Sie sind auf Seite 1von 13

ACUMULACIÓN, LITISCONSORCIO E INTERVENCIÓN DE TERCEROS EN

EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO

Cynthia Vila Ormeño


Abogada

1. Cuestiones iniciales

La función jurisdiccional se desarrolla a través de la institución del proceso, el


cual contiene, en general, principios informadores, distintas formas, sistemas y
actos procesales que lo integran. Los actos individuales que conforman el todo
que es el proceso pueden ser estudiados en forma general, pero su adecuada
comprensión sólo puede ser posible interrelacionados con los demás elementos,
incluso, dentro de un determinado procedimiento. Así, el análisis de los
elementos procesales, acumulación, litisconsorcio e intervención de terceros, se
realizará sobre la apreciación abstracta de los mismos, como figuras jurídicas
independientes, pero a la luz de la regulación específica del proceso
constitucional de amparo.

El proceso en general puede configurarse como conjunción de la actividad de las


partes y del órgano jurisdiccional para resolver un conflicto jurídico con el
alcance marcado por las peticiones de aquéllas y las normas aplicables a los
hechos que se consideren procesalmente demostrados. Si reducimos el proceso
a su configuración más elemental, observamos que con él y mediante una
actividad normada, se pretende que un juez adquiera conocimiento suficiente de
unos hechos determinantes de una aparente situación de conflicto jurídico a los
efectos de su resolución aplicando las adecuadas normas de derecho. Para que
esto sea así es necesario conjugar una serie de actos, tanto de quien interviene
en él con la condición de parte (activa o pasiva), como de los integrantes del
propio órgano jurisdiccional.1

Hay que tomar en cuenta que no existe proceso si antes no se ha presentado o


un conflicto de intereses o una incertidumbre con relevancia jurídica. Lo primero
sucede cuando existen intereses recíprocamente resistidos u opuestos, respecto
de un determinado bien jurídico; mientras que la incertidumbre se refiere a la
ausencia de certeza en la producción o existencia de un hecho o acto. La
doctrina utiliza esta diferencia para hacer la distinción entre procesos
contenciosos o no contenciosos respectivamente.2

1
MONTERO AROCA, Juan. “Derecho Jurisdiccional”, Tomo II, Valencia, Tirant Lo
Blanch, 2000, pág. 441.
2
MONROY, Juan. “Partes, acumulación, litisconsorcio, intervención de terceros y
sucesión procesal en el Código Procesal Civil”, Ius et Veritas, Año IV No. 6, junio de

[Escribir texto]
Este conflicto de intereses genera una relación jurídica sustantiva que en sí es la
controversia de intereses con relevancia jurídica, es decir, aquello que puede ser
materia de un proceso, porque de esta relación se genera, en alguno de los que
la conforman, la convicción de que puede reclamar al otro la satisfacción de su
interés. Esta aptitud para exigir que el contendiente reconozca el interés
reclamado se llama pretensión material; si es satisfecha no será necesario el
inicio del proceso. Es precisamente la negativa de la otra parte lo que marca que
el proceso deba comenzar y convierte la pretensión material en pretensión
procesal que será discutida, probada, alegada y al final decidida, dentro de un
proceso.3

El emplazado con la pretensión procesal, presunto obligado, el que exige el


cumplimiento de la obligación y el órgano que otorgará la tutela forman una
relación jurídica procesal, la cual tiene naturaleza pública. Las partes, a pesar de
que tienen posiciones contrarias, integran una misma relación jurídica
conjuntamente con el Juez que es el encargado de ordenar, recular, sancionar y
conducir el proceso hacia la solución del conflicto.4

2. Los procesos constitucionales y los procesos ordinarios


 
El artículo II del CPCo señala que “los procesos constitucionales garantizan la
primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos
fundamentales”. Los procesos de inconstitucionalidad y acción popular
responden, formalmente, a la primera finalidad (artículo 75 CPCo) y los procesos
de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento, tienen por finalidad
proteger los derechos constitucionales (artículo 1° CPCo), independientemente
de que esta defensa garantice también la supremacía de la Constitución. De ahí
que la diferencia entre ambos grupos de procesos sea la de control abstracto de
constitucionalidad los primeros, y control concreto los segundos.

Respecto a estos últimos, el Tribunal Constitucional ha señalado que “la


instauración de procesos específicos para la tutela de los derechos
fundamentales ha constituido uno de los objetivos más importantes que la
justicia constitucional ha conseguido. Ello se explica porque en los procesos
constitucionales se busca no sólo la protección de los derechos fundamentales,
sino también la constitucionalidad del derecho objetivo. De ahí que se haya
señalado que dichos procesos deben ser capaces de comprender no sólo la
tutela subjetiva de los derechos constitucionales, sino también la tutela objetiva
de la Constitución.5 En esta medida, la tutela y protección de los derechos
fundamentales, al ser de interés no sólo para la persona titular de ese derecho,
sino para la colectividad en general, pues su transgresión implica un
cuestionamiento al propio ordenamiento constitucional, se enmarca dentro de un
proceso con principios e interpretación propios, que lo diferencia de los procesos

1993, pág. 42.


3
Op. Cit., pág. 43.
4
Ibidem.
5
STC Exp. No. 0266-2002-AA/TC, f.j. 5.

[Escribir texto]
ordinarios que se adelantan ante el poder judicial, no obstante compartir con
ellos muchas de las instituciones procesales, solo que aplicadas en un contexto
de protección distinto, en donde rigen principalmente los principios de “dirección
judicial del proceso, gratuidad en la actuación del demandante, economía,
inmediación y socialización procesales;” todos los cuales le insertan una
dinámica propia a los procesos constitucionales.

En esta línea, “los fines antes señalados, que los procesos constitucionales se
proponen alcanzar, permiten establecer distinciones entre estos y los procesos
ordinarios, pues ambos tienen una naturaleza muy distinta.” 6 Dicha distinción ha
sido efectuada en diversos niveles: “por su finalidad, por el rol del juez, por los
principios que orientan los procesos constitucionales y por su naturaleza.” 7 Los
procesos ordinarios no tienen como objetivo hacer valer el principio de
supremacía de la Constitución, y no siempre persiguen la tutela de derechos
fundamentales; en los procesos constitucionales, los jueces tienen, el deber de
controlar la actuación de las partes, a fin de conseguir, dentro de un plazo
razonable, la tutela efectiva de los derechos fundamentales; en la práctica de los
procesos ordinarios esto no sucede. Los principios que orientan los procesos
constitucionales, nominalmente son compartidos por ambos tipos de procesos,
es indudable que la exigencia del cumplimiento de principios como de publicidad,
economía procesal, socialización del proceso, impulso oficioso, elasticidad y de
favor processum o pro actione, es fundamental e ineludible para el cumplimiento
de los fines de los procesos constitucionales. Por último, a diferencia de los
ordinarios, los constitucionales son procesos de tutela de urgencia.

Pero, así como nominalmente los procesos ordinarios y los constitucionales


comparten los principios que los informan; también comparten muchas
instituciones jurídicas procesales que, con una misma naturaleza, son de
especial aplicación en los procesos constitucionales, incluso cuando la
regulación procesal de los primeros se aplique supletoriamente.8

En el proceso constitucional de amparo también se conjugan la actividad de las


partes y del órgano jurisdiccional encargado de resolver el conflicto jurídico. En
este caso, la solución del conflicto está a cargo, en primera y segunda instancia,
de los jueces especializados en lo civil del Poder Judicial, y como recurso
extraordinario (recurso de agravio constitucional), el Tribunal Constitucional es
competente para resolverlo,9 luego de que se emite una resolución judicial
definitiva emanada del Poder Judicial. A través del proceso de amparo se
6
STC Exp. No. 0266-2002-AA/TC, f. j. 6.
7
STC Exp. No. 0266-2002-AA/TC, f. j. 6.
8
Código Procesal Constitucional Artículo IX. En caso de vacío o defecto de la presente
ley, serán de aplicación supletoria los Códigos Procesales afines a la materia discutida,
siempre que no contradigan los fines de los procesos constitucionales y los ayuden a su
mejor desarrollo. (..)”
9
Artículo 202 de la Constitución: Atribuciones del Tribunal Constitucional.
Corresponde al Tribunal Constitucional: 1. Conocer, en instancia única, la acción de
inconstitucionalidad. 2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones
denegatorias de hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento. 3.
Conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones asignadas por la Constitución,
conforme a ley.

[Escribir texto]
pretende que el juez constitucional conozca un conflicto jurídico, que en este
caso versa sobre la protección de derechos constitucionales, específicamente,
los derechos mencionados enunciativamente en el artículo 37 del CPCo. No
pueden conforman un conflicto jurídico amparable a través de este proceso,
aquellos que versen sobre derechos que carecen de sustento constitucional
directo o no están referidos a los aspectos constitucionalmente protegidos de los
derechos a los que hace mención el artículo 37. Es decir, en el caso del proceso
de amparo, los bienes jurídicos protegidos, sobre los que se genera un conflicto
con relevancia jurídica, son los derechos fundamentales que no se protegen a
través del habeas corpus o el habeas data. Este conflicto en torno a los
derechos señalados genera una relación jurídica sustantiva constitucional, que
será materia del proceso, tras la convicción de una de las partes de que su
derechos constitucionales están siendo amenazados o han sido violados y que
por ello puede reclamar; y la negativa de la parte demandada de cumplir con lo
solicitado, de lo cual se genera una pretensión procesal, que consistirá en el
cese de la amenaza o violación de los derechos fundamentales. El objeto
material a través del cual se considera infringido o amenazado el derecho debe
ser un “hecho o omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona”
(artículo 101.2 de la Constitución). Es bastante amplio el ámbito de protección a
través del proceso de amparo, tanto en sentido subjetivo, pues no sólo existe
tutela constitucional frente a actos de los poderes públicos sino también de
particulares, quienes pueden ser directa e inmediatamente objeto de la
pretensión de amparo; así como en sentido objetivo, pues en forma genérica
tutela como actos lesivos a hechos u omisiones. Lo cual no siempre sucede en el
derecho comparado. Por ejemplo, en España, el artículo 41.2 de la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional, limita el objeto material sólo a “disposiciones, actos
jurídicos o vías de hecho” de los “poderes públicos”; no de cualquier persona,
sea funcionario o particular como en el proceso de amparo nacional.

Por su parte, la pretensión en un proceso de amparo, según el artículo 1 del


CPCo puede ser, en principio, reponer las cosas al estado anterior a la violación
o amenaza de violación de un derecho constitucional. Las posibles pretensiones
se desprenden de manera más específica del artículo 22 del CPCo, referente a
la ejecución de sentencias, del cual se desprende que una sentencia puede
ordenar la realización de una prestación de dar, hacer o no hacer. Es decir, esto
último también podría ser solicitado como petitorio.

3. Las Partes Procesales

En los procesos constitucionales de libertad, en general, hay dos partes, la parte


demandante y la parte demandada. En ambos casos pueden ser o personas
naturales o personas jurídicas, necesariamente titulares de derechos
fundamentales, las últimas sólo de aquellos que se adecúen a su naturaleza.

[Escribir texto]
La capacidad procesal para ser parte la tienen todas las personas titulares de
derechos fundamentales -independientemente de si tales personas deban o no
ser titulares del derecho fundamental en concreto vulnerado, lo cual corresponde
a la legitimidad procesal-. La capacidad de ser parte en el proceso implica en
principio actitud para ser titular de los derechos materiales o sustantivos en
controversia o, mejor, aptitud para afirmar en un proceso que se tiene la calidad
de titular de tales derechos, a esto se le denomina legitimatio ad causam. En
esta lógica, un menor de edad, un enfermo mental, el concebido, entre otros,
pueden ser parte en un proceso, pues sólo es necesario la titularidad de un
derecho en conflicto amparado en la Constitución.

Es decir, sólo pueden sufrir los efectos materiales de los resoluciones en los
procesos de amparo (capacidad de ser parte) y, por lo tanto, sólo pueden ante él
deducir válidamente actos procesales (capacidad de actuación procesal) los
sujetos del derechos que sean susceptibles de ostentar la titularidad de los
derechos públicos constitucionales.10 La capacidad para ser parte, está
determinada en forma amplia, el artículo 202.2 de la Constitución el cual solo
hace referencia a quienes pueden ser demandados y en qué circunstancias. De
lo cual se desprende que tienen capacidad para ser parte en el proceso de
amparo todos aquellos titulares de derechos fundamentales, pasibles de ser
tutelados en esta vía. Esto incluye a las personas naturales, nacionales o
extranjeras; jurídicas, incluso, al concebido. Una primera conclusión sería que
parte “es aquel que, en su propio nombre, o en cuyo nombre se pide, invoca la
tutela jurisdiccional de algún derecho subjetivo, promoviendo la actuación de la
voluntad de la ley contenida en el derecho objetivo; también es parte aquel
contra quien se formula el pedido.”11
El Código Procesal Civil (CPC) distingue entre parte material y parte procesal. La
primera está regulada en su artículo 57, según el cual “Toda persona natural o
jurídica, los órganos constitucionales autónomos y la sociedad conyugal, la
sucesión indivisa y otras formas de patrimonio autónomo, pueden ser parte
material en un proceso.” Identificándola con la persona que integra o cree
integrar a relación jurídica sustantiva y que va a formar parte de una relación
procesal; es decir, aquella que es titular del derecho que sustenta la pretensión o
aquélla a quien se le exige tal pretensión.12

La parte procesal es todo aquel que “Tienen capacidad para comparecer por sí a
un proceso o para conferir representación designando apoderado judicial, las
personas que pueden disponer de los derechos que en él se hacen valer, así
como aquellas a quienes la ley se lo faculte. Las demás deben comparecer por
medio de representante legal. También pueden comparecer en un proceso,
representando a otras personas, las que ejercen por sí sus derechos. Puede
continuar un proceso quien durante su transcurso cambia de nombre, sin
perjuicio de la causa que motivó tal hecho.” (Artículo 58 CPC) De tal forma que
la persona facultada para realizar la actividad procesal puede hacerlo en nombre
10
GIMENO SENDRA, Vicente. Los procesos de amparo (ordinario, constitucional e
internacional. Madrid, Colex, 1994. p. 166
11
CARRIÓN LUGO, Jorge. “Tratado de Derecho Procesal Civil”, Lima, Grijley, 2004,
Volumen I, pág. 149.
12
MONROY, Juan. Op. Cit. pág. 43

[Escribir texto]
de la parte material –en algunos casos el obligatorio- 13, no siendo el primero
titular del derecho en conflicto (representación procesal).

El concepto de parte que se usa se refiere normalmente al de parte procesal,


simplificándolo el concepto entre parte que reclama y aquella a la que se
reclama la satisfacción de la pretensión; esto parte de considerar a la parte
desde su posición dentro de proceso y no dentro de la relación material. 14 Es
decir, una parte no sólo está conformada por aquél(los) que se considera titular
de un derecho y lo reclama, sino también por aquél(los) que reclaman tutela a
favor del titular. En síntesis, parte en el proceso es quien reclama y contra quien
se reclama la satisfacción de una pretensión procesal, no siempre titulares del
derecho reclamado.

En el proceso de amparo, puede interponer la demanda, sólo el afectado 15 con la


violación o amenaza de su derecho fundamental; puede comparecer al proceso
por medio de representante procesal; el poder de representación no necesita
estar inscrito. En el caso de que el afectado sea una persona no residente en el
país, la demanda podrá ser formulada por su representante; el poder de
representación debe haber sido otorgado ante el Cónsul de Perú en la ciudad
extranjera que corresponda y la legalización de la firma del Cónsul debe hacerse
ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, sin necesidad de inscripción en los
Registros Públicos.16 Es decir, la demanda de amparo no puede ser formulada
por personas distintas al titular del derecho fundamental materia de litis, a
diferencia lo que sucede en el proceso de habeas corpus en el cual la demanda
puede ser interpuesta por la persona perjudicada o por cualquier otra en su
favor, sin necesidad de tener su representación. 17 En el amparo sólo cabe este
supuesto cuando la persona afectada no tiene representación procesal y “se
encuentre imposibilitada para interponer la demanda por sí misma, sea por
atentado concurrente contra la libertad individual, por razones de fundado temor
o amenaza, por una situación de inminente peligro o por cualquier otra causa
análoga. Una vez que el afectado se halle en posibilidad de hacerlo, deberá
ratificar la demanda y la actividad procesal realizada por el procurador
oficioso.”18

En caso de amenaza o violación del derecho al medio ambiente u otros derechos


difusos que gocen de reconocimiento constitucional, puede interponer la
demanda cualquier persona o entidad sin fines de lucro. La Defensoría del

13
Artículo 63.- Necesidad de la representación procesal: Las personas naturales que no
tienen el libre ejercicio de sus derechos, comparecen al proceso representados según
dispongan las leyes pertinentes. 
Artículo 64.- Representación procesal de la persona jurídica: Las personas jurídicas
están representadas en el proceso de acuerdo a lo que dispongan la Constitución, la ley
o el respectivo estatuto.
14
CARRIÓN LUGO, Jorge. Op. Cit., pág. 200.
15
CPCo. Artículo 39
16
CPCo. Artículo 40
17
CPCo. Artículo 26
18
CPCo. Artículo 41

[Escribir texto]
pueblo también está legitimada para interponer la demanda de amparo según
sus competencias.19

Cuando alguna de las partes está formada por dos o más personas se conoce
como litisconsorcio. Aquellos que no son parte del proceso, pero que de alguna
manera intervienen en él se llaman terceros.

4. La acumulación procesal

La acumulación procesal hace referencia al instituto que explica la naturaleza de


aquellos procesos en los que se advierte la presencia de más de una pretensión
o más de dos personas; es decir, una pluralidad de personas litigantes y de
pretensiones procesales, que se presentan con frecuencia en los litigios. La
existencia de este instituto procesal se justifica, en la medida que con él se
evitan pronunciamientos jurisdiccionales contradictorios, así como también se
respeta el principio de economía procesal.20

Al respecto, el Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional ha señalado


explícitamente que “en cualquier momento, disponer la acumulación de
procesos, cuando exista conexidad entre ellos”. 21 Por su parte, según el CPC,
para que proceda la acumulación debe existir conexidad, la cual, según la
definición del artículo 84, se da cuando “se presentan elementos comunes entre
distintas pretensiones o, por lo menos, elementos afines en ellas.” La definición
de conexión del CPC es la de conexión impropia, es decir, la existencia de
elementos afines entre pretensiones distinta y no a la conexión propia presente
entre pretensiones que se derivan de un mismo título o causa. Asimismo, la
acumulación se divide en originaria, cuando es propuesta por el demandante
desde el inicio –escrito de demanda o ampliación; y sucesiva, cuando ocurra una
vez iniciado el proceso.22

Estamos ante una acumulación objetiva cuando en un proceso se demanda más


de una pretensión. Para que proceda, según el artículo 85 del CPC es necesario:
1) Las pretensiones sean competencia del mismo Juez; 2) No sean contrarias
entre sí, salvo que sean propuestas en forma subordinada o alternativa; 3) Sean
tramitables en una misma vía procedimental.

Respecto a la acumulación objetiva originaria, el CPC ha hecho una clasificación


que se desarrollará enunciativamente: 1) Subordinada, cuando la pretensión
queda sujeta a la eventualidad de que la propuesta como principal sea
desestimada; 2) Alternativa cuando el demandado elige cual de las pretensiones

19
CPCo. Artículo 47
20
CARRIÓN LUGO, Jorge. Op. Cit. pág. 259.
21
Artículo 14 del RNTC.
22
CPC Artículo 83.- Pluralidad de pretensiones y personas.-
En un proceso pueden haber más de una pretensión, o más de dos personas. La primera
es una acumulación objetiva y la segunda una acumulación subjetiva.
La acumulación objetiva y la subjetiva pueden ser originarias o sucesivas, según se
propongan en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente.

[Escribir texto]
va a cumplir (si el demandado no elige lo hace el demandante); 3) Accesoria,
cuando habiendo varias pretensiones, al declararse fundada la principal, se
amparan también las demás (artículo 87 CPC).

La acumulación objetiva sucesiva se da en los siguientes casos: 1) Cuando el


demandante amplía su demanda agregando una o más pretensiones; 2) Cuando
el demandado reconviene; 3) Cuando de oficio o a petición de parte, se reúnen
dos o más procesos en uno, a fin de que una sola sentencia evite
pronunciamientos jurisdiccionales opuestos.

Estamos ante una acumulación subjetiva cuando en un proceso hay más de dos
personas, es decir, cuando en posición de parte hay más de una persona. Puede
ser activa, pasiva o mixta, dependiendo de si la pluralidad se da en la parte
demandante, demandada o en ambos, respectivamente.

El Artículo 86 del CPC, sólo pude haber acumulación subjetiva cuando las
pretensiones provengan de un mismo título, se refieran a un mismo objeto, exista
conexidad entre ellas y, además, se cumplan los requisitos del Artículo 85.

La acumulación subjetiva originaria “se presenta cuando la demanda es


interpuesta por varias personas o es dirigida contra varias personas (artículo 88,
primer párrafo CPC); y a la acumulación objetiva sucesiva se presenta en los
siguientes casos: 1) Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u
otras pretensiones; 2) Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más
procesos autónomos, se reúnen en un proceso único. En este último caso,
atendiendo a la conexidad y a la eventual diferencia de trámite de los procesos
acumulados, el Juez puede disponer su desacumulación en el trámite,
reservándose el derecho de expedir una sola sentencia (artículo 88, segundo
párrafo, CPC).

Las reglas antes descritas son aplicables supletoriamente al CPCo, en el


proceso de amparo, el cual tiene dispositivos propios sobre acumulación. No
obstante, conforme al artículo IX del Código Procesal Constitucional, la
aplicación supletoria se efectuará siempre que no contradigan los fines de los
procesos constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo. El artículo 50 del
CPCo dispone que “Cuando un mismo acto, hecho, omisión o amenaza afecte el
interés de varias personas que han ejercido separadamente su derecho de
acción, el Juez que hubiese prevenido, a pedido de parte o de oficio, podrá
ordenar la acumulación de los procesos de amparo. La resolución que concede
o deniega la acumulación es inimpugnable.”

Respecto a estas reglas, el Tribunal Constitucional, en un caso consideró


improcedente la aplicación supletoria del artículo 86° del CPC, sobre
acumulación subjetiva de pretensiones.23 En el mismo, los demandantes
interpusieron un solo proceso de amparo contra diversas Ejecuciones Supremas
que consideraban que se referían a un solo objeto por lo que existía conexidad
entre ellas. En primera y en segunda instancia su demanda fue declara
23
STC Exp. No. 266-2002-AA/TC, f. j. 7.

[Escribir texto]
improcedente en aplicación del artículo 86 del CPC que establece que procede
la acumulación siempre que “las pretensiones provengan de un mismo titulo”, y
en dicha demanda el acto lesivo no provenía de una única resolución, sino de
nueve ejecutorias supremas. El Tribunal Constitucional consideró que en este
caso “la aplicación supletoria no sólo afecta el derecho a la tutela procesal
efectiva (artículo 139°, inciso 3 de la Constitución) de los demandantes, sino que
desnaturaliza el proceso constitucional de amparo, tornándolo inútil para el logro
de sus fines –la tutela de los derechos fundamentales–, por la sencilla razón de
que los actos lesivos y sus ejecutores están plenamente identificados.” En este
caso, el Tribunal, prefirió la inaplicación de dicho requisito, en aplicación del
artículo III del Título Preliminar establece que “(...) el Juez y el Tribunal
Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades previstas en este
Código al logro de los fines de los procesos constitucionales”. A su criterio, “esta
disposición impone a la jurisdicción ordinaria y a la constitucional exigir el
cumplimiento de las formalidades sólo si con ello se logra una mejor protección
de los derechos fundamentales. Por el contrario, si tal exigencia comporta la
desprotección de los derechos y, por ende, su vulneración irreparable, entonces
las formalidades deben adecuarse o, de ser el caso, prescindirse, a fin de que
los fines de los procesos constitucionales se realicen debidamente –principio de
elasticidad–.”

Específicamente respecto a la acumulación, el TC considera que no es


necesario que los actos demandados provengan de un mismo título o tengan el
mismo objeto, pues para que proceda, será necesario solamente que los actos
lesivos y sus ejecutores estén plenamente identificados, sin importar que los
demandantes hayan omitido demandar en procesos de amparo individuales. Lo
contrario significaría supeditar la tutela de un derecho fundamental al
cumplimiento de formalidades y el principio de economía procesal. Por ello, la
demanda fue amparada en este extremo.

Por su parte, el artículo 43 del CPCo señala que en los procesos


constitucionales de amparo, cuando “de la demanda apareciera la necesidad de
comprender a terceros que no han sido emplazados, el juez podrá integrar la
relación procesal emplazando a otras personas, si de la demanda o de la
contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el proceso los va a
afectar. Asimismo, el artículo 117 del mismo cuerpo normativo señala que la
acumulación puede realizarse en cualquier momento del proceso, no limitándose
al momento en que se dicte la sentencia en primera instancia o cuando el
proceso se encuentre en segunda instancia, pues el propio TC que resuelve el
Recurso Extraordinario puede ordenar la acumulación de procesos. En el
mencionado artículo también se establece el requisito de la conexidad para que
proceda la acumulación de procesos.

En la RTC No. 06662-2006-PA y N.º 06149-2006-PA/TC (acumulados), la Minera


Sulliden Shahuindo S.A.C., solicitó la acumulación de expedientes, resolviendo
el Tribunal que “aunque las pretensiones en cada uno de los expedientes
referidos son distintas, entre ellas se aprecia una afinidad causal, en la medida
en que la resolución de una de las causas afectará indubitablemente y de

[Escribir texto]
manera directa a la otra, por lo que se debe privilegiar la unidad de la resolución
en procura de evitar fallos contrarios;” “que ambas causas se encuentran en la
misma situación procesal, es decir, expeditas para ser resueltas por el Pleno
Jurisdiccional del Tribunal Constitucional, por lo que se aprecia identidad de
competencia; “que el artículo 117º de Código Procesal Constitucional faculta al
Tribunal Constitucional para disponer, en cualquier momento, la acumulación de
los procesos cuando estos sean conexos.” Así, el TC da especial relevancia al
elemento conexidad y a la etapa en la que se encuentra el proceso para ordenar
la acumulación, más que el de igualdad de pretensiones.

5. La intervención litisconsorcial
Esta institución procesal consiste en la presencia de varias personas en el
proceso –como demandantes o demandados-, unidas en determinadas
situación.24 Según el CPC “hay litisconsorcio cuando dos o más personas litigan
en forma conjunta como demandantes o demandados, porque tienen una misma
pretensión, sus pretensiones son conexas o porque la sentencia a expedirse
respecto de una pudiera afectar a la otra” (Artículo 92). Es decir, el litisconsorcio
no es otra cosa que una acumulación subjetiva.25 La importancia de regular en
forma diferente este instituto procesal se da por los efectos que pueda tener en
el proceso la ausencia de alguno de los litisconsortes. En algunos casos pude
producir la invalidez de todo el proceso.

En doctrina existe una variada clasificación de modalidades de litisconsorcio,


pero seguiremos aquella que ha sido tomada por nuestro CPC, el cual asume la
existencia de: litisconsorcio necesario, litisconsorcio facultativo o voluntario.

El litisconsorcio necesario se da “cuando la decisión a recaer en el proceso


afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, sólo será expedida
válidamente si todos comparecen o son emplazados, según se trate de
litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente, salvo disposición legal en
contrario.”26

Así, se advierte que el litisconsorcio necesario obliga a todos los sujetos de la


relación jurídico material subyacente al proceso estar presentes en él, bajo
sanción de que no sea válida una sentencia de fondo; ello debido a que dicho
pronunciamiento tiene relevancia para todos los sujetos que deben conformar la
relación jurídica procesal. En este tipo de litisconsorcio más de una persona
conforman y tiene, de manera indisoluble la calidad de parte material, es decir,
participan de manera inherente e indivisible en una relación jurídica sustantiva. 27
De la misma forma en que se exige la participación de todos los litisconsortes,
las consecuencia de lo que uno de ellos haga en el proceso, afectan o favorecen
a toda la parte.

24
CARRIÓN LUGO, Jorge. Op. cit., pág. 272
25
MONROY, Juan. Op. Cit., pág. 47
26
CPC Artículo 93
27
MONROY, Juan. Op. cit., pág. 48

[Escribir texto]
En el litisconsorcio facultativo o voluntario, varias personas pueden demandar o
la demanda puede dirigirse contra varias personas, pero no por imposición de la
ley, sino que depende de las pretensiones procesales, que as u vez se sustentan
en un mismo título o se basan en la misma motivación. 28 Los litisconsortes
facultativos son considerados litigantes independientes, pues son personas que
no están intrínsecamente ligadas en la relación sustantiva, son, más bien,
independientes a ellas pero podrían en alguna manera ser afectados por lo que
se resuelva en el proceso en donde participa una persona, con quien sí
mantiene algún tipo de relación.29 Los actos de cada uno de ellos no favorecen ni
perjudican a los demás, sin que por ello se afecte la unidad del proceso.30 Es
decir, existe litisconsorcio facultativo cuando los demandantes deciden
demandar en forma conjunta a pesar de que pueden hacerlo por separado; sin
embargo su ausencia no afectaría la validez del proceso. Una especie de
litisconsorcio facultativo está regulado en el artículo 7 del CPCo. En él se
dispone que la representación del Estado o de cualquier funcionario o servidor
público está a cargo del Procurador Público o del representante legal respectivo.
Pero además debe ser notificada con la demanda a la entidad estatal o al
funcionario demandados, los cuales pueden intervenir en el proceso; sin
embargo su no intervención no afecta la validez del proceso.

El Tribunal Constitucional, en un proceso de amparo en el cual se demandaba la


omisión de un Juzgado de Paz de resolver un pedido de desafectación un
vehículo embargado en un proceso sobre obligación de dar suma de dinero,
analizó que como la sentencia a expedirse en el proceso de amparo, podría
afectar los derechos de la demandante en el proceso ordinario cuestionado a
través del primero, ordenó su incorporación al proceso de amparo para que haga
ejercicio de su derecho de defensa.31Es decir, cuando terceros impugnan
resoluciones o actuaciones dentro de procesos ordinarios, las partes de este
último deben ser parte también del proceso de amparo en tanto la sentencia a
emitirse los involucraría directamente.

6. La intervención de terceros
Es un tipo de acumulación subjetiva sucesiva, 32 a través de la cual se incorpora
al proceso una persona, luego que es presentada la demanda o la ampliación de
demanda. Pese a que el CPco y la jurisprudencia constitucional no se
preocupado mucho del tema, vale mencionar que el CPC ha establecido dos
tipos de intervención de terceros: Intervención coadyuvante, intervención
litisconsorcial e intervención excluyente.

28
CARRIÓN LUGO, Jorge. Op. cit., pág. 269
29
MONROY, Juan. Op. cit., pág. 49
30
CPC Artículo 94
31
RTC EXP. N.° 05391-2007-PA/TC
32
CPC Artículo 89.- Acumulación subjetiva de pretensiones originaria y sucesiva.-
(.)
La acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva se presenta en los siguientes casos:
1. Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u otras pretensiones;
(…)

[Escribir texto]
La primero sucede cuando el tercero tiene “con una de las partes una relación
jurídica sustancial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que
resuelva las pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser
afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida(…)”. 33 La intervención
puede admitirse incluso mientras el proceso esté en trámite en segunda
instancia. La intervención consiste en realizar actos procesales que no sean
contrarios a la parte que ayuda y nunca pueden implicar la disposición del
derecho discutido. 

La intervención litisconsorcial sucede cuando interviene todo aquel que se


considera titular de una relación jurídica sustancial a la que presumiblemente
deban extenderse los efectos de una sentencia, y que por tal razón estuviera
legitimado para demandar o haber sido demandado en el proceso. En este caso,
interviene como litisconsorte de una de las partes y se le otorgan las mismas
facultades de ésta.34 La decisión a recaer en el proceso podría afectar
directamente al interviniente, es decir, el amparo o desamparo de la pretensión
producirá una modificación en su universo patrimonial o moral.

La intervención excluyente puede ser principal o excluyente de propiedad o de


derecho preferente. En el primer caso “quien pretenda, en todo o en parte, ser
declarado titular del derecho discutido, puede intervenir formulando su exigencia
contra demandante y demandado.” Este supuesto sólo es admisible antes que
se expida sentencia en primera instancia. El excluyente actúa como una parte
más del proceso.

En los procesos constitucionales de amparo, cuando “de la demanda apareciera


la necesidad de comprender a terceros que no han sido emplazados, el juez
podrá integrar la relación procesal emplazando a otras personas, si de la
demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión a recaer en el
proceso los va a afectar.

7. Reflexiones finales

Como se dejó sentado, la pretensión en el proceso de amparo está conformada


por: a) la causa petendi, que consiste en la vulneración o amenaza de violación
de un derecho fundamental a través de un hecho u omisión proveniente de
cualquier autoridad, funcionario o persona (natural o jurídica); y el petitorio que,
de una interpretación conjunta de las normas citadas, puede ser la solicitud de
nulidad del acto lesivo –para reponer las cosas al estado anterior a dicha lesión;
el cumplimiento de un mandato legal o acto administrativo;35 que pueden
33
CPC Artículo 97
34
CPC Artículo 98
35
A pesar de que el artículo 2 del CPCo señala que “el proceso de cumplimiento procede
para que se acate una norma legal o se ejecute un acto administrativo”; en la práctica
numerosas sentencias dictas en proceso de amparo ordenan el cumplimiento de dichos
actos a autoridades púbicas; por ejemplo: cuando se ordena la observancia del debido

[Escribir texto]
traducirse en obligaciones de dar, hacer o no hacer. Es necesario destacar que
el Tribunal Constitucional ha señalado que “la acción de amparo es un garantía
destinada a proteger los derechos consagrados en la Constitución Política del
Estado, cuyo objeto es reponer las cosas al estado anterior a la amenaza o
vulneración del derecho constitucional, siendo de naturaleza restitutiva y no
declarativa de derechos. En ese sentido, el amparo no es un proceso
constitucional mediante el cual se puede declarar un derecho ni hacer
extensivos los alcances de una norma legal a quienes no están expresamente
comprendidos en ella, razón por la cual la presente demanda deviene en
improcedente.”36

En esta línea, y con la utilización de la normatividad procesal civil de manera


supletoria al proceso constitucional, es válido determinar algunas cuestiones
para el ejercicio de la acción. La capacidad procesal, es decir, la legitimatio ad
processum, sólo la tienen aquellas personas naturales que por sí mismas
pueden intervenir en el proceso; planteando la demanda, contradiciéndola y
realizando determinados actos procesales; estas son las que tienen capacidad
de ser parte de la relación jurídica procesal.37 Así, parte procesal sólo pueden ser
personas que gozan de capacidad; los representantes cuya representación ha
sido delegada por personas capaces y los representantes legalmente
determinados.

Dentro de una concepción amplia de la capacidad procesal aparecen tres


institutos que no son han sido desarrollados de igual manera por parte del
Tribunal Constitucional y menos por la legislación procesal constitucional. La
idea es que poco a poco la jurisprudencia constitucional pueda ir definiendo
mejor al litisconsorte, la acumulación y la intervención del tercero, para que
pueda tener las características necesarias para que los fines del proceso
constitucional puedan ser alcanzados.

proceso por parte de los órganos jurisdiccionales, cuando se ordena el pago de


pensiones de jubilación, entre otros. Esto se comprueba con la disposición del artículo 3
del CPCo que señala que en caso de sentencia que declare fundada la demanda por
amenaza o violación, dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma, lo cual
constituye un mandato a la administración.
36
STC Exp. No. 3533-2003-AA/TC, f. j. 2.
37
Por lo general esta capacidad de obtiene a los 18 años (artículo 42 del Código Civil)

[Escribir texto]

Das könnte Ihnen auch gefallen