Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
A MADRES SOLTERAS
Introducción.
Conclusión.
La situación actual de nuestros países latinoamericanos favorece en gran
manera la proliferación de este mal. El éxodo de la provincia a las
capitales origina que en éstas se formen grandes hacinamientos que
promueven la promiscuidad. La gente que llega a las grandes ciudades
vive en un ambiente de pobreza y de falta de preparación. Los recursos
para triunfar en la vida son muy escasos, por lo cual la desesperación hace
presa de muchas chicas quienes encuentran un aparente “apoyo” en
hombres que buscan solamente el placer sexual.
Cada vez llegan a las iglesias evangélicas personas que vienen
arrastrando este problema. Además, por la falta de una correcta
educación sexual y de una buena comunicación familiar, el número de
señoritas provenientes de hogares cristianos, que caen en este error, es
cada vez creciente.
La iglesia de Cristo debe hacer frente de una manera muy sabia a este
fenómeno social. Al igual que Jesús enfrentó a Zaqueo con amor,
compasión y firmeza, así debemos hacer con estas mujeres solas. La
iglesia debe hacer uso de los recursos humanos con que cuenta en su
seno. La particpación debe ser interdisciplinaria -médicos, trabajadoras
sociales, psicológos, amas de casa, consejeros, maestros de Biblia, etc.-
para llenar las muchas necesidades que se presentan en estos casos.
Por otro lado, la consejería a “madres solteras” debe ser muy cuidadosa y
esmerada. Necesitan ser escuchadas y comprendidas, necesitan primero
ser amadas para luego ser corregidas y disciplinadas. Los familiares de la
madre soltera necesitan un seguimiento muy especial ya que muchas
veces son criticados, mal vistos y despreciados, lo cual hace que su
autoestima e imagen bajen mucho. Los bebés sin padres que nacerán de
estos embarazos, necesitan, a su vez, una educación y un trato especial y
dedicado. Esto se hace necesario por los problemas colaterales que
surgen de la falta de la figura paterna en el hogar, tales como el
homosexualismo y la delincuencia.
Por último, es urgente e importante que la iglesia local no deje este
precioso ministerio de servicio y misericordia en manos de entidades
gubernamentales o de organizaciones paraeclesiásticas. Existen recursos
humanos, espirituales, materiales y económicos para empezar y mantener
proyectos y programas que coadyuven en la solución o disminución de
este problema. Recordemos que Jesús, nuestro Señor, no vino a ser
servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos. Sigamos su
ejemplo, pero con empatía y amor cristiano, que todo lo que hagamos a
una de estas pequeñas criaturas, al Señor se lo haremos.
Somos las # 1
Dios nos ha dado la vida (Job 33:4), ¿de acuerdo? Bien, eso significa que somos los número
uno ante los ojos de Dios (Gen. 1:27; Sal. 8:5-6). Pero, ¡hay más, Hermanas! Dios nos ha
hado nuestros bebés también (Sal. 139:13-14). De tal modo que esto significa que tenemos
que protegerlos, especialmente del “hombre” que nos dijo que nos dishicieramos de ellos (los
bebés) antes de que nacieran. ¿Escuchas lo que te digo (Ex.20:13; 1 Tes. 2:7)? Escucha, si el
“hombre” te dice “Vamos dentro, niña, nosotros podemos tener cuidado de tu “pequeño
problema”; tú díle francamente: “De ninguna manera. En Jesús, Dios me ama y ama a mi
bebé. Vamos a vivir para El” (Rom. 5:8; 1 Cor. 7:14),
Realmente lo hemos echado a perder (“la hemos regado”)
Pero antes de que te sientas engreída o vayas a ser descarada, recuerda, hemos transgredido
las leyes de Dios al tener relaciones sexuales con nuestros novios y merecemos ser castigadas
(1 Cor. 6:9-10; Heb. 13:4). Y ahora que estamos embarazadas, tenemos que pagar el precio (2
Sam. 12:9-14) - Por otro lado, haber tenido sexo con nuestros novios no es lo único malo que
hemos hecho. Hemos roto las leyes de Dios de muchas maneras diferentes - mintiendo,
estafando, peleando, arruinando a nuestros familiares- somos pecadoras y necesitamos el
perdón de Dios (Rom. 3:23; Sal. 130).
Bibliografía.
Sierra, Sofía y Claudia Massis. Madrecitas (La edad no les ha impedido ser
madres, pero la maternidad les transformó la vida), Amiga, Número
108, 4 de mayo de 1994. Págs. 12-16.