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Felicita carton 2067

Era
Este libro tiene todos los izquierdos
prendidos humeantes para el partido de
futbol de pelota de cartón kuadrado

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[TODO] libre
colexion de luz interior de grifos entregando el soul a los designios
incomestibles de runas que caen nel flirt del ka´aru

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Kolorinches

2 27
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Felicita Cartonera 2010


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Anónimo
Descubrí a un abipón junto a mi muralla esta madrugada.
Yo llegaba de una fiesta y lo encontré abriendo su
mochila. Al principio tuve el impulso de salir corriendo,
pensé que quizás podría estar armado y temí lo peor. Pero
fue al revés. Tomó un aerosol y un papel doblado de su
mochila y los bajó junto a mi portón, después se alejó
trotando despacio y mirando hacia mí repetidamente.
Adivinen... Me sentí como un estúpido, pero empecé a
garabatear mi muralla con el aerosol. Estaba borracho, y
me parecía hermoso, pero a la mañana siguiente era más
bien un desastre... Mis viejos se pusieron como locos, y yo
también me quejé un poco para disimular. Esta noche voy
a salir a dar una vuelta por ahí, no se asusten si les hago
una visita, ;)

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como de sombras, detrás de un espeso tul. Por más que chupo no sale. En mis labios tengo la
impresión de que la bombilla ha dejado sus huellas;
En algunos lugares, pasan veinticuatro horas entre un limpio mi lengua con los labios de lo que supongo es
nacimiento y otro, con tanta periodicidad, con tanta yerba y vuelvo a arrugar la cara, entonces la bombilla no
visibilidad, que a veces la gente se acostumbra, sigue con es más que una prolongación de mi congestionada,
sus vidas. arrugada y estirada cara como un embudo, derramándose
en la guampa de cuerno de vaca que sostengo con ambas
manos, como si me dedicara a la ejecución de un
22 de enero de 2010
instrumento primitivo, como si estuviera rezando. Pongo
tal empeño, tal ahínco en la succión que siento indicios de
crispación en el maxilar, y miro a papá, busco en su cara
algún consuelo o alguna excusa para hablarnos, pero él
permanece incólume a mis desconsuelos succionales; creo
que se ha resignado al hecho de que esta bombilla ya no
sirve, que está herrumbrada y desecha por el tiempo,
como él, como su cuerpo, como todo a nuestro alrededor;
como nosotros que ni nos miramos, que si nos hablamos
lo hacemos como frente a un espejo, a nosotros mismos,
observamos que el viento, que el calor, y nada…; hoy el
polvo lo abraza todo, nos envuelve y acuna con arrullos de
paloma vieja; y papá, meciéndose en el sillón de cables no
es otra cosa que un hombre de piedra, un espantapájaros
junto al que estoy sentado para fingir que no me siento
tan solo.

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El hielo se derrite tediosamente en la jarra de donde se está para ver mejor porque ahí se ve bien, antes
aluminio con tantos parches; la bolsita de hielo celeste es de que los funcionarios de la municipalidad vengan con
una galopera acuática extenuada que se deshace su ejército de rodillos y pintura blanca. Dos enamorados
lánguidamente. Por más que muevo la yerba la bombilla se detienen a observar el dibujo y se alejan con una
no me cede frescura alguna, y el agua se va volviendo fotografía pícara. Enjuagarse la frente con rabia y
espumosa en la guampa, como si se impacientara y se empapar los cabellos grises, enjuagar los lentes y secarse
inquietara también; pero quien se queja es el el cuello con un pañuelo. La vena pulsa con rabia e irriga
desvencijado taburete que me reprocha haciendo rechinar los capilares entumecidos hasta el ardor. El cuero
sus clavos añejos que retumban en mi espinazo adolorido. cabelludo pica y falta aire. Una señora se detiene a
Se me antoja que los huesos de las muñecas cansadas de observar el dibujo y se aleja con un hipo pícaro. Llegan los
mi viejo también chirrían, pero él no se queja como yo. funcionarios con los rodillos y la lata de pintura. Mirarse,
Golpeo tres veces la bombilla en la palma de la mano y mirar, sentarse a tomar tereré, que nadie nos ve y
soplo, pero nada, todos los orificios están taponados y de podemos ser sin la luz opresora de los ojos grandes,
pronto me cuesta respirar; el calor es sofocante, mucho ch'amigo. Los dos funcionarios se detienen a mirar el
más a esta hora de la siesta cuando el sol se topa de cara dibujo y se alejan con transigencia pícara.
conmigo a través de las ramas del viejo naranjo, entonces
PARECE MÁS UN JUEGO. Por la mañana, el mismo rito
parecería más apropiado acercarse al mango pero no
de detenerse a mirar y seguir con las vidas. Antes de que
tengo ganas de salvar esa distancia ahora, que si bien es
termine el día, las paredes blancas, espléndidamente
efímera, se me antoja infranqueable; quizás porque me
blancas. Por las noches, la espera agazapada (para
iría solo; a papá le gusta acá.
algunos, como la espera del periódico; para otros, la visita
No es sueño, es cansancio, esa enfermedad… Esa del amante). Por las mañanas, sobre la todavía húmeda
añoranza. Golpeo tres veces más y miro a través del pico: pintura blanca, nuevas formas vivas imponiéndose; y por
dos, tres, más patas asoman del pico. Tomo al insecto de debajo de la pintura blanca, formas ectoplásmicas, los
una pata y sé que gime, sé que llora, pero yo no lo oigo, mi fantasmas de los diseños asesinados tenían una historia
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-Te veo bien. oído está atento a otros murmullos: los míos: estiro mi
-¿Enserio? brazo para bostezar y salgo volando por los aires para caer
de espaldas en el charco tornasolado por las cáscaras de
-Sí, se te nota más feliz, más contento, menos
deprimido... mandarinas, y un silbido de viento en mi pelo.

-Sí, ya sé, pero... ¿CÓMO me ves? Así es, ahora soy eso, un insecto. Damián Samsa jugando
al náufrago en el agua servida, asediado por los ñetî junto
a cadáveres de hormigas exploradoras, Damián Samsa en
el este río miserable, arrastrado por una corriente
insalvable y aterradora; un hormiga me hace señas desde
una hoja verde, pero antes de que pueda gritarle ¡aydame!
Un remolino la traga viva salpicando agua por todas
Los faroles de los autos las alumbraban y los conductores
partes como si fuera sangre, esto promueve el
sacaban las cabezas por las ventanillas para saludar los
desconcierto de los demás náufragos, entre ellos una
nacimientos con semblantes que pasaban por el reproche,
perdida cola de amberé que pasó eléctrica junto a mí y
la resignación, la burla; luego el sol iba tiñendo
hasta creo que quiso agarrarme de una pata. Y se acerca
lentamente las murallas: murallas de escuelas iban
mi destino y muero ahogado rumbo a quién sabe qué
incorporando el amarillo; murallas de casas descubrían
arroyos para viajar para siempre o para terminar
otras formas, además del musgo, impresas, cuando
desintegrado por ahí, comido por un pez o por una rana
amanecía; murallas de estacionamientos reflejando la luz
que será comida por una víbora que terminará convertida
que encandila y desdibujando los contornos con el
en cinto para los de gusto exótico. Como papá. Cuántas
centelleo. Estarse quieto, no moverse. La yuyera se
veces ligué con su cinto de piel de jarará.
detiene a observar el dibujo y luego se aleja con una
sonrisa pícara. Sentarse y estarse quieto, serenado,
inmóvil, patética y enternecedoramente ahí nomás, ahí

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La puerta, el interruptor del foco, el correo, son rabino, y su padrastro le pega, por eso dice que cuando
trabaje va a reunir plata para irse a Bolivia haciendo dedo.
inconclusiones. Para abarcar las distancias, para Ya está ya. Pega. Quedó bien. Y las travestis aplaudían, y
agazaparse en la voluntad y borronear cualquier esbozo qué kilombo, el seguridad hizo una mueca de
desaprobación pero con un filo de sonrisa que supo a
de quietud, hay que salvar el tedio; pero qué es esa aprobación.
presión intensa, qué es aquello insoportable cuya
naturaleza se nos escapa de las manos, como un agua Sugerí una cerveza en la estación de servicio, pero las
travestis insistieron en que las acompañáramos. Pero
tibia que nos moja, pero que no deja sino su huella en la enseguida Cuca desapareció, no supimos cómo, y a mí me
piel húmeda; que no se deja atrapar; un viento siestero, pareció buena idea volver a casa nomás, no fuera que la
policía pasara o no llegara a tiempo para el trabajo, pero
de siesta naranja, pajiza. parece que me quemo, que ardo por dentro, como si
cientos de burbujitas estallasen ensangrentadas bajo mi
El sopor es una habitación inhóspita de la que piel, una rabia de todo, una inflamación, una erección
como si no parara de bombear sangre y me fuera a auto-
cuesta escaparse. Arañamos las ventanas y mordemos los
castrar, pero más bien al revés.
cerrojos helados, pero es un gesto de desesperación,
inútil. Sin embargo, en días como hoy, la impresión de Y VOS, ¿CÓMO TE LLAMÁS? La realidad me la tomo
muy enserio, nde. Me encanta cuando leo una novela a lo
que cierta dosis de violencia podría ser liberadora largo de cuya trama se va ahondando en la personalidad
abruma. La puerta, el interruptor, el correo, son de los personajes, en sus miedos, en sus secretos, en sus
miserias y desventuras. Mi nombre es Cuca, te dije. Ya sé,
posibilidades; ¿bastará con un empellón de fuerza
pero vos, ¿CÓMO TE LLAMÁS? (Playback: “Decime cuál
considerable contra la puerta -¿qué tan anchas son sus cuál cuál es tu nombre”). Yo soy Cuca, ¿y vos? Yo soy
tablas?- para partirla en pedazos y hacer volar las astillas, Michelly. Alberto, Jennifer para los íntimos. Mateo.
JAJAJA, ¿como Mateo Gamarra? ¡Sháke Delfina!
y hundirse en la profundidad del afuera donde se
responde a una invitación y uno se refresca con la ducha Cada vez que le preguntás a alguien por vos es un llamado
de auxilio. “Yo no PUEDO verme bien. No me veo con
helada, se toma un tereré, mientras aguarda otra
CLARIDAD y no me veo BIEN. ¿CÓMO ME VES?”.
respuesta, o simplemente se decide a realizar las
atrasadas labores domésticas, que dadas las -¿Cómo me ves?
circunstancias son una forma de catársis?
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no, quizás sólo te hayas detenido a contemplar la muralla Por eso ese ceremonioso entregarse al control remoto
y te haya parecido poético adjudicarle cualidades
animales para que tu gesto cobrara un significado más provoca cada día más repulsión, a pesar de que cuesta
comprensible; quizás, embadurnando la muralla de desprenderse de él –el tabaco, el alcohol-; eso de ir
metáforas tornabas tu gesto más humano para vos.
alimentando la náusea es una imagen recurrente pero
Cuca estaba sin remera caminando por los tejados del sumamente oportuna.
colegio y cuando lo vimos tenía los ojos fosforescentes,
como los de los perros cuando el seguridad le alumbra la
Primero la ducha, después el correo.
linterna a Michelly ésta le tira un beso, mi vida, churro,
papito, mostrame tu cachiporra, y Jenifer, no, Alberto, no
seas pesada, nde puta, le estira de la miniblusa.

Cuca te está mirando desde el último tejado, parado, con


las piernas formando un isósceles. Después se puso a
mear en las canaletas, pero yo me reí nomás. Entonces él
empezó a grafitear la muralla y nosotras nos quedamos a
mirarle, porque parecía que iba a ser lindo, y porque el
seguridad iba a prenderle una. Pero cuando el seguridad
llegó se sentó en un banco que estaba en la avenida y se
puso a fumar con las travestis. Buena onda el grafitti del
person, me gustó su divague, y el tipo quemó bulbo
cuando me vio grafiteando con él, y nos cagamos de risa.
La muralla se contorsiona, hace una ola, ondula, y la
tierra tiembla y la cal se desprende de las paredes como
zifones de talco, y caen pequeños cascotes, y vidrios
multicolores que muestran su viso en los brocales, para
que nadie salte, agora já era!

Cuca también parece un bicho, recostado contra la


muralla con ambas manos apoyadas en la pared y las
piernas flexionadas. Parece un boxeador, no, un nadador,
porque está sudado como si hubiese salido recién del agua
y apenas tiene diesiséis años pero tiene la barba de un

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El viejo está sentado en la siesta chupando mangos. Los Cuca estaba sin remera, con una bermuda y sus
descomunales championes. Sentado en la terraza de un
cabellos de la fruta se hilan entre sus dientes y la restaurant coreano, chupaba las últimas pitadas de su
viscosidad se apodera progresivamente de los labios, de bagulho, y se rascaba una axila donde el aerosol le había
rociado accidentalmente, dejándole un rastro de puntitos
los dedos, de la cara, con capas que se van superponiendo, rojos hasta una de sus tetillas. Me gustaría tirarme del
dando la impresión de que pronto respirar se tornará Puente de la Amistad con un salvavidas para ver qué te va
a pasar si te tirás, hermano, te vas a romper el cuello, no
dificultoso. Entonces, evitar observarlo se hace urgente,
digas macanadas.
con el convenido gusto a chipa que se esponja en la
frontera entre la garganta y los dientes de juicio. A dos cuadras, Michelly le pedía fuego a Jenifer, que esta
noche era Alberto para cuidadarlas a ella y a las otras
travestis. La boca de Michelly se abrió con la forma de la
de un pececito y se cerró con la de los labios de una flor
carnívora sobre el filtro del pabilo tiñéndolo de rojo
sangre, el rojo sangre de su colorete.

Eso era en el Parque Chino, y unos metros más adelante


estaban las murallas del Centro Regional, murallas que
con el motivo de la Copa América los estudiantes habían
Apagar la luz. Que haya en ello algo de saña. pintado con escenas folklóricas de los países cuyas
selecciones participarían en la competencia, pero que
luego fueron reemplazadas por los anuncios políticos y
que ahora estaban impecablemente blancas. “Me estoy
descascarando, las capas superpuestas de tinta se van
desprendiendo de mí, y estoy medio desnuda”, le hacés
decir. Te acercaste con el tubo de aerosol y cuando lo
arrimaste a la pared, temblando, la muralla tembló, como
si se tratara de un organismo, de un bicho que se eriza
con timidez. Era un bicho que te daba el lomo, asumía la
postura de un ambu’a, la de un tatú bolita, y sus dientes
rechinaban de miedo. Cada vez que el bicho temblaba, te
ibas metiendo, uno tras otro, un ladrillo en la boca y lo
empujabas con ayuda de la mano garganta abajo; o quizás

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tengo miedo de equivocarme, tengo miedo de que mis Pongámoslo de esta manera: Uno no tiene la
contemporáneos me cuestionen, que la historia me menor idea de lo que puede estar detrás del daño que le
cuestione, militante trivial de quién sabe qué. En causan a uno, puede acostumbrarse a ese daño y, en
particular, me perturba eso de pensarme con lástima, de determinado momento, puede llegar, incluso, a
pensar mi dolor como un dolor distinto, casi disfrutarlo; o bien, uno es consciente de que ella es
ennoblecedor. Por eso milito en el anonimato, aunque eso perversa, un monstruo que te obliga a hacer cosas que no
no determina nada. ¿Habría sido más digno militar en el querrías, que no consentirías que te hicieran en otras
anonimato asqueado por el narcisismo? No importa. Lo circunstancias…; no queda otra, todo ese sufrimiento es
cierto es que visibles o invisibles los demoledores están en vistas a un bien mayor.
por ahí, agazapados, entablando sus luchas en la
intimidad en nombre de un... ¿bien mayor? A estas
alturas, más de lo que pueda pensarse de mí, me
preocupa lo que pienso yo de todo esto, ahora que he
leído tanto y me he vuelto tan escéptico. No sé de dónde He aquí la tenue línea que separa al masoquista del
tanta rabia, pero sé que debería ser una rabia funcional. mártir.

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Uno puede destruir sus demonios. Puede pasar que nos es privado: El ser, lo bueno, lo seguro, lo bello. ¿Y qué
abramos en el vientre una herida con la formita de un
queda afuera?: La barbarie, el no-ser, la violencia, lo feo.
hombrecito y pujando -no sin cierta alegría-
practiquemos el exorcismo. Una vez secretado el hijo, la Imposición de estatus e intimidad. Ojos que no ven,
cosa, se pueden sentir muchas cosas -algunos podrían corazón que no siente es un lugar demasiado común para
pasar del orgullo a la envidia-; supongamos que yo sienta nuestro gusto.
asco y se me ocurra matarlo aplastándole la cabeza.

Es primordial, en estas cuestiones, establecer algunos Lo de mañana será algo sencillo, nada complicado; algo
límites -en ocasiones puede ser de vida o muerte-. Me han que sirva de práctica y a la vez de iniciación. He empezado
referido la historia de un sacerdote de origen desconocido con las pedradas para infundirme arrojo, y hasta me he
-habría sido escandinavo por las descripciones que me instruido en lo que respecta a la fabricación de bombas
ofreció el compilador del volumen-: Había venido a estas
caseras, pero intuyo que lo mío va por otro camino. Voy a
tierras con la misión de evangelizar a sus bárbaros y,
víctima de su desmesurado atractivo viril y su irrepetible hacer un grafitti, bastará con una paloma de la paz o
popularidad entre las mujeres de la aldea, decidió alguna boludez como esa, qué sé yo.
extirparse el género para no corromper su tan altamente
evangélico propósito. Pues bien, me figuro que en
Estoy lejos de dar la otra mejilla. Los ladrillos se atiborran
ocasiones algunos límites son forzosos, como el tal.
en mi boca y los dientes me duelen terriblemente. La
No me bastaría argumentar dignificando mi vocación masa húmeda de cemento asoma por mi boca, mis
homicida: Siempre tendría la sensación de estar cachetes hinchados, mis ojos rojos. Me resulta imperioso
cometiendo suicidio, oh humano de mí. He comprobado retrucar. Pero sin tradición de violencia -con aquellas
que mi cosa ha adquirido los vicios más deleznables -ha
incurrido, incluso, en el uso de cierta retórica (de tal palo violencias épicas distorsionadas o proscriptas-, con el
tal astilla dirán los chismosos)-. Le ha dado por beber, por concepto de violencia remitido a lo doméstico, a lo
ser promiscuo y por dedicarse a la investigación, cuando delictivo, me propongo recrear la violencia para que hable
basta mirarle la frente para comprender que carece por lo que creo. Pero no estoy seguro de lo que quiero, los
absolutamente de vocación para esos ejercicios. Lo odio,
cuestionamientos me atraviesan, porque soy joven y
tengo que reconocerlo. Participa de encuentros
12 17
El demoledor, ¡eso era! Mañana a las doce, sí o sí. Y partidarios y ya integra la comisión vecinal y la comisión
de padres de una escuela rural -no le conozco hijos, ¿o es
volveré inflamado katuete.
que los protege de mi talón?-.

Por la ventana de mi pieza no se ve mucho: Habrá que dar Cuando me informan que tiene el poder de la mitosis, no
una vuelta por la plaza para verlas imperativas; y puesto pude sino llorar. ¿Cómo he permitido que el tumor que
me extirpé extienda su descendencia por los lugares que
que la claustrofobia, y dado el buen comportamiento de la
amo?
ciudadanía, habrá que intervenir, habrá que provocar un
sacudón, por no que el hábito nos acostumbre, o que la Soñé alguna que vez que era piloto de aviones y que la
desgracia era inminente. Tiré de la palanca y salí
costumbre nos habitúe. Mañana, después de obedecer,
disparado por el techo de la nave. El paracaídas se abrió y
después de cooperar y las calenturas, voy a inquirir en me mostró el siniestro tiñiendo de rojo ese lugar alejado
algo que me inflame katuete. de la selva. La agitación era grande y la respiración se me
hacía más dificultosa, como si estuviera a punto de
despertar de una pesadilla; como si yo no fuera el piloto,
Hay que verlas blancas, espléndidamente blancas. Me
como si hubiese soñado que era piloto de aviones, cuando
paro en medio de la avenida, en medio del zumbido de en realidad era una nave que despertaba con sus
motores y luces de la hora pico, y las veo levantadas en intestinos metálicos revueltos y con mi conciencia
torno mío: Murallas. Excluyen, separan, decantan. Se volviendo a mí, volviendo a mi cuerpo, como un piloto de
cierran hacia fuera, se imponen sobre la libertad. Más que aviones cuyo paracaídas ha fallado y cae desde el vacío
sobre mí.
privación de la vista del otro, implican negación de la
visión del otro, negación del otro.

Y ahí veo a los griegos, orgullosos de ser civilizados, de


que sus murallas los separasen de los bárbaros. Y se
trasluce la ideología de las murallas, lo que han sido a lo
largo de la Historia. Lo que está dentro de su circuito nos

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PERO ESTÁ EL OTRO. No hay que llamarle por su He conocido a una señor que solía presentar marcas de
nombre. La palabra evoca, y en guaraní, ciertas palabras golpes en todo el cuerpo. “El pombéro me pegó”, me
son demasiado evocadoras, no se dicen, existen, pero se decía.
callan. Cuando dicen “I love you” es como decir hola,
incluso cuando alguien que no habla inglés lo raya en el ¿Pero quién es el pombéro? ¿Es un ser fantástico, un
pupitre, lo grafitea en una muralla o lo talla en un árbol: duende omnipresente que vaga por los poblados
Es volátil. No se dice “rohayhu”, no con esa facilidad, es paraguayos? ¿Es una especie homínida desconocida? ¿Es
complicado explicar por qué, pero su pronunciación una etnia ignorada que se refugia en los remanentes de
sobrepasa el pudor a lo cursi. No se lo nombra a él montes junto a los poblados campesinos y en los baldíos
tampoco, la perífrasis es necesaria. Karai pyhare, mejor, o de los suburbios? ¿Es el enemigo?
decir ése, aquél, lo otro. No se lo nombra porque
nombrándolo se lo llama, o se evoca su imagen que en sí
ya es demasiada aterrorización. Él no nos contagia el
virus de ser él, no podemos ser él, podemos acercárnosle, Y ESTÁS VOS.
inclusive, entablar cierta forma de amistad con él, que
nunca es plena. Hacerle regalos puede implicar que él nos
haga favores, pero una vez que los regalos cesan, es la ira.
No lo vemos cabalmente, pero lo presentimos, e intuimos
que es feo. Él está ahí.

La carreta cayó al río y mi bisabuela clamó por su ayuda. El ladrillo está allí, solo, indefenso. Verde, pequeñito, no
Éste la arrancó de las aguas y la arrojó a la orilla. Desde
es nada, no pasa de un trozo de barro cocido, inofensivo;
entonces, ella le donaba los regalos usuales. Y exigía que
se lo respetara. pero la suma de los ladrillos, el cemento y la altura,
entonces es el peligro, entonces se revela su potencial
Pero también se le han atribuido crímenes. Muchas
mujeres han relatado brutales violaciones que resultaron peligroso. Toda muralla es un disparo de escopeta, estoy
en embarazos, en su mayoría abortados; pero se le seguro de ello, es un balazo; a menos que sea un mural,
conocen hijos. “Ivaive pomberora'yfotokópia sédulagui”.
que es como neutralizar la muralla; a menos que se la
Se ha sabido de hombres que recibieron golpizas,
encomendadas por algún rival. derribe, que es como un balazo, pero al revés:
Revolucionario.

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