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"No todos los hombres pueden tener éxito:
la fecundidad de sus mentiras varía...."
E. M. Ciorán
¿Qué sería de este mundo si nos propusiéramos vivir sin mentiras? ¿Sería
posible lograr ese propósito? ¿Nos mentimos cuando decimos que podemos dejar
mentir? ¿Estamos preparados para aceptar todas las verdades?
En este trabajo haremos un recorrido por los diferentes enfoques desde los
cuales es estudiada la mentira (y su contraparte, la verdad) como fenómeno
psicosocial de interés por parte de las ciencias humanas y socioculturales.
Presentaremos a la antropología como posible enfoque integrador para estudio de
la mentira; y por último, dejaremos una reflexión en el campo de la ética sobre
nuestra postura frente a la verdad en la vida en sociedad.
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2. Enfoques de estudio de la verdad y la mentira.
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Esto nos coloca dentro del concepto de cultura de Robert Ackerman: “la matriz, a la vez
consciente e inconsciente, que da significado al comportamiento social y a las creencias”.
(Ackerman, 1987).
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como Jean Baudrillard y Gianni Vattimo (en su más reciente libro “Adiós a la
verdad”, Gedisa 2010, aborda el tema desde la filosofía, la religión y la política,
además desde la experiencia cotidiana). La búsqueda de la verdad a través de la
historia ha sido también asunto del que se ha ocupado la ciencia, los científicos.
2
Pérez Cotés, Sergio (1998). La prohibición de mentir. Siglo veintiuno editores, UAM Iztapala.
México D.F. pp.16.
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Por el lado del honor, nos remontamos al marco romántico de la caballería
europea del siglo XIV y XV, donde los caballeros cifraban su honor en ser dignos
de confianza. En este sentido, el honor está ligado a la virtud, y la virtud en ese
entonces estaba ligada a la valoración de la cultura masculina. Decir la verdad era
cuestión de reputación: “El caballero no miente”. Tiene que ver con la lealtad y la
rectitud como personajes públicos, de reconocimiento y liderazgo. Tal vez esto nos
deja parte del legado en el cual informalmente se tiene la idea de que la mujer dice
más mentiras que el hombre, afirmación que obviamente puede ser refutada de
acuerdo al contexto.
2.2. Lo Biológico.
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menor preocupación por lo moral3. Igualmente investigadores de la Universidad
estadounidense de Temple han descubierto que cuando una persona dice la
verdad utiliza partes diferentes del cerebro que cuando miente. Allí se
descubrieron siete zonas de activación de la mentira y cuatro áreas de la verdad,
en la zona frontal del cerebro trabajaría con mayor intensidad la mentira, esto
sería la media inferior y la central, y en el hipocampo y las regiones medio-
temporales4.
3
VALENZUELA, AMÉRICA: "El cerebro de los mentirosos tiene más sustancia blanca". Consultado
en: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2005/10/18/neurociencia/1129662447.html
4
Copería, Enrique: “La ciencia de la mentira”, en:
http://revista.libertaddigital.com/la-ciencia-de-la-mentira-1276221525.html
Descubren zonas del cerebro especializadas en la mentira, en:
http://www.ciencia101.com/ciencia/descubren-zonas-del-cerebro-especializadas-en-la-mentira/
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una señal de que han llegado a un nuevo mojón en el desarrollo. Los que tienen
un mejor desarrollo cognitivo mienten porque pueden cubrir sus huellas”5.
2.4. Lo sociológico.
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Nota periodística de la BBC: “Mentir de pequeño, ¿buen augurio?”, 17 de mayo de 2010.
Consultado en:
http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/05/100517_ninos_mentiras_inteligencia_jp.sh
tml?s
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preguntarnos, ¿usarán este argumento los gobernantes para tomar decisiones de
interés más particular que colectivo?. En el mercado competitivo que regula la
economía, mentir es necesario para no desaparecer; publicidad y engaño no
parecen palabras distantes.
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podría se un punto de partida para el desarrollo epistemológico de una
antropología de la mentira.
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responsabilidad a la sociedad. La antropología se lo cargaría a la cultura. Pero
más allá de meternos a pelear con los enfoques biológicos (naturalistas), bien vale
la pena cuestionarnos como agentes sociales responsables hasta que punto mi
relación con la verdad y la mentira aporta o no a la construcción de un mundo más
justo y más tranquilamente habitable. Es esta una reflexión que nos trae al campo
de lo ético. ¿Qué tan coherente somos con lo que pensamos, lo que decimos y lo
que hacemos? ¿Usaremos la mentira indiscriminadamente como herramienta de
supervivencia y como instrumento de engaño para sacar provecho individual? Son
algunas de las reflexiones personales que nos deja el repaso por el estudio de la
verdad y la mentira desde las tribunas de investigación académica. Hay mucha
tela de donde cortar...
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5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Hachet, Pascal (1999): La mentira necesaria. Del trauma social al mito, Editorial
Síntesis, Madrid.
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