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Cáncer de hígado

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Revisado por Dr. Antonio Barrasa Shaw, especialista en Cirugía General y del Aparato
Digestivo
¿Qué es el cáncer en el hígado?
El hígado es un órgano sólido de color marrón situado en la parte superior
derecha del abdomen, escondido detrás de las costillas. Fundamentalmente se
encarga de destruir, transformar y eliminar muchas sustancias del organismo,
sobre todo la bilirrubina y otros pigmentos, y de fabricar gran cantidad de
elementos. La eliminación de las sustancias se realiza por los conductos biliares
hacia el intestino o por liberación de las sustancias metabolizadas al torrente
sanguíneo. Recibe sangre de la arteria hepática y sobre todo de la vena porta
(por la que sale casi toda la sangre procedente del intestino).

El cáncer es la proliferación descontrolada y generalmente agresiva, de un grupo


de células malignas, que por lo común se organizan
formando uno o más tumores y que tienen tendencia Más sobre el cáncer
a invadir otros tejidos sanos y a diseminarse por el Consulte nuestra
organismo por vía sanguínea, linfática o por mera sección 'Oncología' y
contigüidad, formando así metástasis. encontará descripción
detallada de los más
frecuentes cánceres, así
El hígado se puede afectar por el cáncer de 2 como muchos artículos
formas distintas: relacionados con la
enfermedad.
• Tumores que se originan en el hígado (cáncer
primario del hígado)

• Tumores 'procedentes' de otros órganos. El hígado es uno de los órganos


más afectados por metástasis de cánceres de otras localizaciones. Este
hecho, que puede ocurrir prácticamente en cualquier órgano del cuerpo,
cobra especial importancia en el caso del hígado, pues las metástasis son
3 veces más frecuentes que los tumores primarios.

El cáncer primario de hígado puede tener fundamentalmente dos orígenes: las


células propias del hígado o hepatocitos y los conductos por los que pasa la bilis.
Consultas al médico
Hablaremos entonces de hepatocarcinoma en el
Vea en 'Pregunte al
primer caso y de colangiocarcinoma en el segundo.
médico' muchas
consultas respondidas
por los especialistas de
En el hígado pueden aparecer metástasis de
NetDoctor.
prácticamente todos los tipos de cánceres que
existen en el hombre, pero sin duda los que con más
frecuencia metastatizan en este órgano son los
tumores abdominales, sobre todo los de colon (con
diferencia sobre el resto) estómago y páncreas. De los órganos no abdominales,
los cánceres que con más frecuencia afectan al hígado son los de mama y de
pulmón.

¿Cómo se produce el cáncer en el hígado?


El hepatocarcinoma es un tumor que afecta fundamentalmente a pacientes que
sufren algún tipo de enfermedad crónica del hígado, sobre todo, la cirrosis
hepática (alcohólica o no) y las hepatitis crónicas virales B y C. Otras situaciones
en las que aumenta el riesgo de hepatocarcinoma son la ingestión de aflatoxinas
(sustancias tóxicas de un hongo), la hemocromatosis y el déficit de alfa-uno-
antitripsina. Este cáncer es mucho más frecuente en los países del Lejano
Oriente que en nuestro medio, y es probable que su incidencia (número de casos
que aparecen al año en una población) disminuya a medida que se extienda la
vacunación contra el virus B de la hepatitis.

El colangiocarcinoma es más frecuente según avanza la edad y, como el anterior,


su incidencia aumenta mucho en los países orientales. Aunque normalmente
aparecen de forma espontánea, sin que existan en los pacientes factores de
riesgo, en el caso de los pacientes con colangitis esclerosante (una enfermedad
inflamatoria de los conductos biliares) el riesgo está aumentado al quíntuple. El
colangiocarcinoma se puede presentar tanto en los conductos biliares que hay
dentro del hígado como en los que están fuera.

Las metástasis hepáticas se producen cuando el tumor ha pasado a la sangre en


su punto de origen y se ha trasladado por los vasos sanguíneos depositándose
en el hígado. La lógica hace pensar que cuando un tumor ha pasado a la sangre
se puede depositar en el hígado y en otros muchos lugares, pero esto no
siempre es así. De todas formas sí que indica que esté donde esté el tumor
original, ahora es un tumor avanzado y que requerirá de algo más que la cirugía
del tumor primario para su tratamiento. Las metástasis en el hígado se pueden
detectar a la vez que se diagnostica el tumor en su origen (y a veces es el
motivo por el que se detecta el tumor) o en las revisiones pasado un tiempo tras
el tratamiento del foco primario de tumor.

¿Cuáles son los síntomas del cáncer en el hígado?


Inicialmente los síntomas serán los mismos independientemente del tipo de
tumor de que se trate, es decir, ninguno. Generalmente estos tumores se
diagnostican por alteraciones en los análisis o en revisiones, bien de un tumor ya
tratado o bien de una cirrosis o hepatitis.

Hasta que los tumores no alcanzan un tamaño considerable no empiezan a dar


síntomas. Al principio puede haber una sensación de pesadez en el lado derecho,
acompañada de pérdida de apetito y de peso. Luego puede aparecer dolor por
estiramiento de la envoltura o cápsula que envuelve al hígado, o el paciente se
puede empezar a poner amarillo (ictérico) por obstrucción de los conductos de la
bilis o por destrucción de las células encargadas de eliminar la bilirrubina.
Finalmente, cuando la destrucción del hígado es mayor se va afectando la
consciencia, pudiendo entrar en coma. Otras alteraciones posibles son las
náuseas, los escalofríos y las alteraciones de la coagulación.

Aparte de estos síntomas también pueden aparecer otros por aparición de


metástasis en otras localizaciones. Metástasis que pueden derivar tanto de los
tumores primarios del hígado, como pueden ser otras metástasis del tumor que
las originó en el hígado.

¿Cómo se diagnostica el cáncer en el hígado?


En la historia clínica el médico recogerá los antecedentes del paciente sobre la
posibilidad de hepatitis crónica o cirrosis, los antecedentes de tumores u otros
síntomas que puedan orientar el diagnóstico. En la exploración física a veces se
puede palpar un agrandamiento irregular del borde inferior del hígado, se puede
encontrar un tinte amarillento en los ojos o se pueden encontrar otros datos de
enfermedad hepática o del origen de las metástasis (bultos en el abdomen o en
la mama, alteraciones en la auscultación, sangre en el recto...).

Es frecuente que aparezcan alteraciones en el análisis de sangre. Las


transaminasas se suelen elevar (si es que no lo estaban previamente en los
enfermos del hígado) por destrucción de células del hígado por el tumor. Puede
aparecer aumento de la bilirrubina en distinta intensidad por obstrucción de los
conductos biliares o por falta de células hepáticas. Una anemia puede apuntar a
un tumor en el tubo digestivo como origen de metástasis.

La ecografía es la prueba más utilizada para el estudio inicial del hígado y, por lo
tanto, suele ser la prueba con la que se detectan los tumores en el mismo. Con
la ecografía se puede comprobar el número, la localización y el aspecto
(ecográfico) de los tumores hepáticos. También aporta información sobre la
posibilidad de enfermedad crónica del hígado, sobre una posible obstrucción de
los conductos biliares y puede apuntar un posible origen si es un tumor
metastásico.

El escáner o TAC abdominal es la prueba de mayor valor para establecer el


diagnóstico y para planear el tratamiento. Es más sensible que la ecografía para
encontrar tumores. Aporta información sobre la localización de los tumores y,
por tanto, sobre la posibilidad de extirparlos. Además, se puede utilizar de guía
para realizar una punción y obtener una biopsia. Utilizado con una sustancia de
contraste (que realza las imágenes) llamada lipiodol aumenta su rentabilidad
diagnóstica en el caso del hepatocarcinoma.

Luego, en función de los resultados obtenidos en estas pruebas, se puede


considerar necesario completar el estudio con otras exploraciones como
endoscopia, colonoscopia, arteriografía, laparoscopia, etc.

¿Cómo se trata el cáncer en el hígado?


En general el mejor tratamiento es la extirpación quirúrgica. Para esto es
necesario que la lesión o las lesiones estén en una porción del hígado que
permita extirparlas todas sin sacrificar excesivo hígado como para impedir la
supervivencia. En ocasiones esto sólo puede ser comprobado durante la
intervención quirúrgica, teniendo entonces que decidir si seguir adelante con la
resección hepática (extirpación de parte del tejido hepático incluyendo la lesión)
u optar por otro tipo de tratamiento.

Cuando los tumores no son extirpables se puede optar por otras alternativas en
función del tipo de tumor de que se trate, aunque en general como tratamiento
paliativo:

Metástasis
Pueden tratarse mediante quimioterapia intravenosa (por una vena en el brazo o
el cuello) o intra-arterial (aplicada directamente sobre la arteria hepática) según
la pauta adecuada para el tipo de tumor de que se trate. En algún caso se ha
conseguido que tras unos ciclos de quimioterapia se puedan extirpar los tumores
hepáticos.

Colangiocarcinoma
Tiene peor tratamiento y a veces lo único que se puede hacer es colocar algún
tipo de prótesis (stent) en los conductos biliares para permitir la disminución de
la ictericia.

Hepatocarcinoma
Las alternativas más utilizadas son la etanolización de la lesión (inyección de
alcohol en el tumor bajo control ecográfico, con el propósito de destruirlo) y la
embolización u obstrucción de la arteria hepática. Además, existen distintos
protocolos de investigación con quimioterapia sobre todo intraarterial; y en
algunos casos muy señalados de tumor pequeño y localizado con función
hepática deteriorada podría estar indicada la realización de un trasplante
hepático.

En la actualidad, se están probando distintas técnicas a base de frío con


nitrógeno líquido (crioterapia) o con radiofrecuencia (hipertermia o calor
excesivo) para destruir los tumores del hígado sin tener que abrir el abdomen
con resultados provisionalmente aceptables, sobre todo en el caso de
metástasis.

¿Qué complicaciones pueden surgir?


La resección hepática es una técnica quirúrgica agresiva, lo que conlleva
importantes complicaciones y una mortalidad nada despreciable (hasta alrededor
de un 5%-10%). Sin embargo, con las mejorías técnicas adquiridas a lo largo de
los últimos años por algunos grupos, se ha conseguido disminuir de manera
importante la mortalidad y la morbilidad (complicaciones) por resección hepática.
Las complicaciones más frecuentes son la infección, las complicaciones
respiratorias (atelectasias o colapsos pulmonares, derrame pleural, neumonía) y
las fístulas biliares. Sin embargo, siendo menos frecuentes, la hemorragia y la
insuficiencia hepática postoperatoria son las más temidas, pues pueden
condicionar la supervivencia del paciente. Estas complicaciones son tanto más
frecuentes cuanto mayor es la resección a realizar y cuanto más deteriorada está
la función hepática.

La embolización de la arteria hepática también puede llegar a condicionar una


insuficiencia hepática. La quimioterapia intraarterial puede dar complicaciones
sobre el duodeno y el páncreas. Con la crioterapia y la radiofrecuencia se han
descrito pocas complicaciones, pero la experiencia no es muy grande. La
colocación de prótesis biliares puede producir hemorragias e infecciones de la
bilis.

¿Qué pronóstico tiene el cáncer en el hígado?


En general el pronóstico del cáncer en el hígado es bastante malo.

• Por un lado la existencia de metástasis hepáticas implica la existencia de


células tumorales en el torrente sanguíneo que pueden dar lugar a
nuevas metástasis tanto en el hígado como en otras localizaciones. Aun
así, la extirpación y la quimioterapia han demostrado aumentar la
supervivencia de estos pacientes.

• Por el otro, los tumores primarios del hígado son bastante agresivos
desde el principio. Los colangiocarcinomas son extirpables en un
porcentaje mínimo de casos, que suele referirse a los que afectan a la vía
biliar por fuera del hígado. Los hepatocarcinomas en cambio suelen tener
más posibilidades de resección, gracias sobre todo a los controles que se
realizan a los pacientes con hepatopatías. Sin embargo, la deteriorada
situación hepática de estos pacientes condiciona tanto la resecabilidad de
los tumores como la supervivencia.

¿Se puede prevenir el cáncer en el hígado?


Los siguientes consejos ayudan a prevenir el cáncer de hígado o a diagnosticarlo
tempranamente y, por tanto, a tener mayores opciones de tratamiento:

• Vacunación contra el virus de la hepatitis B

• Abstinencia de alcohol

• Asistencia a controles rutinarios tras el tratamiento de algún cáncer para


poder diagnosticar tempranamente las metástasis.
• Efectuar análisis de rutina y aclarar las alteraciones que puedan aparecer,
fundamentalmente si se trata de aumentos de las transaminasas o la
bilirrubina.

Dr. Per Grinsted , médico general, Dr. Alastair J. Munro , especialista Oncología Radioterápica.

Última versión: 2010-09-03

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