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JUAN BOSCH APUNTES SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR. CUBNTOS" Introdueciin explicatina 27 ahos despues Apuntes sobre el arte de eertir eventos es un ensayo he- cho en tres partes para complacer-una petiiin de Miguel Oiaro Silva, que por esos a, y desde nea mschos, dii- sin EI Nacional, uno de los periédicos més importantes Ge “Amériea Latina, El Nacional tenia wna seccin ioraria que sala a fines de cada somana en la cual se habian pu Dlicado los enentos mis que haba sido escrtos on Von ‘mela, y aunque nunea se me habia oeurido la dea de tratar el tama del exento en un trabajo liteario, la yor. dad era que desde quo empooé a escribir curntos, hacia “oan Basen punter sore arte deer curfoe: Blin cia Cave ie, 1968 Segunda eilr: Stnte Domingo 3988, Teese odie Lesa (La Palsha Revita de oe Teles Laerorae, Desi de Literate nai Racine da Ballas Artes. Me, 1990 253 por lo menos tin euarto de siglo, habia pensado mucho en la naturaleza del género que Tleva ese nombre, pero ‘ademas me resultaba desagradable echar ei saco roto ‘una peticién de Otere Silva, a quien admiraba como es: eritor, como novelisia, como humorista, pero también por le firmeza de sus posiciones politicas y su gentileza personal El trabajo no era fécil porque, al menos en lengua es- paiiola no se haba hecho un estudio pormenorizado del enento en tanto género literario; pero habia sucedido {que cuando me hiee eanseiente de que mi carrera de es- critor comrerfa por el cauce del cuento dediqué mucha aten- cin a la obra de los grandes euentistas del siglo XIK y prineipiog del 20% Jo misimo si eran ingleses eomo Rudyard Kipling y G. K Chesterton que franeeses emo Guy de Meupassant, daneses como Hans Christian Andersen, rusos como Anton Chéjaw y Leonidas Andreiey, nortea- ‘merieanos enmo Edgar Allan Poe, Sherwood Anderson y Ernest Hemingway 0 sberoamerieanos como e] uruguayo Horacio Quiroga, (Hago un paréntesis para decir que en la época en {que me preoeupaha por hallarle una definicién Iiteratia fl cuento no habian Uegado a mi pais, la Repibliea Do- iminieana, las obras de Alejo Carpentior ni se conocfan Jos nombres de Artuzo Uslar Pietri y mucho menos de cuentistas sobresalientes que entonees eran nifios 0 mo: zalbeies como Gabriel Garcia Marquez y Julio Cortazar, ¥ agrege que de los escritores espanoles no hallé ningu: zno a quien situar entre Ins euentistas.) "Todos los conceptos acerca del cuento que aparecen en Apuntes sobre el arte de escribir euentus fueron for- ‘adios en log afos en que me dediqué a distinguir qué diferencia habia entre un evento, una novela y un rela to, pero debo decir que el aprendizaje iba haciéndolo en la priitiva, esto vs, mientras eaeribia euentos, de los eua- les no son pocos los que fueron eseritos para demostrarme ‘a mi mismo si era on era valida tal o eual iden acerca del ‘uento que se me ocurria, a veces a Jas horas y en los sitios ‘menos apropiados, con lo que quiero dar a entender que sas ideas respondian a criterios que a mi juieio aplicaban los grandes maestros a quienes me he referido, En esos alos pensaba quo el evento era un género tan’ dificil como le poesia, y la experiencia justificaba esa ma: rnera de pensar porque me sucedian hechos muy interesan- tes; por ejemplo, hay un euento mio que ha sitio estudiado por Seymour Mentin y otros eriticos literarics, el sltimo de ellos el profesor dominicano Bruno Rosario Candelier, y ‘ademas ese euenta ha sido antologizado varias veces. Se trata de*La mujer", que segtin mis recuerdos fue eserilo a fines de 1922, Io que equivale a decir enands empezaba a formarme como euentista, "La mujer” tiene una historia ‘que se puede contar sin caer en subjetividades, y una cau sa que no puede explicarse de manera abjetiva, La historia formal es corta: Me habia sentado ante la miquina de escribir para hacerlo una earta avn amigo muy querido, Mario Sanchez Guzman, y empecé la carta como si se traiara de una comunieacida comercial, esto es, datandola, luego, el nombre del destinatario y su di- reccin, © inmodiatamente después, aunque mas abajo, “Mi querido Mario”, pero no pasé de abi a pesar de que seguf escribiendo, y lo hacia de manera apasionada, ¢o- ‘mo si estuyiera disparando palabras que no tenfan cohe- reneia entre sf, y lo que broté del movimiento acelerado de los dedos subre ol teclado de Ia pequefia maquina fue “La mujer", pero el cuento entera de arriba abajo, tanto 255 que no tuve que hacerle eorreccién alguna, ni siquiera en la puntuacisn. ‘Tarde afios en hallarle explicacion a ese episodio de mi vida de enentista, y como dije have poeo, vsa explicacién no puede ser de caracter objetivo, porque lo que habia escrito como si estuviera en un trance hipnétice fue In proyooeidn de un camulo de impresiones que habia recibido cuando cera un adolescente y viajaba con mi padre a la regién lla- tala Linea Norostecuyo paso de astro vemidest- tice eva impresionante por la goledad que parzein ener de ‘nl mina pore esplandor solar una sold du ra, acentuada por Ins eseasas viviendas hechas de mate- sales pobres, algunas de ellas pintadas de blanco de eal, y todas habitadas por dos o tres personas vestidas con hara- pos, desealzas, y alguno que otro nifio desnudo y vientee hinehado; en suma, que "La mujer" se habia hecho en mi sin que-yo lo supiera, y ese dia en que me propuse eserihir una carta brot6 de las interioridades de unos recuerdos que estaban en mi y sin embargo no eran mios porque no ‘tenian presencia en mi eonciencia. “La mujer” fue un cuento con destina pero en vez de satisfacerme que fuera asi me sentia inconforme y hasta cierto punto traicionado por él porque me parecia que el ceuenta debe sor la obra dol euentisia y en eonseeueneia el cnentista debia dominarlo desde que empezaba a concebir- Jo y debia coguir deminsindolo hasta quo pusiera el punto final tras la ultima palabra, y para conseguir eso esbudia- ba a los macstros del género, que no eran sélo los que, he mencionado sine otros més como Jack London, Alejandro Kuprin, Vladimir Korolenko. "Yo habfa acumulado todas las experioncias do ese pro- cesa de estudio del euento que me ev6 varios alos, y las nmiantenfa acumuladas porque no eonseguf dar con un tra- 256 bajo sobre el cuento que satisficiera mis inquietudes. EL enentista que mas me improsioné, porque su obra res- onda a la mayor parte de-mis eriterios sobre lo que era el cuenta y emo debia escrbirse, fue Horacio Quirogn, pero Jo que Quiroga dijo sobre Ia materia results ser muy esque- riitieo, como por ejemplo su “Deeslogo del cuentista", si 18 que 68e es el titulo del mas conocido de sus trabajos acerca del cuento y del cuentista, que alo mejor es otro y yo Te atribuyo ése porque no recuerdo si era ast. Dicho de otro modo, yo tenia una earga de preocupacio- nes y de ideas acerca de qué era el cuento y a qué loves estaba sometido, y de buenas a primeras, en agosto 0 sep- tiembre de 1958, poco mas de un cuarto de siglo después de hhaber eserto "La mujer", Miguel Otero Silva me pidis que cseribiera en El Nacional un ensayo en el que se explicara «qué era el euento y imo debia ser eserita,y para complacer sa peticin me dedigué a anotar mis ideas y a burcar euan- ‘to se hubiera escrito sobre ese dificil y fascinante género. Lo que hallé fe muy poco y sobre todo muy vago, de abt que en smi trabajo aparezcan sélo dos eitas, uma de Thomas Mann ‘extraida de su “Ensayo sobre Chiov” y otra del erticn lite- ratio chileno Hernén Diaz. Arvieta (Alone) “Apuntes sobre el arte de exeribir cuentos fae publicada en EI Nacional de Caracas en tees partes y en el mos de septiembre de 1968, hace ya veintisiete anos; ha aparecido en las catorce ediciones de mi libro Cuentos escritos en el ssxilioy en forma de plaquette ofolleto en la Universidad de los Andes y en Ia de La Habana donde se ha estado usando como material de estudio. Es posible que haya sido publieado por alguna otra universidad oinstituto de censofianza superior, ¥ lo digo porque en el caso de la Universidad de La Habana ls publicacién ee hizo sin que 257 yo lo supiora, Io que se explica porque nadio en Cuba nece- ‘Sita autorizacion mia para publicar mis trabajos. ‘A Cua se lo da; no se le pide. I El cuento es un género antiquisimo, que a través de Tos siglos ha tenido y mantenido el favor del piblico. Su in- fuoneia en el dosarrollo de la sensibitidad general puede ser muy grande, y por tal raaén el cuentista debe sentir: se responsable de lo que exerihe, como si faera un macs trode emoeiones o de ideas. Lo primero que debe aclarar una persona que se in- clina a escribir cuenios os la intonsidad de su vovacién Nadie que no tenga vocacién de cuentista puede Hegar a escribir buenos cuentos. Lo sogundo se refiere al género, {Qué es un cuento? La respuesta ha resultado tan dificil que a menudo ha sido soslayada incluso por eriticos excelentes, pero puede afirmarse que un cuenta es el re- lato de un hecho que tiene indudable importaneia. La importaneia del hecho es desde luego relativa, mas debe ser indudatile, convineente para la generalidad de los lectores. 3i el suceso que forma el meollo del euento ea rece de importancia, Io que se escribe puede ser un cu dro, una escenia, una estampa, pero no es un euento. “Tmportancia” no quiere decir aqui novedad, caso insé- lito, acaocimionto singular. Lat propensién a esceger argu- mentos poco frecuentes como tema de cuentos puede conducir a una deformacién similar a la que sufren en sa estrnctura muscular los profesionales del ailetismo, Un ni- lo que va a Ja escuela no es materia propicia para un enento, porque no hay nada de importancia en su viaje 25% diario a las dlases; pero hay sustancia para el cuento si cel autobuis en que va el nino se vuclea o choca, osi al Me igor a la escuela e) nifio halla que el maestro esta enfer- tho 0 el edificiv escolar se ha quemade la noche anterior. “Aprender a diseernir dénde hay un tema para euento ces parte esencial de la téeniea, Esa téeniea es el oficio pe ceuliar eon que se trabaja el esqueleto de toda obra de erea- cid; es Ja fochné de los griegos o, si se quiere, la parte de artesanado imprescindible en el bagaje del artista 'A menos que se (rate de un easo excepeional, un buen ‘escritur de euentos tarda aaos en dominar Ia Weniea det ‘género, y la téenica se adquiere con la practica més que con estuidios. Pera nunca debe clvidarse que el género tie: ne una téeniea y que ésta debe eanoverse a fondo, Cuento quicre decir Hvar cuenta de un hecho. La palabra provie- ne del latin eoreputs, y 06 initil (ratar de rehuir el signi ficado esencial que late en el origen de los vocalos, Una persona puede llevar euenta de alga eon ndmeros roma ‘os, con ndmeros Arahes, con signos algebraicos; pero tiene que llevar esa cuenta, No puede olvidar ciertas canti- idades 0 ignorar determinados valores, Llevar cuenta e3 ir tefido al hecho que se esmputa, El que no sabe evar con palabroe la exenta do un suceso, no es euentiste ‘De paso diremos que una vex adquirida la técnica, el cuentista puede eseoger su propio camino, ser “hermétix co" 6 “figurative” como se dice shora, o lo que es lo mis: mo, subjetivo u objetivo; apliear su estilo personal, presentar su obra desde su angule individual; expresar- se come él crea que dehe hacerlo, Pero no debe echarse tn olvidn que el género, reconucido como el mas dificil en todos los idiomas, no tolera innovaciones sino de los aute- res que le dominan en To mas esuncial de eu estructura, aso El interés que despierta el euento puede medirse por los jnicios que les merece a eritieos, euontistas y aficiona- dos, Se dice a menudo que el euento es una novela en sine tesis y que Ia novela requiere més aliento en el que la cceribe, Ea realidad los dos géneros son dos cosas distin- tas; y es mas difiell lograr un buen libro de cuentos que tuna novela buena. Comparir diez paginas de cuento con las doscientas cineuenta de una novela es una ligereza. Una novela de esa dimensién puede escribirse on dos me- ses; un libre de cuentos, que sea bueno y que tenga dos- cjentas eineuenta paginas, no se logra en tan corto tiempo. La diferencia fundamental entre un género y el otro esté in Ia direceién, la novela es extensa; ol euento es intense. El novelista crea caracteres y a menudo sucede que eas eataeteres ee Je rebelan al autor y actin conforme sus propias naturalezas de manera que con frecuencia una novela no termina como el novelista lo habia planeado, s rho como lus personajes de la obra lo determinan con sus hechos, En el evento, In situncién es diferente; e] cuento tiene que ser obra exclusiva del cuentista, El es el padre y ol dictador de sus criaturas, n0 puede dejarlas libres ni to lerarles rebeliones. Esa voluntad de predominio del euen- tista sobre sus personajes es lo que se traduce en tensién y por tanto en intensidad. La intensidad de un euento no os producto obligado, como ha dicho alguien, de su corta ex tensidn; es el fruto de In voluntad sostenida con que el cuentista trabaja su obra, Probablemente es ahi donde se ‘halla la eausa de que el género sea tan dificil, pues el cuen- tista necesita gjereor sobre si mismo una vigilancia cons- tante que no se logra sin disciplina mental y emocional;, sono 0 fel Fundamentalmente, el estado de animo del enentista tiene que sor el mismo para rocoger su material que para 260 escribir, Seleccionar la materia de un euento demanda esfierzo, eapacidad de coneentracién y trabajo de anali- sis, A menudo parece mas atrayente tal toma que tal otro; pern ol tema dabo sor visto na en at estado primitivo, sino como si estuviera va elaborado. El euentista debe ver desde €l primer momenio su material rganigado en tema, como si yaestuviera el euento escrito, lo ual requiere casi tanta tensién como escribir. El verdadero cuentista dediea muchas horas de su vida ‘a cstudiar la téenica del género, al grado que logre dami« narla en la misma forma en que el pintor eonsciente domi- nna Ta pincclada: In da, no tiene que premeditarta. Esa ‘éeniea no implica, como se piensa con fraeuenca, cl final sorprendente. Lo fundamental en ella ¢s mantener vivo el intorés dol loctor y por tanto sostener sin eafdas la tensién, Ia fuerza interior con que el suceso va producigndose. Elf nal sorprendente no es uns eondicién imprescindible en cl buen cuento. Fay grandes cuentistas, como Anton Chiov, que apenas lo usaron. “A la deriva’, de Horacio Quimaga, no lo tiene, y es una pieza magistral. Un final sorprenden- te impuesto a la fuerza dostruye otras buenas condiciones ‘en un cuento, Ahora bien, e] cuento debe tener su final na- tural eomo debe tener su principio. ‘No importa que el cuento sea subjetivo w objetivo; que estilo del autor sea deliberadamente claro u oscuro, recto 0 indirecio; el euento debe eomenzar inieresancdo al lector. Una ver cogido cn ese intends el lector esta en manos del cuentista y éste no debe soltarlo més. A par- tir del principio el eventista debe ser implacable con el sujeto de su obra; lo conducira sin piedad hacia el des- tino que previamente le ha trazado; no le permitiré el ‘menor desvio, Una sola frase, aun siendo de tres pala- bras, que no este logica y entrafablemente justificada 261 por ese dostine manchard el euento y Ie quitaré esplen- Gor y fuerza, Kipling refiere que para él ora mds impor- tante To que tachaba que To que dejaba; Quiroga afirma ‘que un cuento es uma flecha éieparada hacia un blaneo, y ‘ya se sabo que la flecha que se desvia no lloga al blanco. La manera natural de comenzar un cuento fue siempre €l “habia una ver” o “Grase una ved”. Bsa corta frase tenia —y ticae atin en la gente del pueblo— un valor de conjure; ella sola hastaba para despertar el interés de los que 70 eaban al relatador de cuentos. En su origen, el evento no empezaba em deseripeionos do paisajes, a menos que se tratara de un paisaje decerito con escasas palabras para justificar la presencia o la acciin del protagonista; eomen- aba con éste, y pinténdolo en actividad. Atin hoy, esa ma- ‘neta de comenzar es buena. El cuenta debe iniciarse eon ol protagonista en aceién, dsica o psicolégica, pero en accion; bl principio no debe hallarse a raucha distancia del meollo mismo del euento, afin de evitar que el lector se canse. ‘Saber comenzar un cuento es tan importante como sa- ber terminarlo. Bl cuentisia sorio ostudia y practica sin deseanso la entrada del cuento. Es en Ja primera frase donde est4 el hechigo de un buen cuenta ella determina el ritmo y la tensién de la pieza, Un cuento que comienza bien easi siempre termina bien, El antar queda comprome- Lido consigo mismo a mantoner e nivel de su creacion ala altura en que la inieid. Hay una sola manora de empezar ‘un cuento con acierto: despertando de golpe el interés del lector. El antiguo ‘habia una ver" 0 “érase una ver" tiene {que ser suplido eon algo que tenga su mismo valor de con- jjuro. El euentista joven debe estudiar con detenimiento la ‘manera en que inician sus cuentos los grandes maestros; debe leer, uno por uno, os primeros parrafos de los mejo- ros exentas de Maupassant, de Kipling, de Sherwood An- 262 derson, de Quiroga, que foe quizé el mds consciente de todos ellos en lo que a la Weniea del euento se refiere Comenzar bien un cuento y llevarlo hacia su final sin una digresién, sin una debilidad, sin un desvio: be ahi fen pocas palabras el micleo de la técnica del cuento. Quien zepa hacer 030 tiene ol oficio de cuentista, conoce 1a fechné del género. El oficio es la parte formal de la ta- rea, pera quien no domine ese lado formal no Negara a ser buen cueatista, Solo el que lo domine podra transfor- mar el evento, mejorarlo con una nueva modalidad, ilu- ‘minarlo con el toque de su personalidad ereadora Ese oficio es necesario para cl que cuenta cuentas en tun mereado drabe y para el que los escribe en una biblio- teca de Paris, No hay manera de eonocerlo sin ejercerlo. Nadie nace subiénéolo, aunque en ocasiones un cuentis+ ta nato puede producir un buen cuento por adivina de artista, El ficio es obra del trabajo asiduo, de la me- ditacida constante, de 1a dedieacién apasionada. Cuen- tistas de apreciablen cualidades para la narracién han perdido su don porque mieatras tuvieron dentro de si te- mas eseribieron sin detenorse a ostudiar la técnica del ‘evento y nunea Jo dominaron; cuando la veta interior se agoté, les falté la capacidad para elaborar, con asuntos externos a su experigncia intima, la delicada arquitecta- rade un cuento. No adquirieron el oficio a tiempo, y sin eloficio no podian construir. [En sus primeros tiempos el cuentista crea en estado de semiinconscicncia. La eeidn s0 lo impone; los personajes v sus cireunstancias le arrastran; un torrente de palabras Turminosas se lanza sobre él, Mientras ese estado de animo Giura, el euentista tiene que ir aprendiendo la técnica a fin de imponerse a ese mundo hermoro y desordenado que fahruma su tundo interior. Bl conccinsiento de la téeniea 268 le permitird sofiorear sobre la embriegante pasién como Yave sobre e] eaos, Se halla en el momento apropiado para estudiar los prineipios en que deseansa la profesién de cuentista, y debe hacerlo sin pérdida de tiempo, Los prineipios del génoro, no importa lo que erean algunos cuentistas noveles, son inalterables; por lo menos, en la ‘medida en que la obra fiumana lo es. La busqueda y la seleccién del material es una parte importante de la técnica; de la busqueda y de la seleccion, saldrd el tema, Parece gue esas dos palabras —biisqueda y seleccién— impliean lo mismo: busear es seleccionar. Pero no es ast para el euentista. B] buscar aquello que su alma «desea; motivos campesinos o de mar, episorios de hombres del pueblo o de nifios, asuntos de amor o de trabajo, Una ver. obtenido el material, escogerd e] que mas se avenga eon su concopto general de Ia vida y eon el tipo de euento que se propone eseribit Esa parte de la tarea es sagradamente personal; nadie puede intervenir en ella, A menudo la gente se acerca a novelistas y cuentistas para eitarles cosas que Te han su- cedido, “temas para novelas y cuentos’, que no interesan al eseritor porque nada le dicen a su sensibilidad. Ahora bien, si nadie debe intervenir en la selevcién de] tema, hay ‘un consejo util que dar a los cventistas jovenes: que estu- den el material eon minuciosidad y ceriedad; que estudien concienzudamente el escenario de su cuento, el personaje y su ambiento, su mundo psivolégieo y el trabajo eon que se gana la vida, Escribir cuentos es una tarea seria y ademas hermo- sa, Arte dificil, tiene el premio on su propia realizacién. Hay mucho que decir sobre él. Pero lo mas importante es esto: el que nace con la vocaci(in de cuentista trae al mundo un don que esté en la obligacion de poner al ser~ 264 vicio de la sociedad, La viniea manera de eumplir eon esa obligacion es desenvolviendo sus doles naturales, y para lograrlo tiene que aprender todo lo relative a ai oficio; qué es un cuento y qué debe hacer para escribir buenos cuentos, Si encara su voeacidn enn seriedad, estudiaré a conciencia, trabajara, se afanara por dominar el género, que es sin duda muy rebelde, pero dominable. Otros lo han logrado. El también puede lograelo. 1 El euento es un género literario escusto, al extremo de que un cuento no dee consteairse sobre més de wn he- cho, Bl euentista, como el aviador, no levanta vuelo para i a todas partes y ni siquiera a dos puntos a la vex; ¢ igual que el aviador, se halla foraado a saber eon seu dad a dénde se dirige antes de poner la mano en las pax Jancas que mueven su méquina La primera tarea que el euentista debe imsponerse es la de aprender « distinguir con precisién eudl hecho puede ser tema de un cuento. Hahiendo dado con un hecho, debe saber aislarlo, limpiarlo de aparioneias hasta dejarlo libre ide todo cuanto no sea expresién legitima de su sustancia; ‘studiarlo con minuciosidad y responsabilidad, Pues cxan- do el cuentista tiene ante si un hecho en su ser més auign- tio, se halla frente a un verdadero tema. Il hecho es el ‘tema, y en el euento no hay lugar sino para ua tema, Ya he dicho que aprender a discernir donde hay un tema de cuento es parte esoncial de la téenica del enen- to, Técnica, entendida en el sentido de la fechné griega, es 08a parte de oficio o urtesanade indispensable para construir una obra de arte. Ahora hien, el arte del cuen- 265 to consiste en situarse fronte 2 un hecho y dirigirse a él resueltamente, sin dacles caracteres de hechos a los su- ees0s que marean el eamino hacia ol hecho; todos esos sucesos estan subordinados al hecho hacia el cual va el cuentista; él es el tema. ‘Aislado el tema, y debidamente estudiado desde to- dos sus angulos, el cuentista puede aproximarse a 61 eo- mo més lo plazea, con el lenguaje que le sea habitual 0 connatural, en forma direeta 0 indireeta, Pero en ningtn momento perdoré de vista que se dirige hacia ese hecho y no a otro punto, Toda palabra que pueda darle eatego- a de tema a un acto de los que se presentan en esa marcha hacia el tema, toda palabra que desvie al autor ‘un milimetra del tema, esté fuora de lugar y debe ser aniquilada tan pronto aparezca, toda idea ajena al asun- to escogido es yerba mala, que no-dejard crecor la espiga ol euento con ealud, y la yerba mala, eomo aconseja el Evangelio, debe ser arrancada de ratz, Cuando el cuentisia esconde el hecho a Ta ateneién del lector, lo-va sustrayendo frace a frase do la visidn de quien lo Tee poro lo mantiene presente en el fondo de la narraciéa y no Io muestra sino sorpresivamente en las ‘inca o sei palabras finales del cuento, hia construido el cuento sepiin la mejor tradieién del género. Pero los ca- sos en que puede hacer esto sin deformar el curso natu- ral del relato no abundan. Mucho mas importante que el final de sorpresa es mantener en avneo continuo la marcha que lo lleva del punto de partida al hecho que ha ‘escogide come tema. Si el hecha se halla antes de legar al final, es decir, ei su prosencia no coincide con la wlti- ma escena del cuento, pero la manera de llegar a 61 fue recta y la marcha se mantuvo en ritmo apropiado, se ha producido un buen cuento. ‘Todo lo contrario roulia si el cuentista est dirigién- {dose hacia dos hechos; en ese caso la marcha sera zigza- ‘ueante, In linen no podré ser recta, lo que ol cuentista ‘tendré al final seré una pagina confusa, sin earéecter; cuale quier cosa, pero no un evento. Haco poco recordaba que ‘cuento quiere decir levar Ia cuenta de wn hecho. Fl origen de In palahra que define el género eet en ol vocablo latino computus, o1 mismo que hoy usamos para indicar que Hleva- mos cuenta de algo. Hay un oculto sentido matematico en la rrigorosidad del euento; como on las mateméticas, en el cuenta no puede haber confusion de valores. Bl euentista avezado sabe que su tarea es llevar al lector hacia ese hecho que ha escogfido como tema; y que debe Hevarlo sin decirle on qué eonsiste ol hecho. En ocasiones resulta util desviar la atencidn del lector ha- ciéndole ereer, mediante una frase discreta, que ol hecho 6 otro. En cada parrafo, el lector deberd pensar que ya hha llegado al earazén del tema; sin embargo, no esta en Gly ni siquiera ha comenzado a entrar en el circulo de sombras o de luz que separa el hecho del rosto dol ralato. El cuento dobe sor presentado al lector como un fruto de numerosas cascaras que van siendo desprendidas a Tos ojos de un nifio goloso. Cada vea que comienza a exer una de las cdscaras, el lector esperaré In almendra de la fruta; ercerd que ya no hay cortezas y que ha llegado el ‘momento de gustar el anhelado manjar vegetal. De pa- rrafo en pérrafo, la aceidn interna y soerota del cuento seguird par debajo de la accién externa y visible; estara ‘oculla por las acciones accesorias, por una actividad que fen verdad no tiene otra finalidad que conducir al lector hacia ol hecho, En suma, seran edscaras que al despren- derse iran acereando el fruto a la boca del goloso. 267 ‘Ahora bien, en cuanto al hecho que éa el tema, {o6mo ‘conviene que sea? Humano, 0 por lo menos humanizado, Lo ‘que pretende el cuentista es herir la sensibilidad o estinax- Jar las ideas del lector, ego, hay que dirigirse a él a través de ‘sus sontimiontos 0 de su pensamiento, En las fabulas de Rso- ‘po como en los cuentas de Rudyard Kipling, en los relatos in- fantiles de Anderson como en las paraholas de Osear Wilde, ‘animales, elementos y objeto tienen slma humana. La ex periencia intima del hombre no ha traspasado los limites de su propia esencia; para él, el universo infinito y Ia materia, ‘mensurable existen como reflejo de su ser. A pesar de la ere- iente humildad a que lo somete ln eiencia, 61 soguird siendo ppor mucho tiempo el rey de 1a creacién, que vive orgéni- ceamente en funcién de seftor supremo en la actividad univer- sal, Nada interesa al hombre mis que el hombre mismo, BL ‘mejor tema para un enento sers siempre un hecho humano, ‘por lo menos relatado en términos esoneialmente humanos, a seleecion del tema es un trahaja seria y hay que acometerlo con seriedad. Dl cuentista debe ejercitarse en cl arte de distinguir con precisién ensndo un tema es apropiado para un cuento. En esa parte de la taroa en- tra a jugar el don nato del relatador. Pues sucede que 1 cuento comienza a formarse on ese aeto, en ese instante de la seleccidn del hecho-tema. Por si solo, el tema no es en verdad el germen de un enento, pero se convierte en tal germen precisamente en el momento en que el cuen: tista lo escoge por tema. Si el tema no satisfac ciertas condiciones, el cuenta send pobre o francamente malo aunque su autor domine 1 perleccién la manora do presentarlo, Lo pintaresca, por ejemplo, no tiene calidad para servir de tema; en cambio puede serlo, y muy bueno, para un artieulo de coston bres o para una pagina de buen humor. 268 El tema requiere un peso especifice que lo haga uni- versal en su valor intrinseco, El suftimiento, e] amor, el sactfici, el heroismo, la generosidad, la crueldad, la ava- ricia, son valores universales, positivos o-negativas, aun= que se presenten en hombres y mujeres cuvas vidas no traspasan las lindes de lo local; son tniversales en e] habi- tante de los grandes ciudaces, en el de la jungla america. nna o en el de los igidos esquimales. ‘Todo to dicho hasta ahora se resume en ostas porns pa- labras: si bien el cuentista tiene que tomar un hecho y ais- Jatlo de sus apariencias para construir eobre él su obra, no ‘basta para el easo un hecho cualquiera; dehe ser un hecho ‘humano o que conmueva a los hombres, ¥ debe tener cate- goria universal. De esa especie de hechos esti. leno el ‘mundo; estén Ienos los dias y Ins horas, y adonde quiera que el euentista wuelva los ojos hallaré hechos que son buenos temas, “Ahora bien, sien ocasiones esos hechos que nos rodean se presentan en tal forma que bastaria con relatarfos para tener cuentos, lo cierto es que coménmente el cuentista Gene que estudiar el hecho para saber endl de sus dngulos servini para un cuento. A veeus el cuento est determina. do por la mocénien misma del hecho, pero tambien puede estarlo por su esencia, por sus motivaciones 0 por su apa riencia formal. Un ladronmuelo eagide in fraganti puede ar un cuento excelente si quien Jo sorprende robando es un hermano agente de policia, o sila causa del robo es el ham- bre de la madre del doseuidero; y puede ser también un ‘magnifico euento si se trata del primer robo del autor y el cuentista sabe prosentar el desgarrén psiooligien que spo- ne traspasar Ia barrera que hay entre e] mundo normal y el mundo de los delinenentes. En los tres casos cl hecho-tema seria distinto; en el primera, se hallaria en Ja cizcunstancia 269 de que el hermano del ladrin es agente de policia; en el se- jgendo, enc] hambre de la madre; en el tereero,en el desga- ‘rin psicalégies, De dande puede colegirse por qué hemos insistdo en que el hecho quo sirve de tema debe estar Hbre de apariencias y de todo cuanto no sea expresidn legitima de ssn sustancia, Pues en estos tres posibles cuentos el tema pa rece ser la captura del ladrorizuelo mientras roba, y resulta ‘que hay tres temas distintos, yen los res 1a captura del joven detinowenie es un camino hacia el corazén del hecho-tema, ‘Aprender a ver un tema, saber seloceionarlo, y aun den ‘ro de 6] hallar el aspecto til para desarzollar el evento, es parte importantisima en el arte de eneribir euentos. La rigi= fa disciplina mental y emocional que el euentista ejeree 50- bre si mismo comienza a actuar en el acto de escoger el tema, Los personajes do una novela contribayen en la re- daceién del relato por cuanto gus earacteres, una ved erea- dos, determinan en mticho el curso de la accién. Pero en el ‘cuento toda la obra es del euentista y esa obra esti determi ‘nada sobre todo por la calidad dol toma, Antes de sentarse = ‘cceribir la primera palabra, el eventista debe tener una idea precisa de como va a desenvelver su obra. Siesta regla no se Sige, cl resultado serd dcbil, Por easo de adivinacién, ent un. cuentista nato de gran poder, puede darse un cuento muy bueno ain seguir esta rogla; pore ni aun el mismo autor po- dni garantizar de antemano qué saldrd de su trabajo ‘cuando ponga Ta palabra final. En cambio, otra cosa suee- de si el cuentista trabaja conscientemente y organiza su ‘construccién al nivel del tema que olige ‘Asi como en la novela la accion esta determinada por Jos caracteres de sus protagonistas, en el cuenta el tema Ga la aceisn. La diferencia mas drastica entre el novelis- tay el cuentisia se halla en que aquél sigue a sus perso- najes mientras que éste tiene que gobernatlos, La accion 270 del cuento esta determinada por el tema pero tiene que ser dictatorialmente rogida por el cuentista; no puede esbordarse ni cumplirse en todas sus postbilidades, si- ‘no tinicamnente en los términos estriviamente imprescin- ibles al desenvolvimniento del cuento y entrafiablemente -vineulados al tema. Las personajes de una novela pue- den dedicar diez minutos a hablar de un cuadro que no tiene funcién en la trama de la novela; en un cuento no debe mencionarse siquiera un cuadro si él no es parte importante en el curso de la accién. El cuento es el tigre de la fauna litoraria; sie sobra un kilo de grasa o de came, no podré garantizar la cacerfa de sus vietimas. Huosos, museulos, piel, comillos y gacras na- ‘da mis; el tigre esta creado para atacar y dominar a las tras bestias de Ia colva. Cuando los afos le agregan grasa 1 su peso, le restan elasticidad en Ios rmisenlos, aflojan sus colmillas y debilitan ens poderosas garras, ol majestuoso tigre ce halla condenado a morir de hambre El euentista debe tener alma do tigre para langarse contra el lector, ¢ instinto de tigre para seleceionar el te- ima y caleular con exactitud a qué distencia ests su viet ‘ma y con qué fuerza dobe precipitarse sobre ella. Pues sucede que en la ocullta trama de ese arte dificil que es eseribir enentos, el lector y cl toma tienen un mismo co- ragén, Se dispara a uno para herir al otro. Al dar su sal- to ascsino hacia el tema, el tigre de la fauna literaria std galtando también sobre el leetor. cia Hay una avopeién del voeablo estilo que Io identifica con ‘el modo, Ia forma, In manera particular de hacer algo. am Seszin ella, el ueo, la prictica o la costumbre en la ejecucion: de esta o aquella obra implica wn conjunto de reglas que de- bbe ser tomado en cuenta a la hora derealizar esa obra. 2Se conoce alirin estilo, en el sentido de modo o for- ‘ma, en la tarea de eseribir cuontos? 'Si, Pero como cada chento es un wniverso en sf mismo, que demanda el don ereador en quien lo realiza, hagamos desde este momento una distincion precisa: el escritor de cuentos es un artista; y para el artista —sea cuentista, no- velista, poeta, eseultor, pintor, mtisico— las reglas son le- yes misteriosns, escritas para él por un sonado sagrado ‘que nadie conoce; y esas leyes son ineludibles. Cada forma, en arte, es producto de una suma de re- elas, y on eada conjunto de roglas hay divisiones: las que ddan a una obra su careter como género, y las que rigen la ‘materia con que so realiza. Unas y otras ee mezelan para formar el tode de la obra artistica, pero las que gobierman Ia materia con que esa obra se realiza resultan determi- nantes en la manera peculiar de expresarse que tiene cl artista. Bn ol easo del autor de cuentos, el medio de erea- cién de que se sirve es Ia lengua, euyo mecanismo debe co- noest a enbalided. ‘Del conjunto de reglas hagamos abstraccién de las que {gobiernan la materia expresiva, Baas son ol bagaje prima- rio del artista, y con frecuencia 6] las domina sin haberlas estudiado a fondo. Especialmente en ol easo de la lengua, parece no haber duda de que el eseritor nato trae al mun- do un conacimniento instintivo de su mecanismo que a me- nudo resulta sorprendente, aungue tampoco parece haber duda de que ese don mejora mucho cuando el eonocimiento instintivo se lleva a la eoncioncia por la via del estudio. “Hagamos abstracciin de las regias que se refieren a la ‘manera peculiar de expresarve de cada autor. Ellas forman ‘lestilo personal, dan ¢] sello individual, la marea divina que distinguc al artista ontre la mulitud de sus pares. ‘Quedémanos por ahora con las reglas que ennfieren ca- réctar aun género dado; en nuestro caso, ol euento, Bsus replas estahlecen la forma, el modo de producir un cuento, La forma es importante on todo arte. Desde muy an- tiguo se sabe que en lo que atane a la tarea de crearla, la expresién artistiea se descompone en dos factores funda- mentales: tema y forma. En algunas artes la forma tiene mis valor que el tema; ése es el caso de la escultura, 1a pintura y la poosta, sobre todo en los ditimos tiempos. La eatrecha relacién de tadas Tas artes entro st, de- torminada por el caraeter que le imprime al artista la actitud del conglomerado social ante los problemas de su. tiempo —de su generacién—, nos lleva a tomar nota de ‘que a menudo un cambio en el estilo de ciertos géneros artisticos influye en el estilo de otros, No nos hallamos ahora en e] caso de investigar si en realidad se produce ‘esa inflencin con intensidad decisiva o si todas las artes ‘cambian de estilo a causa de cambios profundos introduci- Gos en Ia sensibilided social por otros factares. Perv debo- xs admitir que hay influencias, Aunque estamos hablando el cnentn, anotemos de paso que la escultura, la pintura ¥ Ja poesia de hay se realizan ean la vista puesta en la forma ‘ms que en el tema. Esto puede parecer wna observacién, cestrafalaria, dado que precicamente esas artes han esca- pado a las leyes de la forma al abandonar sus antiguos ‘modas de expresidn, Pero en realidad, lo que abandonaron fue su sujecién al tema para entrogarse exclusivamente a la forma. La pintura y la escultura abstractas son s6lo ra- teria y forma, y ol suofo de sus cultivadores es expulsar el tema en ambos géneros, La poesia actual se inclina a quedar sélo con los palabras y la manera de usarlas, al grado que mie chos poemas modernos que nos emocionan no resistirfan un anallisis del tema que llevan dentro. Volveremos sobre este asunto mas tarde. Por shora re- cordemos que hay tn arte en el que tema y forma tienen igual importancia en cualquier época: es la milsica, No se concibe miisica sin tema, lo mismo en el Mozart del siglo XVIII quo on el Bartok del siglo 206 Por otra parte, el tema musical no pedvia existir sin la forma que lo expresa. Esta adecuacién de tema y forma se expliea debide a que ka iisica debe ser interpretada por terceros, Pero en la novela yen el euento, que ao tienen intér- pretes sino espectadores del orden intelectual, el tema es ‘mas importante que la firma, y desde luego mucho més importante que el estilo con que el autor se expresa ‘Todavia maa: en el enento el tema importa més que en la novela, Pues en su sentido estricto, el euento es el relato de un hecho, uno solo, ¥ ese hecho —que es e) te- ma— tione que sor importante, debe tener importancia por si mismo, no por 1a manera de presentarlo. Antes dije que “un cuento no puede construirse sobre mas de un hecho. El euentista, eamo cl aviador, no le vania yuelo para ir a todas partes y ni siquiera a dos puntos ala vee} ¢ igual que el aviador, se halla farzado 0 saber em seguridad a dinde se dirige antes de poner la ‘mano en las palaneas que mueven su miquina”, ‘La conviecié de que el euente tiene que corse a un ho cho, ¥ sélo a uno, ¢s Io que me ha llevado a defini el género ‘amo “el zelato de un hecho que tiene induce importa: cia”. A fin do evitar que ol cuentista novel entendiera por hecho de indudable importancia tym suceso poco comtin, ex pligué en esa misma oportunidad que “la importanci hecho es desde luego relativa; mas debe ser indudable, con- vinesnte pars la generalidad de los lectores"; y mis adelante am eefa que “importancia no quiere decir aqui novedad, caso in- site, aeaecimienta singular. La propension a eemger argu: ‘montos pooo frecuentas como temas de euentes, puede con- dlucir a una deformacion similar ala que sufeen en su estruc- ‘uyra museular lus profsionales dl atletisas. Hasta ahora se ha tenido a la brevedad como wna de las Jeyes fundamentales del cueato. Pero la brevedad es una consecuencia natural de la esencia misma del género, no un rrequisito de In forma. Bl cuento os breve porque se hella li mitado a relatar un hecho y nada mas que uno. Bl euento puede cor largo, y hasta muy Jango, si ee mantione como lato de un solo hecho, No importa que un cuento esté escrito fen cuarenta paginas, en ecsonla, om ciento divz; siempre consorvard sus earacteristias si es el relato de un solo acon= tecimiento, asi como no las tend sl se dedien a relatar mas de uno, aunque lo haga en una sola paina. Es probable gue €] cvento largo se desarrolle en el por- venir como el tipo de obra literaria de més difusién, pues el cuento tiene In posibilidad de llegar al nivel épico sin correr cl riesgo de metorse an ol terreno de la epopeva, y aleanzar ‘ese nivel con personajes y ambientes cotidianos, fuera de las fronteras de In historia ¥ on prosa monda y lironda; es casi tun milagro que confiere al cuento una categoria artistica en verdad extraordinaria, "Deberoe cata agua abgrvtien a Tuomas Mann, guen en “Eacaye sre Cher teaducsin a Aoi Dons tn Rita Nace de Cllr Crocs, Vewecurl, martes 195, poe 827 siete dc qo Che Jv bia side pra “usher pou, de rein bene Iiidnds ue dee cc semanas por oslgierfvolo del Arc, Per tobe cola heisaba yu uo arto bonoret (pr ln oa de Chin), sin at he gether de doa, de areal) qi ogran s osuduin qe en su szmo adobe emsison encera todo Ja sito basi ye lean Sesdement ew vel ees.” 25 “Bl arte del cuento consiste en situarse frente a un) hecho y dirigirso a él resucltamente, sin darles carac- teres de hechos a los sucesos que marean el cambio ha- cia el hecho...”, dije antes, Obsérvese que el novelista sida caracteres de hechos a los sucesos que marcan el camino hacia el hecho central que sirve de Loma a su relato; y es la deseripeién de esos sucesos —a los que podemics enlifiear de secundarios— y su entrelaza- mieato con el suceso principal, lo que hace de la novela tun género de dimensiones mayores, de ambiente mas variado, personajes més numerosns y tiempo més lar- go que él enenta, El tiempo dol cuento os corto y eoncentrado, Esto so debe a que es el tiempo en que acaece vn hecho —uno solo, repetimos—, y ol uso de ese tiempo en funcida do caldo vital del relato exige del cuentista una capacidad ‘special para tomar el hechn en su eseneia, en las Tinea ‘is puras de la accion. Es abi, en lo que podriamos llamar el poder de expre- sar la aecidn sin desvirtuarla con palabras, donde esta el creto de que el cuento pueda elevarse a niveles épieos. ‘Thomas Mann sintié el alionto pica de algunos eventos de Chéjov —y sin duda de otros autores—, pero no dejé constancia de que eonoeiera Ia eausa de ese aliento. Lo causa esta en que la epopeya es el relato de los actos he- roivos, y el gue los ejeeuta —el héroe— es un artisia de a accin; asi, si mediante la vielud de describir la accion pura, un euentista lleva a categoria épiea el relato de un hecho realizado por hombres y mujeres que no son hé- rrocg en el sentido convencional de la palabra, el enentis- ta Gene el don de crear la atmésfora de la epopeya sin __ verse obligado a recurrir a los grandes actores del drama historico y a los episodios en que figuraron, {No es esto un privilegio en el mundo det arte? Aun- que hayames dicho que en el cuento el tema importa ‘mils que la forma, debemos reconocer que hay una forma —en cuanto manera, uso 0 prietien de hacer algo— para poder expresar la accién pura, y que sin sujetarse a ella zo hay cuento de calidad. La mayor importaneia del te- ma en el género enento no significa, pues, que la forma pueda ser mancjada a capricho por el aspirante a eucn: tista. Silo fuera, ,eomo padviamos distinguir entre euen+ to, novela e historia, génerns pareeides pern diferentes? A pesar de la familiaridad de los géneros, una novela no puede sor oserita eon forma de eucnto o de historia, ni xen cuente em forma de novela o de relato histirico, ai una historia eomo si fuera novela n enenta Para el cuento hay una forma, :Cémo se explica, pues, ue en los itimas tiempes, en Ta lengua esparcla —por que no eonocemos caso parceido en otros idiomas— se pretende escribir enentas que no son cuentos en e] orden estrieto del vocable? ‘Un eminente eritico chileno escrihis hace algunos afios que “Junto al cuento tradicional, ol euonto que puodd con: tarse, con principio, medio y fin, el eonocido y clsicn, exis en vires que flnian, elistieas, vagus, sin eontornos definidos ni organizacién rigurosa. Son interasantisimos y, ‘a veees, de una extremada delicadera; superan a menuda 1a sus parientes de antigua prosapia; pero jeémo negzarlo, ebm diseutirlo? Ocurre que no an cuentas; son atras eo” ‘sas: divagaciones, relatos, cuadros, escenas, retraios ima ginarios, estampas, trozas 0 mamentas de vida; son y pucden ser mil eosas més, per, insistimas, no son cucntos, do deben llamarse cuentos. Las palatyras, los hombres, los titnlos, ealifieacimes y clasificaciones tienen por objeto aclarar y distinguir, no abscurecer 0 confundir las cosas. Por eso al pan conviene llamarlo pan. ¥ al evento cuen- to"? Pero sueede que como hemos dicho hiace poco, un cambio en ol estilo do ciertos géneros artisticos se refleja en el estilo de otros. La pintura, Ia esenltura y la poesia estén dirigiéndose dosde hace algén tiempo a la sintesis| de materia y forma, con abandono del tema; y esa acti- tud de pintores, esealtores y pootas ha influido en la ‘eoneepeisn del cuento americano, o el cuento de muestra Jengua ha resultado influido por Ins mismas eausas que han determinado el cambio de estilo en pintura, escultu- ray poesia. ‘Por una 0 por otra razén, en los euentistas nuevos de América se advierte una mareada inclinaeién a la idea de que el euento debe acumular imagenes litera- rias sin relacién con el tema. Se aspira a crear un tipo de cuento —el llamado “cuento abstracto"—, que acaso podra llegar a ser un género literario nuevo, producto de nuestro agitado y confuso siglo XX, pero que no es ni serd cuento, ‘Ahora bien, ccusil es la forma dol euento? En apariencia, Ia forma esta implicita en el tipo de ‘evento que se quiera escribir. Los hay que sv dirigen a re- Jatar una ecién, sin més consecuencias; los hay cuya fina- Jidad es delinear un carsctzr 0 destacar el aspocto saliente Ge una personalidad; otros ponen de manifiesto problemas sociales, politicos, emocionales, colectivos 0 individuales; otros busean conmover al loetar, sacudiendo su sensibili- dad con la presentacién de un hecho tragico 0 dramitico: Jos hay humeristion, tiernos, de ideas. Y desde luego, en ane leona Dats Arr) “Chinen Mera, ent Mercuri, Saningn Cho, 21d ans do 198, 28 cad easo el cuontista tiene que ir desenvolviendo el te ‘ma en forma apropiada a los fines que persigue. Pero esa forma es la de cada cuento ¥ eada autor; la que cambia y se ajusta no solo al tipo de cuento que se cescribe sino también a Ja manera de eseribir dol cuentista. Diez cuentistas diferentes pueden eseribir diez euentos dramaticos, tiemes, humaristiens, con dice termas distintos yy con divz formas de expresion que no se parezcan entre ‘jy los diez enentos pueden ser diez obras maestras. Hay, sin embargo, una forma sustancial; la profun- da, Ja que el lector corriente no aprecia, a pesar de que a clla y sélo a ella ge debe que el cuento que esta leyendo Je mantenga hechizado y atento al eurso de la accion que va desarrollindose on ol relato o al destino de los perso snajes que figuran en |, De manera intuitiva 0 conseien- te, esa forma ha sido cultivada con esmero por todos los maestros del cuento, Bsa forma tiene dos leyes ineludibles, iguales para el cuento hablado y para el escrito; que no cambian porque el euento sca dramético, trgion, humoristico, social, tierno, de ideas, superficial o profundo; que rigen el alma del ge pero, lo mismo euando los personajes son ficticios que ‘cuando son reales, cuando con animales 0 plantas, agua o aire, seres humanas, aristderatas, artistas 0 peones. La primera ley es la Joy de le afluoneia constante. La accion no puede detenerse jamas; tiene que correr con libertad en ¢] eauee que le haya fijado el euentista, dirigiendose sin cesar a] fin que persigue el autor; debe correr sin ebsticulos y sin meandros; debe moverse al ritmo que imponga ol tama —mais lento, mas vivaz—, pera moverse siempre. La accién puede ser objetiva 0 subjetiva, externa o interna, Msica o psicoldgica; puede incluso ocultar el hecho que sirve de tema si el euentista desea sorprendernos eon un final inesperade, Pero no puede detenerse, Ea en Ja aceién donde esta la sustancia del cuento. Un, ceuento tierno debe ser tiene porque la accion en si misma tenga cualidad de ternura, no porque las palabras con que se excribe el relato aspiven a expresar temuraj un cuento dramatien lo es debido a'la entegoria dramftien dol hecho {que le da vida, no por el valor literario de las imagenes que Toexponen. Asi, pues, la aceisn por al misma, y por su tint ca virtualidad, es Io que forma el cuento. Por tanto, la ac cion debe preducirse sin estorbos, sin que e] cuentista se centrometa en su discurrir buseando impresionar al Teetor con palabras ajenas al hecho para convencerlo de que ol autor ha captado bien la atmésiera del suceso, La segunda ley se infiere de lo que aeabamos de de- cir y puede expresarse ast: el cuentista debe usar sélo las palabras indispensables para expresar accisn. ‘La palabra puede exponer la aceién, pero no puede -suplantarla. Miles de frases son ineapaces de decir tanto como una aevidn. En el cuento, la frase justa ¥ necesaria, ces la que da paso a la accisn, en el estada de mayor po: rreza que pueda ser eompatible eon la tarva de expresarla ‘través de palabras y con la manera peculiar que tenga ceada enentista de usar su propio léxieo, ‘Toda palabra que no sea esencial al fin que se ha pro- ‘puesto el eventista resta fuerza ala dinsimica del enenio y por tanto lo hiere en el centro mismo de su alma. Puesto ‘que el cuentista debe cenir su relato al tratamiento de un solo hecho —y de no ser asi no esta escribiendo un euen- to—, no se halla antarizado a desviarse de él enn frases ‘que alajen al lector del eaueo que sigue la accion, Podemos eompsrar el evento con un hombre que sale de su casa a evacuar una diligencia, Antes de salir ha 280 pensado por dénde ird, qué calles tomara, qué vehiculo ‘asard; a quién se dirigirs, qué le dirs. Llova un propési to conocido. No ha salido'a ver qué encuentra, sino que sabe lo que busea, Ese hombre no se parece al que divaga, pasea; se en- tretiene mirando flores en un parque, oyendo hablar a dos nifios, observando una bella mujer que pasa; entra en wn musea para matar el tiempo; se mueve de cuadro en cuadro; admira aqui el estilo impresionista de un pin- tor y mas alla el arte abstracto de otro. Entre esos dos hombres, ol modelo del euentista debe ser el primera, el que se ha puesto en aecidn para alean- ar algo. También ol evento es un tema de accién para egar a a punto, Y asi como los actos del hombre de ‘marras estdn gobemados por sus nevesidades, asi la for~ ‘ma del cuento esta regida por su naturaleza activa. En la naturaleza activa del cuonto reside su poder de atraccién que alcanza a todos los hombres de todas las raras en todos los tiempos. 281

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