Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
LA IDEA DE DIOS
—ALBERT EINSTEIN
Introducción
Ser supremo creador del universo y de las bellas obras. Supremo hacedor del
bien: bueno y bondadoso por definición. ¿Quién es Dios? ¿Qué sujeto es capaz
de asumir la identidad de Dios? Porque aparentemente Dios tiene unas
características que lo determinan: es justo y bondadoso pero también iracundo y
vengativo. Quizás por ello algunos resaltan sus condiciones irracionales, su
carácter numinoso, que se define por sus tres características esenciales que en
latín se designan como: Mysterium, Tremendum, Fascinans. Esta posibilidad de
experimentar a Dios, para ser más concretos sentirlo en la experiencia mística e
inefable que provoca el Mysterium, no va a ser el objeto de este ensayo; sino,
más bien, aquello que los hombres han hecho con Dios o con su idea.
Lo que nos interesa resaltar es justamente que, a partir de esta historia, hay de
por sí una imagen del hombre, una idea de su naturaleza. Pero si Dios no existe
esta imagen no puede ser sino falsa. El hombre prefiere el engaño a tener que
enfrentarse con su propia naturaleza. Acepta la irracionalidad de Dios con tal de
no verse a sí mismo como es: un ser finito, limitado, contingente. El hombre le
tiene miedo a la muerte, no desea dejar de existir, le cuesta pensar que después
de esta vida no hay nada. Necesita pensar que hay un paraíso donde seguirá
existiendo junto a los que ama. Un prototipo de esta vida, pero sin los
inconvenientes de la misma: no hay que trabajar, no hay sufrimiento ni muerte.
Inmerso en estas ideas deja el mundo relegado a lo que no es, pura apariencia,
espacio profano: cotidiano y aparente. Y con el desprecio de esta vida profana la
sobrevaloración de aquella otra sagrada verdadera y consistente.
Frente a lo moral la idea que dice “que si Dios no existe, entonces todo está
permitido” no tiene fundamento histórico. ¿Qué ha hecho el cristianismo en un
poco más de dos mil años de existencia que permitan una conclusión como esta?
Nada, no ha hecho nada para justificar esto. Históricamente lo que ha habido es la
1
Michel Onfray, Tratado de ateología, Anagrama, Barcelona, 2006. P. 35
2
La biblia, Versión Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera.
negación de esta afirmación en la práctica, aunque se mantiene en la idea. La idea
de Dios no ha hecho mejores a los hombres, así como tampoco la religión o la
iglesia. Tenemos una falsa imagen de nosotros mismos. Tanto la religión
organizada como los creyentes han sido responsables de actos de lesa
humanidad como han sido: destrucción de bibliotecas, matanzas y asesinatos por
conquistas de territorios considerados santos, asesinatos de filósofos y científicos
que negaban o contradecían dogmas morales con sus descubrimientos o teorías.
¿Dónde queda la bondad de Dios? Ciertamente no está en los creyentes ni en la
institución religiosa3.
Cuando inicio el discurso que iba a inaugurar la invasión de Irak, fueron varios los
pastores protestantes que alzaron su voz y dejaron oír el grito de Dios que
autorizaba atacar. A esto más que bondad debemos llamarlo obscenidad, como
dice Marcuse: “No es obscena en realidad la fotografía de una mujer desnuda que
muestra el vello de su pubis; sí lo es la de un general uniformado que ostenta las
medallas ganadas en una guerra de agresión; obsceno no es el ritual de los
hippies, sino la declaración de un alto dignatario de la Iglesia en el sentido de que
la guerra es necesaria para la paz.”4 (Marcuse, p 15) una muestra más de que el
cristianismo no practica la moral que predica. Y sin embargo, si niega la
posibilidad de una moral sin Dios.
3
También podemos pensar como con el cambio de mentalidad de la edad media al renacimiento hubo un
relajamiento de la moral tanatica de la iglesia, cosa que no reconoce Onfray, quizás porque no es la
generalidad sino casos aislados. Pensemos en el caso del papa Alejandro VI, hombre displaciente de una
moral relajada, se cree que tiene relaciones sexuales con su hija, practica orgias dentro del vaticano,
autoriza muchos de los asesinatos realizados por su hijo Cesar Borgia que se gana por sus actos el aprecio de
Maquiavelo quien lo toma como modelo para el príncipe.
4
Herbert Marcuse, Un ensayo sobre la liberación, Joaquín Mortiz S. A., México, 1969. P. 15
afirmar su existencia. Hay argumentos muy bien elaborados de la existencia de
Dios pero estos tampoco son concluyentes. De este modo más que un ateísmo
tendríamos un agnosticismo de base frente a la reflexión, pero que se inclina por
la negación más que de Dios, de los absurdos y abusos cometidos en su nombre.
Nadie se esfuerza por negar ideas alegres como las sirenas o los caballos
voladores, pero la idea de Dios es diferente merece nuestra crítica en cuanto idea,
imaginario, tradición, religión, institución.
BIBLIOGRAFÍA