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Introducción
Drogas ácidas, usadas en la conservación de alimentos.
Útil en infecciones urinarias, primera generación
desarrollo de resistencia bacteriana.
Nuevas quinolonas útil en amplia variedad de
infecciones.
Bactericida para gram-, menor actividad sobre gram +.
Actúan sobre la DNA girasa.
Absorción variable
Amplia distribución por todos los tejidos
Excreción renal
Pueden presentar resistencia bacteriana.
Bien tolerados, efectos adversos (gastrointestinales y
neurológicos) .
Las quinolonas integran una familia de antibióticos conocida desde la década del 60, a
partir de la investigación de antimaláricos
HISTORIA
– En 1962 Lesher y colaboradores identificaron descubren de forma fortuita la primera
4 quinolona el acido nalidixico
Década del 70 (siglo XX) aparecen otros miembros (ácido oxolínico, cinoxacino, acido
pipemídico), con pocos adelantos respecto al primero.
• Mas potentes
• Menos toxicos
1984 aparecen las primera 4-fluoroquinolonas, todas con importante actividad contra
bacterias gramnegativas y escasa contra grampositivas, de buena biodisponibilidad por
vía oral y excelente tolerancia.
Actividad
Década del 90 fueron sintetizados varios compuestos con mejoras en su
espectro contra el Streptococo pneumoniae (quinolonas de tercera generación).
Entre 1999 y los primeros años del siglo XXI se desarrollan las quinolonas de 4ta
generación, las cuales incluyen espectro antibacteriano contra anaerobios
DEFINICION
Las quinolonas son un grupo de antibióticos de amplio espectro. La mayoría de las
quinolonas usadas en la clínica son del grupo de las fluorquinolonas, caracterizadas por
tener un grupo fluoruro en el anillo central, normalmente en posición 6. Actualmente
existen cuatro generaciones de quinolonas como antibióticos, entre los que se pueden
encontrar como conocidos exponentes, ácido nalidíxico, ciprofloxacino, ofloxacino,
moxifloxacino y levofloxacino.
ESTRUCTURA QUIMICA
Las quinolonas son antibióticos obtenidos por síntesis. El núcleo central de su estructura
es el anillo 4-oxo-1,4-dihidroquinoleína. En su estructura básica las FQ se distinguen de
su predecesora, el ácido nalidíxico, en agregar 1 (en posición 6) o más átomos de fluor.
Con ello aumenta la capacidad de penetración al interior de la célula bacteriana y la
afinidad por la girasa.
La diferencia estructural entre las FQ está basada en los cambios hechos en posición 1,
5, 7 y 8. Ello explica la diferente actividad, vida media y toxicidad de los distintos
componentes de la familia y ha llevado a clasificar las quinolonas en primera, segunda,
tercera y cuarta generación.
Todas las quinolonas presentan un anillo estructural básico con un radical de ácido
carboxílico en la posición 3. Las fluoroquinolonas presentan un átomo de fluoruro en la
posición 6 y algunos de éstos presentan un radical adicional piperacínico en la posición
7.
Clasificación
1. Quinolonas de primera generación (nafteridina)
1. Acido nalidíxico (wintomilon)
2. Acido oxolínico (Pietil)
3. Acido piromídico (Coltix)
4. Acido pipemídico (Finuret)
2. Nuevas Quinolonas
1. Norfluoxacina (Bactrim)
2. Ciprofluoxacina (Bayterin)
3. Pefloxacina (Peflacina)
4. Ofloxacina (Floxil)
5. Lomefloxacina (Uniquin)
6. Enoxacina
7. Gatifloxacina
8. Levofloxacina
9. Moxifloxacina
10. Sparfloxacina
La topoisomerasa IV ayuda a separar el DNA formado del utilizado como plantilla para
la replicación. Las quinolonas también producen la muerte bacteriana al inhibir esta
enzima.
Mecanismo de acción
Las quinolonas actúan en el interior de la bacteria, penetrando a través del canal acuoso
de las porinas. Son los únicos agentes antibacterianos que ejercen su actividad
bactericida uniéndose a topoisomerasas bacterianas e inhibiéndolas; aunque éste no
sería el único mecanismo de acción.
Las topoisomerasas son enzimas que controlan el superenrollamiento y
desenrollamiento del ADN bacteriano. El superenrollamiento permite a la larga
molécula de ADN empaquetarse dentro de célula bacteriana. Esta estructura debe ser
desenrollada para permitir diferentes funciones como replicación, transcripción y
reparación del ADN. La inhibición de la actividad de estas enzimas impide a la célula
bacteriana producir las proteínas necesarias para su reparación, crecimiento y
reproducción. Una inhibición prolongada conduciría así a la muerte de la célula.
Existen 4 tipos de topoisomerasas. Las quinolonas actuaría a nivel de ADN-girasa
(también llamada topoisomerasa tipo II) y de la topoisomerasa tipo IV. No actúan a
nivel de las topoisomerasas I y III.
La compleja interacción de las quinolonas con las topoisomerasas es la base del
diferente espectro antibacteriano de las quinolonas y también de la selección de cepas
resistentes. La actividad de las quinolonas contra las bacterias grampositivas se debe a
su acción "blanco" en las topoisomerasas IV, en cambio la actividad contra las bacterias
gramnegativas es por su acción "blanco" en las topoisomerasa II o ADN-girasa.
Las quinolonas
actúan al inhibir la
activi dad de la
enzima bacteriana
DNA girasa. Esta
enzima es
indispensable para
el super-
enrollamiento de
la hélice del DNA
del
microorganismo.
El
superenrollamient
o es un paso
necesario en la
replicación del
DNA bacteriano:
En condiciones
normales las tiras
se cortan, un
segmen to de DNA
pasa por la ruptura
y se vuelve a sellar
la zona
interrumpida. Las
quinolonas no sólo
impiden este
proceso, sino que
también parecen
tener un efecto
bactericida directo.
Las Topoisomerasas son enzimas isomerasas que actúan sobre la topología del ADN.
La configuración de doble hélice del ADN hace "difícil" su separación, imprescindible
si las enzimas están trascribiendo la secuencia que codifica las proteínas
ADN girasa
ESPECTRO
FARMACO CINETICA
Las quinolonas de primera generación se caracterizan por presentar todas ellas buena
absorción tras su administración oral. También las fluorquinolonas se absorben bien por
vía oral, alcanzando su Tmáx al cabo de 1-3 horas; pero existen diferencias entre ellas
respecto a su velocidad de absorción y al porcentaje de dosis absorbida. Aunque la
presencia de alimentos no reduce de forma significativa la absorción oral de las
quinolonas en general, puede retrasar el tiempo necesario para alcanzar la concentración
plasmática máxima, la absorción oral es interferida por las sales de aluminio o
magnesio, por lo que deben administrarse en tiempos diferentes. Tienen una
biodisponibilidad del 80 al 95%.
El escaso porcentaje de unión a proteínas que presentan la mayoría de las
fluorquinolonas, el bajo grado de ionización y la elevada solubilidad en agua favorecen
su transporte al territorio extravascular, alcanzando concentraciones incluso superiores a
las plasmáticas en muchos tejidos (mucosa bronquial y gástrica, riñón, pulmón y líquido
sinovial); la concentración que logran en esputo, piel, músculo, útero o saliva es
superior al 50 % de la plasmática, siendo sólo inferiores las concentraciones en LCR,
grasa y ojo.
FARMACODINAMICA
ACTIVIDAD ANTIBACTERIANA
Las FQ son antibióticos bactericidas, de penetración intracelular.
Las quinolonas de primera generación son activas frente a microorganismos
gramnegativos, con excepción de Pseudomonas spp. y otros bacilos gramnegativos no
fermentadores.
Las quinolonas de segunda generación son fármacos predominantemente activos frente
a bacterias gramnegativas. También tienen buena actividad contra algunos gérmenes
grampositivos y micobacterias. Ciprofloxacina es la más activa contra Pseudomonas
aeruginosa. Sin embargo su actividad frente a Acinetobacter y S. maltophilia es
moderada. Estas fluoroquinolonas son activas contra S. aureus, pero tiene escasa
actividad frente a S. pneumoniae y otras especies de Streptococcus. Su actividad es
escasa contra Enterococcus spp. Tienen baja actividad contra anaerobios.
Las de tercera y cuarta generación mantienen la buena actividad de las de segunda
generación frente a gramnegativos y micobacterias, pero presentan mejor actividad
frente a grampositivos, anaerobios y patógenos "atípicos".
Las quinolonas más recientes (levofloxacina y moxifloxacina) tienen buena actividad
frente a cocos grampositivos, incluyendo cepas de S. pneumoniae resistente a penicilina
y S. Aureus meticilinosensible. S. aureus meticilino-resistente es habitualmente
resistente.
La actividad contra Mycobacterium tuberculosis y M. avium es variable, siendo los más
eficaces: Moxifloxacina, ciprofloxacina y ofloxacina. Ofloxacina y pefloxacina son
activos contra M. leprae.
Los patógenos "atípicos" (Chlamydia spp, Mycoplasma spp. y Legionella spp.) son muy
sensibles a las nuevas quinolonas.
Levofloxacina y en especial moxifloxacina son clínicamente activas contra la mayoría
de las especies de anaerobios.
Ninguna de las quinolonas en uso es activa frente a Treponema spp. ni Nocardia spp.
Este amplio espectro de actividad de las fluoroquinolonas permite su uso en una
variedad de infecciones de: aparato urinario, piel, partes blandas, hueso, aparato
respiratorio.
Como sucede con los aminoglucósidos la actividad bactericida de las quinolonas se
relaciona con el "pico" o concentración máxima alcanzada.
Todas las fluoroquinolonas tienen un prolongado efecto postantibiótico contra la
mayoría de gramnegativos. El efecto post antibiótico se refiere a la inhibición del
crecimiento bacteriano, después de una breve exposición a un antibiótico, cuando ya las
concentraciones del fármaco no son eficaces. La magnitud del efecto postantibiótico
influye en el diseño de los regímenes posológicos.
MECANISMO DE RESISTENCIA
El número de bacterias resistentes a las quinolonas ha ido aumentando, lo que se
relaciona a la presión selectiva de su extenso uso. Esto puede ocurrir durante el
tratamiento, especialmente en infecciones por Pseudomonas, lo que es más frecuente si
el paciente recibió previamente la droga y los niveles sanguíneos alcanzados no son los
adecuados.
La resistencia de las bacterias a la acción de las quinolonas se desarrolla por 2
mecanismos fundamentales:
a) alteraciones estructurales de la subunidad A de la girasa, lo que impide la unión de la
quinolona a esta enzima y b) alteraciones de la permeabilidad de la pared celular.
a) La alteración de la ADN-girasa parece ser el factor principal de resistencia y consiste
en la alteración de alguno de los aminoácidos en posición 67 a 106 de la subunidad A de
la girasa. Diferentes mutaciones a ese nivel dan lugar a enzimas que no pueden unirse a
las quinolonas. El grado de resistencia se relaciona con el número de mutaciones en esa
subunidad. Para S. aureus y P. aeruginosa es suficiente una sola mutación. La
resistencia a las quinolonas emerge más rápidamente cuando S. aureus es meticilino-
resistente. Para E. coli se necesita más de 1 mutación.
b) La impermeabilidad bacteriana se relacionaría con la disminución de algún tipo de
proteína de la membrana externa o la modificación de los lipopolisacáridos de la
membrana, con lo que se alteran las porinas, canales acuosos de la membrana externa.
Esto impide la entrada de estos antibióticos a la bacteria. Este mecanismo afecta
únicamente a las bacterias gramnegativas.
La resistencia de debe a mutación cromosómica, ya que al ser estos antibióticos
inhibidores de la síntesis de ADN, es difícil la aparición de plásmidos transmisores de
estas resistencias, aunque ya han sido descritos.
La resistencia es cruzada entre las distintas FQ, pero no es del mismo grado para todas
INTERACCIONES
FARMACOCINÉTICAS
Las quinolonas muestran marcada reducción de la biodisponibilidad cuando se las
coadministra por vía oral con antiácidos que contienen aluminio, magnesio o calcio, con
sales de hierro o zinc, presumiblemente debido a la formación de complejos catión-
quinolona que se absorben escasamente. El sucralfato, que contiene grandes cantidades
de iones aluminio, reduce de manera similar la absorción de las quinolonas. Si bien al
distanciar las tomas de antiácidos y quinolonas, puede reducir esa interacción, esta
conducta pueda ser no totalmente segura en algún paciente individual. En pacientes que
toman quinolonas y que necesitan disminuir su acidez gástrica, se prefiere usar los
antagonistas de receptores de histamina (cimetidina y ranitidina) que sólo pueden
retrasar la absorción.
Algunas quinolonas pueden interferir en la eliminación de las metilxantinas (teofilina y
cafeína), aunque en distinto grado. Se debe monitorizar los niveles séricos de teofilina
en los pacientes medicados con quinolonas y teofilina y considerar reducir las dosis de
teofilina.
Los antiinflamatorios no esteroideos pueden incidir en los efectos estimulantes de las
quinolonas sobre el SNC. Se comunicaron convulsiones en enfermos que recibían
enoxacina y fenbufen.
Con algunas quinolonas se ha observado un aumento del efecto anticoagulante de la
warfarina, por lo que se recomiendan controles frecuentes con INR.
EFECTOS ADVERSOS
Las quinolonas en general son bien toleradas, con un perfil de seguridad similar para
todos los componentes del grupo. Existen pequeñas diferencias tanto en la incidencia
como en el tipo de reacciones de los fármacos. En su mayoría las manifestaciones son
leves y retroceden al suspender la droga.
Los efectos adversos más frecuentes son alteraciones gastrointestinales, seguidos de
síntomas neurosiquiátricos y de reacciones cutáneas de hipersensibilidad.
Al nivel gastrointestinal pueden observarse náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal,
pérdida del apetito y malestar abdominal. La colitis por Clostridium difficile no es
común.
Entre las manifestaciones adversas neurológicas más frecuentes se describen mareo,
cefalea, insomnio, alucinaciones. Se destacan, por su gravedad, las convulsiones y las
reacciones maníacas o psicóticas, especialmente en personas con enfermedades previas
del SNC: epilepsia, tumores cerebrales, arterioesclerosis, hipoxemia cerebral o
alteraciones metabólicas, por lo que se recomienda evitar estos antibióticos en estos
enfermos. El riesgo de convulsiones aumenta con la administración concomitante de
algunos fármacos como: antiinflamatorios, teofilina o foscarnet.
Las quinolonas pueden alterar el tiempo de reacción y el sentido de alerta, por lo que es
importante advertírselo a los pacientes que conducen vehículos o manejan maquinarias
peligrosas.
Durante el tratamiento con quinolonas pueden observarse reacciones cutáneas de
hipersensibilidad, como rash y prurito. En general son leves o moderadas y ceden al
suspender el tratamiento. Se han descrito formas más graves, pero con una baja
incidencia. La hipersensibilidad es cruzada entre las diferentes quinolonas. Fueron
descritas reacciones de fotosensibilidad con esparfloxacina, lomefloxacina y enoxacina,
por lo que debe evitarse la exposición al sol hasta 5 días después de discontinuada la
droga.
Como afectan el desarrollo del cartílago están contraindicadas en los niños,
adolescentes, embarazadas y mujeres en lactancia.
Otro efecto adverso es la tendinitis y rotura del tendón de Aquiles.
Las FQ causan prolongación del intervalo QT, por lo que no deben usarse en pacientes
con síndromes congénitos o adquiridos de prolongación de QT.
En la esfera hematológica pueden producir: leucopenia y eosinofilia. También se puede
observar aumento de transaminasas.
A nivel renal han sido descritas: hiperazoemia, cristaluria y nefritis intersticial.
INDICACIONES CLÍNICAS
Las FQ tienen una utilidad clínica muy extensa, lo que se basa en su efecto bactericida,
su amplio espectro de actividad, buena absorción por vía digestiva, amplia distribución
en los tejidos, prolongada vida media, prolongado efecto postantibiótico, de lo que
resultan planes terapéuticos eficaces y cómodos.
Aunque son eficaces y fueron aprobadas para su administración en muchas infecciones,
no siempre constituyen el antibiótico de elección. Su uso debe restringirse a esos casos
y no indicarlas en forma indiscriminada, para evitar la creciente resistencia de los
microorganismos, lo que lleva a una pérdida de su utilidad clínica.
- Infecciones urinarias
Las quinolonas de primera generación pueden indicarse para la profilaxis o el
tratamiento de infecciones urinarias bajas no complicadas, teniendo en cuenta por
ejemplo que no son activas frente a S. saprophyticus.
Las quinolonas de segunda generación son útiles para tratar infecciones urinarias
complicadas o no, sobre todo en las que afectan parénquima renal y en prostatitis. Esto
se basa en su excelente actividad contra los uropatógenos más habituales, la alta
concentración que adquieren en orina y su buena penetración en el tejido prostático.
Cuando las orinas son alcalinas, estos antibióticos pueden perder eficacia.
Son de elección para iniciar un tratamiento empírico, el que luego debe adaptarse al
resultado del estudio bacteriológico. En infecciones urinarias no complicadas de la
mujer, si el germen es sensible a trimetoprim-sulfametoxazol, se lo prefiere por su
menor costo ya que es igualmente activo, reservando las FQ para las infecciones
urinarias complicadas y para pacientes alérgicos a las sulfas.
Las quinolonas, al igual que trimetoprim-sulfametoxazol, eliminan los gérmenes de los
reservorios (vaginal, perirrectal y perineal), sin alterar la flora normal del intestino y
vagina, por lo que disminuye la frecuencia de las recidivas de las infecciones urinarias.
De las nuevas quinolonas, levofloxacina está aprobada para el tratamiento de
infecciones urinarias altas y bajas.
- Prostatitis
Las FQ penetran bien en la próstata, concentrándose en el tejido prostático en niveles
mayores que en el líquido prostático. Son muy activas contra los enterobacilos,
gérmenes que frecuentemente causan las prostatitis. Por lo antedicho, las FQ son
antibióticos de elección en el tratamiento de prostatitis.
- Infecciones gastrointestinales
Todos los patógenos bacterianos que provocan gastroenteritis suelen ser suceptibles in
vitro a las quinolonas. Alcanzan altas concentraciones en materia fecal, aunque ésta
puede reducir su actividad. La eficacia contra infecciones sistémicas por especies de
Salmonella está favorecida por la penetración de las FQ en los macrófagos, siendo éstos
patógenos intracelulares. Por otra parte se ha demostrado que el uso de quinolonas en
diarrea causada por Salmonella spp. determina un prolongado estado de portador, por lo
que el tratamiento en este caso debe ser sintomático, reservándose los antibióticos para
enfermedad severa, pacientes inmunodeprimidos o edades extremas.
Las FQ de segunda generación (ciprofloxacina o norfloxacina) son de elección para el
tratamiento de la diarrea del viajero, pues son activas contra las etiologías más
frecuentes: Salmonella, Shigella, E. coli enteropatógeno, Campylobacter spp., Vibrio
spp., Yersinia enterocolitica, Aeromonas hydrophila. Tienen poca actividad contra
Helicobacter pylori y no son activas contra Clostridium difficile. Para la diarrea del
viajero se indican ciprofloxacina, norfloxacina u ofloxacina por 3 días. Las nuevas
quinolonas aun no fueron suficientemente estudiadas para esta aplicación. Si la
emergencia de cepas resistentes continúa en aumento, las FQ, tanto viejas como nuevas,
van a perder su rol para el tratamiento empírico de las gastroenteritis bacterianas.
- Infecciones respiratorias
Las quinolonas de segunda generación no deben indicarse para el tratamiento empírico
de neumopatías agudas comunitarias, donde S. pneumoniae es la causa más frecuente,
ya que son poco activas contra este germen. Pueden ser útiles en el tratamiento de
neumopatías hospitalarias cuando se sospecha o se conoce que el agente es un bacilo
gramnegativo.
En algunos países, las más nuevas quinolonas con actividad antineumococo
(sparfloxacina, trovafloxacina, levofloxacina o moxifloxacina) fueron incluidas en los
planes de tratamiento empírico inicial de neumopatías agudas comunitarias. Ello se basa
en que son activas contra prácticamente todos los gérmenes que causan neumopatías
agudas (incluyendo gérmenes "atípicos", anaerobios y S. pneumoniae resistente) y son
fáciles de administrar. Esta indicación debiera reservarse para comunidades con tasa
elevada de S. pneumoniae con resistencia de alto nivel a betalactámicos.
Con el fin de evitar el surgimiento de cepas resistentes se aconseja usar estas quinolonas
con prudencia, reservándolas para casos especiales: fracaso de tratamiento, alergia a
betalactámicos, alta resistencia del neumococo comprobada (CIM no menor de 4 mg/l).
The Food and Drug Administration (FDA) Anti-Infectives Subcomite recientemente
aprobó la levofloxacina para el tratamiento de la neumonia causada por S. pneumoniae
resistente a la penicilina.
La FDA también aprobó el uso de ciprofloxacina, levofloxacina y moxifloxacina para
tratar las exacerbaciones de bronquitis crónicas, aunque es importante volver a recordar
la escasa actividad de ciprofloxacina frente a S. pneumoniae y lo ya aconsejado en
cuanto a la prudencia en el uso de las FQ de última generación.
- Otros usos
El uso de quinolonas para el tratamiento de la endocarditis es limitado. Ciprofloxacina
asociada a rifampicina, ambas por vía oral, son una alternativa para el tratamiento de
endocarditis infecciosa derecha por S. aureus en usuarios de drogas i.v. cuando su
capital venoso es insuficiente o no toleran una permanencia prolongada en el hospital,
debiendo tratarse en domicilio.
Ciprofloxacina 500 mg en dosis única puede ser empleada para la profilaxis de los
contactos de meningitis meningocóccica.
Las quionolonas son activas contra algunas ETS producidas por Neisseria gonorrhoeae,
Chlamydia trachomatis y Haemophilus ducrey, pero no contra Treponema pallidum.
Cervicitis, uretritis, faringitis e infecciones perirrectales gonocóccicas no complicadas
pueden tratarse con una única dosis de 250 a 500 mg de ciprofloxacina, 400 mg de
ofloxacina o 800 mg de norfloxacina. Pero no se recomiendan en adolescentes.
Para tratar infecciones por Chlamydia trachomatis, la única quinolona aprobada por el
CDC es la ofloxacina, en un curso de 7 días.
QUINOLONAS DISPONIBLES EN
NUESTRO MEDIO:
Acido nalidíxico: tabletas de 500 mg
Acido pipemídico: comprimidos de 200 y 400 mg
Ciprofloxacino: comprimidos de 250 y 500 mg. ampollas de uso i.v de 200 y 400 mg.
Levofloxacino: comprimidos de 500 mg y frasco-ampollas de uso i.v de 500 mg.
Norfloxacino: comprimidos de 400 mg.
Pefloxacino: comprimidos y ampollas de uso i.v. de 400 mg.
Moxifloxacino: comprimidos de 400 mg