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LEGUÍA
Durante su mandato confrontó los problemas limítrofes con los cinco países vecinos,
que conocedores de las limitaciones materiales que pesaban sobre el Perú , después
de la Guerra del Pacífico, encontraron el momento oportuno para ensayar
pretensiones territoriales. Suscribió tratados con Bolivia y con Brasil.
Para los civilistas el Estado debía ser pequeñ o, barato y pasivo, es decir, modesto en
recursos y ajeno al intervencionismo. De esta forma se diseñ ó una minuciosa reforma
electoral, se reorganizó el sistema tributario y se dio cierta eficiencia al sector
administrativo de gobierno.
Leguía mostró como presidente una clara tendencia personalista y autoritaria que lo
llevó a distanciarse de su propio partido. Muchos jó venes intelectuales como José de
la Riva-Agü ero y Víctor Andrés Belaú nde lo combatieron. Los partidarios de Nicolá s
de Piérola tampoco lo soportaron.
EL ONCENIO (1919-1930)
Regresó del exilio para presentarse a las elecciones para presidente de 1919 y luego
de ser elegido Presidente, Leguía y sus partidarios dieron un golpe de estado en la
madrugada del 4 de julio de 1919, apresando al presidente Prado. Asumido el poder
como presidente provisional disolvió el congreso. Convocó a un Plebiscito para
reformar la Constitució n de 1860 la que regía en ese momento, llamo a elecciones
para integrar un nuevo congreso que se llamó Asamblea Nacional, el cual el 2 de
octubre de 1919 eligió a Leguía como Presidente Constitucional por cinco añ os (antes
era por cuatro añ os).
Creó el Banco Central de Reserva del Perú y el Banco Hipotecario, así como los
Estancos de Alcohol, Naipes y Fó sforos. Modernizó Lima, mediante la ejecució n de
obras pú blicas financiadas en base a empréstitos con la finalidad de recibir
apoteó sicamente el Centenario de la Independencia Nacional.