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“Epa portu, dame una dominó” (I parte)

La clase dominante venezolana aprovechándose de su poderío comunicacional, ha impuesto


ciertas matrices de opinión que han marcado profundamente nuestra estructura de valores.
Evidencias hay bastantes: “el venezolano es flojo”, “los venezolanos lo que comen es fresco y
chogüi”, “la pobreza en nuestro país es tal que los venezolanos con suerte, hacen 2 comidas
diarias” y así sucesivamente el ataque ha persistido por muchísimos años, y entonces caemos en la
trampa aquella que dice, una mentira repetida 100 veces se convierte en verdad.

Sin embargo, los datos hablan de una realidad completamente diferente, y aprovechándome de la
apertura de la arepera socialista, ubicada en Parque Central, y haciendo lectura de los resultados
preliminares publicados en el 2007, de la III Encuesta nacional de Presupuestos Familiares del
Banco Central de Venezuela, revisaremos algunos datos de nuestros hábitos de consumo.

Resulta que el 98% de los venezolanos realiza tres o más comidas al día (59% come tres veces y
39% cuatro veces). El sector de menor nivel socioeconómico (65,2%) hace las tres comidas y el
26,5% de esta población come cuatro veces al día.

Es la arepa la reina de nuestra mesa en el desayuno y la cena. Para el desayuno los venezolanos
preferimos en un 48% a la señora arepa y sus acompañantes y las empanadas en un 16,2%. En la
cena el 47,7% de los venezolanos come arepa. El pan también tiene sus adeptos, y son las familias
de mayores ingresos.

Para el almuerzo, esta encuesta revela que eso de comerse una “bala fría” no va con los
venezolanos, y a la hora de meterse una “fast food” (comida rápida) preferimos una arepa. Y
cuando de sentarse a la mesa a almorzar se trata, los venezolanos preferimos las carnes de res
(23,8%) y de aves (28,8%) y por último el pescado (18%).

Como verán estos datos revelan que hay mentiras que intereses de “clase dueño de medios”, nos
repiten más de 100 veces y se han convertido en verdad. La realidad es frágil porque depende del
cristal con que se mire, procuremos no mirarla con los cristales del dominador.
“Epa portu, dame una dominó” (II parte)

Continuando con la lectura de los resultados preliminares publicados en el 2007, de la III Encuesta
nacional de Presupuestos Familiares del Banco Central de Venezuela, podemos decir que es el
hogar el lugar preferido por los venezolanos de cualquier clase social para hacer sus comidas, y
aunque usted no lo crea, el 60% hace su vianda para el almuerzo, el 39% se la come en su vivienda
y el 21% la come en su lugar de trabajo.

Negrito, con leche o en todas sus variaciones el café es un gusto por todos compartido. Los fines
de semana las familias prefieren comer fuera del hogar, siendo los restaurantes los preferidos
(30,9%), comideros ambulantes (18,3%), otro hogar (15,6%; suegra, amigos, familia) y
establecimientos de comida rápida (5,9%). De las tres comidas, según esta encuesta, los
venezolanos valoran mucho más la cena para el encuentro familiar.

En el desayuno los venezolanos preferimos el café (50,3%), en el almuerzo los jugos naturales
(32,3%) y en la cena el agua (28,6%). Con respecto a las bebidas gaseosas los venezolanos no
estamos entre los principales consumidores en el mundo, anualmente se consumen 44,2 litros per
cápita, para tener una referencia, el mayor consumo de bebidas gaseosas en un país es de 216
litros per cápita al año, en América Latina el mayor consumo es de 150 litros per cápita. En nuestro
país, el gran problema lo encontramos en la población que tiene entre tres y doce años, ya que se
ubican entre los que más consumen gaseosas.

Pudimos constatar en estos dos artículos como nuestra estructura de consumo dista mucho de lo
que nos dicen los medios de comunicación. La publicidad es una de las herramientas con las que el
capital busca socavar nuestra estructura de valores, pero finalmente, iniciativas productivas como
la arepera socialista u otras similares surgen de la factibilidad del negocio, como dirían algunos
economistas. Entonces vemos como la “realidad” mediática se cae como todas las mentiras, por si
sola.

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