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Alberto Ginastera (Buenos aires, 1916 – Geneva, 1983)

Su originalidad creativa lo ha posicionado como uno de los principales compositores americanos


del siglo XX.
Habitualmente se divide su producción en tres períodos:
“Nacionalismo objetivo” (1934-47): En el cual hace referencia directa a materiales folclóricos
argentinos dentro de un marco tonal.
“Nacionalismo subjetivo” (1947-57): En el que integro símbolos musicales sublimados en la
búsqueda de un estilo Argentino original.
“Neo-expresionismo” (1958-83): En el cual combinó realismo mágico, dodecafonismo y
procedimientos de vanguardia.
Las Tres Danzas Argentinas, escritas para piano en 1937, pertenecen a su primera etapa y
constituyen su Opus 2.

La primera de ellas: Danza del viejo boyero, se caracteriza por una sonoridad chocante dada por la
división de mano izquierda sobre las teclas negras y la derecha sobre las blancas. Ginastera
manipula estos modos cuya conjunción es una aparente cacofonía para construir la pieza,
basándose en melodías simples, de reminiscencia popular, y un complejo entramado textural
rítmico que representa el rasgo característico de la pieza. Finaliza con el acorde E-A-D-G-B-E, (las
cuerdas de la guitarra tocadas al aire), sonoridad que el compositor tomó como una especie de
firma en toda su producción para remitir al mundo simbólico criollo.

La segunda: Danza de la moza donosa, de tempo rubato con la indicación “Dolcemente


espressivo”, presenta una melodía A, de tensión creciente dada por sucesivas inflexiones
cromáticas sobre un bajo ostinato simple en modo menor. En la siguiente parte B la melodía está
armonizada transportando un acorde de 4a, 5a y 8a, que remite a Debussy y a la vez evoca la vasta
amplitud de las llanuras de la pampa argentina. La pieza cierra con una reexposición de A
armonizada por terceras.

La tercera: Danza del gaucho matrero, está basada en la danza del Malambo tradicional y su
acompañamiento en la guitarra, que aparece en el corazón de la pieza en su forma tonal más
simple adaptando los gestos del rasgueo al piano. Las indicaciones “Furiosamente rítmico y
enérgico”, “salvaggio” y las dinámicas como ffff dan cuenta del carácter de la pieza, y unidos a un
ritornello cromático obsesivo (textura inicial) simbolizan con certeza un ambiente de persecución
que da cuenta del adjetivo de “matrero” (que podría traducirse como “fuera de la ley”) adjudicado
al gaucho.

La ardua adaptación de este ciclo de piezas al dúo de guitarras se ve recompenzada por la


sonoridad idiomática del instrumento, cuyo universo sonoro es un ícono de la cultura argentina y
gauchesca, universo al cual Ginastera se remite para crear un lenguaje nacionalista con una
impronta muy personal.

Alfonso Bekes

Fuentes:
-New Grove Dictionary of Music and Musicians
-Wikipedia

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