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REFORMAS EDUCATIVAS: LAS TENDENCIAS Y LA REALIDAD

LOCAL
Bel
én Pintor Munar

La Educación se ha sido históricamente un factor constitutivo de las


sociedades, ya que no sólo representa el esquema de formación
humana y social, sino porque posibilita la estabilización de valores
comunes a nivel político, social y cultural, e inserta la sociedad al
circuito global del conocimiento y desarrollo humano.

Emprender reformas educativas en un país, atiende en gran parte, al


compromiso que el Estado, como garante de derechos de los
ciudadanos, tiene frente a la prestación de servicios sociales como
servicios públicos, la educación al ser una de los derechos económicos,
sociales y culturales, debe regirse por los principios democráticos de
igualdad, equidad y justicia.

Los Estados y los gobiernos se trazan rutas para avanzar en el tema de


la educación a nivel nacional, dando diferentes prioridades dependiendo
de la perspectiva de lo social que cada gobierno plantee y dependiendo
del universo de necesidades que una sociedad padezca. Es a través de
las políticas públicas como se le asignan a algunas de estas
necesidades, un lugar prioritario en la agenda pública y en los planes de
inversión nacional.

Las reformas educativas son una de las políticas públicas más sensibles,
en términos del desarrollo y la gobernabilidad de un país. En reiteradas
ocasiones, los gobiernos se trazan objetivos de política en este sector
dirigidos a una ampliación de cobertura y mejoramiento de la calidad.
Pero, las reformas curriculares representan un replanteamiento del
trasfondo del servicio, del horizonte de sentido que orienta la educación
como servicio público e impacta los contenidos que previamente se han
considerado pertinentes y adecuados.

Es por esto, que nos compete centrarnos en los aspectos políticos y


económicos de las reformas educativas y curriculares como fines de
política pública, especialmente frente a la adopción de modelos de
desarrollo que tienen prioridades distintas al beneficio social y el disfrute
de los derechos por parte de los ciudadanos y ciudadanas. En este
sentido, nos preguntamos también, por los impactos de los procesos de
globalización sobre las reformas curriculares, y finalmente nos
preguntaremos sobre la organización y la participación de actores en la
movilización orientada a los procesos de reforma educativa y curricular.

1. En la implementación de una reforma curricular ¿Qué


efectos tienen los objetivos de política del modelo de
desarrollo neoliberal adoptado en países de América Latina
sobre los fines del modelo educativo y las reformas que se
adelanten?

Generalmente, el tema de las reformas educativas y curriculares se


aborda analizando los currículos, observando la estructura de las
temáticas y los contenidos de las asignaturas establecidas. Sin
embargo, una reforma curricular implica llegar al trasfondo pedagógico
que permea una propuesta educativa de orden nacional durante cierto
lapso de tiempo. Pero ¿Sobre qué se planifica una reforma curricular?
¿Qué antecede a la propuesta de reforma? ¿Qué explica su sentido?

De acuerdo con Laura Fumagalli, “las reformas curriculares en curso en


los países de la región explicitan entre sus propósitos de cambio el logro
de una educación escolar que contribuya a la cohesión social y a la
inclusión de la diversidad cultural y social”i Es decir, se explican en
función de un planteamiento para superar procesos sociales y políticos
en conflicto que ha vivido país. Se explican también, ante la
preocupación por la profundización de la debilidad y ausencia del
Estado, especialmente en los sectores sociales; y ante la falta evidente
de modernización de la institucionalidad educativa.

Sin embargo, es necesario enmarcar el análisis de los procesos de


reforma educativa en el contexto socio-económico que se viven no sólo
a nivel continental sino mundial. Es claro que en época de crisis
económica, las prioridades de los gobiernos se orientan a encontrar
salidas rápidas ante la disminución de los indicadores de crecimiento de
la economía nacional, y garantizar que la producción interna se
mantenga en niveles aceptables, y mantenerse como un destino
atractivo para la inversión extranjera.

Las reformas educativas, como las demás políticas públicas del orden
social, tienen un alto grado de dependencia de las medidas que los
gobiernos adopten en función de implementar el modelo de desarrollo
que en determinado momento se adopte como propio. América Latina es
una más de las regiones del mundo que ha adoptado un modelo de
desarrollo acorde con la mundialización del capital, dando preferencia al
libre mercado, adoptando un proceso de ajuste y reducción del Estado,
de acuerdo con los postulados del Consenso de Washington.

Con el argumento de la falta de modernización del sector educativo, se


emprenden reformas educativas y curriculares, para el caso colombiano,
tal como lo afirma Jairo Estrada, “durante los últimos años se ha asistido
a la consolidación del proyecto neoliberal – neo institucional para la
educación pública”ii. Este proyecto precisa fines, objetivos y
orientaciones precisas en relación al ordenamiento de la economía
nacional, el crecimiento, el PIB, el endeudamiento, los impuestos, etc. Y
ante las políticas sociales, también brinda orientaciones específicas, con
criterios de reducción presupuestal, focalización hacía los más
necesitados y la orientación hacía la demanda, las principales
condiciones que establece a la hora de diseñar e implementar una
política pública.

Teniendo en consideración lo anterior, vemos como el sector educativo,


no es la excepción. Este es un proceso que se inicia en la década de los
noventa, momento en el que la región vivió un proceso común de
reformas y ajustes institucionales a raíz de las crisis de las deudas
externas en toda América latina.
El factor determinante para las reformas educativas en Colombia, fue
“la relectura hecha por organismos de regulación supranacional como el
Banco Mundial sobre el papel de la educación en el proceso de
globalización capitalista” y de allí se derivó la formulación de las bases
de los nuevos lineamientos de la política educativa que se dieron a
través de las conferencias mundiales de Educación que ha organizado la
Unesco y que ocurre con el apoyo y asistencia de todos los estados a
través de los agentes designados.

En Colombia toman cuerpo estas reformas con la puesta en escena de


la Ley 60 de 1993, la Ley General de Educación Ley 115 de 1994, asi
como la regulación de la profesión docente, Decreto 2277 de 1979, se
inicia el proceso de ajuste institucional en el sector educativo, con miras
a consolidar el sector y redimensionar los fines de la educación como
fines nacionales. Pero desde el punto de vista político – económico ya
atendía en gran parte a las orientaciones de los organismos financieros
multilaterales, cuyo ciclo se consolida con el marco jurídico reciente, el
Acto Legislativo 01 de 2001, la Ley 715 de 2001 y sus decretos
reglamentarios, y el “Estatuto de Profesionalización Docente”, el Decreto
1278 de 2002.

La interpretación de un proceso de reforma curricular debe tener un


alcance amplio, consciente de los procesos que a nivel macro tienen
lugar, observando y analizando las razones políticas y económicas que
no se hacen evidentes, cuyos intereses definen con privilegio los rumbos
que adoptan sectores de política tan importantes como el educativo. La
privatización del Estado y de los servicios sociales es un elemento más,
frente a las grandes dimensiones de las influencias que actores
internacionales y multilaterales tienen ante el diseño de la política
pública de un país.
2. En relación a la movilización en función de avanzar en una
reforma curricular ¿Es más indicado dirigir el proceso
desde el Estado y el gobierno, (top-down) o debe
privilegiar la participación de las comunidades educativas
y de la sociedad civil como protagonistas del proceso
(bottom –up)?

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, vale la pena preguntarse


¿Cuáles son los actores que deben participar en un proceso de reforma
educativa? ¿Cómo debe organizarse y dirigirse este proceso de ajuste
institucional? ¿A qué se orienta la participación de múltiples actores en
este proceso, especialmente de las comunidades educativas y docentes?

Para Laura Fumagalli, “es necesario construir una nueva dinámica del
cambio curricular que combine adecuadamente la orientación para el
cambio brindada desde las normas curriculares emanadas de los
organismos del gobierno educativo, con los estímulos y apoyos
necesarios para desarrollar el potencial innovador de los equipos
docentes en las escuelas”iii La autora hace este planteamiento,
expresando el sentido que para ella debe contemplar un proceso de
cambio curricular, con el fin de dirigirse a consolidar un propósito de
cohesión e inclusión social.

Pero teniendo en cuenta que las condiciones políticas y económicas


conllevan a que las reformas políticas y los ajustes institucionales
respondan a la confluencia de intereses y posicionamientos que
complejizan, dependiendo el número de actores que participan directa e
indirectamente, el proceso de reforma.

Según lo expresa Fumagalli, no sólo es necesario, sino deseable que el


Estado tome parte en el proceso de reforma educativa y curricular, dado
que:
-Es necesario construir un sentido compartido de la educación que
permita expresar lo que se espera que aprendan todos los niños de un
país de acuerdo a las particularidades y necesidades de las
comunidades.
-Es necesario que el Estado, con criterios democráticos, vele por la
construcción de ejes de cambio orientados al bien común que permitan
producir un cambio curricular justo socialmente que eliminen la
inequidad.
-Es necesario que el Estado garantice la expresión de los múltiples
sentidos de la educación asociados con la diversidad cultural a través de
la participación verdaderamente democrática de todos los actores
educativos.

Sin duda, los gobiernos nacionales, regionales y locales son partícipes


importantes junto a las instituciones de orden técnico, que orientan y
administran el sector educación tanto a nivel nacional como local. Y
acompañado de este, la participación social, especialmente de las
comunidades educativas, las cuales poseen el conocimiento práctico de
la orientación que debe tener la educación, así como de los procesos y
necesidades de aprendizaje de sus comunidades, este elemento es
básico en el diseño de los currículos.

Sin embargo, la función del Estado se cuestiona, dado que por una
parte, como institución representa los intereses de una nación y su
funciones de cohesión social y cultural, y por otra, se encuentra inmerso
en presiones de tipo económico que involucran, necesariamente,
intereses privados a razón de mercados nacionales e internacionales, es
decir los procesos de acreditación y evaluación en términos de calidad y
eficiencia, y la competencia mundial y regional que se está originando a
raíz de los demandas globales, es así que preocupa que los intereses
diferentes a los comunes estén siendo representados en las reformas
que están teniendo lugar en países como Colombia.

Tal como lo reflexiona Fumagalli, la presencia y participación de los


docentes en los procesos de construcción de las reformas curriculares es
importante y necesaria, y por lo tanto requiere pensar en estrategias
para que se parta de un proceso sistemático, democrático y cualificado,
con el fin de garantizar la pertinencia de las reformas. Es importante
resaltar que estos procesos de reforma deben contemplar una fase de
evaluación donde las prácticas y orientaciones pedagógicas atiendan las
necesidades y realidades que se viven en las aulas y que realmente los
resultados atiendan la realidad de la educación en un país.

3. ¿Cómo los efectos del mundo globalizado en las sociedades


en desarrollo, especialmente en el ámbito de la ciencia y la
tecnología, conllevan a una orientación específica de las
reformas educativas?
La globalización y sus procesos se estiman como complejos,
multidimensionales y de alcance internacional. Los cambios recientes se
han dado de manera tan acelerada como en ninguna otra época, la
tecnología y la ciencia han impactado no sólo las formas de vida
cotidiana, sino también las expectativas de la vida a futuro, vivimos en
lo que Bauman denomina la modernidad liquida, en donde todo fluye
con gran velocidad, lo que exige “flexibilidad”, no solo laboral, sino que
demanda una flexibilización de todo lo que presente rigidez local para
que lo global fluya sin obstáculos, esto en términos de tecnología
significa una gran demanda por la innovación y la transformación de los
currículos y los docentes para que las sociedades se puedan insertar en
el escenario internacional.

Dado que “las sociedades humanas no han nunca experimentado un tan


grande crecimiento del conocimiento científico y tecnológico al mismo
tiempo que una tan gran dificultad en la implementación del mismo” iv es
evidencia que los efectos de estas transformaciones, dan contexto y
determinan las condiciones sobre la cuales las sociedades avanzan,
determinan en cierta medida las oportunidades de acceso y
comunicación que una persona disfruta en su vida, e incluso facilita o
limita las condiciones para el aprendizaje en el proceso educativo.

En consecuencia, la educación se ha visto revaluada en sus fines,


métodos y medios. Sin duda las estructuras institucionales del sector de
la educación se ven desafiadas a actualizar la organización de la
educación, por innumerables innovaciones del orden tecno-científico que
diariamente presionan formas más sofisticadas de vida.

Para organismos como la UNESCO, la adopción de políticas educativas


dirigidas a fortalecer el uso de las llamadas TIC´s, permiten
democratizar el acceso a la educación, facilitando el acceso y
permitiendo avanzar en programas de alfabetización y formación en
nuevas tecnologías. Sin duda es un fin loable desde el punto de vista de
la equidad en la garantía del derecho a la Educación. Pero, ¿existe
realmente tal capacidad de Estado, en el continente Latinoamericano
para superar las barreras internacionalmente arraigadas en la
transferencia de tecnologías, en la investigación y en la difusión
científica?¿ Se puede considerar que la adopción de las TIC´s, en vez de
democratizar el acceso a las oportunidades educativas, estén
provocando una ampliación en la brecha y desigualdad entre aquellos
sectores de la sociedad que tienen acceso a estas tecnologías, de
aquellos que no las tienen?

Sin duda hay mucho que debatir y muchos acuerdos que consolidar, ya
que vemos que la brecha entre las propuestas y las realidades existen, y
lo preocupante es que todavía existe una enorme diferencia entre
quienes tienen acceso y hacen uso de estas nuevas tecnologías, para
superar las desigualdades y la pobreza, y los que aun no tienen acceso a
servicios educativos para satisfacer las necesidades básicas de
educación planteadas en Jomtien y Dakar, la cuestión es, en ultimas,
¿cómo el currículo da solución a estos y demás problemas de las
sociedades latinoamericanas y de la sociedad Colombiana en general?.
Sin duda tenemos un gran reto por afrontar, y a pesar de las políticas
expuestas en los planes decenales y en los planes sectoriales, se
necesita mayor voluntad y acción de toda la comunidad educativa para
poder superar los retos y desafíos que la globalización nos plantea.
i
Braslavisky, Cecilia “Desafíos de las reformas curriculares frente al imperativo de la cohesión
social”

ii
Estrada Alvarez, Jairo “Organización mercantil y privatización de la educación. La mano dura de
la ley. Educación y Cultura No. 61. Revista del Centro de Estudios e Investigaciones Docentes,
Bogotá, D. C. 2002.
iii
Fumagalli, Laura Pág. 68
iv
Braslavisky, Cecilia “Desafíos de las reformas curriculares frente al imperativo de la cohesión
social”

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