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C omparando el pasado con el presente de la familia Torvisco

personas emprendedoras, la realidad es diferente. Empezaron


con una oficina, con cuatro esteras, las más baratas y baldes de
pintura como sillas, se diría, el presente forjó el futuro. En la
actualidad pinturas ANYPSA constituida como la empresa líder de
pinturas en el Perú, cabe destacar la forma de cómo logro el éxito.

Alejandro, trabajaba en una empresa de pinturas desde los 13


años, pero al cumplir 18 años creyó que su sueldo se
incrementaría, pero no fue así. Nemecio, trabajaba vendiendo
golosinas, en el antiguo Cine Riva Agüero, en el Agustino y en
una carpintería aledaña, Prudencio desarrollo el oficio de obrero.

Volvían a estar juntos. Tal como lo habían prometido de


pequeños en Abancay, su tierra natal, con los ahorros de los tres
compraron su primer motor eléctrico en la calle Pachitea, para luego
ir al Jirón de la Unión para crear el logo de la empresa ANYPSA y es
las siglas de los nombres de Alejandro, Nemecio y Prudencio Torvisco,
hermanos oriundos de Abancay.

Su primer local, de 100 metros cuadrados, resulto una mala inversión, fueron estafados, quién les había
alquilado el local no era el dueño. Se recuperaron pese a los obstáculos y siguieron adelante. El 11 de
Setiembre de 1991 comenzaron con la elaboración de sus pinturas. El local inicial no era lo
suficientemente grande para la empresa, por lo que se mudaron a otro de 500 metros cuadrados en el
Naranjal. Igualmente quedaría pequeño ante el crecimiento vertiginoso de ANYPSA.

Sus operaciones y ventas crecieron con el transcurso de los años, y actualmente tienen una moderna
planta de pinturas de 45 mil metros cuadrados en Trapiche, Carabayllo, en la que operan 280
trabajadores, provenientes de Abancay. También cuentan con una flota propia de 34 camiones de
reparto. Su trabajo y sus planes no cesan. “Queremos aumentar nuestra capacidad de producción y
exportar a Ecuador, Bolivia y Chile”, afirma el menor de los hermanos Torvisco, Nemecio

Por ahora los hermanos intensifican la producción para la exportación a países vecinos. Aún recuerdan
como una bicicleta vieja los ayudaba a transportar los baldes de pintura en diferentes puntos de Lima. Y
es inolvidable el 11 de septiembre de 1991, cuando nació ANYPSA, la recopilación de las iniciales de los
hermanos Torvisco, aún añoran Abancay, su tierra que les enseñó a no caerse, a trabajar arduamente y
a creer en los sueños. Aún hay tiempo para soñar.

Los adolescentes alcanzarán el éxito como los hermanos Torvisco al afrontar situaciones adversas
siendo personas resilentes superando las dificultades en su vida y tener sus metas que contribuyen a su
bienestar personal.

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