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Nietzsche y Foucault. Verdad, invencién y politica’ Cecilia Sanchez Desde el comienzo de su lectura, el estilo reflexivo ejercido por Nietzsche resulta provocativo y sorprendente. Sus metdforas y asociaciones son inusuales y sus temdaticas irreverentes. Dicho autor se ha caracterizado por su manera de involucrarse visceralmente en los diversos asuntos filosdticos que lo ocuparon, actitud inversa a la distancia neutral y objetivante asumida por las ciencias en general. Entre otras, una de sus particularidades ha consistido en tomar en consideraci6n'al cuerpo como. objeto de andlisis:-Mas alld de un examen puramente fisiolégico, Nietzsche ha sido uno de los primeros fildsofos en incluir al cuerpo en la historia politica de las sociedades y en extraer de allf profundas impli- caciones psicoldgicas, filoséficas y morales. Sin embargo. tras la reaccién de fascinacién que sus textos pueden Ile- gar a ejercer en sus lectores, también sobreviene, al menos en mi caso y dada mi condicidn de mujer, un fuerte rechazo a su férreo antifeminismo, a su Sarcdstico ataque a aquel estilo de mujer culta que representé en su época George Sand, a quien, junto a otras mujeres de ‘a misma estirpe, uld6 en repetidas ocasiones de ‘vacas ilustradas’ por querer sobrepasar el espacio de} puro instinto, tnico soporte de la femineidad segtin el filésofo aleman. De igual modo, desde el punto de vista de la politica, resulta hoy inaceptable su actitud antidemocratica y su arrogancia aristocratizante, asi como su prescindencia ‘del otro’ en pos de la afir- maci6n de un individualismo de corte seforial. Con todo, ser nietzscheano es una actitud que é| mismo jams consenti- ria, ya que equivale a serle fiel’ Por el contrario, su pensamiento afirma como un rasgo sobresaliente de la vida misma la “interpretaci6n’ y, por lo mismo, la ‘traicién’, perspectiva que parte del supuesto, como veré a Este articulo fue escrito a partir de una conferencia dictada en Ia Facultad de Ciencias, Juridicas y Sociales de 1a Universidad de Talca en octubre del afio 1994, con ocasién de cumplirse los 100 aijos del natalicie de Etiedrich Nietzsche. Revista de la Academia / N°2 / Primavera 1996 / pp. 39-50 wv 40 Cecilia Sanchez continuacién, de la ‘invencién’ del conocimiento y de uno mismo, en una busqueda ‘poética’ en el sentido de la poesis griega del Gptimo de la existencia: En la linea de lo que acabo de decir, el caso de Foucault resulta especial- mente ejemplar. ya que extrae de Nietzsche el modelo de una teoria “genealégica’ y ‘politica’ del saber y del poder. desde cuya légica es posible pensar el presente sin caer en los excesos propiamente nietzscheanos, Se trata de una apropiacion que no se limita a una exége- tranquila, sino que por una via apenas insinuada en los textos del propio autor, Foucault establece una perspectiva politica e hist6rica del conocimiento y de su uso institucional por parte de la sociedad moder- na. Sin embargo, ademas de la importancia y actualidad de los temas abor- dados por uno y otro pensador. el interés suplementario que tiene para mi reflexionar en torno a este complejo didlogo. cuyos enunciados des- bordan los significados literales. tiene que ver, como se verd al final del articulo, con lo que forma parte y es inherente al simple acto de leer un texto escrito, cualesquiera sea su jerarquia, a saber: su productividad. Es preocupante ver cudn débiles y de escaso interés pueden Hegar a ser aquellos tipos de andlisis fundados en la mera repeticin o en el comen- tario fiel o apologético apegado en extremo a Ia autoridad del texto pri- mitivosEl peligro que entrafia dicha situacién es la supresi6n del ejerci- cio de pensar y. como consecuencia, Ia anulacisn del encuentro de igual a igual entre un autor y sus virtuales lectores. Borges ironiz6 sobre este problema proponiendo una soluci6n extrema, la que consistfa en repro- ducir el doble del texto llamandolo su comentario. Por cierto, como ya dije, este no es, en modo alguno, el caso de Foucault. Lo que me propongo hacer a continuacién es mostrar las imbricaciones y excedentes de sentido resultantes de la modalidad de lectura efectuada por Foucault sobre algunos aspectos de lit obra de Nietzsche acerca de la verdad, la politica y el poder, para lo cual me remitiré en especial a dos escritos cuyos contenidos se encuentran interconectados: el de Nietzsche, La verdad y la mentira en sentido extramoral, publicado péstumamente el afio 1873; el de Foucault es un comentario del texto recién menciona- do, aparecido en su libro La verdad y sus formas juridicas, y figura bajo el titulo de “Primera Conferencia™, texto en el cual se esboza lo que hoy se entiende por una ‘politica de la verdad" !. Consideraré, asimismo, ha- cia el final de este articulo algunos aspectos de la critica de Habermas: referida al texto de Nietzsche recién citado, ello con el objeto de hacer ver la heterogeneidad de lecturas a las que ha dado lugar un mismo es- crito. Tal diversidad de ningtin modo invalida ni al (exto en cuestién y menos a las interpretaciones a que ha dado lugar a lo largo del tiempo, varias de las cuales provienen de diferentes [latitudes geograficas. | El articulo péstumo de Nietzsche recién citado se encuentra en las Obras Completas. Editorial Aguilar, Madrid, Volumen I. 1951; el libro de Foucault ha sido reeditado por Gedisa Editorial, Barcelona, 1992, b sche y Foucault. Verdad, invenctén y politica 4) Nietzsche, un modelo para pensat el presente En la “Primera Conferencia”, correspondiente a su libro La verdad y sus formas juridicas, Foucault se pregunta como es que practicas sociales tales como el control y la Vigilancia han podido Hegar a engendrar domi- nis de saber en Tos cuales aparecen nuevos objetos o técnicas de cono- cimiento, pero también formas nuevas de *sujetos’ : Segtin Foucault, este tipo de constataci6n haria patente la ‘historicidad’ de la verdad. de alli que su propésito sea contar la “historia” de la constitucién de un sujeto que no estd dado como pensaron Descartes y Kant sino que. por el con- trario, éste a cada momento es “fundado’ y vuelto a fundar por la histo- ria. En particular, Foucault se referira a ciertas formas de verdad defini- dlas en funcién de la préctica penal. De alli que una de sus principales preguntas verse sobre las formas de ‘indagacién’ segdn la establecie- ron los fildsofos entre los siglos XV y XVIIL, como también los cientifi- cos, gedgrafos, botdinicos, zodlogos y economistas vigentes en esos si- alos. De acuerdo a los puntos de vista mencionados, el imerés de Foucault es, ante todo, entender la ‘verdad’ y la circulacién de ésta en el plano social + \tendiendo a las diversas investiguciones Hevadas a cabo por el mismo Foucault, el origen del ‘indagar’ aparece en la Edad Media en el contex- 10 de las practicas judiciales y el orden juridico. En ese perfodo, para saber quién hizo qué cosa, en qué condiciones y en qué momento, se claboraron técnicas de indagacion, las cuales se extrapolaron al orden cientifico y filoséfico. Esta situacién cambié en el siglo XIX, puesto que en el nuevo periodo la ‘indagacién” comienza a desplazarse hacia formas de ‘examen’ merced al surgimiento de ciencias sociales tales como la sociologia, la psicologia, la psicopatologia yla criminologia. Para Foucault es importante demostrar c6mo es que la ‘indagacisn’ y el ‘examen’ se conectan con ta formacién de controles politicos y sociales en las postrimerias del siglo XIX. En funci6n del tratamiento de este tipo de temas es que Foucault habla de citar un nombre’ el de Nietzsche, pues todo lo recién referido se rela- ciona con su obra. La obra del filosofo aleman representa para Foucault el mejor y mas actual de los ‘modelos’ que tiene a mano para Hevar a ‘abo la investigacién propuesta La invencién como ruptura Es asf como a la hora de emprender el aniilisis hist6rico de la formacion misma del *sujeto’ y la “verdad’, Foucault toma como punto de partida 2 En este punto Foucault se ref una doble historia de la verdad. Se trata, por una parte, de la verdad de las cieneias y, por otra, de las verdades formadas al interior de determinadas soviedades u partir de reglas del juego cuya légica hace na formas de subjetividad, er nuevas

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