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COMENTARIO DE TEXTO: LEY DE RESPONSABILIDADES POLÍTICAS DE 1939

AUTOR: Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y


Aire, Caudillo de España y Jefe del Estado, desde su proclamación como tal el 1 de octubre
de 1936, hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975. Franco uno de los generales que
impulsó el golpe de Estado, denominado Alzamiento Nacional, por los insurgentes, acabó por
desplazar al resto de los generales que habían formado la Junta de Defensa Nacional, y
conscientes de la necesidad de unidad de mando, fue proclamado por estos Generalísimo y
Jefe de Gobierno y de Estado, iniciándose un periodo de gobierno dictatorial hasta su muerte.

DESTINATARIO: La sociedad española, especialmente aquellos que han colaborado con


la República y los partidos de izquierda y sindicatos

FECHA Y LUGAR: 9 de febrero de 1939, en Burgos, lugar donde radicaba en ese


momento el gobierno franquista.

CONTEXTO HISTÓRICO: Durante la Guerra Civil en la zona sublevada se impuso desde el


comienzo una dictadura militar pero en un principio existió una descoordinación entre las
distintas fuerzas políticas y militares que apoyaban la sublevación. El 1 de octubre de 1936 los
generales sublevados nombraron a Franco “generalísimo de los ejércitos” y jefe del nuevo
Estado. Los sublevados habían manifestado su voluntad de eliminar a todos aquellos que se
habían opuesto a la sublevación militar a los que calificaban de enemigos de España. Ya al
poco de comenzar la guerra los sublevados con diversas leyes y decretos prohibieron los
partidos, sindicatos y asociaciones ligadas a la República y al Frente Popular. Pocos meses
antes de finalizar la guerra el régimen de Franco aprueba la primera ley represiva de carácter
general, la Ley de Responsabilidades Políticas (febrero de 1939), con la que se pretendía la
depuración total de las personas que habían colaborado de una u otra forma con la República.
En 1949 se añadió la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería, por la que se
perseguía a los acusados de “defender ideas contrarias a la religión, la patria y sus
instituciones fundamentales”.
TIPO DE TEXTO: Jurídico, al tratarse de una ley de obligado cumplimiento.
TIPO DE FUENTE: Primaria, al ser un documento redactado en la misma época en que se
suceden los hechos históricos tratados.
ANÁLISIS: La ley de Responsabilidades Políticas puede ser considerada como la “justicia
al revés”, por el hecho de exigir retroactivamente responsabilidades sobre actuaciones
realizadas antes de su publicación. Así, con una ley de 1939 se condenaron acciones
realizadas desde 1 de octubre de 1934, y que entonces eran legales. Además esta ley
considera culpables de rebelión a todos aquellos que permanecieron fieles al régimen legal de
la República, acusándolos de oponerse al triunfo del Movimiento Nacional,
El texto comienza con un preámbulo donde se afirma que la Guerra Civil está próxima a
finalizar cuando afirma “Próxima la total liberación de España…” Continúa afirmando que el
gobierno franquista cree necesario dictar una Ley de Responsabilidades Políticas para que
aquellos que colaboraron con hechos u omisiones con la República y el Frente Popular (etapa
que se califica como la subversión roja) o se han opuesto durante los más de dos años que va
de guerra al triunfo de los sublevados (que en el texto se mencionan como el Movimiento
Nacional, término que utilizó el franquismo para designar al conjunto de fuerzas y grupos
sociales que apoyaron la sublevación y que se integraron en el partido único FET de las
JONS). El texto con este lenguaje justifica la sublevación contra la República y culpabiliza a los
republicanos, que permanecieron leales a la República, por lo que han de hacer frente a unas
responsabilidades civiles
Continúa afirmando en el primer párrafo que con ello podrán convivir dentro de una España
grande tanto los franquistas o sublevados, presentados como los españoles que en haz
apretado han salvado nuestro país y nuestra civilización y los republicanos que cumplan los
castigos impuestos para expiar sus culpas, presentados en la ley como aquellos que borren sus
yerros pasados mediante el cumplimiento de sanciones justas… A pesar del lenguaje
grandilocuente lo cierto es que la convivencia no se produjo ya que los republicanos y
militantes de partidos de izquierdas y sindicatos fueron marginados y represaliados en la
dictadura franquista incluso después de haber cumplido las condenas que ésta y otras leyes
franquistas les impusieron. Nunca hubo por parte del régimen franquista una intención de
reconciliación o integración de los vencidos en el régimen.
El artículo primero de la Ley establece la responsabilidad de personas y asociaciones
(personas, tanto físicas como jurídicas) que:
• O bien colaboraron con la República y el Frente Popular, desde primero de octubre
de 1934, fecha de inicio de la Revolución de Octubre, hasta 18 de julio de 1936,
cuando comenzó la sublevación contra la República. Esta colaboración con la
República y el gobierno legítimo del Frente Popular (febrero a julio de 1936) se
califica en la Ley como que contribuyeron a agravar la subversión de todo orden de
que se hizo víctima a España.
• O bien se opusieron desde el 18 de julio de 1936 (a partir de las segundas de dichas
fechas) a la sublevación contra la República, nuevamente definida como Movimiento
Nacional.
Es importante destacar que las responsabilidades y los argumentos de las acusaciones se
inician antes del comienzo de la Guerra Civil buscando aumentar notablemente el número de
acusados y los argumentos para acusarles. También es importante que no sólo se declaran
como acusados aquellos que se hayan opuesto al bando sublevado o Movimiento Nacional por
actos concretos sino también con pasividad grave, lo cual aumenta la ambigüedad de los
hechos y el número de personas acusables. Otro hecho importante es que con esta Ley se
están condenado hechos que el momento de realizarse eran legales: apoyar la República, el
Frente Popular, etc.
El artículo segundo establece que, ratificando decretos anteriores, quedan declarados
ilegales todos los partidos y asociaciones que desde las elecciones de febrero de 1936 hayan
integrado el Frente Popular (coalición de grupos de izquierdas que ganaron esas elecciones) o
le hayan apoyado, así como las organizaciones nacionalistas (calificadas como separatistas) y
todas las que se han opuesto al triunfo del bando sublevado o franquista denominado una vez
más como Movimiento Nacional.
Esta Ley de Responsabilidades Políticas serviría al régimen franquista para acusar (de
forma grotesca) al bando republicano de haber desencadenado la Guerra Civil al oponerse
al Alzamiento del 18 de julio. Los Tribunales de Responsabilidades Políticas del franquismo
impondrían con esta Ley tres tipos de sanciones a las personas que colaboraron con la
República: inhabilitación profesional, restricciones a la libertad de residencia (especialmente
destierros) y multas económicas. De todas estas penas las más habituales e importantes eran
las sanciones económicas, las incautaciones y las confiscaciones de bienes que iban a nutrir al
nuevo régimen con una importante fuente de ingresos. En caso de que el acusado hubiese
muerto o estuviera ausente se hacía responsables a los herederos (viuda e hijos) del pago de
las sanciones y multas, llevando a muchas familias a la ruina, después de haber perdido a uno
o varios de sus miembros por muerte en el frente, fusilamiento por el bando franquista o exilio.
La Ley de Responsabilidades Políticas analizada en el presente comentario, supuso un
eficaz elemento de represión y asentamiento del régimen franquista basado en el miedo y el
temor a la represión por los perdedores de la guerra. Represión y temor que explican la larga
pervivencia de la dictadura franquista. Otras leyes sirvieron para la eliminación física
(fusilamientos) de los republicanos derrotados. La represión y violencia ejercida por los
“nacionales” durante la contienda, se puede ver dentro de la estrategia militar de eliminación de
enemigos, y aterrorizar a la población resistente. Sin embargo esta Ley, ya a finales de la
guerra cuando su resultado estaba claro, presenta otro planteamiento: un espíritu revanchista
que queda claro al solo admitir la rendición incondicional del enemigo, al que a partir de este
momento ya derrotado se sigue persiguiendo su eliminación física y psicológica, introduciendo
el terror y el miedo en los vencidos.

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