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CICLO DE
ORIENTACION
PERIODISTICA
Dante Panzeri
≠
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A comienzos de los ´60 esperábamos cada semana “El Gráfico” como quien
aguarda la verdad revelada. Estábamos cautivados por la honestidad y la
capacidad de confrontación que desplegaba Dante Panzeri, su director y
nuestro guía en la nebulosa que siempre ha sido el ejercicio del periodismo.
¿ Quién fue Panzeri ? Fue un moralista que se coló en el burdel del fútbol y
denunció sus malas prácticas – lúdicas y éticas-- en forma implacable.
Periodista riguroso tanto en lo conceptual como en lo técnico, las páginas que
siguen lo demuestran.
En los años ´60 muchos periodistas escribían muy bien sobre lo que conocían
con solidez; los linotipistas eran verdaderos sabios; la radio estaba poblada por
voces incapaces de agraviar el buen gusto; se diferenciaba con mucha nitidez la
información de la opinión (sin tratar de hacer pasar a ésta por aquella); la
profesión se aprendía artesanalmente en las redacciones, las calles o el bar de la
esquina y la televisión no había llegado aún a tener el enorme poder instalador
de hábitos buenos, malos y peores.
Aquí se da éste caso: para que yo, o cada uno de nosotros, logremos
llegar con un mensaje al público ocurre que estamos necesitando
también de una semejante ocupación por parte de nuestros colegas,
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DE PALABRAS Y SILENCIOS
periodismo.
Hay razones para justificar el vacío del que éste se queja y esas
razones son las insuficiencias que presentan muchos de los
aspirantes a periodistas. Esto no quiere hablar en favor de ningún
mejoramiento dentro del sistema selectivo de las Redacciones para
escoger a quienes serán sus redactores o sus oponentes. Pero dentro
de la precariedad con que todavía se sigue haciendo periodismo en
la Argentina creo que, aún cuando sea a pasos lentos, se está
exigiendo más.
Del mismo modo, con la voluntad así dispuesta puede leerse lo que
no está escrito y adjudicar lo que no se ha dicho. Hay quienes saben
llegar más lejos: a través del tinte más grueso o suave de un punto y
coma que responde a una misma matriz, desglosan intenciones y
emociones inexistentes en el autor de lo que están leyendo. La
imaginación lo puede todo, el “me parece” lo justifica todo y,
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Nunca será porque crea que otra idea es mejor que la suya y así
vemos que la libertad de prensa es una utopía sólo sostenida por el
concurso de la resignación común de que el libre pensamiento
escrito es conciliable con toda hoja que aspire a difundirse en una
escala superior a los alcances de un tiraje mimeográfico.
Hemos trazado este más que ligero resumen de las espinas que
suelen pisarse en la trayectoria periodística porque no queríamos
entrar en el tema final de estas reflexiones en torno al deporte y la
función del deporte dando lugar a que por no mencionadas se nos
pudieran señalar.
Pensemos que también hay dos puntos que pueden definir la forma
de practicar periodismo: 1) aquella que apunta a vender, no interesa
cómo, ni a quien, ni con qué. Vender, para lo cual no tomará partido.
¡ Mentiras ! Tiene un partido que no declara. Incrementará su
atención para con lo que concite la atención de los más. No pondrá
el mismo empeño en hacer que los más se ocupen de algo cuya
atención concite ese periodismo. Ese periodismo tiene muy visibles
dos rasgos: hipocresía y contrabando. Hipócrita puesto que oculta lo
que piensa. El otro, el de contrabandista social, porque pretende
vivir de los beneficios del medio pero sin aportar la contribución
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que todos los habitantes del medio hacen para que el medio tenga
luz, calle, limpieza, sanidad, etc. y 2) aquella que apunta a vender
verdad, mercadería para la que hay seguramente un número menor
de compradores que en el mercado del no-partido o el no meterse.
Esto es, sin perjuicio de pensar como los más, si la coincidencia lo
quiere intentar primero, hacer pensar a los demás. Ese es el
cometido inicial del periodismo en la creación del hombre, que no
obstante los inconvenientes de la cuenta de la tinta y el papel, puede
perfectamente subsistir en el mundo moderno mediante la previa
confesión de que también él es comercial y quiere vender algo.
Quiere, en tal caso, vender verdad, que es mercadería necesitada por
muchos compradores y que se puede vender más a medida que más
vigor logre aquella postura. Es decir, cuanto más se convenza que
está en la sociedad como el obrero, para producir, o el capitalista,
para fomentar el trabajo.
dicho que el periodismo está hecho por hombres. Fíjense Uds. : llega
el peronismo al país y Uds. recordarán cuán pocos eran los
periodistas peronistas. La mayoría eran “objetivos”, “humanos”,
como se ha dado en llamar al periodismo que no desea participar de
las luchas sino montarse luego de esas luchas en el carro del
vencedor. Se afianza el peronismo y el periodismo, en general, es
peronista. Ya tiene carro sobre el que puede marchar tranquilo. Cae
el peronismo y el periodismo vuelve a tomar la postura “humana”,
prescindente, no revanchista, con la que calcula poder circular como
corresponsal de guerra o enfermera de la Cruz Roja entre dos carros
sobre los que libran su batalla los nuevos gladiadores en combate.
Este se decide, aparentemente, y el periodismo deja de ser humano y
acepta la crítica aguda. Se hace iracundo. Creo que de este último
fenómeno no cabe dudas en el sector deportivo, pero transcurren
nuevos acontecimientos hasta llegar al actual momento nacional, en
que nadie puede predecir si nos gobernará Aramburu, Perón, Fidel
Castro, Bengoa, Frondizi o Frigerio. Y otra vez estamos en el coro de
la postulación de la humanidad como ideal del periodismo
deportivo. Es decir, entre colegas hay coincidencia de que Juan es
mediocre y Pedro es un mal jugador. Separados cada uno de sus
tribunas, unos dicen: “Aunque no sirvan, hay que encontrar los
ídolos que nos faltan”. Otros piensan: “Los ídolos no pueden ser de
barro, luchemos por los ídolos auténticos”. Todo lo cual es privativo,
desde luego, del derecho que todos tenemos de tomar la posición
que nos plazca o de las fuerzas y convicciones que unos tienen y
otros no tienen. Aceptando todo eso, es humanidad. El hombre es
así. Pero creo, como Hamlet, que la cuestión es “ser o no ser”. Ser y
no ser es no ser nada. Mejor dicho, es ser contrabandista de la vida.
La imparcialidad es impracticable
El periodista, además de los terrenos donde digo que tiene que ser
medianamente idóneo, también tiene que ser idóneo en lo que
vendría a ser la negación de la idoneidad. La negación de la
idoneidad, en fútbol, es el problema de las direcciones técnicas, los
planes, las tácticas, los esquemas, los números y todo eso.