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El otro día, comentando con mi hijo respecto a la interpretación del que llamamos
nuestro himno nacional, pude advertir, en primer lugar, que hay indicios que indicarían
que la estrofa que se acostumbra entonar en los colegios y en diversos actos oficiales de
nuestro país, no correspondería a la composición original que, como sabemos, tuvo
como autor de su letra a José De La Torre Ugarte, y de su música a José Bernardo
Alcedo y cuyo estreno oficial se realizó el 23 de Agosto de 1821 con la interpretación
magistral de la celebrada Rosa Merino. Pero de este entuerto de que si la estrofa que
cantamos es o no parte del tema original, lo trataremos en posteriores ocasiones cuando
cuente con los elementos de juicio necesarios que permitan dar luces sobre este tema.
Cuando se habla de Largo tiempo el peruano oprimido, ominosa cadena arrastró, ¿de
qué peruano estamos hablando? ¿De aquel criollo, hijo de españoles nacido en el Perú?,
que se sepa, dicho sector de la población ni estaba oprimido, ni arrastraba ominosas
cadenas, mucho menos estaba condenado a una cruel servidumbre, todo lo contrario,
salvo algunas prerrogativas exclusivas de los españoles peninsulares, los criollos eran
parte beneficiada de ese sistema de opresión de aquellos peruanos que sí sufrían toda
clase de atropellos y abusos, estamos hablando pues de la población indígena,
descendiente de aquel maravilloso Imperio de los Incas, civilización que ocupa la
admiración del mundo, y que fue conquistada por los españoles aprovechando el estado
de división y de odios intestinos resultado de la guerra entre Huáscar y Atahualpa,
además del factor importante de desarrollo tecnológico de las armas usadas por los
conquistadores.
Entonces, cabe preguntarse si aquel que compuso esta estrofa no consideraba como
peruanos a los criollos, a pesar de haber nacido en estas tierras; o es que
deliberadamente quiso y de manera falsa, influir en el subconciente colectivo y ligar a
indígenas y criollos como si ambos hubieran sido víctimas de tres siglos de opresión
española?.
Por eso, !Nada de en silencio gimió señores¡, nuestra raza no ha sido una raza de
llorones ni cobardes, como pretenden hacernos creer, o es que quizás estos versos son el
producto de la ignorancia de su autor, en todo caso, no dejemos que nos hagan creer
eso, para lo cual debemos rescatar nuestra historia, la verdadera, no la que pretenden
imponernos.