.
Herrera (48) arguye también el caso de la emoción violenta excusable debido a la
provocación de la víctima. En nuestra legislación penal los casos de homicidio por
emoción violenta describen algunas de estas circunstancias.
4) Víctima provocadora por trato humillante, vejatorio o agresivo contra el potencial
agresor: incluye gran cantidad de situaciones provocadoras, debidas a la forma de trato
previo de la futura víctima que propicia una reacción delictiva en su contra. En este
caso, respecto del agraviado provocador, hay que considerar algunas situaciones
particulares vinculadas a una personalidad agresiva, mordaz o hiriente que ha estado
agraviando, humillando o perturbando constantemente a un potencial agresor.

B. Víctima Precipitadora o propiciadora: Se halla descrita también por diversos autores.


Así, Schafer la llama víctima «precipitada o Precipitadora». Fattah la considera como
víctima «provocadora Tipo Pasiva» (provocación indirecta). Se refiere a la víctima que
incita o propicia indirectamente con su forma de comportamiento, sin desearlo, la
realización del acto criminal. Según el criterio de Schafer se trata de personas que sin
hacer nada en contra del potencial delincuente, lo instigan, atraen o inducen con su
modo de ser o su conducta particular para la ejecución de un acto delictivo en su contra.
Dentro de este tipo de víctima podemos hallar algunas variantes:
1) Víctima propiciadora por imprudencia o negligencia: Matti Joutsen lo denomina
«Facilitating victim». El comportamiento negligente, descuidado o imprudente de
ciertas personas, es una condición que puede favorecer o facilitar un hecho delictivo en
su agravio. O bien puede despertar o generar la decisión delictiva, antes inexistente en
un potencial actor, como el portar adornos costosos o bien bolsos y carteras que
fácilmente pueden ser arrebatados, en lugares donde existe riesgo de arrebato o en sitios
de alta criminalinalidad. Asimismo llevar grandes cantidades de dinero que se muestran
imprudentemente al hacer compras; o transitar solos por lugares aislados y peligrosos,
donde hay mayores riesgos de atraco.
En los delitos de tráfico automotor que origina lesiones o muerte de un volumen
importante de personas, la conducta de la víctima juega un papel notorio Sobre todo por
la imprudencia al cruzar las calles muy transitadas por vehículos automotores.

Asimismo el deambular en estado de ebriedad o drogados, sobre todo en altas horas


de la noche, propicia el ser objeto de atracos o de atentados sexuales, entre otras
secuelas en su agravio.

El descuido de la potencial víctima que deja su vehículo sin llaves, entre otros tantos
casos de imprudencia o negligencia, facilitan el crimen.

2) Víctima facilitadora por insinuación aparente: En determinados casos la forma de


comportamiento que se aprecia como insinuante o estimulante de ciertas conductas
puede motivar el acto delictivo Por ejemplo en los delitos sexuales, la insinuación real o
aparente de algunas jóvenes puede desencadenar actos de violencia sexual en su
agravio; asimismo las mujeres que caminan solas por lugares no muy seguros o
aislados, vistiendo atuendos escasos o que muestran determinadas partes de su
anatomía, pueden exacerbar el impulso sexual de un agresor potencial. Jovencitas que
practican el «auto stop», pueden parecer insinuantes. Esta variedad de víctimas es
similar a la «Inviting victim» que describe M. Joutsen, y que es aquella que deliberada o
innecesariamente asume un riesgo victimógeno. Sabe que es vulnerable pero no adopta
la cautela.
3) Víctima facilitadora por actitud personal especial (efecto del «halo»): Algunas
observaciones sobre la multiplicidad de víctimas, puede inducirnos a pensar que
determinados, sujetos, debido a sus particularidades personales, probablemente se
hallan más propensas a ser víctimas. Al respecto E. Fattah habla de algunas personas
que tienen cierta predisposición de carácter para ser víctimas de algunos delitos.
C. Víctima Simulada: Es aquella que exagera ciertos hechos, atribuyéndole carácter
delictuoso o bien imagina ser víctima de hechos inexistentes. Podemos anotar las
variedades siguientes:

1) Víctima simulada parcial: Son casos de supuestas víctimas que debido a ciertos
actos no delictivos las califica como delictivas, considerándose víctima de tales hechos.
Por ejemplo frente a ciertos tocamientos obscenos suponer o simular haber sido objeto
de violación sexual.
2) Víctima simulada absoluta: Se trata de supuestas víctimas, que sin que exista nada
en su agravio imaginan haber sido objeto de un acto criminal.
Por las consideraciones anteriores, algunos estudiosos de esta temática consideran la
especial importancia del papel que juega la víctima en la eclosión del delito, tratando de
valorar desde el punto de vista criminógeno el peso o contribución que tiene su
participación, lo que devendría en no cargar totalmente la culpabilidad del hecho
delictivo solo en el autor, sino también comprender en muchos casos la
corresponsabilidad del agraviado. Al respecto, según Dennis Chapman, «la víctima es
algunas veces la causa de la infracción, y en todos los casos, el delito no puede ser bien
comprendido sin tomarla en cuenta». De todo lo anterior no podemos dejar de anotar
que los diversos tipos de víctima son de interés general para la perspectiva político
criminal, la misma que debe tener a su vez un sustento criminológico.

4.3 Vinculaciones entre Víctima y Victimario: También se debe tener en cuenta que
una variable importante en el estudio víctima-autor, es el hecho de que ambos se
conocieran o no en la etapa previa al evento criminal. Hay que anotar que en muchos
casos existe alguna forma de contacto interpersonal de diversa temporalidad y
característica, antes del delito, entre el agente y el agraviado. Dentro de este contexto es
interesante la clasificación de la víctima que plantea Hilda Marchiori, y que ella
denomina Según Circunstancias del Encuentro:

a. Víctima perteneciente al mismo grupo familiar del autor,


b. Víctima conocida (no familiar)
c. Víctima desconocida.

De diversos estudios se desprende, que en múltiples casos de homicidio, amenaza,


delitos sexuales, chantaje, hay algún grado de relación o contacto anterior de la víctima
con el autor del acto criminal. Es precisamente, debido a las características de este tipo
de interrelación pre-crimi-nal, que se dan circunstancias muy variadas en la que a veces
el agraviado actúa provocando, o en todo caso precipitando el evento delictivo. En otras
situaciones no existe conocimiento entre ellos o la relación es sólo circunstancial, como
en muchos delitos de hurto y robo, entre otros, pero que debido al elemento precipitador
de la víctima, el agente llega a iniciar o consumar el acto criminal.

En estos casos juega también un papel importante el tipo de percepción social que el
posible criminal tiene de la potencial víctima. Según los psicólogos sociales, en esta
interacción social las personas intervinientes se perciben una a otras de una forma
particular. Como dice Aroldo Rodríguez (123), para que «A» emita una respuesta a
determinado comportamiento de «B», es indispensable que perciba dicha conducta. En
este proceso intervienen también una serie de condiciones personales o situacionales. El
observador (potencial agresor), puede pasar por un estado de sed, hambre, ira,
frustración, excitación sexual, depresión, entre otras condiciones que influirán en su
proceso perceptivo, y que según el particular actuar del observado (víctima potencial),
estimulará determinada conducta, una de cuyas alternativas es la de ser un acto
delictivo.

Según algunos datos, en la victimología relativa a los delitos de Homicidio y Lesiones,


el grado de relación entre víctima y autor es de una incidencia significativa en un
número importante de estos hechos. Al respecto Marvin Wolfang, en su investigación
sobre los homicidios, encontró que de 588 de estos delitos estudiados en Filadelfia
(U.S.A.). Hubo un 26% que fueron «precipitados por la víctima» (1959). Según Ellis y
Gullo (32) cierto tipo de homicidios es consecuencia de circunstancias frustrantes más
el contacto repetido del homicida con personas a las que considera muy frustrantes.

En la victimología de los delitos sexuales el grado de conocimiento previo entre agresor


y víctima tiene también especial incidencia. Asimismo se considera que en los hechos
no necesariamente se aprecian condiciones físicas especiales en las agraviadas de estos
delitos. Quizá la actitud o el comportamiento que denote una señal erotizante o sexual
sea lo más importante, lo que va a incidir precisamente en la percepción social del
agente sobre la víctima. Además la variable edad muestra determinada tendencia en las
personas pasivas de este delito; las estadísticas señalan(Israel y Denver-USA) que las
edades de 17-19 y 20-24 años, respectivamente, son las de mayor riesgo de atentados, y
las de menor riesgo fueron las menores de 17 años y las mayores de 30 o 35 años de
edad.

Dentro de este contexto, la victimología contemporánea no sólo centra su atención en


las víctimas individuales o personas naturales, sino también en las colectivas y personas
jurídicas o instituciones diversas (estatales, privadas, internacionales). En estos casos el
tipo de relación autor víctima resulta más difícil de precisar; asimismo, en estas
víctimas colectivas llamada «indiscriminada» en la clasificación de G. Gulotta, algunas
de las acciones criminales que las atacan son los «delitos de cuello blanco» que inciden
en la colectividad general y las instituciones estatales, como el contrabando, fraudes,
delitos ecológicos, la falsa publicidad de productos farmacéuticos y alimenticios.
Asimismo los delitos de genocidio, el terrorismo común y estatal, entre otros, que
igualmente afectan a víctimas colectivas diversas. Algunos de estos hechos atentan
contra la sociedad, sin que exista real conciencia en los individuos integrantes de estar
siendo afectados, sobre todo si no hay denuncia o investigación de estos actos
criminales.

López Rey (74), plantea la tesis de que las víctimas son más numerosas en la
criminalidad no convencional que en la delincuencia común.

Sobre todo en los delitos económicos y de abuso de poder político. Al respecto afirma
que la «victimización es extensa en los grandes fraudes fiscales y evasiones de capital a
menudo perpetrados por personas pertenecientes a grupos sociales dirigentes que suelen
presumir de patriotismo o de firme adhesión a la ley y el orden...». Asimismo hay una
alta tasa de victimización en los delitos contra la humanidad, genocidio, y en el abuso
de poder que se facilita sobre todo en los «estados de excepción», de «sitio» o de
«emergencia», en los que existe sobre todo una manifestación agresora de las fuerzas
policiales o armadas, e incluso de grupos paramilitares o de choque, cuando el poder
estatal no se ajusta a los preceptos constitucionales y al respeto de los derechos
humanos.

Desde otra perspectiva preocupa también, como las víctimas pueden llegar a ser
victimarios futuros, preocupación que incluso fue analizada por el VII Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del delito y Tratamiento del Delincuente (1985), por
la Espiral de la Victimización (93) que produciría. Al respecto Isidore Silver (135),
igualmente considera que el estudio victimológico, desde la óptica criminológica, se
interesa por la posible incidencia posterior que el hecho criminal tendría sobre el
agraviado, como la hipótesis de que los menores agredidos a posteriori pueden
convertirse, ya adultos, en agresores o cónyuges que maltratan a su pareja, o que la
víctima en general puede convertirse luego en victimario.

5.- VICTIMOLOGIA Y SISTEMA PENAL:

El tema de la víctima no escapa al interés del Derecho Penal, cuando en la


caracterización de determinados delitos, así como en la graduación de la pena, se deben
delinear también ciertas condiciones del agraviado, sea en función de su actuación antes
o durante el acto delictivo, así como del sexo, edad, parentesco u otra situación especial.
Asimismo en lo que respecta al papel que juega como denunciante y como parte en el
proceso penal.

1. Víctima como Denunciante: Es importante la víctima en su papel de denunciante, lo


que va a originar la investigación policial y subsecuentemente, la participación de la
maquinaria judicial para procesar al supuesto delincuente y aplicarle una sanción penal
si se prueba su autoría.

Káiser señala que según algunos estudios, en función de edades, si bien las personas
jóvenes están más representadas entre las víctimas, son menos propensos a denunciar
que los mayores. Sin embargo, el problema más significativo es que del alto volumen de
eventos criminales que producen víctimas, sólo un porcentaje que oscilaría entre un 33 a
49 por ciento de ellos serían objeto de denuncia ante la instancia policial, según
encuestas efectuadas en Estados Unidos entre 1967 y 1979. Esto significa que más de la
mitad de los delitos ocurridos no llegan a ser denunciados. Estos volúmenes varían
probablemente de acuerdo a cada realidad social y es posible que en nuestro medio, el
porcentaje de denuncias sea todavía más bajo, sobre todo en los llamados delitos de
«bagatela».

Respecto a lo anterior debemos considerar que existen una serie de posibles


explicaciones, como lo señala J.Sangrador (131), que contribuyen a este bajo índice de
denuncias por parte de las víctimas

a. En unos casos, según el tipo de delito, el agraviado sufre corno secuela,


determinadas dificultades psicológicas de diversa magnitud, que contribuyen a que no
se anime a denunciar el hecho.
b. Asimismo pueden darse situaciones de impotencia sentida por la víctima, para
lograr algo con la denuncia, considerando que ya no hay nada que hacer.
c. Sentimiento de incapacidad del sistema policial y judicial. Lamentablemente esta
actitud de muchas víctimas parece corroborarse por los hechos. Por lo menos, según un
informe de 1981, en Estados Unidos, del total de delitos denunciados, que ya es bajo,
sólo un 20 por ciento de los mismos terminó con el arresto del denunciado. Esto quiere
decir que el 80 por ciento de denuncias no pasaron del mero registro policial.

Del 20 por ciento de los que fueron habidos por la policía, sólo un 42 por ciento fue
ajuicio. Estos hechos desalentadores para la víctima, nos muestran friamente que menos
del 5 por ciento de los delitos probablemente cometidos llegarían ajuicio, en el mejor de
los casos, esto es considerando la mitad de los eventos criminales como denunciados.
Además, según el parecer de diversos estudiosos, el sistema jurídico-penal resulta
ineficiente.

[pic]

d. Temor a una victimización posterior por el propio sistema penal o «victimización


secundaria»: Al pasar la víctima por la instancia policial y luego judicial, debe realizar
una serie de trámites, lo que supone un costo económico, pérdida de tiempo, además de
que a veces es sometido a interrogatorios que resultan agraviantes, como las dudas
sobre su veracidad. En el VII Congreso de las Naciones Unidas ya citado (1985), se
señaló también entre otras consideraciones, que «el trato insensible de las víctimas
durante el proceso judicial podía provocar no sólo su desinterés por los resultados, sino
también una victimización secundaria» (93). Albín Eser considera que sobre todo, en
los delitos sexuales, las víctimas del delito pasan a ser también víctimas del
procedimiento penal
e. Miedo a represalias por el autor del hecho o sus allegados.
f. Síndrome de las «manos sucias»; Se trata sobre todo de víctimas que a su vez son
personas que infringen las normas penales, y no denuncian el delito del que pueden
haber sido objeto por miedo a ser investigados también.
g. Pertenencia de la víctima a grupos minoritarios o marginados: Se puede apreciar
que la victimización es prácticamente parte de su vida, como los casos de
homosexuales, prostitutas, drogadictos, que muchas veces son víctimas de asalto, robo,
chantaje, extorsión, entre otros, y que rara vez se animan a denunciar. También las
víctimas procedentes de grupos marginados denuncian poco ciertos delitos.

2. La Víctima en el Proceso Penal: La víctima como parte del proceso penal y la


conducta de la víctima para valorar la responsabilidad del procesado, son temas que han
logrado un desarrollo especial.

La víctima como parte del proceso penal: No obstante que la legislación Procesal Penal
considera a la víctima como parte del proceso, teniendo derecho además a una
reparación civil que se debe señalar en la sentencia, sin embargo, la víctima no tiene
ningún papel protagonice en el proceso, por ello ya los abolicionistas, entre otros
estudiosos, han venido señalando que en el proceso penal moderno, prácticamente la
víctima ha sido expropiada de su conflicto, quedando relegado en un papel secundario o
a veces olvidado por el sistema procesal que se halla centrado en el delincuente y el
Estado. No obstante que como anota Manuel López Rey, la «víctima de la criminalidad
y no el delincuente, requiere primaria atención por parte de la política criminal y de los
sistemas penales».

Asimismo, el desarrollo del Derecho procesal penal se ha centrado en afinar una serie
de garantías y protecciones al imputado, sin embargo la víctima, como señala Jaume
Solé Riera, «recibe de facto la peor parte del proceso penal», sin tener similares
garantías y derechos que los reconocidos al delincuente. Precisamente aludiendo a la
exposición de motivos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal español, dice que ésta
«destaca que «en materia penal hay siempre dos intereses rivales y contrapuestos: el de
la sociedad, que tiene el derecho de castigar, y el del acusado, que tiene derecho de
defenderse». La víctima no aparece aquí en escena; sin embargo, su tutela procesal
merece un estudio pormenorizado en igualdad de trato que las demás partes del proceso
penal»

Para García Pablos de Molina (citado por J. Solé) «La víctima del delito ha padecido un
secular abandono, tanto en el ámbito del Derecho penal (sustantivo y procesal) como en
la política criminal, la política social y la propia Criminología. Disfrutó del máximo
protagonismo, su «edad de oro», durante la justicia primitiva, privada, siendo después
dramáticamente «neutralizada» por el sistema legal moderno, en aras de una experiencia
universal: la aplicación serena y objetiva de la ley al caso concreto requiere una
intervención pública e institucional, desapasionada, ecuánime e imparcial. Dicha
«neutralización» de la víctima condujo, sin embargo, al dramático olvido de la misma y
de sus legítimas expectativas, habiendo contribuido decisivamente a tal resultado el
pensamiento abstracto y formal, categorial, de la dogmática penal que degrada a la
víctima a la mera condición de sujeto pasivo..»

A. Victimodogmática: Otra comprensión especial relacionada con la actuación de la


víctima en el evento delictivo, ha generado un desarrollo importante en el ámbito penal,
para valorar precisamente dicha conducta en la decisión judicial. Al respecto, según
Silva Sánchez, existen algunas víctimas que contribuyen a la producción de la lesión en
su agravio, «pudiendo ser estimadas, en un sentido amplio, al menos parcialmente
corresponsables de tal lesión» Esto ha originado el nacimiento de la Victimodogmática
en un sector de la doctrina alemana que se manifiesta proclive a su construcción, o en
otros términos, a la introducción de la «perspectiva victimológica en la dogmática penal
(Viktimodogmatik, viktimologischer Ansatz)» , tendencia recepcionada por el derecho
penal hispano, que en su versión extrema toma como criterio central la participación de
la víctima para valorarla en la medición de la sanción penal, hasta plantear su
«autorresponsabilidad», perspectiva que es rotulada de positivista(?) por el penalista
crítico J.Bustos .

1) Victimodogmática y «corresponsabilidad» de la víctima: Un criterio de la


Victimodogmática es considerar la conducta de la víctima para determinar la pena del
autor en el proceso penal. En este caso analiza hasta qué
punto el hecho de que exista una víctima que contribuye a su victimización, puede ser
considerada corresponsable del mismo, y valorar ello como elemento atenuante o hasta
eximente de la responsabilidad del procesado. Sin embargo esta tendencia sería para
algunos apartarse de la victimología orientada a proteger a la víctima, y más bien
tendería a culpabilizarla (blamig the victim); pero esto puede llevar a extremos, como
negar totalmente la corresponsabilidad de la víctima, Esta perspectiva
Victimodogmática que es cuestionada, sin embargo no ha sido totalmente extraña a la
legislación penal, ya desde mucho tiempo se conocen los casos de legítima defensa, la
emoción violenta, el consentimiento del agraviado, entre otros, en la legislación
nacional corno en el derecho comparado, para eximir o atenuar la responsabilidad del
autor. Como dice Silva Sánchez «resulta imposible eludir la indeseable consecuencia de
que es posible que estemos sobrecargando penalmente a un sujeto (el autor), a quien no
cabe imputar el hecho delictivo por completo. Imponer la pena en tales términos
implicaría una clara vulneración de principios como el de proporcionalidad y
prohibición de exceso, el de fragmentan edad en la protección de bienes jurídicos e
incluso el de necesidad de la intervención penal.». Pero también cargar demasiado el
polo de la corresponsabilidad de la víctima, descargando la responsabilidad del autor,
puede originar efectos muy negativos, por lo que recomienda como prudente adoptar
«soluciones matizadas»
Por ello se considera que en los delitos culposos o imprudentes, y en delitos de
omisión tendría mayor aplicación estos criterios de corresponsabilidad. Pero en la
Victimodogmática alemana se ha venido considerando que también en delitos dolosos
de comisión activa puede considerarse estos criterios, aunque solo en vía de atenuación
de la pena

2) Victimodogmática y «.autorresponsabilidad» de la víctima. En este caso, una


tendencia minoritaria de la Victimodogmática atribuye mayor peso a la conducta de la
víctima para determinar la responsabilidad del autor, que puede ir hasta su exculpación,
partiendo del «principio de la autorresponsabilidad» (Selbstverant-wortimgsprinzip)
elaborado por sus mentores, y que pueda desempeñar una doble función. Uno
propiciando reformas legislativas en tal sentido (perspectiva de lege ferenda), y otra
dentro de la actividad interpretativa de los tipos penales, incentivando restricciones
teleológicas, tendentes a excluir algunas conductas del campo penal (perspectiva de lege
data). Como afirma J.M. Silva, se pretende «que la conducta del autor deje de ser
penalmente relevante (queda fuera del tipo) cuando la víctima no se ha comportado
conforme al referido principio de autorresponsabilidad, permitiendo que se produjera la
lesión del bien jurídico, cuando la evitación de ésta era algo que se encontraba en su
propio ámbito de competencia» Sin embargo, este extremo victimodogmático es objeto
de diversas críticas, que «se basan en la consideración general de que ningún
comportamiento de la víctima puede tener entidad suficiente para dejar a la misma
privada de toda protección penal; en consecuencia, carecería de sentido abrir «espacios
de libertad» (exenciones de responsabilidad) al autor a costa de la víctima». No
obstante, no está cerrado el debate, y lo ideal es encontrar el justo medio.

3. Victimología y Victimización del Delincuente: Luego del desarrollo inicial de la


victimología penal, centrada en la víctima del delito, se ha reparado también que el
victimario inicial, cuando es objeto de control por el sistema jurídico penal, en muchos
casos también sufre una variedad de atentados contra diversos derechos que le son
inherente como ser humano. Este fenómeno que algunos incluyen como parte de la
Victimización terciaria se puede expresar en diversas fases de la actuación de las
agencias del control penal, tanto a nivel legal, policial, judicial como de la ejecución
penal según el criterio de algunos estudiosos.

A. Victimización en el ámbito legislativo: Se puede considerar que las leves penales al


ser muy represivas, sobre todo en los casos de delitos comunes, en la que los actores son
generalmente personas que proceden de los estratos menos privilegiados, aunado a la
limitación de ciertos beneficios penitenciarios, entre otros aspectos, constituye la «base
legal» de la Victimización policial, judicial y carcelaria posterior. En nuestra legislación
se aprecia una clara discriminación legal en contra de cierto sector social y un privilegio
de los grupos de poder económico y/o político. Por ejemplo podemos observar en estos
momentos que nuestras leyes penales estipulan penas gravísimas para el robo agravado,
en el que la víctima puede ser una persona o varias; sin embargo en caso de delitos de
peculado en que se afecta los recursos del Estado y que repercute sobre toda la sociedad,
por ejemplo el caso Montesinos-Fujimori, la ley penal al respecto prácticamente
estipula penas benignas.
Para Landrove, las leyes penales represivas, complejas y abundantes. Victimizan a
un mayor número de personas; aunque según nuestra perspectiva, realmente es una
potencial victimización

B. Victimización en el ámbito policial: En nuestra sociedad se observa que el trato


policial de los sospechosos o imputados de un hecho delictivo, en muchos casos es
atentatorio de los derechos de la persona, aunado al trato desigual en función de la
condición social o económica del denunciado, en el que los presuntos delincuentes de
condiciones más precarias, sufren mayor grado de vulneración de sus derechos, como
detenciones arbitrarias, amenazas o torturas, rebasando las garantías legales de
existencia formal pero no real. Al respecto Landrove dice, que «constituye hoy una
preocupación de dimensión universal la ineficacia, corrupción y brutalidad de la policía,
de la que -en no pocas ocasiones- se derivan inadmisibles violaciones de los derechos
humanos. Problemática ésta a la que se ha concedido muy especial atención en los
Congresos Internacionales V y VI de las Naciones Unidas.»
C. Victimización en el ámbito judicial: Como ya hemos visto en lo relativo a la
victimización secundaria de la víctima por el sistema de justicia penal, igual o mayor
efecto victimizante sufre también el delincuente, sobre todo en la rémora del trámite, en
las detenciones preventivas que en nuestro medio genera un alto volumen de presos sin
condena, que prácticamente sufren una pena privativa de libertad adelantada sin previa
sentencia, en la que un porcentaje de ellos probablemente al término del proceso será
absuelto o merecerá una pena no privativa de libertad, también por la falta de adecuada
investigación de la responsabilidad cuya ineficacia puede afectar al procesado.
D. Victimización en la ejecución penal: Sobre todo en los casos de ejecución de la
pena privativa de libertad. En este caso la cárcel y sus condiciones infrahumanas, las
limitaciones de una serie de derechos que van más allá de la mera privación de la
libertad constituyen realmente los casos de la más dura victimización que sufre el
delincuente por el sistema penitenciario

4. Niveles o consecuencias de la victimización: Según Landrove: «En función de la


naturaleza del delito, de la personalidad de cada uno de los sujetos pasivos y de una
amplia gama de circunstancias concurrentes, se derivan muy diferentes consecuencias
de la infracción penal para las víctimas.». Al respecto se suele distinguir entre
victimización primaria y secundaria., y según otros también puede ocurrir una
victimización terciaria.

A. La victimización primaria, se aprecia en las consecuencias perjudiciales producidas


por el delito, sean de índole física, económica, psicológica o social. Los daños sufridos
por la víctima no se limitan pues a la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico, ya
que a veces sufre también un severo impacto psicológico, que aumenta el daño material
o físico del delito; además «la impotencia ante la agresión, o el miedo a que se repita,
producen ansiedad o abatimiento, cuando no sentimientos de culpabilidad respecto a los
hechos acaecidos, lo que -con cierta frecuencia- repercute en los hábitos del sujeto y
altera su capacidad de relación. «Por otro lado, la respuesta social a los padecimientos
de la víctima no es siempre solidaria, en el mejor de los casos cristaliza en actitudes
compasivas, lo que -a su vez- genera también aislamiento»
B. La victimización secundaria. Muchas veces la víctima sufre una segunda
experiencia de victimización. en sus relaciones con el sistema jurídico penal, que -con
cierta frecuencia- resultan incluso más negativa que la primaria, al adicionar al daño
causado por el delito otros de dimensión psicológica o patrimonial. «En contacto con la
administración de justicia o la policía, las víctimas experimentan muchas veces el
sentimiento de estar perdiendo el tiempo o malgastando su dinero: otras, sufren
incomprensiones derivadas de la excesiva burocratización del sistema o, simplemente,
son ignoradas. Incluso, en algunos casos y con relación a determinados delitos, las
víctimas pueden llegar a ser tratadas de alguna manera como acusados y sufrir la falta
de tacto o la incredulidad de determinados profesionales...» Por todo ello, no es extrañar
que esta «segunda victimización» se sienta aun más negativa que la primaria, porque es
el propio sistema, a quien se recurre solicitando justicia y ayuda, el que victimiza
añadiéndose a la derivada del delito, lo que origina que la víctima se sienta frustrada en
sus expectativas de justicia.

Este problema preocupa a los victimólogos y a otros estudiosos de la materia, y aún


más a las propias víctimas. Al respecto el Consejo de Europa, elaboró una
Recomendación a sus estados miembros, el 28 de junio de 1985, sobre las víctimas en
relación al derecho penal y procesal penal.

C. Victimización Terciaria: Relacionado con la situación de carencia de asistencia


social al reencontrarse con sus grupos de relación y organismos generales de ayuda
públicas

En suma, existe pues una variedad de situaciones que se producen en el interjuego


de la víctima con el sistema jurídico-penal, que la victimología precisamente trata de
estudiar con mayor rigor. Al respecto es oportuno señalar que en el 3er.Simposio
Internacional de Victimología (1979), Donald Cressey consideró, que los tres problemas
más dignos de estudio en el futuro, eran: el criminal como víctima de la sociedad, la
victimización indirecta, y los efectos de la victimización política, económica y social en
el tercer mundo

6.- VICTIMOLOGÍA: ASISTENCIA Y COMPENSACIÓN DE LA VICTIMA:

En este rubro hay que anotar, como ya lo han dicho otros tantos estudiosos, que la
víctima también debe ser asistida y/o indemnizada o compensada en sus problemas o
necesidades que son secuela del hecho de haber sido victimizada. En otros términos
creemos que los derechos de la víctima, son más imperativos que los derechos del
recluso o interno que son los que han cobrado mayor auge y protección, y para los
cuales el Estado destina un presupuesto, mientras que la víctima, en forma paradójica,
queda en el abandono. Al respecto se debe tener en cuenta, que las necesidades de las
víctimas, resultantes de un acto criminal, son complejas. Desde las económicas,
emocionales, asistencia en su salud física y problemas de carácter social y laboral.
Asimismo existen víctimas indirectas, como los hijos huérfanos debido al homicidio en
agravio de su ascendiente, o también padres desamparados que dependían de la víctima,
entre otros casos, y que la sociedad no debería descuidar.

Los datos más antiguos respecto al interés por la víctima, se han centrado en primer
lugar en ofrecerle una compensación, aunque con el desarrollo del Estado esta
reparación dejó de ser garantizada suficientemente, y hubo periodos en que el poder
eclesiástico o estatal tomaba en su provecho las compensaciones, relegando a la víctima.
Es en el siglo XIX, y sobre todo en los Congresos Internacionales Penales y
Penitenciarios, en los que se planteó la necesidad de la reparación al agraviado del
delito, habiéndose generado algunas alternativas para este propósito. Al respecto se
debate quien debe prestar la ayuda o compensación a las víctimas de delitos. Sobre este
punto se han desarrollado las siguientes alternativas:

1. Restitución o Reparación a cargo del Victimario: Algunas legislaciones acogieron


esta necesidad de la compensación a la víctima como obligación del victimario o autor
del evento criminal. Dentro de este contexto, las normas penales de diversos países, así
como nuestra legislación, incluyen la reparación civil, que constituye una alternativa
inadecuada dentro de esta tendencia, tanto por los montos exiguos, como por el
incumplimiento en su pago.

En otras experiencias (USA) se han desarrollado propuestas de restitución o


compensación a cargo del delincuente, que son importantes formas de enfrentar el
problema. Incluso en las vertientes penales que la afrontan como reparación civil, se
plantean reformas que impulsan la transacción, mediación, reconciliación, para facilitar
la compensación por el victimario. Estos modernos programas de reparación y
conciliación delincuente-víctima constituyen experiencias iniciadas en la década los
setenta en Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica y. luego, en algunos países
europeos. «En estos casos, es el autor del hecho delictivo el que indemnizará a través
del pago de una cantidad de dinero, de la realización de una concreta actividad o
mediante la prestación de ciertos servicios. Y todo ello en el marco de una modalidad
que le permite evitar la imposición de una pena o como una especie de pena en sentido
estricto.»

Estos procesos de compensación y conciliación han sido propiciados tanto por las
Naciones Unidas como el Consejo de Europa y supone incentivar al delincuente para
que repare el daño que ha causado. El criterio es que el delincuente tiene «la obligación
de indemnizar -en sentido muy amplio a su víctima. En 1973 se ha introducido en
Inglaterra la victim compensation arder como pena específica; también existe, con leves
matices diferenciales, en Gales y Escocia...». Sin embargo, sobre todo en sociedades
como la nuestra, mientras no haya cambios legales imaginativos, la compensación por
el victimario tendrá sus limitaciones, en muchos casos porque no existen mecanismos
eficientes que obliguen al autor del hecho a pagarla; en segundo término, porque
muchos de los obligados con la reparación, no tienen los recursos necesarios para
responder por el daño ocasionado, y no pueden cubrir la obligación.

2. Compensación a cargo del Estado: Sobre este particular hay que considerar que, si
bien el autor del hecho delictivo es el principal obligado a dar la compensación o la
restitución, esta la que tendría que asumir el Estado, por la carencia de posibilidades
económicas del victimario y también en los delitos de abuso de poder, tortura, entre
otros, cometidos por las agencias del control penal que son del Estado. Además se tiene
que considerar la existencia de delitos en que el autor no es habido o no es responsable
penalmente, o ha fallecido y obviamente no puede cumplir con la reparación. Sin
embargo hay que anotar que ya Bentham y posteriormente Ferri y Garófalo, en el siglo
XLX, abogaron por la indemnización de la víctima a cargo del Estado.
Actualmente se acepta la alternativa de compensar económicamente al agraviado por
parte del Estado, sobre todo en delitos violentos (homicidios, lesiones atentados
sexuales, etc.). En esta vertiente, probablemente Nueva Zelandia (1963), fue uno de los
primeros países en establecer un programa de asistencia y compensación a las víctimas,
particularmente de delitos violentos; asimismo en Inglaterra (1964), y diversos estados
de Norteamérica (1965, 1966). Años después en Austria desde 1972, mediante Ley
Federal de prestaciones asistenciales a víctimas de delitos. Finlandia"(1973), Irlanda
(1974), Holanda (1975), Noruega (1976). Alemania Federal (1976), mediante la Ley de
indemnización a víctimas, en casos de ser consecuencia de acciones violentas dolosas,
no otorgándose cuando se aprecia una culpa concurrente de la víctima o si ésta no ha
presentado denuncia inmediatamente (58); asimismo Francia (1977), Suecia (1978).
Luxemburgo (1984), Bélgica (1985), entre otros.

En España también se estipuló la compensación a las víctimas del terrorismo en


diversas disposiciones (1979, 1982, 1984, 1988), siendo una de las últimas la Ley
13/1996. Landrove decía que estos programas, «tienen por objetivo compensar
económicamente las pérdidas producidas por la victimización, sufragar los gastos
derivados del tratamiento médico y, en su caso, hospitalización, resarcir la incapacidad
para el trabajo, ayudar a las personas dependientes de víctimas fallecidas y compensar
de alguna forma el sufrimiento derivado de la propia victimización.». Asimismo es
importante la Ley 35/1995 del 11 de diciembre, de Ayudas y Asistencia a las víctimas
de delitos violentos y contra la libertad sexual De acuerdo a esta Ley, como dice Jaumc
Solé, se distingue en España «la regulación de las «Ayudas públicas», que es la base
sobre la que se construye la prestación económica que el Estado asume a favor de la
víctima, y el segundo, dedicado a la «Asistencia a las víctimas», como concepto
diferenciado de las estrictas ayudas económicas a las víctimas de delito1, violentos y
pensado para la dispensa de primeras necesidades, atención psicológica y social,
entreoirás posibles» .Para ello se regula Oficinas de Asistencia a las Víctimas de delito
de todo tipo, que brinden asistencia integrada.

La Ley Penitenciaria Italiana de 1975, en su artículo 73, estatuyó una Caja para el
socorro y la asistencia de las víctimas del delito que se hallan en condiciones de
comprobada necesidad. En sus artículos 74 y 75 estipula, además, la creación del
«Consejo de Ayuda Social» a la víctima. Sin embargo esta norma ha sido criticada por
haberse incluido dentro del ámbito penitenciario, en el que no debería considerarse a las
víctimas.

En nuestro medio, el Código Penal de 1975 estipuló en su artículo 403 que: «El Consejo
Local de Patronato administrará en su Distrito Correccional la Caja de indemnizaciones
a las víctimas de delito...», que en los hechos sólo tuvo vigencia legal pero no real. En el
Código de Ejecución Penal de 1985, se crearon las Juntas de Asistencia Post-
Penitenciaria, y dentro de sus atribuciones se estableció en el artículo 144, inciso «b», la
de «Brindar asistencia social al liberado, a sus familiares, a la víctima del delito y a los
familiares de esta». Esta misma tónica se sigue en el vigente C.E.P. de 1991. En
resumen, según la ley penitenciaria peruana, corresponde a las Juntas de Asistencia
Postpenitenciaria, dar asistencia social a las víctimas del delito y sus familiares, pero
aun en los hechos, esta obligación, sólo sigue siendo un buen propósito legal.

3. Asistencia por el Sistema de Seguridad Social: Otra alternativa para ayudar a la


víctima se consideró en el VII Congreso de las Naciones Unidas ya citado, en el sentido
que diversos países encaraban IH prestación de Servicios y asistencia a las víctimas,
como parte de todo el sistema de bienestar o seguro social, sobre todo de tipo médico,
psicológico, social, entre otros, para enfrentar los efectos de la victimización.

4. Asistencia Privada o mediante el Seguro: En algunos países. Funcionan programas de


asistencia inmediata para atender necesidades ingentes de las víctimas desamparadas,
generalmente a cargo de entidades privadas laicas y religiosas.

Entre otras alternativas, Heinz ZIPF plantea que no obstante que la actual controversia
se centra en la posibilidad del resarcimiento a la víctima del delito como función
pública o sea estatal, una alternativa, básicamente en los delitos patrimoniales, sería
mediante el derecho de seguros que debería prever la potencial víctima en función de
sus bienes o patrimonio que tiene riesgo . En este caso estaríamos ante una especie de
«autoprotección». Esta alternativa, en nuestra realidad social actual no sería factible,
porque la mayoría de la población en riesgo de victimización no tiene los recursos
suficientes para contratar un seguro pina estos eventos.

5. Acuerdos Internacionales sobre Compensación a la Víctima: En la segunda mitad del


siglo XX, cuando el tema de la victimología empezó a expandirse se tocó el problema
de la víctima en diversos eventos internacionales, destacando los siguientes:

Conferencia Internacional sobre la Indemnización a las víctimas inocentes de actos de


violencia: Esta primera Conferencia sobre este tema puntual se celebró en diciembre de
1968, en la ciudad de Los Ángeles en Estados Unidos. Entre los acuerdos principales se
estipuló, que los programas de indemnización debían basarse en el derecho de todo
ciudadano a recibir indemnización por los daños personales sufridos en un delito
violento. Sobre todo si las víctimas demostraban dificultades económicas o extrema
penuria.

En el I Simposio Internacional de Victimología de 1973, celebrado en Jerusalén,


también se aprobó la recomendación sobre la necesidad de compensar a las víctimas del
delito por el Estado.

En el XI Congreso Internacional de Derecho Penal, realizado en Budapest en 1974, se


recomendó la creación de un sistema de indemnización a las víctimas, a cargo del
Estado o de entidades públicas.

Convenio Europeo sobre Indemnización a las Víctimas de Delitos Violentos, suscrito el


24 de noviembre de 1983 en Estrasburgo. «Considerando que, por razones de equidad y
solidaridad social, es necesario ocuparse de la situación de las víctimas de delitos
intencionales de violencia que han sufrido lesiones corporales o daños en su salud o de
las personas que estaban a cargo de víctimas fallecidas como consecuencia de tales
delitos: Considerando que es necesario instaurar o desarrollar regímenes de
indemnización de las víctimas por parte del Estado en cuyo territorio se hubieren
cometido tales delitos, sobre todo cuando el autor del delito no ha sido identificado o
carece de recursos.» Criterios que orientan la asistencia a las víctimas en los países
europeos
Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y
del abuso de poder, recomendado por el VII Congreso de las Naciones Unidas para la
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Milán del 26 de
agosto al 6 de setiembre de 1985.

Bibliografia:
- Manual de criminologia

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