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El presente ensayo gira en torno a discusión de lo público y lo estatal que de acuerdo al contenido
temático de Problemática Publica busca dar argumentos de fuerza para demostrar la asimilación y
diferencia que desde el desarrollo de diferentes enfoques se han llevado a cabo, por otra parte
establecer cual es la relación de estos conceptos con la nominado “lo público estatal y lo público no
estatal.”
En los comienzos del Estado moderno, lo público y lo estatal se presentaban confundidos expresando
lo que es común a todos. Sin embargo, ya no es posible sostener semejante asimilación pues, si bien
todo lo estatal es por definición público, no todo lo público es hoy estatal. En nuestros días, lo público
designa un denso, amplio y rico entramado que excede los límites del Estado de modo que éste ya no
mantiene el monopolio para expresarlo y contenerlo.
Partiendo de lo anterior lo público se define a partir de las dimensiones y elementos constitutivos que lo
configuran, en este orden de ideas se atribuye la noción de Publico a todo aquello que es de uso y de
utilidad común que tiene acceso abierto sin restricciones y en ultimo lugar se relaciona con aquello que
es visible y de comunicación común, asi los alcances y contenidos de lo público constituyan un motivo
de controversia como lo testimonia la amplia literatura disponible sobre el tema.
Por otra parte desde el análisis de la situación actual de nuestro país no es posible asimilar lo público
con lo estatal puesto que la naturaleza del Estado esta desdibujada en tanto que las actuaciones de los
actores gubernamentales e institucionales no benefician positivamente al conglomerado de la sociedad,
dado que todos aquellos canales que se han estructurado para conectar al Estado con la sociedad
están permeados por lógicas y prácticas en la que subsisten intereses privados que le imprime un
carácter de beneficio particular, obedeciendo de esta forma a los intereses de poderosos grupos y
redes de privados, las formas en que se expresan dichas lógicas corresponde a prácticas como el
clientelismo, corporativismo y corrupción. De igual forma lo estatal pierde la connotación de lo público
cuando no se permite a la ciudadanía su acceso para beneficiarse de él o para controvertirlo como
titular del poder que es. Todo este conjunto de problemáticas plantea un horizonte no muy alentador
que pone en duda y en tela de juicio la naturaleza pública del Estado colombiano.
Lo público lo entendemos como esa zona de contornos imprecisos que se nutre tanto de la energía
proveniente de la capacidad asociativa, participación, deliberación y auto-organización de la sociedad
civil, como de la universalidad del Estado y del propio mercado, Lo público entonces, no sólo evoca el
ámbito en el que los ciudadanos formulan autónomamente los asuntos de interés general sino también,
las capacidades colectivas que el Estado debe garantizar para conformar un espacio común y
compartido. Lo público no debe ser comprendido como “un” espacio societal único y excluyente, sino
que más bien se trata de una multiplicidad de espacios: espacio público constituido por el Estado en la
conducción de asuntos de interés colectivo, espacio público configurado por la acción de movimientos
sociales y grupos formadores de opinión como los partidos y los medios de comunicación, espacio
público gestado por la participación informal de grupos ciudadanos alrededor de asuntos colectivos.
Dando por entendido con lo anterior que lo público es aquel espacio en que confluyen diferentes
energías que, no son excluyentes, por el contrario, se necesitan y refuerzan mutuamente.
Aunque desde un punto de vista la democracia favorece la publicidad y el control, las prácticas de
gobierno que han prevalecido en la vigencia democrática, revelan serios déficit en ambos aspectos. Lo
anterior lo relacionamos directamente con los conceptos de Estado y democracia que en efecto tienen
lógicas contrapuestas en tanto el primero tiende a la centralización del poder, la segunda a
desconcentrarlo. El Estado es una institución monopólica por excelencia, y las tareas que integraron su
proceso de construcción poco tienen en común con las que son propias de la expansión de la esfera
democrática.
Es pertinente establecer que lo que se conoce como "publico" esta en estricto relación con lo “público
no estatal” esto emite a la creación de una institucionalidad que no sólo involucre la necesidad de tornar
la gestión pública más permeable a las demandas emergentes de la sociedad, sino también de retirar
del Estado y de los agentes sociales privilegiados el monopolio exclusivo de la definición de la agenda
social" se consagra que el surgimiento de lo publico se centra en la relaciones entre la misma
ciudadanía. (Ciudadanía estado)( el estado y privados).
El carácter de lo público se relaciona con “lo público no estatal”, reconocido en su doble dimensión,
como control social y como forma de propiedad. La primera se refiere al espacio de la democracia
directa que, expresada como control social sobre las actividades públicas, facilita la democratización del
Estado y de la propia sociedad. Su otra dimensión llama la atención sobre las posibilidades que ofrece
la producción de bienes y servicios colectivos por parte de entes que no se ubican ni en el Estado ni en
el mercado, a efectos del fortalecimiento tanto de los derechos sociales como de los procesos de auto-
organización social de igual forma esta segunda dimensión obedece a que los servicios que
anteriormente eran monopolizados por el estado puedan ser prestados por particulares conocidos
comúnmente como el "Tercer sector" en la que se incentiva una mayor influencia de la sociedad civil y
de los actores privados en la proyección del Estado como por ejemplo ONG, universidades privadas
asociaciones comunitarias entre otras