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INTRODUCCIÓN.

El manejo de conflictos se considera, por especialistas del “management”, entre


las habilidades principales que debe tener un directivo, en cualquier nivel que
trabaje. Se considera que los conflictos pueden: retrasar decisiones, limitar
resultados, afectar relaciones, ofrecer una imagen negativa sobre la organización
y llegar a destruirlas. Pero, también pueden: revelar deficiencias, expresar “crisis
de desarrollo” (cuando el crecimiento no ha estado acompañado de cambios de
estructura y de procesos de trabajo); evidenciar errores en decisiones; ofrecer
señales de problemas que, de superarse, proporcionarían buenas oportunidades
de mejoramiento.

El conflicto no es algo que deba manejar y resolver por sí solo el gerente del
proyecto; el conflicto entre miembros del equipo debe ser manejado por las
personas involucradas, si se conducen en forma apropiada, pueden ser benéficos.
El gerente junto con su equipo de trabajo debe estimular la discusión y hacer que
las personas aclaren sus puntos de vista. El conflicto puede obligar a buscar
nuevos enfoques; fomentar la creatividad y mejorar el procedimiento de la
resolución de problemas. Si se maneja de manera apropiada el conflicto ayuda a
crear el equipo. Sin embargo, si no se procede adecuadamente, puede tener una
repercusión negativa sobre el equipo de proyectos. Puede destruir la
comunicación (las personas dejan de hablar y compartir información), disminuir la
disposición de los integrantes del equipo a escuchar y respetar los puntos de vista
de los demás, destruir la unidad del equipo y reducir el nivel de confianza y
franqueza.

En este trabajo, abordaremos la definición de Conflicto, se hará la diferencia entre


los puntos de vista sobre el conflicto: tradicional, de relaciones humanas y de
interacción, se explicará el proceso del conflicto, se abordará la negociación,
compararemos los acuerdos distributivos con los integradores, el aplicar las cinco
etapas del proceso de negociación, etc.
1. DEFINICIÓN DE CONFLICTO.

El conflicto debe ser percibido por las partes involucradas, que exista o no es un
asunto de percepción, si nadie ve un conflicto, entonces por lo general hay
acuerdo en que no existe. Se define conflicto como un proceso que comienza
cuando una de las partes percibe que la otra ha sufrido un efecto negativo, o está
por hacerlo, algo que a la primera le preocupa, el punto de cualquier actividad en
que las interacciones “se cruzan” para convertirse en un conflicto entre las partes
como: incompatibilidad de metas, interpretaciones diferentes de los hechos,
desacuerdos con base en expectativas de comportamiento, los niveles de conflicto
pueden ser desde los actos abiertos y violentos a las formas más sutiles de
desacuerdo.

El primer enfoque, el punto de vista tradicional, plantea que todo conflicto era
malo, era visto negativamente y era sinónimo de términos tales como violencia,
destrucción e irracionalidad para reforzar su connotación negativa, este punto de
vista era coherente con las actitudes que prevalecían acerca del comportamiento
de los grupos en las décadas de 1930 y 1940, era visto como un resultado
disfuncional que surgía de la mala comunicación, la falta de apertura y confianza
entre las personas, y la falla de los directivos en su responsabilidad para con las
necesidades y aspiraciones de sus empleados, sólo se necesita dirigir la atención
a sus causas y corregir lo que funciona mal para mejorar el desempeño del grupo
y la organización.

El punto de vista de las relaciones humanas sobre el conflicto planteaba que éste
era un fenómeno natural en todos los grupos y organizaciones, la escuela de las
relaciones humanas preconizaba la aceptación del conflicto, decía que no puede
eliminarse y que incluso beneficia el desempeño de un grupo, abarca desde el
final de la década de 1940 hasta 1970.

El punto de vista Interaccionista promueve que haya conflictos sobre la base de


que un grupo armonioso, pacífico, tranquilo y cooperativo, se vuelve con facilidad,
estático, apático y sin responsabilidad ante el cambio y la innovación. La
contribución más grande de este enfoque es que invita a los líderes del grupo a
mantener un cierto nivel mínimo de conflicto: suficiente para que el grupo se
conserve como viable, autocrítico y creativo. Hay conflictos que apoyan las metas
del grupo y mejoran su desempeño, estas son las formas funcionales,
constructivas de conflictos, hay otros que obstaculizan el desempeño del grupo:
estas son las formas disfuncionales o destructivas del conflicto. Existen tres tipos
de conflictos: de tarea, de relación y de proceso.

El conflicto de tarea se relaciona con el contenido y metas del trabajo, el conflicto


de relación se centra en las relaciones interpersonales, el conflicto de proceso
tiene que ver con la forma en que se hace el trabajo, los conflictos de relación casi
siempre son disfuncionales, ya que las hostilidades y fricción interpersonales
incrementan los choques de personalidad y disminuyen la comprensión mutua, lo
que obstaculiza el cumplimiento de la tareas organizacionales, los gerentes pasan
gran parte de su tiempo, resolviendo conflictos de personalidad. Los conflictos de
proceso de bajo nivel y los de tarea de niveles bajo a moderado, son funcionales,
para que el conflicto de proceso sea productivo, debe mantenerse bajo, éstos
conflictos estimulan un análisis de ideas que lleva a que los grupos se
desempeñen mejor.

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