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Diseño y evaluación de un programa de intervención socioemocional para

promover la conducta prosocial y prevenir la violencia

hemos estado trabajando en el campo de la intervención, diseñando y aplicando


programas a grupos de niños y adolescentes con la finalidad de estimular el desarrollo
socioemocional y, dentro de éste, especialmente el desarrollo de la conducta prosocial, es
decir, de valores (diálogo, tolerancia, igualdad, solidaridad...) y de conductas sociales
positivas (dar, ayudar, cooperar, compartir, consolar...). En concreto, con estos programas
de intervención basados en el juego cooperativo se fomentan diversas variables
relacionadas con los derechos humanos, como son la comunicación, las relaciones de
ayuda y confianza, la capacidad de cooperación grupal, la expresión emocional, el respeto
por las diferencias, la aceptación del otro.

El trabajo que ahora se presenta consiste en el diseño y la evaluación de un programa de


juego prosocial-creativo dirigido a niños y niñas de 10-12 años

que tiene también por finalidad desarrollar la personalidad y educar en derechos humanos
en este nivel de edad.

El programa para primer ciclo de educación primaria (6-8 años), basado en juegos
amistosos, de ayuda y cooperación. El programa, configurado con 60 juegos, consistió en
la administración de una sesión de juego semanal de 60 minutos durante un curso escolar,
midiéndose antes y después diversas variables sobre las que se consideró que el
programa iba a tener un efecto positivo, con una muestra de 178 sujetos, 125
experimentales y 53 de control.

El estudio tuvo como objetivos:


1) diseñar un programa de intervención basado en el juego cooperativo-creativo
para niños y niñas de tercer ciclo de educación primaria, que tiene por finalidad
promover la conducta prosocial;
2) realizar una implementación experimental del programa durante un curso
escolar; y
3) evaluar sus efectos en factores socioemocionales del desarrollo infantil
relacionados con la educación en valores y la prevención de la violencia, así
como sus efectos en factores cognitivos como la inteligencia o la creatividad.

El programa experimental se configuró con juegos que estimulan


la comunicación (capacidad de diálogo, hábitos de escucha activa, toma de
decisiones por consenso...),
la interacción amistosa, la conducta prosocial (dar, ayudar, cooperar,
compartir...), así
como la creatividad multidimensional.

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