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LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN COMO

PODER JUDICIAL EFECTIVO EN EL ESTADO CONSTITUCIONAL


DE DERECHO.

LIC. JORGE ARTURO MATA AGUILAR.

Un aporte en vista de la resolución de la acción de inconstitucionalidad


promovida por la Procuraduría General de la República, generada por las
reformas a diversos artículos del Código Penal del Distrito Federal, que
despenalizan algunos tipos penales del aborto.

Aclaro que no soy residente del DF, no tengo afiliación política alguna, no
profeso la religión católica, y realizo ésta aportación de manera libre y
voluntaria, para una mejor consideración de éste asunto de tanta relevancia en
la vida pública.

En la acción de constitucionalidad planteada por la PGR y la CNDH en contra


de las reformas al Código Penal y otras leyes del DF efectuada por la
Asamblea de Legisladores del DF, para despenalizar el aborto hasta antes de
la semana 12 de gestación, la función de la SCJN es únicamente de defensa
de la Constitución, cualquier otra declaración o función que haga ajena a la
encomendada por la propia constitución para resolver la acción, está a riesgo
de invadir facultades que no le son propias, lo que hará es estudiar los
argumentos de la acción, revisará la reforma, tanto en su parte del
procedimiento legislativo, como en su parte sustancial, para hacer evidente que
no se hayan vulnerado el régimen de competencias establecido por la
Constitución y que no se vulnere ninguna garantía individual ni derecho
fundamental que la Constitución Federal tutela a favor de los individuos. No
puede hacer más o menos que eso, so riesgo de no sujetarse a las funciones
que tiene encomendada y rebasarlas. Como Garante último de la legalidad y de
salvaguarda de la Constitución, es la primera que debe cumplir con las leyes
vigentes y positivas en los Estados Unidos Mexicanos.
En caso de que la Corte observe el cualquier violación al régimen de
competencias por parte del Asamblea, así como cualquier violación a las
garantías individuales, podrá declarar inconstitucional las reformas y las
mismas quedarán sin efecto.

Por lo que respecta al procedimiento legislativo, parece ser que no existe


ninguna violación procedimental. La Asamblea, como Poder Legislativo del DF,
tiene como facultades constitucionales la expedición, elaboración, reformas y
abrogación de las normas generales y abstractas destinadas a la división
política denominada Distrito Federal, únicamente.

Con respecto a la presunta violación de garantías individuales, haciendo un


estudio pormenorizado del capítulo respectivo de la Constitución, se puede
concluir lo siguiente:

1. No hay artículo que expresamente tutele y proteja el "derecho a la vida" de


los no nacidos.

2. La existencia, la vida de los individuos personas, se presume que está


protegido de manera tácita por la Constitución, pues de su existencia depende
el manto protector de todas las garantías, derechos públicos subjetivos y
derechos fundamentales, que el Estado Mexicano confiere a los seres
humanos que estén dentro de su jurisdicción.

3. El artículo primero de la Constitución establece que todos los individuos


gozarán de las garantías que otorga, pero no define qué se entiende por
individuo.

4. Es necesario definir individuo, por lo cual se tiene que hacer mediante un


método de interpretación acorde con los permitidos por la Constitución, y en su
modalidad garantista, para proteger con mayor rango.

5. El individuo es todo ser perteneciente a la especie humana, mujer o varón,


que tenga los sistemas biológicos vitales y sustentantes necesarios para vivir
por sí mismo, con una calidad de vida media, libre de dolor o dolencia física
que haga imposible su existencia.

6. Se pretende que la definición hecha esté libre de doctrinas, ideologías, para


evitar cualquier sesgo.

7. Los no nacidos no quedan comprendidos en ésta definición de individuo, en


razón que están en vías de nacer, pero su individualidad está todavía en
desarrolo e inmersa en el vientre materno, de quiene dependen en absoluto
para proveerse de todos sus nutrientes y ser progido, mientras no nazca, no
pueden ser objeto de tutela por parte del Estado, pues se requiere su
individualidad.

8. El Estado reconoce la diferencia de género de la mujer, siendo ésta la que


por su función biológica implanta un óvulo fecundado en su útero, que día a día
se desarrolla, y cumplidas todas las fases biológicas, da a luz a un ser humano.
Uno de los elementos de existencia de un Estado son las personas, por lo que
el Estado debe proteger en todo momento que las mujeres, y en especial, las
mujeres embarazas y en vías de dar a luz, se les proporcione la atención y
cuidados médicos necesarios, así como una red protección conformada por
diversas instituciones, para efecto de que logre el parto en las mejores
condiciones sanitarias y médicas requeridas.
9. Es una realidad lacerante que el Estado Mexicano está lejos de tener una
cobertura universal en materia de salud, y que muchas mujeres carecen de los
derechos más básicos, en especial en las comunidades lejanas, o en las
ciudades, por la saturación de los hospitales públicos. También es una
realidad que muchas mujeres sufren abandono, explotación, violencia y
pobreza.

10. De las estadísticas registradas en los hospitales públicos del DF, se tiene
un registro de XXX muertes de mujeres en los diez últimos años, por haberse
practicado legrados con métodos invasivos e infectantes.
11. Según las estadísiticas del último censo, se tiene que existe XXXX número
de mujeres denominadas madres solteras, quienes tienen uno o más hijos sin
contar con una pareja. Estas mujeres están en mayor riesgo de pobreza y
vulnerabilidad social.

En conclusión, y de conformidad con el régimen de atribuciones y libertades de


nuestra Constitución, las reformas que son controvertidas, no son
inconstitucionales, en razón que no violan ningún artículo de la Constitución
Federal.

El Poder Judicial de la Federación es el titular de la función jurisdiccional en el


Estado Mexicano. La Suprema Corte de Justicia de la Nación es la máxima
instancia judicial en nuestro país, órgano colegiado titular del Poder Judicial
Federal. En su función de control de la constitucionalidad de las leyes, es la
competente para conocer y resolver de las acciones de inconstitucionalidad de
las leyes elaborados por los poderes legislativos, tanto de los 31 estados, así
como del Distrito Federal y de las Cámaras de Diputados y Senadores.

Como garante y salvaguarda de la Constitución, es su función tutelar la plena


vigencia de la Constitución y su cumplimiento, conociendo de las acciones en
donde se repute que las normas de carácter, sean federales o estatales,
contraríen el texto constitucional, para que en caso de que se compruebe que
si la totalidad o algunas partes de las leyes y reglamentos no estén de acuerdo
con la Constitución, sea declarada su invalidez, teniendo ésta declaración
efectos generales.

La Corte debe funcionar no sólo como órgano de decisión última, y por lo


mismo, irrebatible de las controversias entre podere, no es sólo un árbitro de
las controversias entre poderes, es un Poder que en cada decisión deberá
examinar su función en un Estado Constitucional y Social de Derecho, que es
como debe definirse al Estado Mexicano, de conformidad con expuesto en la
Constitución Federal, la ley suprema de la Unión.
La Constitución de 1917, no es redundante decirlo, es la primera Constitución
del mundo en donde se reconocen diversos derechos sociales a nivel de
Derechos Fundamentales. No sólo reconocer los derechos fundamentales de
corte liberal e individualista, sino que también inserta en su texto los derechos
que son reconocidos a los campesinos y los trabajadores. A través de su
vigencia, éstos derechos se han ensanchado, y se han agregado los más
novedosos, tales como los derechos de los niños y niñas, los derechos de los
indígenas, los derechos de las mujeres, y otro rango de derechos, tales como
el de información. En su evolución y desarrollo, nuestra Carta Magna
comprenderá más derechos sociales, y de tercera generación, que
ensancharán las garantías individuales que la Constitución reconoce a todo
individuo persona.

En la acción planteada, la Corte, en un ejercicio democrático digno de


encomio, y que posiciona a la Corte como un poder inmerso en la problemática
del país, permitió que las partes involucradas, así como distintos grupos
sociales, presentaran de manera pública sus posiciones con respecto al
asunto. La Corte podrá o no tomar en cuenta éstas posiciones, porque es de
su sola potestad resolver el asunto, mediante los votos que los once ministros
expongan en la sesión, pero de ésta manera cumple con un principio toral en
las controversias jurisdiccionales: audiatur altera pars, óigase a la otra parte.

El tema de la despenalización del aborto es un tema ya resuelto en muchos


países. El debate jurídico del mismo es novedoso en nuestro país, y vista la
polarización que el mismo provoca en la sociedad, la resolución de controversia
será seguida con mucha atención. Es gratificante que esto sea verificado,
porque destaca el papel que viene a desempeñar el Poder Judicial de la
Federación y su máximo órgano colegiado, en la vida pública de la sociedad
mexicana. Se espera que la decisión que tome la Corte cumpla con las
expectativas generadas, esto es, que sea cual sea la decisión tomada, la
misma sea de tal calidad, razón y contundencia, que logre sentar un
precedente importante, legitimando la función jurisdiccional en la transición
democrática, todavía inacabada, del Estado.

Con respecto al tema en cuestión, el análisis que a continuación lo hago desde


una perspectiva puramente jurídica, evitando que se vea contaminado por mi
afiliación religiosa o doctrinaria. Pretendo, valga la expresión, alcanzar un
razonamiento “neutro”, puro, purgado de cualquier “contaminación” por mis
preferencias ideológicas, interpretando la Constitución como operador del
derecho y de conformidad con los métodos de interpretación que el Estado
Constitucional de Derecho concede. Estimo importante hacer ésta precisión,
pues si bien la cuestión debatida permite la ponderación de derechos
fundamentales, en donde es válido la afiliación al iusnaturalismo o
iuspositivismo, hay que evitar que la moral prime sobre el Derecho, ya que es
el Derecho, y su expresión más visible, las normas generales y abstractas, las
que rigen la conducta de los individuos de la sociedad, debiendo trazarse una
línea infranqueable entre la autodeterminación y libertad de cada persona, que
el Estado debe, no sólo respetar, sino garantizar. El Estado, a riesgo de
convertirse en un Estado absolutista, debe reconocer una esfera personal e
infranqueable de cada ciudadano y persona, en donde no le es permitido
invadir. Esto quiere decir que las creencias de las personas, y para el caso
concreto, el que para algunos el aborto sea una conducta inmoral, y para otros
no lo sea, o que para otros dicho tema no deba ser digno de mención, deberá
ser respetado. El Estado no rige las creencias de los individuos, a menos que
las mismas tengan un resultado en el mundo exterior mediante acciones que
dañen bienes jurídicos tutelados por la ley, en éste caso, la ley penal. Por tal
motivo, el que yo exprese mi creencia, mis puntos de vista personales con
respecto al tema en comento, no es ilícito, y sí en cambio es un ejercicio de un
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de libre expresión de las
ideas.

El aborto es definido, en términos jurídicos, como la conducta intencional de la


madre para poner fin al producto de la concepción antes de su nacimiento.
Ésta conducta se castiga con pena de prisión. Las reformas del Código Penal
del DF, despenalizan, esto es, ya no castigan la conducta, siempre y cuando
ésta se efectúe antes de la semana doce de gestación.

Ésta reforma es la que es objeto preciso de la acción, aduciéndose que


contraría el texto constitucional, y en particular, el derecho a la vida.

Al respecto debe decirse que no hay artículo expreso de la Constitución que


tutele el mencionado “derecho a la vida”, sin embargo, deberá atenuarse ésta
afirmación, tomando en cuenta que si la Constitución tutela muy diversos
derechos a favor de los individuos, así como de los niños, niñas, mujeres,
indígenas y ciudadanos, es factible que el derecho a la vida sea un derecho
que se reconoce tácitamente en la misma, pues es claro que la existencia de
una persona es un derecho inicial de primer orden para que disfrute de los
derechos fundamentales y sociales que la Constitución reconoce y tutela.

El tema a decidir mediante la interpretación a los artículos que contiene las


Garantías Individuales, es si existe tutela constitucional que confiera el derecho
a la vida de los no nacidos, en un momento determinado a partir de la
concepción y hasta antes de su nacimiento. Ya podemos adelantar la
respuesta: No. No existe ninguna disposición a nivel constitucional que otorgue
garantías al individuo en vías de nacer, antes de su nacimiento.

El artículo primero de la Constitución ordena que “… todo individuo gozará de


las Garantías que otorga ésta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni
suspenderse…”. No dice más. Interpreto la expresión de individuo, como ser
vivo de la especie humana con un organismo y sistemas biológicos vitales y
autónomos de otra persona, que hagan viable su sobrevivencia, y que tenga la
posibilidad de ser percibido y reconocido como un ser único y diferenciado de
cualquier otro de su especie.

De acuerdo con mi definición, es claro que un no nacido no es un individuo,


pues no tiene una existencia autónoma, ya que vive en el vientre materno,
depende completamente de otro ser vivo, que es la hembra de la especie
humana, y fuera de la misma no podrá sobrevivir mientras no tenga
desarrolladas las funciones biológicos indispensables para su autonomía de
vida.

En éste caso, la tutela y protección la vida y derechos son conferidas a la


futura madre, pero en ninguna forma al no nacido. La futura madre tiene los
derechos a la vida, a la salud, a la alimentación, a vivir sin violencia, que
protegen su existencia, y que por lo tanto, al proteger la existencia de la futura
madre, protegen también la existencia del producto de la concepción de su
vientre, pero no existe protección alguna a nivel constitucional para el no
nacido.

Sí en cambio, tutela diversos derechos a las mujeres, así como los derechos a
la salud y los derechos de los niñas y niñas.

En razón de lo anterior, considero que las reformas al código penal del Distrito
Federal en donde se despenaliza el aborto hasta antes de la semana 12 de
gestación, no contraría en forma alguna ningún precepto de la Constitución, por
lo cual se deberá declarar improcedente la acción.

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