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DEL OFICIO DE VIVIR Y DE AMAR

José Manuel Ochoa Meseguer


EL CANTO NEGRO DEL CIPRÉS

Guardián negro del jardín, desde su empinada figura.


Silencio negro vigilante.
Verde celador de flores, hojas y hojarascas
que afíla su cuerpo sobre las flores
aspirando a Dios y no a la tierra, en su silencio verde
que encarcela con su sombra cada color en cada flor.
Fría y alta sombra.
Pero nó, el ciprés no es una cárcel de color
ni tiene silencios verdes
ni es guardián negro.
Es una fresca fantasía
un fértil sueño que se columpia de idea en idea.
No.
No es negro el canto del ciprés.
El ciprés es mudo.
Yo estaba ahí.

Granada, 24 de Abril de 1.978.


SORIA LEJANA

Hoy me encuentro contigo Soria olvidada.


Ya, antes, peregrina fue mi alma de tus tierras.
(tierra peregrina de mi alma)
Hoy corren mis ojos a descansar en tus páramos
y mis manos a servirte la palabra guardada.
En tí he venido a encontrarme.
Hoy nazco en esta tierra.
La tierra como cuerpo.
El álma peregrina en tus campos.

Santorcaz, 9 de Marzo de 1.982


SENTIMIENTO DE CASTILLA , YA LEJANA

Castilla, ¡cuanto pesa tu nombre en mi boca!.


Me sobrecoge tu tierra, llana y seca.
Tus casas, arropando la espadaña guardiana de tus tiempos.
Y tus hombres, tus mujeres; carne y tierra fajada.
Vida surgida de tierra derramada a golpe de azada.
¡Que amor tan sufrido!
¡Cuanto pesa tu corazón, que arrastra al mío!.

Santorcaz, Marzo de 1.982


LA FLOR NIÑA

Dáme la flor de tu mano, niña, que la mía está vacía.


Dáme la luna nueva de tus ojos.
Dáme tanto como seas, que poco puedo darte.
No mas que el sueño perdido de unas horas.
La mirada esperanzada del que busca la estrella perdida.
Ven, niña, que entre flores y lunas corre nuestro tiempo
y ya la noche es corta.
Dáme la flor de tu mano.
Flor de tu cuerpo.
Tierno vegetal.
Vámos, niña, que la noche es corta.
Que la flor se encierra en el verde de sus campos
y el camino se pierde.
Corre, que la luna es corta.
Que la flor de tu cuerpo se pierde en mí, tierra baldía.

Santorcaz, 15 de Marzo de 1.982

CARTAS A ELENA

Carta 1ª

Querida Elena:
Es desde Granada atardecida que te escribo. Entre complacido y perezoso,
despierto estas palabras y las levanto del sueño en que estuvieron guardadas. (..."servir
la palabra guardada"...)
Ayer vi la luz, las luces, decrépitas y nacientes en un mismo tiempo.
(..."despierta la luz la palabra guardada"...)
Es difícil guardar las luces y llevártelas en cada carta, mi celosa compañera,
tenaz y complaciente.
(..."allá suben los jinetes desarmados a despertar el alba adormecida"...)

Luz blanca.
Luz amarilla.
Luz dorada.
Luz azul.
Luz ennegrecida.
Lúces todas.
Luz completa.
Luz total.
Luz iluminada.
Luz compartida.
Luz que viene, que vá.
Luz que vuelve.
¡Luz, que te tengo!
No te vallas luz.
Quedaros, todas las luces.

Luz que corre Contraviesa abajo, a encender el mar.


Luz de Mayo, clara y blanca.
Luz de Junio, de Septiembre marchíta, de Octubre esperanzado.

Luz, toda ella, rondando terrazas y siempre lejos, escapandose por los bosques de la
Alhamabra.
¡Quien fuera contigo!
Y siempre luz compañera.
Siempre corriendo, tú, luz

Yo sé que no eres la luz de un fléxo que apaga la íntima luz de los claveles que tengo en
el jarrón.
Y sin embargo estás ahí, fugaz.
Luz, luz y siempre luz en Granada iluminada en plena luz.
Luz tardía.
Luz temprana, empinando el horizonte.
Luz mía, tuya, nuestra, en Granada, apagada de luz.

De tibia luz se viste el bosque.


Presumida maleza, no le basta con un traje.
Va cambiando todas las luces, unas por otras, de hoja en hoja
de rama en rama, de arbol en arbol
en cascada inagotable.
Bosque abajo corre la luz imparable
creciendo en cada salto.

Mar de luz.
Luz de mar.
Luz de aldea.
Luz de calleja sombría
compañera.
Infinita y plena luz.
Luz plena.

En tí, toda luz.


Granada, Mayo de 1.984

CARTAS A UNA MUJER

Carta 1ª

Almería, 12 de Noviembre de
1.995

Mi querida mujer:
Hoy es Domigo. Son las dos de la tarde y he venido al
despacho a escribirte.
En este proyecto que inicio para tí, pretendo llevarte las
palabras que he guardado celosamente para la mujer que
llevas dentro. No puedo evitar emocionarme al escribir estas
letras, pues es muy grande el amor que te tengo y se me
atenaza el corazón al hacertelas llegar.

No sé si el pelo que abriga tu cara está suelto. Si es así,


puedo pretender alisarlo con estas palabras que te hago
llegar. A veces, estas palabras se convierten en música para
arrullar tu gésto.
En estos momentos siento tu vientre, suave y profundo.
Y no renuncio al ejercicio de besarlo con dulzura, de
acapararlo entero con mis manos, en un intento de que no se
escape.
Y sin embargo, está ahí.

Desgranar esta fruta de palabras y ponerlas en tus


manos, sintiendo su ligero sudor, es doloroso pero tierno.
Viajan por tu ser de manera incansable, atropellandose unas
a otras, tejiendo una celda que atrapa la luz que te rodea y
que te permite leerlas.

Estas palabras se pasean por tus senos, los rodean y se


sumergen en el mar de sus pezónes, profundos, infinítos y
claros.
En tu pecho me has vencido.
Ante él, sucumbo en amor,
frente a la llanura de tu vientre.
Y continúa el viaje.
Estas palabra se articulan en tus labios
y les hace moverse
como olas de otro mar que fluye al pronunciarlas.
En tus labios menudos descansan los míos
aliviando mi sed
compartiendo tu aliento
dándote el mío
jugando con tu lengua
en el inarticulado lenguaje del amor.
Estos labios son los que me conducen a tu nariz
donde se agita el viento por sus ventanas
donde me hueles y te huelo
donde vuelven a descansar mis labios
frente a la suave colína de tus pómulos
en la cuna suave donde duermen los besos
que tantas veces deposité alli
debajo de tu lacrimal.
Y sigo el viaje para descansar en tus ojos.

En otra carta te hablaré de ellos.


Me siento cansado.
Te quiero.
CARTAS A UNA MUJER

Carta 2ª

Almería, 13 de Noviembre de
1.995

Mi querida mujer:

Con esta vocación de viajero


voy rodeando el universo de tu cuerpo.
En él encuentro todas las estrellas que reposan en tu piel y
dan forma a esas galaxias que se derraman desde tu tronco.

En estos momentos anido en tus ojos.


Un pequeño universo grisazulado de arístas gríses.
Fondo de mar y contorno de algas esmeraldas
que se contornean al ritmo del color que te llega.
Son los ojos que han inundado la cuna de mis besos.
Son los ojos que han aleteado alrededor de tu sonrisa.
Son los ojos en los que me he mirado
midiendo la frontera de tu interior.
En ellos intuyo el laberinto de lo indefinido y profundo.
Lo lejano y lo cercano.
Son el cielo de tu arquitectura.
La frontera de mi recuerdo.
Labro tu cuerpo a golpe de palabra
como peón del campo de tu piel
y asciendo hasta el suave mar de tus ojos
para convertirme en ingeniero de la palabra
en recolector de los frutos que en ellos cuelgan para mi verbo
que una vez mas pretende abrazarte
y roturar tu corazón.

Como siempre, mi querido corazón, te quiero. Aún me


quedan fuerzas para decirtelo.
CARTAS A UNA MUJER

Carta 3ª

Almería, 14 de Noviembre de
1.995
Mi querida mujer:
Hoy el sol ha roto temprano.
Despierto gozoso en el mar de tus ojos.
Están cálidos por la luz de la mañana.

Y continúo el viaje.
Me deslizo por una suave piél de seda dorada.
Míras a levante.
Miro al poniente de tu frente.
Sediento, bebo la luz que el sol deposita en ella.
Mi alimento dorado.
Estrella mía.
Mis labios no pueden apenas abarcar la banda de tu frente.
Bríndo en tus ojos con mis labios
en su mar calmado.
Buscan mis labios tus siénes limpias
delicadas
atormentadas por tu piel revuelta.
Aliso tu pelo y lo revuelvo.

Con el arco de mis manos ejecuto la partitura de tu cuerpo.

Buen día, mi amor.


Te quiero.
CARTAS A UNA MUJER

Carta 4ª

Almería, 15 de Noviembre de
1.995

Querida mujer:
Son las siete y media de la mañana y te escribo desde el
despacho.
Quizá en esta hora duermes. Si es así, recibe un beso cálido
en la sién.

He despertado abrazado a tu cintura


al suave calor de tu vientre.
Contemplo el mapa de tu espalda.
El campo de tu piel labrada.
Un infiníto espacio hecho para el amor.
La causa del verbo amar.

Ayer regué nuestras plantas. Todas preguntaron por tí,


por tus manos, por tus ojos.
No puedo evitar quererte y desearte.
No puedo.
Porque te siento dentro de mí, querida compañera.
No renuncio al amor en tí.
Ni a tus manos, ni al blanco espejo de tu cara.
Trabajo para llegar a ese cielo de tu arquitectura en el que
me sumerjo cada día para amarte en tu ausencia.
En ese afán de aprender a amar, te dedico cada día lo mejor
de mi corazón y de mi palabra.
Todo el día te sirve, desde el sol que te despierta hasta
la noche que me acoge.
Y te busco en la calle.
Busco tus ojos y tu sonrisa.
Mis labios te esperan.
En este recuerdo, mis manos siguen ejecutando la
partitura de tu cuerpo en este viaje interminable que hago de
tí.
Te quiero, una vez mas.
A UNA MUJER MENUDA

Ella es menuda.
Su cuerpo, ligero.
Es, mas allá de su figura, un etéreo ser.
Su sonrisa desborda al andar.
Se tropieza con ella.
Sus manos son las alas de su palabra.
Su talle, el ligero arbol de su flor
Sus ojos, el descanso del amor de sus manos.
Con ellas orquesta el ritmo del gesto grácil de sus dedos;
sus débiles hojas.

Almería, 27 de Mayo de 1.997


Para Josefina

Cuando tu mirada se derrama sobre la delgada luna de tu cara


acepto el verbo amar.

Si tu mirada arriba a los suaves pétalos de tu boca


advierto en ellos la flor de su palabra.

Mujer de azul y miedo.


Con que miedo me hablas.
¿ Y me preguntas porqué soy bueno contigo?

En la húmeda palma de tus manos sumerjo mis besos


y se diluyen en tu piel.

Piel que enfunda tus dedos


tállos tiernos y finos de esa ligera rama de tu tronco.

En él circundo la honda curva de tu ser


navegando tu piel
haciendo rémo de mis manos en la mar de tu cuerpo.

Port of Spain (Almería), 25 de Enero de 1.998


Dedicado a Josefina, un miedo arropado de mujer.
Tu sonrisa

Sonríes.

Y desde los delgados y menudos labios de tu boca

alumbras la palabra risueña.

Tu gesto de amor.

Luz de tu boca,

alba y limpia fruta desgranada

dormida en tus manos

húmedo espejo de tu cara.

En ellas reposan el sueño de tu belleza.

Tu sueño de mujer.

Mi carnal refugio.

Para Josefina. Port of Spain y Espejo del Mar


Febrero de 1.998
Tu piél

Dulce camino.

Mi larga esperanza.

Tu senda.

Navego a lo largo de tu ser


y me acoges en un templado mar de seda y sal.

Te amoldas.

Cúbres las velas que me impulsan


con el soplo de tu aliento, tu palabra.

Mi calma.

Nuestro mar.

Para Josefina.
Taberna Irlandesa; Almería. Feb-98
Acabado en el Port Of Spain Feb-98
Tu duda

¿Porqué me preguntas qué quiero en tí?

¿Soy, acaso, la mano suave que acompaña a las tuyas?

¿El calor de tus frías manos?

¿El refugio cálido de tus silencios?

Tu duda se refleja en mí y te pregunto:

¿que me dás en tu sonrisa?

Alegras mis ojos.

¿Y me preguntas qué quiero en tí?

Si tus menudos labios me pronuncian, ¿qué pueden decir los míos?

¿Aún dudas?

Para Josefina.
Iniciado en "Espejo del Mar"
Acabado en "Casa Leandro" Marzo-98
Al final, tu nombre

Hoy, que tu boca ha callado

que tu sonrisa se apaga

dejas paso a la noche oscura de ese recuerdo

que muere en cada imagen.

Hoy, que ya no conjugas el verbo amar

yáces en la oquedad de mi palabra y de mi gesto.

Hoy te llamas Josefina.

No está dedicado a Josefina, porque no se lo merece.


Me lo dedico a mí, que sí me lo merezco.
Port of Spain. Marzo-98
Mi barco

Es frágil.

Mi barquito es sereno.

Navega taciturno.

Guiñando a la mar.

Para una versión analógica de "My Ship"


Port Of Spain. Feb-98

Para ella

Ella es de Alicante.

Alacant.

Su palabra se quiebra al hablar, es dulce.


Su semblante, apacible; el gesto, sereno.

Los ojos acompañan la sonrisa de sus labios.

Habla, y cuando lo hace, ríe y llora a un tiempo.

Me dice que es mujer.

Su viento Levante la baña; me llega.

Hoy sopla en este mar el viento de Poniente.

La acoge; la recibe.

Y su sonrisa me desarma.

Es del Levante.

Tierra, agua, sal y cielo.

Es Mediterraneo.

Su luz.

Mi mar.

Dedicado a Teresa.
"Casa Leandro".
Marzo-98

Un pequeño sueño del mar

Frente a la ventana de mis ojos.


Ante la mar.

Ante él me miras.

Un filtro cristalino nos separa.

Imaginas, mas allá de tu mirada, lo mejor de mí, tu sueño

lo mejor de tí, mi fantasía.

Una mar extensa, azul y profunda.

Vacía, suave y densa.

Profunda a tus ojos.

El te mira así.

"Casa Leandro"
Marzo-98

ESTUDIOS PARA LEONOR

Aproximaciones a una mujer

"En tu memoria.
A tu blanca sonrisa"

Aproximación 1ª
Mi palabra y tú

Cuando todavía se sueña con ella


y al amor se resiste
te escribo.

Y ante ella, me desarmo y derramo


en un tórpe pronunciamiento de tu ser.
Aquello que nunca supe decir de tí.

Ese lugar que intuyes y te inquieta.

Eres deseo de amor.


La vocación de mi palabra y mis manos.

Eres Leonor.

Aproximación 2ª

Del batír de mis álas

Y en este incesante volar contínuo


rotúro los caminos de tu cuerpo.

Y aún, no se volar.

Para mis alas, tu viento.


En mi pluma, tus manos.
Y todavía no se volar.

Ese aire me lleva.


Y al surco de mis palabras te invito.

En este quehacer te ocupo y me ocupas


llenado estas imágenes.

Por ese amor que hace crédo de tu sonrisa.


Por ella, creo en tí.

Aproximación 3ª

Del éco de tu vuelo

Yo se del cielo de tus ojos.


Del fondo oscuro de tu mirada.

Sé de tu silencio y tu memoria.

Y percibo la oquedad convexa de tu cintura.


Tu curva entraña.
El vacío de mi tacto.

Sé tambien de esa sonrisa que alumbra el mar de tus palabras


El territorio de mi pluma.
El descanso de mis ojos.

Un espacio fránco para mis manos.

Desde esta memoria y en la luz que la baña, hablo de tí.


Hablo de Leonor.
Aproximación 4ª

Nána para un cigarro


en la ventana

Ante tí.
Geometría de cúrvas y arístas.

Frente a tu sonrisa.
Caudal de mi verbo y mi escritura.

Ante tu letra y tu palabra, te despiertas.


Acantilada y silente.
Dormida a la tarde del sol poniente.
Altiva al primer sol de este día en que te escribo.

En tí, y ante él, descanso mi pluma en la levedad de tu belleza

Aproximación 5ª
Para tu silencio

En ese contorno cifrado y extenso de tu nombre, tropieza mi mano.

Y te profesa.
Te hace un hueco.
Un amoroso vacío en la oquedad de mi memoria.

¿Y me sigues preguntando porqué te doy?

Quizá no advertíste que no se entiende el amor sin dar aquello


que nunca se tuvo.
Por ello, se desea aquello que nunca será posible ser.
Es mas deseable aquello que no se tiene
ni nunca se podrá tener.

Y sin embargo, te quiero


aún en la infinitud de tu silencio.

Solo soy un hombre.

Aproximación 6ª

Para mis manos

Los trázos de tu figura ríñen amorosamente con mi pluma.


Tu corazón los amalgama en tinta y papel.

Mi mano se vence.
a pluma que soporta circunda tu ligero universo.

Y sin embargo eres pequeña.

Diminuta como la rosa de Neruda.


Grande como el valle que abre tu nombre en mis labios al pronunciarte.

Extensa al amor de estas palabras.

Es la longitud de tu nombre.
Leonor.
Todo este trabajo fue iniciado y terminado
entre Casa Leandro (Aguadulce), Port Of Spain
y Taberna Irlandesa, en el mes de Mayo de 1.998
Para Carmen

En Almería, a 5 de Junio de 1.998

Hola Carmen:

Dos puntos suponen la apertura al espacio y al volúmen lineal de este folio. Te

recuerdo menuda y con unos ojos pequeños, azulados, refugiados en su ósea oquedad.

Dos ligéros destellos. Unas chispas, azules. Otras, gríses. Un rumbo incierto el

de tu mirada. Son puerta y profundidad y por ello, un límite incierto. Un contrapunto

de tu piél, de tu fácie. (Tu piél es blanquecina y apagada). Y por entrada y lejanía, son

vacío. No percibo el fondo.

Ya vés que las realidades son polivalentes y pueden ser entendidas como las

facetas de un cristal.

Y despues de precipitarme en tus ojos, por una vocación a su mar, resurjo a tu

ligera estructura, porque nada encuentro en ellos. Esa arquitectura es frágil. Un dificil

equilibrio entre huesos, piél y la ropa que te oculta; se resiste a encajarse en tu molde.

(El estandar no nació para tí. No nacíste para la norma).

Estas palabras te son debidas como la sonrisa a la calabaza.

Me encuentro frente a un pequeño mar. Es un puerto. Un extenso vientre de

agua arquitrabado por pantalanes.


Y sin embargo este lenguaje no es real. Pretende ser mágico. Trastocar realidad

por fantasía.

¿Cual es ese hilo que nos ata?

Hace tiempo, alguien me habló de la "extimidad". Recuerdo ese concepto y el

sentimiento con el que se me expresaba con un respetuoso cariño. Y subrayo esto

último. Un respetuoso cariño.

¡Qué fronteras mas difusas tiene el amor! Sorprende saber la densidad de sus

conceptos y la elasticidad de los afectos que generan. Por ello, me pregunto ¿donde

queda el amor? , ¿el deseo?, esa especie de fagocitósis imposible del otro.

Hoy solo me queda hablar y ante la ausencia de una recepción escuchante, me

queda la palabra y el discurso de mi tésis.

Recuerdo Alicante, su puerto y tu estructura quebradiza, casi enferma. Y tus

"vitaminas". Recuerdo todo aquello con un respetuoso amor. Y para tal recuerdo, el

exorcísmo de la escritura.

Hablo de amor a lo inexistente.

¿Cómo se explica este célo que empieza a tomar dimensiones temporales

indefinidas?

¿Cuantos años han pasado yá y sin embargo nos atamos y desatamos? Nos

anudamos y desanudamos y la cuerda lo soporta.

Existe en todo ello una constante que no hemos resuelto ni tú, ni yo, y que se

nos repite de manera "fija-discontinua", un "tic". Algo no resuelto. Somos

temporalmente irresolubles.

Son ya cuarenta y un años. Casi media vida. Y tú eres una constante, pegada

como ameba a mi tiempo.


Describo esta vida como la siento. Y me siento distante de mi entorno cuando

con palabras las escribo, como si hablase de un mundo que alguna vez viví y del que

fui apartado y añorase.

Cuanto tiempo para la fantasía. Qué dificil resulta trastocar fantasía en

realidad. Cuan necesaria le resulta a esta realidad la fantasía. Ninguna de ellas puede

vivir sin la otra.

¿Cómo es posible que sigamos atados en la linea de esta vida?

El tiempo pasa, Carmen. Y solo el percibir su tránsito indica un punto de no

retorno. Quizá haya merecido vivir por escribirte y poder decirte estos sentimientos a

modo de semilla de mis manos en estos surcos que dejo en el papel. No entendía la vida

sin corazón y amor. En estos momentos me emociono y lloro. No puedo dejar de

recordar aquel niño pequeño que se acuclillaba en la orilla del río y observaba el

dulce armónico de la vida delante de sus ojos. Un pequeño reino de vida animal.

¿Porqué Dios me dió la capacidad de sentir? Mis ojos son como una esponja

empapada de imágenes. La falta de comunicación de ellas y sus sensaciones me

hicieron reflexivo y silente. Y si alguien escuchaba mis sensaciones no encontraba

hermanamiento. Me encontraba solo en la percepción.

Conozco el precio de la sinceridad entendida como comunicación de lo mas

íntimo de uno y su posterior pago en forma de distancia.

A veces, la soledad duele, pero empiezo a comprender en mí una vocación o

destino en lo que me queda de tiempo. Volver a nacer, pariendome en cada palabra a

traves de la escritura.
Al final, esa soledad que ha acompañado mi vida, será el continuo jaque que sin

haber sido comprendido por mí, me ha estado, desde siempre, requiriendo a escribirne.

Cuando se siente ese punto de no retorno, cual miro mi presente, percibo que a

pesar de la rebeldía que me ha hecho estar en pié de guerra, ha merecido la pena vivir

por haber podido percibir y sentir el olor y el color. Haber podido inundar mis ojos de

azul y verde, de cielo y tierra. Siento orgullo de llevar la sensación terrena dentro de

mí. Al final, despues de esa vital escritura, se habrá terminado el dibujo de mi vida.

Víves dibujando tu vida y cuando mueres no puedes ver el dibujo terminado. No

lo puedes contemplar. Hasta ese momento, solo puedes intuirlo. ¡Qué paradoja! No

poder verte, a pesar de que eres tú. Esto es algo irresoluble.

Mi querida Carmen, hoy, quedas constituída como "ente de razón" (Suenan los

clarínes; no los claros; los otros; y sin cortejo), lejos del deseo.

Seguiré escribiendo.

PD: Mi perra saluda a tu gata.


Por mi puro placer

Para este amor que se tiñe de azul,


que se esconde.
Y que desde mi vida sólo alumbra al día que me soporta.
Para él.
Para ese día, tirano del tiempo,
destronado de ausencia, rey de la nada.
Invasor de mi tiempo y soberano de mi palabra.
Conquistador del silencio.

Dedicado a Paco Campos, Francisco de las Tierras. Soplador de saxos. Un


buen hombre.
Si fuera Schommer, le fotografiaría subido a una bicicleta, con la rueda trasera
hilarando velocidad, frente a unos libros inalcanzables. La segunda foto: la carcajada
sobre ellos, una vez alcanzados. Un Nietszche arrepentido y fugiente (huyente). La
tercera: silente, exudando lamentos de saxo. La cuarta y fine, cargando a su espalda
la espada de su lamento. Los heridos le vemos así.
Espejo del Mar, Enero de 1.999
A la palabra

A la palabra que se esconde entre arena y conchas


entre espuma y sáles
Que arriba a la playa de estas manos
desde el agua de mi mar.

Húmeda, silente y escurridiza.

Vagabunda sobre este papel


al son incierto de mis ojos
al dibujo tórpe de mi mano
al rumbo de mi sueño.

Y no por pronunciarte te espanto.

Soy esclavo de tu trazo y tu figura


y te arranco de la imagen en la que habitas
para llevarte al campo de mi pluma.

Espejo del Mar . Enero de 1.999


Para ella

Hoy, cuando tu pelo muda de color


cansado de sóles y días
se viste de otoño.

Hoy, puedes mirar al mar con altivez


y mostrarle la espuma que rompe en tu frente y tus siénes.

Hoy, eres un nuevo mar.

Y en él navego, al timón de mi pluma.

Espejo del Mar. Enero de 1.999


Para tu recuerdo

Hoy, cuando no se si tus manos buscan en su memoria


mis palabras de amor.

Hoy, cuando tampoco sé si ellas amasan el recuerdo de las mías


con la savia de mis besos.

Solo tengo para tí el silencio de mi palabra


las ramas sécas de mis versos.

Enero- 99

Para un sueño de media noche


Amor de larga lisura.
Profundo a mi palabra.
Lejano en mi horizonte.

Ante tí, una mano rendida.


La otra, vencida, ara la tierra
como áncla que garréa el póso de mi memoria.

Es el ocáso de mis ojos.


La estación de mi palabra.

Feb. 99

El circo

Para una pómpa de palabra y esperpento.


Fanfarria de fantasmas y difuntos.

Para ellos, los yacentes, en el fragor del estruendo de la vida.

Para vosotros, payasos de la cuerda y el vacío.

Arlequínes de mi mirada.

Malabarístas de la palabra y saltimbanquis del deseo.

Mágos de la nada.

Feb. 99
Para Mercedes, con motivo de unas lágrimas

Y sigue el discurso del Sáhara.

Es Tindouf que retumba; resuena.

Y Mercedes llama a la puerta de las palabras.

La escucho y le hablo.

No puedo negar que me acuerde de ella.

Castilla, noble ,sincera y despojada de escudos, está frente a mí.

Y es aquí en el desierto, frente a una luna glotona y preñada de arena, que llora.

Y lo hace derramando sobre esta tierra el caudal amargo de su vida.

No se arrepiente; no siente culpa.

Llueve en Smara.

Llueve sobre la tierra y ante la luna.

Mercedes llora ante el desierto de su vida.

Llora y no por ello se enverdece esta tierra, porque ésta nacio para llorar sobre ella.

Es solo ella.

Ha escogido un lugar lejano para gritarles a todos que la dejen en paz.

Y lo hace ante mí.

Pero solo soy un hombre.

Bajo la luna de Smara, las tiendas son bomboneras de desgracia.

Duermen los sueños.

Sáhara, ella y su tiempo.

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